Capítulo 18:
El Espejo de las Tinieblas
(Opening: Grip!)
Cuando regresaron a la aldea, Yuuichi y Seina contaron todo lo sucedido, obviando todo lo referente a Miko y a Yasha tal y como lo habían prometido. Gracias a eso, el jefe recibió al grupo como héroes. Se hizo un festín en su honor, además de para celebrar el compromiso de Yuuichi y Seina que tanto habían esperado que se hiciera realidad, y aunque ninguno de los héroes tenía mucho ánimo de participar, decidieron hacerlo de todos modos para no despreciar a los anfitriones.
Sin embargo, no hay mucho que decir al respecto fuera de que fue lo que Miroku se la pasó haciendo esa noche mientras los demás cenaban; para luego empezar a divertirse al modo de la era Sengoku. Esto exceptuando Gerardo y Gabriela, que decidieron nada más estar de espectadores mientras los demás bailaban.
Después de la cena, cuando ya todos se habían retirado a diferentes habitaciones a dormir…
- "Ugh…" – gruñó Gerardo desprendiéndose de las dos capas de su kimono: la capa azul externa y la blanca que llevaba debajo; y examinándose el abdomen en el punto en el que la jabalina de Inka lo había golpeado. Había pasado todo el día desde ese momento sintiendo un dolor y ardor bastante molestos; sin haber tenido ocasión de revisar que había sucedido exactamente. Ahora que por fin pudo, vió que la jabalina le había dejado unas cuantas quemaduras de segundo grado cubiertas de ampollas, además de que también le había dejado una herida circular en el centro de todas ellas. La herida ya estaba cerrada y cicatrizada gracias a la Healing Light de Gabriela, pero las quemaduras aún seguían iguales – "Maldito demonio de fuego… atacándome a traición cuando le conectamos el golpe final…" -
- "Bueno, no creo que se haya podido evitar" – dijo Kagome mientras sacaba un poco de crema humectante de su mochila y se la daba a Gerardo para que se la aplicase a las quemaduras después de que había hecho lo mismo con las manos de Inuyasha. Gerardo empezó a sisear por el ardor que eso le provocaba – "Tomando en cuenta la forma en la que ustedes cuatro realizaron ese ataque, no tenías forma de evadir esa jabalina" -
- "Aunque es extraño que mi Healing Light no haya podido curar esas…" – dijo Gabriela mientras veía como su hermano trataba de usar su Healing Water para acelerar los efectos de la crema.
- "Keh, son gajes del oficio" – dijo Inuyasha desde el otro lado del cuarto en su pose típica – "Ya deberías saber la clase de época en la que estamos, así que más te vale acostumbrarte" –
- "Heh, lo sé" – sonrió Gerardo con ironía – "Mas bien debería decir que tuve suerte que no me hubiese provocado quemaduras más graves, o me hubiese tratado de atravesar de un extremo a otro con eso…" –
- ¡Gerar!" – lo regañó Gabriela – "¡No estés tentando a la suerte! ¡No sabemos qué clase de enemigos enfrentaremos ahora!" –
- "Bueno, solo me queda decir que toco madera para que no salga nada peor que Tenebross o Naraku" – respondió Gerardo encogiéndose de hombros mientras Kagome buscaba algunas compresas y vendajes en su mochila.
- "Aunque tengo la impresión de que nos estamos acercando a nuestra última batalla…" – dijo Miko pensativamente mientras veía a Kagome remojar las compresas en el agua que Gerardo había condensado del aire – "Ya solo nos queda un demonio elemental, ¿no es así?" –
- "Sí," – confirmó Yasha mientras empezaba a contarlos: abrió su mano completamente; y cerraba un dedo por cada nombre que mencionaba – "El de Oscuridad, Ankon; el de Agua, Insui; el de Viento, Kazein; el de Tierra, Douin; y ahora, el de Fuego, Inka… sólo nos queda el de Luz…" –
- "Pero igual digo que no quiero pelear contra él…" – dijo Miko con tristeza – "Tengo la impresión de que él es… diferente a los demás demonios…" –
- "¿Por qué lo dices?" – preguntó Gabriela con interés: al igual que su hermano, le repugnaba inmensamente la idea de que esas criaturas usaran formas corruptas de sus mismos elementos – "Sé que no nos atacó ni nada, pero…" –
- "Además, no podemos estar seguros de sus intenciones si solo lo hemos visto una vez" – dijo Gerardo mientras Kagome le colocaba las compresas y las fijaba con los vendajes. Él siseó de dolor cuando las mismas hicieron contacto con las ampollas, pero luego soltó un suspiro de alivio – "Tenemos que encontrarnos primero con él de nuevo y ver que trama…" –
- "Keh, si le dan oportunidades a todo aquel que no parezca agresivo, solo conseguirán que nos maten a todos" – resopló Inuyasha.
- "Bueno, considerando la forma en la que tú y Kagome se conocieron, no sé cómo podrías decir eso" – dijo Gerardo riéndose entre dientes mientras se colocaba de nuevo ambas capas de la parte superior de su kimono para luego ocultar las partes que sobresalían sobre la hakama dentro de la misma.
- "¿Qué quieres decir con eso?" – preguntó Inuyasha con irritación.
- "Hehe, creo que se refiere a que casi me matas por quitarme la Perla de Shikon cuando nos vimos por primera vez" – dijo Kagome recordando con una sonrisa nostálgica su primer encuentro – "De hecho, podríamos decir que es gracias al collar que llevas alrededor del cuello que aún sigo viva" –
- "En realidad… nunca tuve intenciones de matarte ese día" – admitió Inuyasha – "Todos los ataques que te lancé los hice fallar a propósito porque solo quería asustarte lo suficiente para que me dieras la Perla…" –
- "Nii-san, me sorprende que pudieras admitir eso" – dijo Yasha riéndose. Tanto Inuyasha como Kagome se ruborizaron.
- "Bueno, mejor nos vamos a dormir, que mañana tenemos que regresar a la aldea de Kaede para planear que haremos ahora" – dijo Gerardo para ponerle fin al incómodo silencio que se había instalado después de esa conversación, pensando para sus adentros de que él e Inuyasha tuvieron suerte de no haber terminado comiendo tatami esa noche después de que Kagome mencionó el collar.
A la mañana siguiente, el jefe de la aldea les dedicó una despedida y del mismo modo, Yuuichi y Seina les dijeron que eran bienvenidos y que podían regresar cuando gustaran.
- "Bueno, al menos hemos sembrado una semilla de bondad en esa aldea" – dijo Gerardo con satisfacción mientras se adentraban en el bosque para que él y Gabriela pudiesen invocar sus armaduras de nuevo – "Es algo que hace mucha falta en esta era tan violenta" –
- "Cierto, de seguro Buda les sonreirá de ahora en adelante" – dijo Miroku mientras los aros de su shakujou tintineaban como campanas con cada paso que daba – "Del mismo modo, podríamos decir que la unión de ellos dos está bendita" -
- "Aunque espero que nada malo les suceda" – dijo Sango mirando hacia atrás preocupada – "A veces, ser demasiado amable puede terminar conduciendo a tu propio final, en especial sabiendo que podrían haber personas que querrían aprovechar eso para sus propios fines" –
- "¡Deberían ser más optimistas!" – dijo Gabriela mientras sonreía con orgullo – "De todas formas estoy segura de que algún día estas guerras horribles llegaran a su final y habrá paz de nuevo" –
- 'No sin un buen baño de sangre, por desgracia" – pensó Gerardo con tristeza, sabiendo que después del Período Sengoku vendrían el Período Edo, la Restauración Meiji y la Segunda Guerra Mundial, los cuales traerían sus propios saldos de matanzas y masacres.
- "Hehe, Gabu, ¡eres muy buena persona!" – le dijo Shippou – "¡Debe ser por eso que eres elemental de Luz!" –
- "Hehe, ¡gracias!" – le sonrió de vuelta.
- "Shippou, ¡más te vale que no estés intentando coquetear con ella!" – se rió Miko encima de él.
- "Ehh, no Miko, no estoy haciendo eso" – dijo Shippou mientras se ruborizaba y miraba hacia abajo.
- "Bueno, creo que este lugar estará bien para que se transformen" – dijo Yasha mientras les indicaba un claro que tenían justo delante - "Kagome-nee puede subirse a Inuyasha-nii y los demás a Kirara allí también" -
- "Solo háganlo rápido, que no quiero seguir perdiendo el tiempo" – resopló Inuyasha – "Cuanto antes regresemos a ver a Kaede, mejor" –
- "¿Huh? ¿Ya no le dices baabaa, ni vieja bruja, ni nada de eso?" – le preguntó Gerardo con extrañeza.
- "No es asunto tuyo…" – le dijo mientras le volteaba la cara para que no viera su expresión de vergüenza.
Kirara se transformó en su forma monstruosa para luego permitir que Sango, Shippou y Miroku montaran en ella, mientras que Gerardo y Gabriela invocaron sus armaduras y se elevaron de nuevo. Inuyasha continuó corriendo y saltando sobre los árboles para seguirlos mientras cargaba a Kagome en su espalda.
- "Se me acaba de ocurrir que todos tenemos algo particular" – dijo Miko mientras seguían su camino de vuelta hacia la aldea de Kaede – "Ni siquiera creo que podamos decir que nuestros nombres son muy comunes, ¿o no?" -
- "Aunque a decir verdad, Miko…" – dijo Kagome luego de suspirar brevemente – "El tuyo es bastante común… Y le tengo algo de envidia…"
-"¿Huh?" – dijo Miko mientras cerraba sus manos y se las llevaba a su pecho – "Pero si tu nombre es muy bonito también, Onee-san…"
- "Sinceramente, nunca me ha gustado mi nombre…" – dijo Kagome negando con la cabeza – "Desde que estaba en preescolar, mis compañeros siempre se burlaban de mí porque mi nombre es el mismo de la canción y juego infantil" –
- "En otras palabras, ¿se la pasaban diciéndote 'Kagome kagome Kago no naka no tori wa' todo el tiempo?" – preguntó Gerardo pensando sobre cuan molesto le debió haber resultado eso mientras se acercaba a Inuyasha para hablar con ella.
- "Sí," – confirmó ella tras un profundo suspiro – "Y como tampoco lo ví nunca escrito en kanji, no estoy segura de cómo interpretarlo… 'Chica Jaula', 'Patrón de Bambú', 'Perdida'… realmente, no me gusta ninguno de esos significados…" -
- "Aunque recuerdo que mamá dijo que también es el nombre de una formación parecida a una estrella," – dijo Miko con una sonrisa – "Y que te lo puso porque vio un destello de luz cuando naciste" –
- "En otras palabras, podríamos decir que Kagome-sama le debe su nombre a la Perla," – dijo Miroku haciéndose el entendido – "Suena extrañamente apropiado" –
- "Además, Onee-san, yo tampoco estoy del todo contenta con mi nombre…" – dijo Miko bajando sus brazos al mismo tiempo que su mirada – "Como jamás lo he visto escrito, podría significar cualquier cosa, desde 'Sacerdotisa' o 'Niña Hermosa', a 'Diosa' o 'Lago de la Verdad'…" –
- "Creo que eso fue mi culpa…" – dijo Sango mirando hacia abajo.
- "Yo no te culparía por eso," – le dijo Miroku mientras le ponía una mano sobre el hombro – "Fue una situación desesperada cuando le pusimos el nombre y no teníamos idea de que todo esto fuera a pasar…" –
- "Además, puede que sea una coincidencia," – dijo Gerardo recordando algo – "Pero sus dos nombres forman una palabra dragoniana antigua" –
- "¿Y qué palabra es esa?" – preguntó Kagome con interés.
- "Primero fíjense en esto" – dijo Gerardo señalando a los hermosos patrones tejidos que llevaban sus ropas y las de Gabriela, los cuales podían aún apreciarse debajo de sus armaduras gracias a que no estaban cerradas totalmente – "¿Ven todos los patrones y diseños que llevan nuestras ropas?" –
- "Sí; y son preciosos," – dijo Miko extrañada ante lo que hacía Gerardo – "¿Pero que tienen que ver con esto?" –
- "Tienen mucho que ver," – dijo Gerardo alegremente – "Ya que a esos patrones se les llaman 'Kagmi' en Dragonia; y los lleva gente de todas las clases" –
- "En otras palabras…" – dijo Kagome cayendo en la cuenta de a que quería llegar Gerardo – "Nuestros dos nombres combinados tienen un significado muy bonito…" –
- "Así es," – dijo Gabriela flotando alegremente alrededor de ella – "Creo que ya no deberían que preocuparse tanto por sus nombres" –
- "Hablando de eso," – empezó Yasha – "¿Tienen sus nombres algún significado especial?" –
- "Bueno, en nuestra parte del mundo, el mío significa lanza valiente" – dijo Gerardo pensativamente – "Pero en Dragoniano, proviene de la unión de las palabras 'Jeralt' y 'Arldou', las cuales significan 'Rio' y 'Sabiduría'" –
- "Y el mío es el nombre de un ángel" – dijo Gabriela con entusiasmo – "Y mi hermano me dijo que en Dragonia, viene de las palabras 'Gabri' y 'Ela', que significan 'pétalo de flor' y 'brillante'" –
- "Aunque el segundo es un sufijo común para los nombres de chicas allá, como lo es "ko" por acá" - añadió Gerardo riéndose un poco.
- "Y el mío solo es el nombre de un tipo de demonio del continente, el yaksha…" – dijo Yasha con amargura – "Sé que yo mismo lo escogí, pero tampoco tenía muchas más alternativas…" –
Su forma mayor se le quedó viendo mientras saltaba hacia otro árbol.
- "Keh, no es que importe mucho" – resopló él – "De cualquier forma, un nombre solo es una etiqueta por la que los demás pueden llamarte" –
- "En eso estoy en desacuerdo," – dijo Gerardo – "Un nombre es una pieza de tu esencia misma y forma parte irremplazable de quien eres" –
- "Bueno, eso no creo que podamos negarlo" – dijo Gabriela mientras presionaba un par de botones que tenía en su Dragtemn, ahora alojado en el peto de su armadura. Esto hizo aparecer una pequeña pantalla holográfica llena de texto frente a ella – "Además, aquí dice que un yaksha puede ser tanto un espíritu maligno como un ser semejante a las hadas" –
- "Hehe, ¡en otras palabras, Inuyasha es un hada perro!" – se rió Shippou imaginándose a Inuyasha con un aspecto parecido a las hadas que aparecían en los libros para colorear que le traía Kagome.
- "¿¡Qué acabas de decir, Shippou!" – preguntaron Inuyasha y Yasha al mismo tiempo, ambos con las caras llenas de rabia.
- "Metió la pata de nuevo" – suspiró Miko negando con la cabeza.
- "Vamos, no se molesten por eso" – dijo Kagome, aunque pensaba para sus adentros que tampoco le habría hecho gracia que hubiesen hecho bromas a costa de su nombre o el de Miko, como ya lo habían discutido momentos antes.
- "Y siguiendo con la conversación," – continuó Sango antes de que la cosa se pusiera fea – "Creo recordar que todos los exterminadores teníamos nuestros nombres basados en minerales y rocas…" –
- "Hmm, así que es por eso que Kohaku tiene el nombre del ámbar, Kirara el de la mica y tú el del coral, Sango" – dijo Miroku asintiendo para sí – "Pensé que era porque tu rostro tenía el mismo hermoso tono que los corales en el mar al amanecer"
- "Houshi-sama…" – dijo Sango ruborizándose al oír eso para luego abrazarlo. Miroku finalmente controló sus impulsos pervertidos y sólo correspondió a su abrazo.
- "Bueno, hasta que al fin no lo arruina" – le comentó Gerardo a su hermana.
- "¡Sí! Tenía que aprender en algún momento, ¿eh?" – dijo ella girando sus ojos hacia arriba.
- "Y me imagino que a Miroku le pusieron el nombre del Buda del futuro porque tenía un gran pdoer espiritual desde que nació" – dijo Gerardo con un tono de respeto en su voz.
- "Sí, algo así" – admitió Miroku con cierto orgullo. Luego cerró los ojos humildemente – "Sin embargo, he de admitir que estoy aún muy lejos de alcanzar ese nivel" –
- "En especial porque ni siquiera ha podido terminar de liberarse de sus ataduras terrenales" – dijo Shippou mientras miraba a Miroku malévolamente.
- "Shippou, por favor no hables cuando no piden tu opinión" – le dijo Miroku sentándose recto y cerrando los ojos con furia.
- "Aunque el nombre de Shippou es el que más me extraña…" – dijo Miko mientras lo miraba con la cabeza ladeada – "¿Siete Tesoros?" –
- "Sí, aunque casi todo el mundo lo confunde con 'cola' " – dijo Shippou cruzándose de brazos y retorciendo su rostro en una mueca de enojo – "Realmente no sé en qué pensaban mis padres cuando me lo pusieron" –
Los demás se rieron al ver su cara de irritación y simplemente continuaron su vuelo hasta que llegaron a la aldea. Cuando llegaron, fueron directo a la cabaña de Kaede para comprobar como estaba ella, ya que no sabían que tan bien le habría sentado el cambio de edades.
- "¡Hola, Kaede-obaasan!" – le dijo Kagome mientras entraban a la cabaña - ¿Cómo has estado desde la última vez que vinimos?
- "Buenos tardes a todos" – dijo Kaede mientras les saludaba con la mano. Había vuelto a ser una anciana y a llevar puesto su atuendo de sacerdotisa, aunque ahora tenía ambos ojos intactos – "He de decir que ha sido molesto acostumbrarme de nuevo a la vejez, pero no hay mucho que se pueda hacer al respecto" –
- "¿Eso incluye el que vuelvas a tener ambos ojos?" – preguntó Inuyasha con voz burlona y apretando sus colmillos en una mueca a juego.
- "¿De qué hablas, Inuyasha?" – preguntó Kaede pestañeando – "Siempre he tenido mis ojos en su lugar" –
- ¿¡Queeé!?" – gritaron todos a la vez.
- "Vamos, ¿qué les sucede a todos ustedes el día de hoy?" – preguntó Kaede en tono divertido – "No me digan que lucharon contra un youkai que usaba ilusiones o algo similar" –
- "Hmm… es cierto, debe ser que nos golpeamos en la cabeza o algo, Kaede-sama" – dijo Miroku mientras reía nerviosamente. Los demás lo miraron con extrañeza, pero cuando notaron la mirada de soslayo que les lanzaba, decidieron que era mejor que se mantuvieran callados.
- "Bueno, dejando eso de lado…" – dijo Gerardo para cambiar el tema de la conversación – "¿No ha habido noticias de más sucesos extraños, o de luces negras apareciendo en la zona?" –
- "Me temo que no," – suspiró Kaede con un dejo de amargura en su voz mientras negaba con la cabeza – "No he recibido noticias de sucesos extraños en los alrededores y tampoco he visto señales de Naraku o de Tenebross…" –
- "Ya veo…" – dijo Miko con un toque de decepción bastante evidente en su voz.
- "Por cierto, Miko, ¿se han encontrado bien?" – le preguntó Kaede mientras la miraba con preocupación – "Me he preocupado mucho por ti y por Yasha desde que me contaron lo que sucedió cuando se separaron por primera vez" –
- "Sí, ¡hemos estado bien!" – respondió Yasha asintiendo la cabeza mientras reía y daba saltos – "Sin embargo, sería bueno que Inuyasha-nii y Kagome-nee se comportasen algo mejor… ¡tal vez deberíamos sellarles la memoria por un par de días a ver si con eso mejoran!" –
- "¿¡Cómo!?" – dijo Inuyasha tratando de darle un golpe a su forma más joven en la cabeza. Sin embargo, como Yasha aún seguía en su forma espectral, lo único que consiguió fue atravesarlo y caer de lado al piso – "¡Demonios!" –
- "¡Eso es lo que te ganas por ser tan agresivo!" – le recriminó Kagome. Miko y los demás solo se rieron al ver esto.
- "Bueno, ¿les parece bien si les muestro algo?" – preguntó Gabriela con una gran sonrisa en su rostro.
- "¿De qué se trata?" – preguntó Kagome quitando su atención de Inuyasha.
- "Bueno, es que he estado revisando mi Dragtemn mucho desde hace unos días," – dijo ella mientras presionaba una combinación de botones en él – "¡Y esta mañana encontré esto!" –
Cuando terminó, apareció frente a ella el holograma de un cristal, el cual se transparentó para luego volver a solidificarse parcialmente. Poco después, apareció un porcentaje al lado: 85%.
- "Un segundo… ¿es eso lo que creo que es?" – preguntó Gerardo viendo el holograma con los ojos del tamaño de platos de sopa, mientras los demás, exceptuando por Kagome y Miko veían la imagen con una expresión de desconcierto.
- "Sí, así es" – confirmó Gabriela alegremente – "Esto nos permite saber cuánto del Cristal de Sombras tenemos en nuestro poder actualmente" –
- "En otras palabras, ¡realmente estamos cerca de terminar nuestra búsqueda!" – dijo Miko dando palmadas con sus manos y sonriendo.
- "¡Sí!" - dijo Kagome para luego voltearse a los demás – "¡Esto significa que ya casi tenemos todo el cristal!" –
- "En ese caso, los fragmentos que nos faltan deben ser los que están en manos de esos cretinos" – gruñó Inuyasha.
- "O mejor dicho, el demonio elemental de Luz tiene uno," – lo corrigió Yasha alzando un dedo mientras sonreía con ojos cerrados – "Mientras el Dúo Bastardico tiene los otros" –
Los demás se rieron al escuchar el nombre que les había dado a Naraku y Tenebross.
- "En ese caso, deberíamos buscarlos a ellos para derrotarlos y obtener los fragmentos" – dijo Kagome dando una palmada.
- "Sin embargo, dudo mucho que sea tan fácil hacerlos salir de su escondrijo" – intervino Sango mientras cerraba sus ojos – "Son más escurridizos que las ratas" –
- "Bueno, ya que por ahora no tenemos ningún destino en mente, tenía pensado pedirles algo" – dijo Gerardo poniéndose en pie – "¿Podemos ir al sitio donde encontraron el Agua del Reinicio?" –
- "¿El Agua del Reinicio?" – repitió Shippou sin entender a qué se refería.
- "Si, a los manantiales donde consiguieron ambos tipos de agua" – explicó Gerardo – "Recuerden que ese es el nombre que le daban los Dioses Dragón y las inscripciones que vimos en la cueva de los medallones" –
- "Ahora que recuerdo, también habían inscripciones talladas sobre ellos" – recordó Sango – "¿Crees que también estén escritas en dragoniano?" –
- "Eso es lo que estoy pensando, de hecho" – confirmó Gerardo mientras asentía con la cabeza. Luego entrecerró los ojos ligeramente – "Además, hay algo que quiero confirmar" –
- "¿Con eso te refieres a que Naraku también podría haber estado usando el agua para sus artimañas?" – preguntó Miroku, presintiendo lo que él iba a decir.
- "Muy perceptivo, Miroku" – dijo Gerardo con una sonrisa. Sin embargo, su semblante se volvió serio de nuevo al instante siguiente – "Precisamente, eso es lo que quiero verificar. Desde que le puso esas maldiciones a Kagome y a la aldea, he estado pensando que tal vez él ha estado extrayendo y contaminando esa agua…" –
- "Hablando de un ser asqueroso…" – dijo Miko con la cara llena de asco – "Estoy segura de que esa agua tiene un significado especial; y él está usándola para sus horribles trampas…" –
- "En ese caso será mejor que nos demos prisa y vayamos a revisar" – dijo Yasha – "Nii-san, ¿vamos?" –
- "Sí, no tenemos ninguna otra pista" – dijo Inuyasha a regañadientes al ver que realmente no tenían otra salida – "Además, cuanto antes encontremos y hagamos trizas a esos imbéciles mejor" –
Así que se levantaron, se despidieron de Kaede y partieron de vuelta al enigmático valle en el que se encontraba la cueva de los manantiales. Sin embargo, cuando ya se habían alejado lo bastante de la aldea para que nadie pudiera oírlos…
- "Miroku, ¿por qué nos hiciste quedar como tontos frente a Kaede?" – preguntó Inuyasha visiblemente molesto.
- "No me digan que aún no habían atado cabos" – dijo Miroku mientras dejaba de caminar y se giraba para mirarlos con seriedad – "¿Recuerdan lo que pasó durante la Compresión del Tiempo?" –
Los demás empezaron a recordar lo que pasó en ese momento y entonces recordaron el día de la invasión de la aldea…
- "¡Ah!" – saltó Miko de repente – "Ahora que recuerdo, ¿Kaede no había quedado atrapada en una explosión en ese momento?" –
- "Sí, o al menos así debió de haber sido" – dijo Gerardo mirando al suelo con el entrecejo fruncido, mientras recordaba lo que había pasado entonces – "¡Ah, y entonces yo me interpuse e involuntariamente invoqué una barrera para protegerla!" –
- "Eso es," – dijo Miroku mientras veía como los demás empezaban a entender lo que había sucedido – "Como cambiamos el pasado, Kaede nunca perdió su ojo derecho, que es por lo que estaba tan confundida cuando Inuyasha preguntó sobre eso" –
- "Aunque ella había recuperado su ojo después de que le afectó la maldición de Naraku…" – dijo Yasha mientras pensaba en el asunto con cuidado.
- "Si, pero como nunca perdió el ojo debido a lo que hicimos, para ella fue como siempre lo hubiese tenido en primer lugar" – dijo Kagome mientras miraba con cierta confusión hacia el cielo. Se tocó el rostro con el dedo índice – "Realmente estas cosas del viaje en el tiempo son confusas…" –
- "Y demos gracias a que no ocasionamos nada que anulara nuestra presencia aquí…" – dijo Gerardo mientras suspiraba – "Tomando en cuenta el período en el que caímos, pudimos haber causado desastres mucho mayores" –
- "Aun así, tenemos que seguir adelante y terminar con esto de una vez por todas" – dijo Sango, la cual ya se había cambiado a su traje de batalla antes de que hubiesen salido de la aldea.
- "Y hablando de eso," – dijo Gerardo con los brazos cruzados mientras continuaban su camino – "Recuérdenme hacer pedazos cierto espejo si nos encontramos con ese dueto de pestes de nuevo" –
Mientras tanto…
Naraku intentó darle un puñetazo a Kanna luego de que Gerardo dijo eso último, pero falló por unos centímetros.
- "Esas molestias…" – resopló él – "Me resulta absurdo pensar que se nos hayan adelantado tanto recolectando esos fragmentos, ¡y que además hayan escapado de todas las trampas que les hemos puesto hasta ahora!" –
- "Eso mismo digo" – dijo Tenebross cerrando sus malignos ojos rojos – "Sin embargo, el total que mostró esa mocosa no tiene todos los Fragmentos de Sombras registrados, ya que hay varios que no están esparcidos en este mundo, sino en Dragonia…" –
- "Pero no puedes regresar allá todavía, ¿cierto?" – se burló Naraku.
- "No, pero ese grupo de idiotas ya ha agotado mi paciencia, así que es hora de usar mi máxima trampa contra ellos" – le respondió Tenebross mientras hacía aparecer un pequeño espejo circular negro a su lado. Era idéntico al que contenía su alma.
- "¿Y para que es este espejo?" – dijo Naraku mientras lo veía con sospecha – "¿Me vas a decir que sirve para arrancar almas como lo hace el de Kanna?" –
- "Para nada," – rió Tenebross malignamente – "Este espejo es conocido como el Espejo de las Tinieblas; y una vez que absorbe a alguien, los encierra en sus peores pesadillas y temores eternamente, sin posibilidad alguna de escape" –
- "Hmph, no suena nada diferente a mi Ilusión de la Muerte" – dijo Naraku con un aire de superioridad bastante molesto.
- "Heh, tu Ilusión de la Muerte no es más que un juego de niños comparado con lo que este espejo puede hacer," – dijo mientras lo hacía flotar hacia las manos de Naraku – "Así que hazme un favor y dile a tu sierva Kagura que lo coloque en un sitio donde esos idiotas lo encuentren fácilmente. Estoy seguro de que esto acabará con ellos" –
- "Ya veremos que tal resulta este plan," – rió Naraku mientras llamaba a Kagura ante él – "Ahora ve y pon este espejo en un sitio donde ellos lo sientan. Así vendrán como mariposas a la luz" –
Kagura solo asintió con una expresión neutra y se fue volando en su pluma mientras maldecía a ambos villanos en silencio. Sin embargo, no se dio cuenta que una esfera de luz blanca la seguía…
- "Imposible… No puede ser… ¿Acaso Lord Tenebross realmente planea usar eso...?" –
Inuyasha y los demás habían llegado al valle donde se encontraba la cueva: el lugar no había sufrido cambio alguno desde la última vez que lo habían visitado; y dejando de lado el hecho de que ya no había ningún youkai o demonio en la zona, como Goukira, la gigantesca tortuga demoníaca que protegía la cueva originalmente o Naraku y su séquito, estaba exactamente igual que antes.
- "Hmm, bueno, este valle no parece tener nada particular en él" – dijo Gerardo mientras veía los alrededores con una mirada de decepción.
- "Sí. Es que lo único interesante en realidad es la cueva," – le sonrió Sango mientras continuaban caminando hacia ella – "Espera un poco más" –
Gerardo solo asintió y siguió a los demás hasta la entrada. Una vez dentro, tanto él como su hermana se sorprendieron al ver como los muros de piedra de la cueva destellaban en un hermoso color azul. Al poco rato, vieron las pilas de piedra que contenían el agua que salía de ambos manantiales: rosa y azul.
Sin embargo, la pila de agua rosa tenía una extraña raíz saliendo de ella, la cual al seguirla notaron que llegaba hasta el valle y se perdía entre los árboles que llegaban al borde del bosque.
- "Parece que tus sospechas eran correctas, Gerardo-kun" – dijo Kagome mientras veía la raíz: más que una parte de un árbol, parecía ser más bien una manguera que succionaba el agua del manantial – "Esto debe ser obra de Naraku" –
- "Keh, ¡entonces acabemos con este problema de raíz!" – dijo Inuyasha mientras sacaba a Tessaiga – "Ahora, ¡todos cúbranse con algo!" –
Todos los demás se pusieron tras una pared de roca cercana mientras Inuyasha levantaba a Tessaiga y la usaba para cortar la raíz, para luego salir corriendo hacia donde estaban los demás. El sitio donde la cortó empezó a esparcir un agua rojiza por todo el suelo de la cueva, la cual afortunadamente no llegó hasta ellos gracias al sitio en el que estaban a cubierto. Cuando dejó de soltar agua, la raíz se marchitó y se hizo polvo mientras el agua roja se evaporaba.
- "Bueno, con eso Naraku ya no podrá usar más el Agua del Reinicio para sus maldiciones" – dijo Miroku con decisión para luego voltearse a ver a Gerardo – "Ahora, Gerardo-kun, si puedes hacernos los honores" –
- "Con gusto," – sonrió Gerardo mientras caminaba hacia el lugar en el que los glifos estaban tallados y comenzaba a examinarlos – "Si, en efecto es Dragoniano Ceremonial. Permítanme un momento para traducirlo, que es un poco largo" –
A continuación, empezó a recitar todo lo que estaba escrito allí:
- "Lyacchi Lisf Iadlast Dea Viadfafse, Nakei Omsela CebaliKa Byoleka Zimelle Iadlast Il Yut, Fyer Phior Cazel Likarom Agatunecla Phaph ZuekliZil. Fils CiaZil ShiyutNal Zuekle, Cia Agatu Viadfafse Cia Biousakatse Nicaelsi Zia Ical, Fyer Simalea Kiabze CiaAael DiracalZa Lyacchi Iadlast Phaph Ytuigh CiaAael Fis Estael Ical Oli Waspiarl CiaAael Demorie Yut, Phaph Kiabze CiaAael Yiules Zilnak Oli Kiabze CiaAael Sorlee Jiale Ical Phaph Shefi CiaAael Ical. FisAael Wudia DiracalKa Lyacchi Iadlast RefalerRa Altia Coulze, Fyer Il CiaAael Altia CoulbaRa 2 Sodia: 1 Zubloe Myallade Demorie Oli Alidlac, Fyer Yall NidlispZa, Ual Kalia Clyezet Yiules Yastolia, Oli Clyezet Shiude Sodia. Ei Atiang Ytuigh Shillea Demorie CiaAael, Yiules Altia Sodia XaNal Feletei FisAael Demorie Wudia Nidlisp Sodia Zubloe Zhoi, Oli Yilnecl Alidlac. Si, IzelleKa Dorkale Il, Lisf MaltialAael EathRa Shillea 2 Altia Sodia, Si PhiorNal Cazel Yall Lisfelt SilarZil Dea Mimapalia Yut…" -
- "Esto se traduce como: Esta es el Agua del Reinicio, compuesta de un mineral conocido como Byoleka disuelto en agua, la cual solo debe usarse como pena capital para los criminales. Cuando una persona comete un pecado imperdonable, es condenado a reiniciar su vida desde la infancia; lo cual es hecho a través de darles un bebedizo de esta agua para regresarlos a esa etapa y borrarles sus memorias; para luego darles una nueva identidad y que una familia adoptiva se haga cargo de ellos. Aquellos que han bebido de esta agua sufrirán una división de almas en la cual sus almas se dividirán en dos partes: una que conservará sus memorias y personalidad totalmente, la cual será puesta a dormir para siempre, mientras que la otra será una tabla en blanco que se convertirá en la parte dominante. Si se intenta regresarle la memoria a cualquiera que haya bebido esta agua, la parte del alma que está en blanco no podrá asociar esas memorias con los recuerdos almacenados por la parte que quedó dormida; y por eso perderá la razón. Sin embargo, escondidos en otro sitio, se encuentran medallones que sirven para unir de nuevo ambas partes del alma; pero no deben ser nunca usados excepto por los elegidos por la Profecía…" -
- "En cambio, este otro dice: Lyacchi Lisf Iadlast Dea Nyarrclye, Nakei Omsela CebaliKa Naselleka Zimelle Iadlast Il Yut, Fyer Phior Cazel Phaph Nulaph Iadlast Dea Viadfafse. Nyarr Il, NyulZil Diracal Lyacchi Iadlakar Zia, Lisfelt FisAael Wudia Yafalia DiracalKa Dea Iadlast Dea Viadfafse, Oli NulaphNal Altia Coulze RefalerKa Fis Iadlast Yut Ical. Lo cual se traduce como: Esta es el Agua de la Normalización, compuesta de un mineral conocido como Naselleka disuelto en agua, la cual se usa para anular los efectos del Agua del Reinicio. Normalmente no se le permite a nadie beber de este manantial, exceptuando aquellos que hayan bebido del Agua del Reinicio por accidente; y no anula la separación de almas que dicha agua ocasiona" – dijo Gerardo mientras suspiraba y luego inspiraba profundamente para recuperarse de su largo recital – "Bueno, no hay mucho que decir, es una especie de manual de uso para ambos tipos de agua" –
- "Hmm, aunque es interesante ver el método que tienen para tratar a los criminales en Dragonia" – dijo Miroku con una mano en la barbilla mientras miraba los manantiales – "En cierto modo, puede que sea más beneficioso para la sociedad evitar que vayan a prisión y en su lugar, les hagan reiniciar sus vidas para evitar que caigan en los mismos vicios y fallos que los hicieron malvados la primera vez" –
- "Aunque también es un poco extraño" – dijo Sango con seriedad – "Después de todo, lo tratan del mismo modo que si fuese una ejecución…" –
- "No es de extrañar, Sango-chan" – dijo Kagome mientras contemplaba con interés los glifos Dragonianos que Gerardo les acababa de traducir – "Después de todo, cuando me 'volví' Miko, ustedes tuvieron que tratarnos como si fuesemos personas completamente nuevas" –
- "Hehe, ¡es una forma extraña de nacer, ahora que lo pienso bien!" – se rió Miko sobre ella.
- "Aunque lo realmente extraño es hallar esas cosas en este sitio," – dijo Inuyasha de brazos cruzados – "¿Cómo es que todo eso llego desde otro mundo al nuestro?" –
- "Creo que la respuesta a esa pregunta es la misma que a cómo llegamos nosotros…" – le respondió Gabriela mientras se quedaba mirando a los manantiales y su suave resplandor – "Pero igual es extraño… nosotros fuimos llamados aquí; mientras que los medallones, manantiales y demás… ¿Será una coincidencia?" –
- "Lo dudo… como dicen, en ningún mundo existen las coincidencias. Lo que existe es la causalidad" – dijo Gerardo – "Y a decir verdad, estoy empezando a pensar que Tenebross es la causa real de todo esto…" –
- "Y además al final menciona algo de una profecía…" – dijo Kagome mirando de nuevo los glifos a pesar de no poder leerlos – "¿Creen que en Dragonia había algún relato o leyenda sobre unos héroes que necesitarían los medallones?" –
- "Es una posibilidad" – asintió Gerardo mientras cruzaba sus brazos y cerraba sus ojos – "Sin embargo, como no tenemos acceso a nada del material histórico y folclórico de Dragonia, no hay forma de saberlo…" -
- "De cualquier modo, no averiguaremos nada si nos quedamos aquí pensando" – les dijo Yasha mostrando la misma expresión seria de su yo adulto y cruzándose de brazos – "Deberíamos regresar a la aldea y hacer otro plan por ahora" –
No hubo ninguna objeción ante esa sugerencia, así que empezaron a deshacer el camino andado. Sin embargo, cuando estaban llegando a la salida del valle, Inuyasha se detuvo repentinamente, olfateó los alrededores y empezó a gruñirle al cielo…
- "¡Es el olor de Naraku!" – gritó.
- "¿¡Qué!?¡Pero si esa gallina nunca se digna de aparecer para pelear!" – dijo Yasha sorprendido.
- "¿Estás seguro de que es él?" – le preguntó Kagome con preocupación mientras los demás miraban a su alrededor con aprensión.
- "No, no es él, pero ahora que detecto bien el olor… ¡Es Kagura!" – dijo mientras comenzaba a correr para seguir el rastro. Los demás vieron a Kagura volando a pocos metros por encima de ellos, la cual se quedó unos instantes inmóvil para luego irse volando.
- "¡Espera! ¡Podría ser una trampa!" – le gritó Sango. Inuyasha no le hizo caso, de modo que los demás tuvieron que seguirlo. Después de unos minutos, llegaron hasta un viejo templo en ruinas. Entraron con precaución por si había alguna trampa puesta por allí, pero no encontraron nada ni a nadie. Sin embargo, había un espejo negro colocado al fondo de la estancia, el cual soltaba un inquietante resplandor oscuro.
- "¿Qué será eso?" – preguntó Gabriela mientras retrocedía ligeramente y lo miraba con aprensión.
- "No lo sé, pero se parece mucho al espejo en el que está sellado Tenebross…" – dijo Miroku entrecerrando los ojos.
- "Esto me está dando un muy mal presentimiento…" – dijo Miko mientras ponía sus manos sobre su boca y miraba la oscuridad que se arremolinaba en la superficie del espejo. Un momento después de que ella se volteó, apareció un reflejo de Kagome sobre él.
- "¿Qué? ¿Qué hace un reflejo de Kagome ahí?" – preguntó Gerardo retrociendo con los ojos abiertos de par en par, pero el reflejo se desvaneció al instante siguiente. Kagome se acercó al espejo a ver, pero luego se volteó a mirar a Gerardo con una mirada de desconcierto.
- "¿Estás seguro de que había un reflejo mío en él? Yo solo veo un remolino de oscuridad…" – dijo Kagome con una ceja alzada.
- "Claro que estoy seguro, ¿si no por qué…?" – comenzó Gerardo con una cara de molestia ante su incredulidad, pero no pudo concluir la respuesta porque el reflejo había vuelto a aparecer detrás de Kagome; y eso no fue todo: el reflejo tenía los ojos completamente en blanco y miraba a su original con una sonrisa maquiavélica – "¡Kagome, cuidado!" –
- ¿¡Qué!?" – dijo Kagome mientras se volteaba de nuevo y los demás corrían hacia ella al escuchar el grito de advertencia de Gerardo, pero no sirvió de nada: el reflejo maligno salió del espejo, atrapó a Kagome por la cintura y empezó a halarla hacia el interior – "¡No!" –
En ese momento, la aguja de su Medallón del Vínculo giró por sí sola hacia la posición de Separación, regresándola a ella a su forma de niña y dándole a Miko forma física. Ella y los demás tomaron a Kagome de las manos y la halaron para intentar evitar que el reflejo maligno se llevase a Kagome hacia el interior del espejo, pero no sirvió de nada: finalmente la sombra o lo que fuese haló con tanta fuerza que los hizo soltar las manos de Kagome y la succionó en las sombras que se arremolinaban dentro. Miko y los demás cayeron con fuerza al suelo por la inercia.
- "¡No, Onee-san!" – gritó Miko mientras se levantaba, corría hacia el espejo y lo golpeaba con sus manos – "¡Devuélvemela, devuélveme a onee-san!" –
- "¡Saca a Kagome, pedazo de basura!" – le gritó Inuyasha mientras también lo golpeaba.
- "¡Miko, tranquilízate!" – le dijo Gerardo mientras ponía sus manos alrededor de los hombros de Miko a la vez que Sango iba y apartaba a Inuyasha del espejo para evitar que terminase rompiéndolo – "¡Solo debemos hallar una forma de sacarla de allí!" –
- "Pero… pero…" – dijo Miko viéndose triste. Parecía que había sentido algo sobre el espejo que no podía explicar con palabras y eso la estaba dejando al borde del llanto – "Estoy teniendo una sensación horrible… como si algo espantoso nos estuviese esperando en ese espejo…" –
- "¡Sea lo que sea, lo enfrentaremos!" – le dijo Gabriela guiñándole un ojo – "¡Solo debemos ser fuertes!" –
- "¡Vamos de una vez!" – les gritó Inuyasha: ver a Miko así le provocaba lo mismo que ver llorar a Kagome. Además, no podían perder más tiempo, ya que quién sabe qué le podría estar pasando a Kagome mientras estaba allí dentro… - "¡Solo entremos a ese espejo y busquémosla!" –
- "Muy bien, intentaré algo para abrirnos un camino" – dijo Miroku mientras sacaba un par de ofudas y se las lanzaba al espejo. Instantáneamente, el espejo reaccionó a ellas y abrió un vórtice de color negro y púrpura en frente de sí mismo.
- "Bueno, ya podemos entrar" – dijo Sango mientras desenfundaba su wakizashi y Gerardo y Gabriela invocaban sus armaduras – "Pero vayamos juntos y no nos separemos, ya que no sabemos que nos podría estar esperando en medio de esas sombras…" -
- "Entonces yo me quedaré aquí…" – empezó a decir Shippou mientras reía nerviosamente, pero en ese momento, Yasha salió por sí mismo del mismo modo que lo había hecho Miko hacía un momento y lo tomó por la cola.
- "¡Nada de eso! ¡Tú vendrás también con nosotros!" – dijo Yasha molesto.
- "Hehe, sí que soy valiente…" – dijo Shippou mientras se aguantaba las lágrimas de miedo. Inuyasha sólo suspiró con irritación ante la idea de tener que entrar a ese lugar con su edad reducida.
Así que todos saltaron hacia el vórtice y cayeron a través de un largo túnel negro. Sin embargo, cuando tocaron lo que parecía ser suelo sólido de nuevo, notaron que los demás no estaban… habían sido separados de los demás… Y estaban ahora completamente solos…
- "Y ahora también nos separaron…" – dijo Gerardo apretando los dientes con amargura mientras veía la negrura que estaba a su alrededor. Trató de usar las funciones de comunicador y radar de su Dragtemn para ubicar a los demás, pero no sirvió de nada, ya que ambas funciones le soltaron errores de comunicación y ubicación – "Maldita sea… Por lo visto caímos redondos en una trampa…" –
En ese momento su hermana, Gabriela, apareció ante él.
- "¡Gerar!" – le gritó en cuanto lo vio – "¡Estaba tan preocupada por ti!" –
- "Gaby, ¿en verdad eres tú?" – le dijo Gerardo con sospecha.
- "¡Sí, soy yo! Pero pareces estar muy agotado, ¿quieres que te cure?" – le preguntó Gabriela con dulzura mientras sonreía.
- "Gracias, pero estaré bien. No estoy herido, y puedo usar my Healing Water si llego a lastimarme. No tienes que desperdiciar tu Healing Light en mí" – le respondió Gerardo en un tono en parte aliviado, en parte entretenido mientras le dedicaba una sonrisa.
- "No… está bien…" – le dijo Gabriela mientras su mirada se volvía extrañamente apagada – "Toma... Bebe de mí y recupera tus fuerzas…" –
Y al momento siguiente se disolvió en agua, conservando una expresión de una triste sonrisa en su rostro, hasta que incluso eso se disolvió y de ella solo quedo una charca de agua cristalina…
- "No… no… no puede ser… ¡GABRIELA!" – gritó Gerardo mientras trataba de tomar esa agua entre sus dedos y derramaba sus lágrimas sobre ella.
Un momento más tarde se aparecieron sus padres, ambos con una expresión dulce y bondadosa en sus rostros.
- "Papá, mamá… Gabriela, ella… ella está…" – dijo mientras veía sus manos, las cuales estaban todavía empapadas con el agua en la que se había disuelto su hermana.
- "Lo sabemos hijo; y por eso hemos venido" – le dijo su madre amablemente – "Hemos venido a ayudarte ahora" –
- "Así es, parece que tienes mucho frío" – le dijo su padre – "Ahora te calentaremos" –
- "¿Esperen, que van a…?" – dijo Gerardo mientras los veía con horror.
En ese momento, un gran rayo púrpura cayó sobre ellos y los incineró hasta que no quedaron siquiera cenizas. Sólo quedo uno de los brazos de su madre, el cual empezó a arder y desapareció entre las llamas al poco tiempo…
- "No... ¿por qué está pasando esto...?" -dijo Gerardo espantado. Luego escuchó un sonido horrible a sus espaldas, como si alguien estuviese siendo torturado, y cuando se giró, fue testigo de una escena espantosa: frente a él estaban todos sus amigos y familiares, muertos… Tendidos sobre una charca de su propia sangre, con los ojos abiertos y vacíos; con hilos de sangre saliendo de cada orificio de sus cuerpos y cayendo por sus manos y rostros…
- "No… por favor… basta… no quiero ver más... no… ¡NO!" – gritó Gerardo destrozado entre el horror y la tristeza.
Por otra parte, Miko estaba vagando asustada en otra parte de ese extraño espacio; y de repente, vio a Kagome de vuelta a su edad normal…
- "¿Onee-san?" – preguntó Miko mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, y empezó a correr hacia ella – "¡Onee-san!" –
- "¡Vaya, miren quién es!" – dijo Kagome en un tono sarcástico – "¡Miko-chan, así que estabas por aquí!" –
- ¡Onee-san, de prisa!" – dijo Miko mientras su cara se volvía seria. Corrió hacia a ella y extendió su mano hacia Kagome – "¡Tenemos que encontrar a los demás y salir de este lugar!" –
Pero en cuanto tocó la mano de Kagome, ella apartó las manos de Miko con los mismos movimientos que habría hecho para darle una bofetada. Entonces, parte de su rostro se ensombreció, de modo que ya no podía verle los ojos...
- "¿Yo, ir contigo?" – se rió Kagome – "Por favor no me hagas reír… ¿Una sucia mocosa campesina de la Era Sengoku como tú? ¿Y que ni siquiera existe en realidad, ya que eres un trozo de mi alma que algún día reabsorberé?" –
- "Onee-san… ¿Cómo… cómo puedes decir eso…?" – le preguntó Miko mientras sus ojos se ensanchaban y su boca quedaba abierta en una expresión entristecida.
- "¡Pero si esa es la realidad!" – se burló de ella Kagome – "¿O acaso el 'nacer' en esa época atrasada también te hizo una retrasada mental, ya que no puedes comprender nada de lo que te digo? ¡Además, pregúntale a MI familia si quieres! ¡Ellos tampoco quieren tenerte por aquí!"
- "¿¡Qué!?" – gritó Miko mientras las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos – "Pero si ellos… ellos…" –
- "¡Todo eso fue solo mera cortesía!" – dijo Kagome mientras se reía malignamente de ella, para luego voltearse a mirar detrás de ella – "Vaya, mira, ¡si justo vinieron a decirte lo que piensan de ti!" –
En ese momento aparecieron Souta, la Sra. Higurashi y el abuelo; todos con el mismo rostro ensombrecido de Kagome.
- "Yo jamás querría tener una hija como tú" – le dijo la Sra. Higurashi con un tono de voz despectivo – "Tan sucia, andrajosa y tonta; y además, sólo serías otra carga para nuestra deteriorada familia…" –
Miko se sintió algo extraña entonces, y al intentar revisarse, notó que el kosode que Kaede le había dado y del que ella había cuidado con tanto esmero estaba cubierto de tierra, rasgado en algunos sitios y parchado en otros, lo cual sólo la hizo sentir peor. Sus zouri y tabi también habían desaparecido.
- "No eres mejor que los demonios que exorcizo todos los días, niñita" – le dijo el abuelo mientras mostraba todos los dientes en una sonrisa horrible – "Hubiese sido mejor que te hubiese exorcizado aquel día que viniste a nuestra casa por primera vez…" –
- "Jamás desearía tener una hermana como tú" – le dijo Souta riendo entre dientes – "Serías una molestia; y preferiría tener tarea extra antes que tener que cuidar de ti…" –
Miko cayó de rodillas al piso y empezó a llorar incontrolablemente…
- "No… después de todo lo que me habían dicho… ¿todas esas palabras cálidas y amables fueron mentiras?" – sollozó Miko mientras alzaba la cabeza para mirar a su familia, los cuales solo se burlaban y reían de ella.
- "¡ESTA es la realidad, tonta!" – se rió Kagome de ella estruendosamente – "¡Jamás hemos querido que formases parte de nuestra familia; y jamás lo querremos!" –
- "No… ¡NO!" – gritó Miko mientras tomaba su cabeza con sus manos y empezaba sacudirla...
Miroku estaba caminando por otro pasadizo oscuro; cuando frente a él, vio una escena conocida…
- "¡Padre!" – gritó la voz de un niño frente a él.
- 'Esa voz… no puede ser… ¡es imposible!' – pensó para sus adentros mientras corría hacia el sitio de dónde provenía la voz.
Una vez allí, se vio a sí mismo de niño, junto a su maestro, el monje Mushin; y al lado de ellos, lo que parecía ser un violento tornado negro.
- "¡Miroku, quédate atrás! ¡No te acerques!" – le gritó Mushin mientras intentaba manterlo apartado del tornado.
- "Pero… ¡mi padre va…!" – gritó el joven Miroku mientras miraba hacia el tornado con los ojos llenos de lágrimas.
- "No podemos hacer nada por él… ya es muy tarde…" – dijo Mushin con profundo pesar, mientras cerraba los ojos. Al siguiente instante, la escena se desvaneció y Miroku se encontró rodeado de nuevo por una inexpugnable oscuridad.
- "Una escena de mi pasado…" – se dijo a sí mismo algo asustado para luego mirar de nuevo al sitio en el que esa reproducción de su pasado había aparecido y desaparecido – "¿Qué significará esto?" –
- "Houshi-sama…" – dijo de repente la voz de Sango – "Lo he estado buscando por todas partes…" –
- "¿¡Sango!?" – dijo Miroku sorprendido mientras se volteaba a verla – "¡Por fin te encuentro! ¡Démonos prisa, debemos hallar a los demás y salir de aquí!" –
- "Houshi-sama, eso puede esperar" – le dijo Sango mientras lo abrazaba – "Hasta ahora no le he expresado mi afecto de la forma apropiada…" –
- "Sango, ¿qué vas a hacer?" – dijo Miroku nerviosamente, pero entonces, sintió una fuerte corriente de aire a su lado – "Imposible… ¿¡acaso esto es…!?" –
- "¿Houshi-sama? ¿Sucede algo?" – le preguntó Sango, pero entonces Miroku la apartó de su lado de un empujón.
- "¡Sango! ¡Huye!" – le gritó mientras se alejaba corriendo de ella – "¡No debes acercarte a mí!" –
En ese momento vio que además de Sango, sus demás amigos se acercaban corriendo a él. Trató de alejarse de ellos, pero no pudo continuar porque de repente, las cuentas de rosario que rodeaban a su mano maldita explotaron y la misma empezó a absorber aire con bastante fuerza. Los demás estaban rodeándolo con caras de preocupación en ese momento…
- "¡No, por favor! ¡Aléjense! ¡Váyanse, no quiero que mueran también! ¡NO!" – dijo mientras sentía como él mismo era succionado. Su visión se oscureció totalmente entonces…
En otro lugar, Yasha estaba corriendo solo, tratando de hallar en vano algún rastro de los demás.
- "¡Rayos! ¿Dónde pudieron haberse metido?" – gruñó con un tono que estaba a medio camino entre el miedo y la exasperación – "Ni siquiera puedo hallar a Inuyasha-nii…" –
En ese momento, sus sentidos captaron un aroma conocido y la figura a la que le pertenecía apareció frente a él…
- "¿Huh? ¿Quién será?" – dijo mientras iba corriendo hacia la figura – "¿¡Kagome-nee!?" –
Sin embargo, se quedó boquiabierto cuando contempló a la figura de cerca: era una hermosa mujer de largo cabello negro, que vestía un magnífico y elegante juuni hitotoe. Era Izayoi, la madre de Inuyasha…
- "Hola, querido hijo" – lo saludó Izayoi – "¿Has pasado un buen día?" –
- "¿Ma… mamá?" – se preguntó mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos – "No puede ser… pero si tú… tú…" –
- "Inuyasha, cálmate. Ahora estoy a tu lado…" – le dijo Izayoi mientras le daba un afectuoso abrazo.
- "Mamá, quisiera estar contigo para siempre… pero debo buscar a mis amigos…" – dijo mientras se separaba de ella y se secaba las lágrimas – "Y además, mi nombre es Yasha…" –
- "No seas tonto, hijo mío" – le dijo Izayoi entre risas – "Siempre estarás bien mientras estés a mi lado. Ahora, vayamos a casa" –
Sin embargo, cuando Yasha tomó su mano, su madre tosió sangre y cayó desvanecida al piso.
- "¡Mamá!" – gritó mientras corrió a revisarla. En ese momento, su olfato detectó que algo estaba mal; y en efecto, al poner sus dedos sobre su muñeca, notó que no tenía pulso y tampoco pudo escuchar los latidos de su corazón cuando apoyó una de sus orejas sobre su pecho – "¡No, mamá! ¡No de nuevo! ¡Por favor, no me dejes otra vez!" –
Empezó a llorar desconsoladamente, hasta que el cuerpo de su madre se desvaneció y sus amigos aparecieron a su alrededor.
- "Cierra la boca, molestia" – gruñó malignamente Inuyasha desde detrás de él – "Mamá está muerta; y no hay nada que puedas hacer para arreglar eso" –
- "¿Inuyasha…nii?" – se extrañó Yasha cuando los vio aparecer. Corrió hacia ellos, en busca del apoyo de Miko y Gabriela, las sabias palabras de Gerardo, el consuelo de Kagome, o mitigar su dolor hablando con la persona que ahora consideraba su hermano mayor. Sin embargo, Inuyasha le propinó un puntapié que lo apartó de todos ellos. Entonces, notó que todos se estaban riendo de él – "¿Qué… ¡qué es lo que les hace tanta gracia!?" –
- "Pobre hanyou idiota" – se rió Miko de él – "¿De verdad creíste que podríamos ser amigos?"
- "¿¡Qué…!? ¿¡Qué estás diciendo!" – preguntó Yasha sintiendo como si su estomágo se hubiese llenado de plomo.
- "Es que es así" – se rió Kagome – "Un hanyou como tú no tiene lugar en este mundo. No eres más que una bazofia para la sociedad" –
- "Exacto" – rió Gerardo mientras sus anteojos mostraban un desagradable resplandor blanco – "Algo como tú no es más que una aberración al orden natural de las cosas" –
- "Yo jamás querría jugar con algo como tú" – dijo Gabriela mientras se reía estruendosamente.
- "Y para un youkai de mi calibre no es más que una vergüenza el que estés a mi lado" – dijo Shippou mientras se reía de él.
- "¿¡Qué!? ¿¡Pero cómo es que Inuyasha-nii está con ustedes!? ¡Él también es un hanyou!" – gritó Yasha enfurecido percibiendo como una horrible injusticia e hipocresía el que estuvieran diciendo eso.
- "Te equivocas. Olfatea y mírame bien, mocoso estúpido" – le dijo Inuyasha mientras levantaba el rostro para que pudiera verlo bien: lo tenía surcado por líneas púrpuras, mientras que sus ojos ahora eran púrpuras con las escleróticas de un rojo sangriento. Fue entonces que Yasha notó que sus garras se habían vuelto tan largas y afiladas que ahora parecían garfios…
- "No puede ser… ¿decidiste convertirte en un youkai completo, a pesar de la promesa que le hiciste a Kagome-nee?" – dijo Yasha cayendo de rodillas horrorizado.
- "Keh, no me interesa lo que piense nada ni nadie" – dijo Inuyasha indiferente a la reacción de Yasha – "Ahora tengo todo el poder que necesito, pero aún me falta una cosa" –
- "¿Qué… cosa...?" – dijo Yasha mientras tragaba saliva, intuyendo con horror lo que pasaría a continuación.
- "Deshacerme de ti para que mi poder llegué al máximo…" – contestó Inuyasha mientras saltaba y se preparaba para atacarlo – "¡Defiéndete ahora mocoso! ¡No tendré compasión contra ti!" –
- "No… nii-san… ¡no!" – chilló Yasha mientras comenzaba a correr con las lágrimas brotando de su rostro.
Mientras tanto, Sango continuaba también caminando por otro lugar oscuro, sin saber los horrores por los que sus amigos estaban pasando, ni el que le esperaba a ella misma…
- "Esa figura… ¿Será posible…?" – dijo cuándo vio una persona enfrente de ella. Empezó a correr a toda velocidad hacia el lugar en el que la había visto.
- "Onee-san…" – dijo la voz de Kohaku desde más adelante – "Por favor, ven por mí…" –
- "¡Kohaku, ya voy!" – dijo mientras continuaba corriendo hacia el sitio de dónde provenía la voz. Cuando finalmente llegó hasta ese lugar, notó que Kohaku estaba allí, vestido con su traje de batalla.
- "¡Onee-san!" – se alegró Kohaku al verla – "¡Hasta que por fin has llegado! ¡Me hiciste esperar mucho!" –
- ¿Kohaku…? ¿Pero cómo estás aquí? ¿Qué sucedió con…?" – preguntó Sango totalmente confusa al ver a Kohaku sano y salvo en un lugar como este.
- "Hehe, eso no fue nada; y además quería mostrarte las hazañas que he logrado" – dijo mientras se volteaba para mostrarle algo. Sin embargo, Sango quedó totalmente horrorizada…
Allí estaban todos sus amigos, sin duda alguna muertos y con marcas que evidenciaban que una hoz había sido la causa de las heridas que los habían matado… Y además, había una gran cantidad de cadáveres alrededor, todos los cuales parecían pertenecer a los exterminadores y sus familias de la aldea de donde provenían ambos… incluyendo su padre…
- "Kohaku… ¿Cómo… cómo pudiste hacer algo como esto…?" – dijo mientras caía de rodillas y estallaba en llanto.
- "¿Estás feliz por mí, onee-san?" – le preguntó Kohaku mientras sonreía dementemente.
- "¡No! ¿¡Cómo pudiste matarlos a todos ellos!? ¿¡Por qué lo hiciste!?" – le gritó Sango hecha una furia.
- "Eso es porque…" – dijo Kohaku mientras tomaba una forma monstruosa: parecía una gran babosa que de su antigua figura humana solo conservaba su rostro, fijado a su parte superior como si fuera una máscara – "¡Porque ahora soy un youkai, gracias a Naraku-sama! ¡Y ahora haré mi mayor hazaña: exterminarte a ti!" –
- "No, Kohaku… ¡No!" – gritó Sango mientras se desplomaba en el piso, sobrecogida por el horror y la tristeza…
Shippou estaba lloriqueando en otro espacio de oscuridad aislado, mientras que corría desesperado, tratando de hallar a los demás…
- "¡Kagome! ¡Miroku! ¡Sango! ¡Miko! ¡Inuyasha! ¡Yasha! ¡Gerardo! ¡Gabu! ¿¡Adónde se fueron todos!?" – chilló aterrado.
Un segundo después, vio a la distancia lo que parecían ser las siluetas de los demás…
- "¡Ah, allá están!" – se le iluminó el rostro y empezó a correr hacia ellos – "¡Esperen, no me dejen atrás!" –
Sin embargo, los demás hicieron como si no hubiesen escuchado nada y continuaron caminando.
- "¡Oigan! ¿¡Acaso no pueden escucharme!?" – chilló Shippou creyendo que lo estaban ignorando y aceleró el paso para intentar alcanzarlos. No obstante, cuando llegó hasta el sitio donde los había visto, no había señal alguna de ellos: parecía que se hubiesen esfumado en el aire.
- "¿Qué… qué está pasando aquí…?" – se preguntó horrorizado. Entonces soltó un gritó de terror: frente a él se habían aparecido los Hermanos Relámpago, Naraku, Kagura, Kanna y Tenebross; y lo miraban con sonrisas terroríficas.
- "Pobre pequeño kitsune…" – se burló el Hermano Relámpago mayor, Hiten – "¿Acaso te perdiste?" –
- "Hehe, hermano, creo que hemos conseguido lo que me hacía falta…" – dijo el hermano menor, Manten – "Con esta criaturilla, ¡podré hacerme una peluca para complementar mi cinturón de piel de zorro!" –
- "¡No, Inuyasha los mató a ustedes dos hace mucho tiempo!" – chilló Shippou asustado.
- "Kukuku… yo los traje de vuelta a la vida para que se encargasen de ti, kitsune…" – rió Tenebross maléficamente.
- "Ahora que los demás tontos han sido aniquilados, tú eres el único que queda; y es hora de que desaparezcas como tus amigos…" – se rió Naraku; y acto seguido, todos se lanzaron a atacarlo.
- "¡NO! ¡ALGUIEN, AYÚDEME!" – gritó Shippou mientras corría y lloraba.
Gabriela estaba corriendo y mirando alrededor, asustada por estar separada de sus amigos y completamente sola en la oscuridad a la que tanto temía; la cual no podía penetrar ni con sus poderes de luz a su máxima intensidad…
- "¿Dónde estarán todos?" – se preguntó mientras se detenía un momento a recuperar aliento – "¿Cómo terminé aquí?" –
En ese momento, vió una figura conocida delante…
- "¿Quién será?" – dijo mientras dejaba su arco alistado para defenderse de cualquier enemigo potencial y temerosamente caminaba hacia la figura. Cuando se acercó lo suficiente, pudo apreciar que era una niña más o menos de su misma edad y altura, con el cabello castaño claro, ojos marrones y gafas, la cual iba vestida con ropas similares a las de Gabriela, pero con acentos rojos y naranjas en vez de blancos y plateados – "Imposible… ¿¡Tiffany!? ¿¡Cómo llegaste aquí!? ¿¡Y por qué llevas esas ropas!?" –
La aludida, que era la mejor amiga de Gabriela en su mundo, se dio la vuelta y la miró con una expresión que era parte odio, parte burla.
- "Vaya, vaya, pero si es la persona que yo creía era mi mejor amiga" – dijo con la voz cargada de rabia – "¿Por qué nunca me mencionaste nada de esto?" –
- "Es que yo no podía, porque…" – dijo Gabriela, pero Tiffany la cortó levantando la mano.
- "Fui una estúpida por creer que podía confiar en alguien como tú," – le dijo mientras se volteba – "Mejor amiga… si claro… eres la peor niña que pude haber conocido; ¡y no quiero volver a verte nunca más en mi vida!" –
- "No… ¡Tiff, espera!" – dijo mientras empezaba a correr hacia ella, pero en ese momento, una figura azul se interpuso en su camino y la derribó cuando chocó con ella.
- "Uhh… ¿¡Gerar!?" – preguntó Gabriela mientras veía la figura que la había tirado al suelo: era su hermano, el cual de inmediato la tomó por el brazo – "¿¡Pero qué haces!? ¡Tengo que hablar con Tiff ahora mismo!" –
- "Cierra la boca, estorbo" – le gruñó Gerardo mientras la halaba hacia la oscuridad – "¡No tendrás que hablar con nadie más ahora; y me aseguraré de que no lo hagas!" –
- "¿Qué… qué estas diciendo, Gerar?" – dijo Gabriela aterrada viendo el cambio de actitud de su hermano.
- "Estoy diciendo que ya estamos hartos de ti… todo el tiempo te la pasas chillando y llorando por cualquier cosa" – respondió Gerardo con la voz cargada de desprecio – "Así que nuestros padres y yo decidimos ponerte en adopción para que no molestes más" –
- "No… ¿¡Cómo pueden hacer eso!?" – chilló Gabriela entendiendo la situación mientras las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos.
- "Es simple: ya no te queremos más con nosotros," – se rió Gerardo mientras sus ojos ensombrecidos mostraban un fulgor maligno – "No te amamos. Al contrario, ¡pensamos que tu existencia misma no es más que un grave error por el que todos estamos pagando!" –
- "No… ¡NOOOO!" – gritó Gabriela mientras caía al suelo y estallaba en llanto.
En otro sitio de esta oscura cámara de torturas, Inuyasha estaba caminando; y al igual que Yasha, trataba de localizar a los demás a través de su olfato y oídos. Al poco rato...
- "Inuyasha…" – dijo la voz de Kikyou desde la distancia.
- "¿¡Kikyou!?" – gritó Inuyasha sorprendido – "No, no debo dejarme llevar ahora mismo por esto… Kagome y los demás me necesitan…" –
- "Inuyasha… ¡Devuélveme la Perla ahora mismo!" – gritó la voz; y en ese momento una flecha brillando en gris salió disparada desde la oscuridad, la cual no se clavó en el pecho de Inuyasha por apenas unos centímetros.
- "¿¡Una Flecha Selladora!" – gritó Inuyasha sobrecogido ante la visión de la misma flecha que lo había condenado a cincuenta largos años de sueño. Y cuando miró hacia abajo, resolló sorprendido al ver que ahora cargaba la Perla, brillante y completa, alrededor de su cuello – "¿¡La Perla de Shikon!? ¡Imposible! ¡El bastardo de Naraku la tenía casi toda!" –
Entonces apareció Kikyou con su arco en alto, preparada para dispararle otra Flecha Selladora.
- "Kikyou, ¡deténte!" – gritó Inuyasha levantando la mano para disuadirla de que le disparase – "¡Yo no fui el causante de esto! ¡Fue Naraku!" –
- "Eso lo sé, Inuyasha" – le dijo Kikyou mientras tiraba su arco y flechas al suelo y corría a abrazarlo, a pesar de su diferencia tan notoria de alturas – "Lo sé, pero necesitaba comprobarlo…" –
- "Kikyou…" – susurró mientras se dejaba llevar por el abrazo.
- "Al menos así… podré morir felizmente…" – dijo Kikyou mientras su cuerpo y vestimentas empezaban a teñirse de rojo y a volverse líquidos…
- "Kikyou… ¿¡Qué te está pasando!?" – gritó Inuyasha al percibir el horrendo cambio y sentir con su olfato el olor a sangre.
- "Este es mi final…" – dijo Kikyou con las pocas fuerzas que le quedaban – "Al menos… me alegra poder… desaparecer en tus brazos…" –
En ese momento se disolvió por completo y de ella solo quedó un charco de sangre.
- "¡Kikyou!" – gritó Inuyasha lleno de dolor. Sin embargo, eso no fue todo, ya que al momento siguiente escuchó los gritos de una chica; y cuando llegó al sitio de dónde provenían vió a Kagome y a Miko tiradas sobre otra charca de sangre, muertas; y sobre sus cadáveres estaba él mismo en su forma adulta, pero en su forma de youkai – "No… no es posible… Tessaiga…" –
Sin embargo, cuando sacó a Tessaiga para intentar atacar a su forma de youkai y asegurarse de que el sello que la espada le ponía a su parte demoníaca aún estuviese intacto, vió que la espada estaba rota por la mitad; y en ese momento notó que además de Kagome y Miko, también estaban los demás, incluido Yasha, en esa pila de muerte que su forma de youkai había creado.
- "No… no… no puede ser… no, no pude haber sido yo quien los mató… no…" – dijo mientras se clavaba las garras en las palmas de sus manos hasta el punto en que comenzaban a sangrar, mientras soltaba lágrimas ante la desesperación, horror y tristeza que estaba sintiendo – "¡NOOOOOOO!" –
A pesar de todo esto; y de todos los horrores y pesadillas bajo los que todos estaban atrapados, Kagome era por mucho la que estaba pasándolo peor de todos… Tan pronto como la sombra, reflejo o lo que fuese la soltó y la dejó abandonada para desaparecer en medio de la oscuridad, fue asaltada por una memoria que esperaba nunca tener que volver a recordar: la muerte de su padre.
En ese momento se había visto a sí misma cuando tenía siete años, mientras su padre estaba postrado en una cama de hospital; con su madre embarazada de Souta a su lado tomándolo de las manos; y el abuelo sentado en un rincón, ofreciendo rezos para que su hijo pudiera sobreponerse a esto. Sin embargo, no sirvió de nada: a los pocos minutos el monitor de ritmo cardíaco cayó a una línea plana y a pesar de los intentos de los médicos y enfermeras, todo fue un vano: su padre se había ido y nunca regresaría de aquel sueño eterno.
Kagome cayó al suelo en llanto mientras veía aquellas memorias de cuando su madre le había explicado que le había pasado a su padre, para después ser reemplazadas por las memorias de su funeral y su entierro.
Después de que se disolvieron en la oscuridad, apareció Inuyasha…
- "Inuyasha…" – dijo Kagome con voz débil. Sus ojos estaban enrojecidos por todas las lágrimas que esas dolorosas memorias le habían hecho derramar y su voz estaba quebrada por todos los sollozos y gemidos. Se levantó y corrió a intentar abrazarlo, pero él sólo la ignoró y continuó corriendo más allá, hacia donde se encontraba otra persona: Kikyou.
- "No… Inuyasha… ¿y la promesa que nos hicimos...?" – dijo mientras veía las memorias de cuando ella e Inuyasha se besaron bajo las estrellas, a la orilla de aquél lago. Luego, aparecieron Miko y Yasha, riendo y tomados de la mano; y al igual que Inuyasha, ambos la ignoraron – "Es cierto… esa promesa no la hicimos nosotros… la hicieron ellos… así que no cuenta…" –
Se volteó para no verlos a ellos, ni tampoco a Kikyou ni a Inuyasha, los cuales parecían a punto de darse un apasionado beso.
Sin embargo, cuando levantó la mirada de nuevo, se dio cuenta de que la oscuridad había sido reemplazada por el interior de su casa, la cual estaba demasiado silenciosa. En ese momento, Miko apareció ante ella de nuevo, pero cuando Kagome se intentó acercar a ella…
- "¡Aléjate de mí!" – le gritó Miko – "¡No quiero que te acerques!" –
- "Miko, pero…" – dijo Kagome débilmente. Ya se estaba sintiendo terrible por todo lo que había visto hasta ahora, lo cual se evidenciaba fácilmente porque estaba al borde de las lágrimas de nuevo – "¿Por qué? ¿Qué te he hecho?" –
- "¿¡Qué te parece haberme creado como una extensión de tu alma solo para que pudieras jugar de nuevo con Inuyasha-nii!?" – le gritó Miko con la voz llena de odio – "¿¡Qué te parece querer nada más absorberme para que yo deje de existir y poder volver a ser la única hija de nuestra madre!?" –
- "Miko, yo jamás he querido hacer algo como eso…" – le dijo Kagome – "Yo sólo… yo sólo…" –
- "¡Cierra la boca!" – le gritó Miko mientras la miraba con desprecio – "¡Me iré hasta un lugar donde jamás volvamos a vernos! ¡Tú no eres ninguna onee-san, tú eres un monstruo! ¡La persona mas horrible y terrible que he conocido!" –
Luego se fue corriendo hacia afuera de la casa.
- "¡Miko, espera!" – dijo Kagome mientras la seguía para tratar de razonar con ella. Sin embargo, tan pronto como llegó fuera, se encontró con una vista horrible: todo estaba cubierto con el miasma de Naraku y el cielo con sombras más negras que la misma noche.
Debajo de este negro manto, vió que todos los habitantes de la ciudad habían muerto a causa del miasma y entre ellos estaban su familia, amigas, Miko; y finalmente, todos sus compañeros de viaje con los ojos abiertos y vacíos… Y encima, en el centro del negro cielo, estaban Naraku y Tenebross, sosteniendo la Perla y el Cristal de Sombras en sus formas completas, riendo triunfante y malignamente…
- "No… por favor, que esto no sea real… que sea una pesadilla… no… ¡NO!" – gritó mientras se ponía en posición fetal en el piso y lloraba desconsoladamente.
Mientras tanto, afuera de toda esa oscuridad, la luz blanca que había seguido a Kagura se detuvo frente al espejo y otra vez tomó su verdadera forma: una criatura semejante a un ángel de alas negras y agujereadas, vestido con un kimono blanco similar al de Gerardo y una armadura de samurái blanca encima, el cual llevaba su plateado cabello recogido en varias trenzas doradas. Era Kouin.
Tocó la superficie del espejo, el cual entonces reflejó lo que les estaba pasando a todos los que estaban atrapados dentro: Gerardo estaba de rodillas viendo al vacío, Miko estaba tirada en el suelo llorando, Yasha huía de un enemigo inexistente, Sango estaba arrodillada cubriéndose el rostro con las manos, Miroku se había quedado como una estatua viendo su mano maldita, Shippou huía al igual que Yasha, Gabriela estaba llorando tirada de espaldas al piso, Inuyasha estaba inmóvil de pie; mirando sus manos; y Kagome estaba llorando, acurrucada en posición fetal, todos ellos con los ojos completamente abiertos, nublados, sin parpadear…
Kouin apretó los dientes con amargura. Aparecieron unas extrañas marcas rojas sobre las delicadas facciones de su rostro mientras que sus ojos brillaban en un blanco verdoso y dió un golpe al suelo con tristeza y decepción – "Lord Tenebross... has ido demasiado lejos… juramos que nunca usaríamos esto…" –
Acto seguido, se transformó en una esfera de luz de nuevo, entró al espejo y empezó a buscar a cada uno de los miembros del grupo. Al poco tiempo los encontró y envolviéndolos con su resplandor los sacó a todos, dejándolos tendidos sobre el suelo de madera del templo abandonado.
- "Será mejor que me encargue de ellos rápido" – dijo Kouin cuando hubo retomado su forma humana. Envolvió sus manos con una luz blanca y empezó a pasarlas frente a los ojos de cada uno, los cuales aún seguían como cuando aún estaban encerrados en el espejo: como zombis. El Espejo de las Tinieblas, por otra parte, se agrietó y se hizo pedazos tan pronto como salieron, mientras que sus fragmentos se volvieron meros trozos de vidrio, perdiendo así su maligna magia.
(Ending: Come)