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A todos, quiero darles la bienvenida a mi humilde blog, el cual está dedicado a mi vida, al animé, a los videojuegos, y especialmente, a EXA_PICO. Aquí podrán ver las traducciones de letras de canciones que he hecho, y en el dado caso que no tenga la traducción que buscan, por favor vayan al foro Ar tonelico: A Reyvateil's Melody, ya que allí están todas las traducciones que podrían necesitar, junto con una gran cantidad de información sobre el mundo de EXA_PICO y sus conlangs.

¡Espero que se la pasen bien leyendo este blog!

Everyone, welcome to my humble blog, dedicated to my life, anime, videogames, and especially, to EXA_PICO. Here you all can see the translations for song lyrics I have done thus far, and if I don't have the translations you're looking for, please go to the Ar tonelico: A Reyvateil's Melody forum, since in both of these there are all of the translations you may need, together with a great quantity of information about EXA_PICO's world and its conlangs.
I hope you all have a good time reading this blog!


viernes, 29 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 3

Capítulo 3:

Los Medallones de la Memoria


{Opening: Owaranai Yume}

El grupo partió temprano en la mañana; y ya era cerca del mediodía cuando estaban caminando por una explanada rocosa mientras hablaban animadamente de los eventos del día anterior.

- "¡Hicieron un buen trabajo ayer!" - les dijo Miroku con una amplia sonrisa.

- "Sí, nunca los habíamos oído cantar; y la verdad lo hacen muy bien" - les comentó Sango, haciendo que Miko e Inuyasha se sonrojaran.

- "Ehh... Gracias. Nunca pensé que lo haría bien." - dijo Miko sonriendo.

- "¡Y no tienen idea de lo asustado que estaba por ello!" - dijo Inuyasha riéndose.

- "O sea que te dio miedo..." - comenzó Shippou a modo de burla, pero se calló en respuesta a una mirada furiosa de Miko. Obviamente aún estaba molesta por lo que hizo a Inuyasha.

- "Shippou... Creo que le debes una disculpa a Inuyasha" - le dijo Miko en tono de reproche. Inicialmente se iba rehusar a hacerlo, pero al ver como lo estaba viendo Miko, Shippou decidió tragarse el orgullo y disculparse.

- "Está bien" - dijo rabioso y se volteó hacia Inuyasha - "Disculpameporloquetedijeayer"

Inuyasha no entendió nada de lo que le dijo.

- "¿Qué fue todo eso?" - le preguntó con una cara de confusión.

- "Urgh... ¡Quise decir que me perdones por lo que dije ayer!" - dijo Shippou molesto.

Al principio pareció que le iba a pegar, pero Inuyasha simplemente le puso una mano en la cabeza suavemente; y le dijo:

- "Muy bien, te perdono" -

- '¡Uf! Estuvo cerca...' - pensó Shippou con alivio.

- "Bueno, ya dejen de jugar, que tenemos que concentrarnos en encontrar esos medallones" - los reprimió Sango al ver como se estaban quedando atrás.

Después de otro rato de caminata, durante el cual los niños habían estado hablando entre sí animadamente…

- "¡Miren, hay una aldea allá enfrente!" - dijo Shippou, poniendo fin a la conversación sobre juegos que habían estado teniendo.

- "¡Es verdad!" - dijo Miko emocionada, que no recordaba haber visto jamás otra aldea aparte de la de Kaede.

- "¿Creen que deberíamos parar a descansar?" - les preguntó Miroku mientras evaluaba sus condiciones actuales. Miko, Shippou e Inuyasha se veían un poco cansados, pero aun así estaban emocionados de continuar viajando. Sin embargo, se escuchó el sonido de varios estómagos rugiendo en ese instante.

- "Sí, no creo que debamos continuar sin recuperar fuerzas" - respondió Sango mientras reía al haber escuchado eso.

Y así continuaron su caminata.

Cuando por fin llegaron a la aldea, la bienvenida que les dieron fue de todo menos calurosa...

- "Miren ese grupo de viajeros allá. Es muy extraño" -

- "Sí… Van un monje, una mujer, una niña, una especie de zorro y un niño monstruo" -

Aunque continuaron caminando sin prestarle mucha atención a lo que decían sobre ellos, este último comentario hizo que Inuyasha se enfureciera:

- "¿¡A quién llaman monstruo!?" – gritó enfurecido. Como se había acostumbrado a que sus amigos y los habitantes de la aldea de Kaede lo tratasen como parte de ellos, esto terminó volviéndose un desagradable recordatorio de la vida que tenía antes de despertar en la cabaña, o mejor dicho, de los horrores por los que pasó durante su verdadera infancia.

- "Ya cálmate, Inuyasha, no querrás que nos echen de la aldea cuando apenas hemos llegado" - le dijo Miroku severamente.

- "Sí, lo siento, Houshi-sama" - le contestó Inuyasha mientras miraba al suelo con arrepentimiento.

- 'Extrañaré mucho este tipo de trato' – pensó Miroku con tristeza. Se detuvo por un momento y les señaló a los demás una cabaña con una ventana que parecía más bien una mesa plegable, sobre la cual una joven estaba sirviendo varios tipos de comida: onigiri, manju, pescado y otros - "Bueno, allí hay un lugar donde podemos detenernos a comer" -

Como tenían hambre, decidieron parar para comer. Miroku usó el dinero que había ganado con sus falsos exorcismos para pagar la comida para todos; y así todos comenzaron a comer a su propio ritmo, lo cual hizo felices a los niños, lo cual a cambio hizo sonreír a Sango. Pero mientras todos estaban almorzando, un grupo de niños se acercó a verlos, todos los cuales vestían kosode y algunos llevaban además hakama, los cuales eran de colores apagados y algunos incluso estaban remendados y parchados...

- "Hola, ¡no sabía que niñas tan bonitas como tú se aventuraban por estos parajes tan peligrosos!" - le dijo uno de los niños a Miko en tono de burla.

- 'Que desagradable...' - pensó Miko irritada. Le arrojó una mirada de repugnancia para luego voltearse y seguir comiendo su onigiri con calma. Inuyasha sintió que algo no estaba bien y decidió hacer algo al respecto:

- "¡Oye, No molestes a Miko!" - le dijo Inuyasha al niño con rabio. El niño no hizo más que reírse un su cara.

- "¡Uy, qué miedo! ¡Un monstruo! ¿Qué harás? ¿Matarnos del miedo?" - dijo otro niño provocando a Inuyasha.

- "Desgra..." - empezó Inuyasha pero Sango lo interrumpió para evitar que las cosas se pusieran feas.

- "No les hagas caso, sólo son unos tontos" - le dijo en susurros mientras le tomaba de los hombros con una mirada muy seria.

- "Sí, Sango-nee" - dijo Inuyasha algo avergonzado.

- "Es cierto, Inuyasha," - dijo Miko cerrando los ojos en una expresión calmada mientras continuaba almorzando. Ya había terminado su onigiri y ahora estaba tomando algo del pescado que tenía enfrente con los ohashi - "No tenemos por qué escuchar a un grupo de idiotas como ellos" -

- "¿¡Cómo te atreves a llamarnos idiotas!?" - dijeron los dos niños a la vez al escuchar lo que Miko pensaba de ellos - "¡Ya verás!" -

- "¡Esperen!" - dijo Sango poniéndose entre Inuyasha, Miko y los dos niños - "¡Sí quieren pelear con ellos, tendrán que pelear conmigo primero!" -

- "¿Una mujer?" - dijo el primer niño en un tono incrédulo, haciendo que Sango se enfureciera.

- "¿Ah, sí? Ya veremos eso..." - dijo mientras se tronaba los nudillos. Los golpeó a ambos en la cabeza.

- "¿Quieren más?" - les preguntó mientras se preparaba para repetirles el trato, pero los dos niños simplemente se asustaron y salieron corriendo mientras gritaban.

- "Gracias, Sango-nee," – dijo Inuyasha sonriendo, pero su cara cambió a una expresión sorprendida porque la conducta de Sango le resultaba algo rara – "Pero... ¿Por qué nos protegiste de esa forma?" -

- "Es que tengo un hermano menor llamado Kohaku," – ella explicó mientras sentaba a su lado de nuevo y sonreía de modo meláncolico. Miroku estaba sentado un poco más allá y estaba hablando con la dueña de la cabaña sobre algo, mientras que Shippou se había levantado para ir a ver la aldead – "Él es un poco mayor que ustedes dos; y casi siempre tuve que protegerlo para que no le pasara nada" -

- "¿Y dónde está el ahora?" - le preguntó Miko llena de curiosidad – "Si lo cuidabas tanto, ¿por qué no está contigo?" –

- "Se los diré a su tiempo, ¿de acuerdo?" - les dijo Sango en tono cortante, lo cual hizo que su sonrisa cambiase brevemente a una mirada seria. Miko se dio cuenta de que era un tema delicado y decidió no insistir.

- "De acuerdo" – asintió ella. Luego se volteó: allí vio lo que Shippou estaba haciendo, lo cual la hizo reír - "¡Vaya, parece que Shippou se está divirtiendo mucho!" -

Lo dijo porque Shippou estaba rodeado por un grupo de niñas, todas vestidas en kosode de colores claros y adornados con toda clase de patrones, las cuales decían que él era la cosa más linda del mundo y querían acariciarlo y tocarlo como si fuese algún tipo de peluche. Él lo estaba disfrutando mucho.

- "Aahh... No me quiero ir de aquí..." - musitó mientras suspiraba de felicidad.

De repente, Miroku se levantó de su asiento, lo cual sorprendió a todos.

- "Sí, gracias" - se inclinó ante la dueña de la cabaña para luego girarse hacia el resto del grupo - "Bueno, ya es hora de irnos" -

- "¿No podemos quedarnos un rato más?" - dijo Shippou un tanto decepcionado.

- "No" - dijo Miroku de forma cortante. Luego procedió a explicarles a los demás lo que había escuchado de la dueña de la cabaña - "Bueno, según la información que pude obtener, la cueva se encuentra en una montaña cercana, pero está custodiada por un monstruo" -

- "¡No importa! ¡Lo haré trizas con mi espada!" - exclamó Inuyasha emocionado, haciendo que todos lo miraran.

- 'Cada vez se parece más a sí mismo' - pensó Miroku con una sonrisa irónica.

Dejaron la cabaña y prosiguieron su camino. Primero se detuvieron brevemente para que Sango pudiera cambiarse de ropa y se pusiera su traje de batalla; y en cuanto estuvieron listos, empezaron a transitar el camino que los llevaría a la montaña afuera de la aldea. Pero tan pronto como llegaron, Inuyasha se quedó inmóvil y empezó a olfatear los alrededores.

- "¿Huh? ¿Te ocurre algo, Inuyasha?" - le preguntó Miko extrañada acerca de lo que hacía.

- "Huelo a un monstruo; ¡y está muy cerca de aquí!" - exclamó Inuyasha, haciendo que todos se pusieran en alerta.

- "Es cierto, ¡yo también percibo su aura demoníaca!" - dijo Miroku, que ya estaba mirando en todas direcciones en busca de signos de la criatura.

- "¡Entonces será mejor que nos preparemos para pelear!" - dijo Sango mientras ponía una mano sobre su Hiraikotsu.

Un momento después, salió de la montaña salió un enorme monstruo con aspecto de una mantis gigante con una máscara en la frente.

- "¡Por lo visto ahora si tendré una deliciosa cena!" - exclamó la horrenda criatura cuando vio al grupo.

- "¡En tus sueños, feo! ¡Kaze no Kizu!" - dijo mientras le arrojaba una onda de energía, pero a pesar de que le hizo un gran daño, el monstruo se regeneró casi de inmediato.

- "¡No puedo creer que un niño iluso como tú piense que va derrotarme!" - exclamó el monstruo burlándose de él.

Miko estaba asustada cuando vio al monstruo, pero estaba determinada a servirle de ayuda a los demás durante la batalla; y no iba a empezar por rendirse ante el miedo.

- "¡Si no lo hace él, lo haré yo!" - le gritó al monstruo decidida mientras le arrojaba una Flecha Purificadora, pero el monstruo se regeneró de nuevo.

- "Tontos, ¿no se dan cuenta de que soy inmortal? ¡No hay youkai o miko que pueda siquiera hacerme un rasguño; y menos aún si son niñatos como ustedes!" - gritó el monstruo burlándose ante los intentos de Miko e Inuyasha de hacerle daño.

- "¡Ya veremos eso! ¡Hiraikotsu!" - gritó Sango y le arrojó su bumerang, cortándole una de sus tenazas, pero el monstruo la regeneró. Luego trató de abalanzarse sobre ellos, de modo que Sango tuvo que ponerse delante de Miko e Inuyasha para protegerlos y repeler el ataque con su Hiraikotsu. Miko e Inuyasha trataron de atacarlo usando sus flechas y a Tessaiga, pero no significó mucho debido a que el monstruo deshacía todo el daño que le causaban.

- "¡Muy bien, ya fue suficiente de juegos! ¡Acabaré esto ahora!" - dijo Miroku ya harto. Espero a que los demás se hubiesen apartado del monstruo; y en cuanto lo hicieron, removió el rosario que llevaba en su mano derecha y la abrió por completo - "¡Kazaana!" -

- "¿¡Qué demonios está haciendo éste monje!? ¡Aaaaahhh!"- gritó el monstruo mientras era absorbido por el agujero; y Miroku lo cerró inmediatamente después al cerrar su mano y enrollar el rosario alrededor de ella de nuevo.

- "Bueno, no fue muy difícil" - dijo Miroku poniendo una sonrisa tonta.

- "¿¡Que no fue difícil!?" - le gritaron los demás enojados. No habían resultado heridos gracias al bloqueo de Sango, pero aun así habían quedado exhaustos debido a todos los ataques que habían tenido que esquivar.

- "Perdonen chicos, pero si me hubieran dejado usar el agujero desde el comienzo, no tendrían que haber pasado por todos esos problemas" - dijo agitando la mano como si estuviera espantando a los mosquitos; y los demás sólo suspiraron exasperados en respuesta a eso.

Luego siguieron su camino por la montaña; y durante ese tiempo no ocurrió nada digno de mención, hasta que...

- "Ustedes son viajeros, ¿verdad?" - les preguntó un anciano que llevaba un kosode y hakama grises. El kosode estaba decorado con cuadros verdes y el anciano tenía solo manojo de cabello gris atado hacia arriba. Se acercó a ellos en cuanto los vio.

- "Sí, así es señor" - le respondió Miroku – "Nuestro negocio es la cacería de youkai y la purificación de presencias malignas" –

- "¿De qué habla Houshi-sama?" – preguntó Miko a Sango confundida.

- "Sí, no hacemos nada de eso" – dijo Inuyasha cruzando los brazos mientras su cara adoptaba una expresión neutra – "Se supone que estamos buscando como devolverle la memoria a Miko, ¿verdad?" –

- "No le den importancia" – susurró Sango – "Solo síganle la corriente" -

- "En ese caso, necesito un favor de ustedes. ¿Saben sobre la cueva que se encuentra en las cercanías?" - les preguntó el anciano en un tono lastimero.

- "Sí, de hecho, nos dirigimos hacia ese lugar en este momento" - le respondió Sango mientras intuía de qué se trataba el favor.

- "Bueno al lado de ese lugar se encontraba un templo, pero unos monstruos lo han contaminado" - dijo el anciano con una angustia que se hacía evidente en su voz. Esto confirmó las sospechas de Sango.

- "Y usted necesita que los eliminemos, ¿cierto?" - le preguntó Miroku amablemente.

- "Sí, pues allí se encuentra una reliquia muy importante para nuestra aldea, un cristal que atrae la suerte; y cada año lo dejamos purificando allí" - explicó el anciano.

Sango, Mirok y Shippou se apiñaron y empezaron a susurrar acerca de cuán sospechosa sonaba esta situación. Miko e Inuyasha también escuchaban lo que decían, sin entender realmente a que se referían.

- "No sé ustedes, pero eso suena como un fragmento de la Perla de Shikon" - les susurró Sango a los demás.

- "Sí, pero eso es imposible: Kouga tiene dos fragmentos, Kohaku tiene uno, nosotros tenemos otro y Naraku tiene el resto de la Perla" - le recordó Miroku.

- "¿Me harían ese favor?" - les preguntó el anciano, lo cual puso final a su cháchara.

- "Ehh... Sí, claro señor" - le dijo Miroku riendo nerviosamente.

- "Se los agradezco mucho" - dijo el anciano. Se inclinó ante ellos y prosiguió su camino de vuelta a la aldea.

- 'Esos nombres me suenan familiares... ¿Los habré escuchado antes?' - pensó Miko confundida mientras continuaban su camino.

Poco tiempo después, llegaron a la entrada de una cueva; y justo al lado se encontraba un templo, el cual estaba construido en piedra, exceptuando por el techo, el cual estaba hecho de tejas verdes de acuerdo al estilo empleado en esos tiempos. A pesar de que estaba muy deteriorado, todavía conservaba vestigios de que había pasado por mejores épocas. Sin embargo, se podía sentir una terrible presencia desde el interior...

- "Hmm, sí que tiene una presencia maligna muy fuerte" – dijo Miroku mientras blandía su shakujou con ambas manos – "Debe haber una gran cantidad de monstruos adentro" -

- "Sí, pero nos demoraremos una eternidad si nos ponemos a eliminarlos a todos uno por uno" - dijo Sango pensativamente mientras se hacía una idea de lo que les esperaba adentro.

- "Bueno, déjenmelos a mí. ¡Con el Kaze no Kizu podré destruirlos a todos en un instante!" - exclamó Inuyasha emocionado mientras sacaba su espada.

- "¡O a mí! ¡Con mis flechas podemos eliminarlos fácilmente!" - dijo Miko tan emocionada como él.

- "¡Yo también puedo! ¡Mis técnicas podrían acabar con esos monstruos débiles!" - dijo Shippou mostrando una expresión determinación muy similar a la de Inuyasha.

Sango se paró a pensar por un par de minutos; y al final se le ocurrió una idea:

- "Hmmm... ¡Ya sé!" – dijo mientras daba una palmada y le sonreía a los niños- "¿Por qué no mejor lo hacemos entre todos? ¡Así será más rápido!" -

- "Aunque si uso mi Kazaana..." - empezó a decir Miroku, pero Miko lo interrumpió.

- "¡No es justo, Houshi-sama! ¡Ya usted eliminó a un gran monstruo haciendo eso!" – dijo ella molesta.

- "En parte tiene razón. Además, es probable que haya monstruos venenosos allí dentro" - dijo Sango con una voz calmada. Luego se le ocurrió otra idea - "Sería mejor que revisase la cueva buscase los medallones" -

- "De acuerdo" – dijo Miroku mientras suspiraba resignado.

Así que terminaron dividiéndose: Sango, Miko, Inuyasha y Shippou entraron al templo mientras que Miroku entraba a la cueva.

- "Muy bien, escuchen: esto no es un juego ni un entrenamiento," - les dijo Sango severamente después de que entraron al templo - "Deben luchar con todas sus fuerzas si quieren seguir vivos" -

- "Ya entendimos," - dijo Inuyasha; y luego se giró para encarar a los incontables monstruos que estaban en el templo. Sacó su espada y la transformó mientras los demás se alistaban para la batalla - "¡Bueno monstruos, llegó la hora de desaparecer! ¡Kaze no Kizu!" -

Tan pronto como gritó el nombre de su ataque, lanzó las ondas de energía y desintegró a varios monstruos de una vez, mientras que Miko disparaba una flecha contra varios monstruos que estaban reunidos en un solo punto.

- "¡Allá va!" - tan pronto como la soltó, la flecha se cubrió de un aura azul y desapareció a los monstruos a los que estaba apuntando.

- "¡Hiraikotsu!" - gritó Sango mientras lanzaba su bumerang, el cual cortó a todos los monstruos que se atravesaban en su camino.

- "¡Kitsune-bi!" - dijo Shippou mientras saltaba lanzando flamas azules a su alrededor, quemando a los monstruos que lo rodeaban.

- "¡Aquí va otra flecha!" - dijo Miko, pero esta vez la flecha se cubrió de un aura púrpura y salió disparada con más fuerza, eliminando a más monstruos de los que había eliminado antes.

- "Vaya, ¿que fue eso?" - preguntó Miko impresionada.

- "¡Parece que lograste hacer una Flecha Sagrada! ¡Es una forma más fuerte de las que habías disparado antes!" - le dijo Sango mientras peleaba con un monstruo usando su bumerang.

- "¡Increíble!" - exclamó Miko con alegría.

- "¡Este no es el momento para impresionarse!" - dijo Inuyasha de mal humor; y tenía razón, porque entre más monstruos mataban, más parecían salir.

- "¡Sí, está bien!" - dijo Miko mientras disparaba otra flecha.

Después de un rato comenzaron a cansarse. Inuyasha todavía tenía energía de sobra, pero al ver el estado en que estaban sus amigos...

- 'Rayos, ¿no hay otro ataque mejor que yo pueda hacer?' - pensó furioso consigo mismo, pero entonces, como si respondiera a sus pensamientos, Tessaiga se cubrió de cristal. La miró con miedo - "¿Qu… Qué le ocurre a mi espada…?" -

Sango se quedó con los ojos abiertos cuando vio lo que ocurría con Tessaiga...

- "¡Está activándose la técnica Kongousouha!" - le explicó a Inuyasha - "¡Agita tu espada para usarla!" -

- "¡Bien! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha mientras agitaba su espada, haciendo que una lluvia de diamantes saliera de ella y atravesara a los monstruos. Él estaba feliz al ver su "nuevo" ataque; y encaró a los monstruos que tenía delante.

- "¡Esto es genial! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha de nuevo, lanzando otro aluvión de diamantes y haciendo trizas a los monstruos que se encontraban en el camino de las lanzas.

Esto renovó los ánimos de los demás, haciendo que recuperaran el empeño en su tarea de exterminar a los monstruos; y Shippou decidió no quedarse detrás de Inuyasha en cuestión de ataques:

- "¡Trompo Gigante!" - dijo mientras enrollaba y lanzaba un pequeño trompo, el cual se agigantó y arrolló a todos los monstruos que estaban enfrente de él.

Así siguieron por un buen rato, con Inuyasha alternando entre el Kongousouha y el Kaze no Kizu; Shippou alternando entre su Kitsune-bi y su Trompo Gigante; Miko disparando ambos tipos de flechas; y Sango peleando usando su Hiraikotsu y su wakizashi, hasta que...

- "¡Parece que ya estamos terminando!" - dijo Inuyasha después de otro Kaze no Kizu. Ya no quedaban muchos monstruos.

- "¡No se confíen! ¡Al parecer hay un monstruo más grande en este lugar!" - les dijo Sango teniendo un mal presentimiento, el cual terminó por cumplirse: un monstruo de aspecto humanoide, pero con la piel verde y escamosa; y el cabello de un verde más oscuro que el de su piel apareció de la nada.

- "¡Humanos, un kitsune y un niño hanyou! ¿Acaso piensan que pueden eliminarme en mi territorio? ¿A mí, Rizaryu-sama?" - rugió el monstruo en cuanto los vio.

- "Que nombre tan raro…" – dijo Shippou mientras lo miraba con desagrado.

- "¡Este lugar no te pertenece!" - le gritó Sango - "¡Ahora sal de aquí!" -

- "Creo que no. Y no podrán derrotarme" - dijo Rizaryu burlándose - "¡Me divertiré con ustedes; y además serán una buena cena!" -

- "¡No lo creo! ¡Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras le lanzaba una onda de energía, pero el ataque fue repelido por una barrera negra transparente que rodeaba al monstruo.

- "¿¡Que rayos!?" - dijo Inuyasha ante la desagradable sorpresa.

- "¡Tiene una barrera!" - exclamó Sango al ver esto - "¡Así no podremos vencerlo!" -

- "¿Entonces qué haremos?" - preguntó Miko desesperada.

- "Ríndanse y terminaré con ustedes rápidamente…" - siseó el monstruo como si quisiera comer de una vez.

- "¡Eso nunca!" - le gritó Sango al monstruo; y luego se volteó hacia Inuyasha - "Inuyasha, tu puedes vencerlo, pero necesitas usar otra técnica con tu espada" -

- "¿Pero cómo?" - le preguntó Inuyasha angustiado - "¡El maestro Totosai no me enseñó más ataques!" -

- "¡Ten más confianza en ti mismo! ¡Tessaiga tiene otros poderes, sólo necesitas despertarlos!" - le dijo Sango para animarlo.

Inuyasha decidió confiar en Sango y se concentró en Tessaiga:

- "Muy bien… Tessaiga, por favor, muéstrame que otras habilidades puedo usar con tu ayuda..." - gracias a la concentración de Inuyasha, Tessaiga cambió a su forma enrojecida, dejándolo estupefacto - "¡Vaya! ¿Y esto para qué sirve?" -

- "¡Te permite arrojar un rayo que rompe las barreras!," - le explicó Sango apresuradamente - "¡Ahora úsalo!" -

- "Bien... ¡Allá va!" - dijo Inuyasha mientras agitaba su espada.

- "¿¡Que hacen!?" - preguntó Rizaryu cuando vio lo que hacía Inuyasha.

Enseguida, Tessaiga arrojó un rayo azul y amarillo, el cual rompió la barrera del mismo modo que un cristal golpeado por una piedra cuando hizo contacto.

- "¡No puede ser! ¡Mi barrera de energía fue destruida! ¡Me las pagarán!" - gritó Rizaryu furioso.

- "¿Y qué harás, engendro del infierno feo?" - le preguntó Inuyasha, burlándose de él.

- "¡Esto!" - dijo mientras lanzaba un rayo de energía púrpura desde su boca. Como el ataque fue tan repentino, no tuvieron tiempo de esquivarlo, así que el rayo los alcanzó e hirió hasta el punto de dejarlos inconscientes. El único que pudo escapársele fue Inuyasha, ya que al ver lo que hacía, saltó encima del monstruo y terminó detrás de él.

- "¡Sango-nee! ¡Shippou! ¡MIKO!" - gritó Inuyasha corriendo hacia sus amigos y tratando de reanimarlos. Al ver que no le respondían, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, luego se volteó hacia el monstruo - "Maldito... ¡PAGARÁS POR ESTO!" -

- "Oh, ¿acaso el bebé se puso a llorar?" - se burló Rizaryu; y después lo miró con una sonrisa malévola - "¡No te preocupes, pronto te unirás a ellos!" -

Dicho esto se puso a cargar energía y disparó un rayo aún más fuerte que el anterior.

- "Maldición, ¿qué haré ahora?" - se preguntó Inuyasha con furia pero luego... - 'Espera un momento...'

En ese instante, las memorias de los sesiones de entrenamiento que tuvo con Totosai dos días antes empezaron a volver a él…

- "Recuerda esto, el Kaze no Kizu no sólo sirve para atacar. También sirve para hacer otra técnica más poderosa, llamada Bakuryuuha. Para ello debes esperar a que el enemigo te lance un ataque de energía y golpear la zona que te parezca más extraña de esa energía con el Kaze no Kizu, lo cual te permitirá vencerlos con su propio poder" - le explicó Totosai con una mirada severa.

- "¡Bien, así lo haré!" - le dijo Inuyasha mientras le sonreía.

- "Eso espero. Ese ataque puede llegar a salvarte la vida" - le dijo Totosai.

Volvió de golpe al presente; y al enfocar su mirada en el rayo, notó algo extraño, tal y como Totosai se lo había dicho:

- '¡Eso es! ¡Veo una parte de ese rayo más oscura que las demás! ¡Ya sé lo que debo hacer!' - pensó Inuyasha mientras se ponía en postura de ataque.

- "¡Este es tu fin, basura! Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras lanzaba una onda de energía. Eso hizo que el Kaze no Kizu se mezclara con la energía del rayo de Rizaryu, formando un gran remolino.

- "¿¡Que le has hecho a mi energía maligna!?" - se horrorizó el monstruo.

- "¡Ahora es uno de mis ataques; y se llama Bakuryuuhaa!" - le gritó Inuyasha con furia.

- "¡Nooo!" - gritó el monstruo mientras fue despedazado por el remolino. Sus restos fueron esparcidos por la estancia y se hicieron polvo a los pocos instantes.

- "¡Lo logré! Pero... los demás..." - musitó Inuyasha mientras caía de rodillas y las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos – "Fue igual que con mamá… No pude hacer nada para salvarlos o protegerlos…" -

Sin embargo, escuchó que aún estaban respirando; y deseando que aún estuvieran vivos, fue a su lado. Cuando se acercó a ellos, comenzaron a moverse y recuperar el conocimiento.

- "¿Están… bien…?" - les preguntó Inuyasha preocupado.

- "¡Sí! ¡Solo estamos un poco lastimados, pero no es nada serio!" - le sonrió Miko. Tenía algunos rasguños y moretones en su cara, brazos y pies, pero no tenía siquiera heridas leves; y aunque su kosode se había ensuciado un poco, no tenía partes rotas ni rasgadas. Lo mismo podía decirse de Sango y Shippou: tenía varios rasguños y moretones; y sus ropas habían sufrido algunos daños, pero del resto estaban ilesos.

- "No sabes lo mucho que me preocuparon… Pensé que habían muerto… Por mi culpa..." - le dijo a Miko mientras la abrazaba y lloraba en su hombro.

- "No te preocupes. Ahora todo estará bien…" - le dijo Miko gentilmente mientras le acariciaba la espalda. Cuando Inuyasha finalmente se calmó, se separaron y él se levantó mientras la miraba con una sonrisa de alegría y alivio.

- "¿Y el monstruo?" - preguntó Sango mirando alrededor.

- "¡Lo derroté usando el Bakuryuuha!" - dijo Inuyasha henchido de orgullo.

- "¿¡Usaste el Bakuryuuha!?" - Sango no creía lo que acababa de oír - "¡Es impresionante que pudieras realizar ese ataque!" -

- "¡Gracias!" - le dijo a Sango. Pero en ese momento, vio a un insecto… un Saimyoshou para ser más precisos - "Sango-nee, ¿qué es ese insecto?" -

- "¿¡Qué insecto!?" - preguntó Sango alarmada volteándose a ver, esperando que no fuese lo que ella pensaba. Pero cuando notó que sus sospechas estaban en lo cierto, el color de su rostro se desvaneció - "¡No!"

Trató de matarlo arrojándole su bumerang, pero el insecto se escapó antes de que el boomerang hubiese podido alcanzarlo. Atrapó el Hiraikotsu en su camino de vuelta.

- "¡Maldición, se escapó!" - dijo furiosa mientras caía de rodillas al piso del templo y lo golpeaba con un puño.

- "¿Qué era eso, Sango-nee?" - preguntó Miko muy alarmada al ver la reacción de Sango.

- "No le den importancia ahora" - les dijo Sango en tono cortante. Sin embargo, estaba aterrorizada - 'Mierda, ahora Naraku sabe sobre esto. Tendremos que tener más cuidado desde ahora…' -

En eso, Miroku entró corriendo al templo llevando algo brillante en su mano derecha.

- "¡Los tengo! ¡Tengo los medallones!" - dijo con alegría mientras les enseñaba un medallón plateado y uno dorado, ambos adornados con varios glifos y sostenidos por un trozo de hilo del mismo color de su medallón respectivo. El medallón dorado llevaba un rubí incrustado en su centro, mientras que el medallón plateado llevaba un zafiro en su lugar.

- "Gracias, Houshi-sama…" - le dijo Sango con una notable falta de entusiasmo; y antes de que Miroku tuviese oportunidad de preguntarle que le pasaba, ella le explicó entre susurros - "Ya Naraku sabe sobre lo que le pasó a Inuyasha y a Kagome. Tenemos que protegerlos más ahora" –

- "¿¡Qué!?" – preguntó Miroku muy alterado – "¿¡Pero cómo!?" –

- "Uno de sus Saimyoushou apareció aquí hace un momento y escapó antes de que hubiese podido matarlo…" – admitió Sango muy enojada consigo misma.

- "Ya veo… Pero no seas tan dura contigo misma… Esto iba a pasar en algún momento" – le dijo Miroku para subirle los ánimos. Sango no parecía muy convencida por esto, pero igual le sonrió en agradecimiento.

- "¡Ah!" – exclamaron Miko e Inuyasha al ver lo que Miroku tenía en la mano.

- "¿Esos son los medallones que estábamos buscando?" – preguntó Miko con emoción.

- "Sí, así es" – dijo Miroku mientras le sonreía amablemente, pero luego se volteó en dirección a Sango con una expresión misteriosa – "Sin embargo, hay algo extraño acerca de esto: no había nadie protegiendo la cueva" -

- "¿Será que el monstruo que acabamos de vencer era el guardián de esa cueva?" - preguntó Sango.

- "Puede ser. Y eso no es todo: noté que había símbolos grabados cerca de donde encontré los medallones; y eran muy similares a los que estaban tallados en las rocas de la cueva de los manantiales. Es posible que estén relacionados de algún modo o…" - Miroku dijo algo, pero nadie pudo oírlo porque en ese momento Shippou gritó: un extraño trozo de vidrio que parecía sacado de un espejo había caído frente a Miko e Inuyasha; y estaba reflejando sus verdaderas figuras.

- "¿Quién… es esa joven?" – preguntó Miko extrañada mientras miraba su reflejo: una muchacha mayor con su misma cara, color de ojos y de pelo, pero llevaba el cabello suelto y vestía un atuendo extraño que ella no recordaba haber visto antes.

- "¿Ese… soy yo?" – preguntó Inuyasha con el mismo tono de voz que Miko al ver su reflejo: él mismo pero con un aspecto más maduro. Al momento siguiente, el trozo de espejo se resquebrajó por sí solo; y Miko e Inuyasha empezaron a temblar incontrolablemente.

- "Qué... ¿Qué me pasa?" - se preguntó Miko mientras caía de rodillas y empezaba a sujetarse la cabeza, como si estuviera sufriendo de una fuerte jaqueca.

- "Ahahahahaha…" - dijo Inuyasha mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y empezaba a reír incontrolablemente.

Sango y Miroku ya estaban al borde del colapso nervioso cuando vieron el estado en que estaban sus amigos; sin poder comprender que les ocurría, hasta que al fin, Miroku cayó en la cuenta de que era...

- "¡No! ¡Como vieron sus verdaderas formas, empezaron a enloquecer!" – gritó alarmado mientras se volteaba en dirección a Sango. Sango inmediatamente tomó el medallón plateado de las manos de Miroku y corrió hacia Miko, mientras Shippou había quedado paralizado por el miedo.

- "¡Rápido! ¡Póngale el medallón a Inuyasha en el cuello! ¡Yo me encargaré de Kagome!" - dijo ella con voz autoritativa mientras hacía todo lo que podía para poner el medallón alrededor del cuello de su amiga.

Con cierta dificultad, se las arreglaron para ponerle los medallones a ambos niños; y cuando ya los tuvieron puestos, ellos dos dejaron de sostenerse la cabeza, dejando sus brazos a la merced de la gravedad, el brillo en los ojos se les desvaneció y se quedaron mirando el espacio por unos instantes, hasta que...

- "Sa... San... Sango..." - musitó Miko con una voz vacía y distante.

- "Miko, ¿te encuentras bien?" - le preguntó Sango angustiada.

El brillo en los ojos de Inuyasha y Miko regresó, ambos dejaron de temblar; y unos segundos después se levantaron para después mirar a su alrededor extrañados.

- "Sango-chan, ¿por qué me dices así?" - le preguntó extrañada- "¡Ya tú sabes que mi nombre es Kagome!" -

- "¡Has recuperado tu memoria!" - dijo Sango llena de felicidad mientras la abrazaba.

- "Un momento..." - dijo Kagome cuando notó que algo raro estaba pasando; y se soltó del agarre de Sango - "¿Que ocurre con mi voz? ¿Por qué me siento distinta? ¿Por qué eres más alta? ¿Y dónde estamos?" -

- "Que raro, me siento como si hubiera dormido por mucho tiempo..." - dijo Inuyasha mirando alrededor con extrañeza - "Esperen… ¿Qué sucede con mi voz? ¿Y por qué me siento tan diferente?" -

Luego miró a Kagome de arriba hacia abajo y se ruborizó de golpe.

- '¿Kagome con ropas de esta era? Se ve linda así, pero parece una niña ahora... Será mejor que haga de cuenta que no me importa' – pensó apresuradamente, pero debido a los nervios, metió la pata muy gravemente - "¿Kagome, que te ocurrió? ¿Por qué te ves tan tonta?" -

Kagome se volteó hacia Inuyasha con una cara de enojo en cuanto escuchó esas palabras…

- "¡Mira quién habla, parece que te hubieras encogido o algo! ¿Y por qué dices que me veo tonta?" – preguntó muy enfadada. Para ver de qué hablaba Inuyasha, fue hasta Sango, sacó un pequeño espejo de la mochila que ella estaba cargando y se miró en él. Sango no pudo hacer mucho para detenerla por lo enfadada que estaba Kagome.

- "¡Aaaah! ¿¡Qué me ocurrió!? ¿¡…Y por qué estoy vestida así?" - gritó Kagome tan pronto como pudo hablar después de la impresión que recibió por su 'pequeño' cambio de apariencia. Inuyasha miró su reflejo.

- "¿¡Qué!? ¡No puede ser, me veo igual que cuando era niño!" - gritó Inuyasha, dejando a Miroku y Sango desconcertados: parecía que no recordaban nada de lo que había pasado desde que bebieron el agua del manantial.

- "¿No recuerdan nada de lo que han hecho los últimos cinco días?" - les preguntó Miroku para averiguar que sucedía.

- "¿Qué quiere decir, Miroku-sama? ¡Lo último que recuerdo antes de esto es que entramos a esa cueva y vi un extraño resplandor rosa! ¡Nada…! ¿Huh?" – respondió Kagome enfurecida, pero se quedó en silencio cuando empezaron a regresarle los recuerdos de esos cinco días: ella e Inuyasha jugando felizmente, sus lecciones con Kaede, cuando estuvo enferma, el festival y la pequeña escena romántica entre ambos - "Esperen... creo recordar algo, pero parece más un sueño que cualquier otra cosa... Me veo practicando varias cosas con Kaede-obaasan, estando enferma, y cantando en un festival y... ¡no puedo decirlo!" -

Dijo eso último porque estuvo a punto de decir sobre que ella e Inuyasha se habían besado; y no soportaba la vergüenza de decirlo en voz alta.

- "Yo igual, pero me veo haciendo otras cosas, como entrenando con el viejo Totosai, buscando ingredientes para una medicina; y..." - se calló por la misma razón que Kagome - "Otras cosas..." -

Sango se acercó a Inuyasha: ya era hora de saber si había logrado decidirse sobre "eso" después de los eventos recientes.

- "Inuyasha, necesito preguntarte algo" – le dijo con gentileza. Dado el tiempo que tenía tratándolos como niños, no podía simplemente dejar esa conducta de lado.

- "¿Qué cosa?" - le preguntó Inuyasha mirándola.

- "¿Quién es la persona más importante para ti ahora?" - le preguntó Sango con el mismo tono de voz amable.

- "¿Por qué preguntas eso, Sango?" - le dijo mientras la cara se le ponía roja lentamente.

- "Es solo que tengo curiosidad por saberlo..." - le respondió Sango mientras reía por lo avergonzado que él estaba.

Inuyasha sólo se limitó a mirar el piso...

- "No sé... No puedo decirlo" - fue todo lo que salió de sus labios, pero lo único que logró fue enfurecer a Kagome con esa respuesta.

- "¿¡Dices eso porque te importa Kikyou más que yo!? ¿¡A pesar de la promesa que nos hicimos bajo las estrellas!?" – gritó ella, que ya del enojo estaba perdiendo el control de sí misma.

- "¡No es eso! ¡Es solo que quiero…! ¿¡Por qué siempre tienes que malinterpretar las cosas!?" - le dijo Inuyasha, que también se estaba enfadando por la inesperada reacción de Kagome.

- "¡No estoy malinterpretando nada!" - le respondió Kagome; y antes de que Inuyasha pudiera replicar - "¡Y cállate! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡ABAJO!" -

Inuyasha quedó enterrado dentro de un gran agujero después de la tanda de "Abajos" que le dijo Kagome.

- "Creo que fue mala idea que le preguntaras eso" - le susurró Miroku a Sango después de un breve suspiro.

- "No pude evitarlo. Quería preguntarle eso en cuanto recuperara su memoria" - le respondió también en susurros con vergüenza.

Después de un rato jadeando de enfado, Kagome se había calmado un poco, pero esa sensación fue reemplazada rápidamente por otra peor: el pánico. Tenía la reunión con sus amigas dentro de unos días; y si la veían en su estado actual, sólo imaginaba una catástrofe como consecuencia.

- "¿¡Y ahora qué hago!?" - preguntó asustada mirando a Sango - "¡No puedo volver a mi época viéndome así!" -

- "Pero deberías ir a ver a tu familia" - le dijo Sango gentilmente para intentar calmarla - "Deben estar muy preocupados por ti…" -

- "Tal vez, ¡Pero mi madre se desmayará si me ve así, en especial si ve como tengo los pies!" - dijo Kagome asustada mientras se los señalaba: los tenía manchados de tierra y lodo.

- "Aún con ese aspecto tan inocente sigues siendo tan cruel como siempre, Kagome" - le dijo Inuyasha desde el agujero. Salió de un salto y aterrizó en frente de Kagome, mirándole con irritación - "Pensaba acompañarte a tu época para que no pasaras por esto sola, pero ¡creo que será mejor olvidarme de eso! ¡Ya no quiero ayudarte por lo que me acabas de hacer!" -

Eso realmente afectó a Kagome: ahora más que nunca necesitaba que Inuyasha estuviera a su lado. Se arrodilló ante él y empezó a disculparse apresuradamente…

- "¡Por favor, discúlpame! Fui una tonta por haber hecho eso, sobre todo después de que te defendí de Shippou cuando perdimos la memoria... ¡Por favor, perdóname!" – esto hizo que todos se le quedaron viendo, porque se estaba comportando exactamente como cuando no tenía sus recuerdos: cuando aún era "Miko". Aun así, esto pareció haber calmado a Inuyasha, ya que sonrió y dijo:

- "Muy bien, está decidido. ¡Te acompañaré!" -

- "¡Gracias, Inuyasha!" - dijo mientras se levantaba y corría para abrazarlo. Sin embargo, ambos se apartaron casi inmediatamente después mientras se sonrojaban.

- "Y así, si ya no tenemos asuntos pendientes en este sitio, deberíamos regresar a la aldea para que puedan llegar hasta el pozo" - dijo Miroku mientras empezaban a caminar hacia la salida del templo.

- "¡Y ustedes dos ni siquiera piensen en quitarse los medallones!" - les dijo Sango severamente a Kagome e Inuyasha - "¡Si se los quitan o los pierden, perderán la memoria de nuevo!" -

- "Bien, bien, de acuerdo" - dijo Kagome molesta. No le gustaba la idea de que la trataran como a una niña solo por su apariencia actual. Y respecto a Inuyasha, solo puso una cara de molestia extrema después de que le dijeron eso.

Se pasaron el resto de la tarde bajando de la montaña y saliendo de la aldea al pie de la misma; y cuando estaban llegando a la aldea de Kaede, ya estaba atardeciendo.

- "Kagome, puede que esto suene estúpido, pero… Tengo la sensación de que nos conocimos antes de que nos encontráramos en el Goshinboku..." - le dijo Inuyasha pensativamente.

- "Inuyasha, yo también siento lo mismo. Pero tal vez sea nada más un efecto de lo que nos acaba de pasar" – dijo Kagome, pensando que esa sensación era sólo otro efecto del agua rejuvenecedora.

- "Bueno, próxima parada, la aldea" - anunció Miroku alegremente, lo cual los sacó a ambos de su ensimismamiento.

- "Sólo espero que usted no regrese a sus viejos hábitos, Houshi-sama" - le dijo Sango mientras le dedicaba una cara de enfado.

- "Ehhh... Sí, Sango..." - dijo Miroku mientras ponía una cara de sinvergüenza.

- "Ya lo veremos…" - musitó Shippou mientras lo miraba con desagrado.

{Fin del Capítulo}


{Ending: Dearest}

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