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A todos, quiero darles la bienvenida a mi humilde blog, el cual está dedicado a mi vida, al animé, a los videojuegos, y especialmente, a EXA_PICO. Aquí podrán ver las traducciones de letras de canciones que he hecho, y en el dado caso que no tenga la traducción que buscan, por favor vayan al foro Ar tonelico: A Reyvateil's Melody, ya que allí están todas las traducciones que podrían necesitar, junto con una gran cantidad de información sobre el mundo de EXA_PICO y sus conlangs.

¡Espero que se la pasen bien leyendo este blog!

Everyone, welcome to my humble blog, dedicated to my life, anime, videogames, and especially, to EXA_PICO. Here you all can see the translations for song lyrics I have done thus far, and if I don't have the translations you're looking for, please go to the Ar tonelico: A Reyvateil's Melody forum, since in both of these there are all of the translations you may need, together with a great quantity of information about EXA_PICO's world and its conlangs.
I hope you all have a good time reading this blog!


domingo, 31 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 5 (Final)

Capítulo 5:

Buscando una Cura y Encontrando Problemas


{Opening: One Day, One Dream}

Después de pasar un día en el presente, Kagome e Inuyasha regresaron a la época antigua para ver si sus amigos habían hallado una forma de curarlos de los efectos del agua. Poco después de que volvieron, se sentaron a conversar sobre los planes del viaje.

- "Bueno, ¿tuvieron alguna idea de cómo regresarnos a la normalidad?" - preguntó Kagome esperanzada.

- "Podría ser. Kaede-sama nos dijo que el agua del otro manantial de la cueva podría ser la cura para ustedes dos" - respondió Miroku sonriéndole.

- "¿En serio?" - preguntó Kagome mientras se le iluminaba el rostro.

- "¡Sí, solo tenemos que ir hasta allá de nuevo!" - dijo Sango sonriéndole a su amiga.

- "¡Genial! ¡Entonces vayamos de una buena vez!" - dijo Inuyasha mientras se ponía en pie, pero no pudo dar más que dos pasos, porque Miroku lo golpeó con su cetro.

- "Cálmate, pequeña bestia. Deberías saber que la prisa no ayuda en nada" - dijo mientras hacía como si rezara.

Inuyasha terminó quitándose el cetro de Miroku de la cabeza y mirándolo como si quisiera matarlo.

- "Miroku, me vuelves a hacer eso o a decirme así; y me las pagarás" – refunfuñó.

- "Él tiene razón, Houshi-sama. No debería molestarlo así" - le susurró Sango.

- "¡No puedo esperar para volver a mi edad normal!" - dijo Kagome con sus manos juntas y sus ojos resplandeciendo, como si la situación con Miroku e Inuyasha no estuviese sucediendo justo a su lado.

- "Por cierto, Kagome... Te ves un poco distinta de la última vez que te vimos" - le dijo Sango con interés.

- "Oh, debe ser por las zouri que llevo puestas y porque ahora tengo una cinta blanca sujetándome el pelo" - dijo mientras se señalaba los pies y giraba para mostrarle la cinta a Sango.

- "Puede ser. Aun así se te ven muy bien- ¡Aaaagghhh!" - gritó de repente mientras su cara se volvía roja, asustando a Kagome. De inmediato se volteó hacia Miroku y lo abofeteó con todas sus fuerzas - "¡Houshi-sama! ¿¡Cómo se atreve usted!?" -

- "Es cierto, Miroku-sama" - dijo Kagome moviendo su dedo índice con una sonrisa traviesa en el rostro: estaba comportándose tal y como se esperaría de una niña - "Parece que usted nunca aprende la lección" -

- "Lo siento mucho, Sango. No pude evitarlo" - dijo Miroku con toda la seriedad que le fue posible.

- "Y cuidado si te atreves a hacerle algo así a Kagome, porque si lo haces, puedes darte por muerto" - dijo Inuyasha mostrando de nuevo su lado sobreprotector, pero por desgracia sólo avivó la furia de Sango, lo cual la esparció hacia los demás.

- "¡Sí es que todavía vive después de que yo termine con él!" - dijo Sango.

- "¡O yo!" - agregó Kagome encendida.

- "¡Y después sigo yo!" - dijo Shippou enojado.

- "Eh... hehe... muchachos..." - dijo Miroku riéndose nerviosamente mientras se frotaba la marca que la mano de Sango había dejado en su cara. Para su suerte, Sango se calmó al poco rato.

- "En todo caso, partiremos mañana temprano, que ya es algo tarde" - dijo Sango mirando hacia el horizonte: ya el sol se estaba poniendo y oscurecería pronto. Así que sin más que decir, fueron hasta la aldea y se hospedaron de nuevo en casa de Kaede.

La mañana siguiente fue muy agitada, todo porque Inuyasha se despertó con mucha energía y no podía esperar a que los demás se despertaran.

- "¡Ya, despierten todos! ¡El sol ya salió!" – dijo saltando por todas partes para tratar de despertarlos.

- "Uhhh... Deberías dejarnos dormir un poco más..." - le respondió Kagome con una cara llena de sueño.

- "¿No era que querías volver a la normalidad?" - le preguntó Inuyasha mientras la miraba confundido.

- "¡Sí, pero también quería descansar!" - le respondió enojada.

- "A veces no te entiendo..." - dijo Inuyasha viendo hacia una de las paredes.

- "Eres un necio…" - dijo Kagome.

- "¡Y tú eres una tonta!" - le gritó Inuyasha tan molesto como ella.

- "¡Abajo!" - gritó Kagome; y con la caída de Inuyasha al suelo, la discusión llegó a su fin.

- "¡¿Siempre tienes que hacer eso!?" - le preguntó Inuyasha enfadado mientras intentaba ponerse en pie.

- "Deberías esperar a que nos levantemos..." - dijo Sango soñolienta, pero enseguida gritó y le dio una bofetada a Miroku, el cual aparentemente aún estaba dormido a su lado.

- "¿¡Había necesidad de que me despertaras de esa forma, Sango!?" - dijo Miroku despertándose asustado.

- "¡No se haga el inocente, Houshi-sama! ¡Usted estaba siendo el depravado que siempre ha sido!" - le respondió una Sango furiosa mientras señalaba la mano de Miroku que estaba justo detrás de ella: al parecer Miroku ya estaba despierto desde hacía rato, pero se hizo el dormido por un poco más de tiempo para meter la mano sigilosamente.

- "Vaya, pero no tengo idea de que hablas, Sango" - dijo Miroku con una voz falsamente dignificada y sorprendida.

- 'Vaya mentiroso...' - pensó Shippou poco después que se levantó desperezándose y estirándose.

El desayuno fue igual de tenso, ya que Sango le estaba lanzando miradas asesinas a Miroku a cada rato, mientras que Kagome e Inuyasha parecían estar compitiendo en un concurso de miradas. Por suerte, ya los ánimos se habían calmado para cuando salieron de camino hacia el valle.

- "Vaya mañana más agitada que tuvimos" - comentó Kagome mientras caminaban por colinas llenas de rocas en camino hacia su destino.

- "¿Todavía sigues diciendo que es por mi culpa?" - replicó Inuyasha molesto, Kagome estaba empeñada en que él era el causante de esa riña.

- "¿Otra vez quieres que repita la palabra que empieza por 'a'?" - lo amenazó Kagome; y a Inuyasha no le quedó de otra que quedarse tranquilo.

- "Argh... Está bien" -

- "Houshi-sama, debería aprender de Inuyasha sobre cómo comportarse" - dijo Sango mientras observaba a ambos niños.

- "Pero Sango, recuerda la maldición de mi familia..." - empezó a excusarse Miroku.

- "La cual no se va a quitar ni aunque eliminemos a Naraku" - lo interrumpió Shippou con voz seria.

- "Mejor mantén tu boca cerrada, Shippou" - dijo Miroku irritado.

En ese momento, Inuyasha se detuvo a olfatear el aire: había captado un olor desagradable que también le resultaba conocido...

- "Esperen, siento un mal olor acercándose" - dijo retorciendo la cara a causa de la repugnancia que le causaba ese olor.

- "¿Qué clase de olor es?" - preguntó Kagome.

- "Huele a... ese lobo rabioso" - resopló Inuyasha con rabia.

- "¿Qué lobo? Un momento... ¿te refieres a Kouga?" - preguntó Kagome alarmada.

- "Sí... Pero..." - Inuyasha no continuó la frase. Pensaba en deshacerse de Kouga de una vez por todas para que dejara de molestarlos a él y a Kagome.

- "¡Esperen! ¡No podemos permitir que los vea así!" - dijo Sango mientras miraba alrededor en busca de un escondite para sus amigos.

- "¡Keh!" - resopló Inuyasha, mostrando su clásica mala actitud - "¡No me importa! ¡Es más, creo que así tendré más ventaja para eliminarlo!" -

- "No importa lo que pienses ahora, Inuyasha" - lo regañó Miroku - "Deberías ocultarte junto con Kagome"

- "Es verdad" - asintió Kagome. Inuyasha resopló en protesta pero no le quedó más que aceptar lo que le decían.

Escondieron a Kagome y a Inuyasha detrás de una gran roca que tenían cerca. Terminaron justo a tiempo, porque inmediatamente después apareció un remolino azul desde la distancia y Kouga emergió de él.

- "Hola" - los saludó sin prestarles importancia y se puso a olfatear el aire - "¿Kagome y la bestia están con ustedes?" -

- "Uhh... No, ellos no están aquí" - dijo Sango, a lo cual asintieron Miroku y Shippou. Sin embargo, vio que esa pequeña mentira no sirvió nada.

- "¡No me mientan! ¡Puedo oler a esos dos cerca de aquí!" - le gritó Kouga, pero luego puso una cara de suspicacia - "Aunque sus olores son un poco distintos..." -

- "¡Maldición! ¡No soporto a ese estúpido lobo!" - gruñó Inuyasha desde su escondite.

- "¡No te atrevas a salir!" - le dijo Kagome en cuanto lo vio desenfundar y transformar a Tessaiga.

- "¡Eso ya no importa!" - dijo Inuyasha mientras saltaba desde atrás de la roca hacia Kouga - "¿¡Me buscabas, lobo rabioso!" -

- "¡No!" - gritó Kagome.

- "¿Qué rayos...?" - dijo Kouga, pero reaccionó rápidamente y esquivó el ataque de Inuyasha - "Bestia, ¿qué fue lo que te pasó? ¿Acaso te metiste a bañar en agua caliente y te encogiste?" -

- "¡Eso no es asunto tuyo, basura!" - le gritó Inuyasha mientras corría para atacarlo, irritado por haberlo hecho quedar como un tonto.

- "¡ABAJO!" - gritó Kagome desde su escondite, haciendo que Inuyasha se cayera contra el suelo y su espada se saliera de sus manos, clavándose en el suelo justo enfrente de él y casi cayéndole en la cabeza. Sin embargo, Kouga pudo verla cuando hizo esto, ya que se había asomado desde detrás de la roca para gritarle a Inuyasha.

- "¿¡Kagome!?" - dijo Kouga en cuanto la vio. Podría decirse que la reconoció por su aroma, ya que a través de su apariencia no la habría reconocido nunca a pesar de que no se veía muy diferente de cómo sería cuando tuviese siete años más.

- "¡Uy, no!" - dijo Kagome tratando de escaparse, pero Kouga fue muy rápido para ella. Corrió justo hacia donde estaba ella.

- "¿Qué te ocurrió? ¿¡Esa bestia repugnante tuvo la culpa!?" - le preguntó en cuanto llegó a su lado; y se quedó mirándola con los ojos del tamaño de platos.

- "No, Kouga... Es que..." - trató de empezar a explicarse Kagome mientras se sonrojaba.

- "¡Aléjate de Kagome, maldito lobo!" - exclamó Inuyasha furioso.

- "¡Tú no eres nadie para darme órdenes, bestia!" - le gritó Kouga. Se volteó hacia Kagome, se inclinó un poco en dirección a ella y la sujetó de las manos - "Kagome, sólo quiero que sepas que no me importa que apariencia tengas, siempre serás mi mujer" -

Por lo general, Kagome sólo le sonreía a Kouga o no le daba importancia a sus comentarios, pero en esta ocasión terminó ofendiéndose.

- "¿¡Estás loco!? ¿¡Cómo puedes siquiera pensar el decirme eso mientras soy una niña!?" – dijo ella sonrojándose aún más y pensando que él tenía que haber perdido el juicio para decir eso. Muy para la sorpresa de Kouga, se soltó de su agarre haciendo acopio de todas sus fuerzas.

Un viento frío empezó a soplar a través de las colinas, ya que todos los presentes se habían quedado mudos cuando escucharon lo que Kouga y Kagome se habían dicho.

- "Y tú pensabas que yo era malo. ¿No, Sango?" - le preguntó Miroku tan pronto como recuperó el habla.

- "Realmente no sé quién es peor, Houshi-sama" - dijo Sango; y Miroku se quedó de piedra.

- "¡Debería darte vergüenza, Kouga!" - gritó una voz a lo lejos; y poco después, otro remolino apareció y del emergió una muchacha vestida con pieles plateadas y de cabello rojo. Era Ayame, la prometida de Kouga.

- "Eres Kagome, ¿verdad?" - preguntó tan pronto como llegó al lado de Kagome y Kouga.

- "Ehh... Sí, soy yo" - respondió Kagome algo avergonzada.

- "Veo que tuviste un cambio de apariencia... ¿Qué edad tienes ahora?" - preguntó Ayame inclinándose enfrente de ella para que sus rostros estuvieran a la misma altura mientras le dedicaba una sonrisa.

- "Creo… Creo que ahora tengo como ocho años…" - respondió Kagome mirando al piso.

Al oír eso, Ayame se levantó y miró a Kouga con furia.

- "¿¡Cómo se te ocurre decirle esas cosas a una niña como ella, Kouga!?" - le gritó Ayame.

- "¡No hables de eso, Ayame!" - dijo Kouga de mal humor - "¿No recuerdas que yo te hice esa promesa cuando tenías su misma edad?" -

Eso último se le escapó a Kouga, así que se cubrió la boca con las manos espantado cuando terminó de decirlo, pero era demasiado tarde porque todos los demás lo habían oído. Todos se quedaron de piedra mientras soplaba otra brisa fría a través de las colinas.

- "Lobo... Acabas de cavar tu propia tumba" - comentó Inuyasha con voz neutra - "¿No decías que no recordabas eso?" -

- "Sí; y ahora tendrá que cumplirla. Después de todo, esa promesa tiene mucha más antigüedad que el compromiso al que quiere obligar a Kagome" - dijo Miroku, y al oír estas palabras, Kouga cómicamente se volvió de piedra y se resquebrajó.

- "¿Ahora cumplirás con tu promesa?" - le preguntó Ayame ilusionada mientras tomaba de las manos a su prometido espantado - "¿Ahora que sabemos que en verdad nunca la olvidaste?" -

- "¡Olvídalo!" - dijo Kouga empecinado - "¡Kagome será mi mujer!" -

Tanto Kagome como Ayame ya estaban molestas por este asunto, pues nadie se esperaba que Kouga fuera tan obstinado.

- "Lástima que el rosario y su hechizo sólo afectan a Inuyasha, porque si pudiera, ¡lo estaría usando en ti, Kouga!" - le gritó Kagome furiosa.

- "¡No puedes decirle a una niña que será tu mujer, sobre todo después de que prometiste que te casarías conmigo! ¡Tonto!" - gritó Ayame. Golpeó a Kouga en la cabeza tan fuerte que lo dejó inconsciente al instante. En cuanto Ayame se calmó, lo recogió y se lo subió a la espalda.

- "Es tan fuerte que asusta…" – dijo Shippou asustado.

- "Eso es lo que pasa cuando haces enojar a una chica" – dijo Sango con una mirada seria, dejando a Miroku con una mueca de miedo.

- "Bueno, nos veremos después" - se despidió Ayame mientras se alejaba caminando de ellos y se giraba para decirles adiós. Movió la cabeza en dirección a Kagome e Inuyasha - "Kagome, Inuyasha, cuídense mucho hasta que regresen a la normalidad, ¿de acuerdo?" -

- "¡Sí, gracias!" - dijo Kagome sonriendo.

- "¡Keh!" - resopló Inuyasha mientras Ayame se envolvía de en un remolino con Kouga en su espalda y se alejaba a gran velocidad de ellos.

- "Bueno, será mejor que continuemos nuestro camino" - dijo Sango; y después de que asintieron en respuesta, continuaron caminando.

Al mediodía, decidieron parar a comer, así que Sango sacó un mantel y algo de comida de la mochila de Kagome y lo colocaron sobre la hierba. Realmente parecía que estuviesen teniendo un día de campo.

- "Así que; ¿qué quieren comer?" - les preguntó Kagome.

- "¡Quiero algo de esa sopa con ramen instantánea!" - respondió Inuyasha con emoción.

- "¿Y no te aburres de comer eso todo el tiempo?" - le preguntó Kagome asombrada.

- "No, ¿por qué?" - dijo Inuyasha mientras la miraba desconcertado.

Pero Kagome sólo suspiró mientras iba hacia su mochila, la cual estaba en el suelo cerca del mantel sobre el que estaban sentados.

- "No, por nada," - respondió al fin - "Sólo era que había traído otras cosas para variar un poco lo que comemos" -

- "¿Cómo qué?" - preguntó Shippou con interés.

- "Algunas frutas y cereales. Fueron todos ideas que me dio mamá, asi que pueden revisar a ver si quieren" - dijo Kagome señalando hacia su mochila.

Disfrutaron de un almuerzo muy agradable, en especial por los jugos de frutas que Kagome había preparado con la ayuda de su madre y traído para todos. Sin embargo, poco después de que terminaron de comer y estaban sentados digiriendo la comida antes de continuar su travesía hacia el valle, se sintió una presencia muy extraña...

- "Siento una presencia. ¡Y se está acercando!" - anunció Miroku, lo cual los puso a todos en alerta.

- "¿Es alguna clase de monstruo?" - preguntó Sango mientras se preparaba para pelear.

- "No, yo también puedo sentirla," - dijo Kagome - "Me es familiar, pero no puedo identificar quién o qué es".

- "Creo que sé quién es..." - dijo Inuyasha con una expresión indescifrable.

- "¿Hablas en serio?" - le preguntó Shippou sorprendido.

- "Sí, pero éste no es un buen momento para que aparezca..." - dijo Inuyasha mientras apretaba los dientes y pensaba - 'Maldición, ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué tuvo que venir aquí justo ahora!?' -

- "¿Por qué? ¿De quién se trata?" - le preguntó Kagome, lo cual lo sacó de sus pensamientos.

- "Sólo puedo decirte que huele a tierra y cadáveres..." - dijo Inuyasha con una expresión que decía claramente que era mejor que no lo supieran. Pero los demás se espantaron en cuanto Inuyasha terminó de pronunciar esas palabras.

- "Espera un momento... Te refieres a..." - empezó Kagome, pero Sango y Miroku terminaron la frase por ella:

- "¿¡Kikyou!?" -

- "¡Sí! ¡Así es!" - les dijo Inuyasha muy alterado - "¡Tenemos que ocultarnos de inmediato!" -

Kagome se enfadó en cuanto vio como reaccionaba Inuyasha...

- "¿Por qué?" - le dijo en un tono agrio - "¿Acaso te da vergüenza ver a tu amada Kikyou así?" -

- "¡Deja los celos por un momento, tonta!" - le dijo Inuyasha enfadado - "¡Lo que ocurre es que me preocupa lo que ella pueda hacerte mientras estamos así! ¿¡O ya no piensas correctamente!?" -

- '¿Acaso Inuyasha se preocupa por mí ahora más de lo que le importa ver a Kikyou?' - pensó Kagome sorprendida.

- "¡Hay una cueva justo debajo de nosotros!" - dijo Sango señalando hacia el suelo - "¡Apresúrense y escóndanse allí!" -

Kagome e Inuyasha salieron corriendo y entraron a la cueva. Afortunadamente lo hicieron rápido, porque casi inmediatamente después apareció Kikyou caminando junto con sus dos shikigami, Kochou y Asuka. Sin embargo, estaba envuelta por una extraña aura oscura, algo completamente antinatural a su aspecto habitual.

- "Los amigos de Inuyasha..." - dijo Kikyou en cuanto estuvo cerca de ellos lo suficiente para hablarles.

- "¿Que has venido a hacer aquí, Kikyou?" - le preguntó Sango con cautela. El aura negra los había puesto a todos en guardia.

- "Solamente nos cruzamos en el camino, aunque noté que Inuyasha estaba por los alrededores y quise venir a verlo..." - miró alrededor; y al notar que no faltaban dos personas, se giró de nuevo hacia los tres - "¿Y cómo es que ni él ni Kagome están con ustedes en este momento?" -

- "Es que fueron a investigar un rumor que escuchamos sobre Naraku..." - dijo Miroku sudando, pero Kikyou notó que no era cierto.

- "Monje, puedo notar me estás mintiendo por el modo en que me miras. Ahora, díganme dónde están, o tendré que llamarlos hasta aquí" – dijo ella irritada.

- "Kikyou-sama, puedo sentir sus presencias muy cerca de nosotros" - dijo Kochou con una voz tan leve que apenas se oía.

- "¡No puede ser cierto!" - dijo Sango - "¡Ellos se alejaron mucho de nosotros!" -

Pero era obvio que Kikyou sentía que ellos estaban muy cerca de donde se encontraban, así que era imposible que siguieran engañándola para que no encontrara a Inuyasha y Kagome.

- "Como no quieren ser honestos, no me dejan otra opción..." - se volteó hacia uno de sus shikigami - "¡Asuka!" -

- "Sí, Kikyou-sama..." - dijo mientras ella y Kochou se acercaban a Kikyou.

- "¿¡Qué van a hacer!?" - dijo Shippou, pero Kikyou no se molestó en responder: había empezado a recitar un conjuro junto con sus shikigami; y cuando terminó de pronunciarlo, unas esferas de luz blancas salieron de ella y fueron hasta la cueva donde estaban ocultos Kagome e Inuyasha.

- "¿¡Qué es esto!?" – dijo Inuyasha en shock.

- "¡Creo que Kikyou lo hizo!" – dijo Kagome al notar que emitían grandes cantidades de energía espiritual. Las luces los rodearon y empezaron a halarlos hacia afuera.

- "¡Maldición! ¡No quiero ir!" - dijo Inuyasha, sujetándose tan fuerte como podía de una de las rocas de la cueva con una mano.

- "¡Ni yo tampoco!" - dijo Kagome mientras se aferraba a la otra mano de Inuyasha, pero la fuerza del conjuro fue mayor a lo que ella pudo soportar y la terminó halando hacia afuera - "¡Inuyasha!" -

- "¡Kagome!" - gritó Inuyasha tratando de alcanzarla, pero no lo logró porque también tenía que mantenerse sujeto para que el conjuro no lo llevara.

Mientras tanto, Kagome fue arrastrada hasta Kikyou por el conjuro.

- "¿Quién se supone que es esta niña?" - dijo mirando a Kagome con desagrado - "¿Acaso fallé ejecutando este conjuro?" -

Los ojos de Kikyou se fijaron en el arco y el carcaj con flechas que cargaba Kagome en su espalda; y cuando ella pudo levantarse después de que el conjuro se deshizo, Kikyou la sujetó de la cara y se puso a examinarle el rostro cuidadosamente.

- '¿¡Kaede!? No, no puede ser...' - pensó Kikyou, pero se dio cuenta de quién era cuando empezó a sentir su energía - "Esta energía… es inconfundible, pero… ¿Cómo puede ser esta niña Kagome?" -

- "¡Maldición, se dio cuenta!" - dijo Miroku espantado. Él y los demás se habían quedado inmóviles con expresiones neutras mientras Kikyou examinaba a Kagome, para que no pareciera sospechoso el hecho de que fueran a ayudarla. Pero tan pronto como Kikyou se dio cuenta de que tenía a Kagome en sus manos, ellos salieron corriendo hacia donde estaban ellas dos para intentar rescatar a Kagome, pero fueron repelidos poco antes de que pudieran llegar a ellas.

- "¿¡Una barrera!?" - preguntó Miroku mientras golpeaba la translúcida pantalla púrpura con su shakujou.

- "¡Así no podremos ayudar Kagome!" - dijo Sango clavando su Hiraikotsu en el suelo con rabia.

- "¡Kagome!" - gritó Shippou. El interior de la barrera se rodeó de una niebla blanca el instante siguiente, impidiendo que vieran lo que ocurría dentro.

Allí, Kikyou mantenía a Kagome inmovilizada con sus shinidamachuu para evitar que intentara usar sus poderes o escapar.

- "Esto es muy interesante..." - dijo Kikyou mientras paseaba delante de Kagome para luego encararla - "Mi estimada Kagome, ya eras muy joven y entrometida cuando nos vimos por primera vez; y resulta que ahora has sido reducida a la mitad de tu edad real" -

- "¡Déjame en paz, Kikyou!" - le gritó Kagome mientras forcejeaba con las criaturas, pero no pudo hacer mucho contra ellas.

- "Creo que será mejor que me deshaga de ti de una vez por todas ahora que tengo la oportunidad..." - le dijo Kikyou con una sonrisa malévola, ignorando los gruñidos y forcejeos que hacía Kagome intentando liberarse - "Así no habrá estorbos entre Inuyasha y yo... y podré al fin llevármelo al infierno conmigo..." -

- "¿¡Cómo puedes ser tan ingrata!?" - dijo Kagome mirando al suelo: se arrepentía por haberle salvado la vida a Kikyou después de lo ocurrido en el Monte Hakurei - "Después de lo que hice por ti en esa ocasión..."

- "¡Cierra la boca!" - le gritó Kikyou, interrumpiendo lo que Kagome lo que estaba diciendo - "¡Yo nunca te pedí que me ayudaras en ese momento! ¡Tú fuiste quién decidió ayudarme...! Y de cualquier modo, ¡ya te lo había pagado con la flecha que le di a Inuyasha para ti!" -

En ese mismo momento, la barrera se abrió brevemente para dejar entrar a Inuyasha mientras estaba siendo arrastrado hacia Kikyou por el conjuro, justo cuando Kikyou estaba levantado su arco y preparando una flecha.

- "Kikyou, ¿qué crees que le haces a Kagome?" - dijo mirándola con ojos llenos de amargura y tristeza.

- "¿Inuyasha? ¿Tú también...?" - dijo Kikyou sorprendida, pero su sorpresa se volvió una sonrisa a los pocos instantes. Apoyó su mejilla en su mano - "Te ves muy tierno así..." -

- "No sé qué te ocurre ahora, Kikyou, pero si sigues tratando de matar a una niña indefensa como ella, tendré que destruirte..." - dijo Inuyasha mientras sacaba a Tessaiga y la transformaba para que Kikyou comprendiera que hablaba en serio. En ese momento, el aura extraña que rodeaba a Kikyou se desvaneció; y como si hubiera recobrado el sentido, las pupilas de sus ojos se dilataron: parecía que había estado bajo el control de alguien más, pero siendo consciente de todo lo que había hecho.

- "Inuyasha, así que Kagome te importa más que yo…" - dijo Kikyou tristemente mientras se volteaba para ordenarle a sus shinidamachuu que liberaran a Kagome y que la bajaran con suavidad sobre la hierba. Se giró para verlo una última vez - "Inuyasha, esperaré hasta que regreses a la normalidad y termines todo lo que tengas pendiente..." –

Se giró para ver a Kagome: - "Kagome… lamento mucho todo lo sucedido hoy… creo que mis emociones negativas se apoderaron de mí; y actúe sin usar la razón… lo siento…" –

Disolvió la barrera y se alejó en silencio.

- 'Esto es increíble, Inuyasha me escogió a mí… ¡hasta amenazó con eliminar a Kikyou si no me dejaba en paz!' – pensó Kagome alegre. Sin embargo, su felicidad se volvió pensamientos oscuros a los pocos momentos – 'Pero… ¿Qué pudo haber sido tan poderoso como para que obligara a alguien con una voluntad tan fuerte a actuar de ese modo…?' -

- "Vamos, retomemos lo que hacíamos y continuemos nuestro camino hasta el valle" - dijo Inuyasha mientras guardaba su espada de nuevo en su funda y comenzaba a caminar.

- "¡Sí!" - respondió Kagome llena de felicidad mientras seguía a Inuyasha dando saltitos.

- "¿Alguna idea de que habrá pasado allí dentro?" - le susurró Miroku a Sango sorprendido.

- "Ninguna, Houshi-sama..." - le respondió Sango tan sorprendida como él.

- "Y ustedes creen que no los estoy escuchando, ¿verdad?" - les preguntó Inuyasha con amargura.

- "Discúlpanos..." - dijo Sango un tanto avergonzada.

- "Perdonanos…" – dijo Miroku con una sonrisa nerviosa.

Mientras tanto, Kikyou continuó caminando por las colinas, hacia un destino conocido solo por ella.

- 'Esa niña no sólo se parece a mí, sino también a Kaede cuando era niña… ¿cómo es eso posible?' - pensó Kikyou extrañada.

- "¿Se encuentra bien, Kikyou-sama?" - le preguntó Kochou.

- "Parece preocupada por algo..." - dijo Asuka. Ambas shikigami aún tenían sus expresiones neutrales.

- "No se preocupen, estoy bien" - les respondió Kikyou en una voz neutral. A pesar de ello, en realidad estaba sumida en sus pensamientos – 'Sin embargo, esa extraña aura que se apoderó de mis emociones… ¿Qué pudo haber sido? …Tengo la sensación de que algo ominoso está por suceder en este mundo… y ni yo misma sé que pasará de ahora en adelante'

Respecto a Inuyasha y los demás, ellos siguieron su camino; y cuando llegaron a un punto en el que las colinas terminaban para dar paso a una amplia explanada, vieron que alguien se acercaba a lo lejos.

- "¿Quién creen que será?" - preguntó Kagome cubriendo sus ojos del sol con la mano tratando de ver quién era.

- "No lo sé, no puedo distinguir bien su olor ni su apariencia desde aquí" - dijo Inuyasha tratando de obtener el olor de la persona desconocida, pero fue en vano.

- "Bueno, lo sabremos si usamos esto" - dijo Miroku mientras sacaba los binoculares de la mochila de Kagome.

- "¡Buena idea, Miroku-sama!" - dijo Kagome aplaudiendo emocionada.

- "Es raro que se le ocurran ideas buenas que no incluyan estafar a la gente o buscar mujeres" - dijo Inuyasha cruzándose de brazos y poniendo una cara de asombro.

- "Eso si fue un comentario innecesario, Inuyasha' - pensó Miroku con amargura mientras miraba por los binoculares, pero se espantó tanto cuando vio a la persona que casi se desmayó.

- "Houshi-sama, ¿qué ocurre?" - dijo Sango cuando vio la cara de susto de Miroku.

- "Es..." - dijo Miroku, tan pálido que parecía un fantasma - "Es... ¡Sesshoumaru!" -

- "¿¡Qué!? ¿¡Acaso es posible que tengamos peor suerte!?" - preguntó Kagome asustada.

- "¡Esto ya es ridículo! ¡Primero el lobo sarnoso, luego Kikyou y ahora esto!" - dijo Inuyasha mientras cerraba una de sus manos en un puño - "¡Bueno, ésta vez no me pienso ocultar!" -

Y salió corriendo hacia donde se encontraba Sesshoumaru.

- "¡Espera, Inuyasha!" - le dijo Sango tratando de detenerlo en vano.

- "¡Es el mayor de los tontos!" - dijo Shippou mientras todos corrían tras él.

Sesshoumaru estaba de pie en el borde de un bosque cercano mirando hacia el cielo, mientras Rin jugaba con las flores que había en el suelo y Jaken vigilaba a Rin y a Ah-Un, el segundo durmiendo pacíficamente sobre la hierba.

- 'El aire apesta a ese inútil de Inuyasha, pero... huele diferente a su esencia de siempre' - pensó Sesshoumaru.

- "Uy, ¿qué sucede, Sesshoumaru-sama?" - preguntó Jaken al ver la conducta de Sesshoumaru.

- "Sesshoumaru-sama, ¿se encuentra bien?" - le preguntó Rin preocupada.

- "Jaken, apártate y aleja a Rin de aquí..." - dijo Sesshoumaru en su típica voz sin emociones.

Jaken se puso a olfatear el aire y de inmediato comprendió la razón por la que le habían dado esa orden.

- "Oh, sí, ya veo, amo..."

Mientras tanto, Inuyasha corría al encuentro de Sesshoumaru.

- '¡Este será el día! ¡Hoy por fin le quitaré a ese idiota de Sesshoumaru ese complejo de superioridad que tiene!'- pensó Inuyasha emocionad. Cuando sintió que estaba lo bastante cerca, desenfundó y transformó a Tessaiga y saltó para golpear a Sesshoumaru desde arriba.

- "¡Sesshoumaru! ¡Vine por ti!" - gritó Inuyasha mientras caía.

- "Huh?" – musitó Sesshoumaru mirando hacia arriba - '¿Inuyasha?' –

Para desgracia de Inuyasha, su ataque falló porque de inmediato Sesshoumaru desenfundó a Toukijin y bloqueó el golpe.

- "Siempre pensé que eras un estúpido..." - le dijo Sesshoumaru mientras ambos tenían sus espadas cruzadas - "Pero no creí que fueras a serlo tanto como para atacarme en esa forma..." -

- "¡Cierra la boca!" - le gritó Inuyasha mientras se apartaba un poco y trataba de asestarle otro mandoble con la espada, pero Sesshoumaru lo bloqueó de nuevo.

- "¡Ahora no sólo eres un hanyou insignificante, sino también un simple niño! ¡Eres aún más patético que antes! ¡Ni creas que te tendré compasión sólo por ese cambio de apariencia!" - dijo Sesshoumaru mientras ambos se separaban y se preparaban para atacarse de nuevo.

- "¡Me parece bien! ¡Kaze no Kizu!" - gritó mientras le arrojaba las ondas de energía, pero Sesshoumaru las esquivó sin esfuerzo alguno.

- "Así que viniste preparado para morir... Cumpliré tu deseo en ese caso..." - dijo Sesshoumaru mientras le apuntaba con su espada. Le arrojó a Inuyasha una onda de energía con Toukijin, la cual lo golpeó directamente en el pecho. Inuyasha cayó al suelo, pero se recuperó y se puso en pie rápidamente.

- "¡Maldición! ¡Ya verás!" - le gritó Inuyasha mientras cristalizaba su espada - "¡Kongousouha!" -

Le arrojó un aluvión de diamantes a Sesshoumaru; y aunque fue un golpe directo, no mostró señas de haberle causado daños, porque Sesshoumaru se sacudió los diamantes de encima como si fueran polvo.

- "Veo que has progresado desde nuestro último encuentro, ¡pero este será tu fin!" - dijo mientras ponía su espada en posición horizontal y una corriente eléctrica la recorría - "¡Souryuuha!" -

Le arrojó a Inuyasha un rayo azul, el cual tomó la forma de un gran dragón, pero Inuyasha sólo sonrió como respuesta a ese ataque.

- "¡Gracias, Sesshoumaru! ¡Nunca pensé que me ayudarías a hacerte trizas!" - dijo Inuyasha mientras agitaba su espada con fuerza - "¡Bakuryuuha!"-

Arrojó una onda de energía que se mezcló con parte del rayo con forma de dragón, formando un remolino que chocó con el resto del Souryuuha hasta que ambos se desvanecieron. Se habían anulado entre sí.

- "Creo que estamos muy parejos. ¿No te parece, Sesshoumaru?" - comentó Inuyasha mientras sonreía sarcásticamente.

- "¡Nunca te atrevas a compararte conmigo! ¡Admito que tus poderes se han incrementado, a pesar de que ahora eres un insignificante mocoso, pero nunca serás más que un hanyou! ¡Nada te da el derecho de compararte conmigo o con mi padre!" - dijo Sesshoumaru furioso. El hecho de que Inuyasha hubiera dicho esa simple frase lo puso furioso como rara vez se ha visto, porque sus ojos mostraban una sombra roja, como si se fuera a transformar.

El resto del grupo de Inuyasha, con Kagome al frente, llegó poco después.

- "¡Inuyasha! ¡Detente!" - le gritó a lo lejos, haciendo que Sesshoumaru se fijara en ella.

- "Así que a esa mujer le pasó lo mismo que a ti," - dijo sonriendo malévolamente mientras un aura negra lo rodeaba - "Esto será interesante..." -

Mientras Inuyasha ponía una cara de espanto, Sesshoumaru clavó a Toukijin en el suelo, fue corriendo hacia Kagome; y antes de que alguien pudiera hacer algo... la tomó del cuello y empezó a estrangularla.

- "¡Suéltame, no... puedo... respirar!" - gritó Kagome mientras se movía en la mano de Sesshoumaru tratando de liberarse.

Al ver esto, Inuyasha fue corriendo hacia Sesshoumaru para salvar a Kagome, pero...

- "¡Déjala en paz, infeliz!" - le gritó Inuyasha.

- "Eres un tonto inútil…" - dijo Sesshoumaru en tono de burla, ya que sacó una garra de monstruo donde tenía el brazo izquierdo y agarró a Inuyasha por el cuello con ella, haciendo que Tessaiga se cayera de sus manos. Trató de liberarse de la garra de Sesshoumaru, incluso trató hundiéndole sus garras y colmillos, pero le fue imposible.

- "Suéltame... ¡Maldito! ¡Sankontessou!" - gritó mientras golpeaba con sus garras cubiertas de un aura dorada la garra con la que Sesshoumaru lo sujetaba, pero no le hizo ningún efecto: la garra con la que lo sujetaba era de dragón y sus ataques ni siquiera podían rasguñar sus gruesas escamas.

- "Kagome..." - murmuró Inuyasha amargamente. El color en el rostro de Kagome empezaba a desvanecerse y ella empezaba a desmayarse por la falta de aire, así que Inuyasha clavó sus garras en las palmas de sus manos, manchándolas con su propia sangre.

- "¡Hijinkessou!" - gritó acuchillando el aire en dirección a la mano con la que Sesshoumaru sujetaba a Kagome, lanzándole un aluvión de ondas carmesí, pero no sirvió de nada: Sesshoumaru ni siquiera se inmutó. - "Infeliz... déjala en paz..." -

- "No los soltaré hasta que ambos mueran" - dijo Sesshoumaru - "Me parece de lo más apropiado que los dos terminen sus días juntos..." -

En eso llegaron Sango, Miroku y Shippou finalmente y se quedaron horrorizados al ver la escena.

- "¡Sesshoumaru, déjalos en paz!" - le gritó Sango, preparando su Hiraikotsu.

- "¿¡Cómo te atreves!?" - dijo Shippou.

- "¡Suéltalos!" - le ordenó Miroku.

Sesshoumaru sólo ignoró todo lo que le dijeron. Sin embargo, cuando los tres salieron corriendo para ver que podían hacer, Sesshoumaru los miró y les dijo:

- "¡Ni se atrevan a dar un paso más! Si me retan, les apretaré el cuello con tanta fuerza que sus cabezas saldrán volando" -

- "¡Maldición!" – dijo Sango mientras clavaba su Hiraikotsu en el suelo. Nada pudieron hacer ella ni los demás para evitarlo, así que Sesshoumaru siguió disfrutando de la visión de sus víctimas mientras trataban de liberarse y de respirar, al igual que los intentos de Inuyasha de atacarlo. Pero entonces, se fijó en Kagome:

- 'Ésta mocosa... ¡se ve idéntica a Rin! ¿Cómo puede ser?' - pensó Sesshoumaru sorprendido mientras la veía asfixiarse en su mano, pero volteó la cara hacia atrás y vio que Rin estaba observándolo todo desde detrás de un árbol con una expresión de terror en el rostro.

- 'Sesshoumaru-sama, ¿cómo puede tratar a dos niños así?' - pensó Rin mientras veía lo que hacía Sesshoumaru con lágrimas en los ojos.

- 'Rin...' - pensó cuando la vio; y enseguida el aura negra a su alrededor se disolvió; y soltó a Inuyasha y Kagome, dejándolos caer al suelo.

- "Tuvieron suerte. Sino fuera porque me deshonraría a mí mismo y a mi padre si los mato como niños, ya estarían muertos" - dijo Sesshoumaru. Simplemente se negaba a admitir que se hubiese dejado llevar por su ira y por eso habría hecho algo a lo que nunca se habría atrevido después de que Rin comenzó a viajar con él.

Inuyasha y Kagome comenzaron a masajearse el cuello para eliminar el dolor y dejaron que el aire volviera a sus pulmones. Después de unos instantes, Inuyasha fue hasta donde quedó Tessaiga y la puso de vuelta en su funda, pero cuando cuando regresó con Kagome para ver como estaba, la encontró mirando vacíamente al infinito; y antes de que pudiera preguntarle que le pasaba…

- "¿Dónde estoy; y quién es ese hombre?" – preguntó de un modo mucho más inocente y curioso en comparación a su actitud normal mientras señalaba a Sesshomaru.

- "¿Qué?" - dijo Inuyasha confundido como los demás. Sin embargo, pronto se percataron de que su medallón de memoria no estaba alrededor de su cuello: el medallón plateado estaba en el suelo cerca de sus pies.

- "Ka..." - empezó a decir Inuyasha, pero Sango le puso una mano en el hombro.

- "Inuyasha, recuerda como debes llamarle mientras no lleva el medallón puesto" - le susurró Sango preocupada.

- "Muy bien..." - Inuyasha respiró profundamente y suspiró antes de preguntarle con voz preocupada - "¿Miko, te encuentras bien?" -

- "Sí, Inuyasha. Me duele un poco el cuello, pero estoy bien" – dijo con una sonrisa al ver a Inuyasha. Luego señaló de nuevo a Sesshoumaru mientras le preguntaba a Inuyasha con voz dubitativa y asustada – "Pero... ¿quién es ese hombre?" -

- "Es Sesshomaru: es mi medio-hermano mayor; y a diferencia de mí, él es un youkai de verdad" - le explicó Inuyasha con voz amargada - "Es mejor que no te le acerques: detesta a los humanos" -

- "Te entiendo" - le dijo Miko preocupada - "Pero, ¿quién es esa niña que está con él?" -

Inuyasha vio que se refería a Rin porque miraba en dirección a ella.

- "Lo averiguarás tu misma" - respondió Inuyasha mientras Rin caminaba había ellos.

- "Por cierto, Inuyasha, ¿de dónde salieron esas zouri?" – preguntó Miko mirando sus pies asombrada, ya que no recordaba habérselas puesto – "Soy solo una aldeana; y además una niña, así que no debería…" –

- "Nah, no te preocupes por eso" – dijo Inuyasha sonriendo mientras trataba de inventar una excusa – "Kaede-obaasan logró conseguirlas y te las compró porque estabas haciendo las cosas tan bien en tu entrenamiento de miko" –

- "Hehe, es vergonzoso, pero quiero darle las gracias por cuidarme tanto" – dijo Miko ruborizándose y sonriendo.

- "Rin, quédate aquí, que debo ir a atender otros asuntos..." - le ordenó Sesshoumaru.

- "Está bien..." - asintió Rin mientras Sesshoumaru se alejaba de ellos.

Por otra parte, Miroku y Sango habían recogido el medallón mientras Miko hablaba con los demás; y lo examinaron.

- "Tal parece que las garras de Sesshoumaru cortaron el hilo que mantenía el medallón alrededor del cuello de Kagome" - le susurró Miroku a Sango mostrándole un punto en que el hilo parecía haber sido cortado de modo poco delicado.

- Pero creo que podemos arreglarlo. Hay muchas piezas de hilo y cuerda que podemos usar para repararlo en su mochila" - le respondió Sango.

Y mientras discutían esto y comenzaban a trabajar en arreglar el hilo, Rin estaba sentada en la hierba conversando con Miko e Inuyasha...

- "¿Tú eres Rin; y acompañas a Sesshoumaru?" - le preguntó Miko con curiosidad.

- "Sí;" - respondió Rin con una sonrisa - "¿Y tú eres Miko?" -

- "Sí. Al menos ese es el nombre que me dijeron que tenía" - respondió Miko un poco avergonzada.

- "Y tú eres Inuyasha, ¿el hermano menor de Sesshomaru-sama?" - le preguntó Rin.

- "Sí, así es" - respondió Inuyasha, para luego quedarse pensando - '¿Como pude ser tan estúpido como para no darme cuenta de esto antes? Esta niña es muy parecida a Kagome: el cabello, el rostro... ¡Si hasta sus personalidades son similares! Aunque tiene algunas diferencias con ella en la apariencia...'

- "Qué extraño... Recuerdo que eras..." - empezó Rin, pero Inuyasha le tapó la boca con la mano y la alejó, dejando a Miko sola y mirándolos extrañada. La soltó cuando estuvieron lo bastante lejos para que Miko no los escuchara.

- "Mira, Rin, deberías saber que si era mayor de lo que parezco, pero hasta que Kagome no tenga su medallón puesto de nuevo, no podemos hacer nada que despierte su memoria; y eso incluye decirle nada sobre sí misma o sobre mí, porque si no se va a volver loca" - le explicó Inuyasha con preocupación.

- "Está bien..." - le dijo Rin con voz comprensiva. Sonrió emocionada inmediatamente después - "¿Entonces Miko-chan es en realidad Kagome-sama?" -

- "Sí, pero debemos llamarla Miko hasta que tenga el medallón puesto de nuevo" - le dijo Inuyasha. Ahora que esas cosas estaban en claro, solamente tuvieron que volver con Miko.

- "¿Y qué estaban haciendo?" - les preguntó Miko haciendo pucheros – "¡No fue bueno que me dejaran sola de ese modo!" -

- "No es nada, Miko" - respondió Inuyasha algo asustado. Su rostro se iluminó porque tuvo una idea: - "Por cierto, ¿quieres que juguemos?" -

- "¡Sí!" - respondió Miko mientras se ponía de pie llena de energía - "¡Ahora quiero jugar con una pelota!" -

- "¡Shippou, pásanos la pelota que está en la mochila!" - le gritó Inuyasha.

- "¡Sí, ya voy!" - le respondió Shippou, así que fue hasta la mochila de Miko, sacó la pelota; y luego él, Inuyasha, Miko y Rin empezaron a jugar a pasarse la pelota. Pasaron un buen rato así juntos, riendo y disfrutando, hasta que…

- "Creo que ya terminamos..." - dijo Miroku después de un rato mientras se limpiaba el sudor que tenía en la frente - "¡Miko! ¡Ven aquí, por favor!" -

- "Awww... ¡Ya voy, Houshi-sama!" - dijo Miko decepcionada. Era obvio que no quería parar el juego, pero como quería ser una buena niña, fue hasta Miroku y Sango mientras los demás esperaban para ver para que la llamaban.

- "Bueno, aquí tienes. Pontelo" - le dijo Sango con una sonrisa mientras le mostraba el medallón cuando Miko llegó a donde estaban - "¿Lo recuerdas? Es tu medallón" -

- "Sí, es lo que tengo que ponerme para recuperar mi memoria. No sé como pude haberlo perdido" – dijo confundida mientras se lo ponía de nuevo, pero su expresión cambió a una sonrisa complacida cuando lo tomó de manos de Sango y se lo puso de nuevo. Sus ojos titilaron por un momento y su sonrisa solo se volvió más amplia después de ello.

- "Y estoy de vuelta" - dijo Miko con voz complacida.

- "¿Kagome?" - le preguntó Sango confundida.

- "Sí. Bueno, si me disculpan, ¡creo que regresaré a jugar con ellos por ahora!" - les dijo mientras regresaba corriendo alegremente con los demás.

- "Bueno, eso sí fue inesperado" - dijo Miroku sorprendido mientras veían a Kagome regresar con los demás.

- "Estoy de acuerdo, Excelencia" - dijo Sango tan sorprendida como él.

Ellos sólo se quedaron observando mientras los niños jugaban; y después de un rato, Kagome les enseñó a los demás a jugar voleibol. Siguieron jugando hasta que Sesshoumaru regresó, lo cual hizo que dejaran de jugar y lo mirasen con aprensión.

- "Rin... Es hora de irnos" - dijo sin siquiera mirar a los demás

- "¡Sí!" - dijo Rin, luego se volteó hacia los demás para despedirse - "¡Nos vemos después, chicos! ¡Buena suerte!" -

Corrió hacia el lado de Sesshoumaru. Sesshoumaru notó que Jaken se había quedado dormido al pie de los árboles al borde del bosque, sin darle importancia a lo que le pasase a Rin, así que lo golpeó en la cabeza por un cumplir sus deberes. Los tres siguieron su camino mientras el grupo de Inuyasha fue en dirección opuesta para continuar dirigiéndose hacia el valle.

- "Bueno, ¿se divirtieron?" - les preguntó Miroku sonriendo.

- "Sí, a pesar de que tuve que actuar para que Kagome no se diera cuenta de nada mientras no tenía su medallón" – respondió Inuyasha mientras recostaba su cabeza sobre sus brazos, los cuales estaban cruzados sobre su espalda.

- "Eso supuse; y te lo agradezco mucho, Inuyasha" - le dijo Kagome sonriendo agradecida, haciendo que Inuyasha se ruborizara.

- "Y no pensé que seguirías jugando después de recuperar tu memoria" - le dijo Shippou a Kagome.

- "Bueno, es que tenía mucho tiempo que no jugaba así. Además, mi mamá me dijo que sería mejor para mí si disfrutara esto en vez de considerarlo un tormento" - explicó Kagome entre risitas - "Tenía que empezar a comportarme acorde a la edad que tengo ahora en vez de mi edad real" -

- "Buena decisión" - la felicitó Sango.

- "Sí, ¡suenas más como una niña y todo ahora!" – dijo Shippou sonriendo – "Aunque sonabas aún más aniñada como Miko…" –

- "¡Basta, Shippou! ¡Me estás haciendo pensar que es malo!" – dijo Kagome sonrojándose. Miró hacia abajo avergonzada – "Aunque no es tan malo, ahora que lo pienso…" -

- "¿Y quién diría que mi cruel y desalmado medio-hermano tiene corazón?" - comentó Inuyasha viendo hacia el despejado cielo. Kagome sonrió por el cambio de tema.

- "Sí, hace de cuenta que no ella es nada para él, pero nos dejó vivir sólo para que Rin no se asustara por él; y para que ella tuviese con quien jugar por un rato..." – dijo ella mientras pensaba que motivos tendría Sesshoumaru para perdonarles la vida – "Pero… ¿No notaron que también tenía como un aura negra a su alrededor?" –

- "Ahora que lo mencionas…" – dijo Inuyasha pensativamente – "Tienes razón. Kikyou también tenía un aura similar alrededor de ella…"

- "¿Creen que haya alguna conexión entre eso y la forma tan cruel en la que ambos se comportaban?" – les preguntó Kagome a los demás.

- "Es una posibilidad, pero me temo que no hay una forma real de saberlo" – respondió Miroku cerrando los ojos – "Sin embargo, debo decir que esas auras extrañas también despedían, aunque levemente, una clase de maldad que nunca he sentido antes" –

- "¿Entonces esto no fue obra de Naraku, Houshi-sama?" – preguntó Sango extrañada.

- "No. Los olores de Kikyou y Sesshomaru estaban igual que siempre, excepto que también podía sentirse una horrible energía demoníaca alrededor de ellos" – contestó Inuyasha mientras cruzaba sus brazos y guardaba sus manos en sus mangas.

- "Me pregunto que significará eso para nosotros…" – se preguntó Kagome con preocupación.

- "Será mejor que nos preocupemos por eso luego," – contestó Sango poniéndole una mano en el hombro a su amiga – "Por ahora, debemos concentrarnos en regresarlos a la normalidad"

Todos asintieron y siguieron su camino. Después de unos minutos, llegaron al valle; y cuando ya estaban a punto de entrar a la cueva...

- "¡Y solo estamos a unos pasos de volver a la normalidad!" - dijo Inuyasha mirando a la entrada de la cueva.

- "¡Sí! ¡Disfruté mucho el volver a ser niña, pero no puedo esperar a tener mi verdadera edad otra vez!" - dijo Kagome juntando sus manos y sonriendo.

- "¡Lástima que no vivirán para llegar hasta los manantiales!" - gritó una voz desagradable. Enseguida, el cielo se tornó oscuro y Naraku apareció rodeado de su barrera y acompañado de sus saimyoshou, Hakudoushi, Kagura, Kanna y Kohaku...

- "¡Vaya, que maravilla! ¡No es otra marioneta, sino Naraku en persona!" – dijo Miroku con evidente sarcasmo y desdén en su voz mientras miraba a Naraku con rabia y repugnancia – "¿Acaso perdiste esa costumbre desde lo ocurrido en el Monte Hakurei?" -

- "¿Acaso quieres morir con más rapidez, bonzo?" - le dijo Naraku con furia, tomándose como un insulto las palabras de Miroku.

- "¡Naraku! ¡Eres una maldita peste!" - le gritó Inuyasha - "¡Siempre atacando cuando tus enemigos están en las peores condiciones!" -

- "Tsk, tsk, tsk. Inuyasha, si fuera tú cuidaría esa lengua" - le dijo Naraku burlándose de él - "No querrás que te castiguen y te den nalgadas por eso, ¿verdad?" -

- "¡Cierra tu maldita boca! ¡El que tenga este aspecto no significa nada, te destruiré igual!" - resopló mientras sacaba a Tessaiga.

- "¡No eres más que un cobarde!" - le gritó Kagome mientras preparaba su arco y flechas.

- "Qué extraño... Pensé que no podías recordar nada" - le dijo Naraku extrañado.

- "¡Pues pensaste mal! ¡Y me aseguraré de que nunca olvides tu error!" - gritó Kagome mientras le disparaba una Flecha Sagrada, la cual fue bloqueada por la barrera de Naraku.

- "Esto sí que es una sorpresa. Todavía puedes usar tus poderes" - dijo Naraku entre dientes – "Y tal parece que ese fragmento del espejo de Kanna que les envié no sirvió tanto como esperaba" –

- "¡Así que fuiste tú! ¡Tú trataste de enloquecerlos a ambos!" – gritó Miroku enfadado, lo cual también los enfureció a todos.

- "Kukuku, exactamente" – asintió Naraku con una sonrisa malévola – "Aunque no importa que no haya funcionado, ¡ya que haré de este lugar su tumba!" -

Mientras tanto... Sango estaba peleando con Kohaku, el cual estaba obligándose a pelear para que Naraku no se diera cuenta de que ya tenía sus recuerdos de nuevo.

- "¡Kohaku! ¡Por favor despierta!" - lo llamaba Sango desesperada.

- 'Onee-san, perdóname... Pero debo seguir fingiendo por un tiempo más...' - pensaba Kohaku con tristeza, mientras esquivaba los ataques desenfocados que le lanzaba su hermana.

- "¡Kohaku, por favor! ¡No quiero herirte!" - dijo Sango.

De vuelta con los demás, la batalla no parecía estar a su favor...

- "¡Aaaah! ¡Vamos a morir!" - gritaba Shippou.

- "¡Tranquilízate, Shippou! ¡Ya hemos salido de situaciones peores!" - le dijo Miroku.

- "Pero ninguna tan grave como ésta" - dijo Hakudoushi mientras los atacaba con su naginata, así que Miroku tuvo que bloquear sus mandobles con su shakujou.

- "¡Peleas tan sucio como tu creador!" - le dijo Miroku apretando los dientes.

- "Eso es un cumplido para mí" - le respondió Hakudoushi sonriendo malignamente.

- "Miroku, ¿qué crees que haces?" - le gritó Inuyasha - "¡Deja que me encargue de él! ¡Apártate!" -

- "¡Bien!" - dijo Miroku mientras se hacía a un lado.

- "¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha mientras arrojaba una tormenta de diamantes a Hakudoushi. Trató de poner una barrera para bloquear el ataque, pero como sus barreras no eran tan fuertes como las de Naraku, las lanzas de diamante la rompieron y lo hirieron gravemente, así que no tuvo más opción que retirarse.

- "Que sorpresa. Quién diría que derrotarían a Hakudoushi" - dijo Kagura sorprendida.

- "¡Y él no es el único al que derrotaremos, Kagura!" - dijo Kagome mientras se preparaba para dispararle una flecha, pero... - "¿Qué… me… ocurre? Me siento… débil..." -

Sintió algo extraño detrás de sí y fue entonces que se dio cuenta de que era: Kanna estaba tratando de extraer su alma con su espejo.

- "Ahora morirás..." - le dijo Kanna en un susurro carente de emociones.

- "¡No lo creo!" - gritó Kagome mientras usaba la poca fuerza que le quedaba para dispararle una Flecha Sagrada al espejo, el cual la absorbió. Pero dada la gran cantidad de poder espiritual que ella ponía en sus flechas, el espejo no pudo continuar soportando la energía y se agrietó, expulsando todas las parte del alma de Kagome que había absorbido. Regresaron a su cuerpo y ella recuperó sus fuerzas.

- "Será mejor que me retire..." - dijo Kanna mientras miraba vacíamente a su espejo.

- "¡No te escaparás!" - le gritó Kagome mientras le disparaba otra flecha, pero Kanna ya se había desvanecido antes de que la hubiese golpeado.

- "¡Esto apesta!" - dijo Kagome enfadada.

- "¡Olvídate de ella! ¡Tenemos problemas más graves!" - le gritó Inuyasha y con muy buena razón: él tenía que esquivar los tentáculos y rayos de energía que Naraku usaba para atacarlo al igual que los ataques de viento de Kagura; y si no fuera por su tamaño pequeño, probablemente no lo hubiera logrado.

- "¡Espera! ¡Allá voy!" - dijo Kagome mientras corría hacia él.

- "¿Acaso estás practicando movimientos de baile, Inuyasha?" - se burló Naraku al ver las acrobacias que Inuyasha se veía obligado a hacer para esquivar sus ataques.

- "¡Cierra tu asquerosa boca!" - le gritó Inuyasha.

- "Esto será divertido, acabaré con ustedes lenta y dolorosamente" - les dijo Kagura con voz deleitada.

- "¡Eso ya lo veremos!" - dijo Kagome mientras le disparaba una Flecha Sagrada a Kagura; y a pesar de que no le pegó, al menos anuló los vientos que ella estaba a creando.

- "¿Otra vez la vieja estrategia de anular el viento?" - dijo Kagura aburrida mientras veía lo que hizo Kagome - "¿Para qué se molestan en hacerlo ahora?" -

- "¡Para esto! ¡Bakuryuuha!" - gritó Inuyasha mientras agitaba su espada contra el suelo, fusionando el Kaze no Kizu con la energía de los restos del viento de Kagura y la flecha de Kagome, formando un remolino que le lanzó a ella.

- "¿¡Qué!?" - musitó Kagura sorprendida.

- "Estás acabada" - dijo Inuyasha con voz satisfecha mientras el Bakuryuuhaa la golpeaba repetidamente. Sin embargo, Kagura logró escapar y se llevó a Hakudoushi - "¡Maldición!" -

Luego Naraku se puso enfrente de él.

- "Parece que ahora somos sólo tú y yo, Inuyasha" - le dijo Naraku muy confiado.

- "¡Ya verás!" - le dijo Inuyasha mientras blandía su espada en dirección a Naraku - "¡Pagarás por lo que nos hiciste a Kikyou y a mí!" -

- "¡Y por toda la gente a la que has hecho sufrir!" - le dijo Kagome preparando su arco y flechas.

- "¡Cierto! ¡Es hora de terminar esto!" – dijo Miroku enfadado. Naraku comenzó a sudar al ver como aún tendría que enfrentarse a ellos tres; y antes de que pudiera hacer nada, Miroku le arrojó varias ofudas para distraerlo.

- "¡Es hora! ¡Inuyasha, hagamos ya tu sabes qué!" – dijo Kagome emocionada.

- "¡Adelante! ¡Kongousouha!" - dijo Inuyasha mientras le arrojaba el aluvión de diamantes. Naraku aún estaba distraído burlándose de Miroku por la inefectividad de sus ofudas, así que no vio venir el ataque y recibió el impacto completo, terminando con su barrera destruida y recibiendo un gran daño.

- "¡Kagome! ¡Ahora!" - le dijo Inuyasha

- "¡Sí!" - dijo Kagome mientras disparaba una Flecha Sagrada. Entretanto, Inuyasha transformaba a Tessaiga de nuevo en su forma cristalina.

- "¡Allá va! ¡Bakuryuuha!" - gritó arrojando un remolino cristalizado. Con la combinación de esos ataques, Naraku quedó completamente destruido hasta el punto en que solo quedó uno de sus ojos, pero el solo se teletransportó fuera del área antes de que hubiesen podido hacer nada más.

- "¡Maldición! ¡Escapó de nuevo! ¡Aaarghh!" - gritó Inuyasha furioso mientras clavaba su espada en el suelo con fuerza, mientras que Kagome arrojaba su arco al piso.

- "¿Por qué? ¿¡Por qué cuando estamos a punto de ganar, siempre tiene que escaparse!?" - dijo Kagome furiosa.

- "Ya, cálmense. Por lo menos todavía estamos vivos. Recuerden que aún no podemos vencerlo porque no hemos encontrado su punto débil" - les recordó Miroku.

- "¡Rayos! ¡Como odio a ese desgraciado!" - dijo Inuyasha, mientras golpeaba el suelo rocoso.

Mientras tanto, Sango ya había terminado su pelea, aunque sin resultado alguno porque Kohaku se había ido con Hakudoushi y Kagura. Caminó hasta ellos, sabiendo que estaban tan alterados en parte porque sus mentes eran ahora más infantiles.

- "No se preocupen tanto por ello. Y ahora será mejor que entremos a la cueva antes de que algo más pase" - dijo ella con calma, aunque estaba triste porque no pudo hacer que Kohaku volviese con ella.

- "Sí..." - asintieron Kagome e Inuyasha entristecidos.

Mientras tanto, Kohaku, Hakudoushi y Kagura estaban volando de vuelta al escondite de Naraku en algún lugar distante...

- "Es tan inesperado que fuesen tan fuertes, aún después de que se convirtieron en niños" - comentó Kagura.

- "Eres una tonta, Kagura. Deberías recordar que las apariencias engañan" - le dijo Hakudoushi.

- "Dices eso porque también eres un niño" - dijo Kagura burlándose de él.

- "Cierra la boca" - le respondió Hakudoushi.

- 'Sólo espero poder librarme de esta servidumbre algún día…' - pensó Kagura amargamente.

- 'Onee-san, cuando llegue el momento, te lo diré todo... Pero por ahora, debo averiguar cómo deshacerme de ese bebé...' - pensó Kohaku.

- "¿En qué estás pensando, Kohaku?" - le preguntó Hakudoushi.

- "En... nada en especial" - respondió Kohaku mientras se esforzaba por mantener su mente en blanco.

De vuelta con Inuyasha y los demás, ellos entraron a la cueva, viendo que seguía igual que la primera vez que habían venido.

- "Bueno, ya es la hora" - dijo Inuyasha mientras se acercaba al manantial de agua azul, tomaba un poco de ella entre sus manos y la bebía.

- "Qué extraño, no siento nada..." - dijo Inuyasha. Pero después de unos segundos, él empezó a brillar con una luz blanca, cegando a todos. Cuando la luz se atenuó, vieron que ahí estaba Inuyasha de pie con su apariencia normal, con su ropa ajustada perfectamente a su tamaño.

- "¡Aaaah! ¡Qué bien se siente volver a ser normal!" - dijo mientras se estiraba - "¡Kagome, ven! ¡Es tu turno!" –

- "Er… Inuyasha" - dijo Kagome titubeando – "Creo que debería hacerlo en otra parte…" –

- "¿Eh? ¿Por qué?" – preguntó Inuyasha confundido.

- "Mi ropa no puede ajustarse a mi cuerpo cuando cambio de edad, ¿cierto?" – dijo mientras se sonrojaba – "¡Así que mi kosode podría terminar rompiéndose si intento volver a la normalidad así!" –

- "Está bien, está bien" –dijo Inuyasha algo molesto, aunque entendió lo que Kagome intentaba decirle – "¿Qué harás entonces?" –

- "Solo guarda un poco de esa agua en una botella y bébela en un sitio donde nadie más pueda verte" – le sugirió Sango con amabilidad – "Hay un bosque con un claro muy cerca de este lugar, así que podrías beberla allí. También iré contigo en caso de que pase cualquier cosa" –

- "¡Está bien! ¡Gracias, Sango-chan!" – dijo Kagome mientras corría hacia ella y la abrazaba. Sacó una pequeña botella de su mochila y la llenó con el agua del manantial.

- "Muy bien, espérennos aquí. Volveremos en un momento" –dijo Sango mientras ella y Kagome dejaban la cueva.

- "¿Les parece bien si las acompaño?" – preguntó Miroku con una sonrisa traviesa, pero esto solo le granjeó una bofetada de parte de Sango.

- "Te lo mereces" – dijo Inuyasha mientras lo miraba con asco.

Después de un rato, Sango y Kagome regresaron, la segunda de vuelta a su edad normal y vistiendo su uniforme escolar de siempre.

- "¡Qué bien! ¡Otra vez soy yo!" – dijo ella con alegría, lo cual hizo también sonreír a los demás. Ella e Inuyasha se quitaron sus medallones y los guardaron en la mochila.

- "¿Y todavía pueden recordarlo todo?" - les preguntó Miroku intrigado.

- "Sí, cada detalle de ello" - le respondió Inuyasha sonriendo al igual que Kagome.

- "Bueno, ya no tenemos nada más que hacer aquí, ¿cierto? Deberíamos regresar ya a la aldea" - dijo Sango sonriendo.

- "Tienes razón, Sango-chan. Sólo dame un momento" - dijo Kagome mientras guiñaba un ojo.

Todos dejaron la cueva, aunque Kagome fue la última en salir. Por eso, Inuyasha se quedó esperándola en la entrada hasta que salió.

- "¡Ya era tiempo! ¿Por qué tardaste tanto?" - le preguntó Inuyasha irritado.

- "¡Por esto!" - le respondió Kagome al tiempo que le mostraba dos botellas llenas hasta el tope: una de agua rosada y otra de agua azul.

- "¿Para qué te traes eso? ¿Acaso quieres repetir todo eso que nos pasó?" - le pregunto Inuyasha.

- "Sí, pensé que sería divertido que lo volviéramos a hacer en algún otro momento" - le respondió Kagome sonriendo - "Mientras tengamos los medallones, no nos pasará nada malo. Y además, ahora si tengo ropas que puedo usar cuando volvamos a convertirnos en niños" -

- "En eso tienes razón. Espero que lo podamos hacer de nuevo cuando haya más tranquilidad por aquí" - dijo Inuyasha cruzándose de brazos.

- "Déjame adivinar, ¿te gustó la idea de tenerme como amiga cuando eras niño, verdad?" - le preguntó Kagome mientras se sonrojaba un poco.

- "Sí. En esos tiempos no tuve amigos…" - le respondió con una triste sonrisa.

- "Pero ahora nos tienes a todos nosotros" - le recordó Kagome.

- "Es verdad. Puede que sean un dolor de cabeza a veces, pero… Es mejor que estar solo" - dijo Inuyasha mientras miraba hacia el cielo. Kagome estaba a punto de enfadarse cuando escuchó la prime parte, pero sonrió al oír el resto.

- "Por cierto… sabes que tenemos algo así como personalidades alternas cuando tenemos las memorias selladas, ¿verdad? Estoy pensando que sería buena idea que los dejáramos salir y que jueguen en algunas ocasiones…" - dijo Kagome, sintiendo como si otra presencia estuviese durmiendo en las profundidades de su alma.

- "En otras palabras, ¿beber el agua sin llevar el medallón encima?" - le preguntó Inuyasha.

- "¡Exacto!" - le respondió Kagome

Ambos enfocaron sus miradas en las botellas, cuyos contenidos resplandecían brillantemente bajo la luz del sol; y después de que Kagome las guardó, comenzaron a caminar y aumentaron el paso para alcanzar a sus amigos. Comenzaron a caminar de vuelta a la aldea mientras el crepúsculo comenzaba a aparecer.

Sin embargo… no sabían que esto era solo el comienzo. Poco después, algo diferente a todo lo conocido por ellos llegaría… Algo que pondría el destino no solo de su mundo, sino también el de todos los mundos, a pender de un hilo…

{Fin del Episodio}


{Endings: Shinjitsu no Uta}

{FIN}

sábado, 30 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 4

Capítulo 4:

De Vuelta a la Época Actual


{Opening: Grip!}

Al día siguiente de haber recuperado sus recuerdos, Kagome decidió regresar a su época acompañada por Inuyasha; pues todavía no tenía pensado que le iba a decir a su familia cuando la vieran con el aspecto de niña que tenía ahora.


Antes de partir, decidió despedirse y darle las gracias a Kaede por todo lo que había hecho por ella.

- "Bueno, Kagome, ¿estás lista para volver?" - le preguntó Kaede amablemente.

- "Sí, Kaede-obaasan. Te agradezco mucho que cuidaras de mí mientras no tenía mis recuerdos" - respondió Kagome mientras se inclinaba brevemente ante ella.

- "Ni lo menciones. La verdad fue una buena experiencia haber sido tu maestra durante este corto tiempo" - le dijo mientras le sonreía.

Al lado estaba Inuyasha hablando con Totosai, aunque la conversación que estaban teniendo no era ni la mitad de placentera comparado con la que tuvieron Kaede y Kagome.

- "Oye, viejo Totosai, ¿por qué no me quisiste enseñar el Bakuryuuhaa desde el principio?" - le preguntó Inuyasha enfadado.

- "Porque no podías ni siquiera transformar a Tessaiga en su verdadera forma, " - respondió Totosai como si fuera lo más obvio del mundo - "¿Cómo crees que te iba enseñar esa técnica así?" -

Inuyasha terminó propinándole un golpe en la cabeza a Totosai como de costumbre.

- "Deberías aprender a respetar a tus mayores…" - dijo Totosai mientras lloraba.

Luego, se dedicaron a conversar un rato con los niños de la Isla Hourai...

- "Queríamos agradecerles por dejarnos estar en el acto con ustedes" - les dijo Kagome sonriendo.

- "No hay problema. De hecho, creo que fue una de las pocas cosas que pudimos hacer para pagarles el gran favor que nos hicieron" - le dijo Asagi amablemente.

- "A pesar de que siguen siendo unos inútiles" - dijo Roku, haciendo que Kagome e Inuyasha lo miraran con enfado.

- "Estoy de acuerdo, hermano" - dijo Dai, terminando lo que su hermano comenzó: que Inuyasha le diera un buen golpe a cada uno.

- "Que no se les olvide con quien están tratando" - dijo Inuyasha con los brazos cruzados y con una mueca de enojo en la cara.

- "¿Y qué piensan hacer ahora?" - les preguntó Moegi con interés.

- "Primero iremos a mi casa; y luego buscaremos una forma de volver a la normalidad" - le respondió Kagome con una sonrisa.

- "¡Espero que la encuentren pronto!" - les dijo Ai alegremente.

- "¡Sí! ¡Les deseamos que tengan suerte en su búsqueda!" - les deseó Shion.

- "¡Sí, gracias!" - dijo Kagome.

Después, fueron hasta el claro donde se encontraba el pozo e hicieron los preparativos finales.

- "Inuyasha, ¿estamos listos para cruzar entonces?" - le preguntó Kagome.

- "Sí, cuando quieras" - respondió mientras empezaba a cargar la mochila de Kagome.

- "¿Están seguros de que no necesitan nada más de nosotros antes de irse?" - les preguntó Sango.

- "Sí, sólo les pedimos que encuentren una forma de regresarnos a la normalidad lo antes posible" - le respondió Kagome tranquilamente.

- "Sí, ya quiero regresar a la normalidad," - dijo Inuyasha haciendo un gesto de desagrado con la cara - "Nos vemos como tontos así" -

- "¿Ah, sí? ¡Pues yo creo que nos vemos adorables así!" - dijo Kagome.

- "¡Que no!" - respondió Inuyasha.

- "¡Que sí!" - respondió Kagome.

- "¡Que no!" -

- "¡ABAJO!" - dijo Kagome, poniéndole fin a la discusión, pues Inuyasha se cayó con fuerza contra el piso y se quedó tranquilo.

- "Ya tendrán sus recuerdos, pero aún actúan como niños" - le susurró Miroku a Sango.

Para su mala suerte, tanto Inuyasha como Kagome lo oyeron.

- "¿¡A quiénes llaman niños!?" -

- "¡Les recuerdo que ya tengo quince años!" - dijo Kagome haciendo pucheros y pisoteando el suelo
cubierto de hierba con rabia.

- "¡Sí, lo sabemos!" - le dijo Sango tratando de calmarla. Sin embargo, pensó para sus adentros que a pesar de que esa era su edad real, se veía y actuaba como una niña de ocho.

- "Kagome, se nos olvidó preguntarte algo..." - dijo Miroku recordando repentinamente - "¿No sentiste nada extraño en el templo en el que estuvimos ayer?" -

- "No, no había monstruos aparte de los que exterminamos, ni tampoco fragmentos de la Perla… Pero sí me pareció sentir una presencia extraña cuando nos íbamos..." - le dijo Kagome pensativamente.

- "Bueno, sólo era para asegurarnos…" - comenzó a decir Sango pero Inuyasha la interrumpió...

- "¡Ya vámonos!" - dijo impaciente.

- "¡Sí, está bien!" - dijo Kagome, luego fueron hasta el pozo y saltaron dentro.

El familiar túnel de luz apareció a su alrededor; y tan pronto como sintieron que estaban de pie sobre suelo sólido y las luces habían desaparecido, Inuyasha saltó del pozo con Kagome tomada de su mano derecha y sosteniendo la mochila de ella en su mano izquierda.

- "¡Deberías dejar de traer tantas cosas! ¡Así apenas puedo cargarlas!" - se quejó Inuyasha tan pronto como salieron del pozo.

- "¡Ya deja de quejarte tanto! ¡Todavía no sé lo que haré!" - dijo Kagome angustiada.

- "Haz como si llegaras normalmente" - sugirió Inuyasha.

- "¿Y cómo es eso de que ya no puedes cargar mi mochila sin esfuerzo, pero igual puedes sostener tu espada y pelear con monstruos igual que siempre?" - le preguntó Kagome con curiosidad.

- "No sé. Debe ser que Tessaiga ya está acostumbrada a mí y mi fuerza para pelear con los monstruos es distinta a la que uso para cargar cosas" - respondió Inuyasha encogiéndose de hombros.

Salieron de la caseta donde estaba el pozo y se dirigieron rápidamente a la casa de Kagome para que nadie que estuviera en las cercanías pudiera verlos. Luego entraron en la casa.

- "¡Mamá, abuelo, Souta! ¡Ya llegué!" - anunció Kagome. E primero en oírla fue Sota, el cual estaba en la sala de estar.

- "Onee-san, ¿eres tú? Tu voz se escucha diferente" - dijo yendo a recibirla, pero cuando llegó al recibidor, se quedó paralizado en la entrada al verlos - "¿Onee... san? ¿Inu... yasha? ¿¡Qué les pasó!?" -

- "Souta... déjanos explicarte" - le dijo Kagome haciendo gestos para tratar de tranquilizarlo, pero no sirvió de nada.

- "Aaahh! ¡Mamá! ¡Abuelo!" - gritó mientras salía corriendo de vuelta al interior de la casa.

- "¡Espera, Souta!" - dijo Kagome tratando de detenerlo en vano. Suspiró exasperada - "Qué bien, justo lo que nos faltaba, todo un escándalo…" -

- "No debiste haberlo llamado" - dijo Inuyasha cruzando los brazos.

- "¡No pensé que pasaría esto!" - dijo Kagome; y cuando parecía que se iban a poner a discutir, Souta reapareció acompañado de su madre y abuelo.

- "Kagome, ¿eres tú, hija?" - le preguntó su madre mirándola con los ojos abiertos al máximo - "¿Que te ocurrió?" -

- "Bueno..." - respondió Kagome mientras miraba al suelo avergonzada - "Es una larga historia…" -

La media hora siguiente, Kagome se sentó con su familia en el comedor mientras les explicaba sobre
que le había pasado a ella y a Inuyasha, incluyendo todo lo que había hecho en esos días que tuvo su memoria sellada. Sin embargo, se abstuvo de decirles acerca del momento romántico que hubo entre ella e Inuyasha, ya que no pensaba que fuese aún el momento de que su familia supiese de ello.

- "¡Entonces ahora los dos tenemos edades cercanas! ¡Qué bien!" - dijo Souta mostrando una gran sonrisa.

- "¡No tiene nada de bueno!" - le replicó Kagome avergonzada - "¿¡Qué haré ahora con la escuela y con mis amigas!?" -

- "Bueno, tienes suerte de que ya acabaron las clases" - le recordó su madre.

- "Pero iba a reunirme con mis amigas en unos días y..." - dijo Kagome desanimada, pero luego su madre la abrazó.

- "Hija, sé que es difícil… Pero estoy segura de que hallarás la forma de salir de este problema. Hasta que lo logres deberías disfrutar lo que estás pasando en vez de sufrir por ello" - le dijo su madre mientras le acariciaba el cabello.

- "Gracias... Mamá…" - le dijo Kagome mientras se ruborizaba. Se separó de su madre a los pocos momentos.

- "¡Yo la curaré con uno de mis pergaminos!" - gritó el abuelo de repente, haciendo que todos se le quedaran viendo.

- "¡Por favor, anciano! ¡Si sus pedazos de papel fueron inútiles para sellar el pozo, serán aún más inútiles para esto!" - replicó Inuyasha, lo cual hizo que el abuelo de Kagome se pusiera a gritar mientras lloraba.

- "Ignora al abuelo. A veces se aloca con sus talismanes y pergaminos" - le susurró Souta a Inuyasha.
Luego la madre de Kagome se levantó del kotatsu...

- "Bueno, iré a comprar unas cosas," - luego se volteó hacia su hija - "Kagome, ¿podrías quedarte en casa hasta que vuelva?" -

- "Huh, ¿por qué?" - le preguntó Kagome extrañada.

- "Tú misma dijiste que no querías que nadie te viera así, ¿verdad? Y atraerías mucha atención si salieras por ahí vistiendo ropas de hace 500 años" - le dijo su madre.

- "Oh... cierto. Está bien…" - respondió Kagome entristecida.

- "No te preocupes, te dejaré que des un paseo en cuanto regrese" - dijo su madre. Salió del comedor y el último sonido que se escuchó fue el de la puerta principal al cerrarse.

- "Inuyasha, ¿quieres hacer algo?" - le preguntó Souta.

- "¿Qué podemos hacer?" - le preguntó Inuyasha.

- "Bueno, podemos ver televisión o algo..." - dijo Souta.

- "¿Te refieres a la caja mágica que muestra imágenes?" - preguntó Inuyasha con interés.

- "Si, ¿eso es lo que quieres hacer?" - le preguntó Souta.

- "¡Sí!" - respondió Inuyasha.

- "Ustedes hagan lo que quieran, que yo me iré a mi habitación" – dijo Kagome mientras se ponía en pie. Dejó el comedor, subió las escaleras y entró a su habitación, para después dejarse caer en su cama. Se giró, se puso cómoda estirándose en su cama, la cual ahora le resultaba más grande, puso sus manos detrás de su cabeza y se quedó mirando hacia el techo mientras pensaba...

- 'Ahora ya sé cómo se siente ser una niña en la época antigua. Esto hace que mi habitación parezca más cómoda de lo que alguna vez pensé que sería...' -

- 'Pero… ¿por qué habré hecho eso cuando Shippou insultó a Inuyasha? ¿Cómo es que Inuyasha y yo nos llevábamos tan bien durante ese tiempo en que teníamos las memorias selladas? ¿Y que habrá significado todo eso que Inuyasha me dijo en ese tiempo?' -

Empezó a recordar con más claridad todo lo que se habían dicho esa noche, sobre la promesa y sobre el beso.

- 'Hasta que por fin pude ver su lado amable de nuevo: se molestó en cuidarme mientras estaba enferma y se comportó mejor de lo que lo había visto alguna vez, pero... ¿Me elegirá a mí sobre Kikyou ahora? ¿Después de habernos prometido eso y habernos dado ese beso? ¿¡O seguirá haciéndose el idiota de nuevo; no logrando decidirse entre Kikyou y yo!? O... ¿terminará dejándome por ella…?'

En ese momento cortó el flujo de sus pensamientos, pues el solo hecho de pensar en el eterno triángulo amoroso entre ella, Inuyasha y Kikyou hacía que el corazón le latiera dolorosamente. Luego se levantó de la cama y empezó a fijarse en sí misma, viendo que estaba algo sucia.

- "Creo que primero me lavaré un poco y luego dormiré una siesta" - se dijo a sí misma, mientras iba hacia su baño. Se lavó la cara, las manos y los pies, regresó a su cuarto, se acostó en su cama y se quedó dormida a los pocos minutos.

Mientras tanto abajo, en la sala de estar, Souta estaba enseñando a Inuyasha a jugar un videojuego de peleas...

- "¡No entiendo cómo se juega esto!" - se quejó Inuyasha apretando los botones del control a lo loco.

- "Deberías calmarte. Solo necesitas aprender para que sirve cada botón" - dijo Souta tratando de enseñarle. A pesar de la distracción, no tuvo muchos problemas ganando la pelea. Por otra parte, cuando Inuyasha lo intentó de nuevo, solo consiguió una derrota.

- "¡Aún no lo hago bien!" - dijo furioso.

- "Sólo necesitas seguir practicando. Y hablando de práctica, ¿cómo son esas habilidades especiales que tienes con tu espada?" - le preguntó Souta con interés.

- "¡Son muy impresionantes!" - le dijo Inuyasha lleno de orgullo, luego se levantó y tomó a Tessaiga, la cual estaba en el piso a su lado - "¿Quieres que te las enseñe?" -

- "Creo que mejor no..." - dijo Sota asustado mientras pensaba - 'Especialmente después de que casi destruyó un avión con esa onda de energía' -

- "Ah, bueno... Como quieras" - dijo Inuyasha decepcionado mientras dejaba su espada en el piso de nuevo y volvía a concentrarse en el juego.

Un rato después, Kagome despertó de su siesta y se levantó desperezándose.

- "Ah, ¡qué bien dormí!" – dijo con una voz alegre. Miró hacia la puerta de su habitación y recordó un poco preocupada que Inuyasha aún estaba en la casa - "¿Que estará haciendo Inuyasha ahora?" -

Pensando que podría estar causando alguna clase de desastre, bajó a mirar. Fue un gran alivio para ella el ver que Inuyasha estaba jugando videojuegos entusiasmadamente con Souta en la sala de estar.

- "¿Eh? ¿Todo este rato se la han pasado jugando videojuegos?" - les preguntó asombrada cuando los vio.

- "¡Así es, Onee-san! ¡Inuyasha aprende muy rápido!" - comentó Souta sonriendo.

- "¡Sí! ¡Nunca me había divertido tanto, excepto cuando destruyo a un monstruo realmente!" - dijo Inuyasha mientras se enfocaba en derrotar a otro oponente.

- "Y pensar que estuvieran haciendo esto mientras yo descansaba…" - dijo Kagome mientras suspiraba de alivio. Empezó a reírse suavemente cuando cayó en la cuenta de cuan bien le sentaba esto a Inuyasha.

- "¿De qué te ríes ahora, Kagome?" – dijo Inuyasha mientras pausaba el juego para mirarla.

- "No es nada. No me hagas caso" – dijo Kagome con una sonrisa traviesa. Antes de que pudieran hacer algo más, escucharon el sonido de la puerta principal abriéndose y cerrándose.

- "¡Ah, debe ser mamá!" – dijo Kagome. Y de hecho…

- "¡Kagome! ¿Puedes venir un momento, linda?" - la llamó su madre.

- "¡Ya voy!" - dijo Kagome mientras salía corriendo hacia el recibidor.

- "¿Has pasado un buen rato, dulzura?" – preguntó su madre mientras le acariciaba la cabeza a su hija cuando estuvieron frente a frente de nuevo.

- "¡Mamá! ¡No me trates como a una niña!" – dijo Kagome haciendo pucheros.

- "Lo siento, no pude evitarlo" – dijo su madre riendo un poco – "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi así, después de todo" –

- "Pero es tan embarazoso…" –dijo Kagome sonrojándose.

- "Vamos, no le des tanta importancia. Y bueno, te he traído algo de ropa nueva" – dijo mientras sacaba una bolsa de entre las muchas que estaba llevando y se la daba a Kagome – "Como dije antes, probablemente obtendrías algo de atención no deseada si fueras por ahí vistiendo ese kosode, por no decir que parece que le hace falta que lo limpien" -

Kagome tomó la bolsa y la abrió para ver sus nuevas ropas: era una blusa azul claro adornada con un broche de esmeralda, el cual sujetaba un chal amarillo claro, una falda blanca y dos pares de calzado: sandalias modernas y zouri similar a las que se usaban hace 500 años, los cuales también llevaban tabi.

- "Espero que te gusten" - le dijo su madre mientras le sonreía.

- "¡Me gustan y mucho! ¡Gracias, mamá!" – le dijo Kagome mientras la abrazaba.

- "Ni lo menciones, hija. ¿Y no deberías ir a darte un baño? Te arreglaré la ropa mientras tanto" - le sugirió su madre.

- "¡Sí!" - luego se fijó en el calzado - "Oh; ¿y para qué son las sandalias y las zouri?" -

- "Las sandalias son para que las uses aquí y las zouri son para que las uses cuando vuelvas a la época antigua. No tienes ninguna otra pieza de calzado que te quede en estos momentos, ¿verdad?" – dijo su madre sonriendo – "Me imaginé que así era por como estabas cuando tú e Inuyasha regresaron hoy" –

- "Er… Sí… ¡Pero igual muchas gracias! ¡Eso hará las cosas mucho más fáciles cuando regrese allá!" – dijo Kagome sonriendo. Ella entonces pellizcó una pequeña parte de la tela del kosode – "Oh, por cierto, mamá… ¿Podrías lavarme el kosode, por favor?" -

- "Te hará falta para cuando vuelvas a la época antigua, ¿verdad?" - le preguntó su madre.

- "Sí… Y quiero cuidarlo tanto como pueda… Ya que Kaede-obaasan me lo dio…" - dijo Kagome algo avergonzada.

- "Está bien, te lo lavaré mientras estás en el baño" - asintió su madre.

- "Muy bien. ¡Gracias!" - dijo mientras tomaba su nueva ropa y salía corriendo de vuelta hacia su cuarto.

Después de que terminó de bañarse, Kagome salió de su habitación llevando su ropa nueva. También se había dejado el cabello suelto, como antes.

- "Esa ropa se te ve muy bien, hija" - comentó su madre.

- "¡Gracias, mamá!" - respondió Kagome.

- "No te preocupes. Vas a salir a pasear, ¿verdad?" - le preguntó su madre.

- "Sí, necesito despejar mi mente de algunas cosas" - dijo Kagome mientras ponía sus manos detrás de su cabeza y miraba hacia el techo.

- "¿Y por qué no llevas a tu amigo?" - le sugirió su madre.

- "¿Te refieres a Inuyasha?" - preguntó Kagome para luego bajar su mirada hacia el piso, dubitativa - "No estoy segura de sí deba…"

- "Pero creo que el disfrutaría de un paseo también; y más aún si está contigo" - le dijo su madre.

- "Está bien, lo llevaré conmigo" - dijo Kagome después de un suspiro de resignación.

Después de un rato en el cual Kagome tuvo que batallar con Inuyasha para despegarlo del televisor, estaban en el recibidor listos para salir a pasear.

- "Souta... ¿estás seguro de que no quieres venir?" - le preguntó Kagome.

- "Lo siento, no puedo hoy. Tengo práctica de fútbol en la escuela" - le respondió Souta con amargura.

- "Ah, bueno... ¡Entonces nos vemos después!" - dijo mientras salía de la casa con Inuyasha tras ella.

- "¡Cuídense mucho!" - les dijo la madre de Kagome.

Antes de que empezaran a bajar las escaleras hacia la ciudad, Kagome le puso a Inuyasha una gorra para cubrir sus orejas, como ya era costumbre.

- "Inuyasha, sólo aclaremos que sí vemos a alguien que nos conozca, finjamos que somos otras personas, ¿de acuerdo?" – le dijo Kagome muy ansiosa mientras lo ayudaba a ponerse la gorra.

- "Si, pero, ¿por qué?" - preguntó Inuyasha extrañado.

- "Porque si alguien se entera de que somos nosotros, ¡se armará un gran alboroto!" - exclamó Kagome.

- "Sí, está bien. No entiendo porque te preocupas tanto" - le dijo Inuyasha molesto.

Caminaron por la ciudad por un buen rato mientras veían las vitrinas de las tiendas a cada rato, aunque Kagome tuvo que halar a Inuyasha para alejarlo de algunas de ellas porque se quedaba hipnotizado viendo las jugueterías y tiendas de electrónica por todas las cosas brillantes exhibidas en ellas. Lo mismo pasaba con Kagome cuando pasaban en frente de librerías y tiendas de ropa.
Sin embargo, llegó un punto en que vieron a las amigas de Kagome a lo lejos durante su pequeña caminata.

- "¡Ay, no!" - dijo Kagome en cuanto las vio acercarse - "¡Si se enteran de que soy yo, no quiero imaginarme de que podría ocurrir!" -

- "¡Pues piensa en algo!" - le dijo Inuyasha.

- "¿¡Y que crees que trato de hacer!?" - le replicó dividida entre el enojo y el pánico.

- "¡Hola!" - dijo la voz de Ayumi detrás de ellos.

Kagome se volteó lentamente; muy asustada.

- "Ho... hola…" -

Las caras de las tres chicas la miraron algo sorprendidas; y se pusieron a examinarle el rostro meticulosamente con la mirada. Kagome soportó todo el escrutinio llena de miedo por lo que podría ocurrir si se enteraban de quien era.

- "Huh? Que extraño… Eres idéntica a nuestra amiga Kagome, pero más pequeña…" - dijo Yuka mientras la miraba.

- "Y ese niño de allí es idéntico a su novio, incluyendo el cabello y la ropa" - señaló Eri mientras miraba a Inuyasha, el cual estaba cruzado de brazos y mirando hacia otra parte.

- 'Cielos, ¿que se supone que haga?' - pensó Kagome, pero luego le vino una idea a la mente - "Es... que... bueno... yo... soy una prima lejana de Kagome-nee" -

- "¿De verdad?" - le preguntó Yuka mirándola con curiosidad.

- "Sí, mi nombre es... - dijo tratando de recordar cual era el nombre por el que le llamaban cuando tenía su memoria sellada - "Miko. Y él es Shintaro, creo que es pariente del novio de mi prima" -

- "¿Qué crees que..." - empezó Inuyasha, pero se calló cuando Kagome le echó una mirada rabiosa que le decía que se mantuviera callado y que le siguiera la corriente.

- "Ah, ya veo. ¿Y vas a estar aquí mucho tiempo, Miko-chan?" - le preguntó Eri.

- "Nah, sólo ayer a visitar a mi prima. Me iré mañana a casa mañana" - le respondió Kagome.

- "¿Y de dónde provienen?" - le preguntó Ayumi

- "Eh... venimos de Kyoto" - le respondió Kagome, ya cansada del interrogatorio.

- "Así que Kyoto. Sí que fue un viaje largo, ¿verdad?" - le preguntó Yuka.

- "Sí, mucho" - afirmó Kagome.

- "¿Y dónde está tu prima? No recuerdo haberla visto desde hace ya cinco días" - le preguntó Yuka algo intrigada.

- "No sé. Dijo que saldría para alguna parte esta mañana, pero que volvería en tres días" - dijo Kagome, pensando que esta situación no podía volverse más rara.

- "Eso esperamos. Íbamos a reunirnos en tres días" - dijo Eri.

- "Bueno, tenemos algunas tareas que hacer, así que nos iremos ahora. Cuídense mucho los dos; ¡y denle mis saludos a Kagome!" – dijo Ayumi mientras ella y las otras dos chicas se despedían de ellos.

- "¡Está bien, lo haré!" – dijo Kagome diciéndoles adiós con la mano, fingiendo alegría. Las chicas continuaron caminando y Kagome e Inuyasha las siguieron con la vista hasta que desaparecieron de su rango de visión. Kagome cayó al piso de rodillas mientras suspiraba.

- "Eso estuvo cerca…" - exclamó Kagome aliviada.

- "¿Por qué tuviste que ponerme un nombre tan ridículo?" - se quejó Inuyasha.

- "¡Porque no tuve tiempo de inventarme ningún otro!" - dijo Kagome enfadada. Puso la cara más amenazante que pudo - "¡Otra queja y ya sabes lo que te espera!" -

- "¡NO!" - gritó Inuyasha ante la sola idea de que le dijeran 'abajo'. Por suerte, Kagome terminó calmándose a los pocos momentos. Le sonrió y le preguntó:

- "¿Quieres que vayamos a comer algo?" -

- "Sí, mientras no sea esa comida que me quema la lengua" - dijo Inuyasha más animado.

- "Como quieras" - dijo Kagome encogiéndose de hombros.

Así que fueron hasta Wacdnalds y compraron una hamburguesa para cada uno. Por desgracia, la falta de modales de Inuyasha estaba resultando muy sospechosa...

- "¡Esto está delicioso!" - dijo mientras se atragantaba con la hamburguesa.

- "¡No comas tan desastrosamente!" - lo reprimió Kagome - "¿No te das cuenta de que nos están observando?" -

Inuyasha apartó la cara de la hamburguesa y fue en ese momento que se dio cuenta de que todos los estaban viendo con asombro. Kagome se sonrojó avergonzada y decidió que era hora de irse.

- "Ven Inuyasha. Vámonos" – dijo mientras se levantaba de la mesa y empezaba a caminar hacia la puerta. Sin embargo, se estrelló con alguien cuando estaba alargando el brazo para abrirla porque volteó la cara por un momento para ver que Inuyasha aún estaba tomándose su tiempo en terminarse los restos de la comida.

- "Oh, perdóname pequeña" - dijo el extraño.

- "No hay problema" - dijo Kagome. Sin embargo, cuando levantó la mirada vio de quien se trataba: era Hojo. Hojo tuvo la misma reacción que sus amigas y se quedó mirándole la cara.

- "¿Huh? ¿Eres tú, Higurashi?" - preguntó él.

Kagome estaba tan asustada que palideció de inmediato: sus amigas eran una cosa, pero Hojo ya era otra.

- "¿A... quién... se refiere usted... joven?" - preguntó deseando que no se diera cuenta de nada.

- "Ah, perdóname. Creo que te confundí con una amiga mía porque te le pareces mucho. Ella se llama Kagome" - dijo Hojo poniendo una mano detrás de su cabeza con una expresión de incomodidad en el rostro.

- "Eh, bueno... yo soy su prima" - dijo Kagome, deseando volver a la normalidad más que nunca.

- "¿Puedes decirme tu nombre?" - le preguntó Hojo.

- "Eh... sí. Me llamo Miko" - le respondió Kagome.

- "Bueno nos vemos después, Miko-chan. ¡Y mándale mis saludos a tu prima!" - le dijo mientras se alejaba e iba hacia la fila para ordenar.

- "¡Sí!" - dijo mientras veía a Hojo alejarse y suspiraba de alivio.

- "¿Ocurre algo, Kagome?" - le preguntó Inuyasha cuando finalmente llegó junto a ella.

- "No, no ocurre nada" - le dijo Kagome sonriendo.

Se pasaron el resto de la tarde continuando con su paseo. Se detuvieron brevemente en el parque; y aunque Inuyasha sugirió que se pusieran a jugar allí por un rato, Kagome pensó que se sentiría incómodo y por eso se rehusó a hacerlo, dejando a Inuyasha suspirando decepcionado. Cuando empezó a atardecer, decidieron volver a casa

- "¡Volvimos!" - anunció Kagome cuando entraron en la casa.

- "Hola, hija. ¿Se divirtieron mucho?" - le preguntó su madre.

- "Sí. Pasaron algunas cosas allá afuera, pero no es nada de qué preocuparse. Así que, ¿qué cenaremos?" - preguntó Kagome.

- "Ya verás" – dijo su madre con una voz juguetona mientras les hacía señas para que vinieran al comedor.

Cuando entraron, se quedaron con la boca abierta, porque la mesa estaba llena de toda clase de comida.

- "¡Vaya, se ve delicioso!" - dijo Kagome con los ojos brillantes. Por su parte, Inuyasha ya tenía la boca hecha agua al ver el festín y olfatear todos los aromas que despedía.

- "¿Les gusta?" - les preguntó la madre de Kagome mientras reía un poco al ver sus caras.

- "Sí; ¡y comenzaré a comer ya!" – dijo Inuyasha mientras se sentaba y se servía un poco de todo. Kagome lo siguió sentándose en el kotatsu y sirviéndose un poco de la comida.

La cena estuvo muy agradable, en especial para Inuyasha, que pocas veces había probado comida tan deliciosa como esa. Después de cenar, todos estaban tan llenos que sólo querían irse a dormir.

- "Me iré a dormir…" - dijo Kagome después de un gran bostezo.

- "Yo igual" - dijo Inuyasha con una cara de sueño enorme mientras se frotaba los ojos - "Estoy agotado" -

- "Está bien. ¿Ya tienen todo preparado para irse mañana?" - inquirió la madre de Kagome.

- "Sí. Quisiera quedarme más, pero debemos buscar una forma de volver a la normalidad" - dijo Kagome.

- "Bueno, aquí tienes" - dijo su madre mientras le entregaba el kosode. Estaba plegado, se veía como nuevo y emitía un agradable aroma - "Lo lavé y planché lo mejor que pude, que creo que lo seguirás usando allá hasta que vuelvas a la normalidad, ¿cierto?" -

- "Sí, mamá" - respondió Kagome mientras tomaba el kosode y lo olía.

- "Que pases buenas noches, linda" - dijo su madre mientras se volteaba para irse a dormir, pero luego se volteó para mirar a Kagome - "Ah, casi lo olvido. También te dejé una pijama sobre tu cama" -

- "¡Gracias mamá! ¡Que tengas buenas noches!" - dijo Kagome sonriendo. Luego se fue a su habitación.

Una vez arriba, Kagome se encerró en su cuarto mientras se cambiaba de ropa; y una vez que terminó, dejó entrar a Inuyasha. La pijama que su madre le había dejado era de color rosa y estaba adornada con estrellas amarillas.

- "Bueno, mañana nos vamos de nuevo" - dijo Kagome después de que ya había apagado las luces y cuando ya estaba metida en su cama.

- "Sí. Con algo de suerte, los demás habrán encontrado una forma de revertir los efectos de esa agua" - dijo Inuyasha mientras se acomodaba al lado de la cama.

- "Eso espero. Dulces sueños, Inuyasha" - le deseó Kagome sonriendo mientras cerraba los ojos.

- "Para ti igual" - dijo Inuyasha; y ambos se quedaron en silencio hasta que se durmieron.

A la mañana siguiente, se pusieron a hacer preparativos para el regreso, incluido el desayuno; y por eso no pudieron partir hasta la tarde. Después de que todo estaba listo, finalmente fueron hasta la caseta del pozo para irse de vuelta a la época antigua.

- "Bueno, ¡ya es hora de irnos!" - dijo Kagome, que ya se había puesto otra vez el kosode y se había peinado otra vez del mismo modo que Sango lo hizo para ella después de que bebió el agua, exceptuando que ahora lo llevaba atado con un moño blanco. Además, ahora cargaba las zouri que su madre le había comprado el día anterior, lo cual representaba una gran mejora comparada con cómo había pasado los días anteriores. Sin embargo, decidió que sería mejor no ponerse también los tabi de momento.

- "¡Entonces no perdamos más el tiempo! ¡Vámonos!" - dijo Inuyasha, ya impaciente por ver que habían averiguado los demás.

- "¿Estarán bien?" - preguntó Souta.

- "No te preocupes, Souta. ¡Ya seremos normales la próxima vez que volvamos!" - le aseguró Kagome para darle ánimos.

- 'Eso es lo que me preocupa. Ya me estaba acostumbrando a la idea de ser el mayor…' - pensó Souta con amargura.

- "Hija, cuídate mucho" - le dijo su madre.

- "Está bien, mamá. No te preocupes" - dijo Kagome mientras se volteaba y entraba al pozo con Inuyasha a su lado cargando su mochila.

- 'Puede que no encontremos una forma de volver a la normalidad. Aun así, haremos lo posible por hallarla' – pensó Kagome animada mientras cruzaban el portal del pozo a través de un gran destello de luz blanca.

{Fin del Capítulo}

{Ending: Every Heart}

viernes, 29 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 3

Capítulo 3:

Los Medallones de la Memoria


{Opening: Owaranai Yume}

El grupo partió temprano en la mañana; y ya era cerca del mediodía cuando estaban caminando por una explanada rocosa mientras hablaban animadamente de los eventos del día anterior.

- "¡Hicieron un buen trabajo ayer!" - les dijo Miroku con una amplia sonrisa.

- "Sí, nunca los habíamos oído cantar; y la verdad lo hacen muy bien" - les comentó Sango, haciendo que Miko e Inuyasha se sonrojaran.

- "Ehh... Gracias. Nunca pensé que lo haría bien." - dijo Miko sonriendo.

- "¡Y no tienen idea de lo asustado que estaba por ello!" - dijo Inuyasha riéndose.

- "O sea que te dio miedo..." - comenzó Shippou a modo de burla, pero se calló en respuesta a una mirada furiosa de Miko. Obviamente aún estaba molesta por lo que hizo a Inuyasha.

- "Shippou... Creo que le debes una disculpa a Inuyasha" - le dijo Miko en tono de reproche. Inicialmente se iba rehusar a hacerlo, pero al ver como lo estaba viendo Miko, Shippou decidió tragarse el orgullo y disculparse.

- "Está bien" - dijo rabioso y se volteó hacia Inuyasha - "Disculpameporloquetedijeayer"

Inuyasha no entendió nada de lo que le dijo.

- "¿Qué fue todo eso?" - le preguntó con una cara de confusión.

- "Urgh... ¡Quise decir que me perdones por lo que dije ayer!" - dijo Shippou molesto.

Al principio pareció que le iba a pegar, pero Inuyasha simplemente le puso una mano en la cabeza suavemente; y le dijo:

- "Muy bien, te perdono" -

- '¡Uf! Estuvo cerca...' - pensó Shippou con alivio.

- "Bueno, ya dejen de jugar, que tenemos que concentrarnos en encontrar esos medallones" - los reprimió Sango al ver como se estaban quedando atrás.

Después de otro rato de caminata, durante el cual los niños habían estado hablando entre sí animadamente…

- "¡Miren, hay una aldea allá enfrente!" - dijo Shippou, poniendo fin a la conversación sobre juegos que habían estado teniendo.

- "¡Es verdad!" - dijo Miko emocionada, que no recordaba haber visto jamás otra aldea aparte de la de Kaede.

- "¿Creen que deberíamos parar a descansar?" - les preguntó Miroku mientras evaluaba sus condiciones actuales. Miko, Shippou e Inuyasha se veían un poco cansados, pero aun así estaban emocionados de continuar viajando. Sin embargo, se escuchó el sonido de varios estómagos rugiendo en ese instante.

- "Sí, no creo que debamos continuar sin recuperar fuerzas" - respondió Sango mientras reía al haber escuchado eso.

Y así continuaron su caminata.

Cuando por fin llegaron a la aldea, la bienvenida que les dieron fue de todo menos calurosa...

- "Miren ese grupo de viajeros allá. Es muy extraño" -

- "Sí… Van un monje, una mujer, una niña, una especie de zorro y un niño monstruo" -

Aunque continuaron caminando sin prestarle mucha atención a lo que decían sobre ellos, este último comentario hizo que Inuyasha se enfureciera:

- "¿¡A quién llaman monstruo!?" – gritó enfurecido. Como se había acostumbrado a que sus amigos y los habitantes de la aldea de Kaede lo tratasen como parte de ellos, esto terminó volviéndose un desagradable recordatorio de la vida que tenía antes de despertar en la cabaña, o mejor dicho, de los horrores por los que pasó durante su verdadera infancia.

- "Ya cálmate, Inuyasha, no querrás que nos echen de la aldea cuando apenas hemos llegado" - le dijo Miroku severamente.

- "Sí, lo siento, Houshi-sama" - le contestó Inuyasha mientras miraba al suelo con arrepentimiento.

- 'Extrañaré mucho este tipo de trato' – pensó Miroku con tristeza. Se detuvo por un momento y les señaló a los demás una cabaña con una ventana que parecía más bien una mesa plegable, sobre la cual una joven estaba sirviendo varios tipos de comida: onigiri, manju, pescado y otros - "Bueno, allí hay un lugar donde podemos detenernos a comer" -

Como tenían hambre, decidieron parar para comer. Miroku usó el dinero que había ganado con sus falsos exorcismos para pagar la comida para todos; y así todos comenzaron a comer a su propio ritmo, lo cual hizo felices a los niños, lo cual a cambio hizo sonreír a Sango. Pero mientras todos estaban almorzando, un grupo de niños se acercó a verlos, todos los cuales vestían kosode y algunos llevaban además hakama, los cuales eran de colores apagados y algunos incluso estaban remendados y parchados...

- "Hola, ¡no sabía que niñas tan bonitas como tú se aventuraban por estos parajes tan peligrosos!" - le dijo uno de los niños a Miko en tono de burla.

- 'Que desagradable...' - pensó Miko irritada. Le arrojó una mirada de repugnancia para luego voltearse y seguir comiendo su onigiri con calma. Inuyasha sintió que algo no estaba bien y decidió hacer algo al respecto:

- "¡Oye, No molestes a Miko!" - le dijo Inuyasha al niño con rabio. El niño no hizo más que reírse un su cara.

- "¡Uy, qué miedo! ¡Un monstruo! ¿Qué harás? ¿Matarnos del miedo?" - dijo otro niño provocando a Inuyasha.

- "Desgra..." - empezó Inuyasha pero Sango lo interrumpió para evitar que las cosas se pusieran feas.

- "No les hagas caso, sólo son unos tontos" - le dijo en susurros mientras le tomaba de los hombros con una mirada muy seria.

- "Sí, Sango-nee" - dijo Inuyasha algo avergonzado.

- "Es cierto, Inuyasha," - dijo Miko cerrando los ojos en una expresión calmada mientras continuaba almorzando. Ya había terminado su onigiri y ahora estaba tomando algo del pescado que tenía enfrente con los ohashi - "No tenemos por qué escuchar a un grupo de idiotas como ellos" -

- "¿¡Cómo te atreves a llamarnos idiotas!?" - dijeron los dos niños a la vez al escuchar lo que Miko pensaba de ellos - "¡Ya verás!" -

- "¡Esperen!" - dijo Sango poniéndose entre Inuyasha, Miko y los dos niños - "¡Sí quieren pelear con ellos, tendrán que pelear conmigo primero!" -

- "¿Una mujer?" - dijo el primer niño en un tono incrédulo, haciendo que Sango se enfureciera.

- "¿Ah, sí? Ya veremos eso..." - dijo mientras se tronaba los nudillos. Los golpeó a ambos en la cabeza.

- "¿Quieren más?" - les preguntó mientras se preparaba para repetirles el trato, pero los dos niños simplemente se asustaron y salieron corriendo mientras gritaban.

- "Gracias, Sango-nee," – dijo Inuyasha sonriendo, pero su cara cambió a una expresión sorprendida porque la conducta de Sango le resultaba algo rara – "Pero... ¿Por qué nos protegiste de esa forma?" -

- "Es que tengo un hermano menor llamado Kohaku," – ella explicó mientras sentaba a su lado de nuevo y sonreía de modo meláncolico. Miroku estaba sentado un poco más allá y estaba hablando con la dueña de la cabaña sobre algo, mientras que Shippou se había levantado para ir a ver la aldead – "Él es un poco mayor que ustedes dos; y casi siempre tuve que protegerlo para que no le pasara nada" -

- "¿Y dónde está el ahora?" - le preguntó Miko llena de curiosidad – "Si lo cuidabas tanto, ¿por qué no está contigo?" –

- "Se los diré a su tiempo, ¿de acuerdo?" - les dijo Sango en tono cortante, lo cual hizo que su sonrisa cambiase brevemente a una mirada seria. Miko se dio cuenta de que era un tema delicado y decidió no insistir.

- "De acuerdo" – asintió ella. Luego se volteó: allí vio lo que Shippou estaba haciendo, lo cual la hizo reír - "¡Vaya, parece que Shippou se está divirtiendo mucho!" -

Lo dijo porque Shippou estaba rodeado por un grupo de niñas, todas vestidas en kosode de colores claros y adornados con toda clase de patrones, las cuales decían que él era la cosa más linda del mundo y querían acariciarlo y tocarlo como si fuese algún tipo de peluche. Él lo estaba disfrutando mucho.

- "Aahh... No me quiero ir de aquí..." - musitó mientras suspiraba de felicidad.

De repente, Miroku se levantó de su asiento, lo cual sorprendió a todos.

- "Sí, gracias" - se inclinó ante la dueña de la cabaña para luego girarse hacia el resto del grupo - "Bueno, ya es hora de irnos" -

- "¿No podemos quedarnos un rato más?" - dijo Shippou un tanto decepcionado.

- "No" - dijo Miroku de forma cortante. Luego procedió a explicarles a los demás lo que había escuchado de la dueña de la cabaña - "Bueno, según la información que pude obtener, la cueva se encuentra en una montaña cercana, pero está custodiada por un monstruo" -

- "¡No importa! ¡Lo haré trizas con mi espada!" - exclamó Inuyasha emocionado, haciendo que todos lo miraran.

- 'Cada vez se parece más a sí mismo' - pensó Miroku con una sonrisa irónica.

Dejaron la cabaña y prosiguieron su camino. Primero se detuvieron brevemente para que Sango pudiera cambiarse de ropa y se pusiera su traje de batalla; y en cuanto estuvieron listos, empezaron a transitar el camino que los llevaría a la montaña afuera de la aldea. Pero tan pronto como llegaron, Inuyasha se quedó inmóvil y empezó a olfatear los alrededores.

- "¿Huh? ¿Te ocurre algo, Inuyasha?" - le preguntó Miko extrañada acerca de lo que hacía.

- "Huelo a un monstruo; ¡y está muy cerca de aquí!" - exclamó Inuyasha, haciendo que todos se pusieran en alerta.

- "Es cierto, ¡yo también percibo su aura demoníaca!" - dijo Miroku, que ya estaba mirando en todas direcciones en busca de signos de la criatura.

- "¡Entonces será mejor que nos preparemos para pelear!" - dijo Sango mientras ponía una mano sobre su Hiraikotsu.

Un momento después, salió de la montaña salió un enorme monstruo con aspecto de una mantis gigante con una máscara en la frente.

- "¡Por lo visto ahora si tendré una deliciosa cena!" - exclamó la horrenda criatura cuando vio al grupo.

- "¡En tus sueños, feo! ¡Kaze no Kizu!" - dijo mientras le arrojaba una onda de energía, pero a pesar de que le hizo un gran daño, el monstruo se regeneró casi de inmediato.

- "¡No puedo creer que un niño iluso como tú piense que va derrotarme!" - exclamó el monstruo burlándose de él.

Miko estaba asustada cuando vio al monstruo, pero estaba determinada a servirle de ayuda a los demás durante la batalla; y no iba a empezar por rendirse ante el miedo.

- "¡Si no lo hace él, lo haré yo!" - le gritó al monstruo decidida mientras le arrojaba una Flecha Purificadora, pero el monstruo se regeneró de nuevo.

- "Tontos, ¿no se dan cuenta de que soy inmortal? ¡No hay youkai o miko que pueda siquiera hacerme un rasguño; y menos aún si son niñatos como ustedes!" - gritó el monstruo burlándose ante los intentos de Miko e Inuyasha de hacerle daño.

- "¡Ya veremos eso! ¡Hiraikotsu!" - gritó Sango y le arrojó su bumerang, cortándole una de sus tenazas, pero el monstruo la regeneró. Luego trató de abalanzarse sobre ellos, de modo que Sango tuvo que ponerse delante de Miko e Inuyasha para protegerlos y repeler el ataque con su Hiraikotsu. Miko e Inuyasha trataron de atacarlo usando sus flechas y a Tessaiga, pero no significó mucho debido a que el monstruo deshacía todo el daño que le causaban.

- "¡Muy bien, ya fue suficiente de juegos! ¡Acabaré esto ahora!" - dijo Miroku ya harto. Espero a que los demás se hubiesen apartado del monstruo; y en cuanto lo hicieron, removió el rosario que llevaba en su mano derecha y la abrió por completo - "¡Kazaana!" -

- "¿¡Qué demonios está haciendo éste monje!? ¡Aaaaahhh!"- gritó el monstruo mientras era absorbido por el agujero; y Miroku lo cerró inmediatamente después al cerrar su mano y enrollar el rosario alrededor de ella de nuevo.

- "Bueno, no fue muy difícil" - dijo Miroku poniendo una sonrisa tonta.

- "¿¡Que no fue difícil!?" - le gritaron los demás enojados. No habían resultado heridos gracias al bloqueo de Sango, pero aun así habían quedado exhaustos debido a todos los ataques que habían tenido que esquivar.

- "Perdonen chicos, pero si me hubieran dejado usar el agujero desde el comienzo, no tendrían que haber pasado por todos esos problemas" - dijo agitando la mano como si estuviera espantando a los mosquitos; y los demás sólo suspiraron exasperados en respuesta a eso.

Luego siguieron su camino por la montaña; y durante ese tiempo no ocurrió nada digno de mención, hasta que...

- "Ustedes son viajeros, ¿verdad?" - les preguntó un anciano que llevaba un kosode y hakama grises. El kosode estaba decorado con cuadros verdes y el anciano tenía solo manojo de cabello gris atado hacia arriba. Se acercó a ellos en cuanto los vio.

- "Sí, así es señor" - le respondió Miroku – "Nuestro negocio es la cacería de youkai y la purificación de presencias malignas" –

- "¿De qué habla Houshi-sama?" – preguntó Miko a Sango confundida.

- "Sí, no hacemos nada de eso" – dijo Inuyasha cruzando los brazos mientras su cara adoptaba una expresión neutra – "Se supone que estamos buscando como devolverle la memoria a Miko, ¿verdad?" –

- "No le den importancia" – susurró Sango – "Solo síganle la corriente" -

- "En ese caso, necesito un favor de ustedes. ¿Saben sobre la cueva que se encuentra en las cercanías?" - les preguntó el anciano en un tono lastimero.

- "Sí, de hecho, nos dirigimos hacia ese lugar en este momento" - le respondió Sango mientras intuía de qué se trataba el favor.

- "Bueno al lado de ese lugar se encontraba un templo, pero unos monstruos lo han contaminado" - dijo el anciano con una angustia que se hacía evidente en su voz. Esto confirmó las sospechas de Sango.

- "Y usted necesita que los eliminemos, ¿cierto?" - le preguntó Miroku amablemente.

- "Sí, pues allí se encuentra una reliquia muy importante para nuestra aldea, un cristal que atrae la suerte; y cada año lo dejamos purificando allí" - explicó el anciano.

Sango, Mirok y Shippou se apiñaron y empezaron a susurrar acerca de cuán sospechosa sonaba esta situación. Miko e Inuyasha también escuchaban lo que decían, sin entender realmente a que se referían.

- "No sé ustedes, pero eso suena como un fragmento de la Perla de Shikon" - les susurró Sango a los demás.

- "Sí, pero eso es imposible: Kouga tiene dos fragmentos, Kohaku tiene uno, nosotros tenemos otro y Naraku tiene el resto de la Perla" - le recordó Miroku.

- "¿Me harían ese favor?" - les preguntó el anciano, lo cual puso final a su cháchara.

- "Ehh... Sí, claro señor" - le dijo Miroku riendo nerviosamente.

- "Se los agradezco mucho" - dijo el anciano. Se inclinó ante ellos y prosiguió su camino de vuelta a la aldea.

- 'Esos nombres me suenan familiares... ¿Los habré escuchado antes?' - pensó Miko confundida mientras continuaban su camino.

Poco tiempo después, llegaron a la entrada de una cueva; y justo al lado se encontraba un templo, el cual estaba construido en piedra, exceptuando por el techo, el cual estaba hecho de tejas verdes de acuerdo al estilo empleado en esos tiempos. A pesar de que estaba muy deteriorado, todavía conservaba vestigios de que había pasado por mejores épocas. Sin embargo, se podía sentir una terrible presencia desde el interior...

- "Hmm, sí que tiene una presencia maligna muy fuerte" – dijo Miroku mientras blandía su shakujou con ambas manos – "Debe haber una gran cantidad de monstruos adentro" -

- "Sí, pero nos demoraremos una eternidad si nos ponemos a eliminarlos a todos uno por uno" - dijo Sango pensativamente mientras se hacía una idea de lo que les esperaba adentro.

- "Bueno, déjenmelos a mí. ¡Con el Kaze no Kizu podré destruirlos a todos en un instante!" - exclamó Inuyasha emocionado mientras sacaba su espada.

- "¡O a mí! ¡Con mis flechas podemos eliminarlos fácilmente!" - dijo Miko tan emocionada como él.

- "¡Yo también puedo! ¡Mis técnicas podrían acabar con esos monstruos débiles!" - dijo Shippou mostrando una expresión determinación muy similar a la de Inuyasha.

Sango se paró a pensar por un par de minutos; y al final se le ocurrió una idea:

- "Hmmm... ¡Ya sé!" – dijo mientras daba una palmada y le sonreía a los niños- "¿Por qué no mejor lo hacemos entre todos? ¡Así será más rápido!" -

- "Aunque si uso mi Kazaana..." - empezó a decir Miroku, pero Miko lo interrumpió.

- "¡No es justo, Houshi-sama! ¡Ya usted eliminó a un gran monstruo haciendo eso!" – dijo ella molesta.

- "En parte tiene razón. Además, es probable que haya monstruos venenosos allí dentro" - dijo Sango con una voz calmada. Luego se le ocurrió otra idea - "Sería mejor que revisase la cueva buscase los medallones" -

- "De acuerdo" – dijo Miroku mientras suspiraba resignado.

Así que terminaron dividiéndose: Sango, Miko, Inuyasha y Shippou entraron al templo mientras que Miroku entraba a la cueva.

- "Muy bien, escuchen: esto no es un juego ni un entrenamiento," - les dijo Sango severamente después de que entraron al templo - "Deben luchar con todas sus fuerzas si quieren seguir vivos" -

- "Ya entendimos," - dijo Inuyasha; y luego se giró para encarar a los incontables monstruos que estaban en el templo. Sacó su espada y la transformó mientras los demás se alistaban para la batalla - "¡Bueno monstruos, llegó la hora de desaparecer! ¡Kaze no Kizu!" -

Tan pronto como gritó el nombre de su ataque, lanzó las ondas de energía y desintegró a varios monstruos de una vez, mientras que Miko disparaba una flecha contra varios monstruos que estaban reunidos en un solo punto.

- "¡Allá va!" - tan pronto como la soltó, la flecha se cubrió de un aura azul y desapareció a los monstruos a los que estaba apuntando.

- "¡Hiraikotsu!" - gritó Sango mientras lanzaba su bumerang, el cual cortó a todos los monstruos que se atravesaban en su camino.

- "¡Kitsune-bi!" - dijo Shippou mientras saltaba lanzando flamas azules a su alrededor, quemando a los monstruos que lo rodeaban.

- "¡Aquí va otra flecha!" - dijo Miko, pero esta vez la flecha se cubrió de un aura púrpura y salió disparada con más fuerza, eliminando a más monstruos de los que había eliminado antes.

- "Vaya, ¿que fue eso?" - preguntó Miko impresionada.

- "¡Parece que lograste hacer una Flecha Sagrada! ¡Es una forma más fuerte de las que habías disparado antes!" - le dijo Sango mientras peleaba con un monstruo usando su bumerang.

- "¡Increíble!" - exclamó Miko con alegría.

- "¡Este no es el momento para impresionarse!" - dijo Inuyasha de mal humor; y tenía razón, porque entre más monstruos mataban, más parecían salir.

- "¡Sí, está bien!" - dijo Miko mientras disparaba otra flecha.

Después de un rato comenzaron a cansarse. Inuyasha todavía tenía energía de sobra, pero al ver el estado en que estaban sus amigos...

- 'Rayos, ¿no hay otro ataque mejor que yo pueda hacer?' - pensó furioso consigo mismo, pero entonces, como si respondiera a sus pensamientos, Tessaiga se cubrió de cristal. La miró con miedo - "¿Qu… Qué le ocurre a mi espada…?" -

Sango se quedó con los ojos abiertos cuando vio lo que ocurría con Tessaiga...

- "¡Está activándose la técnica Kongousouha!" - le explicó a Inuyasha - "¡Agita tu espada para usarla!" -

- "¡Bien! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha mientras agitaba su espada, haciendo que una lluvia de diamantes saliera de ella y atravesara a los monstruos. Él estaba feliz al ver su "nuevo" ataque; y encaró a los monstruos que tenía delante.

- "¡Esto es genial! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha de nuevo, lanzando otro aluvión de diamantes y haciendo trizas a los monstruos que se encontraban en el camino de las lanzas.

Esto renovó los ánimos de los demás, haciendo que recuperaran el empeño en su tarea de exterminar a los monstruos; y Shippou decidió no quedarse detrás de Inuyasha en cuestión de ataques:

- "¡Trompo Gigante!" - dijo mientras enrollaba y lanzaba un pequeño trompo, el cual se agigantó y arrolló a todos los monstruos que estaban enfrente de él.

Así siguieron por un buen rato, con Inuyasha alternando entre el Kongousouha y el Kaze no Kizu; Shippou alternando entre su Kitsune-bi y su Trompo Gigante; Miko disparando ambos tipos de flechas; y Sango peleando usando su Hiraikotsu y su wakizashi, hasta que...

- "¡Parece que ya estamos terminando!" - dijo Inuyasha después de otro Kaze no Kizu. Ya no quedaban muchos monstruos.

- "¡No se confíen! ¡Al parecer hay un monstruo más grande en este lugar!" - les dijo Sango teniendo un mal presentimiento, el cual terminó por cumplirse: un monstruo de aspecto humanoide, pero con la piel verde y escamosa; y el cabello de un verde más oscuro que el de su piel apareció de la nada.

- "¡Humanos, un kitsune y un niño hanyou! ¿Acaso piensan que pueden eliminarme en mi territorio? ¿A mí, Rizaryu-sama?" - rugió el monstruo en cuanto los vio.

- "Que nombre tan raro…" – dijo Shippou mientras lo miraba con desagrado.

- "¡Este lugar no te pertenece!" - le gritó Sango - "¡Ahora sal de aquí!" -

- "Creo que no. Y no podrán derrotarme" - dijo Rizaryu burlándose - "¡Me divertiré con ustedes; y además serán una buena cena!" -

- "¡No lo creo! ¡Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras le lanzaba una onda de energía, pero el ataque fue repelido por una barrera negra transparente que rodeaba al monstruo.

- "¿¡Que rayos!?" - dijo Inuyasha ante la desagradable sorpresa.

- "¡Tiene una barrera!" - exclamó Sango al ver esto - "¡Así no podremos vencerlo!" -

- "¿Entonces qué haremos?" - preguntó Miko desesperada.

- "Ríndanse y terminaré con ustedes rápidamente…" - siseó el monstruo como si quisiera comer de una vez.

- "¡Eso nunca!" - le gritó Sango al monstruo; y luego se volteó hacia Inuyasha - "Inuyasha, tu puedes vencerlo, pero necesitas usar otra técnica con tu espada" -

- "¿Pero cómo?" - le preguntó Inuyasha angustiado - "¡El maestro Totosai no me enseñó más ataques!" -

- "¡Ten más confianza en ti mismo! ¡Tessaiga tiene otros poderes, sólo necesitas despertarlos!" - le dijo Sango para animarlo.

Inuyasha decidió confiar en Sango y se concentró en Tessaiga:

- "Muy bien… Tessaiga, por favor, muéstrame que otras habilidades puedo usar con tu ayuda..." - gracias a la concentración de Inuyasha, Tessaiga cambió a su forma enrojecida, dejándolo estupefacto - "¡Vaya! ¿Y esto para qué sirve?" -

- "¡Te permite arrojar un rayo que rompe las barreras!," - le explicó Sango apresuradamente - "¡Ahora úsalo!" -

- "Bien... ¡Allá va!" - dijo Inuyasha mientras agitaba su espada.

- "¿¡Que hacen!?" - preguntó Rizaryu cuando vio lo que hacía Inuyasha.

Enseguida, Tessaiga arrojó un rayo azul y amarillo, el cual rompió la barrera del mismo modo que un cristal golpeado por una piedra cuando hizo contacto.

- "¡No puede ser! ¡Mi barrera de energía fue destruida! ¡Me las pagarán!" - gritó Rizaryu furioso.

- "¿Y qué harás, engendro del infierno feo?" - le preguntó Inuyasha, burlándose de él.

- "¡Esto!" - dijo mientras lanzaba un rayo de energía púrpura desde su boca. Como el ataque fue tan repentino, no tuvieron tiempo de esquivarlo, así que el rayo los alcanzó e hirió hasta el punto de dejarlos inconscientes. El único que pudo escapársele fue Inuyasha, ya que al ver lo que hacía, saltó encima del monstruo y terminó detrás de él.

- "¡Sango-nee! ¡Shippou! ¡MIKO!" - gritó Inuyasha corriendo hacia sus amigos y tratando de reanimarlos. Al ver que no le respondían, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, luego se volteó hacia el monstruo - "Maldito... ¡PAGARÁS POR ESTO!" -

- "Oh, ¿acaso el bebé se puso a llorar?" - se burló Rizaryu; y después lo miró con una sonrisa malévola - "¡No te preocupes, pronto te unirás a ellos!" -

Dicho esto se puso a cargar energía y disparó un rayo aún más fuerte que el anterior.

- "Maldición, ¿qué haré ahora?" - se preguntó Inuyasha con furia pero luego... - 'Espera un momento...'

En ese instante, las memorias de los sesiones de entrenamiento que tuvo con Totosai dos días antes empezaron a volver a él…

- "Recuerda esto, el Kaze no Kizu no sólo sirve para atacar. También sirve para hacer otra técnica más poderosa, llamada Bakuryuuha. Para ello debes esperar a que el enemigo te lance un ataque de energía y golpear la zona que te parezca más extraña de esa energía con el Kaze no Kizu, lo cual te permitirá vencerlos con su propio poder" - le explicó Totosai con una mirada severa.

- "¡Bien, así lo haré!" - le dijo Inuyasha mientras le sonreía.

- "Eso espero. Ese ataque puede llegar a salvarte la vida" - le dijo Totosai.

Volvió de golpe al presente; y al enfocar su mirada en el rayo, notó algo extraño, tal y como Totosai se lo había dicho:

- '¡Eso es! ¡Veo una parte de ese rayo más oscura que las demás! ¡Ya sé lo que debo hacer!' - pensó Inuyasha mientras se ponía en postura de ataque.

- "¡Este es tu fin, basura! Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras lanzaba una onda de energía. Eso hizo que el Kaze no Kizu se mezclara con la energía del rayo de Rizaryu, formando un gran remolino.

- "¿¡Que le has hecho a mi energía maligna!?" - se horrorizó el monstruo.

- "¡Ahora es uno de mis ataques; y se llama Bakuryuuhaa!" - le gritó Inuyasha con furia.

- "¡Nooo!" - gritó el monstruo mientras fue despedazado por el remolino. Sus restos fueron esparcidos por la estancia y se hicieron polvo a los pocos instantes.

- "¡Lo logré! Pero... los demás..." - musitó Inuyasha mientras caía de rodillas y las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos – "Fue igual que con mamá… No pude hacer nada para salvarlos o protegerlos…" -

Sin embargo, escuchó que aún estaban respirando; y deseando que aún estuvieran vivos, fue a su lado. Cuando se acercó a ellos, comenzaron a moverse y recuperar el conocimiento.

- "¿Están… bien…?" - les preguntó Inuyasha preocupado.

- "¡Sí! ¡Solo estamos un poco lastimados, pero no es nada serio!" - le sonrió Miko. Tenía algunos rasguños y moretones en su cara, brazos y pies, pero no tenía siquiera heridas leves; y aunque su kosode se había ensuciado un poco, no tenía partes rotas ni rasgadas. Lo mismo podía decirse de Sango y Shippou: tenía varios rasguños y moretones; y sus ropas habían sufrido algunos daños, pero del resto estaban ilesos.

- "No sabes lo mucho que me preocuparon… Pensé que habían muerto… Por mi culpa..." - le dijo a Miko mientras la abrazaba y lloraba en su hombro.

- "No te preocupes. Ahora todo estará bien…" - le dijo Miko gentilmente mientras le acariciaba la espalda. Cuando Inuyasha finalmente se calmó, se separaron y él se levantó mientras la miraba con una sonrisa de alegría y alivio.

- "¿Y el monstruo?" - preguntó Sango mirando alrededor.

- "¡Lo derroté usando el Bakuryuuha!" - dijo Inuyasha henchido de orgullo.

- "¿¡Usaste el Bakuryuuha!?" - Sango no creía lo que acababa de oír - "¡Es impresionante que pudieras realizar ese ataque!" -

- "¡Gracias!" - le dijo a Sango. Pero en ese momento, vio a un insecto… un Saimyoshou para ser más precisos - "Sango-nee, ¿qué es ese insecto?" -

- "¿¡Qué insecto!?" - preguntó Sango alarmada volteándose a ver, esperando que no fuese lo que ella pensaba. Pero cuando notó que sus sospechas estaban en lo cierto, el color de su rostro se desvaneció - "¡No!"

Trató de matarlo arrojándole su bumerang, pero el insecto se escapó antes de que el boomerang hubiese podido alcanzarlo. Atrapó el Hiraikotsu en su camino de vuelta.

- "¡Maldición, se escapó!" - dijo furiosa mientras caía de rodillas al piso del templo y lo golpeaba con un puño.

- "¿Qué era eso, Sango-nee?" - preguntó Miko muy alarmada al ver la reacción de Sango.

- "No le den importancia ahora" - les dijo Sango en tono cortante. Sin embargo, estaba aterrorizada - 'Mierda, ahora Naraku sabe sobre esto. Tendremos que tener más cuidado desde ahora…' -

En eso, Miroku entró corriendo al templo llevando algo brillante en su mano derecha.

- "¡Los tengo! ¡Tengo los medallones!" - dijo con alegría mientras les enseñaba un medallón plateado y uno dorado, ambos adornados con varios glifos y sostenidos por un trozo de hilo del mismo color de su medallón respectivo. El medallón dorado llevaba un rubí incrustado en su centro, mientras que el medallón plateado llevaba un zafiro en su lugar.

- "Gracias, Houshi-sama…" - le dijo Sango con una notable falta de entusiasmo; y antes de que Miroku tuviese oportunidad de preguntarle que le pasaba, ella le explicó entre susurros - "Ya Naraku sabe sobre lo que le pasó a Inuyasha y a Kagome. Tenemos que protegerlos más ahora" –

- "¿¡Qué!?" – preguntó Miroku muy alterado – "¿¡Pero cómo!?" –

- "Uno de sus Saimyoushou apareció aquí hace un momento y escapó antes de que hubiese podido matarlo…" – admitió Sango muy enojada consigo misma.

- "Ya veo… Pero no seas tan dura contigo misma… Esto iba a pasar en algún momento" – le dijo Miroku para subirle los ánimos. Sango no parecía muy convencida por esto, pero igual le sonrió en agradecimiento.

- "¡Ah!" – exclamaron Miko e Inuyasha al ver lo que Miroku tenía en la mano.

- "¿Esos son los medallones que estábamos buscando?" – preguntó Miko con emoción.

- "Sí, así es" – dijo Miroku mientras le sonreía amablemente, pero luego se volteó en dirección a Sango con una expresión misteriosa – "Sin embargo, hay algo extraño acerca de esto: no había nadie protegiendo la cueva" -

- "¿Será que el monstruo que acabamos de vencer era el guardián de esa cueva?" - preguntó Sango.

- "Puede ser. Y eso no es todo: noté que había símbolos grabados cerca de donde encontré los medallones; y eran muy similares a los que estaban tallados en las rocas de la cueva de los manantiales. Es posible que estén relacionados de algún modo o…" - Miroku dijo algo, pero nadie pudo oírlo porque en ese momento Shippou gritó: un extraño trozo de vidrio que parecía sacado de un espejo había caído frente a Miko e Inuyasha; y estaba reflejando sus verdaderas figuras.

- "¿Quién… es esa joven?" – preguntó Miko extrañada mientras miraba su reflejo: una muchacha mayor con su misma cara, color de ojos y de pelo, pero llevaba el cabello suelto y vestía un atuendo extraño que ella no recordaba haber visto antes.

- "¿Ese… soy yo?" – preguntó Inuyasha con el mismo tono de voz que Miko al ver su reflejo: él mismo pero con un aspecto más maduro. Al momento siguiente, el trozo de espejo se resquebrajó por sí solo; y Miko e Inuyasha empezaron a temblar incontrolablemente.

- "Qué... ¿Qué me pasa?" - se preguntó Miko mientras caía de rodillas y empezaba a sujetarse la cabeza, como si estuviera sufriendo de una fuerte jaqueca.

- "Ahahahahaha…" - dijo Inuyasha mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y empezaba a reír incontrolablemente.

Sango y Miroku ya estaban al borde del colapso nervioso cuando vieron el estado en que estaban sus amigos; sin poder comprender que les ocurría, hasta que al fin, Miroku cayó en la cuenta de que era...

- "¡No! ¡Como vieron sus verdaderas formas, empezaron a enloquecer!" – gritó alarmado mientras se volteaba en dirección a Sango. Sango inmediatamente tomó el medallón plateado de las manos de Miroku y corrió hacia Miko, mientras Shippou había quedado paralizado por el miedo.

- "¡Rápido! ¡Póngale el medallón a Inuyasha en el cuello! ¡Yo me encargaré de Kagome!" - dijo ella con voz autoritativa mientras hacía todo lo que podía para poner el medallón alrededor del cuello de su amiga.

Con cierta dificultad, se las arreglaron para ponerle los medallones a ambos niños; y cuando ya los tuvieron puestos, ellos dos dejaron de sostenerse la cabeza, dejando sus brazos a la merced de la gravedad, el brillo en los ojos se les desvaneció y se quedaron mirando el espacio por unos instantes, hasta que...

- "Sa... San... Sango..." - musitó Miko con una voz vacía y distante.

- "Miko, ¿te encuentras bien?" - le preguntó Sango angustiada.

El brillo en los ojos de Inuyasha y Miko regresó, ambos dejaron de temblar; y unos segundos después se levantaron para después mirar a su alrededor extrañados.

- "Sango-chan, ¿por qué me dices así?" - le preguntó extrañada- "¡Ya tú sabes que mi nombre es Kagome!" -

- "¡Has recuperado tu memoria!" - dijo Sango llena de felicidad mientras la abrazaba.

- "Un momento..." - dijo Kagome cuando notó que algo raro estaba pasando; y se soltó del agarre de Sango - "¿Que ocurre con mi voz? ¿Por qué me siento distinta? ¿Por qué eres más alta? ¿Y dónde estamos?" -

- "Que raro, me siento como si hubiera dormido por mucho tiempo..." - dijo Inuyasha mirando alrededor con extrañeza - "Esperen… ¿Qué sucede con mi voz? ¿Y por qué me siento tan diferente?" -

Luego miró a Kagome de arriba hacia abajo y se ruborizó de golpe.

- '¿Kagome con ropas de esta era? Se ve linda así, pero parece una niña ahora... Será mejor que haga de cuenta que no me importa' – pensó apresuradamente, pero debido a los nervios, metió la pata muy gravemente - "¿Kagome, que te ocurrió? ¿Por qué te ves tan tonta?" -

Kagome se volteó hacia Inuyasha con una cara de enojo en cuanto escuchó esas palabras…

- "¡Mira quién habla, parece que te hubieras encogido o algo! ¿Y por qué dices que me veo tonta?" – preguntó muy enfadada. Para ver de qué hablaba Inuyasha, fue hasta Sango, sacó un pequeño espejo de la mochila que ella estaba cargando y se miró en él. Sango no pudo hacer mucho para detenerla por lo enfadada que estaba Kagome.

- "¡Aaaah! ¿¡Qué me ocurrió!? ¿¡…Y por qué estoy vestida así?" - gritó Kagome tan pronto como pudo hablar después de la impresión que recibió por su 'pequeño' cambio de apariencia. Inuyasha miró su reflejo.

- "¿¡Qué!? ¡No puede ser, me veo igual que cuando era niño!" - gritó Inuyasha, dejando a Miroku y Sango desconcertados: parecía que no recordaban nada de lo que había pasado desde que bebieron el agua del manantial.

- "¿No recuerdan nada de lo que han hecho los últimos cinco días?" - les preguntó Miroku para averiguar que sucedía.

- "¿Qué quiere decir, Miroku-sama? ¡Lo último que recuerdo antes de esto es que entramos a esa cueva y vi un extraño resplandor rosa! ¡Nada…! ¿Huh?" – respondió Kagome enfurecida, pero se quedó en silencio cuando empezaron a regresarle los recuerdos de esos cinco días: ella e Inuyasha jugando felizmente, sus lecciones con Kaede, cuando estuvo enferma, el festival y la pequeña escena romántica entre ambos - "Esperen... creo recordar algo, pero parece más un sueño que cualquier otra cosa... Me veo practicando varias cosas con Kaede-obaasan, estando enferma, y cantando en un festival y... ¡no puedo decirlo!" -

Dijo eso último porque estuvo a punto de decir sobre que ella e Inuyasha se habían besado; y no soportaba la vergüenza de decirlo en voz alta.

- "Yo igual, pero me veo haciendo otras cosas, como entrenando con el viejo Totosai, buscando ingredientes para una medicina; y..." - se calló por la misma razón que Kagome - "Otras cosas..." -

Sango se acercó a Inuyasha: ya era hora de saber si había logrado decidirse sobre "eso" después de los eventos recientes.

- "Inuyasha, necesito preguntarte algo" – le dijo con gentileza. Dado el tiempo que tenía tratándolos como niños, no podía simplemente dejar esa conducta de lado.

- "¿Qué cosa?" - le preguntó Inuyasha mirándola.

- "¿Quién es la persona más importante para ti ahora?" - le preguntó Sango con el mismo tono de voz amable.

- "¿Por qué preguntas eso, Sango?" - le dijo mientras la cara se le ponía roja lentamente.

- "Es solo que tengo curiosidad por saberlo..." - le respondió Sango mientras reía por lo avergonzado que él estaba.

Inuyasha sólo se limitó a mirar el piso...

- "No sé... No puedo decirlo" - fue todo lo que salió de sus labios, pero lo único que logró fue enfurecer a Kagome con esa respuesta.

- "¿¡Dices eso porque te importa Kikyou más que yo!? ¿¡A pesar de la promesa que nos hicimos bajo las estrellas!?" – gritó ella, que ya del enojo estaba perdiendo el control de sí misma.

- "¡No es eso! ¡Es solo que quiero…! ¿¡Por qué siempre tienes que malinterpretar las cosas!?" - le dijo Inuyasha, que también se estaba enfadando por la inesperada reacción de Kagome.

- "¡No estoy malinterpretando nada!" - le respondió Kagome; y antes de que Inuyasha pudiera replicar - "¡Y cállate! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡ABAJO!" -

Inuyasha quedó enterrado dentro de un gran agujero después de la tanda de "Abajos" que le dijo Kagome.

- "Creo que fue mala idea que le preguntaras eso" - le susurró Miroku a Sango después de un breve suspiro.

- "No pude evitarlo. Quería preguntarle eso en cuanto recuperara su memoria" - le respondió también en susurros con vergüenza.

Después de un rato jadeando de enfado, Kagome se había calmado un poco, pero esa sensación fue reemplazada rápidamente por otra peor: el pánico. Tenía la reunión con sus amigas dentro de unos días; y si la veían en su estado actual, sólo imaginaba una catástrofe como consecuencia.

- "¿¡Y ahora qué hago!?" - preguntó asustada mirando a Sango - "¡No puedo volver a mi época viéndome así!" -

- "Pero deberías ir a ver a tu familia" - le dijo Sango gentilmente para intentar calmarla - "Deben estar muy preocupados por ti…" -

- "Tal vez, ¡Pero mi madre se desmayará si me ve así, en especial si ve como tengo los pies!" - dijo Kagome asustada mientras se los señalaba: los tenía manchados de tierra y lodo.

- "Aún con ese aspecto tan inocente sigues siendo tan cruel como siempre, Kagome" - le dijo Inuyasha desde el agujero. Salió de un salto y aterrizó en frente de Kagome, mirándole con irritación - "Pensaba acompañarte a tu época para que no pasaras por esto sola, pero ¡creo que será mejor olvidarme de eso! ¡Ya no quiero ayudarte por lo que me acabas de hacer!" -

Eso realmente afectó a Kagome: ahora más que nunca necesitaba que Inuyasha estuviera a su lado. Se arrodilló ante él y empezó a disculparse apresuradamente…

- "¡Por favor, discúlpame! Fui una tonta por haber hecho eso, sobre todo después de que te defendí de Shippou cuando perdimos la memoria... ¡Por favor, perdóname!" – esto hizo que todos se le quedaron viendo, porque se estaba comportando exactamente como cuando no tenía sus recuerdos: cuando aún era "Miko". Aun así, esto pareció haber calmado a Inuyasha, ya que sonrió y dijo:

- "Muy bien, está decidido. ¡Te acompañaré!" -

- "¡Gracias, Inuyasha!" - dijo mientras se levantaba y corría para abrazarlo. Sin embargo, ambos se apartaron casi inmediatamente después mientras se sonrojaban.

- "Y así, si ya no tenemos asuntos pendientes en este sitio, deberíamos regresar a la aldea para que puedan llegar hasta el pozo" - dijo Miroku mientras empezaban a caminar hacia la salida del templo.

- "¡Y ustedes dos ni siquiera piensen en quitarse los medallones!" - les dijo Sango severamente a Kagome e Inuyasha - "¡Si se los quitan o los pierden, perderán la memoria de nuevo!" -

- "Bien, bien, de acuerdo" - dijo Kagome molesta. No le gustaba la idea de que la trataran como a una niña solo por su apariencia actual. Y respecto a Inuyasha, solo puso una cara de molestia extrema después de que le dijeron eso.

Se pasaron el resto de la tarde bajando de la montaña y saliendo de la aldea al pie de la misma; y cuando estaban llegando a la aldea de Kaede, ya estaba atardeciendo.

- "Kagome, puede que esto suene estúpido, pero… Tengo la sensación de que nos conocimos antes de que nos encontráramos en el Goshinboku..." - le dijo Inuyasha pensativamente.

- "Inuyasha, yo también siento lo mismo. Pero tal vez sea nada más un efecto de lo que nos acaba de pasar" – dijo Kagome, pensando que esa sensación era sólo otro efecto del agua rejuvenecedora.

- "Bueno, próxima parada, la aldea" - anunció Miroku alegremente, lo cual los sacó a ambos de su ensimismamiento.

- "Sólo espero que usted no regrese a sus viejos hábitos, Houshi-sama" - le dijo Sango mientras le dedicaba una cara de enfado.

- "Ehhh... Sí, Sango..." - dijo Miroku mientras ponía una cara de sinvergüenza.

- "Ya lo veremos…" - musitó Shippou mientras lo miraba con desagrado.

{Fin del Capítulo}


{Ending: Dearest}