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A todos, quiero darles la bienvenida a mi humilde blog, el cual está dedicado a mi vida, al animé, a los videojuegos, y especialmente, a EXA_PICO. Aquí podrán ver las traducciones de letras de canciones que he hecho, y en el dado caso que no tenga la traducción que buscan, por favor vayan al foro Ar tonelico: A Reyvateil's Melody, ya que allí están todas las traducciones que podrían necesitar, junto con una gran cantidad de información sobre el mundo de EXA_PICO y sus conlangs.

¡Espero que se la pasen bien leyendo este blog!

Everyone, welcome to my humble blog, dedicated to my life, anime, videogames, and especially, to EXA_PICO. Here you all can see the translations for song lyrics I have done thus far, and if I don't have the translations you're looking for, please go to the Ar tonelico: A Reyvateil's Melody forum, since in both of these there are all of the translations you may need, together with a great quantity of information about EXA_PICO's world and its conlangs.
I hope you all have a good time reading this blog!


viernes, 29 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 3

Capítulo 3:

Los Medallones de la Memoria


{Opening: Owaranai Yume}

El grupo partió temprano en la mañana; y ya era cerca del mediodía cuando estaban caminando por una explanada rocosa mientras hablaban animadamente de los eventos del día anterior.

- "¡Hicieron un buen trabajo ayer!" - les dijo Miroku con una amplia sonrisa.

- "Sí, nunca los habíamos oído cantar; y la verdad lo hacen muy bien" - les comentó Sango, haciendo que Miko e Inuyasha se sonrojaran.

- "Ehh... Gracias. Nunca pensé que lo haría bien." - dijo Miko sonriendo.

- "¡Y no tienen idea de lo asustado que estaba por ello!" - dijo Inuyasha riéndose.

- "O sea que te dio miedo..." - comenzó Shippou a modo de burla, pero se calló en respuesta a una mirada furiosa de Miko. Obviamente aún estaba molesta por lo que hizo a Inuyasha.

- "Shippou... Creo que le debes una disculpa a Inuyasha" - le dijo Miko en tono de reproche. Inicialmente se iba rehusar a hacerlo, pero al ver como lo estaba viendo Miko, Shippou decidió tragarse el orgullo y disculparse.

- "Está bien" - dijo rabioso y se volteó hacia Inuyasha - "Disculpameporloquetedijeayer"

Inuyasha no entendió nada de lo que le dijo.

- "¿Qué fue todo eso?" - le preguntó con una cara de confusión.

- "Urgh... ¡Quise decir que me perdones por lo que dije ayer!" - dijo Shippou molesto.

Al principio pareció que le iba a pegar, pero Inuyasha simplemente le puso una mano en la cabeza suavemente; y le dijo:

- "Muy bien, te perdono" -

- '¡Uf! Estuvo cerca...' - pensó Shippou con alivio.

- "Bueno, ya dejen de jugar, que tenemos que concentrarnos en encontrar esos medallones" - los reprimió Sango al ver como se estaban quedando atrás.

Después de otro rato de caminata, durante el cual los niños habían estado hablando entre sí animadamente…

- "¡Miren, hay una aldea allá enfrente!" - dijo Shippou, poniendo fin a la conversación sobre juegos que habían estado teniendo.

- "¡Es verdad!" - dijo Miko emocionada, que no recordaba haber visto jamás otra aldea aparte de la de Kaede.

- "¿Creen que deberíamos parar a descansar?" - les preguntó Miroku mientras evaluaba sus condiciones actuales. Miko, Shippou e Inuyasha se veían un poco cansados, pero aun así estaban emocionados de continuar viajando. Sin embargo, se escuchó el sonido de varios estómagos rugiendo en ese instante.

- "Sí, no creo que debamos continuar sin recuperar fuerzas" - respondió Sango mientras reía al haber escuchado eso.

Y así continuaron su caminata.

Cuando por fin llegaron a la aldea, la bienvenida que les dieron fue de todo menos calurosa...

- "Miren ese grupo de viajeros allá. Es muy extraño" -

- "Sí… Van un monje, una mujer, una niña, una especie de zorro y un niño monstruo" -

Aunque continuaron caminando sin prestarle mucha atención a lo que decían sobre ellos, este último comentario hizo que Inuyasha se enfureciera:

- "¿¡A quién llaman monstruo!?" – gritó enfurecido. Como se había acostumbrado a que sus amigos y los habitantes de la aldea de Kaede lo tratasen como parte de ellos, esto terminó volviéndose un desagradable recordatorio de la vida que tenía antes de despertar en la cabaña, o mejor dicho, de los horrores por los que pasó durante su verdadera infancia.

- "Ya cálmate, Inuyasha, no querrás que nos echen de la aldea cuando apenas hemos llegado" - le dijo Miroku severamente.

- "Sí, lo siento, Houshi-sama" - le contestó Inuyasha mientras miraba al suelo con arrepentimiento.

- 'Extrañaré mucho este tipo de trato' – pensó Miroku con tristeza. Se detuvo por un momento y les señaló a los demás una cabaña con una ventana que parecía más bien una mesa plegable, sobre la cual una joven estaba sirviendo varios tipos de comida: onigiri, manju, pescado y otros - "Bueno, allí hay un lugar donde podemos detenernos a comer" -

Como tenían hambre, decidieron parar para comer. Miroku usó el dinero que había ganado con sus falsos exorcismos para pagar la comida para todos; y así todos comenzaron a comer a su propio ritmo, lo cual hizo felices a los niños, lo cual a cambio hizo sonreír a Sango. Pero mientras todos estaban almorzando, un grupo de niños se acercó a verlos, todos los cuales vestían kosode y algunos llevaban además hakama, los cuales eran de colores apagados y algunos incluso estaban remendados y parchados...

- "Hola, ¡no sabía que niñas tan bonitas como tú se aventuraban por estos parajes tan peligrosos!" - le dijo uno de los niños a Miko en tono de burla.

- 'Que desagradable...' - pensó Miko irritada. Le arrojó una mirada de repugnancia para luego voltearse y seguir comiendo su onigiri con calma. Inuyasha sintió que algo no estaba bien y decidió hacer algo al respecto:

- "¡Oye, No molestes a Miko!" - le dijo Inuyasha al niño con rabio. El niño no hizo más que reírse un su cara.

- "¡Uy, qué miedo! ¡Un monstruo! ¿Qué harás? ¿Matarnos del miedo?" - dijo otro niño provocando a Inuyasha.

- "Desgra..." - empezó Inuyasha pero Sango lo interrumpió para evitar que las cosas se pusieran feas.

- "No les hagas caso, sólo son unos tontos" - le dijo en susurros mientras le tomaba de los hombros con una mirada muy seria.

- "Sí, Sango-nee" - dijo Inuyasha algo avergonzado.

- "Es cierto, Inuyasha," - dijo Miko cerrando los ojos en una expresión calmada mientras continuaba almorzando. Ya había terminado su onigiri y ahora estaba tomando algo del pescado que tenía enfrente con los ohashi - "No tenemos por qué escuchar a un grupo de idiotas como ellos" -

- "¿¡Cómo te atreves a llamarnos idiotas!?" - dijeron los dos niños a la vez al escuchar lo que Miko pensaba de ellos - "¡Ya verás!" -

- "¡Esperen!" - dijo Sango poniéndose entre Inuyasha, Miko y los dos niños - "¡Sí quieren pelear con ellos, tendrán que pelear conmigo primero!" -

- "¿Una mujer?" - dijo el primer niño en un tono incrédulo, haciendo que Sango se enfureciera.

- "¿Ah, sí? Ya veremos eso..." - dijo mientras se tronaba los nudillos. Los golpeó a ambos en la cabeza.

- "¿Quieren más?" - les preguntó mientras se preparaba para repetirles el trato, pero los dos niños simplemente se asustaron y salieron corriendo mientras gritaban.

- "Gracias, Sango-nee," – dijo Inuyasha sonriendo, pero su cara cambió a una expresión sorprendida porque la conducta de Sango le resultaba algo rara – "Pero... ¿Por qué nos protegiste de esa forma?" -

- "Es que tengo un hermano menor llamado Kohaku," – ella explicó mientras sentaba a su lado de nuevo y sonreía de modo meláncolico. Miroku estaba sentado un poco más allá y estaba hablando con la dueña de la cabaña sobre algo, mientras que Shippou se había levantado para ir a ver la aldead – "Él es un poco mayor que ustedes dos; y casi siempre tuve que protegerlo para que no le pasara nada" -

- "¿Y dónde está el ahora?" - le preguntó Miko llena de curiosidad – "Si lo cuidabas tanto, ¿por qué no está contigo?" –

- "Se los diré a su tiempo, ¿de acuerdo?" - les dijo Sango en tono cortante, lo cual hizo que su sonrisa cambiase brevemente a una mirada seria. Miko se dio cuenta de que era un tema delicado y decidió no insistir.

- "De acuerdo" – asintió ella. Luego se volteó: allí vio lo que Shippou estaba haciendo, lo cual la hizo reír - "¡Vaya, parece que Shippou se está divirtiendo mucho!" -

Lo dijo porque Shippou estaba rodeado por un grupo de niñas, todas vestidas en kosode de colores claros y adornados con toda clase de patrones, las cuales decían que él era la cosa más linda del mundo y querían acariciarlo y tocarlo como si fuese algún tipo de peluche. Él lo estaba disfrutando mucho.

- "Aahh... No me quiero ir de aquí..." - musitó mientras suspiraba de felicidad.

De repente, Miroku se levantó de su asiento, lo cual sorprendió a todos.

- "Sí, gracias" - se inclinó ante la dueña de la cabaña para luego girarse hacia el resto del grupo - "Bueno, ya es hora de irnos" -

- "¿No podemos quedarnos un rato más?" - dijo Shippou un tanto decepcionado.

- "No" - dijo Miroku de forma cortante. Luego procedió a explicarles a los demás lo que había escuchado de la dueña de la cabaña - "Bueno, según la información que pude obtener, la cueva se encuentra en una montaña cercana, pero está custodiada por un monstruo" -

- "¡No importa! ¡Lo haré trizas con mi espada!" - exclamó Inuyasha emocionado, haciendo que todos lo miraran.

- 'Cada vez se parece más a sí mismo' - pensó Miroku con una sonrisa irónica.

Dejaron la cabaña y prosiguieron su camino. Primero se detuvieron brevemente para que Sango pudiera cambiarse de ropa y se pusiera su traje de batalla; y en cuanto estuvieron listos, empezaron a transitar el camino que los llevaría a la montaña afuera de la aldea. Pero tan pronto como llegaron, Inuyasha se quedó inmóvil y empezó a olfatear los alrededores.

- "¿Huh? ¿Te ocurre algo, Inuyasha?" - le preguntó Miko extrañada acerca de lo que hacía.

- "Huelo a un monstruo; ¡y está muy cerca de aquí!" - exclamó Inuyasha, haciendo que todos se pusieran en alerta.

- "Es cierto, ¡yo también percibo su aura demoníaca!" - dijo Miroku, que ya estaba mirando en todas direcciones en busca de signos de la criatura.

- "¡Entonces será mejor que nos preparemos para pelear!" - dijo Sango mientras ponía una mano sobre su Hiraikotsu.

Un momento después, salió de la montaña salió un enorme monstruo con aspecto de una mantis gigante con una máscara en la frente.

- "¡Por lo visto ahora si tendré una deliciosa cena!" - exclamó la horrenda criatura cuando vio al grupo.

- "¡En tus sueños, feo! ¡Kaze no Kizu!" - dijo mientras le arrojaba una onda de energía, pero a pesar de que le hizo un gran daño, el monstruo se regeneró casi de inmediato.

- "¡No puedo creer que un niño iluso como tú piense que va derrotarme!" - exclamó el monstruo burlándose de él.

Miko estaba asustada cuando vio al monstruo, pero estaba determinada a servirle de ayuda a los demás durante la batalla; y no iba a empezar por rendirse ante el miedo.

- "¡Si no lo hace él, lo haré yo!" - le gritó al monstruo decidida mientras le arrojaba una Flecha Purificadora, pero el monstruo se regeneró de nuevo.

- "Tontos, ¿no se dan cuenta de que soy inmortal? ¡No hay youkai o miko que pueda siquiera hacerme un rasguño; y menos aún si son niñatos como ustedes!" - gritó el monstruo burlándose ante los intentos de Miko e Inuyasha de hacerle daño.

- "¡Ya veremos eso! ¡Hiraikotsu!" - gritó Sango y le arrojó su bumerang, cortándole una de sus tenazas, pero el monstruo la regeneró. Luego trató de abalanzarse sobre ellos, de modo que Sango tuvo que ponerse delante de Miko e Inuyasha para protegerlos y repeler el ataque con su Hiraikotsu. Miko e Inuyasha trataron de atacarlo usando sus flechas y a Tessaiga, pero no significó mucho debido a que el monstruo deshacía todo el daño que le causaban.

- "¡Muy bien, ya fue suficiente de juegos! ¡Acabaré esto ahora!" - dijo Miroku ya harto. Espero a que los demás se hubiesen apartado del monstruo; y en cuanto lo hicieron, removió el rosario que llevaba en su mano derecha y la abrió por completo - "¡Kazaana!" -

- "¿¡Qué demonios está haciendo éste monje!? ¡Aaaaahhh!"- gritó el monstruo mientras era absorbido por el agujero; y Miroku lo cerró inmediatamente después al cerrar su mano y enrollar el rosario alrededor de ella de nuevo.

- "Bueno, no fue muy difícil" - dijo Miroku poniendo una sonrisa tonta.

- "¿¡Que no fue difícil!?" - le gritaron los demás enojados. No habían resultado heridos gracias al bloqueo de Sango, pero aun así habían quedado exhaustos debido a todos los ataques que habían tenido que esquivar.

- "Perdonen chicos, pero si me hubieran dejado usar el agujero desde el comienzo, no tendrían que haber pasado por todos esos problemas" - dijo agitando la mano como si estuviera espantando a los mosquitos; y los demás sólo suspiraron exasperados en respuesta a eso.

Luego siguieron su camino por la montaña; y durante ese tiempo no ocurrió nada digno de mención, hasta que...

- "Ustedes son viajeros, ¿verdad?" - les preguntó un anciano que llevaba un kosode y hakama grises. El kosode estaba decorado con cuadros verdes y el anciano tenía solo manojo de cabello gris atado hacia arriba. Se acercó a ellos en cuanto los vio.

- "Sí, así es señor" - le respondió Miroku – "Nuestro negocio es la cacería de youkai y la purificación de presencias malignas" –

- "¿De qué habla Houshi-sama?" – preguntó Miko a Sango confundida.

- "Sí, no hacemos nada de eso" – dijo Inuyasha cruzando los brazos mientras su cara adoptaba una expresión neutra – "Se supone que estamos buscando como devolverle la memoria a Miko, ¿verdad?" –

- "No le den importancia" – susurró Sango – "Solo síganle la corriente" -

- "En ese caso, necesito un favor de ustedes. ¿Saben sobre la cueva que se encuentra en las cercanías?" - les preguntó el anciano en un tono lastimero.

- "Sí, de hecho, nos dirigimos hacia ese lugar en este momento" - le respondió Sango mientras intuía de qué se trataba el favor.

- "Bueno al lado de ese lugar se encontraba un templo, pero unos monstruos lo han contaminado" - dijo el anciano con una angustia que se hacía evidente en su voz. Esto confirmó las sospechas de Sango.

- "Y usted necesita que los eliminemos, ¿cierto?" - le preguntó Miroku amablemente.

- "Sí, pues allí se encuentra una reliquia muy importante para nuestra aldea, un cristal que atrae la suerte; y cada año lo dejamos purificando allí" - explicó el anciano.

Sango, Mirok y Shippou se apiñaron y empezaron a susurrar acerca de cuán sospechosa sonaba esta situación. Miko e Inuyasha también escuchaban lo que decían, sin entender realmente a que se referían.

- "No sé ustedes, pero eso suena como un fragmento de la Perla de Shikon" - les susurró Sango a los demás.

- "Sí, pero eso es imposible: Kouga tiene dos fragmentos, Kohaku tiene uno, nosotros tenemos otro y Naraku tiene el resto de la Perla" - le recordó Miroku.

- "¿Me harían ese favor?" - les preguntó el anciano, lo cual puso final a su cháchara.

- "Ehh... Sí, claro señor" - le dijo Miroku riendo nerviosamente.

- "Se los agradezco mucho" - dijo el anciano. Se inclinó ante ellos y prosiguió su camino de vuelta a la aldea.

- 'Esos nombres me suenan familiares... ¿Los habré escuchado antes?' - pensó Miko confundida mientras continuaban su camino.

Poco tiempo después, llegaron a la entrada de una cueva; y justo al lado se encontraba un templo, el cual estaba construido en piedra, exceptuando por el techo, el cual estaba hecho de tejas verdes de acuerdo al estilo empleado en esos tiempos. A pesar de que estaba muy deteriorado, todavía conservaba vestigios de que había pasado por mejores épocas. Sin embargo, se podía sentir una terrible presencia desde el interior...

- "Hmm, sí que tiene una presencia maligna muy fuerte" – dijo Miroku mientras blandía su shakujou con ambas manos – "Debe haber una gran cantidad de monstruos adentro" -

- "Sí, pero nos demoraremos una eternidad si nos ponemos a eliminarlos a todos uno por uno" - dijo Sango pensativamente mientras se hacía una idea de lo que les esperaba adentro.

- "Bueno, déjenmelos a mí. ¡Con el Kaze no Kizu podré destruirlos a todos en un instante!" - exclamó Inuyasha emocionado mientras sacaba su espada.

- "¡O a mí! ¡Con mis flechas podemos eliminarlos fácilmente!" - dijo Miko tan emocionada como él.

- "¡Yo también puedo! ¡Mis técnicas podrían acabar con esos monstruos débiles!" - dijo Shippou mostrando una expresión determinación muy similar a la de Inuyasha.

Sango se paró a pensar por un par de minutos; y al final se le ocurrió una idea:

- "Hmmm... ¡Ya sé!" – dijo mientras daba una palmada y le sonreía a los niños- "¿Por qué no mejor lo hacemos entre todos? ¡Así será más rápido!" -

- "Aunque si uso mi Kazaana..." - empezó a decir Miroku, pero Miko lo interrumpió.

- "¡No es justo, Houshi-sama! ¡Ya usted eliminó a un gran monstruo haciendo eso!" – dijo ella molesta.

- "En parte tiene razón. Además, es probable que haya monstruos venenosos allí dentro" - dijo Sango con una voz calmada. Luego se le ocurrió otra idea - "Sería mejor que revisase la cueva buscase los medallones" -

- "De acuerdo" – dijo Miroku mientras suspiraba resignado.

Así que terminaron dividiéndose: Sango, Miko, Inuyasha y Shippou entraron al templo mientras que Miroku entraba a la cueva.

- "Muy bien, escuchen: esto no es un juego ni un entrenamiento," - les dijo Sango severamente después de que entraron al templo - "Deben luchar con todas sus fuerzas si quieren seguir vivos" -

- "Ya entendimos," - dijo Inuyasha; y luego se giró para encarar a los incontables monstruos que estaban en el templo. Sacó su espada y la transformó mientras los demás se alistaban para la batalla - "¡Bueno monstruos, llegó la hora de desaparecer! ¡Kaze no Kizu!" -

Tan pronto como gritó el nombre de su ataque, lanzó las ondas de energía y desintegró a varios monstruos de una vez, mientras que Miko disparaba una flecha contra varios monstruos que estaban reunidos en un solo punto.

- "¡Allá va!" - tan pronto como la soltó, la flecha se cubrió de un aura azul y desapareció a los monstruos a los que estaba apuntando.

- "¡Hiraikotsu!" - gritó Sango mientras lanzaba su bumerang, el cual cortó a todos los monstruos que se atravesaban en su camino.

- "¡Kitsune-bi!" - dijo Shippou mientras saltaba lanzando flamas azules a su alrededor, quemando a los monstruos que lo rodeaban.

- "¡Aquí va otra flecha!" - dijo Miko, pero esta vez la flecha se cubrió de un aura púrpura y salió disparada con más fuerza, eliminando a más monstruos de los que había eliminado antes.

- "Vaya, ¿que fue eso?" - preguntó Miko impresionada.

- "¡Parece que lograste hacer una Flecha Sagrada! ¡Es una forma más fuerte de las que habías disparado antes!" - le dijo Sango mientras peleaba con un monstruo usando su bumerang.

- "¡Increíble!" - exclamó Miko con alegría.

- "¡Este no es el momento para impresionarse!" - dijo Inuyasha de mal humor; y tenía razón, porque entre más monstruos mataban, más parecían salir.

- "¡Sí, está bien!" - dijo Miko mientras disparaba otra flecha.

Después de un rato comenzaron a cansarse. Inuyasha todavía tenía energía de sobra, pero al ver el estado en que estaban sus amigos...

- 'Rayos, ¿no hay otro ataque mejor que yo pueda hacer?' - pensó furioso consigo mismo, pero entonces, como si respondiera a sus pensamientos, Tessaiga se cubrió de cristal. La miró con miedo - "¿Qu… Qué le ocurre a mi espada…?" -

Sango se quedó con los ojos abiertos cuando vio lo que ocurría con Tessaiga...

- "¡Está activándose la técnica Kongousouha!" - le explicó a Inuyasha - "¡Agita tu espada para usarla!" -

- "¡Bien! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha mientras agitaba su espada, haciendo que una lluvia de diamantes saliera de ella y atravesara a los monstruos. Él estaba feliz al ver su "nuevo" ataque; y encaró a los monstruos que tenía delante.

- "¡Esto es genial! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha de nuevo, lanzando otro aluvión de diamantes y haciendo trizas a los monstruos que se encontraban en el camino de las lanzas.

Esto renovó los ánimos de los demás, haciendo que recuperaran el empeño en su tarea de exterminar a los monstruos; y Shippou decidió no quedarse detrás de Inuyasha en cuestión de ataques:

- "¡Trompo Gigante!" - dijo mientras enrollaba y lanzaba un pequeño trompo, el cual se agigantó y arrolló a todos los monstruos que estaban enfrente de él.

Así siguieron por un buen rato, con Inuyasha alternando entre el Kongousouha y el Kaze no Kizu; Shippou alternando entre su Kitsune-bi y su Trompo Gigante; Miko disparando ambos tipos de flechas; y Sango peleando usando su Hiraikotsu y su wakizashi, hasta que...

- "¡Parece que ya estamos terminando!" - dijo Inuyasha después de otro Kaze no Kizu. Ya no quedaban muchos monstruos.

- "¡No se confíen! ¡Al parecer hay un monstruo más grande en este lugar!" - les dijo Sango teniendo un mal presentimiento, el cual terminó por cumplirse: un monstruo de aspecto humanoide, pero con la piel verde y escamosa; y el cabello de un verde más oscuro que el de su piel apareció de la nada.

- "¡Humanos, un kitsune y un niño hanyou! ¿Acaso piensan que pueden eliminarme en mi territorio? ¿A mí, Rizaryu-sama?" - rugió el monstruo en cuanto los vio.

- "Que nombre tan raro…" – dijo Shippou mientras lo miraba con desagrado.

- "¡Este lugar no te pertenece!" - le gritó Sango - "¡Ahora sal de aquí!" -

- "Creo que no. Y no podrán derrotarme" - dijo Rizaryu burlándose - "¡Me divertiré con ustedes; y además serán una buena cena!" -

- "¡No lo creo! ¡Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras le lanzaba una onda de energía, pero el ataque fue repelido por una barrera negra transparente que rodeaba al monstruo.

- "¿¡Que rayos!?" - dijo Inuyasha ante la desagradable sorpresa.

- "¡Tiene una barrera!" - exclamó Sango al ver esto - "¡Así no podremos vencerlo!" -

- "¿Entonces qué haremos?" - preguntó Miko desesperada.

- "Ríndanse y terminaré con ustedes rápidamente…" - siseó el monstruo como si quisiera comer de una vez.

- "¡Eso nunca!" - le gritó Sango al monstruo; y luego se volteó hacia Inuyasha - "Inuyasha, tu puedes vencerlo, pero necesitas usar otra técnica con tu espada" -

- "¿Pero cómo?" - le preguntó Inuyasha angustiado - "¡El maestro Totosai no me enseñó más ataques!" -

- "¡Ten más confianza en ti mismo! ¡Tessaiga tiene otros poderes, sólo necesitas despertarlos!" - le dijo Sango para animarlo.

Inuyasha decidió confiar en Sango y se concentró en Tessaiga:

- "Muy bien… Tessaiga, por favor, muéstrame que otras habilidades puedo usar con tu ayuda..." - gracias a la concentración de Inuyasha, Tessaiga cambió a su forma enrojecida, dejándolo estupefacto - "¡Vaya! ¿Y esto para qué sirve?" -

- "¡Te permite arrojar un rayo que rompe las barreras!," - le explicó Sango apresuradamente - "¡Ahora úsalo!" -

- "Bien... ¡Allá va!" - dijo Inuyasha mientras agitaba su espada.

- "¿¡Que hacen!?" - preguntó Rizaryu cuando vio lo que hacía Inuyasha.

Enseguida, Tessaiga arrojó un rayo azul y amarillo, el cual rompió la barrera del mismo modo que un cristal golpeado por una piedra cuando hizo contacto.

- "¡No puede ser! ¡Mi barrera de energía fue destruida! ¡Me las pagarán!" - gritó Rizaryu furioso.

- "¿Y qué harás, engendro del infierno feo?" - le preguntó Inuyasha, burlándose de él.

- "¡Esto!" - dijo mientras lanzaba un rayo de energía púrpura desde su boca. Como el ataque fue tan repentino, no tuvieron tiempo de esquivarlo, así que el rayo los alcanzó e hirió hasta el punto de dejarlos inconscientes. El único que pudo escapársele fue Inuyasha, ya que al ver lo que hacía, saltó encima del monstruo y terminó detrás de él.

- "¡Sango-nee! ¡Shippou! ¡MIKO!" - gritó Inuyasha corriendo hacia sus amigos y tratando de reanimarlos. Al ver que no le respondían, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, luego se volteó hacia el monstruo - "Maldito... ¡PAGARÁS POR ESTO!" -

- "Oh, ¿acaso el bebé se puso a llorar?" - se burló Rizaryu; y después lo miró con una sonrisa malévola - "¡No te preocupes, pronto te unirás a ellos!" -

Dicho esto se puso a cargar energía y disparó un rayo aún más fuerte que el anterior.

- "Maldición, ¿qué haré ahora?" - se preguntó Inuyasha con furia pero luego... - 'Espera un momento...'

En ese instante, las memorias de los sesiones de entrenamiento que tuvo con Totosai dos días antes empezaron a volver a él…

- "Recuerda esto, el Kaze no Kizu no sólo sirve para atacar. También sirve para hacer otra técnica más poderosa, llamada Bakuryuuha. Para ello debes esperar a que el enemigo te lance un ataque de energía y golpear la zona que te parezca más extraña de esa energía con el Kaze no Kizu, lo cual te permitirá vencerlos con su propio poder" - le explicó Totosai con una mirada severa.

- "¡Bien, así lo haré!" - le dijo Inuyasha mientras le sonreía.

- "Eso espero. Ese ataque puede llegar a salvarte la vida" - le dijo Totosai.

Volvió de golpe al presente; y al enfocar su mirada en el rayo, notó algo extraño, tal y como Totosai se lo había dicho:

- '¡Eso es! ¡Veo una parte de ese rayo más oscura que las demás! ¡Ya sé lo que debo hacer!' - pensó Inuyasha mientras se ponía en postura de ataque.

- "¡Este es tu fin, basura! Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras lanzaba una onda de energía. Eso hizo que el Kaze no Kizu se mezclara con la energía del rayo de Rizaryu, formando un gran remolino.

- "¿¡Que le has hecho a mi energía maligna!?" - se horrorizó el monstruo.

- "¡Ahora es uno de mis ataques; y se llama Bakuryuuhaa!" - le gritó Inuyasha con furia.

- "¡Nooo!" - gritó el monstruo mientras fue despedazado por el remolino. Sus restos fueron esparcidos por la estancia y se hicieron polvo a los pocos instantes.

- "¡Lo logré! Pero... los demás..." - musitó Inuyasha mientras caía de rodillas y las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos – "Fue igual que con mamá… No pude hacer nada para salvarlos o protegerlos…" -

Sin embargo, escuchó que aún estaban respirando; y deseando que aún estuvieran vivos, fue a su lado. Cuando se acercó a ellos, comenzaron a moverse y recuperar el conocimiento.

- "¿Están… bien…?" - les preguntó Inuyasha preocupado.

- "¡Sí! ¡Solo estamos un poco lastimados, pero no es nada serio!" - le sonrió Miko. Tenía algunos rasguños y moretones en su cara, brazos y pies, pero no tenía siquiera heridas leves; y aunque su kosode se había ensuciado un poco, no tenía partes rotas ni rasgadas. Lo mismo podía decirse de Sango y Shippou: tenía varios rasguños y moretones; y sus ropas habían sufrido algunos daños, pero del resto estaban ilesos.

- "No sabes lo mucho que me preocuparon… Pensé que habían muerto… Por mi culpa..." - le dijo a Miko mientras la abrazaba y lloraba en su hombro.

- "No te preocupes. Ahora todo estará bien…" - le dijo Miko gentilmente mientras le acariciaba la espalda. Cuando Inuyasha finalmente se calmó, se separaron y él se levantó mientras la miraba con una sonrisa de alegría y alivio.

- "¿Y el monstruo?" - preguntó Sango mirando alrededor.

- "¡Lo derroté usando el Bakuryuuha!" - dijo Inuyasha henchido de orgullo.

- "¿¡Usaste el Bakuryuuha!?" - Sango no creía lo que acababa de oír - "¡Es impresionante que pudieras realizar ese ataque!" -

- "¡Gracias!" - le dijo a Sango. Pero en ese momento, vio a un insecto… un Saimyoshou para ser más precisos - "Sango-nee, ¿qué es ese insecto?" -

- "¿¡Qué insecto!?" - preguntó Sango alarmada volteándose a ver, esperando que no fuese lo que ella pensaba. Pero cuando notó que sus sospechas estaban en lo cierto, el color de su rostro se desvaneció - "¡No!"

Trató de matarlo arrojándole su bumerang, pero el insecto se escapó antes de que el boomerang hubiese podido alcanzarlo. Atrapó el Hiraikotsu en su camino de vuelta.

- "¡Maldición, se escapó!" - dijo furiosa mientras caía de rodillas al piso del templo y lo golpeaba con un puño.

- "¿Qué era eso, Sango-nee?" - preguntó Miko muy alarmada al ver la reacción de Sango.

- "No le den importancia ahora" - les dijo Sango en tono cortante. Sin embargo, estaba aterrorizada - 'Mierda, ahora Naraku sabe sobre esto. Tendremos que tener más cuidado desde ahora…' -

En eso, Miroku entró corriendo al templo llevando algo brillante en su mano derecha.

- "¡Los tengo! ¡Tengo los medallones!" - dijo con alegría mientras les enseñaba un medallón plateado y uno dorado, ambos adornados con varios glifos y sostenidos por un trozo de hilo del mismo color de su medallón respectivo. El medallón dorado llevaba un rubí incrustado en su centro, mientras que el medallón plateado llevaba un zafiro en su lugar.

- "Gracias, Houshi-sama…" - le dijo Sango con una notable falta de entusiasmo; y antes de que Miroku tuviese oportunidad de preguntarle que le pasaba, ella le explicó entre susurros - "Ya Naraku sabe sobre lo que le pasó a Inuyasha y a Kagome. Tenemos que protegerlos más ahora" –

- "¿¡Qué!?" – preguntó Miroku muy alterado – "¿¡Pero cómo!?" –

- "Uno de sus Saimyoushou apareció aquí hace un momento y escapó antes de que hubiese podido matarlo…" – admitió Sango muy enojada consigo misma.

- "Ya veo… Pero no seas tan dura contigo misma… Esto iba a pasar en algún momento" – le dijo Miroku para subirle los ánimos. Sango no parecía muy convencida por esto, pero igual le sonrió en agradecimiento.

- "¡Ah!" – exclamaron Miko e Inuyasha al ver lo que Miroku tenía en la mano.

- "¿Esos son los medallones que estábamos buscando?" – preguntó Miko con emoción.

- "Sí, así es" – dijo Miroku mientras le sonreía amablemente, pero luego se volteó en dirección a Sango con una expresión misteriosa – "Sin embargo, hay algo extraño acerca de esto: no había nadie protegiendo la cueva" -

- "¿Será que el monstruo que acabamos de vencer era el guardián de esa cueva?" - preguntó Sango.

- "Puede ser. Y eso no es todo: noté que había símbolos grabados cerca de donde encontré los medallones; y eran muy similares a los que estaban tallados en las rocas de la cueva de los manantiales. Es posible que estén relacionados de algún modo o…" - Miroku dijo algo, pero nadie pudo oírlo porque en ese momento Shippou gritó: un extraño trozo de vidrio que parecía sacado de un espejo había caído frente a Miko e Inuyasha; y estaba reflejando sus verdaderas figuras.

- "¿Quién… es esa joven?" – preguntó Miko extrañada mientras miraba su reflejo: una muchacha mayor con su misma cara, color de ojos y de pelo, pero llevaba el cabello suelto y vestía un atuendo extraño que ella no recordaba haber visto antes.

- "¿Ese… soy yo?" – preguntó Inuyasha con el mismo tono de voz que Miko al ver su reflejo: él mismo pero con un aspecto más maduro. Al momento siguiente, el trozo de espejo se resquebrajó por sí solo; y Miko e Inuyasha empezaron a temblar incontrolablemente.

- "Qué... ¿Qué me pasa?" - se preguntó Miko mientras caía de rodillas y empezaba a sujetarse la cabeza, como si estuviera sufriendo de una fuerte jaqueca.

- "Ahahahahaha…" - dijo Inuyasha mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y empezaba a reír incontrolablemente.

Sango y Miroku ya estaban al borde del colapso nervioso cuando vieron el estado en que estaban sus amigos; sin poder comprender que les ocurría, hasta que al fin, Miroku cayó en la cuenta de que era...

- "¡No! ¡Como vieron sus verdaderas formas, empezaron a enloquecer!" – gritó alarmado mientras se volteaba en dirección a Sango. Sango inmediatamente tomó el medallón plateado de las manos de Miroku y corrió hacia Miko, mientras Shippou había quedado paralizado por el miedo.

- "¡Rápido! ¡Póngale el medallón a Inuyasha en el cuello! ¡Yo me encargaré de Kagome!" - dijo ella con voz autoritativa mientras hacía todo lo que podía para poner el medallón alrededor del cuello de su amiga.

Con cierta dificultad, se las arreglaron para ponerle los medallones a ambos niños; y cuando ya los tuvieron puestos, ellos dos dejaron de sostenerse la cabeza, dejando sus brazos a la merced de la gravedad, el brillo en los ojos se les desvaneció y se quedaron mirando el espacio por unos instantes, hasta que...

- "Sa... San... Sango..." - musitó Miko con una voz vacía y distante.

- "Miko, ¿te encuentras bien?" - le preguntó Sango angustiada.

El brillo en los ojos de Inuyasha y Miko regresó, ambos dejaron de temblar; y unos segundos después se levantaron para después mirar a su alrededor extrañados.

- "Sango-chan, ¿por qué me dices así?" - le preguntó extrañada- "¡Ya tú sabes que mi nombre es Kagome!" -

- "¡Has recuperado tu memoria!" - dijo Sango llena de felicidad mientras la abrazaba.

- "Un momento..." - dijo Kagome cuando notó que algo raro estaba pasando; y se soltó del agarre de Sango - "¿Que ocurre con mi voz? ¿Por qué me siento distinta? ¿Por qué eres más alta? ¿Y dónde estamos?" -

- "Que raro, me siento como si hubiera dormido por mucho tiempo..." - dijo Inuyasha mirando alrededor con extrañeza - "Esperen… ¿Qué sucede con mi voz? ¿Y por qué me siento tan diferente?" -

Luego miró a Kagome de arriba hacia abajo y se ruborizó de golpe.

- '¿Kagome con ropas de esta era? Se ve linda así, pero parece una niña ahora... Será mejor que haga de cuenta que no me importa' – pensó apresuradamente, pero debido a los nervios, metió la pata muy gravemente - "¿Kagome, que te ocurrió? ¿Por qué te ves tan tonta?" -

Kagome se volteó hacia Inuyasha con una cara de enojo en cuanto escuchó esas palabras…

- "¡Mira quién habla, parece que te hubieras encogido o algo! ¿Y por qué dices que me veo tonta?" – preguntó muy enfadada. Para ver de qué hablaba Inuyasha, fue hasta Sango, sacó un pequeño espejo de la mochila que ella estaba cargando y se miró en él. Sango no pudo hacer mucho para detenerla por lo enfadada que estaba Kagome.

- "¡Aaaah! ¿¡Qué me ocurrió!? ¿¡…Y por qué estoy vestida así?" - gritó Kagome tan pronto como pudo hablar después de la impresión que recibió por su 'pequeño' cambio de apariencia. Inuyasha miró su reflejo.

- "¿¡Qué!? ¡No puede ser, me veo igual que cuando era niño!" - gritó Inuyasha, dejando a Miroku y Sango desconcertados: parecía que no recordaban nada de lo que había pasado desde que bebieron el agua del manantial.

- "¿No recuerdan nada de lo que han hecho los últimos cinco días?" - les preguntó Miroku para averiguar que sucedía.

- "¿Qué quiere decir, Miroku-sama? ¡Lo último que recuerdo antes de esto es que entramos a esa cueva y vi un extraño resplandor rosa! ¡Nada…! ¿Huh?" – respondió Kagome enfurecida, pero se quedó en silencio cuando empezaron a regresarle los recuerdos de esos cinco días: ella e Inuyasha jugando felizmente, sus lecciones con Kaede, cuando estuvo enferma, el festival y la pequeña escena romántica entre ambos - "Esperen... creo recordar algo, pero parece más un sueño que cualquier otra cosa... Me veo practicando varias cosas con Kaede-obaasan, estando enferma, y cantando en un festival y... ¡no puedo decirlo!" -

Dijo eso último porque estuvo a punto de decir sobre que ella e Inuyasha se habían besado; y no soportaba la vergüenza de decirlo en voz alta.

- "Yo igual, pero me veo haciendo otras cosas, como entrenando con el viejo Totosai, buscando ingredientes para una medicina; y..." - se calló por la misma razón que Kagome - "Otras cosas..." -

Sango se acercó a Inuyasha: ya era hora de saber si había logrado decidirse sobre "eso" después de los eventos recientes.

- "Inuyasha, necesito preguntarte algo" – le dijo con gentileza. Dado el tiempo que tenía tratándolos como niños, no podía simplemente dejar esa conducta de lado.

- "¿Qué cosa?" - le preguntó Inuyasha mirándola.

- "¿Quién es la persona más importante para ti ahora?" - le preguntó Sango con el mismo tono de voz amable.

- "¿Por qué preguntas eso, Sango?" - le dijo mientras la cara se le ponía roja lentamente.

- "Es solo que tengo curiosidad por saberlo..." - le respondió Sango mientras reía por lo avergonzado que él estaba.

Inuyasha sólo se limitó a mirar el piso...

- "No sé... No puedo decirlo" - fue todo lo que salió de sus labios, pero lo único que logró fue enfurecer a Kagome con esa respuesta.

- "¿¡Dices eso porque te importa Kikyou más que yo!? ¿¡A pesar de la promesa que nos hicimos bajo las estrellas!?" – gritó ella, que ya del enojo estaba perdiendo el control de sí misma.

- "¡No es eso! ¡Es solo que quiero…! ¿¡Por qué siempre tienes que malinterpretar las cosas!?" - le dijo Inuyasha, que también se estaba enfadando por la inesperada reacción de Kagome.

- "¡No estoy malinterpretando nada!" - le respondió Kagome; y antes de que Inuyasha pudiera replicar - "¡Y cállate! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡ABAJO!" -

Inuyasha quedó enterrado dentro de un gran agujero después de la tanda de "Abajos" que le dijo Kagome.

- "Creo que fue mala idea que le preguntaras eso" - le susurró Miroku a Sango después de un breve suspiro.

- "No pude evitarlo. Quería preguntarle eso en cuanto recuperara su memoria" - le respondió también en susurros con vergüenza.

Después de un rato jadeando de enfado, Kagome se había calmado un poco, pero esa sensación fue reemplazada rápidamente por otra peor: el pánico. Tenía la reunión con sus amigas dentro de unos días; y si la veían en su estado actual, sólo imaginaba una catástrofe como consecuencia.

- "¿¡Y ahora qué hago!?" - preguntó asustada mirando a Sango - "¡No puedo volver a mi época viéndome así!" -

- "Pero deberías ir a ver a tu familia" - le dijo Sango gentilmente para intentar calmarla - "Deben estar muy preocupados por ti…" -

- "Tal vez, ¡Pero mi madre se desmayará si me ve así, en especial si ve como tengo los pies!" - dijo Kagome asustada mientras se los señalaba: los tenía manchados de tierra y lodo.

- "Aún con ese aspecto tan inocente sigues siendo tan cruel como siempre, Kagome" - le dijo Inuyasha desde el agujero. Salió de un salto y aterrizó en frente de Kagome, mirándole con irritación - "Pensaba acompañarte a tu época para que no pasaras por esto sola, pero ¡creo que será mejor olvidarme de eso! ¡Ya no quiero ayudarte por lo que me acabas de hacer!" -

Eso realmente afectó a Kagome: ahora más que nunca necesitaba que Inuyasha estuviera a su lado. Se arrodilló ante él y empezó a disculparse apresuradamente…

- "¡Por favor, discúlpame! Fui una tonta por haber hecho eso, sobre todo después de que te defendí de Shippou cuando perdimos la memoria... ¡Por favor, perdóname!" – esto hizo que todos se le quedaron viendo, porque se estaba comportando exactamente como cuando no tenía sus recuerdos: cuando aún era "Miko". Aun así, esto pareció haber calmado a Inuyasha, ya que sonrió y dijo:

- "Muy bien, está decidido. ¡Te acompañaré!" -

- "¡Gracias, Inuyasha!" - dijo mientras se levantaba y corría para abrazarlo. Sin embargo, ambos se apartaron casi inmediatamente después mientras se sonrojaban.

- "Y así, si ya no tenemos asuntos pendientes en este sitio, deberíamos regresar a la aldea para que puedan llegar hasta el pozo" - dijo Miroku mientras empezaban a caminar hacia la salida del templo.

- "¡Y ustedes dos ni siquiera piensen en quitarse los medallones!" - les dijo Sango severamente a Kagome e Inuyasha - "¡Si se los quitan o los pierden, perderán la memoria de nuevo!" -

- "Bien, bien, de acuerdo" - dijo Kagome molesta. No le gustaba la idea de que la trataran como a una niña solo por su apariencia actual. Y respecto a Inuyasha, solo puso una cara de molestia extrema después de que le dijeron eso.

Se pasaron el resto de la tarde bajando de la montaña y saliendo de la aldea al pie de la misma; y cuando estaban llegando a la aldea de Kaede, ya estaba atardeciendo.

- "Kagome, puede que esto suene estúpido, pero… Tengo la sensación de que nos conocimos antes de que nos encontráramos en el Goshinboku..." - le dijo Inuyasha pensativamente.

- "Inuyasha, yo también siento lo mismo. Pero tal vez sea nada más un efecto de lo que nos acaba de pasar" – dijo Kagome, pensando que esa sensación era sólo otro efecto del agua rejuvenecedora.

- "Bueno, próxima parada, la aldea" - anunció Miroku alegremente, lo cual los sacó a ambos de su ensimismamiento.

- "Sólo espero que usted no regrese a sus viejos hábitos, Houshi-sama" - le dijo Sango mientras le dedicaba una cara de enfado.

- "Ehhh... Sí, Sango..." - dijo Miroku mientras ponía una cara de sinvergüenza.

- "Ya lo veremos…" - musitó Shippou mientras lo miraba con desagrado.

{Fin del Capítulo}


{Ending: Dearest}

jueves, 28 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 2

Capítulo 2:
El Renacimiento de un Amor


(Opening: I Am)

A la mañana siguiente, a Miko e Inuyasha les tocó un día muy atareado. Miko se pasó el día aprendiendo a reconocer y mezclar hierbas medicinales, meditando (y quedándose dormida) y practicando con el arco, mientras que a Inuyasha le dieron varias clases de ejercicios y lecciones de esgrima, a pesar de que aún no podía transformar a Tessaiga a su verdadera forma. Por la noche, sólo pudieron irse a dormir hasta el día siguiente, que continuarían con su entrenamiento.

A la mañana siguiente, ambos estaban practicando con sus armas de nuevo...

- "¡Allá va!" - gritó Miko mientras disparaba una flecha, pero se la flecha se cayó en frente del blanco que estaba usando para practicar. Ella y Kaede estaban en un pequeño prado afuera de la aldea y cerca de un bosque.

- "¡No de nuevo!" – dijo ella muy decepcionada.

- "Debes aprender a sostener y apuntar mejor tus flechas" – suspiró Kaede al ver cuanto le estaba costando entender los fundamentos básicos de la arquería – "La verdad no me importaría tanto si al menos pudieras sacar una Flecha Purificadora..." -

- "Está bien. Lo intentaré otra vez" - dijo mientras se preparaba para lanzar otra flecha. En cuanto la soltó, la flecha se cubrió de un aura azul brillante; haciendo que Miko se cayera al suelo por la impresión, fallando de nuevo.

- "Kaede-obaasan, ¿viste lo que hice?" - preguntó Miko entusiasmada.

- "Si, veo que estás mejorando rápidamente." - la felicitó Kaede mientras la ayudaba a levantarse de nuevo - "Sigue así y te aseguro que lo dominarás en poco tiempo." -

- "¡Sí, gracias!" - lo dijo inclinándose ante ella, luego se preparó para lanzar otra flecha - "Lo intentaré una última vez." -

Disparó otra flecha; y para su sorpresa, ésta vez no sólo se cubrió de un aura azul, sino que también se clavó en el centro del blanco.

- "¡Sí! ¡Al fin lo logré!" - dijo Miko mientras saltaba de felicidad.

- "¡Muy bien, pequeña! ¡Espléndido!" - le dijo Kaede sonriendo mientras le ponía una mano en el hombro - "Ahora puedes ir a jugar, que ya terminamos por hoy." -

- "¡Sí, muchas gracias!" – Miko se inclinó ante ella y se fue corriendo.

Mientras tanto, Inuyasha estaba entrenando con Totosai en un bosque cercano.

- "Recuerda, Tessaiga sólo se transforma si siente que la quieres usar para proteger a alguien" - le decía Totosai a Inuyasha mientras el pequeño hanyou agitaba la espada con fuerza, pero sin obtener resultados.

- "¡Trato de concentrarme en esa idea, pero no lo consigo!" - le replicó frustrado.

- "Muchacho tonto, sólo agita la espada una vez más y veamos lo que haces" - le dijo Totosai con voz cansina.

- "Bien, aquí voy" - y luego agitó la espada, la cual cambió a su verdadera forma.

- "¡Al fin lo logré!" - dijo Inuyasha lleno de felicidad, pero la espada se destransformó de inmediato.

- "¡Argh!" – rugió mientras agitaba la espada con furia. En esta ocasión si se transformó y se quedó en su verdadera forma.

- "¡Por fin lo conseguí!" - dijo Inuyasha, luego empezó a saltar de felicidad, para luego quedarse viendo la magnífica espada que tenía en su mano.

- "¡Vaya, no me esperaba que fuera tan grande, y además, tan ligera!" - mientras la sostenía en alto para examinarla con cuidado.

- 'Vaya que es fuerte, aún como un niño puede cargar la espada en su verdadera forma' - pensó Totosai asustado. Luego, se dirigió a Inuyasha con una sonrisa en el rostro:

- "Je, te felicito, pero no creas que ya has terminado. Ahora practicaremos el Kaze no Kizu" -

- "¿Y cómo lo hago?" - le preguntó Inuyasha extrañado.

- "¿Ves las ondas azules que rodean a la espada?" - le preguntó Totosai para que se fijara en ellas - "Sólo concentra tu energía en la espada mientras te concentras en ellas y agítala" -

- "De acuerdo..." - dijo Inuyasha mientras cerraba los ojos y se concentraba en su espada.

- "¡Kaze no Kizu!" - gritó mientras agitaba la espada con fuerza contra el suelo. Del punto donde hizo contacto se generaron tres ondas de energía, las cuales se dispersaron y destruyeron los árboles con los que estaban practicando.

- "¡No puedo creerlo, lo logré!" - exclamó Inuyasha sorprendido.

- "¡Excelente! ¡Veo que tienes un talento natural para esto! Ahora ve a descansar, que continuaremos mañana" - le dijo Totosai.

- "¡Sí!" - dijo Inuyasha mientras se inclinaba ante él para luego irse corriendo a la aldea.

Inuyasha y a Miko acordaron que se encontrarían frente al río de la aldea y debajo de un árbol en cuanto sus entrenamientos hubiesen terminado. Ya para entonces se habían convertido de nuevo en grandes amigos; y de hecho, podría decirse que incluso se llevaban mejor que antes.

- "¿Cómo te fue practicando con la espada?" - le preguntó Miko después de que se encontraron y se sentaron. Algunos aldeanos pasaron cerca de ellos mientras regresaban de sus labores en los campo y saludaron a ambos niños con una sonrisa, lo cual ellos devolvieron antes de volver a su conversación.

- "¡Me fue muy bien, por fin logré hacer el Kaze no Kizu y transformar a Tessaiga a su verdadera forma!" - le contó Inuyasha emocionado.

- "¡Wow! ¡Felicidades! ¡Has logrado mucho en estos dos días que llevamos entrenando!" – le dijo Miko.

- "¡Sí, gracias!" – dijo Inuyasha radiante de felicidad – "¿Y cómo te fue con Kaede-obaasan?" -

- "Me tocó practicar con el arco; y además de que logré golpear un blanco con una flecha... ¡También logré hacer una Flecha Purificadora!"- le dijo Miko muy feliz, pero luego empezó a toser.

- "¡Bien hecho!" - le dijo Inuyasha sonriendo, pero luego su sonrisa se desvaneció para dar paso a una cara de preocupación cuando vio a Miko tosiendo – "Por cierto, ¿te sientes bien? Estás algo pálida" -

- "Si estoy bien, sólo estoy un poco cansada. - le dijo Miko sonriendo, pero luego volvió a toser.

- "Deberías ir a dormir un poco entonces" - sugirió Inuyasha algo preocupado - "Además, esa tos no parece una buena señal" -

- "Sí, gracias. No te preocupes" - le dijo Miko mientras se ponía en pie y se iba caminando a la cabaña de Kaede. Inuyasha la siguió con la mirada.

Mientras tanto, Miroku y Sango estaban observando la escena desde detrás de un arbusto cercano.

- "Vaya, perdieron sus recuerdos, pero aún no han olvidado lo que sienten el uno por el otro" - dijo Miroku asombrado.

- "Es increíble como el corazón puede guardar los sentimientos más importantes de una persona de esa forma" - dijo Sango impresionada.

- "Sí, Sango..." - dijo Miroku en un tono profundo, aunque lo hizo solo en un intento fallido de ocultar que estaba metiendo la mano donde no debía adrede.

- "¡Aah! ¿¡Cómo se atreve!?" – gritó Sango mientras le propinaba una buena bofetada a Miroku en la cara.

- "Lo siento, Sango" - dijo seriamente. Sin embargo, luego añadió pensativamente - "¿Miko no se veía un poco extraña?" -

Eso pareció calmar a Sango, porque empezó a preocuparse por si Miko se encontraba bien.

- "Ahora que lo dice, Houshi-sama, tiene razón. Inuyasha notó algo raro en ella también" – dijo mientras miraba hacia el suelo por un momento. Luego encaró a Miroku de nuevo – "¿No deberíamos ir a verla?" -

- "Sí, será mejor que la revisemos" - respondió mientras se ponían en camino hacía donde estaba ella.

Pero cuando fueron a ver a Miko la encontraron recostada en su futon, jadeando para respirar; y además...

- "¡Tienes una fiebre muy alta!" - dijo Sango después de que le puso una mano en la frente. Le
colocó un trapo empapado en agua fría en la frente - "¿Por qué no le avisaste a nadie?" -

- "Lo siento, no quería preocuparlos; Houshi-sama, Sango-nee" - se disculpó Miko con una voz muy triste mientras los ojos empezaban a llenársele de lágrimas. Tanto ella como Inuyasha habían tomado la costumbre de llamarla así por como los cuidaba, aún si no estaban emparentados.

- "No importa… Pero asegúrate de decirnos cuando no te sientas bien, ¿de acuerdo?" – dijo Sango para que Miko no se preocupara y suavemente le acarició la cara, lo cual la hizo sonreír aliviada a pesar de que se sentía tan mal. Sango le limpió las lágrimas para luego ir hasta donde Kaede guardaba sus hierbas y empezaba a revolver entre ellas para intentar hallar un modo de ayudarla. Sin embargo, terminó solo suspirando decepcionada – "Parece que no tenemos hierbas medicinales que nos vayan a servir de mucho en este momento…" -

- "Lástima que no podamos... Ya sabes, Sango" - dijo Miroku misteriosamente.

- "¿De qué hablan?" - preguntó Miko extrañada; y luego empezó a toser.

Sango comprendió que se refería a mandar a Miko de vuelta a su época.

- "Sobre nada en especial..." – sentenció Sango molesta para luego clavarle una mirada de rabia a Miroku. Se volteó de nuevo hacia Miko, suspiró y empezó a revisar las medicinas que estaban en la mochila, pero tuvo los mismos resultados que cuando revisó las hierbas - "Bueno, no creo que ninguna de estas medicinas vayan a servirnos para esto. No hay ninguna para el resfriado" -

Y mientras decía esas palabras, llegó Inuyasha corriendo y visiblemente alarmado.

- "¡Inuyasha!" - dijeron Miroku y Sango sorprendidos.

- "¿Dónde... Dónde está Miko?" - preguntó jadeando.

- "Está aquí, parece que tiene un resfriado" - le dijo Miroku en tono grave.

- "Tonta, ¿por qué no me dijiste nada?" - dijo Inuyasha enfurecido cuando vio el estado en el que se encontraba Miko.

- "Perdóname… es que te veías tan feliz… que no quise estropearlo" - dijo entristecida; y empezó a toser de nuevo.

Inuyasha sólo se limitó a suspirar. Trató de calmarse un poco para no alterar más a Miko y dijo entristecido:

- "No importa, sé cómo hacer una medicina para eso gracias a mi madre, pero no creo que pueda conseguir los ingredientes. No podría con los monstruos que habitan en esos lugares yo solo" -

- "Sango debería ir contigo. Como es exterminadora podría ayudarte" - dijo Miroku mientras ponía una cara de sabihondo.

- "Tal vez, Houshi-sama; pero sería mejor que usted vaya con Inuyasha" - le gruñó Sango mientras le dedicaba una cara horrible.

- "¡Dense prisa! ¡Necesito ir a buscarlos rápido o Miko podría ponerse peor!" - dijo Inuyasha ya desesperado mientras veía a Miko postrada en el futon.

- "¡Bien, yo iré contigo!" - dijo Miroku decepcionado - "¡Sango, por favor cuida bien de Miko y de Shippou!" -

- "¡Está bien!" - dijo Sango mientras los observaba salir corriendo de la cabaña.

- "Inuyasha…" – dijo Miko asombrada, pero luego mostró una pequeña sonrisa al ver cuanto se preocupaban por ella. Tosió de nuevo un poco; y luego se recostó de lado para intentar dormir un rato. Sango se quedó vigilándola y preparada para cambiarle el trapo cuando el agua se hubiese calentado.

Por otra parte, Shippou se había quedado escondido detrás de una ventana y estuvo observando todo lo que había pasado adentro.

- '¡Perfecto! ¡Ahora que esos dos no están, es mi oportunidad de ganarme el corazón de Kagome!' - pensó mientras se bajaba de la ventana.

Mientras tanto...

Inuyasha y Miroku estaban batallando contra toda clase de monstruos en muchos lugares mientras buscaban los ingredientes que necesitaban para prepararle la medicina a Miko. Tuvieron que pasar por una playa, un lago en lo profundo de las montañas; entre otros lugares; y fueron montados en Kirara para que les tomase el menor tiempo posible. Inuyasha estaba impresionado por como peleaba Miroku, aunque el también intentó hacerse útil con su Sankontessou y la Tessaiga; aún si no podía recordar bien como pelear. Decidió no utilizar el Kaze no Kizu porque esto habría destruido las vísceras de los monstruos que él necesitaba.

Y en la aldea...

Shippou se había pasado la tarde recogiendo flores de los prados y bosques cercanos para hacerle una corona de flores a Miko, la cual iba de camino a entregársela en ese momento.

- "Espero que a ella le guste este regalo" - se dijo Shippou mientras sacaba una corona de flores blancas y rosadas del bolsillo interior de su kosode y entraba a la cabaña de Kaede.

- "¿Cómo sigue Miko?" – preguntó él alegremente, aunque tratando de aparentar preocupación por ella.

- "Está descansando ahora; y ya la fiebre le bajó un poco, pero no la despiertes hasta que Inuyasha y Houshi-sama regresen, ¿de acuerdo?" - le dijo Sango amablemente mientras le mostraba como Miko estaba durmiendo a pesar del trabajo que le estaba costando para respirar, pero luego su cara de preocupación fue remplazada por una cara de suspicacia cuando vio la corona de flores que Shippou llevaba en sus manos - "¿Y que traes ahí?"

- "¿Qué?" - se percató de lo que Sango estaba viendo y escondió la corona tras la espalda - "¡Uh! ¡Nada! ¡Nada!" -

- "Hmmm... Bueno entonces ve a jugar. Miko necesita descansar para recuperarse" - le dijo Sango repentinamente severa.

- "S-s-sí, S-Sango" - le dijo asustado. Se volteó como para salir de la cabaña, pero en realidad no pudo hacer más que cerrar sus manos en puños y apretar los dientes para luego pensar irritado - '¡Rayos, no pude hacer nada!' -

Y en ese momento, Inuyasha y Miroku entraron corriendo y lo arrollaron. Shippou quedó mareado al lado de uno de los muros de la cabaña.

- "¡Volvimos! ¡Necesito que pongamos a hervir estas cosas!" - dijo Inuyasha mientras le mostraba a Sango los ingredientes de la medicina: había regresado cargando toda clase de vísceras de monstruos en sacos; y algunos cangrejos y peces.

- "¡Sí, está bien! ¡Cálmense!" - dijo Sango sorprendida.

Se dedicaron a la tarea de cortar cada uno de los ingredientes de la medicina en pedazos y los pusieron a hervir durante un rato. Al final, pusieron la infusión resultante en un plato hondo. Así que cuando estuvo lista, Sango miró a Inuyasha con una sonrisa y le pasó el plato con la medicina:

- "Bueno, ve ahora y despiértala para que la beba" –

- "E-esta… bien…" – dijo Inuyasha ruborizándose. Miko parecía haber sentido esto, porque empezó a moverse y abrió levemente los ojos en cuanto él se acercó.

- "Miko, ¿estás despierta?" - le preguntó Inuyasha gentilmente al ver esto.

- "Sí..." - le respondió con una voz que delataba lo mal que se sentía.

- "Que bien. Bueno, ten, bebe esto" - le dijo Inuyasha mientras le pasaba el plato con la mezcla. Miko lo recibió y se sentó en el futon para poder beberlo.

- "¿Qué es?" - le preguntó a Inuyasha extrañada; y luego lo olió - "¡Ugh, huele horrible!" -

- "¡Entre peor huele y sabe, más efectivo es! ¡Sólo bébelo todo y para mañana estarás como nueva!" - le aseguró Inuyasha sonriente.

- "Está bien, si es tan efectivo como dices, trataré de aguantar el mal sabor" - dijo mientras le sonreía a Inuyasha; y se bebió toda la mezcla con la nariz tapada con los dedos. En cuanto terminó, puso inmediatamente una cara de repugnancia

- "¡Puag! ¡Sabe asqueroso!" –

Inuyasha sólo sonrió al ver su cara; y le puso una mano en uno de sus hombros mientras con la otra tomaba el plato y lo ponía en el piso.

- "Bueno, mejor regresa a dormir, que con eso será suficiente para que te cures" - le dijo Inuyasha para darle apoyo y luego se volteó hacia Sango - "Sango-nee, ¿vas a cuidar a Miko esta noche?" -

Sango tuvo una idea en ese momento y le sonrió amablemente a Inuyasha:

- "Inuyasha, ¿por qué no intentas cuidarla tú en está ocasión?" -

Inuyasha se ruborizó y se puso a pensarlo por un rato. Luego, le dijo a Sango con la cara viendo hacia el suelo con algo de pena…

- "Bueno... Creo que no sería mala idea" -

- "Muy bien, entonces te dejaremos a cargo del cuidado de Miko, ¿de acuerdo?" - le dijo Sango.

- "Está bien" - respondió Inuyasha.

Después de que cenaron y se fueron a dormir, Inuyasha se pasó la noche despertándose a cada rato para revisar que Miko estuviera bien. En una de esas veces...

- "Inuyasha, ¿estás despierto?" - le preguntó Miko con cautela mientras se sentaba en el futon.

- "Sí, no podía dormir," - le respondió Inuyasha tratando de asegurarle que no pasaba nada - "¿por qué preguntas?" -

- "Es que..." – Miko se sonrojó y juntó sus manos sobre sus rodillas – "Quería agradecerte que quisieras cuidarme" -

- "¡No te preocupes por eso! ¡Sólo quédate tranquila para que puedas curarte!" - le dijo Inuyasha mientras también se sonrojaba.

- "Sí. Quiero ir afuera y que juguemos juntos mañana de nuevo" - dijo Miko; y ambos volvieron a dormirse.

 A la mañana siguiente, Inuyasha fue el primero en levantarse. Notó que los demás ya habían salido y se quedó vigilando a Miko con preocupación, a pesar de que ahora ella estaba respirando normalmente y tenía una sonrisa en el rostro: parecía estar teniendo un sueño muy agradable. Luego de un rato, ella también despertó...

- "¡Ah, me siento muy bien!" - dijo mientras se levantaba y se estiraba - "¡Gracias, Inuyasha! ¡Tu medicina sí que es muy efectiva!" -

- "Así es, mi madre me enseñó cómo prepararla" - respondió Inuyasha mientras le sonreía.

- "Debe ser una gran persona" - comentó Miko sentándose a su lado. Sin embargo, esto hizo que el rostro de Inuyasha se ensombreciera…

- "Lo era..." -

- "¿Qué… quieres decir?" - le preguntó Miko un tanto desconcertada, pero ya intuyendo de que se trataba.

- "Murió hace varios años..." - le respondió Inuyasha mientras su cara mostraba que quería llorar, pero se estaba conteniendo.

- "¿Huh?" – Miko se espantó, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y de inmediato se arrodilló ante él a modo de disculpa. Esto era lo último que ella hubiese querido ocasionar – "¡Por favor, perdóname! ¡No tenía intenciones de hacerte sentir así!" -

- "No te preocupes... Eso fue hace mucho tiempo..." - dijo Inuyasha con una voz muy leve mientras miraba hacia el piso.

Miko se quedó en silencio junto a él por un rato, tratando de pensar que haría; y a la final le preguntó:

- "Eh... bueno... ¿No quieres que salgamos a jugar?" -

- "¡Claro que sí!" - le respondió Inuyasha alegre de nuevo; y ambos salieron corriendo.

Una vez afuera, se encontraron con Shippou bajo el mismo árbol debajo del cual ellos dos se habían sentado el día anterior.

- "¡Hola, Shippou!" - lo saludó Miko alegremente.

- "Miko... Quisiera entregarte esto..." - le dijo Shippou tímidamente y luego le entregó la corona de flores.

El rostro de Miko se iluminó en cuanto vio la corona, la cual tomó de las manos de Shippou con los dedos temblorosos.

- "¡Es hermosa! ¡Gracias, Shippou!" - le dijo para luego ponerse la corona en la cabeza.

- "¡Se te ve muy bien!" - le dijo Shippou.

- "¡Gracias!" - le dijo Miko con una gran sonrisa. Sin embargo, esto hizo que los celos de Inuyasha explotaran...

- "¡Oye, zorro, no te atrevas a intentar nada con Miko!" - le gritó a Shippou furioso.

Y para empeorar las cosas, esto a cambio hizo que a Shippou se le saliera todo el odio que le tenía a Inuyasha por los golpes que le daba antes...

- "¡Tú no eres nadie para hablarle de esa forma a un youkai de verdad, hanyou insignificante y estúpido!" - le gritó Shippou.

Esto dejó a Miko y a Inuyasha en shock. Sin embargo, fue indudablemente un golpe bajo para Inuyasha, el cual puso una cara extraña, como entre tristeza y furia; y se fue corriendo. Shippou contempló satisfecho lo que había hecho, pero eso le terminó saliendo caro...

- "¡Inuyasha!" - gritó Miko tratando de detenerlo en vano; y luego se volteó furiosa hacia Shippou - "¿¡Cómo pudiste decirle algo como eso!?" -

- "Yo... Este... yo..." - balbuceó Shippou, pues no podía ni hablar de lo asustado que estaba.

Miko estaba tan furiosa que si hubiera sido por culpa de Inuyasha y estuvieran en su condición normal, seguramente le habría dicho 'Abajo' hasta el cansancio.

- "¡Cállate! ¡No escucharé tus excusas; y no quiero verte más en toda mi vida!" - le gritó a Shippou mientras se quitaba la corona de flores y se la arrojaba - "¡Inuyasha, espera!" -

Y se fue corriendo tras Inuyasha, dejando a Shippou impresionado y entristecido.

- "¡Qué... Qué... Aaah!" - empezó a llorar - "¡Arruine otro amor! ¡Primero Mizuki; y ahora Kagome!" -

Luego empezó a golpearse en la cabeza con las dos manos mientras gritaba: - "¡Soy un tonto!"-

Luego salieron de un matorral cercano las manos de Miroku y Sango; atraparon a Shippou y lo halaron para adentro. Cuando Shippou se dio cuenta de lo que estaba pasando, vio que Miroku y Sango lo estaban mirando de forma aterradora.

- "¿Q-q-qué están haciendo?" - les preguntó Shippou asustado.

- "Lo sentimos, Shippou, pero no podemos permitir que interfieras en nuestros planes" - le dijo Sango.

- "Así es, mantente alejado de Kagome y de Inuyasha ó... ya verás" - dijo Miroku mientras le ponía una mueca misteriosa.

- "¿Y que planean hacer?" - les preguntó aterrado.

- "Lo averiguarás esta noche" - le respondió Sango con el mismo tono misterioso de Miroku.
Mientras tanto, Miko seguía corriendo tras Inuyasha, tratando de detenerlo para tranquilizarlo y hablar con él.

- "¡Inuyasha, espérame!" - le gritó Miko desesperada.

- "Por favor... Déjame estar solo..." - le dijo Inuyasha con la voz quebrada.

- "¡No puedo!" - le respondió Miko, que también estaba al borde de las lágrimas - "¡Puede que Shippou sea un tonto, pero nosotros no pensamos así de ti!" -

Y entonces, Inuyasha chocó de frente contra alguien, haciendo que él se cayera para atrás por lo rápido que iba; y lo primero que hizo fue preguntar:

- "¿Quién me golpeó?" -

- "¿Te encuentras bien?" - le preguntó Miko preocupada mientras se detenía a su lado.

- "Así que ustedes son los nuevos, ¿verdad?" - les preguntó la persona con quién Inuyasha había chocado: era una niña un poco más alta que ellos dos, llevaba un kosode amarillo y su cabello era azul oscuro; y lo tenía peinado en forma de una cola. Lo más notorio era que tenía orejas puntiagudas.

- "Hmm... ¿Tú eres?" - le preguntó Miko dubitativa.

- "Soy Asagi, una de los niños que provenimos de la Isla Hourai" - se presentó la niña poniendo su mano sobre su pecho.

- "¡Ah, sí! ¡Kaede-sama nos habló de ustedes!" - exclamó Miko, recordando que Kaede les había comentado sobre ellos durante el entrenamiento de hace dos días: un grupo de niños hanyou que había venido a vivir aquí desde una tierra lejana y que ellos probablemente conocerían pronto.
Por su parte, Inuyasha estaba viendo a Asagi fijamente; y se fijó en sus orejas:

- "¿Y tú también eres... una... una..." - le intentó preguntar porque la voz no le salía.

- "Sí, soy una hanyou. Todos los niños de ese lugar lo somos. Y no pensé que hubiera gente que nos aceptara fuera de la isla" - respondió Asagi alegremente.

- "Había oído hablar antes de ese lugar, ¿no es donde los youkai, humanos y hanyou podían vivir juntos y en paz?" – le preguntó Inuyasha pensativamente.

- "Así era, hasta el día en que unos youkai que se hacían llamar los Shitoushin aparecieron y mataron a todos los que vivían allí, dejando vivos únicamente a los hanyou para usarlos como sacrificio y extraer sus energías. Pronto iba a ser mi turno, pero en el último momento, unos viajeros vinieron, derrotaron a los Shitoushin y nos salvaron. Hemos estado viviendo desde aquí desde entonces" - relató Asagi con orgullo.

- "Ese relato me suena familiar, pero no sé porque razón... si nunca lo había escuchado antes…" - dijo Miko pensativamente, como si fuera que hubiese olvidado algo muy importante.

- "¿Me podrían decir sus nombres, por favor?" - les preguntó Asagi amablemente.

- "Eh, sí disculpa... Mi nombre es Miko" - respondió Miko un poco avergonzada mientras hacía la inclinación.

- "Yo soy Inuyasha" – dijo él inclinándose también.

En cuanto escuchó sus nombres, Asagi comprobó que lo que le dijo Kaede sobre lo que les había pasado a Kagome e Inuyasha era cierto. Ya ella había empezado a tener sospechas cuando vio a Inuyasha por primera vez en su condición actual.

- 'Lo que me dijo Kaede-sama es cierto... Será mejor que piense con cuidado lo que digo' - pensó Asagi; y luego decidió proseguir con lo que iba a decirles, que era la razón por la que los había ido a buscar en primer lugar - "Bueno, ésta noche habrá un festival; y nosotros vamos a cantar una canción tradicional de nuestra isla y bueno... me preguntaba si les gustaría cantar con nosotros" -

Tanto Miko como Inuyasha se quedaron impresionados de que les ofreciera algo así, tanto que no podían creerlo:

- "¿Qué?" -

- "¿Hablas en serio?" -

- "¡Sí! Entonces que me dicen, ¿aceptan?" - les preguntó Asagi de nuevo.

- "¡Pues claro!" - le respondieron ambos con una gran sonrisa.

- "Por cierto, ¿dónde están los demás niños?" - preguntó Miko al notar que Asagi estaba sola.

- "Ellos vienen para acá en este momento" – dijo ella alegremente; y cuando los vio acercarse - "Ah, ¡allá están!" -

Llegaron los otros cinco niños de la isla: Ai, Moegi, Roku, Dai y Shion.

- "¡Onee-chan!" - gritó Ai cuando estuvo cerca de Asagi.

- "Hola, chicos," - los saludó Asagi - "¿ya está todo listo para esta noche?" -

- "Sí, nee-chan" - le respondió Roku; y luego se percató de la presencia de Inuyasha y de Miko - "Ellos dos son..." -

- "Sí, ellos son los nuevos: Inuyasha y Miko. Ellos se van unir a nuestra canción" - le respondió Asagi mientras ellos dos se inclinaban con una sonrisa para presentarse.

- "Es un gusto conocerlos" – dijeron ambos a coro.

- "Jiji, para nosotros también… Inuyasha-oniichan y Ka…" – empezó Ai riéndose, pero al ver como Asagi se asustó detrás de Miko cuando comenzó a decir el nombre, se corrigió a ultimo segundo nerviosamente – "…Umm, Miko-oneechan" –

- "Hmm, ¿qué sucede, Ai-chan?" – le preguntó Miko preocupada al ver esto. Asagi solo suspiró aliviada a sus espaldas.

- "No es nada, es solo que me recuerdas a otra persona" – dijo Ai sonrojándose mientras les sonreía.

- "Es la más pequeña de nosotros, así que hay veces que se confunde un poco" – explicó Moegi mientras sonreía tímidamente.

- "Bueno, no es ningún problema" – dijo Inuyasha mientras le acariciaba la cabeza a Ai. Ella solo sonrió complacida a cambio.

- 'Bueno, al menos ese perrucho necio no podrá seguir golpeándonos' - pensó Dai al ver como se estaban comportando, luego dijo en voz alta - "Bueno, ¿no deberíamos ir a ensayar?" -

- "Sí, sobre todo porque ellos dos deben aprender la letra de la canción" - dijo Moegi refiriéndose a Inuyasha y Miko.

- "¿Creen que lo haremos bien?" - preguntó Shion algo asustado.

- "Vamos, Shion, no seas tan pesimista" - lo animó Asagi poniéndole una mano en el hombro.

- "¡Seguro que lo haremos bien!" - dijo Ai alegremente.

- "¡Entonces, adelante!" - dijo Miko con entusiasmo; y todos empezaron a ponerse en marcha, excepto Inuyasha y por eso ella fue a verlo.

- "¿Te sucede algo?" - le preguntó.

- "Es que es la primera vez que voy a cantar en frente de alguien; y..." - respondió Inuyasha mientras miraba hacia el suelo temblando - "me da un poco de miedo" -

- "No te preocupes, si has podido exterminar monstruos grandes, también podrás cantar una canción" - le dijo Miko mientras lo tomaba de una mano.

Se pusieron en camino; y después de un rato de caminar en silencio, llegaron a donde tendría lugar el acto principal del festival, una tarima de piedra frente a un lago que se encontraba detrás de la aldea.

Miko estaba impresionada porque nunca había visto un lago tan grande en su vida.

- "¡Vaya, que gran lago hay allá abajo!" -

Debido a eso, el collar de Inuyasha brilló y él se cayó con fuerza contra el piso.

- "Ugh, ¿¡que rayos fue eso!?" - dijo Inuyasha enfadado cuando se logró poner en pie.

- "¿Te encuentras bien?" - le preguntó Miko preocupada, mientras ponía sus manos frente a su boca en señal de espanto.

- "Sí, pero sentí que algo en este collar me jaló con fuerza contra el piso cuando dijiste esa palabra" - le respondió desconcertado.

Miko sólo se limitó a devolverle la mirada de desconcierto.

- "¿Que palabra? ¿Quieres decir…Abajo?" – dijo, lo cual hizo que Inuyasha se volviese a caer con fuerza contra el piso.

Miko se aterró por eso.

- "¡Uy! ¡Perdóname, no sabía que el que yo dijera eso te haría daño!" – dijo Miko mientras corría hacia él para ayudarlo a levantarse y le daba un abrazo, ya que se sentía muy culpable.

- "Está bien, no te preocupes. Sólo procura no volver a decirla en frente de mí" - le respondió Inuyasha mientras le devolvía el abrazo.

- "¿Ya dejaron de jugar ustedes dos?" - les preguntó Asagi algo molesta. Ellos dos solo se disculparon por esto avergonzados.

Luego empezaron a ensayar; Asagi, Inuyasha, Miko y Ai eran los cantantes, mientras los demás tocaban instrumentos: Dai tocaba la flauta, Moegi tocaba el arpa y Roku y Shion tocaban cítaras.

Al final del ensayo...

- "Lo estamos haciendo bastante bien, pero... Miko, debes terminar de aprenderte la letra; y tú, Inuyasha, debes subir un poco más la voz para que te escuchemos bien" - les dijo Asagi con severidad.

- "Si, está bien" - respondió Inuyasha, quién todavía tenía un pequeño caso de pánico escénico.

- "Haré lo que pueda" - dijo Miko tratando de memorizarse bien la letra.

Empezaron a ensayar de nuevo; y esta vez lo hicieron mucho mejor, por lo cual, Asagi estaba más que satisfecha.

- "¡Bueno, creo que esta vez sí lo hemos hecho bien! ¡Si lo volvemos a hacer esta noche así, seguro que será todo perfecto!" – dijo alegremente.

- "¡Qué bien!" - dijo Miko aplaudiendo con felicidad.

- "¡Excelente!" - dijo Inuyasha cerrando un puño.

- "Onee-chan, ¿ya terminamos?" - le preguntó Ai a Asagi con una sonrisa.

- "Sí, podemos descansar hasta que sea la hora del gran momento" - le respondió su hermana mientras iba hacia ella y le acariciaba la cabeza.

- "¡Qué bien!" - dijo Miko alegremente. Sin embargo, luego la acometió un pensamiento repentino y se acercó a Asagi - "Oye, Asagi-chan... Quiero preguntarte algo" -

- "¿Qué cosa, Miko-chan?" - inquirió Asagi amablemente.

- "¿Que significa esta canción para ustedes? Es muy hermosa, pero también se oye muy triste, en especial por lo que dice la letra…" - le dijo Miko con preocupación.

Asagi sólo se limitó a quedarse viendo el cielo con una triste sonrisa antes de responderle - "Ésta canción es un rezo; y la letra es un poema muy antiguo de nuestra isla. Significa que nuestros padres se sacrificaban para convertirse en una luz de protección para nosotros" -

- "Ya veo. Lamento mucho si te hice sentir mal con mi pregunta" - dijo Miko mientras se entristecía su rostro.

- "Descuida" – le sonrió Asagi amablemente para mostrarle que no había problema – "De todas maneras nuestra isla ya no existe; y nuestros padres nos seguirán protegiendo sin importar donde estemos" -

Inuyasha había estado escuchando toda la conversación; y decidió hacer algo para animarlos:

- "¿Les parece si vamos a jugar? Tenemos una pelota en casa de Kaede-obaasan" –

Todos los demás respondieron "¡Sí!"; así que fueron a buscar la pelota y se pasaron la tarde jugando, aunque Miko notó que Inuyasha parecía intranquilo por algún motivo. Pero no lo averiguaron sino hasta que cayó la noche...

- "¡Rayos! ¡No quiero salir así!" - dijo Inuyasha después de que anocheció, pues era noche de luna nueva y él ya tenía su apariencia humana.

- "¿Que le ocurrió a tus orejas y a tu cabello?" - le preguntó Miko impresionada. Ésta era la primera vez que veía a Inuyasha en su forma humana y así él parecía una persona completamente diferente. De hecho, no habría sabido que era él si no hubiese visto la transformación con sus propios ojos.

- "Es por la condición de hanyou. Cada cierto tiempo los hanyou perdemos nuestros poderes y nos volvemos humanos normales por un rato" - explicó Asagi con seriedad.

- "¿Y que lo causa en ti, Inuyasha?" - le preguntó Miko con interés.

Inuyasha no quería decirlo, porque no creía que fuera prudente que se supiera su secreto, pero al final decidió decírselos para mostrarle a Miko que confiaba en ella.

- "Las... noches de luna nueva…" -

- "¿¡Y por qué no nos dijiste eso antes!? ¡Podríamos haber buscado una forma de dejar el festival para mañana!" - le dijo Miko enojada porque esto podría echar por tierra todo lo que habían hecho durante la tarde.

- "No quise arruinar todo lo que ustedes habían hecho" - dijo Inuyasha a modo de disculpa.

- "¡No importa eso ahora! ¡Perderemos nuestra oportunidad de cantar si no salimos ya!" - exclamó Asagi alarmada.

- "Ni modo… Tendré que salir así..." - dijo Inuyasha poniéndose en pie avergonzado y molesto.

Mientras tanto, Miroku y Sango estaban conversando en el festival que estaban teniendo en la aldea.

- "¿Cómo cree usted que estarán?" - le preguntó Sango dubitativa.

- "Bueno, estuve escuchándolos ensayar y suenan muy bien" - dijo Miroku mientras le sonreía.

- "¿Quiere decir que es probable que nuestro plan tenga éxito?" - le preguntó Sango emocionada.

- "Sí, primero vayamos a escucharlos y luego veamos lo que ocurre" - dijo Miroku; y ambos se pusieron en camino hasta el punto en donde estaba la tarima. Toda la aldea ya se encontraba reunida en este lugar; y allí se reunieron con Shippou.

- "Ah, ¡me estaba cansando de esperarlos! ¡No podemos disfrutar de esto los tres si no estamos todos!" - les dijo alegremente el kitsune.

- "¿Cómo crees que nos perderíamos el acto estelar de Kagome e Inuyasha?" - le preguntó Miroku mientras se reía.

- "¿Eso significa que esto era su gran plan?" - les preguntó Shippou suspicazmente.

- "Nada de eso, sólo es una parte de nuestro plan" - le dijo Sango misteriosamente.

- "¿¡Qué!? ¿¡Quieren decir que hay más!?" - dijo Shippou asustado.

- "Sí, sólo espera y verás" - le dijo Miroku con un tono de voz que daba a imaginar que lo sabría muy pronto.

- "¡Silencio, que ya comienzan!" – dijo Sango, pero sus ojos se dilataron de la impresión al ver a Inuyasha – "¡Y miren, Inuyasha está en su forma humana!" -

- "¡Es verdad!" - exclamó Shippou con los ojos y la boca abiertos al máximo.

- "Es por la luna nueva de esta noche" - dijo Miroku mientras miraba hacia el cielo - "Me sorprende que haya querido salir en público así" -

- "¡Silencio!" - le dijeron Shippou y Sango, porque ya estaban empezando a sonar los instrumentos; y luego Inuyasha, Miko, Asagi y Ai empezaron a cantar.



(Canción: Tamaokuri no Uta – Fumiko Orikasa)

Mi padre decía que la mano de un demonio existía para protegerme;
Mi madre decía que la mano de un humano existía para criarme;
Al juntar las manos, abrimos la puerta y nos entregamos a las flamas;
Y así nos convertiremos en una luz, para que por favor los protejan...

Cuando terminaron de cantar y los instrumentos dejaron de oírse, toda la multitud les dedicó un gran aplauso.

- "¡Gracias!" - les dijo Asagi a la multitud mientras hacía una inclinación. Luego se volteó hacia Miko e Inuyasha - "Bueno, repetiremos la canción, pero… ¿les importaría ir a esa orilla del lago y quedarse escuchando?" –

Dijo esto último mientras señalaba hacia una orilla ubicada a la izquierda de la tarima.

- "No, pero... ¿Por qué?" - le preguntó Miko extrañada.

- "Ya fue suficiente para ustedes. Prefiero que solamente nos escuchen ahora, ¿de acuerdo?" - les dijo Asagi con una sonrisa.

- "Está bien" - respondió Inuyasha encogiéndose de hombros, mientras Miko solo asentía.

Ambos bajaron de la tarima y fueron a sentarse en el sitio que Asagi les había indicado.

- "¡Sango, ahora!" - le dijo Miroku cuando vio a Miko e Inuyasha yendo hacia la orilla del lago.

- "¡Sí!" - dijo Sango mientras sacaban los binoculares y la antena que les trajo Miko, luego se escondieron en un lugar donde no podían verlos y se quedaron observando y escuchando a Miko e Inuyasha. Shippou se encaramó en el hombro de Sango para saber que estaba pasando.

- "¿Qué te parece? ¿No es un bella canción?" - le preguntó Miko con gentileza.

- "Sí... Y me recuerda mucho a mi madre" - le respondió Inuyasha con melancolía.

- "¿Es por lo de que esos niños son como tú y por lo que decía la letra?" - le preguntó Miko con interés.

- "Sí... Lo que decía sobre qué "Y así nos convertiremos en una luz, para que por favor los protejan"..." - dijo Inuyasha viendo hacia el cielo.

- "Ya veo..." - dijo Miko mirando hacia el suelo. En ese mismo instante los demás dejaron de cantar y tocar, dando a entender que su parte en el festival - "Es una lástima que no durara más" -

- "Sí..." - dijo Inuyasha. Luego Miko miró hacia arriba; y se alegró mucho…

- "¡Mira, el cielo de esta noche está muy hermoso!" – se levantó y señaló hacia el cielo – "¡Está todo lleno de estrellas! ¿Quieres verlas conmigo?" –

Inuyasha no tuvo problemas con esto, así que ambos se recostaron el uno al lado del otro y se pusieron a mirarlas. El cielo estaba repleto de estrellas y se podía ver perfectamente la sombra de la Vía Láctea detrás de ellas.

- "Es muy hermoso... Hace tiempo que no me sentía tan bien" - dijo Inuyasha placenteramente.

- "¿Quieres decir que te sientes bien al hacer esto en mi compañía? Me hace muy... feliz el saberlo…" - dijo Miko mientras se ruborizaba.

- "Me alegra saberlo a mí también…" - dijo Inuyasha mirando al suelo. Miko se recostó sobre su hombro, haciendo que él se sonrojara.

- "¿Quieres que hagamos una promesa?" - le preguntó Miko suavemente.

- "¿Qué clase de promesa?" - le preguntó Inuyasha un tanto impresionado.

- "Que sin importar lo que pase… Sin importar si recupero mi memoria… Quiero que nunca nos separaremos mientras vivamos..." - le explicó Miko mientras miraba al suelo con una sonrisa - "Entonces… ¿Lo prometes?" -

Inuyasha ya estaba tan rojo que parecía un tomate con insolación; y cuando vio la cara de Miko, vio que le sería imposible decirle que no. Además, él también estaba pensando en decirle algo similar: en protegerla por el resto de sus días, sin importar lo que pasase desde ese momento en adelante.

- "Bueno... Sí... Lo prometo. Y también prometo… que te protegeré siempre…" – dijo él mientras la miraba a los ojos.

- "Gracias" - le dijo Miko con una gran sonrisa mientras se ruborizaba y cerraba los ojos. Los dos se separaron un poco y se quedaron acostados sobre la hierba, uno al lado del otro, observando las estrellas, aunque se tomaron de las manos desde ese momento.

Mientras, Sango y Miroku estaban celebrando desde donde estaban ocultos.

- "¡Lo logramos! ¡Se hicieron una promesa!" - exclamó Sango dando un salto de alegría.

- "¡Nuestro plan tuvo éxito! ¡Ahora estamos a mano con ellos!" - dijo Miroku alzando el puño en señal de victoria, como si hubiese ganado una pelea o algo así.

- "¿Así que ese era su brillante plan? ¿Juntarlos de nuevo?" - dijo Shippou con los brazos cruzados, con una actitud de molestia que recordaba más bien a la de Inuyasha a su edad normal.

- "Sí, así es Shippou" - dijo Miroku tranquilamente.

- 'Son unos tontos' - pensó Shippou; y luego se percató de algo que Miroku y Sango no habían notado aún - "¿¡Huh!? ¡Miren! ¡Están perdiéndose de algo!" -

En ese momento se dieron cuenta de que Miko e Inuyasha se habían levantado y se estaban acercando cada vez más. Como solo había un par de binoculares, Sango y Miroku empezaron a pelearse por ver quien vería la escena resultante, así Shippou uso su truco de convertirse en objetos para volverse en un segundo par de binoculares que Sango tomó y uso. Luego, todos contuvieron la respiración cuando vieron lo que pasó a continuación: desde la imagen reflejada en clara superficie del lago, se vio que Inuyasha y Miko se besaron, cubiertos por las mangas del haori de Inuyasha, del mismo modo que Inuyasha y Kikyou lo hicieron hace mucho tiempo...

No es exactamente igual a como sale en la historia, pero se entiende. Creditos a Edy Scotti por esta hermosa ilustracion.


A la mañana siguiente, les tocó un despertar muy agitado, pero con una sorpresa muy agradable...

- "¡Vamos, despierten!" - les dijo Miroku enérgicamente.

- "Uh... ¿Qué ocurre?" - preguntó Miko con cara de sueño.

- "Tengo sueño…" – dijo Inuyasha mientras perezosamente se frotaba los ojos.

- "¡Descubrimos una manera de restaurar sus memorias!" - exclamó Sango alegremente.

Al oír eso, Miko se despertó por completo y se alegró mucho:

- "¿¡En serio!?" – dijo mientras se levantaba de su futon.

- "¡Sí! ¡Un viajero nos contó un rumor sobre una cueva en las montañas al este de la aldea; y sobre que allí se encuentran dos medallones que tienen el poder de regresarle la memoria a quienes la han perdido! ¿Quieren venir a buscarlos con nosotros?" - les preguntó Sango con entusiasmo.

- "¡Sí! ¡Vamos!" - respondieron ambos.

Y empezaron a hacer los preparativos. Inuyasha cargaba a Tessaiga en su funda y atada a su cintura, mientras que Miko cargaba un arco pequeño y un carcaj lleno de flechas en la espalda. Al ver que con su pequeño cuerpo no podría llevar ese peso, Sango decidió cargar la mochila de Miko en su lugar. Antes de partir, fueron a despedirse de Totosai y de Kaede.

- "Bueno, lamento no poderte entrenar más, Miko, pero con las habilidades que tienes ya debería ser suficiente para que puedas defenderte" - le dijo Kaede mientras sonreía para tratar de darle ánimos.

- "Y tú también Inuyasha, con que sólo manejes el Kaze no Kizu ningún monstruo podrá interponerse en tu camino" – le dijo Totosai con seriedad.

- "Ahora, vayan y tengan mucha suerte. Espero que cuando nos volvamos a ver ya hayas recuperado tus recuerdos" - le dijo Kaede a Miko.

- "¡Si, gracias, Kaede-obaasan!" - le dijo Miko alegremente mientras se inclinaba ante ella.

- "Yo también le doy las gracias, Totosai-sensei" - le agradeció Inuyasha mientras se inclinaba ante él.

- "Sí, sí, ahora ve con cuidado" - le dijo Totosai; aunque luego pensó lleno de pesar - 'Lástima que este trato que me da desaparecerá en cuanto vuelva su memoria" -

- "¡Vuelvan pronto!" - les dijo Ai alegremente.

- "¡Cuídense!" - les dijo Asagi para darles.

- "¡Espero que ningún monstruo se los coma!" - les dijo Dai a modo de burla.

- "¡Sí! - se despidió Roku del mismo modo que su hermano.

- "¡Espero que consigan su objetivo!" - les deseó Moegi con una sonrisa.

- "¡Hagan su mejor esfuerzo!" - se despidió Shion animadamente.

- "¡Gracias! ¡Nos vemos después!" - se despidió Miko sonriendo, muy agradecida de que les estuviesen dando tanto apoyo.

- "¡Bueno, entonces, sin importar los peligros y los obstáculos en el camino, vayamos a buscar esos medallones!" – dijo Miroku animadamente cuando se pusieron en camino.

- 'Aunque a mí no me gusta la idea, porque ya Kagome no va querer jugar conmigo e Inuyasha me va a dar de golpes de nuevo' - pensó Shippou con desagrado.

Y partieron en un nuevo viaje en busca de un modo de devolverle la memoria a Miko y a Inuyasha.
{Fin del Episodio}



{Ending: Fukai Mori}

miércoles, 27 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 1

Los Manantiales Misteriosos
Agradecimientos a Queen Cactus/Saine por esta portada.

Capítulo 1:

El Youkai Legendario

(Opening: Change the World)

Poco después de los eventos en la Isla Hourai; Inuyasha, Kagome y el resto del grupo continuaron con su viaje en busca de una forma de derrotar a Naraku, mientras protegían el último fragmento de la Perla de Shikon; la legendaria joya que tiene el poder de aumentar la fuerza de los youkai.
Pero antes...

Decidieron parar en la aldea de Kaede, ya que Kagome había tenido que regresar a su época para buscar provisiones para el viaje y a presentar un par de exámenes. Esto le había suscitado una gran discusión con Inuyasha...

- "Por última vez, tengo que regresar a mi época para presentar esos exámenes, ¡sino voy a reprobar el año!" - dijo Kagome, que ya estaba de muy mal humor - "Además, seguro que te gustaría un poco más de esa comida que siempre traigo, ¿verdad?" -

- "Keh, no me importa, pues ya estoy harto de que siempre tengas que regresar a tu época por tonterías como esas, ¡sobre todo porque Naraku podría ir a tu época por el fragmento!" - respondió el hanyou con una cara de enojo terrible.

- '¿¡Como puede ser tan necio!?' - pensó Kagome, luego dijo - "Inuyasha..." -
Inuyasha se asustó, porque ya sabía perfectamente lo que le esperaba.

- "¡ABAJO!" - terminó Kagome

Entonces el rosario que estaba en el cuello de Inuyasha brilló; e inmediatamente después, Inuyasha cayó de cara y con fuerza contra el suelo.

- "Bueno, Kagome, ¡regresa pronto! ¡Que tengas buena suerte!" - le dijo Sango a su amiga.

- "Si, te estaremos esperando" - añadió Miroku con un gesto de despedida.

- "¡No te olvides de traerme esos dulces que me gustan!" - le dijo Shippou entusiasmado.

- "¡No te preocupes, lo haré! ¡Nos vemos!" - dijo Kagome alegremente, luego caminó hasta el pozo y saltó dentro.

- "Uy, esa Kagome," - dijo Inuyasha molesto mientras se ponía en pie - "¡algún día me las pagará! -

Después de despedirse de Kagome, el grupo llegó hasta la aldea de Kaede para descansar; y la anciana Kaede fue hasta ellos para saludarlos.

- "Ah, hola chicos, tenía mucho tiempo que no los veía" - les dijo cuando llegó hasta ellos.

- "Buenos días, Kaede-sama" - la saludó Sango - "¿Cómo ha estado usted?" -

- "Muy bien, gracias" - le dijo Kaede - "Bueno, necesito hablar de algo importante con ustedes."

- "¿De qué se trata, Kaede-sama?" - le preguntó Miroku seriamente.

- "Bueno, Houshi-sama, es que he oído que hay un youkai en un valle que se encuentra al oeste de la aldea; y que devora a todos los que pasan por allí." - le explicó al grupo, evidentemente preocupada de que un youkai estuviera tan cerca de la aldea.

- "Si ya entendí, lo que necesitas de nosotros es que derrotemos a ese youkai, ¿no es así, anciana?" - le preguntó Inuyasha de una forma un tanto grosera - "Eso solo sería un desperdicio de nuestro tiempo" -

- "Bueno, así es," - le respondió Kaede con toda tranquilidad - "pero he oído que ese youkai es tan resistente que ni las flechas de mi hermana podrían hacerle daño; y creo que tu espada mucho menos" -

- "¡Maldición! ¿¡Estás diciendo que mis poderes son inútiles contra esa cosa!?" - replicó Inuyasha de lo más molesto. Los demás también mostraron su preocupación al saber que ni alguien tan poderosa como Kikyou ni una espada con poderes tan sorprendentes como la Tessaiga podría siquiera hacerle un rasguño a tal monstruo.

- "No si tú y Kagome unen sus fuerzas," - le respondió Kaede, indiferente a la ausencia de modales de Inuyasha. Notó que Kagome no estaba con ellos y añadió - "Y por cierto, ¿dónde está ella ahora?" -

- "Regresó a su época. Dijo que necesitaba hacer algunas cosas pendientes, pero que regresaría en unos cuantos días" - respondió Sango.

- "Muy bien, entonces prepárense para cuando ella regrese, si deciden hacer esa tarea" - les dijo Kaede mientras se alejaba.

- "¡Claro que lo aceptamos, anciana!" - le gritó Inuyasha.

Tres días después...
Kagome aún no había vuelto de su época e Inuyasha ya estaba impaciente. El grupo estaba reunido alrededor del pozo, con Inuyasha sentado de brazos y piernas cruzados; y tamborileando sus dedos sobre sus brazos.

- "Arghh... ¡Kagome ya se demoró demasiado!" - dijo mientras se ponía en pie - "¡Iré por ella!" -

- "Espera Inuyasha," - le dijo Sango - "¡si vas ahora es probable que se moleste contigo!" -

- "Si lo que quieres es enfurecer a Kagome-sama, ve, adelante" - añadió Miroku

- "Como me hacen enfadar..." - dijo con la cara llena de rabia, luego fue hasta el pozo y saltó dentro.

- "Es un tonto" - dijo Shippou después de que Inuyasha se fue.

Mientras tanto, en la época de Kagome...
Kagome estaba charlando tranquilamente con sus amigas en la escuela, después de las clases.

- "¿Cómo creen que les fue, chicas?" - les preguntó Kagome.

- "¡Yo creo que salí muy bien, pues estuve estudiando mucho antes de los exámenes!" - le respondió Yuka mientras daba una palmada entusiasmada.

- "¿Y tú, Ayumi?" -

- "¡Estoy segura de que también salí muy bien!" - le respondió a su amiga.

- "Bueno, yo igual;" - dijo Eri - "¿y tú Kagome?" -

- "Yo diría que por lo menos aprobé el año..." - dijo mientras ponía una cara de vergüenza.

- "Bueno, al menos eso es algo" - le dijo Eri mientras le daba palmadas en un hombro.

- "Si, sobre todo después de que estuviste casi todo el año enferma" - añadió Yuka

- "Bueno, sí..." - dijo Kagome, luego pensó con decaimiento - 'Que vergüenza' -

- "Vas a celebrar el fin de año en tu casa, ¿verdad?" - le preguntó Yuka para tratar e animarla.

- "Así es;" - le respondió un poco más alegre" - "¿y ustedes?" -

- "También," - le respondió Eri - "¿les parece bien si nos reunimos la semana próxima, antes de la fiesta de fin de año de la escuela?" –

- "¡Sí! - respondieron todas las demás al unísono.

- "Bueno, nos vemos después, que... Inuyasha quiere verme" - dijo Kagome mientras se ruborizaba.

- "¿Te refieres a tu novio?" - le preguntó Ayumi; y después que Kagome asintió, le dijo:

- "Bueno que tengas suerte con él" –

- "Gracias" – respondió Kagome con una triste sonrisa.

Y después de que Kagome se fue, Ayumi les hizo una advertencia a las otras dos chicas:

- "Y esta vez no se atrevan a espiarlos, ¿de acuerdo?" -

- "Bien" - respondió Yuka abatida.

- "No hay problema" - respondió Eri con la misma expresión que Yuka.

Cuando Kagome llegó a su casa y abrió la puerta, notó que había algo raro porque todas las luces estaban apagadas.

- "¡Ya llegué!" - anunció, mientras pensaba sobre cuán raro era que todo estuviera a oscuras.

- "Onee-san" dijo Souta, como si ocurriera algo malo.

- "¿Que ocurre, Souta…?" - le preguntó Kagome preocupada, pero luego...

- "¡Sorpresa!" - le dijo Sota mientras saltaba y se encendían las luces de las casa; y luego, toda la familia Higurashi salió de la sala para recibirla en la entrada...

- "¡Feliz fin de año!" - le desearon a Kagome, mientras la conducían hasta el comedor.

- "¿Cómo te fue en los exámenes?" - le preguntó su madre, la señora Higurashi, tan pronto como se hubieron sentado a la mesa.

- "¡Creo que me fue muy bien!" - le respondió Kagome con una gran sonrisa. Se sentía más confiada al respecto en compañía de su familia.

- "¡Vaya, bien hecho, onee-san!" - le dijo Souta con alegría.

- "Te felicito hija, veo que te has dedicado a estudiar, aún en tus viajes" - le dijo la señora Higurashi, luego se levantó de la mesa mientras decía - "¡Te he preparado esto como recompensa por tu gran esfuerzo!" -

Fue hasta la cocina; y cuando salió, llevaba un enorme pastel entre los brazos: era un pastel de fresa y crema de dos pisos.

- "¡Wow, gracias!" - dijo Kagome impresionada al ver el tamaño del pastel - "¡Estoy segura de que a los chicos les encantará!" -

- "Se ve muy bien" - dijo el abuelo de Kagome echándole un vistazo al pastel.

Empezaron a comerse un pedazo del pastel; y cuando ya estaban terminando el primer pedazo, Inuyasha entró al comedor.

- "Hola" – saludó como quien no quiere la cosa.

- "¿Inuyasha?" - dijo Kagome, que ya estaba por caerse de la impresión por su súbita aparición - "¿Qué haces aquí?" -

- "Vine a ver qué hacías," - le respondió; y luego se fijó en el pastel y en el hecho de que todos se lo estaban comiendo - "¿Qué es esa cosa de aspecto extraño? ¿Se puede comer?" -

- "Es un pastel; y es un tipo de dulce muy delicioso" - le contestó Kagome. Luego cortó y le pasó un pedazo - "¿No quieres probarlo?"

- "Veamos entonces..." - dijo Inuyasha aceptándolo de forma desconfiada. Olisqueo el trozo y le dio una pequeña mordida. Empezó a temblar - "Es... Es... ¡Delicioso!" -

Luego tomó el pedazo completo del plato y se lo comió de un solo bocado.

- "¡Dame otro pedazo!" - dijo Inuyasha emocionado - "¡Sólo un pedazo más!" -

- "¡Espera!" - dijo Kagome alarmada tratando de tranquilizarlo - "¡Necesitamos guardarle a los demás!" -

Luego, Inuyasha se echó para atrás y estaba a punto de saltar hacia lo que quedaba del pastel para comérselo, cuando...

- "¡Abajo!" - dijo Kagome, haciendo que Inuyasha se cayera contra el piso cuando estaba empezando su salto.

- "¡Ugh!" - dijo Inuyasha mientras se levantaba - "¿¡Por qué hiciste eso!?" -

- "¡Lo siento!" - se disculpó Kagome - "Pero es que si no te tranquilizaba no le ibas a dejar ni un pedazo a los demás; y aparte, habrías embarrado todo el comedor con el pastel" -

- "¡Maldición!" - dijo Inuyasha haciendo un gesto de desagrado con la cara, pero entonces recordó a que había venido. Abrió mucho los ojos y... - "¡Ah! Se me olvidaba, Kaede quiere que vayamos a eliminar a un youkai" -

- "Uh, bueno..." - comenzó Kagome – "Es cierto que iba a volver en este momento... ¡Lo siento! ¡Se me olvidó!" –

Lo dijo mientras agitaba su mano de modo despreocupado.

- "No tienes idea de cuánto me desagrada ese modo tan poco cordial que tienes para disculparte" - dijo Inuyasha cruzando los brazos y entrecerrando los ojos enojado - "Bueno, ¿vienes o no?" -

- "Bueno, yo..." - comenzó Kagome; y luego se volteó hacia su madre - "Mamá..." -

- "No te preocupes por nosotros y ve," - le dijo su madre en un tono tranquilizador - "Creo que ya tienes todo preparado para partir, ¿verdad?" -

- "Si; y volveré tan pronto como pueda." - dijo mientras tomaba su mochila, la cual estaba al lado de la puerta del comedor y se la colocaba en los hombros. Luego dejó el comedor con Inuyasha a su lado - "¡Gracias por el pastel!" -

Fueron hasta el pozo, volvieron a la era Sengoku y se encontraron con los demás en la aldea de Kaede. Poco después, decidieron sentarse a comer en un prado cercano entre dos bosques y Kagome les sirvió lo que quedó del pastel como postre.
Después de que terminaron, Kagome les preguntó:

- "Bueno; ¿y que les pareció el pastel?" -

- "¡Es lo más rico que he probado en mi vida!" - dijo Shippou mientras saltaba de gusto – "¡Gracias!" -

- "Es verdad, es muy bueno." - añadió Sango.

- "Es el manjar más dulce que he tenido el privilegio de probar" - dijo Miroku mientras ponía una cara de éxtasis.

- "Y por otra parte, también traje otro par de cosas que creí que nos podrían ser útiles" - dijo Kagome mientras iba hacia su mochila y sacaba de ella un par de binoculares y una antena conectada a unos audífonos.

- "¿Qué son esas cosas?" - preguntó Sango, mientras ella y los demás observaban los objetos con gran interés.

- "Estos son binoculares, permiten ver desde lejos; y esto otro es un artefacto para escuchar a grandes distancias" - dijo Kagome; y después se puso a explicarles cómo se usaban. Cuando terminó, llegó Kaede para buscarlos.

- "Y bien, ¿ya están listos?" - les preguntó a todos.

- "Si, ¿dónde se encuentra el valle?" - preguntó Kagome.

- "En ese lugar al oeste de la aldea." dijo señalando en dirección hacia un pequeño valle que estaba algo alejado de la aldea - "Les deseo mucha suerte, espero que vuelvan pronto" -

Luego se pusieron en camino hasta el valle; aunque no pasó nada digno de mención de camino hacia él. Cuando por fin llegaron al valle, el cual estaba lleno de charcos de agua y tenía una gran cueva al final...

- "Así que este es el lugar donde habita ese youkai" - dijo Miroku observando el lugar con interés.

- "Hah, Parece que ese supuesto youkai poderoso sólo es una basura" - gruñó Inuyasha con los brazos cruzados.

- "Esperen, creo que sé de qué clase de youkai se trata" - dijo de repente Sango, quien ya llevaba puesto su traje de batalla.

- "¿Hablas en serio?" - le preguntó Kagome impresionada.

- "Si, mi padre me dijo una vez que este legendario youkai, Goukira, protegía la entrada a una cueva donde se encontraba un gran secreto" - explicó Sango con un tono de voz misterioso.

- "¿Qué clase de secreto será?" - se preguntó Miroku mientras ponía su mano en su barbilla.

- "No lo sé, lo que sí sé es que Goukira no puede ser vencido por un humano, un hanyou, un youkai o una sacerdotisa por sí solos" - respondió Sango con una voz llena de tensión.

- "Entonces, ¿¡que se supone que hagamos!?" - dijo Inuyasha sacando a Tessaiga de su funda, dado que una gigantesca tortuga cubierta de un aura oscura, con ojos rojos, cuyo caparazón estaba hecho de cristal y cuya piel estaba cubierta de escamas de dragón oscuras había salido de la cueva. Era Goukira.

- "¡Insolentes!" - bramó el inmenso youkai - "¿¡Han venido a tratar de robar mi secreto!?" -

- "¡Sólo hemos venido a acabar contigo!" - le gritó Inuyasha, mientras los demás se alistaban para la batalla.

- "Esto será divertido. ¡Solo intenten dañarme, si es que pueden!" - los retó Goukira.
Enseguida, Inuyasha empezó a probar sus ataques, empezando por el Kaze no Kizu, el cual ni siquiera rasguñó la gruesa piel de Goukira.

- "Hehehe, ¿eso es todo lo que tienes, hanyou inútil? - se burló el youkai - "¡Toma esto!" -

De inmediato, le arrojó una bola de energía negra a Inuyasha, pero Inuyasha solo sonrió mientras el ataque se le acercaba.

- "¡Eres un idiota!" - le gritó al tiempo que levantaba su espada - "Bakuryuuha!" -

Inuyasha agitó su espada contra el ataque, haciendo que el Kaze no Kizu se mezclara con la bola de energía para crear un remolino azul claro que arrolló a Goukira, pero no le hizo nada de daño.

- "Maldición, el Bakuryuuha no le hizo nada, solo me queda un ataque..." - dijo Inuyasha entre dientes mientras hacía que su espada se cubriese de cristal - "Kongousouha!" -

Luego agitó su espada con fuerza, haciendo que un aluvión de diamantes saliera de la espada contra Goukira, pero tampoco le logró hacer nada.

- "He..he...he...," - se empezó a reír el youkai estruendosamente - "¿eso es todo lo que puedes hacer contra mí?" -

- "¡Toma esto!" - gritó Kagome mientras levantaba su arco.

Enseguida le lanzó una flecha cubierta de un aura púrpura, seguida de una cubierta de un aura azul, pero ninguna le hizo daño a Goukira.

- "¡Una miko!" - dijo Goukira - "¡Serás un buen bocadillo para cuando acabe con todos ustedes!" -
Mientras, Miroku observaba impotente la batalla en la cual sus amigos estaban participando: Sango lanzando su boomerang y tratando de acuchillar al monstruo con su wakizashi para luego apartarse en el aire montada en el lomo de Kirara, mientras que Inuyasha repetía sus técnicas y Kagome disparaba sus flechas, pero nada de esto le hizo daño alguno a su oponente.

- "No puedo hacer nada," - se lamentó mirando su mano maldita - "es demasiado grande como para absorberlo con mi Kazaana…" -

- "¡Hiraikotsu!" - gritó Sango mientras le lanzaba su bumerang a Goukira desde el aire, pero no le hizo el menor daño. Y para empeorar las cosas, Shippou empezó a gritar como si se hubiese vuelto loco.

- "¡Aaah! ¡Vamos a morir!" -

- "¡No digas tonterías!" - le gruñó Inuyasha; para luego voltearse hacia el youkai de nuevo - "¡No se rindan! ¡Lo venceremos a como dé lugar!" -

Luego, el youkai los encaró y puso una cara muy desagradable.

- "¡Ya me cansé de este juego de niños!" - dijo; y luego empezó a cargar energía en su boca - "¡Mueran!" -

Entonces la energía tomó la forma de una gran esfera y luego Goukira la lanzó. Inuyasha ya estaba muy preocupado porque no sabía qué hacer para contrarrestar un ataque tan poderoso, pero entonces le llegó una idea a la mente.

- "¡Ya sé!" - dijo mientras se volteaba hacia Kagome, - "Kagome, ¿recuerdas como derrotamos a los Shitoushin?" -

Kagome lo miró extrañada al comienzo, pero luego cayó en la cuenta sobre que le estaba hablando.

- "¡Ah! ¿Quieres que usemos esa mezcla de técnicas?" –

- "¡Exacto!" - le respondió Inuyasha para luego alistarse - "¡Hagámoslo!" -

- "De acuerdo," - dijo y preparó su arco - "¡allá va!" -

Luego lanzó una flecha, la cual se cubrió de un aura púrpura.

- "¡Ahora!" - gritó Inuyasha mientras cristalizaba su espada y la agitaba.

Al hacerlo se creó un Bakuryuuhaa cristalizado a partir de la gran bola de energía; y en el aire, el remolino cristalizado y la flecha se mezclaron, formando una poderosa onda de luz que arrolló al youkai. Esto fue lo que finalmente resultó efectivo.

- "¡Nooo!" - gritó Goukira sufriendo de un dolor horrible mientras el poderoso ataque empezaba a destruirlo pieza por pieza - "¿Como pude ser vencido por un hanyou inútil y unos humanos?" -

- "¡Porque el inútil eres tú!" - le respondió Inuyasha a modo de burla.

- "¡Aaaaaggghhhh!" - gritó el youkai mientras se desintegraba en medio del remolino. Después de unos instantes, no había quedado nada de él.

- "¡Heh, lo logramos!" - dijo Inuyasha, y él y los demás se pusieron a celebrar a su modo... Excepto por Miroku, el cual se quedó mirando hacia la cueva con una cara de preocupación.

- "¿Ocurre algo, Houshi-sama?" - le preguntó Sango al notarlo.

- "Siento algo sospechoso dentro de esa cueva" - le respondió Miroku con una voz misteriosa.

- "¿Algo sospechoso?" - inquirió Kagome.

- "¿Cómo qué, exactamente?" - le preguntó Shippou a Miroku, pero el sólo se limitó a cerrar los ojos antes de decir abatido:

- "No estoy seguro" - y suspiró.

- "No puede ser otro youkai," - dijo Inuyasha mientras olfateaba el aire - "no percibo ningún olor excepto por humedad y agua viniendo de ese lugar" -

- "¿Vamos a investigar?" - preguntó Sango; y después de que todos asintieron, entraron a la cueva.

La cueva era muy extraña, porque parecía que la piedra era de la que estaba hecha era de un azul cristalino; y adentro estaban dos manantiales, con una especie de pila de piedra debajo de cada uno para contener el agua, cada una de las cuales estaba flanqueada por estatuas de dragones. Sobre cada manantial estaba una inscripción en un lenguaje que ninguno de ellos podía leer, ya que no era japonés ni ningún otro lenguaje que ninguno de ellos hubiera visto antes: se veían como un entramado de símbolos extraños. El agua del manantial de la izquierda despedía un brillo rosado claro; y el manantial de la derecha un brillo azul oscuro.

- "Hay algo que no me gusta nada sobre este lugar..." - dijo Sango mientras miraba en todas direcciones.

- "Estoy de acuerdo, mi querida Sango," - dijo Miroku detrás de ella - "aunque esta situación es muy apropiada para darte un masaje para que te relajes..." -

Miroku empezó a acariciarle el trasero; e inmediatamente después, se escuchó una fuerte bofetada resonando por toda la cueva.

- "¿¡Cómo se atreve a hacer eso en este momento!?" - le gritó Sango furiosa - "¿¡Y quién le dijo que los masajes se hacían en ese lugar!?" -

- "Perdón es que no lo pude evitar." - dijo Miroku mientras se reía nerviosamente, con una marca rojo brillante de la mano de Sango en su cara. Luego notó que Kagome estaba un poco rara.

- "Hm, Kagome-sama, ¿qué está haciendo?" - le preguntó dubitativo.

Luego, Sango y Miroku se voltearon hacia Inuyasha y Kagome; y notaron que sus ojos tenían algo extraño... ya no brillaban, como si estuvieran bajo hipnosis o algo. Luego, Inuyasha y Kagome empezaron a caminar hacia el manantial de agua rosada.

- "Kagome, Inuyasha, ¿¡qué hacen!?" - les preguntó Sango preocupada - "¡No debemos acercarnos a esos manantiales sin saber que son!" -

- "Tengo... sed..." - le respondió Kagome con una voz distante y débil.

- "Necesito... agua..." - dijo Inuyasha con el mismo tono de voz que Kagome

- "¡Oigan, deténganse!" - les gritó Shippou

Sin embargo, Inuyasha y Kagome hicieron como si no hubieran escuchado nada de lo que les decían; y se acercaron al manantial izquierdo como si estuvieran bajo un trance. Los demás forcejearon con ellos para tratar de detenerlos, pero fue en vano, porque Kagome e Inuyasha los repelieron como si estuvieran rodeados por una barrera… Y cuando estuvieron lo bastante cerca del manantial, tomaron un poco de agua de la pila con sus manos y la bebieron.

- "¿¡Que creen que hacen!?" - les preguntó Shippou angustiado.

- "¡Parece que están siendo controlados por algo o alguien!" - dijo Sango mientras los miraba. En ese instante, Kagome e Inuyasha cerraron sus ojos y cayeron inconscientes al suelo de la cueva.

- "Mejor llevémoslos a la aldea, no parecen estar bien" - sugirió Miroku después de que examinaron sus cuerpos inconscientes. Parecían haber caído en un sueño profundo, pero estaban respirando agitadamente.

- "De acuerdo. Allá podrán recuperarse mejor" - añadió Sango

- "Bien, entonces yo cargaré a Kagome-sama" - dijo Miroku con una cara de entusiasmo.

- "No, será mejor que yo me encargue de Kagome" - le resopló Sango con una mirada asesina - "Usted encárguese de Inuyasha"

Miroku no pudo hacer más que aceptar mientras reía nerviosamente. Sin embargo, mientras iban de camino hacia la aldea, ocurrió algo inesperado, algo que ninguno se imaginó que sucedería y que cambiaría el curso de sus aventuras...

Sango había sentido algo extraño en Kagome mientras la cargaba hacia la aldea y entonces...

- "Houshi-sama... ¿No siente algo raro?" - le preguntó a Miroku

- "¿A qué te refieres, Sango?" - le preguntó el monje un tanto desconcertado.

- "No estoy segura, pero siento a Kagome cada vez más ligera..." - le respondió Sango.

- "Bueno, con Inuyasha me pasa lo mismo, cada vez pesa menos..." - empezó a decir Miroku, pero entonces Shippou lo interrumpió gritando, mientras se quedaba inmóvil, mirando horrorizado a las espaldas de Miroku y Sango.

- "Shippou, ¿qué ocurre? ¿Hay algún youkai cerca?" - dijo Sango mirando alerta en todas direcciones.

- "No, es que... Es..." - Shippou trató de hablar, pero parecía que su voz no quería salirle.

- "¡Habla de una vez, Shippou!" - le dijo Miroku ya impaciente.

- "Es que... ¡Ellos se están encogiendo!" - gritó al fin mientras señalaba hacia Inuyasha y Kagome.

- "¿¡Qué!? ¡No puede ser!" - dijo Sango mientras se bajaba a Kagome de la espalda para examinarla; y se llevó una gran y desagradable sorpresa...

- "¡Es imposible! No sé cómo, pero Kagome se encogió... ¡Ahora parece una niña!" - dijo Sango mientras trataba de entender que había sucedido.

- "¿¡Qué!?" - dijo Miroku mientras se bajaba a Inuyasha de la espalda y ve que le ocurrió lo mismo, solo que con una pequeña diferencia...

- "Ambos parecen haber vuelto a ser niños, pero ¿por qué habrá ocurrido esto?" - dijo Miroku; y de repente, notó algo - "¡Y además mira esto, la ropa de Kagome-sama ahora le queda muy grande, pero a Inuyasha la suya le sigue quedando perfecta!" -

Lo dijo porque a Kagome apenas se le podía ver la cara, la cual ahora era más redondeada y de apariencia infantil, en medio del bulto de telas que antes era su ropa. Sus manos y brazos quedaron ocultos por las mangas de la blusa de su uniforme y sus pies y piernas tapados por su falda; y en ese momento notaron que sus zapatos y calcetines están el suelo detrás de ellos, al igual que su mochila, arco y el carcaj con las flechas.

- "Debe ser porque bebieron el agua de ese extraño manantial;" - dijo Sango empezando a entender lo que había ocurrido - "y en lo que se refiere a la ropa, a Inuyasha le sigue quedando bien porque su atuendo se ajusta al cuerpo de su propietario por magia. Después de todo, su kimono está hecho con lana de las Ratas de Fuego y se ha manchado con su sangre muchas veces" -

- "¿Crees que deberíamos despertarlos?" - le preguntó Miroku mientras los miraba.

- "No, mejor llevémoslos primero a la aldea y veremos cómo están en cuanto hayan recuperado la conciencia" - decidió Sango. Luego recogieron las cosas de Kagome y siguieron su rumbo hasta la aldea.

Cuando llegaron a la aldea, atrajeron algunas miradas curiosas de los aldeanos, pero los ignoraron y fueron directamente a la cabaña de Kaede. Como Kaede estaba en casa, le explicaron lo que había pasado después de haber acostado a Inuyasha y Kagome en dos futon separados y dejarles dormir. Cuando por fin terminaron...

- "¿Pero cómo les ocurrió esto a ellos?" - les preguntó Kaede extrañada.

- "Creemos que les pasó esto por culpa del agua de ese extraño manantial" - le respondió Sango.

- "¿De qué manantial hablas?" - le preguntó Kaede nuevamente. Parecía temerosa de algo.

- "Del manantial que estaba en la cueva que custodiaba ese youkai" - respondió Miroku.

- "Hmmm... Es posible que eso sea, pues había muchos rumores sobre manantiales que tienen el poder de controlar la edad de las personas, una sirviendo para rejuvenecer y la otra teniendo efectos que no conozco. Si embargo, nadie las había buscado antes por el youkai que las custodiaba y porque supuestamente tiene otros efectos que no son muy agradables" - explicó Kaede pensativamente. Parecía que la respuesta de Miroku había confirmado sus sospechas.

- "¿De qué efectos estamos hablando?" - preguntó Shippou preocupado.

- "No lo sé," - respondió con abatimiento y suspiró antes de continuar - "creo que lo averiguaremos cuando ellos despierten." -

- "Ellos dos parecían estar bajo el control de alguien cuando bebieron esa agua..." - empezó Miroku, pero Kaede levantó la mano para que parara.

- "Sí, al parecer, el agua rejuvenecedora ejerce un efecto de control mental sobre aquellos que tienen un alto nivel de poder espiritual o poseen una mezcla de sangre de los humanos y los hanyou en sus venas" - les dijo Kaede.

- "¿Y no deberíamos cambiarle la ropa a Kagome?" - inquirió Sango mientras miraba a su amiga, la cual ahora tenía una expresión neutra y respiraba lentamente - "Pues si sigue vestida con ropas que son tan grandes para ella cuando despierte, de seguro le va a dar un ataque." -

- "Hmm, bueno... Creo tengo algo por aquí que le servirá bien" - dijo Kaede mientras iba a la parte de atrás de la cabaña a buscar.

Después de un rato, regresó cargando doblados en sus brazos un kosode a cuadros naranjas y rojos adornados con círculos blancos y un obi azul oscuro; y se los entregó a Sango.

- "Que los chicos esperen afuera mientras le cambiamos la ropa, sobre todo usted, Houshi-sama" - dijo Sango mientras le arrojaba una mirada de enfado a Miroku.

Shippou y Miroku salieron de la casa y se quedaron esperando. Inuyasha, claro está, no contaba porque todavía estaba inconsciente.

- "Vaya, esto sí que es una situación extraña y molesta, porque ahora además de buscar a Naraku tendremos que hacer de niñeros..." - se quejó Miroku mientras se apoyaba de una de las paredes de la cabaña.

- "Ejem, Ejem" - carraspeó Shippou molesto.

- "Sin ofenderte, Shippou." - dijo Miroku mientras le mostraba una sonrisa nerviosa.

- '¡Esto es genial! ¡Ahora que los tres somos niños, Inuyasha no podrá seguir golpeándome, y Kagome podrá jugar conmigo en cualquier momento! ¡Esto será interesante!' - pensó Shippou mientras miraba hacia el cielo con una cara llena de felicidad. Luego empezó a fantasear con Kagome jugando con él tranquilamente sobre un campo de hierba; y él mismo molestando a Inuyasha hasta el punto en que lo hacía llorar.

Al imaginarse eso, Shippou empezó a bailar mientras gritaba - "¡Oh, sí! ¡Oh, sí!", lo cual hizo que Miroku se quedase viéndolo como si estuviera viendo a un loco.

- "¡Houshi-sama, Shippou!" - los llamó la voz de Sango después de un rato - "¡Ya terminamos! ¡Pasen!" -

- "¡Finalmente!" - dijo Miroku mientras entraba a la cabaña.

- "Veamos cómo quedó Kagome…" - dijo Shippou mientras reía.

Cuando entraron, vieron que Inuyasha estaba igual a como estaba cuando salieron. Kagome, por otra parte, estaba todavía inconsciente pero ya estaba vestida con el kosode que Kaede les había mostrado antes; el cual le llegaba hasta los tobillos y las mangas le llegaban hasta las muñecas. Su uniforme estaba doblado sobre su mochila, excepto por el pañuelo rojo de su blusa. Lo único extraño era el hecho de que Kagome tenía el pelo peinado como Kikyou, con la pequeña diferencia de que lo tenía atado con una cinta roja.

- "Se nos ocurrió cambiarle el peinado y decidimos usar el pañuelo de su ropa para atárselo" – dijo Sango cuando vio la expresión que Miroku y Shippou pusieron al ver el cambio en el aspecto de Kagome.

- "¿Qué opinan?" - les preguntó Kaede amablemente.

- "Se ve linda" - dijo Shippou mirando a Kagome, quién ya estaba empezando a moverse.

- "Miren, ¡parece que ya está despertando!" - dijo Sango; y los demás se acercaron a verla. Aunque se quedaron mirándola más de la cuenta, porque notaron que Kagome ahora se veía casi idéntica a Rin, exceptuando por la forma de los ojos y el peinado.

Al poco rato, Kagome abrió los ojos y se incorporó, quedándose sentada en el futon. Sin embargo, lejos de estar aliviada o mostrar señas de reconocer donde estaba, se quedó mirándolos a todos con una expresión de total confusión.

- "¿Te encuentras bien?" - le preguntó Kaede preocupada cuando vio la forma en la que los estaba mirando.

- "Disculpe, señora... ¿quién es usted y dónde estoy?" - le preguntó Kagome confusa.

- "¿Cómo?" - dijo Sango, que no podía dar crédito a sus oídos por lo que acababa de oír.

- "Le pregunté quién era. No sé quiénes son ustedes; y tampoco sé quién soy" - dijo Kagome mirando a Sango un tanto extrañada.

- "¿Quieres decir que no recuerdas nada?" - le preguntó Miroku espantado.

- "No, no recuerdo absolutamente nada" - respondió Kagome con una expresión confundida.

- "Espera, tu nombre es..." - empezó a decirle Sango pero Kaede pareció haber entendido algo en ese instante: la interrumpió y le gesticuló a ella, a Shippou y a Miroku que se acercasen para susurrarles algo.

- "¡Esperen! Creo que este es uno de los efectos del agua: que quien la bebe pierde su memoria; y si tratas de hacer que esa persona recuerde esas memorias, ¡lo único que conseguirás es que pierda la razón! ¡Tampoco puedes recordarle su verdadero nombre si lo olvidó!" - explicó Kaede apresuradamente.

- "Eh, bueno..." - Sango tuvo que pensar rápido para que no pareciera sospechoso - "Tu nombre es... Miko; y ésta es Kaede-sama. Tú vives en esta aldea y Kaede-sama es tu tutora. En este momento estamos en su casa" -

- "Bueno..." – Kaede inhaló profundamente antes de continuar – "¿Miko, te encuentras bien?" -

- "Sí, creo que no me ocurre nada" - respondió Miko (Kagome) con una sonrisa después de haber escuchado esa explicación. Sin embargo, luego señaló a sus cosas y su vieja ropa - "¿Y que son esas cosas de allí?" -

- "Estaban a tu lado cuando te encontramos a ti" - dijo Miroku amablemente.

- "¿Y de dónde salió éste fragmento de la Perla de Shikon?" - preguntó Miko mientras señalaba hacia el fragmento que ella cargaba en un frasco atado a su cuello.

- "¿Sabes sobre la Perla y sobre que se rompió?" - le preguntó Kaede con interés.

- "Sí, sé sobre esa joya que puede cumplir los deseos de los humanos y fortalecer a los youkai" – respondió extrañada, pensando que era raro que le preguntaran eso. Y luego...

- "Por cierto, ¿quién es ese niño de allí? Se ve muy extraño" - preguntó Miko; y cuando los demás vieron hacia donde ella señalaba, se percataron de que se refería a Inuyasha.

- "Eh, bueno... Él es..." - dijo Sango tratando de pensar en algo; y para su suerte, Inuyasha se despertó con la misma reacción de Miko.

- "¿Dónde estoy; y quiénes son ustedes? Lo último que recuerdo es que estaba huyendo de unos youkai…" - dijo Inuyasha asustado poco después de que se despertó.

- "¿Sabes quién eres?" - le preguntó Kaede.

- "Sí, mi nombre es Inuyasha..." - respondió él con una voz muy leve; y luego les preguntó angustiado - "¿No me harán daño, o me echarán de su aldea?" -

- "En otras palabras, sabes quién eres, pero no sabes quiénes somos" – dijo Sango pensativamente, pero al notar como se veía de asustado, lo miró amablemente - "No te preocupes, no te haremos daño" -

- "Así es, nosotros te encontramos a ti y a esa niña de allí inconscientes en el camino a esta aldea y los trajimos hasta aquí." - dijo Miroku mientras señalaba hacia Miko.

- "¿Entonces no les importa que yo sea un hanyou?" - les preguntó Inuyasha aún angustiado.

- "No, claro que no." - le respondió Sango mientras le sonreía - "Lo que nos importa es que estés bien y a salvo" -

- "Muy bien… Lamento la pregunta… es que ningún humano me había tratado antes así..." - dijo Inuyasha un más poco calmado; y luego se percató del rosario que llevaba en el cuello.

- "Por cierto... ¿qué es esta cosa?" - preguntó mirando el rosario con recelo mientras lo halaba un poco para mostrárselo a los demás.

- "No te preocupes por eso, sólo es un adorno" - le dijo Kaede tratando de hacer que se olvidara de eso. No tuvo corazón para decirle que era un utensilio para controlar su comportamiento.

- "¿Y qué es esta espada que tengo aquí?" - preguntó mientras miraba hacia la funda de Tessaiga, la cual estaba sobre el futon y justo a su lado.

- "Es un regalo que te dejó tu padre. Se llama Tessaiga; y en algún momento sabrás como usarla correctamente" - le respondió Kaede mientras le sonreía.

El oír eso pareció haber afectado mucho a Inuyasha, porque se entusiasmó mucho.

- "¿¡Mi padre!?" - gritó mientras sacaba la espada de su funda, pero al ver cómo era cuando no estaba en uso, se quedó muy decepcionado - "¡Pero vamos, sólo es una vieja espada oxidada!" -

- "Pero úsala cuando vayas a proteger a alguien y te llevarás una muy agradable sorpresa" - le dijo Kaede en un tono que le sugería que debía ser paciente.

- "Ah, ¡bueno!" - replicó Inuyasha mientras se ponía en pie y dejaba la espada envainada al lado de la mochila de Miko. Sin embargo, cuando regresó a su futon para sentarse de nuevo, las miradas de Miko y de él se cruzaron, haciendo que ambos se sonrojaran.

- 'Esa niña me parece familiar… ¿pero por qué me siento así?' - pensó Inuyasha nervioso.

- 'Ese chico me parece conocido, pero parece que no me conoce… ¿que será esto que siento?' - pensó Miko confundida pero emocionada.

Y se quedaron así por un par de segundos, hasta que ambos rompieron el contacto visual y se quedaron viendo el suelo; y después de un rato, Miko levantó la cara con una sonrisa avergonzada.

- "Ehm… ¿Podrían decirnos sus nombres, por favor?" - les preguntó a los demás para tratar de sacar un tema.

- "Bueno, yo soy Miroku, pero pueden decirme Houshi-sama" - dijo Miroku dándose aires de importancia.

- "¿¡Qué cree que está haciendo, Houshi-sama!?" - le susurró Sango enfadada.

- "Sólo quiero que me den un poco más de respeto por aquí, Sango" - respondió Miroku también entre susurros.

- "Y yo soy Shippou, el Gran Kitsune" - dijo Shippou, demostrando su eterna falta de modestia.

- "¡Aw, eres tan adorable!" - dijo Miko mientras salía corriendo para abrazarlo.

- 'Aaahh... No quiero que esto termine...' - pensó Shippou extasiado mientras Miko lo sujetaba.

- '¡Voy a matar a ese zorro! Un momento, ¿por qué estoy sintiendo celos?'- pensó Inuyasha con rabia y al mismo tiempo, extrañado por esos sentimientos.

- "¡Ejem, ejem!" - carraspeó Sango, haciendo que todos se voltearan a verla - "Bueno yo soy Sango, última sobreviviente del clan de exterminadores de youkai" -

Ese último comentario hizo que Inuyasha se espantara, no le gustaba nada la idea de que hubiera una exterminadora cerca de él. Corrió a esconderse detrás de las cosas de Miko en la parte de atrás de la cabaña.

- "¿¡Exterminadora de youkai!?" -

- "Cálmate, ya dije que no te haríamos daño." - le dijo Sango con amabilidad para tratar de calmarlo.

- "Hmmm... ¿Y qué hacen ustedes?" - les preguntó Miko, muy interesada en saber que hacia un grupo tan dispar como ellos estando juntos.

- "Bueno, nos dedicábamos a reunir los fragmentos de la Perla de Shikon; y en nuestros viajes los encontramos a ustedes" - respondió Miroku.

- "Ya veo... ¿Y no hay nada entre ustedes dos?" - les preguntó Miko entre risitas, haciendo que Sango y Miroku se sonrojaran violentamente.

- "¡No, claro que no!" - dijo Miroku avergonzado.

- "¡No, sólo somos amigos!" - dijo Sango con el mismo tono de vergüenza que Miroku.

- "¡Ejem! Ejem!" - los interrumpió Kaede: se le había ocurrido una idea en ese momento - "Bueno, creo que ya fue suficiente plática" –

Luego miró a Inuyasha y Miko; y les dijo:

- "Si quieren pueden salir a jugar, que más tarde ambos empezarán a recibir lecciones, ¿de acuerdo?" -

- "¡Sí!" - respondieron los dos al unísono.

- "¿Qué clase de entrenamiento será?" - preguntó Inuyasha mientras miraba a Miko sonriente.

- "Lo sabrán pronto" - le respondió Kaede con una sonrisa.

- "¿Qué quieres jugar?" - le preguntó Miko a Inuyasha.

- "¡Al escondite!" - le respondió Inuyasha.

- "¡Vamos!" - le dijo Miko; y ambos salieron corriendo mientras reían. Desafortunadamente, Kaede no tenía calzado del tamaño apropiado para Miko, de modo que ella tendría que andar descalza por los momentos.

- "Tendremos que dejarlos así por ahora. De todos modos, Kagome ahora parece una niña normal de esta época" - dijo Sango después de un rato de silencio.

- "Sí, estoy de acuerdo, pero no podemos dejarlos así para siempre. Primero tendremos que buscar un modo de restaurar sus memorias… y hablando de eso," - dijo Miroku - "¿cómo es que a Kagome se le borró toda su memoria, mientras que a Inuyasha sólo se le borró hasta cierto punto?" -

- "Debe ser que a los hanyou no les afecta el agua tanto como a los humanos en cuanto al borrado de recuerdos" - respondió Kaede encogiéndose de hombros.

- "Aunque me sorprende mucho el cambio en la personalidad de Inuyasha... No me imaginaba que de niño él fuera así..." – dijo Sango pensativamente.

- "Sí es verdad..." - añadió Kaede, pero no pudo continuar porque Shippou la interrumpió.

- "¡Ejem, ejem!" -

- "¿Ocurre algo, Shippou?" - le preguntó Miroku amablemente.

- "¡No, es que solamente quería avisarles que iré a jugar con ellos!" - respondió Shippou mientras se levantaba sonriendo.

- "Está bien. ¡Y recuerda que Kagome ahora se llama Miko!" - le dijo Sango cuando ya se alejaba.

- "¡Sí, ya sé!" - y salió corriendo con toda la felicidad del mundo.

- "Bueno, yo enseñaré a Miko de nuevo como usar sus poderes, a manejar el arco y flechas; y a reconocer y usar las hierbas medicinales más tarde; pero, necesitaremos a alguien que pueda entrenar a Inuyasha" - señaló Kaede cuando notó que no había nadie que se encargara de eso.

- "¡De eso me encargo yo!" - dijo una voz que parecía que salía de la nada, y todos se sobresaltaron.

En seguida, se supo quién era el propietario de la voz, porque una pulga salió del pelaje de Kirara y empezó a chupar la sangre de la cara de Miroku, para al final terminar aplastada por él.

- "Myouga-jii, ¿qué hace usted aquí?" - le preguntó Sango.

- "Bueno, me enteré de que seguirían viajando y me escondí en Kirara" - respondió Myouga tranquilamente desde la mano de Miroku después de recuperarse de su aplastada - "Como iba diciendo, yo puedo traer a Totosai para que entrene a Inuyasha-sama, pues ya estoy al tanto de lo que les pasó a Kagome y a él" - agregó en tono de sabihondo.

- "¿Está seguro de poder hacerlo?" - le preguntó Miroku con la desconfianza desbordándose de su voz y mirada: Myouga era famoso por no ser muy confiable en situaciones como ésta; y estas sospechas que todos tenían para con la pulga solo se intensificaron dada la condición actual de Inuyasha como un niño indefenso.

- "¡Claro que sí, para mañana ya estará aquí entrenándolo!" - respondió Myoga enfadado al ver que no confiaban en él.

Luego, se fue saltando hacia Kirara.

- "¡Volveré mañana!" - dijo Myoga después de que Kirara se transformó. Dejaron la cabaña y los pocos segundos, escucharon los sonidos que indicaban que Kirara había levantado el vuelo: un suave rugido seguido por el sonido de sus patas desapareciendo por completo.

- "Muy bien, entonces mañana será que empiece a entrenar a Miko también. Sin embargo, debemos tener cuidado con los lugares hacia los que vayan, en especial el pozo y el Goshinboku. Si se acercasen a cualquiera de ambos, sería terrible ya que el pozo los enviaría a la época de Miko y haría que los perdiéramos para siempre; y el Goshinboku haría enloquecer a ambos por las muchas memorias importantes que tiene para ellos" – les advirtió Kaede – "De hecho, será mejor que no los dejemos siquiera salir de la aldea sin nuestra supervisión" -

- "De todos modos, parece que Miko sólo puede recordar las cosas de esta época" - dijo Miroku encogiéndose de hombros.

- "Así es, sino sería imposible que supiera sobre la Perla o los poderes que tiene" - dijo Kaede seriamente.

- "Y creo que también tenemos que vigilar a Shippou, pues con la costumbre que tiene de enamorarse de las niñas de todas las aldeas que hemos visitado podría terminar causando un desastre" – dijo Sango molesta. Luego, miró a Miroku como si quisiera matarlo, dado que indudablemente era por su culpa que Shippou había adquirido esa costumbre, lo cual también lo pensaban los demás en el grupo.

Miroku sólo cerró sus ojos, puso su mano en su barbilla, y como si el asunto no le concerniera, dijo:

- "Ah, por eso es que estaba tan feliz cuando salimos mientras cambiaban a Miko de ropa. Muy bien, yo me encargaré de Shippou." - luego se volteó hacia Sango - "¿Sango, podrías ir a vigilar a Miko y a Inuyasha?" -

- "Por supuesto, Houshi-sama. Creo que sería buena idea que usemos las cosas para ver y oír desde lejos que trajo Kago... es decir, Miko" - dijo Sango. Miroku asintió, así que tomaron los binoculares y la antena y salieron de la cabaña.

Después de que salieron, Kaede sólo suspiró y dijo:

- "Esto será una experiencia muy extraña y agotadora..." -

{Fin del Capítulo}

(Ending: My Will)