Capítulo 5:
Los Nuevos Elegidos
En cuanto pusieron un pie dentro del templo, todos se quedaron aún más sorprendidos de cómo era por dentro: el pasillo de entrada estaba flanqueado por estatuas de dragones, el piso estaba cubierto de cerámica a cuadros blancos y negros, y después de que caminaron un poco, comenzaron a ver piedras preciosas brillando en seis colores: azul, rojo, verde, amarillo, blanco y negro; incrustadas en algunos de los muros y columnas, las cuales decoraban el mármol blanco con su resplandor. La luz del sol también se filtraba por las ventanas que estaban puestas a lo largo de la estructura.
- "Este templo es aún más maravilloso de lo que pensé..." - dijo Miroku con una voz que indicaba que estaba por desmayarse de la impresión.
- "Es muy hermoso..." - dijo Kagome tomando a Inuyasha de la mano, haciéndolo sonrojar.
- "Kagome..." - dijo él mientras miraba alrededor para asegurarse de que nadie lo estuviera viendo.
- "Gerar..." - dijo Gabriela - "¿Este lugar es lo que creo que es?" -
- "Creo que sí, Gaby" - respondió Gerardo.
- "Por cierto, ahora que lo pienso... Nuestros países hablan lenguas completamente distintas, ¿cierto?"- dijo Kagome - "Entonces, ¿cómo es que podemos entedernos del modo que lo hacemos ahora sin problemas?" -
- "Tal vez sea por alguna clase de magia" - dijo Gerardo encogiéndose de hombros - "De otro modo, no creo que pudiésemos entender lo que el otro dice..."-
Continuaron caminado por el pasillo hasta que llegaron a la sala central del templo: era una sala circular enorme y hermosa, con un techo en forma de domo tan alto que era díficil de ver. También tenía varias puertas que llevaban a otras salas, cada una de las cuales tenía un símbolo sobre sí: una gota de agua azul, una flama roja, una piedra agrietada amarilla, un remolino verde, una esfera blanca, una esfera negra, un trueno púrpura, una hoja verde, un copo de nieve azul claro, un sol anaranjado, una luna creciente plateada y una estrella dorada de cuatro puntas.
También habían estatuas alrededor, pero
estas tenían la forma de hombres y mujeres vestidos con armaduras
similares a la que Gerardo había llevado en la batalla con Sesshomaru:
parecían armaduras de caballero típicas, pero con cascos con forma de
cabeza de dragón y alas en la espalda.
Todas las estatuas mostraban
la misma expresión solemne en sus rostros y portaban armas diferentes en
sus manos: espadas, lanzas, naginatas, arcos, jabalinas, bos,
cuchillas, cetros, escudos; entre otras. En el centro de la sala habían
dos juegos de escaleras que llevaban a un gran altar que tenía la forma
del emblema hexagonal que habían visto tallado sobre la entrada del
templo, el cual estaba suspendido sobre una gran pila llena de agua
cristalina. Detrás del altar, había también una ventana con un vitral
que mostraba a una chica vestida de blanco cantando en frente de seis
dragones.
También habían varios emblemas hexagonales con un dragón levantando el vuelo y rugiendo en su interior dibujados en varias partes de la sala. El lugar completo era iluminado por la luz del sol debido a que el domo era transparente, al igual que también habían varias lámparas que parecían estar hechas de cristal emitiendo una luz blanca.
Continuaron parados en la entrada de la sala, admirando su belleza y magnificencia, hasta que...
- "Bien... ¿Ya terminaron de admirar el lugar?" - preguntó una voz.
Todos se sobresaltaron y cuando miraron en la dirección de la que provenía la voz, notaron que un dragón brillante volaba hacia ellos, pero era verde en vez de azul en esta ocasión.
- "Hmm, aquí tenemos a cuatro que tienen un gran potencial, pero aún tenemos que ver si son dignos de ello..." - dijo el dragón.
- "¡Bueno, ya basta!" - dijo Inuyasha impaciente - "¿¡Quién eres tú y qué diablos es este lugar!?" -
- "¡Inuyasha!" - dijeron todos.
- "Hora de las preguntas, ¿verdad?" - dijo el dragón soltando un rugido que sonó más como una risa - "Yo soy el Dios Dragón del Viento, Kiols; y están ahora dentro del Templo del Dragón" -
- "¿Dios Dragón del Viento?" - preguntó Kagome - "¿Y quién era entonces el dragón que nos recibió afuera?" -
-"Oh, ¿ese? Ese era Iadlast, el Dios Dragón del Agua"- dijo Kiols cerrando sus ojos.
- "Kiols-sama; entonces... ¿que razón tuvieron para habernos llamado a este lugar?"- preguntó Miroku.
- "Es para ver si son dignos de portar el poder sagrado" - dijo Kiols.
- "¿Dijo el poder sagrado?" - preguntó Kagome.
- "Sí, jovencita. El poder sacro proveniente de las emociones y del corazón: la Magia Seirei y el Poder del Dragón"- dijo otro dragón surgiendo al lado de Kiols, pero este tenía un aspecto más serio y solemne y era de color blanco - "Perdonen por mi intromisión, mi nombre es Illyusea y soy el Dios Dragón de la Luz" -
- "¡Ah! ¡Reconozco su voz, Gerar! ¡Esa es la voz que oí cuando comencé a cantar esa canción!" - dijo Gabriela saltando de la emoción.
- "¿¡De verdad!"- dijo Gerardo a punto de desmayarse de la emoción - "Esto es increíble... Llevo tanto tiempo esperando a que esto pasase..." -
- "Oh, ¿pero eres digno de ello?" - preguntó otro dragón que estaba volando sobre ellos. Este tenía un aspecto ardiente e irritado y era de color rojo brillante - "Oh, sí. Yo soy Pyrazsyec, el Dios Dragón del Fuego" -
- "Wow, asombroso... El elemento que más me desagrada cuestionando mis habilidades..." - dijo Gerardo con voz sarcástica mientras cruzaba los brazos.
- "¡Gerar!" - dijo Gabriela en tono de reproche.
- "Bueno..."- dijo otro dragón de un color amarillo brillante mientras surgía del piso, aunque este tenía un semblante somnoliento - "La única forma de saberlo a ciencia cierta es llevando a cabo la ceremonia ahora mismo. Y si se me permite presentarme, yo soy Tiarrashe, el Dios Dragón de la Tierra" -
- "Estoy de acuerdo"- dijo un último dragón surgiendo de las pocas partes de la sala a las cuales no llegaba la luz. Era de color negro, aunque sus escamas brillaban hermosamente cuando eran alcanzadas por la luz y tenía ojos blancos como perlas: se veía misterioso pero a la vez gentil - "Soy Phinambrea, el Dios Dragón de la Oscuridad" -
- "Así qué, ¿de que va la ceremonia?" - preguntó Kagome mientras comenzaba a sentirse nerviosa.
- "No es nada peligroso o complicado: sólo suban las escaleras hasta el altar y parénse en el centro del mismo" - dijo Iadlast mientras salía de la pila de agua bajo al altar - "Disculpen mis malos modales, pero no tuve tiempo de presentarme cuando nos encontramos afuera. Mi nombre es Iadlast, Dios Dragón del Agua" -
- "Bueno, ¿qué harán entonces?" - preguntó Illyusea mientras observaba a Inuyasha, Kagome, Gabriela y Gerardo - "¿Llevarán a cabo la ceremonia o prefieren irse sin siquiera intentarlo?" -
- "¡Claro que lo haremos!" - dijo Inuyasha enfadado.
- "¿Y no será peligroso?" - preguntó Kagome mientras su cara se llenaba de preocupación.
- "Hmm, no lo creo," - dijo Sango mientras miraba alrededor - "Este lugar no parece ser peligroso" -
- "¡Bien! ¡Entonces hagámoslo de una vez!" - dijo Inuyasha con emoción.
- "¿Pero quiénes serán los que la harán?" - preguntó Shippou.
- "Serán los dos hermanos, la miko y el hanyou..." - respondió Tiarrashe.
Atendiendo a las palabras de Tiarrashe, Inuyasha, Kagome, Gabriela y Gerardo se pusieron en fila en frente de una de las escaleras que llevaba al altar. Inuyasha fue el primero en subir hasta él.
- "¿Y bien? ¿Qué debo hacer ahora?" - preguntó Inuyasha impaciente.
- "Sólo debes tomar el cristal que está flotando enfrente de ti" - dijo Illyusea mientras hacía aparecer ante él un pequeño objeto brillante.
- "¿Este?" - preguntó Inuyasha mientras miraba al objeto: era una pequeña esfera de vidrio gris, la cual tenía una figura muy realista del ojo de un dragón adentro.
- "Sí. Sí eres digno, el Cristal Seirei te aceptará, pero si no, serás expulsado del templo..." - dijo Phinambrea en tono de advertencia.
- "¡Meh, qué fácil!" - dijo Inuyasha mientras extendía una mano para tomar el cristal.
Cuando lo hizo, la marca hexagonal dibujada en el altar comenzó a brillar en los vértices del hexágono que correspondían a los elementos de Fuego y Viento, haciendo que pilares de luz roja y verde se alzasen de ellos. El cristal en los manos de Inuyasha se volvió rojo mientras que la pupila del ojo en el interior del cristal se volvía verde.
- "¡Parece que sí soy digno!"- exclamó Inuyasha, pero tanto el cristal como el círculo mágico con la marca hexagonal dejaron de brillar al instante siguiente y entonces, el altar completo se llenó con una energía que expulsó a Inuyasha. Sin embargo, su caída al suelo se hizo lenta y aterrizó al lado de Kagome de pie, como si nada hubiese pasado.
- "¿¡Qué diablos fue eso!?" - preguntó Inuyasha enfadado.
- "¿Te encuentras bien, Inuyasha?" - preguntó Kagome preocupada.
- "Sí, estoy bien, pero..." - dijo Inuyasha girándose para mirarla brevemente, pero luego se giró de nuevo en la dirección en que estaban los dragones.
- "Aparentemente los poderes te rechazaron y aceptaron a la vez" - dijo Phinambrea severamente.
- "¿¡Que!?" - preguntó Inuyasha extrañado al escuchar eso, lo cual también confundió a todos los demás.
- "¿Qué significa eso? ¿Cómo fue que el poder rechazó a Inuyasha si lo había aceptado inicialmente?" - preguntó Miroku.
- "Es porque él tiene un corazón puro y eso debería permitirle usarlo. Sin embargo, dada la naturaleza especial de su sangre y herencia, lo rechazó" - explicó Iadlast mientras negaba con la cabeza.
- "Esto significa que aunque tengas un corazón puro, no podrás usar esos poderes si eres hanyou..." - dijo Gerardo con una mano en la barbilla, absorto en sus pensamientos, mientras miraba a Inuyasha.
- "¡Keh! De todas formas ya soy lo bastante fuerte tal y como soy ahora..." - refunfuñó Inuyasha.
- "Entonces, ¿no seguirás intentando convertirte en un youkai completo?" - preguntó Kagome con los ojos brillantes mientras tomaba a Inuyasha de las manos.
- "¡Claro que no, tonta!" - dijo Inuyasha mientras se ruborizaba y apartaba sus manos de las de Kagome violentamente. Kagome sólo suspiró exasperada, y sabiendo que este no era un buen momento para decirle "abajo" a nadie, subió las escaleras que llevaban al altar.
- "Toma el cristal ahora" - dijo Kiols fastidiado. El cristal que Inuyasha había intentado tomar había sido reemplazado por otro.
- "De acuerdo, lo haré" - dijo Kagome mientras cerraba su mano alrededor de la pequeña esfera de vidrio. Al igual que Inuyasha, el Sello Elemental comenzó a brillar, esta vez con los vértices correspondientes a los elementos de Luz y Agua, haciendo que pilares de luz azul y blanca se alzasen de él mientras el cristal se volvía blanco y el ojo se volvía azul.
Pero luego, una luz rosada y azul salió del cuerpo Kagome, haciendo que ella soltara el cristal como si se hubiese quemado las manos, lo cual hizo que el sello dejase de brillar.
- "¿Q-Qué pasó?" - preguntó Kagome asustada. Se revisó las manos para ver si se las había quemado, pero no se habían siquiera enrojecido: el estallido de luz no le hizo nada.
- "Tal parece que los poderes que posees son incompatibles con los que estamos intentando otorgarte..." - dijo Illyusea tristemente.
- "¿Mis poderes de miko no me permiten recibirlos?" - preguntó Kagome decepcionada.
- "Ese parece ser el caso..." - dijo Iadlast cerrando sus ojos.
- "Genial: ni los hanyou ni las miko pueden manejar esos poderes... ¿Podremos siquiera ser capaces de usarlos?" - preguntó Gerardo preocupado.
- "Oh bueno, será mejor que baje y que lo intente quien me sigue..." - dijo Kagome sintiéndose triste mientras bajaba las escaleras al tiempo que Gabriela iba en dirección opuesta.
- "¿Y qué sigue ahora? ¿Que la mocosa si podrá usar esos poderes?" - preguntó Inuyasha mientras la miraba.
- "Aunque no me gusta como lo dijiste, concuerdo contigo. Es demasiado joven como para poder soportar esa carga" - dijo Gerardo mirando a su hermana burlonamente.
- "¡ABAJO!" - dijeron Kagome y Gabriela a la vez, haciendo que ambos cayeran al suelo con el doble de fuerza. No pudieron soportar escuchar esas palabras y eso combinado con la irritación de Kagome por la actitud de Inuyasha hizo que decidieran echar a un lado las formalidades. Todos los demás presentes en la sala, incluyendo los Dioses Dragón, sólo terminaron con una gota de sudor sobre sus cabezas al ver esto.
- "¿¡POR QUE HICIERON ESO!?" - gritaron ambos cuando lograron ponerse en pie de nuevo.
- "¡Por sus comentarios crueles! ¡Inuyasha, deberías tratar mejor a los niños! ¡Y tú, Gerardo-kun, deberías confiar más en tu hermana!" - dijo Kagome indignada. Inuyasha sólo se cruzó de brazos y se giró, mientras que Gerardo simplemente se disculpó. Sin embargo, instantáneamente se giraron a mirar el altar cuando notaron que un destello de luz había salido de él.
Gabriela había tomado el cristal y para sorpresa de todos los presentes los vértices que se habían iluminado en esta ocasión eran el correspondiente a la Luz; y además, uno de los vértices del triángulo ubicado en el centro del emblema: aquellos que correspondían a los Atributos, los elementos más poderosos. El vértice que se había iluminado era el que representaba al elemento de la Luna, haciendo que el Sello Elemental liberase pilares de luz blanca y plateada mientras el cristal se había vuelto blanco con el ojo plateado.
- "De seguro o la sacan del círculo o el poder la rechaza" - dijo Inuyasha con una sonrisa burlona.
Pero a diferencia de él y Kagome, una cuerda apareció junto a contenedor de metal alrededor del cristal, el cual flotó hasta Gabriela y se ató por sí mismo alrededor de su cuelo. Luego, una copia más pequeña del Sello Elemental se dibujó a los pies de Gabriela mientras se escuchaba el llanto de un dragón resonar por la sala. En su frente apareció otra copia del Sello mientras un Emblema del Dragón aparecía sobre su pecho, justo sobre su corazón. Finalmente, un círculo blanco con el emblema de Luz apareció sobre el dorso de su mano derecha mientras uno plateado con el emblema de la Luna apareció sobre el dorso de su mano izquierda, y versiones cortadas a la mitad de ambos círculos superpuestos aparecían sobre sus palmas.
- "Ist Alttyaok Zosph, Gabriela, Fyatusepth Lyacchi Pawatz cChia Gyalaz Zosph" - dijo Gabriela como si estuviera en un trance, y al instante siguiente, su cuerpo brilló intensamente con una luz blanca y plateada.
- "¡Bienvenida, Gabriela! ¡Nueva portadora de la Magia Seirei y el Poder del Dragón, elegida por las esencias de la Luz y la Luna!" - exclamó Illyusea - "Ahora, por favor escoge tu arma" -
Illyusea entonces invocó un grupo de armas flotantes para que Gabriela pudiera escoger la que quisiera.
- "¡Quiero esta!" - dijo Gabriela tomando un arco, el cual se volvió blanco y su cuerda plateada cuando lo hizo. El arco en sí tenía el Sello Elemental grabado cerca de los culatines mientras que el resto de la flecha tenía la forma de una cabeza de dragón con la boca abierta y estaba hecho de plata.
- "Ya puedes bajar" - dijo Phinambrea con tono de satisfacción - "Todavía debemos probar a uno más" -
Gabriela hizo una reverencia por respuesta y comenzó a bajar las escaleras para permitirle a su hermano subir al altar. Una vez arriba, ya habían traído otro cristal que lo estaba esperando.
- "Adelante" - dijo Tiarrashe.
- "Bien" - dijo Gerardo mientras cerraba sus manos alrededor del pequeño cristal, sintiendo emoción, felicidad, angustia y miedo a la vez.
El cristal empezó a resplandecer al igual que el Sello Elemental, pero a diferencia de los demás, el único vértice que estaba brillando era el correspondiente al Agua, creando un pilar de luz azul, mientras que el resto del emblema brillaba en gris. El cristal también tomó un color azul mientras el ojo se tornaba gris.
Después, al igual que Gabriela, se escuchó el llanto de un dragón resonando por la sala y los mismos emblemas que le habían aparecido a su hermana: el Sello Elemental en el piso y en su frente, y el Emblema del Dragón sobre su corazón, aparecieron sobre él, aunque de un color distinto. Las Marcas Elementales también aparecieron sobre sus manos así como también sus versiones cortadas a la mitad lo hicieron sobre sus palmas, pero aunque la que apareció sobre su mano derecha era el emblema para el Agua, sobre su mano izquierda apareció algo que nadie más esperaba ver: era un círculo gris rodeando un símbolo extraño.
- "Ist Alttyaok Zosph, Gerardo, Fyatusepth Lyacchi Pawatz Chia Gyalaz Zosph
" - dijo en el mismo tono de voz que su hermana había empleado cuando recibió estos poderes mientras su cuerpo brillaba en azul y gris. Después de que la luz se desvaneció, contempló las marcas que habían aparecido en sus manos.- "¿Qué significa esto?" - preguntó extrañado mientras le enseñaba su mano izquierda a Illyusea.
- "Desconocido, ¿eh? Significa que fue imposible determinar tu segundo elemento" - respondió el dragón - "Probablemente se revele más adelante, así que tendrás que seguir así hasta el momento en que eso ocurra. Por ello, no podremos proveerte con un arma, pero al menos podemos proporcionarte los objetos necesarios para crear una. Así que, ¿que tipo de arma deseas?" -
- "Una espada" - dijo Gerardo mientras dejaba de mirar a la marca de su mano izquierda y fijaba sus ojos en Illyusea.
- "Muy bien, aquí tienes" - dijo Illyusea mientras hacía aparecer frente a sí un pequeño saco marrón y lo hacía levitar hasta Gerardo - "Este saco contiene uno de los colmillos de Iadlast y algunas de sus escamas y garras, al igual que algo de polvo de los cristales elementales" -
- "¿Pero con que hay de la espada en sí?" - preguntó Gerardo.
- "Puedes usar la espada decorativa que tienes en tu casa" - dijo Illyusea.
- "¿Cómo supiste eso?" - preguntó Gerardo sorprendido.
- "Recuerda que somos los Dioses Dragón: las Voluntades que crearon Dragonia y mantienen su existencia. No deberías sorprenderte por algo tan simple como eso" - dijo Illyusea mientras se reía por la sorpresa de Gerardo. Todos en la sala miraron al dragón confundidos.
- "¿Dragonia?" - preguntó Sango.
- "¿Alguna vez escucharon de un lugar con ese nombre?" - les preguntó Miroku a Kagome y Gabriela.
- "No, nunca" - dijo Kagome.
- "Yo sí, pero sólo en mis sueños..." - dijo Gabriela nerviosamente.
En cuanto a Gerardo, él sólo sonrió al notar que no había pensado en el hecho de que eran Dioses y bajó las escaleras para reunirse con los demás. Las marcas que habían aparecido sobre él y Gabriela ya se habían desvanecido.
- "Ahora, les explicaremos la razón que tuvimos para llamarlos aquí" - dijo Pyrazsyec impacientemente mientras miraba a Gerardo y Gabriela - "¿Ustedes ya están familiarizados con la leyenda del Cristal de las Sombras?" -
- "A la perfección, de hecho" - asintió Gerardo.
- "Muy bien, eso nos permitirá acelerar las cosas y ahorrarnos las explicaciones aburridas" - dijo Pyrazsyec - "Bueno, los trozos de ese cristal han llegado a este mundo y necesitamos su ayuda para evitar que Tenebross vuelva a la vida" -
- "¿Y por qué...'" - empezó Inuyasha, pero Gerardo levantó una mano para que se callara mientras negaba con la cabeza y susurraba en voz baja:
- "Les explicaré todo después" -
- "Entendido, haremos todo lo posible para evitar su resurrección" - dijo Gerardo girándose de vuelta a los Dioses Dragón mientras hablaba con con una voz leve pero decidida.
- "Me alegra escuchar eso. Ahora, antes de que se partan, tenemos que entregarles algunos objetos que de seguro les serán muy útiles en su búsqueda" - dijo Iadlast con orgullo mientras unas luces salían volando de detrás de él y se fijaban a las muñecas izquierdas de todos los presentes. Después de unos instantes, tomaron la forma de unos relojes que tenían una pantalla circular de cristal con seis partes alzadas que llevaban botones en su borde metálico - "Esos dispositivos se llaman Dragtenms y sirven como una red de comunicación que pueden usar para hablar entre ustedes sin importar cuán lejos estén los unos de los otros, y toman el color de sus elementos. Adicionalmente, los portadores del Poder del Dragón los requerirán para siquiera poder usar sus poderes, así que asegúrense de cuidarlos bien" -
El reloj de Gerardo tenía una pantalla azul con el borde gris, el de Gabriela era blanco y plateado, el de Kagome era blanco y azul, el de Inuyasha era rojo y verde, el de Sango era amarillo y rojo, el de Miroku era verde y negro y el de Shippou era verde y verde claro.
- "¿Pero cómo es que tenemos elementos si no tuvimos parte en la ceremonia ni recibimos la prueba?" - preguntó Miroku desconcertado.
- "Porque han estado contacto por mucho tiempo con aquellos que fueron probados. Aunque ellos dos son dignos de ese honor, desafortunadamente nuestros poderes no pudieron volverse uno con ellos debido a circumstancias imprevistas" - explicó Phinambrea en un tono enigmático - "Y también se han vuelto amigos de los otros dos que si resultaron elegidos" -
- "Y eso me recuerda... Gerardo y Gabriela, por favor tomen esto" - dijo Tiarrashe haciendo aparecer dos kimonos de la nada - "Necesitarán estas ropas, ya que me temo que la gente de este lugar y tiempo no le tiene mucho aprecio a aquellos que tienen una apariencia fuera de lo que ellos consideran normal" -
- "Tiarrashe-sama tiene razón en eso..." - dijo Kagome tristemente.
A Gerardo le entregaron un kimono azul que era similar al de Inuyasha; con la diferencia de que las mangas del haori eran un poco más largas y también tenía algunas letras de un idioma extraño bordadas con hilo gris en las mangas y el cuello. Por otra parte, el kimono de Gabriela era muy similar al atuendo de las sacerdotisas, pero la hakama era plateada en vez de roja y el atuendo completo estaba decorado con esferas de luz blanca y lunas crecientes, y de forma parecida al de Gerardo, llevaba letras bordadas en las mangas y el cuello. Cuando los tocaron, las pantallas de sus respectivos Dragtemn brillaron y los absorbieron mientras una notificación que leía "¡Objeto Almacenado!" aparecía en sus pantallas.
- "Whoa, ¿¡también puede guardar cosas!?" - dijo Gabriela sorprendida.
- "¡Eso si que será útil!" - dijo Shippou sorprendido. Sin embargo, Gerardo miró a Gabriela a los ojos y ambos supieron que debían hacer ahora.
- "Muchas gracias por todo" - dijo Gerardo mientras él y Gabriela se arrodillaban ante los Dioses Dragón del mismo modo que lo haría un caballero medieval ante su señor.
- "Deberían ponerse en camino ahora" - dijo Illyusea - "El templo desaparecerá en cuanto hayan salido, así que no volveremos a vernos por algo de tiempo. Sin embargo, siempre estaremos cuidando de ustedes" -
Todos dejaron el templo en silencio. Tan pronto como lo hicieron, el templo se desvaneció como si nunca hubiese existido. Luego se sentaron en la hierba, esperando las explicaciones de Gerardo.
- "Muy bien, chico" - dijo Inuyasha impaciente - "Escúpelo ahora: ¿Qué es ese Cristal de las Sombras y quién rayos es ese tal Tenebross o lo que sea?" -
- "Es gracioso que me digas así cuando soy mayor que tú físicamente hablando" - dijo Gerardo en un tono resignado, lo cual hizo a Inuyasha resoplar y a los demás reírse - "Pero, bueno. Les explicaré todo con esta leyenda: hace mucho tiempo, sólo existían la Nada y el Caos, pero en algún punto, del Caos se levantaron seis esencias, tomaron forma de dragones y se convirtieron en los Dioses Dragón. Ellos seis crearon los cristales elementales y gracias a eso, el mundo de Dragonia nació. Era un mundo hermoso y pacífico, pero luego, de la Nada nació un ser maligno, el cual tomó la forma de un dragón sombrío y empezó a causar destrucción y caos por todas partes. El nombre de esta sombra maligna es... Tenebross" -
- "¿Y después, que sucedió?" - preguntó Kagome algo asustada pero llena de interés por escuchar el resto; al igual que todos los demás.
- "Los Dioses Dragón lo desafiaron a una batalla en la cima de la montaña más alta de Dragonia, pero como no fueron capaces de derrotarlo, ni siquiera uniendo sus poderes, decidieron sellarlo. Lo debilitaron usando sus hechizos y ataques más poderosos; y luego, usaron magia para aprisionarlo en un cristal, el cual ellos llamaron el Cristal de Sombras. Luego, para asegurarse de que no pudiera regresar, rompieron el cristal en cientos de trozos y los esparcieron por toda Dragonia. Sin embargo, Tenebross usó la influencia que aún poseía para crear monstruos para buscar esos trozos, de modo que él pudiese revivir y pudiese destruir el mundo" - terminó Gerardo con un suspiro. Se había quedado sin aliento.
- "Suena muy parecido al relato de la Perla de Shikon" - dijo Sango sorprendida.
- "Eso supongo. Sin embargo, ninguno de los monstruos que busca la Perla de Shikon es comparable con Tenebross: esa criatura maligna es capaz de aniquilar dimensiones enteras, así que si regresa, será el fin de todos los mundos" - dijo Gerardo con una cara de terror.
- "Ya veo... Nuestras búsquedas son similares en muchas cosas, pero tienen una gran diferencia" - dijo Kagome pensativamente
- "Si Naraku se llega a enterar de esto, las cosas podrían ponerse feas..." - dijo Shippou tragando saliva.
- "Sí. Ese maldito bastardo querría usar las energías malignas de ese cristal para aumentar sus poderes más allá de lo que planea con la Perla de Shikon" - dijo Inuyasha mientras una expresión irritada aparecía en su rostro y él flexionaba sus garras.
- "Creo que la razón por la que fuimos llamados a este mundo es porque tenemos una conexión emocional muy fuerte con él" - dijo Gerardo pensativamente.
- "Pero, ¿cómo sabes todo eso de Dragonia?" - preguntó Sango - "Ustedes no son de ese mundo, ¿cierto?" -
- "¡No! Gerar sabe todas esas cosas porque ha soñado muchas veces con ese mundo, ¡al igual que yo!" - respondió Gabriela alegremente.
- "Hmm, tiene sentido en ese caso. Aunque tengo que decir que es realmente sorprendente escuchar que algo de un sueño se volviese realidad de un modo como este" - dijo Miroku asombrado - "Bueno, ¿entonces que haremos ahora?" -
- "Primero debemos regresar a casa a prepararnos para el viaje" - dijo Gerardo animadamente.
- "Está bien. En ese caso, ¡haré lo mismo y comenzaré a a prepararme también" - dijo Kagome alegremente.
- "Adelante, que tengo que ir a hablar con el viejo Totosai sobre algo" - dijo Inuyasha amargamente.
- "¿Eh? ¿Para qué?" - dijo Gerardo sorprendido, ya que Tessaiga no parecía necesitar reforjamiento o reparaciones.
- "¡Para que te forje una espada, estúpido!" - dijo Inuyasha mientras sacaba otra espada aparte de Tessaiga: esta tenía aspecto de sólo ser una katana decorativa, con dragones grabados en relieve en la empuñadura y dibujados en la funda.
- "¿Dónde tenías esa escondida?" - preguntó Gabriela sorprendida.
- "¿No notaron que la llevaba en el cinturón cuando vestía el uniforme, o que la había puesto detrás de Tessaiga?" - dijo Inuyasha con una sonrisa burlona.
- "Parece que necesito fijarme más en los detalles, ya que no me dí cuenta ni cuando nos estábamos cambiando de ropa..." - dijo Gerardo un poco deprimido.
- "De cualquier forma, tomé esto de tu casa antes de que volviéramos; y será mejor que me entregues las cosas que te dio ese dragón" - le dijo Inuyasha.
- "Muy bien, aquí tienes" - dijo Gerardo entregándole el saco que tenía el colmillo, las garras, escamas y polvo de cristal, el cual él aún llevaba en sus manos - "Sólo dile a Totosai que si me hace una espada mala o le arruina las decoraciones, le daré una paliza igual y hasta peor que las que tú le das... Ah, por cierto... ¡He decidido que mi espada se llamará Ryuuga!" -
- "Hmm, ¡no está mal para un nombre!" - dijo Inuyasha sorprendido.
- "Si. No fue fácil decidir un nombre para ella, pero terminé escogiendo ese" - dijo Gerardo con una sonrisa - "Bueno, sólo espero que me traigas de vuelta la espada en una sola pieza" -
- "Por cierto... ¿Por qué tienes una espada?" - preguntó Kagome confundida.
- "Porque son las únicas armas que me gustan; y tuve que ahorrar bastantes mesadas para poder comprarla" - dijo Gerardo orgullosamente.
Después de un rato, todos estaban preparados para irse: Gerardo tenía a Gabriela tomada de la mano justo enfrente del portal que Kagome había hecho reaparecer con el fragmento de Shikon que ella tenía, Kagome estaba cargando su mochila preparada para irse con Miroku, Sango y Shippou, e Inuyasha estaba al lado de Kirara, la cual se había transformado en su forma gigantesca.
- "Bueno, ¡nos veremos en dos días!" - dijo Gerardo cruzando el portal con su hermana.
- "¡Adiós!" - dijo Gabriela despidiéndose con la mano mientras entraban.
- "¡Nos vemos! ¡Cuídense!" - dijeron los demás.
- "Bueno, hora de irme a casa" - dijo Kagome mientras se alejaba caminando con los demás - "¡Nos vemos después!" -
- "¡De acuerdo!" - dijo Inuyasha.
Los cuatro se alejaron caminando mientras Kirara despegó con Inuyasha en su espalda, llevándolo a la guarida de Totosai.
(Fin del Capítulo)
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