Capítulo 1:
Un Viaje Sorpresivo
(Opening: Butterfly - Kouji Wada)
No era la primera vez que estallaba una discusión en la residencia Gallucci; y todo siempre por la misma razón: desacuerdos entre padre e hijo.
- "¿¡Ah, rayos, por qué tenemos que ir!?" - preguntó Gerardo muy molesto. - "¡Ya saben muy bien que detesto ir a ese tipo de fiestas!" -
El que hablaba era un muchacho que tenía el cabello corto en forma de casco y de un castaño tan oscuro que parecía negro; y tenía los ojos de un castaño brillante. También era alto, delgado, llevaba gafas y vestía una camisa azul y un pantalón blue-jean.
-"Porque nuestros amigos nos invitaron a todos; y es una buena oportunidad para que tu madre y yo hagamos negocios" - lo reprimió su padre, el cual cuando se enfadaba se volvía básicamente un ogro - "Se supone que estemos todos, ya que de otro modo, vamos a quedar mal". -
Su padre tenía un poco menos de altura que él; cabello negro corto, y ambos tenían rasgos muy similares; y vestía una camisa a cuadros naranjas y azules y un pantalón blue-jean.
- "Lo siento, hijo" - le dijo su madre, quién era más baja que él; y tenía el cabello rubio oscuro y los ojos azules y vestía un largo vestido de color aguamarina de una sola pieza - "Pero esta vez, tu padre tiene razón" -
- "Sí, Gerar" - dijo su hermana menor, Gabriela. Era una niña de ocho años que le llegaba a su hermano a la altura de los hombros y tenía su mismo color de ojos, pero el cabello le llegaba hasta la cintura; y lo tenía en un tono de castaño más claro. Vestía una blusa blanca y una falda rosa - "Y quién sabe, ¡tal vez nos divirtamos o comamos algo sabroso!" -
- "*suspiro*... Está bien, de acuerdo..." - dijo él mientras suspiraba con amargura - "Visto que no me queda otra opción..." -
Gerardo entonces regresó a su habitación, se cambió la camisa por una similar a la que llevaba su padre, solo que verde en vez de naranja, y regresó con su familia para irse a la fiesta.
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Mientras tanto, en otro mundo...
- "¿¡Por qué siempre me tienes que impedir el regreso a casa!?" - le gritó Kagome. Todos estaban en el claro del Pozo Devorador de Huesos y se estaba alistando para ir a casa.
- "¡Porque te necesito para que busquemos los fragmentos de la Perla que tiene Naraku, so tonta!" - le gritó Inuyasha de vuelta.
- "¡A ver si te enteras que tengo una vida al otro lado del pozo, Inuyasha!" - dijo Kagome mientras daba un pisotón en la hierba.
- "¡Cómo si eso mi importara! ¡Además, perdimos mucho tiempo con lo que nos ocurrió cuando bebimos esa agua extraña!" - dijo Inuyasha como si no quisiera recordarlo.
- "¡Pero dijiste que lo habías disfrutado; y que te gustaría repetirlo en otra ocasión! ¡Y no cambies el tema!" - dijo Kagome con una mirada asesina.
- "Parece que no dejarán de pelear nunca" - dijo Miroku en tono de resignación.
- "Es cierto, Houshi-sama. Pero es bueno saber que todavía se aman" - dijo Sango mientras suspiraba, pero luego sonrió y le dio un tono más alegre a las palabras mientras las decía.
- "Sí, pero Inuyasha aún sigue siendo un tonto" - dijo Shippou.
- "¿¡Cómo me dijiste, enano del demonio!?" - gritó Inuyasha furioso mientras corría hacia él.
- "¡Aaaah! ¡Kagome, ayúdame! ¡Inuyasha me va a matar!" - gritó Shippou mientras derramaba lágrimas de cocodrilo.
- "Inuyasha... ¡ABAJO!" - dijo Kagome; y enseguida el rosario de Inuyasha lo arrojó al piso.
- "¿¡Por qué hiciste eso, bruja!? ¡Ni siquiera llegué a tocarlo!" - dijo Inuyasha enfadado mientras alzaba su cara del suelo, la cual ahora estaba amoratada y cubierta de tierra.
- "¡Porque ibas a golpear a Shippou!" - dijo Kagome igualmente furiosa.
- "Bien hecho, Shippou, ahora empeoraste la situación" - dijo Miroku, mientras su mano se acercaba a la parte posterior de Sango.
¡BOFETADA!
- "¡Y usted también, Excelencia!" - dijo Sango ruborizada y enfadada.
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De vuelta al otro mundo...
- "Vaya, esta fiesta está fatal..." - dijo Gerardo después de una aburrida hora en la fiesta, ya que estaba sentado en una mesa en un gran salón lleno de molesta música. Gabriela estaba sentada a su lado mientras sus padres conversaban con otras personas - "¿¡Por que tuvieron que obligarme a venir aquí!?" -
- "Gerar, también estoy fastidiada" - dijo Gabriela con una voz aburrida - "¿Podemos escuchar música?" -
- "Bueno, no veo porque no, por suerte me traje mi MP3, pero mejor vamos afuera. Aquí hay tanto ruido no podremos escuchar nada" - dijo Gerardo mientras ambos se ponían en pie y salían. El salón estaba ubicado en una colina cubierta de hierba, de modo que se sentaron sobre la hierba y miraron a los cielos que tenían encima.
- "Bueno, al menos tenemos una noche estrellada" - dijo Gerardo un poco más animado mientras él y su hermana escuchaban música mientras miraban las estrellas en esa noche tenuemente iluminada por su luz, ya que era una noche de luna nueva. De acuerdo a la pantalla del reproductor de MP3, la canción que estaban escuchando se titulaba "Ubawareta Chikara".
- "Sí, es una noche hermosa" - dijo Gabriela - "Pero me gustaría más estar jugando o viendo televisión..." -
- "Sí. Preferiría estar haciendo cosas en mi PC, jugando videojuegos... O incluso poder viajar a ese mundo que he estado viendo en mis sueños... O a cualquier otro que tenga cosas más emocionantes que nuestro aburrido mundo..." - dijo Gerardo con los ojos brillantes de emoción - "Lástima que eso sea imposible..." -
- "Hehe, ¿qué mundos tienes en mente, Gerar?" - preguntó Gabriela entre risitas.
- "Hmm... hay unos cuantos... Como dije, uno sería el que siempre estoy viendo en mis sueños..." - dijo Gerardo pensativamente.
- "Dragonia, ¿verdad? Así es como dijiste que se llama" - dijo Gabriela con curiosidad.
- "Sí, así es. Y otro sería..." - dijo Gerardo mientras giraba su cabeza hacia las estrellas en el cielo.
- "¿Al mundo de Inuyasha?" - preguntó Gabriela mientras soltaba risitas de nuevo.
- "Sí, a veces envidio a Kagome por la suerte que tiene de poder vivir aventuras en otra época. El lado malo sería que se me volvería un infierno estar al corriente con la escuela" - respondió riéndose.
- "Yo pienso lo mismo, onii-chan" - dijo Gabriela. Ambos sabían algo de japonés, pues Gerardo tenía cierta fascinación por la cultura japonesa y había estado aprendiendo el lenguaje durante ese último año. En cuanto a Gabriela, tenía cierta curiosidad por él y por ello había aprendido algunas palabras y frases, pero a diferencia de su hermano, ella no sabía nada sobre la escritura fuera de como se veía y que la hacía distinta de la escritura del chino y del coreano - "De verdad sería divertido viajar de un sitio a otro, ¡peleando con monstruos y haciendo otras cosas" -
- "Lástima que eso sea un sueño imposible, Gaby-chan" - dijo Gerardo con una voz triste.
Entonces, el cielo se oscureció como si todas las estrellas se hubiesen apagado a la vez y todo alrededor de ellos dos se disolvió en un remolino de luz púrpura.
- "¿¡Que está pasando!?" - dijo Gerardo mientras miraba alrededor.
- "Gerar, tengo miedo..." - dijo Gabriela mientras se aferraba a su hermano.
- "No te preocupes, Gaby. Te protegeré sin importar lo que ocurra" - dijo mientras la abrazaba para tranquilizarla. Ambos sintieron que los halaban hacia abajo, y quedaron inconscientes.
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En el otro mundo...
- "¡Ya dejen de pelear ustedes dos!" - dijo Sango al fin, harta ya de la interminable discusión.
- "¡No se metan en esto!" - gritaron Inuyasha y Kagome.
- "Sango, tratar de detenerlos mientras pelean es como querer detener la marea" - dijo Miroku pensativamente
- "Lo sé, pero es molesto que todavía sigan en esto..." - dijo Sango exasperada.
Luego, una burbuja púrpura y negra rodeó a Kagome e Inuyasha, sorprendiéndolos a todos.
- "¿¡Que está pasando aquí!?" - gritó Inuyasha.
- "¡Inuyasha, ten cuidado! ¡Siento un gran poder proviniendo de esta cosa!" - dijo Kagome, mientras sentía como ambos eran halados hacia abajo.
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En medio de la nada...
- 'Qué extraño... siento como si estuviéramos volando a toda velocidad a través de un túnel o algo así' - pensó Gerardo.
Abrió los ojos; y además de Gabriela, la cual estaba inconsciente y rodeada por sus brazos, también vio un torrente de luz púrpura a su alrededor. Entonces, vio una larga y nebulosa figura plateada acompañada de una de color negro pasando delante de ellos a gran velocidad - "¿Qué fue eso? No pude distinguir qué o quiénes eran, pero creo que los conozco..." -
Poco después todo se volvió oscuro…
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- '¿Dónde... dónde estoy?' - pensó Gerardo. Estaba recuperando la conciencia y podía sentir hierba debajo de sí y un aire más limpio que el que estaba acostumbrado a respirar, pero sentía su cuerpo muy pesado como para siquiera abrir los ojos.
- '¿Dónde está Gaby? ¿Cómo estará?' - pensó preocupado.
- "Despierta" - escuchó la voz de un hombre - "Por favor, despierta" -
- '¿Quién... quién me estará llamando?' - pensó confundido.
- "¡Despierta, por favor!" - escuchó otra voz, en esta ocasión la de una mujer.
- 'Por favor, déjenme descansar... Mi cuerpo se siente muy pesado...' - pensó Gerardo.
- "¡Levántate!" - escuchó la voz de un niño; y en esta ocasión, sintió que algo pesado y peludo le caía en la cara.
- "¡YA BASTA!" - gritó Gerardo mientras abría los ojos y se levantaba de golpe. Y empezó a mirar alrededor extrañado.
- "¿Dónde estoy? ¿Qué ocurrió?" - dijo él para luego girarse en dirección de quienes lo estaban llamando para que se despertase: eran Sango, Miroku y Shippou. El corazón de Gerardo empezó a acelerarse de la emoción al notar esto, tanto que casi se desmayó de nuevo.
- "¿Mi... Miroku? ¿San... go? ¿Shippou?" - dijo lentamente - "¿Cómo puede ser esto posible?" -
Los demás se sorprendieron cuando lo escucharon pronunciando sus nombres.
- "¿Cómo nos conoces?" - preguntó Miroku.
- "Bueno... es un poco difícil de explicar..." - pensando en qué clase de respuesta les daría Kagome si le preguntaran lo mismo.
- "Y más importantemente," - interrumpió Sango - "¿Qué pasó con Inuyasha y Kagome? ¿Y por qué tú y esa niña llevan las ropas de ellos?" -
- "¿De qué hablan?" - preguntó Gerardo confundido. Pero cuando alzó su manos hacia su cara, se dió cuenta que estaban cubiertas por dos mangas rojas y largas en vez de las verdes y blancas cortas de la camisa. Luego se miró hacia abajo y vio que cargaba el kimono completo de Inuyasha, el rosario en el cuello; y además a Tessaiga en la cintura, guardada en su funda. Su hermana estaba profundamente dormida a su lado, envuelta en un bulto de telas que serían un uniforme escolar si Kagome lo llevase puesto.
- "¿Qué fue lo que pasó aquí? ¿Cómo es que llevo puesto el kimono de Inuyasha y además tengo sus cosas?" - dijo mientras se tocaba la frente; y sintió un par de lentes en frente de sus ojos - "Bien, al menos aún tengo mis gafas" -
- "Pareces estar tan confundido como nosotros" - dijo Miroku descifrando la expresión en su rostro - "¿Podrías presentarte y decirnos de donde vienes?" -
- "Bueno, mi nombre es Gerardo; y mi hermana pequeña es Gabriela... aunque esto me extraña tanto como a ustedes... no sé dónde podrían estar ellos ahora..." - dijo para presentarse a sí mismo y a Gabriela, así como responder a la pregunta de Sango
- "Esto es tan raro... Y tenemos forma de saber adonde fueron Inuyasha y Kagome, ya que desaparecieron en el mismo lugar en el que aparecieron ustedes. Aunque tu hermana es bastante linda..." - dijo Shippou entre risitas, pero Gerardo le lanzó una mirada aterradora, haciendolo que se callase al instante. Gerardo luego la alzó con cuidado en su brazos.
- "Al menos... puedo seguir protegiéndola..." - dijo mientras su expresión se tornaba en una sonrisa gentil.
- "Veo que le tienes mucho afecto a tu hermana..." - dijo Sango complacida mientras se les acercaba.
- "La misma clase de afecto que le tienes a Kohaku" - dijo Gerardo con una sonrisa.
- "Veo que sabes mucho sobre nosotros" - dijo Miroku en su típica pose de sabihondo - "A ver, ¿Que sabes sobre mí?" -
- "De acuerdo. Que Naraku le puso una maldición a tu abuelo que consiste en un agujero en la mano derecha que crece hasta tragarse a su portador, la cual se ha transmitido desde su generación hasta la tuya; y por supuesto que eres un mujeriego y depravado de clase mundial" - dijo Gerardo sonriendo inicialmente, pero poniendo una cara desagradable al final.
- 'Vaya que sabe...' - pensó Miroku con la cara que pondría cualquiera si le pasase una desgracia.
- "Y créeme que no saldrás vivo si le pones un dedo encima a mi hermana" - dijo mientras le mostraba una mirada amenazante, tan filosa como una daga, a la cual se unieron Sango y Shippou. Miroku sólo se puso a reír nerviosamente.
- "No te preocupes, me aseguraré de que no intente nada" - dijo Sango.
En ese momento, Gabriela empezó a despertarse...
- "¡Gaby! ¿Estás bien?" - dijo su hermano mayor.
- "¿¡Uh! ¿Gerar?" - lo miró al rostro; y lo abrazó - "¡Gerar! ¡Estás bien!" -
- "Si, Gaby. No te preocupes, estás a salvo" - dijo acariciándole la cabeza para tranquilizarla.
- "Pero... ¿Por qué estás vestido como Inuyasha?" - le preguntó Gabriela extrañada.
- "Más bien, debería preguntarte yo por qué estás vestida como Kagome..." - le dijo Gerardo para hacerle notar algo a la niña de lo que todavía no se había dado cuenta.
- "¿Qué?" - entonces se miró a sí misma y se llevó un susto, porque el uniforme de Kagome no le quedaba para nada. - "¿¡Qué le pasó a mi ropa!?" -
- "No te preocupes por ello, pero ten cuidado para que no se caiga hasta que podamos encontrar algo que te quede bien" - dijo mientras la bajaba para que se sostuviese por si misma. Luego se volvió hacia los demás - "Sé que es muy descortés pedir esto cuando apenas nos conocemos, pero... ¿Nos ayudarían a buscar una forma de volver a nuestro mundo, por favor?" -
- "No tengo problema con ayudarles. Tal vez así incluso es posible que hallemos a Inuyasha y a Kagome también..." - dijo Sango con una sonrisa.
- "Además, sin ellos perderíamos buena parte de nuestra fuerza" - asintió Miroku.
- "Pero, ¿han pensado que pudieron haber terminado en el lugar del que vinieron Gerardo y Gabriela?" - sugirió Shippou. Esto hizo que Gerardo y Gabriela se mirasen el uno al otro con espanto.
- "¡Oh, no!" - se espantó Gerardo - "¡Si ellos dos terminaron en nuestro mundo, esto podría terminar siendo un desastre!" -
- "Gerar..." - dijo Gabriela mientras se agitaba un poco nerviosamente.
- "¿Qué sucede?" - le preguntó Gerardo intrigado.
- "Eh, bueno... ¡Abajo!" - le dijo mientras se reía traviesamente.
Enseguida el rosario brilló y tiró a Gerardo al piso.
- "¡Maldición, siempre era cómico ver eso, pero no tiene nada gracioso experimentarlo! ¿¡Por qué me lo hiciste!?" - dijo después de escupir un poco de tierra; y por suerte, las gafas no se le rompieron.
- "Quise ver si funcionaría" - dijo ella riéndose.
- "Esto es lo peor... Espera un segundo..." - se puso a pensar y tuvo una idea que le levantó el ánimo - "Si el rosario aún funciona, entonces... ¡Tessaiga podría funcionar conmigo también!" -
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Mientras tanto, de regreso en el otro mundo...
- "Ughh... ¿Dónde estoy?" - dijo Inuyasha cuando por fin estaba despertando. - "¿Kagome?" -
Se fijó en la figura inconsciente que tenía al lado: cabello negro y llevaba puestos una blusa blanca y una falda rosa.
- "Kagome, ¿eres tú?" - preguntó él - "¡Vamos, despierta ya!" -
- "¿Uh... Inuyasha?" - preguntó Kagome adormilada mientras se despertaba, para luego mirar a su alrededor espantada - "¿Dónde estamos? ¿¡Y por qué vas vestido así!?" -
- "¿De qué rayos hablas? Tú eres la que viste extraño..." - dijo él, pero luego se dio cuenta de que ya no llevaba su kimono y en su lugar llevaba ropas que serían más bien propias de la época de Kagome: una camisa manga larga a cuadros verdes y blancos y un pantalón blue-jean - "¿¡Qué pasó con mi ropa; y dónde está mi espada!?" -
- "Y ahora que me doy cuenta... ¡Ya no llevas el rosario!" - dijo Kagome asustada.
- "¡Keh! ¡Perfecto! ¡Así no podrás seguir diciéndome 'Abajo'!" - dijo con una sonrisa desagradable.
- "Bueno, ¿pero dónde estamos? ¿Y por qué se cambiaron nuestras ropas?" - luego notó que su descomunal mochila estaba a su lado - "Todavía tengo aquí mis cosas, pero no creo que sean muy útiles aquí..." -
- "¡Gerar! ¡Gaby! ¡Hora de irnos!" - gritó una voz a lo lejos.
- "Me preguntó a quién estarán llamando..." - dijo Kagome, luego se volvió hacia Inuyasha - "¿No sería mejor que nos escondiéramos?" -
- "Sí. Lo último que quiero es que se me queden viendo" - dijo Inuyasha con una cara de mal humor. Pero entonces Inuyasha gritó, porque notó que sus garras y colmillos estaban desapareciendo, al igual que sus orejas; y su cabello y ojos se volvieron oscuros. - "¡Maldición, teníamos que llegar a este extraño lugar cuando es luna nueva!" -
- "¡Mejor haz silencio!" - le dijo Kagome; y luego se ocultó tras un árbol porque alguien ya había visto y escuchado a Inuyasha.
- "¿Gerar?" - se escuchó la voz de una mujer; y luego la madre de Gerardo y Gabriela, la señora Gallucci, se acercó - "Espera, no eres mi hijo, pero llevas puesto el mismo atuendo que llevaba él, así que..." -
- "Escuche señora, no sé de quién está hablando, ni sé quién es usted, pero yo no soy esa persona..." - replicó Inuyasha de mal humor.
- "Sí, eso supuse. Como dije, pensé que eras él cuanto te vía a lo lejos por la ropa... De cualquier modo, ¿puedes decirme tu nombre, por favor?" - le preguntó la Sra. Gallucci.
- "Bueno, mi nombre es Inuyasha" - le dijo con un tono de voz más calmado.
La señora Gallucci casi se cayó de la impresión; y cuando recuperó la compostura, dijo muy agitada - "¿¡Inuyasha!? ¿Como el protagonista del programa del televisión que tanto le gusta a mis hijos!?" -
- "¡Imposible! ¿¡Dice que aquí me muestran como uno de esos dibujos que se mueven en esa caja mágica!?" - preguntó Inuyasha atónito.
- "Bueno, si esa es tu forma de decirlo... Ah; perdona mi falta de modales. Soy Janet Gallucci, es un placer" - le dijo mientras miraba alrededor - "Pero volviendo al tema, no has visto a ninguno de mis dos hijos por aquí, ¿cierto?"-
- "No, lo siento. Las únicas personas que conozco aquí somos Kagome y yo..." - le dijo Inuyasha algo confundido.
- "Hmm, ¿es tu novia? Es lo que he escuchado de mis hijos" - le preguntó en un tono suspicaz y medio burlón.
- "¡N-NO! ¡Sólo somos amigos!" - dijo Inuyasha azorado mientras se ruborizaba. Pensó irritado - 'Lo último que necesito es que también se enteren en este extraño lugar de lo que hay entre nosotros' -
- '¿¡Por qué Inuyasha tiene que ser un tonto tan grande!?' - pensó Kagome enfurecida, hasta el punto en que no pudo seguir controlándose a sí misma, luego gritó - "¡ABAJO!" -
Inuyasha saltó por el espanto que sintió cuando oyó esa palabra, pero como ya no tenía el rosario, no le hizo efecto.
- "¿Quién anda allí?" - preguntó la señora Gallucci algo espantada por lo repentino que fue el grito.
- "Solamente soy yo. Perdón por asustarle..." - dijo Kagome mientras salía de su escondite.
- "¿Tú eres Kagome?" - le preguntó la señora Gallucci, a lo cual Kagome asintió como respuesta - "Hmm, pareces una joven bastante amable. Quisiera que mi hija creciese para ser una buena mujer algún día también..." -
- "¡Eso no importa! ¿Qué se supone que hagamos ahora!?" - dijo un Inuyasha ya muy enfadado.
- "Deberías aprender un poco más de modales, Inuyasha" - dijo Kagome molesta - "Pero es verdad... No tenemos donde quedarnos aquí, no conocemos a nadie y no sabemos como regresar a nuestro mundo..." -
En ese momento, Kagome notó que había algo brillando en uno de los bolsillo de la falda que llevaba puesta en ese momento. Cuando lo sacó, se dio cuenta de que era un par de sobres.
- "¿Qué podrían ser estos?" - preguntó ella sorprendida. Al abrirlos, se llevó la sorpresa de que eran cartas otorgando una petición de intercambio estudiantil entre dos escuelas en Japón de las que ella nunca había oído hablar; y dos escuelas en Venezuela. Los nombres de los estudiantes eran Inuyasha, Kagome Higurashi, Gerardo Gallucci y Gabriela Gallucci; y las cartas tenían las firmas y sellos del personal de los Ministerios de Educación y Asuntos Exteriores de ambos países.
- "Hmm, ahora que las leo, creo que ahora tenemos la excusa perfecta: ustedes fueron traídos hoy hasta aquí como estudiantes de intercambio mientras que mis hijos fueron llevados al aeropuerto para ir a Japón y comenzar a estudiar allá" - dijo la Sra. Gallucci después de que leyeron las cartas - "De seguro mi esposo va a enfadarse por esto, pero como sabe cuanto querían irse a estudiar a Japón, lo entenderá" -
- "Sí, pero hay un problema," - dijo Inuyasha mientras él y Kagome releían una de las cartas - "¿Qué edad tiene su hija?" -
- "¡Inuyasha, no deberías preguntar eso sobre una chica!" - dijo Kagome avergonzada y molesta.
- "No le des importancia, Kagome. Mi hija aún es una niña: cumplió los ocho años hace un par de meses" - dijo la Sra. Gallucci - "Pero realmente es un problema... No hay forma de que una escuela primaria acepte a una adolescente como tú..." -
- "Esperen... Creo que tengo una idea" - dijo Kagome mientras iba hacia su mochila y empezaba a escarbar en ella.
- "¿Ella siempre lleva consigo una mochila tan grande?" - preguntó la Sra. Gallucci espantada.
- "Sí, pero siempre le ayudo con ella" - dijo Inuyasha con una sonrisa.
- "Ah, está bien. Es muy amable de tu parte el ayudar a tu novia con algo tan pesado" - sonrió la Sra. Gallucci.
Inuyasha se ruborizó, pero antes de que tuviese tiempo de replicar...
- "¡Ah, aquí están!" - dijo mientras sacaba de la mochila un medallón plateado con un zafiro en el centro y una botella llena de un líquido rosado brillante.
- "¿Qué son esas cosas?" - preguntó la señora Gallucci mientras las miraba con interés.
- "Kagome, no pensarás..." - dijo Inuyasha con cautela.
- "Inuyasha, sabes tan bien como yo que no tenemos otra salida y necesitamos donde quedarnos hasta que encontremos como regresar" - dijo Kagome algo triste. Luego ella se puso el medallón sobre el cuello, destapó la botella y bebió un poco del líquido rosa.
- "¡Kagome, no!" - gritó Inuyasha.
En ese instante, Kagome empezó a brillar con una luz blanca que cegó a los dos; y cuando pudieron mirar de nuevo, una niña de alrededor de ocho años se encontraba donde Kagome había estado hacía un instante. Sorprendentemente, la ropa que llevaba puesta se había reajustado sola para quedarle perfectamente.
- "Todavía recuerdas todo, ¿verdad?" - le preguntó Inuyasha con cautela.
- "Sí. Mientras lleve el medallón puesto, no se borrarán mis recuerdos" - le dijo Kagome con una sonrisa - "Aunque estoy algo sorprendida... ¿Cómo es que esta ropa cambió de talla conmigo?" -
- "Es una buena pregunta... Pero no creo que vayamos a hallar respuestas al respecto" - dijo la señora Gallucci, pero luego empezó a mirar a Kagome con interés.
- "Hehe... Lo sé... Es un poco raro ver a una adolescente volverse una niña, ¿cierto?" - dijo Kagome algo avergonzada de que se le quedasen viendo tanto.
- "Sí, es que es la primera vez que veo algo como esto pasar ante mis ojos" - dijo la Sra. Gallucci mientras sonreía algo avergonzada por molestar a Kagome - "Pero, ¿una medicina rejuvenecedora? Eso es algo que mucha gente querría tener" -
- "Hehe, supongo" - dijo Kagome entre risitas, pero luego su expresión se volvió severa - "Pero no es todo bueno: beber esa agua sin llevar puesto el medallón que llevo alrededor de mi cuello borra completamente la memoria de quien lo haga" -
- "En todo caso, esto resuelve el problema que teníamos con sus cartas de intercambio estudiantil, ¿correcto?" - dijo la Sra. Gallucci con una sonrisa. Entonces escucharon la bocina de un auto - "Debe ser mi esposo, así que deberíamos ponernos en camino antes de que se enfade por esperar demasiado" -
- "De todas formas, debemos hacer lo mejor que podamos para fingir mientras hagamos este acto de los estudiante extranjeros, ¿cierto?" - dijo Kagome mientras se giraba a mirar a Inuyasha por un momento.
- "Sí, está bien" - dijo Inuyasha mientras resoplaba con resignación, mientras pensaba - 'Esto no va salir nada bien' -
{Fin del Capítulo}
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