Capítulo 4:
De Vuelta a la Época Actual
{Opening: Grip!}
Al
día siguiente de haber recuperado sus recuerdos, Kagome decidió
regresar a su época acompañada por Inuyasha; pues todavía no tenía
pensado que le iba a decir a su familia cuando la vieran con el aspecto
de niña que tenía ahora.
Antes de partir, decidió despedirse y darle las gracias a Kaede por todo lo que había hecho por ella.
- "Bueno, Kagome, ¿estás lista para volver?" - le preguntó Kaede amablemente.
-
"Sí, Kaede-obaasan. Te agradezco mucho que cuidaras de mí mientras no
tenía mis recuerdos" - respondió Kagome mientras se inclinaba brevemente
ante ella.
- "Ni lo menciones. La verdad fue una buena
experiencia haber sido tu maestra durante este corto tiempo" - le dijo
mientras le sonreía.
Al lado estaba Inuyasha hablando con Totosai,
aunque la conversación que estaban teniendo no era ni la mitad de
placentera comparado con la que tuvieron Kaede y Kagome.
- "Oye, viejo Totosai, ¿por qué no me quisiste enseñar el Bakuryuuhaa desde el principio?" - le preguntó Inuyasha enfadado.
-
"Porque no podías ni siquiera transformar a Tessaiga en su verdadera
forma, " - respondió Totosai como si fuera lo más obvio del mundo -
"¿Cómo crees que te iba enseñar esa técnica así?" -
Inuyasha terminó propinándole un golpe en la cabeza a Totosai como de costumbre.
- "Deberías aprender a respetar a tus mayores…" - dijo Totosai mientras lloraba.
Luego, se dedicaron a conversar un rato con los niños de la Isla Hourai...
- "Queríamos agradecerles por dejarnos estar en el acto con ustedes" - les dijo Kagome sonriendo.
-
"No hay problema. De hecho, creo que fue una de las pocas cosas que
pudimos hacer para pagarles el gran favor que nos hicieron" - le dijo
Asagi amablemente.
- "A pesar de que siguen siendo unos inútiles" - dijo Roku, haciendo que Kagome e Inuyasha lo miraran con enfado.
- "Estoy de acuerdo, hermano" - dijo Dai, terminando lo que su hermano comenzó: que Inuyasha le diera un buen golpe a cada uno.
- "Que no se les olvide con quien están tratando" - dijo Inuyasha con los brazos cruzados y con una mueca de enojo en la cara.
- "¿Y qué piensan hacer ahora?" - les preguntó Moegi con interés.
- "Primero iremos a mi casa; y luego buscaremos una forma de volver a la normalidad" - le respondió Kagome con una sonrisa.
- "¡Espero que la encuentren pronto!" - les dijo Ai alegremente.
- "¡Sí! ¡Les deseamos que tengan suerte en su búsqueda!" - les deseó Shion.
- "¡Sí, gracias!" - dijo Kagome.
Después, fueron hasta el claro donde se encontraba el pozo e hicieron los preparativos finales.
- "Inuyasha, ¿estamos listos para cruzar entonces?" - le preguntó Kagome.
- "Sí, cuando quieras" - respondió mientras empezaba a cargar la mochila de Kagome.
- "¿Están seguros de que no necesitan nada más de nosotros antes de irse?" - les preguntó Sango.
-
"Sí, sólo les pedimos que encuentren una forma de regresarnos a la
normalidad lo antes posible" - le respondió Kagome tranquilamente.
-
"Sí, ya quiero regresar a la normalidad," - dijo Inuyasha haciendo un
gesto de desagrado con la cara - "Nos vemos como tontos así" -
- "¿Ah, sí? ¡Pues yo creo que nos vemos adorables así!" - dijo Kagome.
- "¡Que no!" - respondió Inuyasha.
- "¡Que sí!" - respondió Kagome.
- "¡Que no!" -
- "¡ABAJO!" - dijo Kagome, poniéndole fin a la discusión, pues Inuyasha se cayó con fuerza contra el piso y se quedó tranquilo.
- "Ya tendrán sus recuerdos, pero aún actúan como niños" - le susurró Miroku a Sango.
Para su mala suerte, tanto Inuyasha como Kagome lo oyeron.
- "¿¡A quiénes llaman niños!?" -
- "¡Les recuerdo que ya tengo quince años!" - dijo Kagome haciendo pucheros y pisoteando el suelo
cubierto de hierba con rabia.
-
"¡Sí, lo sabemos!" - le dijo Sango tratando de calmarla. Sin embargo,
pensó para sus adentros que a pesar de que esa era su edad real, se veía
y actuaba como una niña de ocho.
- "Kagome, se nos olvidó
preguntarte algo..." - dijo Miroku recordando repentinamente - "¿No
sentiste nada extraño en el templo en el que estuvimos ayer?" -
-
"No, no había monstruos aparte de los que exterminamos, ni tampoco
fragmentos de la Perla… Pero sí me pareció sentir una presencia extraña
cuando nos íbamos..." - le dijo Kagome pensativamente.
- "Bueno, sólo era para asegurarnos…" - comenzó a decir Sango pero Inuyasha la interrumpió...
- "¡Ya vámonos!" - dijo impaciente.
- "¡Sí, está bien!" - dijo Kagome, luego fueron hasta el pozo y saltaron dentro.
El
familiar túnel de luz apareció a su alrededor; y tan pronto como
sintieron que estaban de pie sobre suelo sólido y las luces habían
desaparecido, Inuyasha saltó del pozo con Kagome tomada de su mano
derecha y sosteniendo la mochila de ella en su mano izquierda.
- "¡Deberías dejar de traer tantas cosas! ¡Así apenas puedo cargarlas!" - se quejó Inuyasha tan pronto como salieron del pozo.
- "¡Ya deja de quejarte tanto! ¡Todavía no sé lo que haré!" - dijo Kagome angustiada.
- "Haz como si llegaras normalmente" - sugirió Inuyasha.
-
"¿Y cómo es eso de que ya no puedes cargar mi mochila sin esfuerzo,
pero igual puedes sostener tu espada y pelear con monstruos igual que
siempre?" - le preguntó Kagome con curiosidad.
- "No sé. Debe ser
que Tessaiga ya está acostumbrada a mí y mi fuerza para pelear con los
monstruos es distinta a la que uso para cargar cosas" - respondió
Inuyasha encogiéndose de hombros.
Salieron de la caseta donde
estaba el pozo y se dirigieron rápidamente a la casa de Kagome para que
nadie que estuviera en las cercanías pudiera verlos. Luego entraron en
la casa.
- "¡Mamá, abuelo, Souta! ¡Ya llegué!" - anunció Kagome. E primero en oírla fue Sota, el cual estaba en la sala de estar.
-
"Onee-san, ¿eres tú? Tu voz se escucha diferente" - dijo yendo a
recibirla, pero cuando llegó al recibidor, se quedó paralizado en la
entrada al verlos - "¿Onee... san? ¿Inu... yasha? ¿¡Qué les pasó!?" -
- "Souta... déjanos explicarte" - le dijo Kagome haciendo gestos para tratar de tranquilizarlo, pero no sirvió de nada.
- "Aaahh! ¡Mamá! ¡Abuelo!" - gritó mientras salía corriendo de vuelta al interior de la casa.
-
"¡Espera, Souta!" - dijo Kagome tratando de detenerlo en vano. Suspiró
exasperada - "Qué bien, justo lo que nos faltaba, todo un escándalo…" -
- "No debiste haberlo llamado" - dijo Inuyasha cruzando los brazos.
-
"¡No pensé que pasaría esto!" - dijo Kagome; y cuando parecía que se
iban a poner a discutir, Souta reapareció acompañado de su madre y
abuelo.
- "Kagome, ¿eres tú, hija?" - le preguntó su madre mirándola con los ojos abiertos al máximo - "¿Que te ocurrió?" -
- "Bueno..." - respondió Kagome mientras miraba al suelo avergonzada - "Es una larga historia…" -
La
media hora siguiente, Kagome se sentó con su familia en el comedor
mientras les explicaba sobre
que le había pasado a ella y a Inuyasha,
incluyendo todo lo que había hecho en esos días que tuvo su memoria
sellada. Sin embargo, se abstuvo de decirles acerca del momento
romántico que hubo entre ella e Inuyasha, ya que no pensaba que fuese
aún el momento de que su familia supiese de ello.
- "¡Entonces ahora los dos tenemos edades cercanas! ¡Qué bien!" - dijo Souta mostrando una gran sonrisa.
- "¡No tiene nada de bueno!" - le replicó Kagome avergonzada - "¿¡Qué haré ahora con la escuela y con mis amigas!?" -
- "Bueno, tienes suerte de que ya acabaron las clases" - le recordó su madre.
- "Pero iba a reunirme con mis amigas en unos días y..." - dijo Kagome desanimada, pero luego su madre la abrazó.
-
"Hija, sé que es difícil… Pero estoy segura de que hallarás la forma de
salir de este problema. Hasta que lo logres deberías disfrutar lo que
estás pasando en vez de sufrir por ello" - le dijo su madre mientras le
acariciaba el cabello.
- "Gracias... Mamá…" - le dijo Kagome mientras se ruborizaba. Se separó de su madre a los pocos momentos.
- "¡Yo la curaré con uno de mis pergaminos!" - gritó el abuelo de repente, haciendo que todos se le quedaran viendo.
-
"¡Por favor, anciano! ¡Si sus pedazos de papel fueron inútiles para
sellar el pozo, serán aún más inútiles para esto!" - replicó Inuyasha,
lo cual hizo que el abuelo de Kagome se pusiera a gritar mientras
lloraba.
- "Ignora al abuelo. A veces se aloca con sus talismanes y pergaminos" - le susurró Souta a Inuyasha.
Luego la madre de Kagome se levantó del kotatsu...
- "Bueno, iré a comprar unas cosas," - luego se volteó hacia su hija - "Kagome, ¿podrías quedarte en casa hasta que vuelva?" -
- "Huh, ¿por qué?" - le preguntó Kagome extrañada.
-
"Tú misma dijiste que no querías que nadie te viera así, ¿verdad? Y
atraerías mucha atención si salieras por ahí vistiendo ropas de hace 500
años" - le dijo su madre.
- "Oh... cierto. Está bien…" - respondió Kagome entristecida.
-
"No te preocupes, te dejaré que des un paseo en cuanto regrese" - dijo
su madre. Salió del comedor y el último sonido que se escuchó fue el de
la puerta principal al cerrarse.
- "Inuyasha, ¿quieres hacer algo?" - le preguntó Souta.
- "¿Qué podemos hacer?" - le preguntó Inuyasha.
- "Bueno, podemos ver televisión o algo..." - dijo Souta.
- "¿Te refieres a la caja mágica que muestra imágenes?" - preguntó Inuyasha con interés.
- "Si, ¿eso es lo que quieres hacer?" - le preguntó Souta.
- "¡Sí!" - respondió Inuyasha.
-
"Ustedes hagan lo que quieran, que yo me iré a mi habitación" – dijo
Kagome mientras se ponía en pie. Dejó el comedor, subió las escaleras y
entró a su habitación, para después dejarse caer en su cama. Se giró, se
puso cómoda estirándose en su cama, la cual ahora le resultaba más
grande, puso sus manos detrás de su cabeza y se quedó mirando hacia el
techo mientras pensaba...
- 'Ahora ya sé cómo se siente ser una
niña en la época antigua. Esto hace que mi habitación parezca más cómoda
de lo que alguna vez pensé que sería...' -
- 'Pero… ¿por qué habré
hecho eso cuando Shippou insultó a Inuyasha? ¿Cómo es que Inuyasha y yo
nos llevábamos tan bien durante ese tiempo en que teníamos las memorias
selladas? ¿Y que habrá significado todo eso que Inuyasha me dijo en ese
tiempo?' -
Empezó a recordar con más claridad todo lo que se habían dicho esa noche, sobre la promesa y sobre el beso.
-
'Hasta que por fin pude ver su lado amable de nuevo: se molestó en
cuidarme mientras estaba enferma y se comportó mejor de lo que lo había
visto alguna vez, pero... ¿Me elegirá a mí sobre Kikyou ahora? ¿Después
de habernos prometido eso y habernos dado ese beso? ¿¡O seguirá
haciéndose el idiota de nuevo; no logrando decidirse entre Kikyou y yo!?
O... ¿terminará dejándome por ella…?'
En ese momento cortó el
flujo de sus pensamientos, pues el solo hecho de pensar en el eterno
triángulo amoroso entre ella, Inuyasha y Kikyou hacía que el corazón le
latiera dolorosamente. Luego se levantó de la cama y empezó a fijarse en
sí misma, viendo que estaba algo sucia.
- "Creo que primero me
lavaré un poco y luego dormiré una siesta" - se dijo a sí misma,
mientras iba hacia su baño. Se lavó la cara, las manos y los pies,
regresó a su cuarto, se acostó en su cama y se quedó dormida a los pocos
minutos.
Mientras tanto abajo, en la sala de estar, Souta estaba enseñando a Inuyasha a jugar un videojuego de peleas...
- "¡No entiendo cómo se juega esto!" - se quejó Inuyasha apretando los botones del control a lo loco.
-
"Deberías calmarte. Solo necesitas aprender para que sirve cada botón" -
dijo Souta tratando de enseñarle. A pesar de la distracción, no tuvo
muchos problemas ganando la pelea. Por otra parte, cuando Inuyasha lo
intentó de nuevo, solo consiguió una derrota.
- "¡Aún no lo hago bien!" - dijo furioso.
-
"Sólo necesitas seguir practicando. Y hablando de práctica, ¿cómo son
esas habilidades especiales que tienes con tu espada?" - le preguntó
Souta con interés.
- "¡Son muy impresionantes!" - le dijo Inuyasha
lleno de orgullo, luego se levantó y tomó a Tessaiga, la cual estaba en
el piso a su lado - "¿Quieres que te las enseñe?" -
- "Creo que
mejor no..." - dijo Sota asustado mientras pensaba - 'Especialmente
después de que casi destruyó un avión con esa onda de energía' -
-
"Ah, bueno... Como quieras" - dijo Inuyasha decepcionado mientras
dejaba su espada en el piso de nuevo y volvía a concentrarse en el
juego.
Un rato después, Kagome despertó de su siesta y se levantó desperezándose.
-
"Ah, ¡qué bien dormí!" – dijo con una voz alegre. Miró hacia la puerta
de su habitación y recordó un poco preocupada que Inuyasha aún estaba en
la casa - "¿Que estará haciendo Inuyasha ahora?" -
Pensando que
podría estar causando alguna clase de desastre, bajó a mirar. Fue un
gran alivio para ella el ver que Inuyasha estaba jugando videojuegos
entusiasmadamente con Souta en la sala de estar.
- "¿Eh? ¿Todo este rato se la han pasado jugando videojuegos?" - les preguntó asombrada cuando los vio.
- "¡Así es, Onee-san! ¡Inuyasha aprende muy rápido!" - comentó Souta sonriendo.
-
"¡Sí! ¡Nunca me había divertido tanto, excepto cuando destruyo a un
monstruo realmente!" - dijo Inuyasha mientras se enfocaba en derrotar a
otro oponente.
- "Y pensar que estuvieran haciendo esto mientras
yo descansaba…" - dijo Kagome mientras suspiraba de alivio. Empezó a
reírse suavemente cuando cayó en la cuenta de cuan bien le sentaba esto a
Inuyasha.
- "¿De qué te ríes ahora, Kagome?" – dijo Inuyasha mientras pausaba el juego para mirarla.
-
"No es nada. No me hagas caso" – dijo Kagome con una sonrisa traviesa.
Antes de que pudieran hacer algo más, escucharon el sonido de la puerta
principal abriéndose y cerrándose.
- "¡Ah, debe ser mamá!" – dijo Kagome. Y de hecho…
- "¡Kagome! ¿Puedes venir un momento, linda?" - la llamó su madre.
- "¡Ya voy!" - dijo Kagome mientras salía corriendo hacia el recibidor.
-
"¿Has pasado un buen rato, dulzura?" – preguntó su madre mientras le
acariciaba la cabeza a su hija cuando estuvieron frente a frente de
nuevo.
- "¡Mamá! ¡No me trates como a una niña!" – dijo Kagome haciendo pucheros.
-
"Lo siento, no pude evitarlo" – dijo su madre riendo un poco – "Ha
pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi así, después de todo" –
- "Pero es tan embarazoso…" –dijo Kagome sonrojándose.
-
"Vamos, no le des tanta importancia. Y bueno, te he traído algo de ropa
nueva" – dijo mientras sacaba una bolsa de entre las muchas que estaba
llevando y se la daba a Kagome – "Como dije antes, probablemente
obtendrías algo de atención no deseada si fueras por ahí vistiendo ese
kosode, por no decir que parece que le hace falta que lo limpien" -
Kagome
tomó la bolsa y la abrió para ver sus nuevas ropas: era una blusa azul
claro adornada con un broche de esmeralda, el cual sujetaba un chal
amarillo claro, una falda blanca y dos pares de calzado: sandalias
modernas y zouri similar a las que se usaban hace 500 años, los cuales
también llevaban tabi.
- "Espero que te gusten" - le dijo su madre mientras le sonreía.
- "¡Me gustan y mucho! ¡Gracias, mamá!" – le dijo Kagome mientras la abrazaba.
- "Ni lo menciones, hija. ¿Y no deberías ir a darte un baño? Te arreglaré la ropa mientras tanto" - le sugirió su madre.
- "¡Sí!" - luego se fijó en el calzado - "Oh; ¿y para qué son las sandalias y las zouri?" -
-
"Las sandalias son para que las uses aquí y las zouri son para que las
uses cuando vuelvas a la época antigua. No tienes ninguna otra pieza de
calzado que te quede en estos momentos, ¿verdad?" – dijo su madre
sonriendo – "Me imaginé que así era por como estabas cuando tú e
Inuyasha regresaron hoy" –
- "Er… Sí… ¡Pero igual muchas gracias!
¡Eso hará las cosas mucho más fáciles cuando regrese allá!" – dijo
Kagome sonriendo. Ella entonces pellizcó una pequeña parte de la tela
del kosode – "Oh, por cierto, mamá… ¿Podrías lavarme el kosode, por
favor?" -
- "Te hará falta para cuando vuelvas a la época antigua, ¿verdad?" - le preguntó su madre.
- "Sí… Y quiero cuidarlo tanto como pueda… Ya que Kaede-obaasan me lo dio…" - dijo Kagome algo avergonzada.
- "Está bien, te lo lavaré mientras estás en el baño" - asintió su madre.
- "Muy bien. ¡Gracias!" - dijo mientras tomaba su nueva ropa y salía corriendo de vuelta hacia su cuarto.
Después
de que terminó de bañarse, Kagome salió de su habitación llevando su
ropa nueva. También se había dejado el cabello suelto, como antes.
- "Esa ropa se te ve muy bien, hija" - comentó su madre.
- "¡Gracias, mamá!" - respondió Kagome.
- "No te preocupes. Vas a salir a pasear, ¿verdad?" - le preguntó su madre.
-
"Sí, necesito despejar mi mente de algunas cosas" - dijo Kagome
mientras ponía sus manos detrás de su cabeza y miraba hacia el techo.
- "¿Y por qué no llevas a tu amigo?" - le sugirió su madre.
-
"¿Te refieres a Inuyasha?" - preguntó Kagome para luego bajar su mirada
hacia el piso, dubitativa - "No estoy segura de sí deba…"
- "Pero creo que el disfrutaría de un paseo también; y más aún si está contigo" - le dijo su madre.
- "Está bien, lo llevaré conmigo" - dijo Kagome después de un suspiro de resignación.
Después
de un rato en el cual Kagome tuvo que batallar con Inuyasha para
despegarlo del televisor, estaban en el recibidor listos para salir a
pasear.
- "Souta... ¿estás seguro de que no quieres venir?" - le preguntó Kagome.
- "Lo siento, no puedo hoy. Tengo práctica de fútbol en la escuela" - le respondió Souta con amargura.
- "Ah, bueno... ¡Entonces nos vemos después!" - dijo mientras salía de la casa con Inuyasha tras ella.
- "¡Cuídense mucho!" - les dijo la madre de Kagome.
Antes
de que empezaran a bajar las escaleras hacia la ciudad, Kagome le puso a
Inuyasha una gorra para cubrir sus orejas, como ya era costumbre.
-
"Inuyasha, sólo aclaremos que sí vemos a alguien que nos conozca,
finjamos que somos otras personas, ¿de acuerdo?" – le dijo Kagome muy
ansiosa mientras lo ayudaba a ponerse la gorra.
- "Si, pero, ¿por qué?" - preguntó Inuyasha extrañado.
- "Porque si alguien se entera de que somos nosotros, ¡se armará un gran alboroto!" - exclamó Kagome.
- "Sí, está bien. No entiendo porque te preocupas tanto" - le dijo Inuyasha molesto.
Caminaron
por la ciudad por un buen rato mientras veían las vitrinas de las
tiendas a cada rato, aunque Kagome tuvo que halar a Inuyasha para
alejarlo de algunas de ellas porque se quedaba hipnotizado viendo las
jugueterías y tiendas de electrónica por todas las cosas brillantes
exhibidas en ellas. Lo mismo pasaba con Kagome cuando pasaban en frente
de librerías y tiendas de ropa.
Sin embargo, llegó un punto en que vieron a las amigas de Kagome a lo lejos durante su pequeña caminata.
-
"¡Ay, no!" - dijo Kagome en cuanto las vio acercarse - "¡Si se enteran
de que soy yo, no quiero imaginarme de que podría ocurrir!" -
- "¡Pues piensa en algo!" - le dijo Inuyasha.
- "¿¡Y que crees que trato de hacer!?" - le replicó dividida entre el enojo y el pánico.
- "¡Hola!" - dijo la voz de Ayumi detrás de ellos.
Kagome se volteó lentamente; muy asustada.
- "Ho... hola…" -
Las
caras de las tres chicas la miraron algo sorprendidas; y se pusieron a
examinarle el rostro meticulosamente con la mirada. Kagome soportó todo
el escrutinio llena de miedo por lo que podría ocurrir si se enteraban
de quien era.
- "Huh? Que extraño… Eres idéntica a nuestra amiga Kagome, pero más pequeña…" - dijo Yuka mientras la miraba.
-
"Y ese niño de allí es idéntico a su novio, incluyendo el cabello y la
ropa" - señaló Eri mientras miraba a Inuyasha, el cual estaba cruzado de
brazos y mirando hacia otra parte.
- 'Cielos, ¿que se supone que
haga?' - pensó Kagome, pero luego le vino una idea a la mente - "Es...
que... bueno... yo... soy una prima lejana de Kagome-nee" -
- "¿De verdad?" - le preguntó Yuka mirándola con curiosidad.
-
"Sí, mi nombre es... - dijo tratando de recordar cual era el nombre por
el que le llamaban cuando tenía su memoria sellada - "Miko. Y él es
Shintaro, creo que es pariente del novio de mi prima" -
- "¿Qué
crees que..." - empezó Inuyasha, pero se calló cuando Kagome le echó una
mirada rabiosa que le decía que se mantuviera callado y que le siguiera
la corriente.
- "Ah, ya veo. ¿Y vas a estar aquí mucho tiempo, Miko-chan?" - le preguntó Eri.
- "Nah, sólo ayer a visitar a mi prima. Me iré mañana a casa mañana" - le respondió Kagome.
- "¿Y de dónde provienen?" - le preguntó Ayumi
- "Eh... venimos de Kyoto" - le respondió Kagome, ya cansada del interrogatorio.
- "Así que Kyoto. Sí que fue un viaje largo, ¿verdad?" - le preguntó Yuka.
- "Sí, mucho" - afirmó Kagome.
- "¿Y dónde está tu prima? No recuerdo haberla visto desde hace ya cinco días" - le preguntó Yuka algo intrigada.
-
"No sé. Dijo que saldría para alguna parte esta mañana, pero que
volvería en tres días" - dijo Kagome, pensando que esta situación no
podía volverse más rara.
- "Eso esperamos. Íbamos a reunirnos en tres días" - dijo Eri.
-
"Bueno, tenemos algunas tareas que hacer, así que nos iremos ahora.
Cuídense mucho los dos; ¡y denle mis saludos a Kagome!" – dijo Ayumi
mientras ella y las otras dos chicas se despedían de ellos.
-
"¡Está bien, lo haré!" – dijo Kagome diciéndoles adiós con la mano,
fingiendo alegría. Las chicas continuaron caminando y Kagome e Inuyasha
las siguieron con la vista hasta que desaparecieron de su rango de
visión. Kagome cayó al piso de rodillas mientras suspiraba.
- "Eso estuvo cerca…" - exclamó Kagome aliviada.
- "¿Por qué tuviste que ponerme un nombre tan ridículo?" - se quejó Inuyasha.
-
"¡Porque no tuve tiempo de inventarme ningún otro!" - dijo Kagome
enfadada. Puso la cara más amenazante que pudo - "¡Otra queja y ya sabes
lo que te espera!" -
- "¡NO!" - gritó Inuyasha ante la sola idea
de que le dijeran 'abajo'. Por suerte, Kagome terminó calmándose a los
pocos momentos. Le sonrió y le preguntó:
- "¿Quieres que vayamos a comer algo?" -
- "Sí, mientras no sea esa comida que me quema la lengua" - dijo Inuyasha más animado.
- "Como quieras" - dijo Kagome encogiéndose de hombros.
Así
que fueron hasta Wacdnalds y compraron una hamburguesa para cada uno.
Por desgracia, la falta de modales de Inuyasha estaba resultando muy
sospechosa...
- "¡Esto está delicioso!" - dijo mientras se atragantaba con la hamburguesa.
- "¡No comas tan desastrosamente!" - lo reprimió Kagome - "¿No te das cuenta de que nos están observando?" -
Inuyasha
apartó la cara de la hamburguesa y fue en ese momento que se dio cuenta
de que todos los estaban viendo con asombro. Kagome se sonrojó
avergonzada y decidió que era hora de irse.
- "Ven Inuyasha.
Vámonos" – dijo mientras se levantaba de la mesa y empezaba a caminar
hacia la puerta. Sin embargo, se estrelló con alguien cuando estaba
alargando el brazo para abrirla porque volteó la cara por un momento
para ver que Inuyasha aún estaba tomándose su tiempo en terminarse los
restos de la comida.
- "Oh, perdóname pequeña" - dijo el extraño.
-
"No hay problema" - dijo Kagome. Sin embargo, cuando levantó la mirada
vio de quien se trataba: era Hojo. Hojo tuvo la misma reacción que sus
amigas y se quedó mirándole la cara.
- "¿Huh? ¿Eres tú, Higurashi?" - preguntó él.
Kagome estaba tan asustada que palideció de inmediato: sus amigas eran una cosa, pero Hojo ya era otra.
- "¿A... quién... se refiere usted... joven?" - preguntó deseando que no se diera cuenta de nada.
-
"Ah, perdóname. Creo que te confundí con una amiga mía porque te le
pareces mucho. Ella se llama Kagome" - dijo Hojo poniendo una mano
detrás de su cabeza con una expresión de incomodidad en el rostro.
- "Eh, bueno... yo soy su prima" - dijo Kagome, deseando volver a la normalidad más que nunca.
- "¿Puedes decirme tu nombre?" - le preguntó Hojo.
- "Eh... sí. Me llamo Miko" - le respondió Kagome.
-
"Bueno nos vemos después, Miko-chan. ¡Y mándale mis saludos a tu
prima!" - le dijo mientras se alejaba e iba hacia la fila para ordenar.
- "¡Sí!" - dijo mientras veía a Hojo alejarse y suspiraba de alivio.
- "¿Ocurre algo, Kagome?" - le preguntó Inuyasha cuando finalmente llegó junto a ella.
- "No, no ocurre nada" - le dijo Kagome sonriendo.
Se
pasaron el resto de la tarde continuando con su paseo. Se detuvieron
brevemente en el parque; y aunque Inuyasha sugirió que se pusieran a
jugar allí por un rato, Kagome pensó que se sentiría incómodo y por eso
se rehusó a hacerlo, dejando a Inuyasha suspirando decepcionado. Cuando
empezó a atardecer, decidieron volver a casa
- "¡Volvimos!" - anunció Kagome cuando entraron en la casa.
- "Hola, hija. ¿Se divirtieron mucho?" - le preguntó su madre.
- "Sí. Pasaron algunas cosas allá afuera, pero no es nada de qué preocuparse. Así que, ¿qué cenaremos?" - preguntó Kagome.
- "Ya verás" – dijo su madre con una voz juguetona mientras les hacía señas para que vinieran al comedor.
Cuando entraron, se quedaron con la boca abierta, porque la mesa estaba llena de toda clase de comida.
-
"¡Vaya, se ve delicioso!" - dijo Kagome con los ojos brillantes. Por su
parte, Inuyasha ya tenía la boca hecha agua al ver el festín y olfatear
todos los aromas que despedía.
- "¿Les gusta?" - les preguntó la madre de Kagome mientras reía un poco al ver sus caras.
-
"Sí; ¡y comenzaré a comer ya!" – dijo Inuyasha mientras se sentaba y se
servía un poco de todo. Kagome lo siguió sentándose en el kotatsu y
sirviéndose un poco de la comida.
La cena estuvo muy agradable, en
especial para Inuyasha, que pocas veces había probado comida tan
deliciosa como esa. Después de cenar, todos estaban tan llenos que sólo
querían irse a dormir.
- "Me iré a dormir…" - dijo Kagome después de un gran bostezo.
- "Yo igual" - dijo Inuyasha con una cara de sueño enorme mientras se frotaba los ojos - "Estoy agotado" -
- "Está bien. ¿Ya tienen todo preparado para irse mañana?" - inquirió la madre de Kagome.
- "Sí. Quisiera quedarme más, pero debemos buscar una forma de volver a la normalidad" - dijo Kagome.
-
"Bueno, aquí tienes" - dijo su madre mientras le entregaba el kosode.
Estaba plegado, se veía como nuevo y emitía un agradable aroma - "Lo
lavé y planché lo mejor que pude, que creo que lo seguirás usando allá
hasta que vuelvas a la normalidad, ¿cierto?" -
- "Sí, mamá" - respondió Kagome mientras tomaba el kosode y lo olía.
-
"Que pases buenas noches, linda" - dijo su madre mientras se volteaba
para irse a dormir, pero luego se volteó para mirar a Kagome - "Ah, casi
lo olvido. También te dejé una pijama sobre tu cama" -
- "¡Gracias mamá! ¡Que tengas buenas noches!" - dijo Kagome sonriendo. Luego se fue a su habitación.
Una
vez arriba, Kagome se encerró en su cuarto mientras se cambiaba de
ropa; y una vez que terminó, dejó entrar a Inuyasha. La pijama que su
madre le había dejado era de color rosa y estaba adornada con estrellas
amarillas.
- "Bueno, mañana nos vamos de nuevo" - dijo Kagome
después de que ya había apagado las luces y cuando ya estaba metida en
su cama.
- "Sí. Con algo de suerte, los demás habrán encontrado
una forma de revertir los efectos de esa agua" - dijo Inuyasha mientras
se acomodaba al lado de la cama.
- "Eso espero. Dulces sueños, Inuyasha" - le deseó Kagome sonriendo mientras cerraba los ojos.
- "Para ti igual" - dijo Inuyasha; y ambos se quedaron en silencio hasta que se durmieron.
A
la mañana siguiente, se pusieron a hacer preparativos para el regreso,
incluido el desayuno; y por eso no pudieron partir hasta la tarde.
Después de que todo estaba listo, finalmente fueron hasta la caseta del
pozo para irse de vuelta a la época antigua.
- "Bueno, ¡ya es hora
de irnos!" - dijo Kagome, que ya se había puesto otra vez el kosode y
se había peinado otra vez del mismo modo que Sango lo hizo para ella
después de que bebió el agua, exceptuando que ahora lo llevaba atado con
un moño blanco. Además, ahora cargaba las zouri que su madre le había
comprado el día anterior, lo cual representaba una gran mejora comparada
con cómo había pasado los días anteriores. Sin embargo, decidió que
sería mejor no ponerse también los tabi de momento.
- "¡Entonces no perdamos más el tiempo! ¡Vámonos!" - dijo Inuyasha, ya impaciente por ver que habían averiguado los demás.
- "¿Estarán bien?" - preguntó Souta.
- "No te preocupes, Souta. ¡Ya seremos normales la próxima vez que volvamos!" - le aseguró Kagome para darle ánimos.
- 'Eso es lo que me preocupa. Ya me estaba acostumbrando a la idea de ser el mayor…' - pensó Souta con amargura.
- "Hija, cuídate mucho" - le dijo su madre.
-
"Está bien, mamá. No te preocupes" - dijo Kagome mientras se volteaba y
entraba al pozo con Inuyasha a su lado cargando su mochila.
-
'Puede que no encontremos una forma de volver a la normalidad. Aun así,
haremos lo posible por hallarla' – pensó Kagome animada mientras
cruzaban el portal del pozo a través de un gran destello de luz blanca.
{Fin del Capítulo}
{Ending: Every Heart}
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