Capítulo 2:
Un Día muy Peculiar:
(Opening: I Am)
Gerardo estaba de pie sobre el prado cubierto de hierba al cual él y su hermana habían llegado hace pocos minutos, con Sango, Miroku y Shippou detrás de sí. Había desenfundado a Tessaiga y trató de blandirla, pero...
- "¿Qué ocurre con esta espada?" - dijo mientras la agitaba molesto, pero la espada no cambió para nada y permaneció en su estado oxidado y dañado - "¡Vamos! ¡No me digas que no quieres transformarte porque no soy tu propietario real!" -
- "Probablemente esa sea la causa. También debo añadir que no tienes sangre de youkai en tus venas, ¿correcto?" - dijo Miroku mientras se acercaba a él.
- "Te dije que no me lo dijeras..." - dijo Gerardo desanimado.
- "Pero eso significa que también sabes sobre los poderes de esa espada, ¿verdad?" - le preguntó Sango con curiosidad.
- "Sí, el Kaze no Kizu, el Bakuryuuha, el Kongosouha y la Tessaiga Roja" - dijo él contando con los dedos y recordando todas las veces que había visto a Inuyasha usando esos ataques. Entonces notó que los demás lo estaban viendo extrañamente debido a como estaba contando, ya que en Japón la gente cuenta de forma inversa a como se hace en Occidente: para ellos, dedos cerrados son un número más, mientras que dedos abiertos son un número menos.
- "Supongo entonces que es cierto que ni tú ni tu hermana son de este mundo..." - dijo Miroku poniendo una mano sobre su barbilla.
- "Gerar, quisiera conseguirme otra ropa" - dijo Gabriela jalándole las mangas del haori que ahora llevaba con una mano mientras que con la otra hacía esfuerzos para mantener la ropa que era tan grande para ella en su sitio con una cara avergonzada. Esto le granjeó miradas de lástima de todos.
- "Nos gustaría ayudarte, pero no podemos porque la mochila de Kagome desapareció con ellos dos" - dijo Sango mientras se arrodillaba frente a ella y le sonreía, para luego mirar por encima de su hombro el punto en la hierba donde ambos hermanos habían aparecido - "Sin embargo, creo que puedo hacer algo para remediar esto por ahora" -
Sango sacó un par de pedazos tela que había preparado para usar como vendas en caso de que resultasen heridos en batalla y los ató tan firmemente como le fue posible alrededor de la blusa y la falda del uniforme, manteniéndolos en su sitio.
- "Puede que no sea muy cómodo, pero al menos eso evitará que la ropa haga algo que no debería" - dijo Sango con una sonrisa.
- "Está bien. ¡Gracias, Sango!" - dijo Gabriela con una sonrisa.
- "Pero si queremos una solución más permanente para esto, deberíamos ir y hacerle una visita a Kaede" - sugirió Gerardo - "Y tal vez sepa de algo que nos ayude a volver a nuestro mundo" -
- "Hmm, bien pensado. Diría que eres una mejoría sobre Inuyasha en ese aspecto" - dijo Miroku mientras le palmeaba el hombro algo fuertemente.
- "Je, vamos. No es para tanto" - le respondió Gerardo avergonzado.
Comenzaron a caminar de vuelta a la aldea de Kaede, la cual afortunadamente no estaba muy lejos del claro con el pozo. Sin embargo, luego de que habían caminado por unos minutos...
- "¡Augh, duele!" - dijo Gabriela mientras caía al suelo.
- "¿¡Estás bien, Gaby!?" - dijo Gerardo mientras corría al lado de su hermana. Los otros hicieron lo mismo.
- "Sí, sólo me lastimé un poco. Es porque no puedo caminar bien con estos calcetines y zapatos tan grandes..." - dijo ella señalando sus pies.
- "Si te molestan tanto, ¿por qué no te los quitas?" - preguntó Shippou.
- "¿Eh? Pero mamá y papá dicen que nunca debo salir de casa sin llevar puestos zapatos o sandalias" - dijo Gabriela asustada, temiendo que sus padres pudiesen regañarla por ello.
- "Bueno, no están nada cerca de nosotros, así que no deberías preocuparte tanto por ello" - dijo Gerardo para calmarla.
- "Además, es muy normal que los niños de tu edad anden por ahí descalzos en esta era. No te preocupes tanto" - le dijo Sango.
- "Umm... Está bien, si ustedes lo dicen..." - dijo ella mientras se quitaba los zapatos y calcetines y se los daba a Sango para luego ponerse en pie de nuevo. Empezó a sentir un cosquilleo en las plantas de sus pies debido a la hierba que estaba pisando - "Hehe, me hace cosquillas y pica un poco..." -
- "Pero se siente mejor ahora, ¿verdad?" - preguntó Sango.
- "¡Sí! ¡Creo que puedo seguir así!" - dijo Gabriela alegremente.
- "En todo caso, trataremos de conseguirte un par de zouri de tu talla tan pronto podamos" - dijo Gerardo. Luego continuaron caminando hasta que llegaron a la aldea de Kaede. Recibieron algunas miradas curiosas de los aldeanos debido a Gerardo y Gabriela, pero nada importante o serio ocurrió hasta que llegaron a la cabaña de Kaede.
- "Hola a todos. ¿A qué debo su visita en esta ocasión?" - les preguntó Kaede.
- "Bueno, Kaede-sama, es que..." - comenzó Sango, pero Kaede la interrumpió.
- "¿Y quiénes son ellos dos?" - dijo fijándose en Gerardo y Gabriela.
- "A eso veníamos... Ellos dos vinieron de otro mundo a través de algún tipo de extraña burbuja; y al parecer Inuyasha y Kagome fueron enviados al mundo del que ellos provienen..." - dijo Sango.
- "Kaede-sama... Si nos permite presentarnos, mi nombre es Gerardo y ella es mi hermana pequeña, Gabriela" - dijo Gerardo inclinándose ante ella mientras Gabriela hacia lo mismo.
- "Hmm, al menos puedo ver que ambos son muy educados" - dijo Kaede con una sonrisa - "Es un buen cambio respecto a lo grosero que es Inuyasha y sus constantes peleas con Kagome" -
- "Respecto a por qué estamos aquí, Kaede-sama, es porque queríamos preguntarle si conoce de algún modo para enviarlos de vuelta a su mundo de origen, para que podamos hallar un modo de traer a Inuyasha y Kagome de vuelta" - explicó Miroku.
- "Ya veo. Sin embargo, esta es la primera vez que escucho sobre tal ocurrencia, así que me temo que no sé como podríamos hacer eso" - dijo Kaede mientras miraba solemnemente hacia el piso con su ojo cerrado. Esto entristeció a todos.
- "Entiendo. Tendremos que averiguarlo de otra manera entonces" - dijo Sango mientras miraba a ambos hermanos con tristeza y Gerardo tomaba a Gaby de los hombros desde atrás - "Dejando eso de lado, hay otra cosa que necesitabámos preguntarle" -
- "Hmm, ¿y eso sería?" - preguntó Kaede mientras volvía a abrir su único ojo.
- "Bueno, Gaby, pregúntale tú misma..." - dijo Gerardo mientras le palmeaba la espalda.
- "Está bien... Kaede-sama... Me preguntaba... ¿Tiene algo de ropa que pueda ponerme?" - preguntó Gabriela algo inquieta mientras se ruborizaba - "Como puede ver, esta ropa no me queda exactamente bien..." -
- "Oh, entiendo. Espera aquí, pequeña. Iré a ver si tengo algo que te quede..." - se levantó y fue hasta la parte trasera de la cabaña para revisar. Después de unos minutos, regresó con otro kosode que había hallado: era rosado decorado con flores rojas, con un obi rojo. Gabriela lo tomó de las manos de Kaede mientras inclinaba la cabeza en señal de agradecimiento.
- "¡Muchas gracias, Kaede-sama!" - dijo Gabriela alegremente.
- "Y puede que sea algo descortés preguntar esto, pero ¿tendrá por allí algo de calzado que ella pueda usar?" - preguntó Gerardo con una mirada suplicante.
- "Desafortunadamente, no tengo. Las zouri para niños se han vuelto bastante raras y díficiles de conseguir en esta época debido a las constantes guerras, así que no he tenido ninguna en bastante tiempo" - dijo Kaede entristecida por el hecho de que no pudiese ayudarles más.
- "Está bien, nos las arreglaremos de algún modo" - dijo Gerardo - "De cualquier modo, muchas gracias por haberle dado ese kosode" -
- "¡Sip! Aunque realmente no sé como ponermelo..." - dijo Gabriela mientras miraba a la ropa que llevaba en brazos - "Er... Sango, ¿podrías ayudarme?" -
- "Por supuesto" - le dijo sonriendo para luego girarse a mirar a Miroku y a Shippou - "Houshi-sama, Shippou, por favor esperen afuera mientras la ayudo a cambiarse" -
- "¿Y por qué su hermano si puede quedarse?" - preguntó Shippou con una expresión irritada que no habría estado fuera de lugar en Inuyasha.
- "Él es su hermano mayor, ¿no? Eso es razón más que suficiente" - dijo Sango como si fuera lo más obvio del mundo.
Así que Miroku y Shippou salieron de la cabaña para darle un poco de privacidad a Gabriela mientras Sango la ayudaba a cambiarse, aunque Shippou necesitó de algo de... persuasión por parte de Miroku para acceder a salir. Kaede sólo regresó a preparse para hacer la cena; mientras que Gerardo se sentó en el piso de madera y se quedó allí mirando hacia una pared.
- "Por cierto, acabo de recordar algo... ¿Gaby, no tienes ahí el fragmento de Shikon que tenía Kagome?" - le preguntó Gerardo.
- "No, Gerar. Parece que desapareció" - dijo la voz de Gabriela detrás de él.
- "¡Oh, no! Si el fragmento está en nuestro mundo, entonces los youkai podrían ir hasta allá a buscarlo... ¡y no quiero ni imaginarme a Naraku allí!" - dijo Gerardo mientras se levantaba de un salto por el susto, pero sin atreverse a girarse.
- "¡Será mejor que encontremos como traer a Inuyasha y a Kagome de vuelta pronto!" - exclamó Kaede alarmada.
Mientras tanto, Inuyasha y Kagome ya habían llegado a la casa de Gerardo y Gabriela en el otro mundo y estaban entrando a la habitación que ambos hermanos compartían. La habitación estaba pintada toda de azul cielo y en la pared de la que estaba pegada la cabecera de la cama se encontraban tres posters: uno de todo el grupo de Inuyasha posando frente a un bosque con el cielo azul sobre ellos, otro que mostraba a un niño de largo cabello rubio vestido de verde con una capa marrón, una niña vestida de rojo con un gorro bastante curioso y una niña vestida con una túnica turquesa que llevaba un emblema amarillo y marrón claro cerca del cuello, todos ellos parados sobre un prado verde mirando hacia el cielo con melancolía; y el mostraba a dos robots alados con que blandían sables de energía púrpura y parecían estar trabados en combate mortal. En frente de la cama estaba un escritorio con una computadora, a lado del cual estaban un stand en el cual habían un televisor enorme, un reproductor de VHS y uno de DVD, y varias consolas de videojuegos, mientras que a los lados de la cama habían dos estanterías llenas de libros hasta el tope. El muro a la izquierda de la entrada tenía un armario.
- "Deberían irse a dormir, que mañana tendrán que ir a la escuela temprano" - dijo la Sra. Gallucci.
- "Así haremos. Que tenga buenas noches" - dijo Kagome exhausta después del largo rato que Inuyasha, la Sra. Gallucci y ella tuvieron que pasar explicándole al Sr. Gallucci sobre su supuesto estado de estudiantes de intercambio, ya que él se había enfadado bastante por el hecho de que Gerardo y Gabriela se hubiesen desaparecido de ese modo, pero algo en las cartas pareció haberlo calmado. La Sra. Gallucci les sonrió y cerró la puerta detrás de sí.
- "Esto es rídiculo... Mañana tendré que ir a ese lugar; y además ¡esta casa es mucho más pequeña que la tuya!" -dijo Inuyasha irritado.
- "No te quejes tanto, mira que esto es mejor que tener que dormir en la calle. Pero aún tenemos el problema de que haremos cuando te vean con tu verdadera apariencia..." - dijo Kagome preocupada.
- "No quiero ni pensarlo..." - le respondió Inuyasha resoplando ante la idea.
- "Bueno, será mejor que sigamos interpretando nuestros roles de estudiantes de intercambio... No hay nada más que podamos hacer" - le dijo Kagome tratando de tranquilizarlo.
- "Aunque me gustaría saber donde se metieron sus hijos. ¿Y qué estará pasando ahora en nuestro mundo?" - dijo Inuyasha mientras miraba al techo de madera.
- "Hehe, es raro verte preocupado por los demás..." - le dijo Kagome entre risitas.
- "¡Es que sólo quiero pagarle por su amabilidad! ¡Sabes que odio estar en deuda con la gente!" - exclamó Inuyasha.
- "¡Bueno, bueno, ya cálmate! Deberíamos prepararnos para descansar..." - dijo Kagome para luego soltar un gran bostezo.
Entonces notó algo... sintió un pequeño frasco de vidrio moviéndose dentro de la blusa que llevaba puesta.
- "¡Oye, mira! ¡Tenemos aquí el fragmento de Shikon!" - dijo emocionada mientras se lo sacaba de la blusa y le mostraba el pequeño fragmento de cristal rosa a Inuyasha.
- "¿De verdad?" - dijo Inuyasha mientras veía el pequeño frasco donde estaba el fragmento - "¡Podríamos usarlo para volver a nuestro mundo!"
- "Sí, pero será mejor que pensemos en eso mañana... Err... ¿Podrías girarte por un momento?" -preguntó Kagome.
- "¿Eh? Ah, entiendo" - dijo Inuyasha comprendiendo lo que Kagome iba a hacer para luego voltearse a mirar uno de los muros.
- "¡Bien, estoy lista!" - dijo Kagome. Cuando Inuyasha se giró, vio que ahora Kagome llevaba puesto un camisón para dormir de color blanco decorado con pájaros azules.
- "¿Que hay con ese atuendo?" -preguntó Inuyasha confundido.
- "Es un camisón para dormir del tipo que usan las niñas en mi era. Ya que se supone que la hija de la Sra. Gallucci es una niña de la misma edad que tengo ahora, no tiene nada de raro" - dijo Kagome poniendo sus manos en sus caderas mientras una expresión ácida aparecía en su rostro.
- "Está bien, está bien" - dijo Inuyasha girando los ojos. Kagome sólo se subió a la cama y se acomodó bajo las sábanas.
- "Buenas noches, Inuyasha..." - dijo ella mientras cerraba los ojos.
- "Buenas noches, Kagome..." - dijo Inuyasha mientras apagaba las luces y se reclinaba contra una pared para dormirse.
Mientras tanto, en la cabaña de Kaede, todos habían terminado de cenar y estaban preparándose para irse a dormir.
- "Por cierto, ¿por qué sus nombres son tan extraños?" - les preguntó Miroku.
- "Ah, debe ser porque nosotros venimos de un país de occidente" - respondió Gerardo mientras ayudaba a preparar los futons.
- "Ah, ya veo" - dijo Kaede - "Y aunque ambos tienen una piel más pálida de lo usual, no veo mucha diferencia entre ustedes y nosotros en lo que se refiere a los rostros" -
- "Si, frecuentemente escuchamos cosas parecidas en nuestro mundo" - dijo Gerardo un poco avergonzado, ya que aunque los ojos de ambos hermanos eran ligeramente más rasgados que los de otras personas que conocían, no llegaba al mismo nivel de los japoneses.
- "Bueno, ya es bastante tarde. Será mejor que nos vayamos a dormir y empecemos a buscar un modo de traer de vuelta a Kagome e Inuyasha mañana" - dijo Sango mientras se estiraba y soltaba un bostezo. Ya habían terminado de preparar los futons y estaban listos para irse a dormir.
- "Cierto, y será mejor que lo hagamos tan pronto como podamos" - dijo Gerardo mientras acomodaba a Gabriela en un futon para luego acostarse a su lado - "Buenas noches" -
- "Buenas noches" - dijeron todos al unísono mientras Kaede apagaba el fuego en el hogar.
A la mañana siguiente en el mundo de Gabriela y Gerardo...
- "¡Aaahhh!" - fue lo primero que se escuchó en el día.
- "¿¡Qué sucede!? ¿¡Hay algún youkai aquí!?" - dijo Inuyasha, quién se había levantado inmediatamente al escuchar el grito.
- "¿¡Q-Qué te ocurrió!?" - dijo la Sra. Gallucci asustada al ver el pelo plateado y las orejas de Inuyasha, por no mencionar también sus ojos dorados, sus garras y sus colmillos.
- "Pensamos que sus hijos se lo habrían dicho..." - dijo Kagome medio dormida.
- "¿Q-Qué...?" - preguntó la Sra. Gallucci todavía asustada.
- "Que Inuyasha es mitad youkai... Err, medio demonio; y sólo tenía esa apariencia porque en las noches de luna nueva pierde sus poderes y su aspecto de demonio" - explicó Kagome, para luego estirarse y soltar un bostezo. La Sra. Gallucci entonces recordó el poster que estaba sobre la cama y fue entonces que notó que Inuyasha se veía idéntico a como aparecía en la imagen.
- "Ah, ya veo... Lamento haber formado tanto escándalo" - dijo la Sra. Gallucci tranquilizándose y sonrojándose por toda la situación - "¿Pero cómo podríamos enviarte a la escuela de Gerardo así?" -
- "¡Keh, no importa! ¡No creo que les importe!" - dijo Inuyasha con su típica mala actitud.
- "Bueno, la verdad es que vas a llamar mucho la atención..." - dijo Kagome pensativamente - "Te recuerdo que tener esa apariencia no es nada común, en especial tus rasgos de demonio" -
- "Y deberías tomar en cuenta que aquí no existen los monstruos o la magia" - agregó la Sra. Gallucci.
- "¿Y no podemos inventar alguna excusa?" - dijo Inuyasha ya molesto.
- "Bueno, podríamos decir que eres alguna clase de cosplayer y que el pegamento que usas para tu disfraz fue tan potente que no pudiste quitarte partes de él a tiempo para ir a la escuela" - dijo Kagome mientras se reía.
- "No es la mejor de la excusas, pero no tenemos mucho margen de maniobra aquí. Además, aún si terminan creyendo esa historia, creo que los amigos de mi hijo sospecharían de ti..." -
- "¿Por qué?" - preguntó Inuyasha.
- "Según Gerardo, ellos son muy fanáticos de la serie donde aparecen ustedes" - explicó la Sra. Gallucci
- "Ah, bueno, no importa" - dijo Inuyasha resoplando.
Se cambiaron de ropa para ponerse los uniformes de las escuelas a las que irían: el de Inuyasha consistía en una camisa beige manga corta, un pantalón azul marino y zapatos negros, mientras que el de Kagome consistía en una camisa blanca manga corta y una falda azul marina que llegaba hasta sus rodillas y zapatos negros. Naturalmente, Inuyasha salió de la habitación mientras Kagome se cambiaba.
Más tarde, era la hora del receso en la escuela de Gerardo, e Inuyasha estaba de pésimo humor por lo difíciles que eran las clases y el hecho de que nunca había asistido a la escuela antes en su vida. Esto último solo era empeorado por el hecho de que estaba más que harto de que las chicas quisieran tocarle las orejas o todos se le quedaran viendo.
- 'Todo esto es una verdadera molestia... como también lo es estar en este sitio, siendo el blanco de todas las miradas' - pensó Inuyasha.
-"¡Hey!" - se escuchó una voz. Entonces se quedó de piedra como una estatua cuando vio a dos chicos y una chica acercarse: uno era dos años más joven que Gerardo, tenía cabello corto y negro y ojos negros; el otro era tres años más joven, tenía piel ligeramente morena, era bajito, de pelo y ojos negros y llevaba gafas; y ambos llevaban uniformes similares al de Inuyasha, con la salvedad que la camisa era azul en vez de beige. En cuanto a la chica, era morena, tenía el cabello largo, rizado y de color marrón y ojos marrones y llevaba un uniforme similar al de los chicos.
- 'Ellos deben ser los amigos de los que me habló la Sra. Gallucci, será mejor que tenga cuidado...' - pensó Inuyasha con aprensión.
-"¿Qué tal? ¿Eres el estudiante de intercambio del que todos en la escuela están hablando?" - preguntó el primer chico - "Es un placer conocerte, soy Henry. Y por tu aspecto supongo también te gusta el animé, ¿verdad?" -
- "Sí, algo así..." - musitó Inuyasha.
- "¿Qué hay? ¡Roger aquí!" - dijo el segundo de los chicos - "Es un poco extraño tener a alguien tomando el lugar de nuestro mejor amigo, ¡pero espero que podamos ser amigos también!" -
- "¡Hola, soy Gisely!" - dijo la chica saludándolo con alegría - "Es realmente raro tener a alguien llevando puestas piezas de cosplay en la escuela, ¡pero es genial también!" -
-"Y puede que sea una pregunta estúpida, pero... ¿Por qué te pareces tanto a Inuyasha? Esas piezas de cosplay se ven demasiado reales como para ser solo utilería" - le dijo Roger mientras lo miraba más de cerca.
-"¿O acaso eres Inuyasha de verdad?" - le preguntó Gizelle suspicazmente.
- "¡No, claro que no soy él!" - exclamó Inuyasha irritado, pensando para sus adentros sobre que era una molestia fingir que no era él mismo - "¡Sólo es que me disfracé de él y el pegamento... estaba tan duro que no me pude quitar estas partes del disfraz!" -
- "La forma en que lo dices suena tan rara y mal hecha..." - dijo Henry con sospecha.
- "¿Estás seguro?" le preguntó Gizelle mientras tocaba su cabello, lo cual hizo que Inuyasha girase su cabeza hacia un lado para apartarlo de sus manos - "¿Entonces por qué tu cabello se siente tan real? Esto no puede ser una peluca"-
- "Bueno, sólo hay una manera de asegurarse"- dijo Roger con una sonris traviesa - "¿Quién quiere hacer los honores?" -
-"¿Qué están tramando?"- dijo Inuyasha algo espantado.
Entonces Gizelle se aclaró la garganta y dijo: -"¡Abajo! ¡Siéntate! ¡Osuwari!"-
Inuyasha terminó espantándose tanto que hizo un salto mortal hacia atrás y cayo de espaldas, delatándose a si mismo sin querer. Claro está que no ocurrió nada porque no llevaba el rosario y aún si lo llevase puesto, el hechizo sólo funcionaría si Kagome lo decía, pero estaba tan traumatizado por ello que no pudo evitarlo.
-"¡Ajá, si ERES Inuyasha!" - dijo Roger mientras se reía del fracaso de acrobacias mientras Inuyasha apretaba los dientes y se sonrojaba.
-"Si, ¡supimos que reaccionarias así cuando alguien dijera eso!"- dijo Henry mientras se reía como loco.
-"¡Maldita sea! ¡No tiene nada de gracioso!"- dijo Inuyasha de mal humor mientras volvía a ponerse en pie.
-"Tuviste suerte de que nadie más hubiese visto esto, ¡o te habrías metido en problemas!"- dijo Roger con una sonrisa.
-"Y aquí hay algo que siempre quise hacer"- dijo Gizelle; y luego empezó a tocarle las orejas -"¡Ay, qué lindo y suave!"-
-"¡Ya deja de hacer eso!"- replicó Inuyasha enfurecido mientras halaba para liberarse de sus manos, pues él odiaba que cualquiera que no fuera Kagome le tocara las orejas.
-"¿Y cómo es qué estas aquí en vez de nuestro amigo?"- le preguntó Henry pensando que él podría saber la razón - "Es demasiada coincidencia que hayas venido como estudiante de intercambio en su lugar" -
-"Aunque podría estar enfermo" - sugirió Roger.
-"Para nada. Nos lo habría dicho por un mensaje de texto" - le respondió Henry con una mirada seria.
- "Bueno, llegué aquí a través de una magia rara o algo así. No sé dónde estará su amigo, pero sospecho que está en mi mundo..." - dijo Inuyasha cruzándose de brazos.
- "¿Y qué pasó con tu espada, el rosario y tu ropa?" - le preguntó Roger confundido.
-"Están en mi mundo. No cruzaron hasta este lugar conmigo..." - dijo Inuyasha poniendo una cara horrible: no le gustaba que le recordaran el rosario; y su espada y su kimono eran sus posesiones más preciadas.
-"Vaya; ¿y tienes alguna idea de cómo regresar?" - le preguntó Gizelle.
-"Tal vez podríamos volver si usamos el fragmento de la Perla que tenemos..." - le respondió Inuyasha
- "¿Alguien más vino contigo?" - le preguntó Henry con él más vivo interés, sobre todo porque notó como Inuyasha hablaba en plural.
- "Sí, Kagome vino conmigo, pero ella está en otra escuela ahora..." - le dijo Inuyasha
- "Ya veo..." - dijo Gizelle.
- "¡Ahora ya déjenme en paz! ¡Tengo mucho en que pensar!" - dijo Inuyasha mientras se alejaba de ellos dando pisotones..
- "Vaya, Inuyasha en persona" - se dijeron los tres mirándose entre sí.
Mientras tanto, en el mundo de Inuyasha, el grupo ya había salido de viaje de nuevo para buscar como enviar a los dos recién llegados de vuelta a casa; y traer de vuelta a Inuyasha y Kagome. Poco después de que habían dejado la aldea, mientras caminaban por un bosque...
- "*suspiro*...Bueno, si nos llegamos a encontrar con Naraku o con algún otro youkai, no serviremos de nada" - dijo Gerardo deprimido.
- "Pero yo puedo pelear con mi arco..." - dijo Gabriela, señalando el arco y carcaj que cargaba desde esa mañana: Kaede se lo había dado después de que soltó un berrinche tal que ni Gerardo fue capaz de calmarla. Gerardo seguía avergonzado por ello a pesar de que se había disculpado infinidad de veces por el comportamiento de su hermana.
- "¡No seas tonta!" - la reprimió Sango - "¡Tú no tienes poderes de miko, así que olvídalo!" -
Gabriela se puso a llorar.
-"¡Oh, no! ¡Ya deja de ser así de caprichosa, Gabriela!" - la reprimió su hermano mientras iba y le palmeaba la espaada - "¿No entiendes que sólo serías una carga en batalla?" -
Los demás lo estaban viendo con los ojos abiertos.
- "¿Y ahora que nos están viendo de esa forma?" - preguntó Gerardo asustado mientras Gabriela dejaba de llorar.
- "Es que acabamos de notar el parecido que tienen ustedes dos con nuestros amigos" - dijo Sango.
- "Sí, ya sabemos que siempre están en ese eterno plan de pelearse entre sí y amarse" - dijo Gerardo girando los ojos.
Entonces apareció un youkai desde el bosque, el cual tenía aspecto de un oni con cuernos.
-"¡Vaya, un grupo de humanos! ¡Es hora de comer!"- dijo y se abalanzó sobre ellos.
-"¡Espera allí! ¡Hiraikotsu!"- dijo Sango mientras le arrojaba su bumerang, pero el monstruo lo esquivó - "¡No!" -
-"¡Sango, deja que me encargue de él!" - gritó Miroku para luego remover el rosario alrededor de su mano derecha y abrir el agujero que llevaba en ella - "¡Kazaana!"-
Empezó a absorberlo todo en frente de sí mientras apuntaba su mano en dirección del oni. Éste fue atrapado por los fieros vientos del agujero instántaneamente y gritó mientras desparecía en su interior. Miroku lo volvió a cerrar tan pronto terminó de encargarse del youkai.
- "Bueno, otra batalla que se termina..." - dijo Sango mientras ponía su Hiraikotsu sobre su espalda de nuevo.
En el otro mundo, Kagome estaba sentada en el banco del patio de la escuela en la que estaba. Era la hora de receso; y todos los niños estaban comiendo o jugando.
- 'Esto es algo que no extrañé cuando me convertí en niña la última vez...' - pensó de mal humor - 'Bueno, al menos no me preguntan cosas raras ni nada. me imagino como estará sufriendo Inuyasha en estos momentos' -
-"¡Kagome!"- la llamó una de las amigas de Gabriela: una niña de largo cabello negro y ojos marrones.
-"¿Sí?"- dijo Kagome tímidamente.
-"¿Quieres que vayamos a jugar?"- le preguntó la niña.
-"Bueno... sí quieres"- dijo con la voz un poco apagada -"¿Qué jugaremos?"-
-"¡Inuyasha!"- dijo; y el corazón de Kagome estuvo a punto de detenerse de la impresión - "¿Quién vas a ser?"
-"¿Quién más? La chica con mi mismo nombre..."- dijo Kagome - '¿Acaso puede ponerse esto más raro?' -
-"¿Eh? Pero pareces tanto te quedaría más ser Kikyou... Y ese es el personaje como el que Gaby siempre jugaba..." - le dijo la niña confundida.
-"No, me gusta más ser esa Kagome..."- dijo Kagome con una cara de pésimo humor.
Más tarde ese día, cuando Inuyasha y Kagome habían salido de la escuela y regresado a la casa de Gerardo y Gabriela...
-"¿Y cómo te fue en la escuela?"- le preguntó Kagome a Inuyasha.
-"¡Fue una pesadilla, no podía entender nada; y para colmo siempre se quedaban viéndome cada jodido segundo; y los amigos de ese chico trataron de decirme esa condenada palabra que tú siempre dices!"- dijo Inuyasha molesto, pero después de suspirar brevemente, parecía haberse calmado un poco -"¿Y a ti como te fue?"-
-"Fue muy aburridor... Ya sabía todo lo que tenía que hacer de antemano en clase; pero hubo algo interesante..." - dijo ella algo entristecida, pero luego se alegró - "¡Los niños aquí juegan a que son nosotros, como si fuéramos personaje famosos de una serie de televisión!" -
-"Bueno; y es que así es aquí" - dijo la Sra. Gallucci mientras les servía la comida: picadillo de carne con arroz - "Mi hijo tiene allí algunos capítulos de su serie grabados en cintas, así que si quieren verlos..."-
-"¡No tiene que decírnoslo!"- dijo Inuyasha emocionado -"¿Cómo hacemos para verlos?"-
-"Yo me encargaré de eso"- dijo Kagome para calmarlo.
Un poco después, estaban sentados en la cama frente al televisor del cuarto de Gerardo y Gabriela; y Kagome acababa de presionar el botón de reproducir en el control remoto del reproductor de VHS...
-"¡Wow! ¡No me imaginaba nuestras aventuras con acompañamiento musical!"- dijo Kagome, que se había quedado con la boca abierta mientras veía la primera secuencia de opening de la serie -"¡Esta canción no está nada mal!"-
-"¡Me muero por ver como nos ponen en una aventura reall!"- dijo Inuyasha, que ya estaba impresionado sobre como lucía en televisión.
Media hora después, luego de que habían terminado de ver el episodio y la secuencia de créditos de ending...
-"Increíble... ¡es tal cual como lo vivimos, excepto por la música que acompaña todo!"- dijo Kagome, que ya estaba al borde del colapso nervioso, porque el capítulo que vieron fue el final de la segunda batalla entre Sesshomaru e Inuyasha y cuando éste último la obligó a regresar a su época.
-"Espero que no estés molesta conmigo..."- dijo Inuyasha, porque en la televisión también estaban proyectados sus pensamientos para beneficio de la audiencia.
-"No, claro que no... Sólo que... me da gusto que hicieras eso sólo para protegerme..."- dijo Kagome sonrojada - "Incluso después de que pensé que hiciste eso sólo para robarme los fragmentos de la Perla que tenía en ese momento..." -
-"¿No prometí que te protegería sin importar lo que pasara?"- dijo abrazándola, luego se quedaron así por un rato.
-"¿Vemos otro episodio?"- le preguntó Kagome después de que se habían separado.
-"Sí, hagámoslo"- respondió Inuyasha.
Sin embargo, Gerardo los había grabado fuera de orden, así que les tocó un desagradable despertar de su atmósfera romántica debido a que el siguiente episodio fue en el que Inuyasha redujo la bicicleta de Kagome a chatarra, al igual que fue donde conoció por vez primera a las amigas de Kagome. Ambos quedaron shockeados y sin habla al terminar de verlo entre que Inuyasha se moría de la vergüenza por lo que había sucedido allí y Kagome incapaz de procesar sus emociones respecto a esos eventos.
De vuelta al mundo de Inuyasha, el grupo había dejado el bosque atrás y estaba descansando brevemente sobre una colina que les permitía ver gran explanada delante de ellos.
-"Gerar, me debes algo..."- dijo Gabriela mientras lo miraba enfadada.
-"Uhnn... ¿qué cosa, Gaby?"- le preguntó Gerardo tragando saliva mientras se quitaba las gafas y se las daba a Sango.
-"¡Abajo!"- le dijo Gabriela.
Gerardo cayó al suelo con fuerza..
-"¿¡Por qué me hiciste eso!?"- le preguntó Gerardo furioso.
-"¡Porque me dijiste malcriada!"- le respondió Gabriela.
- "Qué bien, ya no tengo nada de autoridad sobre ella..." - murmuró Gerardo amargamente desde el suelo, para después pensar con desagrado - 'Me hubiese encantado decirle ''¡Porque eso es lo que eres!" pero eso me habría terminado enterrando en un cráter...' -
Luego Gabriela se giró y se alejó un poco del grupo para empezar a jugar a las traes con Shippou.
-"Por cierto, Gerardo... ¿Eres miembro de la nobleza en tu mundo?"- preguntó Sango después de que Gerardo se había levantado de nuevo y se estaba sacudiendo el polvo de la ropa.
-"¡No, nada de eso! ¿Solamente piensas eso por las gafas?"- preguntó Gerardo avergonzado mientras Sango se las devolvía para que pudiese ponérselas de nuevo.
-"Sí. Hasta ahora, sólo he visto a nobles usando esas cosas"- dijo Miroku observándolo detenidamente.
-"Pero en mi mundo y en la época de Kagome, los usan personas de todas las clases sociales; y es signo de inteligencia y sabiduría"- explicó Gerardo -"Además, solo las uso porque mejoran mi visión, ya que mi sentido de la vista es pésimo"-
-"Bueno, de verdad que me cuesta creer que no eres de la nobleza, pero no puedo decir que no eres inteligente"- dijo Sango pensativamente.
Luego Gerardo se volteó a ver a Shippou y a Gabriela, los cuales estaban jugando en el prado a pocos metros de ellos.
- "¡A que no me atrapas!" - dijo Gabriela riendo.
- "¡Vamos, eres más grande que yo! ¡No es justo!" - dijo Shippou algo molestó.
- "Vaya, primera vez que la veo vestida así. Parece que fuese una niña propia de ésta época" - dijo Gerardo sonriendo al verlos.
- "Eso mismo pensamos cuando vimos a Kagome convertida en una niña como ella"- dijo Miroku.
- "¿Eh? ¿Cuándo pasó eso? Yo sé todo sobre sus aventuras; y jamás vi nada como eso"- dijo Gerardo poniendo sus ojos como platos.
Sango y Miroku comenzaron a relatarle todo sobre lo que pasó en ese entonces: Goukira, los manantiales, los medallones y los cambios de personalidad que ambos tuvieron cuando se volvieron niños.
- "Hmm, así que eso fue lo que ocurrió"- dijo Gerardo pensativamente cuando terminaron de contarle sobre esos eventos -"Vaya; y no me extraña nada que Inuyasha tuviese esa personalidad y se volviese más tímido. Yo entiendo perfectamente cómo se siente él"-
- "¿Por qué?"- le preguntó Sango -"No irás a decirnos que los hanyou también existen en tu mundo, ¿cierto?"-
- "No, no es eso"- dijo Gerardo mientras su rostro se llenaba de tristeza, aunque sus ojos también tenían una pizca de ira y odio en ellos -"Es que en mi mundo, es costumbre ridiculizar, maltratar, molestar y humillar a aquellos que tienen gustos o hobbies inusuales, o tienen especial talento para algo... y ese es el tipo de cosas que me ocurrieron... así que sé como se siente ser el marginado..." -
- "Así que es algo que ocurre frecuentemente entre los humanos de tu mundo, ¿correcto?"- preguntó Miroku.
- "Si, desafortunadamente..."- replicó Gerardo amargado.
En ese momento, vieron que alguien se acercaba a ellos, así que Gerardo llamó a Gabriela y a Shippou para que regresaran hasta el borde del bosque. Luego, cuando ellos habían regresado hasta ellos...
- "¿Quién será?"- dijo Gerardo. No podían distinguirla porque la figura se movía por las parte donde la luz del sol estaba siendo bloqueada por las nubes.
- "¿Alguna idea, Houshi-sama?"- le preguntó Sango.
- "Ninguna. Sólo esperó que no sea quién creo que es..." - dijo Miroku con aprensión.
Al instante siguiente, las nubes se movieron y la luz del sol iluminó al extraño, espántandolos a todos.
-"¡No puede ser! ¡No en este momento!"- gritó Miroku.
(Fin del Capítulo)
(Ending: Shinjitsu no Uta)
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