Capítulo 12:
La Aldea Oculta de Ryuusei
(Opening: Grip!)
- "Así que dime, Tenebross... ¿quién es el incompetente ahora?" - preguntó Naraku dándose importancia.
- "Ankon fue un completo desperdicio de mi poder... ¡El muy idiota se autodestruyó sin conseguir nada!" - gruñó Tenebross - "Pero no importa... ¡para la próxima vez no enviaré a un demonio tan patético como él!" -
- "Ya veremos eso" - dijo Naraku con una sonrisa burlona recibiendo a uno de sus saimyoshou, el cual depositó tres Fragmentos de Sombras en su mano - "No fue una pérdida total, recuperamos el fragmento que llevaba Ankon; y además obtuvimos otros dos" -
Mientras tanto, Inuyasha y sus amigos estaban exhaustos: ya había llegado la mañana, pero no habían dormir bien la noche anterior. Sin embargo, continuaron a pesar del sueño y el cansancio, decidiendo que descansarían al llegar a Ryuusei.
- "Esa fue la peor noche que he pasado en mi vida..." - dijo Gerardo bostezando.
- "Sí, Gerar... Ese estúpido demonio oscuro no nos dejó dormir" - dijo Gabriela, la cual estaba más dormida que despierta, ya que daba traspiés mientras caminaba. Tanto ella como Gerardo tenían grandes ojeras.
- "¡No se desanimen, ya no debe faltar mucho para que lleguemos!" - dijo Sango tratando de animarlos.
- "Como sea..." - dijo Gerardo semidormido - "Heiwa wo shinjiteita ouji wa, nanimo kizukazu ni ita, osanai Pietro no baasudei, unmei ga ugoku..." -
- "¿Qué fue todo eso?" - preguntó Inuyasha extrañado.
- "Ups... ¿La cante en voz alta?" - se extrañó Gerardo - "Es una canción que me levanta el ánimo, pero pensé que la estaba cantando solo en mi mente..." -
- "No se escuchaba mal... Pero este no es el mejor de los momentos para cantarla" - dijo Miroku suspirando.
- "¡Pero yo quiero oírla!" - dijo Kagome emocionada.
- "¡Hey, no me dejen fuera! ¡Yo también quiero escucharla!" - dijo Shippou.
- "¡Yo también, Gerar-nii!" - dijo Rin, haciendo que Gerardo se ruborizara.
- "Y yo también..." - dijo Kaede algo avergonzada - "¿Podemos oírla después, onee-sama?" -
- "Sí, pero después" - respondió Kikyou - "¿Y de qué trata esa canción, si se puede saber?" -
- "Es parte de una historia: trata sobre un príncipe que tuvo que ir al mundo de la oscuridad para rescatar el alma de su madre de las manos de un demonio de hielo" - respondió Gerardo alegremente.
- "¡Suena genial! ¡Parece un cuento de hadas!" - dijo Kagome alegremente.
- "Y les contaré la historia en otro momento, ¿de acuerdo?" - dijo Gerardo guiñándoles un ojo.
- "¡Sí!" - dijeron todos los niños del grupo.
Al poco rato, divisaron un poco más arriba algo parecido a un muro protegiendo una aldea; y al mirarlo con más detenimiento, se dieron cuenta de que eso es lo que era.
- "¡Al fin, estamos llegando a Ryuusei!" - dijo Gerardo mientras sus ojos brillaban y salía corriendo, dejando detrás a los demás.
- "¡Oye, espéranos!" - dijeron los demás aumentando la velocidad para seguirlo.
Finalmente, después de pasar un pequeño trecho de bosque, llegaron ante una gran puerta de madera; en la cual estaban talladas las siguientes palabras:
"村へ入ります貴方は誘う
だけど、悪な人の様なを振舞おう
貴方をほうり出す"
(Invitado eres a entrar a la aldea,
Pero si mal te comportas,
Expulsado serás de aquí)
- "Tal parece que primero nos examinan o algo antes de dejarnos pasar..." - dijo Miroku examinando la escritura tan pronto como alcanzaron a Gerardo.
- "Sí, probablemente son muy xenofóbicos o algo así" - dijo Gerardo con una mirada seria.
- "Como sea. ¿Podemos entrar de una vez?" - preguntó Inuyasha irritado.
Llamaron a la puerta, pero no respondió nadie.
- "¿Qué sucede aquí?" - preguntó Sango tocando a la puerta - "¿Acaso no hay nadie allí adentro?" -
- "¡Disculpen!" - gritó Gerardo - "¡Somos unos viajeros; y hemos venido aquí buscando refugio!" -
Al poco rato se abrió una ventanilla en la mitad de la puerta, revelando un par de ojos negros. Aparentemente era un guardia.
- "¿Es verdad que sólo son viajeros?" - preguntó el guardia en un tono de desconfianza - "¿No son bandidos, soldados o youkai disfrazados?" -
- "Ciertamente somos viajeros. ¿Pero por qué nos demuestra tanta desconfianza?" - preguntó Miroku extrañado.
- "Porque hubo una gran cantidad de gente que vino a nuestra aldea a atacarla y saquearla en el pasado, y lo hicieron pidiendo refugio tal y como ustedes están haciendo en este preciso momento..." - dijo el guardia - "¡Por tanto, no les permitiremos el paso hasta que los hayamos examinado!" -
- "De acuerdo. Entonces, ¿cómo nos examinan?" - preguntó Sango.
- "Esperen aquí un momento. Iré a llamar a nuestro sacerdote..." - dijo el guardia cerrando la ventanilla.
- "Me pregunto en qué consistirá esa especie de prueba..." - dijo Kaede - "Nunca pensé que una aldea pudiera estar bajo una seguridad tan estricta..." -
- "Hay muchas cosas que no sabes de este mundo, pequeña hermana" - le dijo Kikyou. Kaede sólo la miró inquisitivamente, mientras los demás se miraron los unos a los otros con aprensión.
- "¿Será algo peligroso?" - preguntó Kagome asustada mientras se aferraba fuertemente a Inuyasha.
- "Lo sabremos cuando sea el momento..." - dijo Gerardo.
- "Gerar, deberías dejar de hacerte tanto el sabio..." - dijo Gabriela irritada.
- "Y tú deberías aprender a ser menos molesta" - dijo Gerardo entrecerrando los ojos en respuesta al comentario.
- "¡Siempre me dices lo mismo! ¡Siempre me estás regañando por eso; y ya estoy harta! ¡ABAJO!" - gritó; y tanto Gerardo como Inuyasha terminaron en el suelo.
- "¡Maldición! ¡Ya estoy harto de que estemos conectados por estos estúpidos rosarios; y que esa mocosa nos pueda decir 'abajo' cada vez que le den ganas!" - dijo Inuyasha furioso desde el suelo.
- "¡Igual yo! ¡No puedo ni siquiera reclamarle algo porque de inmediato me voy al piso!" - dijo Gerardo tan furioso como él.
- "¿Ya terminaron de jugar?" - preguntó una voz desconocida. No se habían percatado de que la puerta se había abierto; y un hombre alto, anciano y vestido con ropas de sacerdote de color marrón se había acercado a ellos flanqueado por dos guardias. Era completamente calvo, tenía un barba y bigote grises; y tenía ojos marrones en su arrugado rostro.
- "Disculpe nuestro comportamiento..." - dijo Gerardo avergonzado terriblemente mientras se paraba en posición de firme de inmediato - "¿Es usted quien nos va a probar?" -
- "Así es" - dijo uno de los guardias que lo acompañaba - "Es el sacerdote jefe de la aldea, Takurou-sama; y es el encargado de protegerla y de probar a los extraños que llegan aquí" -
- "Así que, ¿en qué consiste la prueba?" - preguntó Sango.
- "Solo miraré dentro de sus almas para ver sus verdaderas intenciones" - dijo Takurou - "Sí vinieron con buenas intenciones, los dejaremos pasar, pero sí no, tendremos que eliminarlos..." -
- "Suena bastante lógico. Así que, ¿cómo mira dentro de nuestras almas?" - preguntó Gerardo mientras varias gotas de sudor le corrían por la frente.
- "Usando ese rosario que lleva en su mano" - dijo Kikyou señalando al rosario azul que Takurou llevaba enrollado alrededor de su mano izquierda - "Eso se hace usando una técnica de reiryoku llamada Reigen. Aunque es muy inusual, ya que pocos sacerdotes o mikos pueden usarla o siquiera la conocen" -
- "Exactamente, miko-sama" - dijo Takurou haciendo una breve inclinación en dirección a ella en señal de respeto - "Veo que usted está muy bien informada. Ahora, por favor, todos cierren sus ojos para que podamos comenzar" -
Y así lo hicieron todos, incluyendo los youkai del grupo. Takurou hizo algunos movimientos con sus manos para al final desplegar el rosario frente a ellos, soltando un gran destello de luz blanca. Cuando fueron tocados por el destello, varias masas de luz amorfas surgieron al lado de cada uno, pero ninguno de ellos se percató al respecto.
Poco a poco, las masas de luz fueron tomando forma hasta que al final fueron claramente visibles. Miroku, Rin, Jaken, Shippou, Kirara y Sango no tenían nada en especial, porque las masas de luz, o mejor dicho, las proyecciones de sus almas eran simples reflejos de ellos mismos.
Sin embargo, Takurou se llevó una buena sorpresa cuando examinó las almas de los demás: las de Inuyasha y Kagome se habían dividido en dos partes, con una parte de la de Inuyasha viéndose como él estaba ahora y la otra mostrándolo a su verdadera edad, mientras que Kagome tenía una de una niña que se veía como estaba ella en ese momento pero ligeramente mayor y otra que la mostraba a su verdadera edad pero parecía tener algo similar a estática corriendo por su figura. La de Kaede era similar, aunque su alma no estaba completamente dividida: en su lugar, parecía ser que su forma actual y su forma de anciana estuviesen fusionadas y de pie la una al lado de la otra.
La de Sesshomaru mostraba su forma humana y su forma de perro demonio y la de Kikyou solo era un reflejo de ella misma, sólo que tenía un contorno mucho más grueso porque estaba formada por muchas almas. Sin embargo, las más impresionantes fueron las de Gerardo y Gabriela: sus dos partes eran un reflejo de ellos mismos y un par de impresionantes dragones, uno blanco y uno azul; y tanto Takurou como los guardias que lo acompañaban quedaron impactados cuando los vieron.
Takurou entonces notó que no parecían albergar ninguna clase de intenciones malignas o nada similar por las energías que aparentaban emitir y por ello enrolló el rosario alrededor de su mano de nuevo, haciendo que las proyecciones desapareciesen.
- "Ya pueden abrir sus ojos..." - le dijo Takurou; y todos abrieron sus ojos a la vez, sintiéndose normales, aunque algo confundidos.
- "Me siento extraño, como si algo hubiese salido de mí y hubiese vuelto a entrar..." - dijo Gerardo poniéndose una mano sobre el pecho.
- "Creo que así nos sentimos todos..." - dijo Miroku viendo a los demás.
- "Ya terminé de examinar sus almas..." - les dijo Takurou con un aspecto ligeramente conmocionado - "Y me he enterado un poco más sobre ustedes..." -
- "Entonces, ¿nos permitirá la entrada?" - preguntó Sango.
- "Sí, pude ver que la mayoría de ustedes tenían almas... muy poco comunes..." - contestó Takurou, poniéndolos nerviosos debido a que el sacerdote acababa de enterarse de algunos de sus secretos - "Sin embargo, todas son bastante bondadosas; inclusive las de los youkais y hanyous que vienen con ustedes. Por tanto, no veo razón para impedirles la entrada a nuestra aldea" -
Ante esa respuesta, la mayoría del grupo dio suspiros de alivio. Luego, los guardias les abrieron las puertas para que pudieran pasar.
- "A todos ustedes, cansados viajeros, les damos la bienvenida a nuestra aldea: ¡la Aldea Ryuusei!" - dijeron los guardias.
(BGM: Ancient's Village – Nobuo Uematsu)
- "Whoa, ¡esta aldea es muy hermosa!" - dijo Gerardo cuando la vio. Todo el lugar donde se encontraba la aldea estaba tapizado de suave hierba verde y las cabañas eran un poco más grandes que las de las otras aldeas. Más arriba, estaban los campos de cultivo, junto a unas grandes cabañas y un poco más adelante, estaba un gran y hermoso palacio. Y justo al borde de la aldea, corría un río, donde las mujeres y las muchachas estaban ocupadas haciendo la lavandería.
- "Estoy de acuerdo con que este lugar es precioso... no me sorprende que le digan el mejor lugar para vivir" - dijo Sango con una sonrisa.
- "Sí, tiene cosas muy hermosas..." - dijo Miroku tratando de acercarse a las chicas, pero Sango de inmediato lo detuvo.
- "¿A dónde cree que va, Houshi-sama?" - preguntó Sango con un dejo de furia bastante evidente en su voz.
- "Ehhh... a ningún lugar... Sango" - dijo Miroku mientras reía nerviosamente.
- "Keh... Tal parece que jamás aprenderá la lección" - resopló Inuyasha.
- "¿Miroku-sama siempre ha sido así?" - preguntó Kagome algo preocupada.
- "Sí, por desgracia" - respondió Shippou - "Es un mujeriego, a pesar de que ya prometió casarse con Sango" -
- "Shippou, ¿alguna vez has oído que esta clase de cosas no es algo que le puedas mencionar a otros niños?" - preguntó Gerardo molesto.
- "Ups... perdón" - dijo Shippou mientras mostraba una sonrisa tonta.
- "Ya es muy tarde, de todas formas" - dijo Gabriela mirando hacia el suelo y negando con la cabeza.
{Fin BGM}
- "¡Hey!" - se escucharon unos gritos desde la distancia.
- "¡Parece que tendrán una gran bienvenida!" - dijo uno de los guardias en tono divertido - "A los niños siempre les gusta darle la bienvenida a los viajeros y enseñarles la aldea" -
Luego, se acercó un grupo de niños, todos los cuales estaban descalzos, a pesar de que las ropas que todos ellos llevaban se veían muy finas, como si estuvieran hechas de seda; y parecían nuevas.
- "¡Hola!" - los saludó el mayor de los niños, lo cual le causó un pequeño shock a Gerardo cuando lo vió.
- '¡Imposible...! ¡Este niño se ve exactamente como yo cuando era pequeño...!' - pensó mientras sus ojos se volvían del tamaño de platos soperos.
- "¡Queremos darles la bienvenida a nuestra humilde aldea!" - continuó el niño con una sonrisa. Llevaba su castaño cabello recogido hacia arriba a la forma de la época, llevaba un kosode y una hakama color azul cielo y tenía ojos castaños.
- "Es un placer conocerlos. ¿Podrían decirnos sus nombres?" - les preguntó Gerardo amablemente. Los otros miembros del grupo también hicieron gala de su cortesía, aunque algunos ni siquiera se molestaron en saludar, mientras que Inuyasha solo resopló
- "Mi nombre es Jousui" - respondió el niño - "Y esta niña que está a mi lado es mi hermana menor, Akiko. Los demás niños son Daichi, Midori, Setsuhi y Akari" -
- "¡Gracias por la bienvenida!" - les dijo Sango.
- "¡No es nada!" - respondió Akiko, que parecía ser la más pequeña de las niñas, e iba vestida con un kosode de color rosado claro con un obi azul oscuro, adornado con flores amarillas; y llevaba el cabello castaño suelto excepto por tenirlo recogido con un moño blanco casi en la punta, de forma similar a Sango. También tenía ojos castaños del mismo color que su hermano - "¿Quieren ver la aldea?" -
- "Sí..." - dijo Gabriela, que también se fijó en Akiko del mismo modo en que Gerardo se había fijado en Jousui: dejando el lado el hecho de que Akiko era más pequeña, las dos se veían exactamente iguales la una a la otra.
- "Pero antes, ¿podrían presentarse, por favor?" - les preguntó Akari amablemente. Ella llevaba un kosode amarillo oscuro con un obi rojo oscuro y llevaba el pelo recogido también, solo que un moño rojo. También tenía un gran parecido con Kagome, lo cual dejó tiesos a Shippou e Inuyasha.
- "Ehhh... sí claro" - dijo Gerardo, pero decidió que sería mejor emplear un alias mientras estuviese en la aldea, en caso de que pasase algo - "Me llamo Seiryuu" -
- "¿¡Qué crees que...!?" - comenzó Inuyasha, pero Gerardo lo silenció con la mirada antes de que dijese nada más. En cuanto a Gabriela, ella decidió seguir su ejemplo.
- "¡Mi nombre es Yumeko y Seiryuu es mi hermano!" - dijo mientras saltaba a los brazos de su hermano - "¿Verdad, Sei-nii?" -
- "Sí, Ga… digo, Yumeko-chan" - dijo Gerardo preguntándose porque habría escogido ese nombre a la vez que intentaba sostenerla - "¿Pero podrías bajarte, por favor?" -
- "Hehe, se quieren mucho. Igual que nosotros dos. ¿Verdad, onii-chan?" - le preguntó Akiko a su hermano mientras sonreía.
- "¡Sí, así es, Aki-chan!" - dijo Jousui mientras le acariciaba la cabeza a su pequeña hermana. Luego los demás se presentaron y cuando terminaron, les preguntaron sus edades.
- "Bueno, Jousui es el mayor de nosotros, tiene diez años" - dijo Setsuhi, la cual llevaba puesto un kosode azul claro con un obi azul oscuro - "Yo en cambio tengo nueve, al igual que Akari, Akiko tiene cinco, Midori tiene ocho y Daichi tiene siete" -
- "Bueno, yo tengo dieciséis, Ge... digo Seiryuu tiene dieciocho años, Yumeko tiene ocho, Kagome tiene cinco, Inuyasha tiene ocho, Kaede tiene diez, Houshi-sama tiene diecinueve, Shippou tiene cinco y Rin tiene ocho, pero en cuanto a Sesshomaru y Kikyou, no sabemos cuáles serán sus edades" - dijo Sango algo intrigada.
- "¿¡Oigan, me están dejando fuera!?" - gritó Jaken, pero nadie le prestó atención.
- "Si tanto desean saberlo, mi edad son dieciocho años" - dijo Kikyou como si no le importara.
- 'Más los cincuenta años que pasó muerta' - pensó Gerardo mientras giraba los ojos a la vez que Gabriela soltaba risitas.
- "Los youkai no tenemos necesidad de decirle nuestra edad a los mortales..." - dijo Sesshomaru fríamente.
- "Keh, como quieras, querido hermano. Bueno, ¿podemos empezar a caminar por el lugar?" - preguntó Inuyasha mientras cruzaba los brazos y daba golpecitos con el pie en el suelo: ya se había cansado de la conversación.
- "¡Sí, claro, señor impaciencia!" - contestó el niño llamado Daichi, el cual llevaba el pelo corto y de color negro; y un kosode gris con una hakama azul oscuro; pero se parecía notablemente en la cara y en el carácter a Inuyasha. - "¿No puedes esperar un poco más?" -
- "Daichi siempre ha tenido una personalidad difícil, por eso no se tomen sus palabras en serio" - dijo Akari entre risas cuando los vio gruñéndose para luego girarse en direcciones opuestas y cruzar los brazos mientras mostraban expresiones de molestia en sus rostros.
- "Inuyasha es igual. Afortunadamente, no es tan difícil tratar con él" - dijo Miroku viendo la escenita.
- "Se está haciendo tarde, ya casi es hora de almorzar" - dijo Midori mirando hacia el cielo; y curiosamente, tanto su kosode como su obi eran verdes pero de diferentes tonalidades, el kosode llevaba hojas verdes como decoración; y llevaba su largo cabello marrón suelto - "Será mejor que nos demos prisa." -
- "Vamos, Midori, no te apegues tanto a ese horario que te hiciste" - le dijo Setsuhi fríamente - "¿No sabes que las sorpresas son lo mejor de la vida?" -
- "Ah, claro. Midori se preocupa mucho por el tiempo, mientras que Setsuhi no le da mucha importancia. Sin embargo, es muy lista, aunque es también algo poco fría" - dijo Jousui negando con la cabeza.
- "Esa descripción me parece un poco conocida" - dijo Gerardo, mientras señalaba a Kikyou con un gesto de la cabeza.
- "Bueno, comencemos con nuestro paseo por la aldea. ¡Síganme!" - dijo Jousui caminando al frente con los demás niños.
Al poco rato, se detuvieron enfrente de las cabañas.
- "Como pueden ver esas son las cabañas donde vivimos todos en la aldea" - dijo Jousui hinchando su pecho de orgullo.
- "¡Y se ven mucho mejores que las de las otras aldeas que hemos visitado; y más grandes también!" - dijo Gabriela alegremente.
- "Sí, es gracias a que el daimyo que vive en esta zona, Taishin-sama, es una persona muy amable y de muy buen corazón... Tanto que el eligió construir esta aldea en una zona oculta para que ninguno de nosotros corriera peligro. El también creó varias escuelas, nos permitió elegir hasta que hora podíamos trabajar y nos pide muy poca parte de nuestras cosechas y dinero como impuestos. Tamibén mejoró las cabañas de todos los habitantes de la aldea" - dijo Akari orgullosa.
- "Por lo visto es el daimyo más gentil del mundo" - dijo Sango con una sonrisa.
- "¿Bueno, proseguimos?" - preguntó Miroku.
Prosiguieron su camino hasta que llegaron a las grandes cabañas que habían visto al comienzo. Al entrar, notaron que parecían escuelas, porque tenían cuartos parecidos a salones de clase; y a gimnasios para practicar kyuudo, kendo y atletismo.
- "Estas cabañas de aquí forman nuestra escuela. Es donde aprendemos a escribir, a leer y muchas otras cosas más" - explicó Midori con una sonrisa.
- "Parecen ser un buen lugar para aprender" - dijo Miroku.
- "¡Y yo estoy entrenando para convertirme en espadachín!" - dijo Jousui sacando el pecho con orgullo.
- "Hehe, buena suerte con eso. Es posible que el camino se te ponga duro en algunos puntos, pero nunca dejes que nada te desaliente de cumplir tus metas" - le dijo Gerardo dándole palmadas en el hombro.
- "¡Gracias!" - dijo Jousui sonriendo.
- "¡Jousui!" - lo llamó un hombre vestido con ropas de las que se usan para practicar kendo, y que llevaba el cabello negro y largo amarrado en una cola de caballo - "No has olvidado la práctica de kendo de hoy, ¿verdad?" -
- "¡Ah, Kenzan-sensei! ¡No, no lo he olvidado!" - dijo Jousui - "¡Sólo estamos mostrándoles la aldea a los visitantes!" -
- "¡Ah, de acuerdo! ¡Asegúrate de no perderte la práctica de hoy, ya que enseñaré el Mangessai durante ella!" - dijo Kenzan.
- "¡Al fin!" - dijo Jousui saltando de la emoción - "¡Llevo meses esperando eso!" -
- "¡Y veo que tres de nuestros visitantes portan espadas!" - dijo Kenzan con la emoción evidente en el rostro, especialmente cuando se arrodilló para examinar con más cuidado las espadas que el grupo llevaba - "Y parece que sus espadas fueron forjadas por un herrero muy experimentado, ¡y además tienen un gran poder oculto!" -
- "¿Cómo lo supo?" - dijo Inuyasha sorprendido.
- "En esta aldea todos podemos sentir las auras y poderes que emiten las personas y objetos" - dijo Kenzan mientras cerraba los ojos en una expresión de orgullo - "De cualquier modo, asegúrense de hacernos una visita luego de que hayan terminado su paseo" -
Dejaron la escuela atrás y comenzaron a caminar hacia el palacio.
- "¿Este es el palacio donde vive Taishin-sama?" - preguntó Miroku cuando llegaron ante la puerta, la cual estaba flanqueada por dos guardias que portaban lanzas.
- "Sí, este es el lugar" - confirmó Daichi desdeñosamente - "Aunque a mí no me gusta venir aquí..." -
- "Hehe, lo dice porque una vez hizo un desastre aquí e hizo que lo sacasen" - dijo Akari entre risitas, lo cual la causó una buena carcajada a todos menos a Sesshomaru, a Kikyou y a Daichi, por supuesto.
- "No me lo recuerdes, Akari..." - dijo Daichi con una expresión de amargura.
- "Suena como algo que yo haría" - dijo Inuyasha entre risas.
- "¡Sí, porque tú y él son igual de tontos!" - dijo Shippou entre risas, pero eso llegó a su fin luego de que dos puños aterrizaron en su cabeza.
- "¡Vamos, no sean malos con él!" - dijo Kagome mientras lo alejaba de ellos.
- '¿Eh? ¿Sigue protegiendo a ese tontuelo aunque no recuerda nada de él?' - pensó Gerardo sorprendido - 'Parece que los sentimientos quedan aún si se borran los recuerdos' -
- "Oh, ¿estás pensando en algo?" - preguntó Setsuhi con una sonrisa traviesa.
- "¿Eh? Err... ¡No, claro que no!" - dijo Gerardo saliendo de su ensimismamiento.
- "Hehe, ¡eres igual que Jousui! ¡Setsuhi y Akiko siempre lo despiertan cuando está muy pensativo!" - dijo Midori entre risas.
- "Ya veo..." - dijo Gerardo algo sobrecogido mientras miraba a Jousui, el cual sólo le sonrió de vuelta.
- "Hemos traído a los nuevos visitantes para que vean a Taishin-sama" - dijo Jousui mientras caminaba frente a los demás y se dirigía a los guardias que estaban a ambos lados de la puerta.
- "Muy bien. Pasen adelante" - dijo uno de los guardias mientras el otro abría la puerta.
En cuanto entraron, vieron que el palacio lucía muy hermoso por dentro; todo hecho de madera pulida mientras que las puertas corredizas que separaban los cuartos tenían hermosas pinturas dibujadas sobre ellas. Sin embargo, parecía ser el día de la limpieza, ya que los sirvientes estaban muy ocupados puliendo el piso y limpiando los muros y puertas.
- "Esto siempre ocurre después de cada luna llena" - explicó Midori - "El personal del palacio se dedica únicamente a la limpieza, así que Taishin-sama y su familia deben prepararse sus comidas ellos mismos" -
- "¡Hola chicos!" - dijo un chico que venía corriendo hasta ellos, el cual llevaba un kimono azul oscuro y una hakama gris. Tenía el cabello corto y negro, y parecía ser una versión en miniatura de Henry, lo cual dejó a Gerardo, Gabriela e Inuyasha sorprendidos - "¿Mostrándole el palacio a los visitantes?" -
- "Sí, así es, Souin" - respondió Jousui con una sonrisa; y luego se volvió a los recién llegados - "Él es Souin; y es el hijo de Taishin-sama" -
- "Pero todos aquí somos grandes amigos, ya que nuestros padres también lo son" - dijo Souin sonriendo - "Por cierto, Jousui, ¿me trajiste el libro que te pedí?" -
- "Lo siento, no pude. Pero puedes ir a recogerlo en la biblioteca cuando quieras" - dijo Jousui algo avergonzado. Luego se puso al lado de Gerardo para susurrarle - "Es una buena persona, pero es un poco alocado, le fascinan mucho los monstruos y el infierno. Siempre dice que algún día será el rey del inframundo" -
- "Sé lo que quieres decir. Yo también tengo un amigo igual a él" - dijo Gerardo mientras sonreía para luego negar con la cabeza a la vez que miraba hacia el techo.
- "Bueno, sí van a ver a mi padre, mejor se dan prisa. ¡Nos vemos luego!" - dijo Souin con una sonrisa mientras salía corriendo.
Poco después, estaban delante de Taishin. A pesar de que era un daimyo, parecía ser una buena persona a primera vista por la placentera sonrisa que tenía en el rostro y la disposición relajada que les demostró al recibirlos. Llevaba puesto un kosode negro con un haori gris encima y una hakama gris oscura, estaba sentado sobre un futon y tenía el cabello negro y corto atado en un nudo vertical, y ojos negros. Su esposa estaba sentada a su lado, tenía un largo y sedoso cabello negro, ojos negros y llevaba un kosode púrpura claro sobre el cual llevaba un haori púrpura oscuro.
- "¡Bienvenidos sean todos!" - saludó Taishin jovialmente mientras entraban, agitando su mano en dirección a ellos e invitándolos a pasar - "Y no se preocupen: ¡tanto los youkai como los hanyou son bienvenidos en nuestra aldea también! Pero antes que nada, quisiera preguntarles que razón tuvieron para venir hasta aquí" -
- "Taishin-sama, nuestra razón es que una de nuestros amigos fue convertida en una niña, perdiendo sus memorias en el proceso; y cuando intentamos regresarle los recuerdos a través del medallón de memoria, la joya que solía actuar como restaurador de recuerdos se quebró" - dijo Miroku mientras le mostraba a Kagome a Taishin, para luego mostrarle el medallón plateado que ella llevaba alrededor de su cuello - "Nos enteramos recientemente que había una forma de restaurar su memoria en este aldea y llegamos hasta aquí en su busca" -
- "¿Me convirtieron en niña? Asi qué... ¿así no es como yo debería ser? Es tan raro...' - pensó Kagome algo confundida.
- "Hmm... Bueno, hay muchos cristales especiales en la cueva tras mi palacio. Estoy seguro de que uno de ellos debería poder restaurar sus memorias, y supongo que eso será de gran ayuda en regresarla a la normalidad" - dijo Taishin pensativamente - "Sin embargo, tendrán que esperar, ya que la cueva sólo se abre por la noche" -
- "No hay problema, podemos esperar un poco más" - dijo Sango negando con la cabeza para luego sonreír.
- "En ese caso, deberían emplear este tiempo en continuar visitando la aldea" - les dijo Taishin con una sonrisa - "Pero no se olviden de regresar aquí cuando haya anochecido" -
Luego dejaron el palacio y se dirigieron a la biblioteca de la aldea, la cual estaba al lado de la escuela. Estaban ya algo sorprendidos debido a lo grande que se veía desde afuera, pero se quedaron sin palabras una vez hubieron entrado.
- "De acuerdo, ¿qué se supone que es esto?" - preguntó Gerardo mientras él y los demás miraban a su alrededor con ojos del tamaño de platos soperos - "¿Una biblioteca normal, o una biblioteca fundada por un emperador del continente?" -
- "El número de libros realmente parece ser digno de un emperador" - dijo Miroku mientras se paseaban entre las estanterías - "Nunca había visto una selección tan amplia" -
- "¿Y a ustedes que les importa todo esto?" - dijo Inuyasha un rato después todos se habían dispersado, tomado distintos libros; y habían comenzado a leerlos. Claro, todos menos Daichi, al que parecía que tampoco le gustaban los libros; y Kagome, que aparentemente tampoco recordaba como leer y estaba aferrada fuertemente a su brazo.
- "Porque los libros te ayudan a ser más inteligente" - dijo Akari con una voz seria muy similar a la de Kagome mientras leía un libro sobre flores y jardinería.
- "Además de que te ayudaría mucho a moldear mejor tu inútil cerebro, Inuyasha" - dijo Sesshomaru fríamente mientras revisaba uno titulado Heráldica de la Nobleza Youkai - "Hmm, interesante. Es una sorpresa ver que tu madre y tú aparecen en nuestro árbol genealógico…" -
- "¡Keh! Como sea" - dijo Inuyasha enojado mientras Kagome sólo se rió ante esto.
- "Hehe, ¡están peleando de nuevo!" - dijo ella. Aparentemente, había empezado a hallar esto divertido.
- "¿Son hermanos y se odian tanto?" - preguntó Akari mientras alzaba la cabeza del libro para echarles una mirada.
- "Hermanastros, en realidad... Hijos del mismo padre pero de diferentes madres" - respondió Gerardo distraídamente, el cual estaba enfrascado en la lectura de un libro llamado Genealogía de los Dragones y Tipos de Dragones (Incluye Breve Introducción al Lenguaje Dragoniano) - "Hmm, no esperaba hallar un libro como este fuera del mundo de Dragonia en mis sueños..." -
- "Y como Inuyasha es hijo de una humana y un Youkai; y Sesshomaru de dos youkais, Sesshomaru lo detesta" - dijo Gabriela, leyendo un libro titulado Como ser un Buen Arquero.
Unos segundos después, Miroku salió de detrás de las estanterías con un libro titulado Exorcismos Avanzados.
- "Fue el único libro interesante que pude conseguir. Todos los demás libros de exorcismos ya los había leído durante mi entrenamiento como monje" - dijo antes de suspirar decepcionado - "Y no hay ningún otro tipo de libros que me interesen..." -
La mayor parte del grupo le clavó miradas asesinas a Miroku por ese comentario, ya que era bastante obvio cual era el otro tipo de libros que le interesaba.
Al poco rato, salieron de la biblioteca.
- "Por cierto, ¿quieren ver donde está la cueva?" - preguntó Setsuhi con una sonrisa.
- "Si, por favor. Sería una buena idea ver el lugar al que iremos esta noche" - dijo Gerardo mientras asentía con la cabeza. No hubieron objeciones, así que marcharon hasta el área ubicada detrás del palacio.
- "¿Ven dónde está esa sombra?" - dijo Midori señalando un trecho de la pared de roca que estaba algo más oscura que el resto - "Allí es donde aparece la cueva durante las noches" -
- "¿Y por qué aparece nada más durante las noches?" - preguntó Kagome pensando cuan extraño era eso de que la cueva apareciera y desapareciera.
- "Los ancianos de la aldea creen que es porque algo en la cueva reacciona con la luz de las estrellas" - dijo Setsuhi encogiéndose de hombros.
- "De todos modos, si van a quedarse esta noche, pueden hacerlo en mi casa. A mis padres les encantaría hospedarlos" – se ofreció Jousui con una sonrisa en el rostro, la cual Akiko también tenía.
- "Pero también pueden quedarse en nuestras casas" - añadió Akari alzando una ceja, pero luego dió una palmada mientras una sonrisa aparecía en su cara - "Oigan, ¿por qué cada uno no se queda en una casa diferente?" -
- "¡Es una buena idea!" - dijo Midori dando saltos alegremente.
- "¡De acuerdo, entonces Seiryuu-nii y Yumeko-chan se quedarán en nuestra casa!" - dijo Jousui con una sonrisa.
- "¡Yay! ¡Quiero jugar con Yumeko-nee!" - dijo Akiko saltando en dirección a Gabriela, la cual la atrapó entre risas.
- "¡Entonces el niño hanyou viene conmigo!" - dijo Daichi de una forma un tanto pedante - "¡Quiero ver si vale la pena!" -
- "Muy bien, ¡entonces Sango-san y Kagome-chan vienen conmigo!" - dijo Akari alegremente.
- "Inuyasha-nii…" – dijo Kagome viendose algo triste.
- "No te preocupes, estarás bien con ellos" - dijo Inuyasha tratando de darle ánimos - "¿Y no quieres jugar con Akari?" -
- "Tienes razón. ¡Si quiero jugar con ella!" - dijo Kagome corriendo al lado de Akari, la cual la recibió como si fuese su propia hermana menor.
- "Entonces Kikyou-sama y Kaede-chan pasarán la noche en mi casa" - dijo Setsuhi para luego inclinarse ante ellas.
- "Está bien. ¡Gracias!" - dijo Kaede con una sonrisa.
- "Gustosamente aceptaré tu hospitalidad" - dijo Kikyou con una leve sonrisa.
- "Muy bien, me quedo con lo que sobró, como quien dice" - dijo Midori sonriendo - "Miroku-sama, Shippou-chan y Rin-chan se quedarán conmigo" -
- "Gracias por tu hospitalidad" - dijo Miroku con una sonrisa.
- "¡Sí, gracias!" - dijo Shippou saltando hacia arriba y abajo - "Y ten cuidado, Miroku..." -
- "Sí, lo sé... Shippou..." - dijo Miroku sudando la gota gorda mientras veía la cara de enfado que Sango le daba como advertencia.
- "Hehe, ¡estaré encantada de pasar la noche contigo, Midori-chan!" - dijo Rin mientras jugueteaba con sus manos un poco.
- "Yo pasaré la noche fuera de la aldea" - dijo Sesshomaru inexpresivamente - "Y más les vale que cuiden bien de Rin, o me las pagarán..." -
Luego se encerró en una esfera de luz y se alejó volando.
- "¡Sesshomaru-sama! ¡Por favor, espéreme!" - gritó Jaken mientras corría tras él.
- "El solitario irremediable no se corrige nunca, ¿eh?" - dijo Gerardo suspirando para luego girarse a mirar a Jousui - "Bien, ¿dónde es que viven?'" -
- "Ah, cierto. Síganme" - dijo Jousui - "¡Primero deberían conocer a mis padres antes de que se separen!" -
Al poco rato estaban en la cabaña donde vivía la familia de Jousui, la cual estaba a mitad de camino entre la entrada y el palacio de Taishin. El interior no era muy distinto de la cabaña de Kaede, aunque era algo más grande y menos estrecha.
- "¡Mamá! ¡Papá! ¡Volvimos!" - dijo Jousui.
- "¡Volvimos, mami!" - dijo Akiko.
- "Bienvenidos, queridos míos. ¿Ellos son los nuevos visitantes?" - les preguntó su madre, la cual estaba de espaldas a la entrada limpiando la cabaña.
- "Sí, así es. Ellos son Seiryuu-nii y Yumeko-chan, y van a quedarse con nosotros esta noche" - dijo Jousui alegremente.
- "Es un placer conocerla. Mi nombre es Mizuboshi Seiryuu y ella es mi pequeña hermana Yumeko" - dijo Gerardo haciendo la reverencia.
- "Es un placer. Mi nombre es Miyuki" - les dijo la madre de Jousui dándose la vuelta y haciendo la reverencia. Sin embargo, todos en el grupo, exceptuando Kagome, Kaede y Kikyou se llevaron una sorpresa cuando la vieron: la mujer frente a ellos era idéntica a la madre de Gerardo y Gabriela, excepto por los ojos, que eran de un castaño claro en vez de azules. Llevaba recogido el cabello en una bandana triangular rosa, vestía un kosode rosa claro decorado con hojas rosa oscuro atado con un obi rojo oscuro y llevaba un delantal rosa claro encima - "¿Sucede algo malo?" -
- "No es nada, Miyuki-san... Es que usted se parece mucho a mi madre..." - dijo Gerardo un poco avergonzado.
- "Demasiado para nuestro gusto, ¿eh?" - dijo Gabriela aún algo sacudida.
- "¿Y dónde está papi?" - preguntó Akiko.
- "Está haciendo algunas reparaciones en el campo de entrenamiento de arquería. Debería regresar dentro de un rato" - contestó Miyuki enseguida.
- "Miroku, más te vale que no intentes decirle tus ridículas líneas, porque me las pagarás" - le dijo Gerardo entre susurros cuando notó que intentaba dar pasos en dirección a Miyuki
- "No te preocupes. Jamás me atrevería a decirle tales cosas a una mujer casada" - dijo Miroku con una cara seria.
- "Lo creeré el día que usted deje de actuar como un pervertido, Houshi-sama" dijo Sango furiosa.
- "Si desean pueden quedarse a almorzar con nosotros. Mi esposo llegará de un momento a otro" - los invitó Miyuki con una sonrisa. Luego se sentó al lado del hogar y luego de encender el fuego, comenzó a colocar verduras dentro de una olla llena de agua.
- "Humildemente aceptamos su invitación" - dijo Gerardo sonriendo.
- "Y muchas gracias por ello" - dijo Kaede sonriendo. A los pocos minutos llegó un hombre que sería idéntico al padre de Gerardo y Gabriela si no fuera porque llevaba el pelo amarrado de forma similar a la de Jousui. Llevaba puesto un kosode amarillo oscuro con rayas negras y una hakama gris.
- "¡Estoy en casa!" - anunció el hombre.
- "Bienvenido a casa, querido" - dijo Miyuki con una sonrisa cuando vio a su esposo entrar a la cabaña.
- "¡Hola, papá!" - dijo Jousui.
- "¡Bienvenido a casa, papi!" - dijo Akiko.
- "Por lo que veo tenemos invitados el día de hoy" - dijo el padre de Jousui en cuanto vio al gran grupo reunido frente al hogar - "Me llamo Sekiryuu; y es un placer recibirlos en nuestra humilde morada" -
- "El placer es nuestro, Sekiryuu-san" - dijo Gerardo inclinándose.
- "Vamos, vamos" - dijo Sekiryuu riéndose - "No es muy necesario el trato formal, joven. ¿Y qué significa esa mirada que veo en tus ojos?" -
- "Solamente es asombro... Es que viéndolos a usted y a su familia, me recuerda a cuando mi hermana y yo estabámos con nuestros padres..." - dijo Gerardo con tristeza.
- "Ya veo... debes echarlos mucho de menos" - le dijo Miyuki en un tono gentil - "Sus nombres son Seiryuu y Yumeko, ¿correcto?" -
- "Eh... sí, así es, Miyuki-san" - dijo Gerardo algo avergonzado mientras que Gabriela parecía querer echarse a llorar.
- "Y por lo que veo ambos son miembros de la nobleza, ya que ambos tienen apellidos, los hermosos diseños de sus ropas, sus modales y porque Seiryuu-kun lleva gafas" - dijo Miyuki examinándolo con cuidado.
- "Bueno, no puedo decir que no es cierto... Nuestra familia vive muy lejos de aquí y nos enviaron en un viaje para que mejoráramos nuestras habilidades, para que pudiéramos ser capaces de proteger a nuestros amigos y seres queridos de cualquier peligro..." - dijo Gerardo, a pesar de que en realidad ellos habían partido en ese viaje por su propia voluntad.
- "Sí lo deseas, puedes quedarte aquí todo el tiempo que gustes" - dijo Sekiryuu amablemente para luego comenzar a reír - "¡Sin embargo, deberás ayudarnos con los trabajos de la aldea a cambio!" -
- "Aprecio mucho su gentil oferta, pero no podemos quedarnos aquí por mucho tiempo..." - dijo Gerardo tristemente - "Mis amigos me necesitan y vinimos aquí porque una de ellos perdió parte de su memoria..." -
- "Y están aquí para ayudarla a recuperarla" - dijo Miyuki intuyendo porque habían venido - "No se preocupen. Estoy segura de que Takurou-sama les ayudará con esto cuando la cueva se haya abierto esta noche" -
- "Mientras tanto, estarán aquí como nuestros invitados" - dijo Sekiryuu - "¡Así que, coman todo lo que gusten!" -
Ya habían terminado de preparar el almuerzo, así que empezaron a repartir pequeños cuencos antes de servir la comida.
- "¡Itadakimasu!" - dijeron todos a la vez para luego empezar a comer.
El almuerzo consistió en varios tipos de verduras hervidas; y todos pensaron que nunca las habían comido tan exquisitas en su vida. Especialmente Gerardo y Gabriela, ya que ambos odiaban las verduras a muerte.
- "¡Gochisousama!" - dijeron todos tan pronto como terminaron de comer.
- "¡No sé qué harán con las verduras, pero hacen que sean más ricas que cualquier otra que hayamos comido!" - dijo Inuyasha satisfecho.
- "Solamente las cuidamos lo mejor que podemos desde que las sembramos hasta que las cosechamos, y también les ponemos un poco de polvo de cristal cerca de ellas, ya que parece que las ayuda a crecer mejor" - les explicó Sekiryuu mientras sacaba del bolsillo de su hakama una pequeña bolsa llena de un brillante polvo azul claro.
- "Ese polvo lo sacan de la cueva, ¿Sekiryuu-san?" - preguntó Miroku intrigado.
- "Sí, pero nunca tomamos demasiado. Solamente tomamos el necesario para cada cosecha, una vez cada mes" - respondió mientras se guardaba la bolsa en su hakama de nuevo.
- "Ya tengo que irme, que se me hará tarde para mi clase de kendo" - dijo Jousui mientras tomaba una boken que estaba apoyada en uno de los muros de la cabaña y salía corriendo - "¡Nos vemos después!" -
- "¡Hey, espérame! ¡También voy!" - dijo Gerardo mientras corría tras él - "¡Nos vemos en la tarde!" -
Corrieron tan rápido que a los pocos segundos ya estaban en el área de entrenamiento de kendo de la escuela. Kenzan estaba ya preparándose para comenzar a enseñarle a los estudiantes, la mayoría de los cuales eran niños, aunque también habían algunos adultos entre ellos.
- "Buenas..." -
- "...tardes" - dijeron entre los dos mientras intentaban recuperar el aliento.
- "¡Buenas tardes a ambos!" - los saludó Kenzan tan pronto como llegaron - "¡Llegaron just a tiempo para nuestra sesión de hoy!" -
- "¡Por supuesto! ¡Nunca me perdería una de sus clases, Kenzan-sensei!" - dijo Jousui emocionado.
- "Bueno, mejor saquen sus espadas, que vamos a comenzar ahora" - dijo Kenzan - "Oh, y veo que uno de nuestros huéspedes decidió unírsenos hoy" -
- "Err... Sí, así es" - dijo Gerardo un poco avergonzado.
- "Muy bien, pero primero, ¿podrías darnos una demostración de una de tus técnicas?" - le preguntó Kenzan
- "Sí, claro. ¿Qué tipo de técnica desea que les muestre?" - dijo Gerardo algo confundido.
- "Bueno, sería genial ver una técnica que requiere energía para funcionar" - dijo Kenzan con una sonrisa.
- "De acuerdo" - dijo Gerardo mientras sacaba a Ryuuga de su funda.
- "Oh, ¡vaya espada que tienes!" - dijo Kenzan emocionado mientras la tomaba de las manos de Gerardo para examinarla - "¡Muy bien ornamentada, muy buen filo, forjada por un verdadero experto y hecha con metales de muy buena calidad! ¡Esta espada es una verdadera maravilla!" -
- "Eh... gracias... ¿Me la podría devolver, por favor?" - preguntó Gerardo.
- "Ah, disculpa. Aquí tienes" - dijo Kenzan mientras le regresaba la espada a su propietario - "Me emociono mucho cuando veo espadas como esta" -
- "No hay problema. Y ahora, ¡aquí tienen una de mis técnicas! Alt tok, lay hydrast, baprou, gaivz tast pawatz sos ulkirea ika..." - dijo mientras le infundía energía a su espada, cuya hoja empezó a brillar hasta que se transformó en una espada de luz azul - "Water Saber!" -
Luego corrió hacia uno de los muñecos de paja que estaban empleando para las prácticas de kendo y le hizo cuatro cortes. Al principio pareció que no les había hecho siquiera un rasguño, pero a los pocos instantes, cuando Gerardo envainó a Ryuuga de nuevo, el muñeco se rompió limpiamente en cuatro partes tras una pequeña explosión de agua y burbujas.
- "¡Excelente técnica!" - dijo Kenzan emocionado - "Y fue interesante que recitaras algo antes de usarla... Me gustaría que nos la enseñaras, pero me imagino que debe ser alguna clase de secreto para ti" -
- "Sí, así es. Me disculpo por ello, pero le agradezco mucho sus elogios" - dijo Gerardo haciendo una inclinación.
- "Bueno, alineate con los demás para que comencemos con la clase" - dijo Kenzan. Gerardo asintió y se puso al lado de Jousui, el cual le mostró un pulgar arriba y le guiñó con el ojo. Él sólo respondió sonriéndole de vuelta.
Lo primero que hicieron durante las clases fue hacer algunos ejercicios de calentamiento, para después empezar a hacer prácticas de movimientos con la espada. Después, al final, Kenzan les pidió atención a todos.
- "Muy bien, ahora observen con cuidado el movimiento que voy a hacer" - dijo Kenzan mientras se colocaba en postura de combate. Luego, movió su espada en forma circular rápidamente para luego cortar diagonalmente el círculo que había dibujado - "Esa fue la técnica del Mangessai. Ahora, vayan con las figuras de paja y empiecen a practicar ese movimiento" -
Todos empezaron a practicar de inmediato. Kenzan notó de inmediato que varios de los estudiantes tenían problemas dibujando la figura circular y algunos hasta perdían el equilibrio haciéndolo. Sin embargo, Jousui y Gerardo, al igual que unos pocos estudiantes más, aunque al principio no hacían el movimiento con la misma rapidez que Kenzan, eran quiénes mejor lo estaban ejecutando en la clase. Kenzan fue hacia los estudiantes, y uno por uno, les fue corrigiendo la forma de ejecutar el movimiento y les explicaba cómo podían mejorarlo. Al final, todos lo ejecutaban perfectamente, a pesar de que Jousui y Gerardo eran los que lo hacían con más rapidez.
- "¡Excelente!" - anunció Kenzan repentinamente - "¡Ya hemos terminado con la clase del día de hoy!" -
Luego dejó el campo de entrenamiento, y los estudiantes hicieron lo mismo al poco rato.
- "¡Vaya! ¡Estoy agotado!" - dijo Jousui limpiándose el sudor de la cara cuando ya estaban saliendo.
- "Ni me lo menciones" - dijo Gerardo mientras hacía lo mismo con las mangas de su ropa - "Pero al menos se siente realmente satisfactorio" -
Pero antes de que Jousui pudiera responder, Inuyasha corrió hacia ellas.
- "¿Eh? ¿A dónde vas?" - le preguntó Gerardo.
- "A ver esa clase de kendo con ustedes" - dijo Inuyasha.
- "Err, estamos saliendo de ella ahora" - dijo Jousui - "La clase ya terminó" -
- "¿¡Qué!?" - dijo Inuyasha irritado - "¡Rayos! ¡Me la perdí porque ese idiota de Daichi no me quería dejar en paz, siempre con la excusa de ponerme a prueba!" -
- "Bueno, después podemos mostrarte que fue lo que nos enseñaron" - le dijo Gerardo - "De todos modos la clase no estuvo muy difícil" -
Akiko, Gabriela, Rin y Kagome llegaron en ese momento, todas cargadas con arcos y carcajs. Sin embargo, Kagome estaba sujetándose del brazo de Gabriela, y estaba sudando y jadeando.
- "¡Onii-chan!" - lo llamó Gabriela tan pronto como los vieron.
- "¿Yumeko?" - preguntó Gerardo - "¿Adonde fueron ustedes cuatro? -
- "¡Estábamos en la clase de kyuudo!" - respondió Akiko alegremente.
- "¿Eh? ¿Y cómo es que Kaede-chan y Kikyou-sama no están con ustedes?" - preguntó Jousui.
- "Oh, es porque querían ir a explorar solas, y fueron a hablar con Takurou-sama y los demás sacerdotes de la aldea" - explicó Akiko entre risitas.
- "Por cierto, Rin, ¿hiciste algo durante la clase?" - preguntó Gerardo al notar el arco y el carcaj que ella llevaba.
- "¡Sí, estuve practicando un poco! Pensé que podría ayudarlos un poco con los youkai que siempre aparecen por ahí, si Sesshomaru-sama me lo permite" - dijo Rin alegremente.
- "Y Kagome realmente estuvo asombrosa. Es tan pequeña como yo, pero es muy talentosa con el arco," – dijo Akiko mientras veía a Kagome con admiración – "Y nunca había visto a alguien usar una flecha como esa" –
- "¿Huh?" – se sorprendió Inuyasha – "¿Qué clase de flecha usó?" –
- "¡Se envolvió en una energía púrpura cuando la disparó!" – explicó Akiko saltando hacia arriba y abajo mientras sonreía. Sin embargo, dejó de saltar y su sonrisa se trocó en una cara de tristeza al instante siguiente – "Pero terminó toda agotada por eso..." -
- "En otras palabras, una Flecha Sagrada…" – dijo Gabriela con seriedad mientras miraba con preocupación a la niña que se estaba sujetando de su brazo.
- "Pero… Yumeko-nee" – dijo Kagome sonriendo: también les estaba siguiendo la corriente a los hermanos con lo de usar los alias – "Esa flecha blanca que lanzaste fue muy bonita" –
- "Hihi, gracias... Pero aún me falta mucha práctica para que mis Flechas de Luz sean realmente poderosas" – dijo Gabriela mientras reía avergonzada por el cumplido.
- "En todo caso, ¿nos regresamos? Ya está por llegar la noche" - preguntó Gerardo mientras miraba al cielo: había comenzado a colorearse anaranjado mientras hablaban.
- "¿Pero no íbamos a ir al lugar donde fabrican los kimonos?" - preguntó Kagome.
- "Ah, lo había olvidado… ¿Onii-chan, podemos ir allí?" - le preguntó Akiko suplicantemente.
- "Sí, si podemos. Pero tratemos de no quedarnos por demasiado rato, ¿de acuerdo?" - respondió Jousui.
Las niñas saltaron de alegría; y como no hubieron objeciones de parte de Gerardo ni de Inuyasha, se dirigieron hacia el telar, el cual estaba en una gran cabaña ubicada al lado del río.
Tan pronto como llegaron, se encontraron con una joven vestida con un kosode azul brillante adornado con varias mariposas. Tenía el cabello marrón y largo y ojos negros. Las paredes de la cabaña estaban tapadas con los diferentes kimonos que estaban colgados en ellas, todos de distintos colores, diseños y tamaños.
- "¡Bienvenidos sean todos a nuestro humilde telar!" - dijo la joven - "¡Es genial volver a verlos, Jousui, Akiko!" -
- "¡Hola, Oriko-nee!" - dijo Jousui cuando entraron - "¡Hoy hemos traído invitados!" -
- "Ah, ¿son ellos algunos de los viajeros que llegaron hoy a la aldea?" - preguntó Oriko con emoción.
- "Err… Sí, somos algunos de esos viajeros" - dijo Gerardo un poco avergonzado - "Soy Seiryuu, esta es mi hermana pequeña es Yumeko, el niño es Inuyasha y las dos niñas son Kagome y Rin" -
- "¡De nuevo, bienvenidos!¡Siéntanse como si estuvieran en casa y no se preocupen por nada!" - les dijo Oriko alegremente - "Pero si vinieron a ver los kimonos, tendrán que esperar a que mamá regrese" -
- "¿Y dónde está tu madre en estos momentos?" - preguntó Gabriela algo confundida.
- "Ella se encuentra en la parte de atrás trabajando en algunos kimonos" - dijo mientras indicaba una puerta que estaba tras ella. Poco después, una mujer vestida con un kosode verde claro atado con un obi rojo, con ojos y cabello del mismo color de Oriko, salió de dicha puerta.
- "Buenas tardes a todos, incluyendo a nuestros invitados" - dijo la mujer amablemente - "No se preocupen por las presentaciones, ya escuché sus nombres cuando los dijeron hace un momento" -
- "Chicos, ella es mi madre" - dijo Oriko orgullosamente.
- "Es un placer conocerlos. Soy Orimi" - dijo la mujer inclinándose.
- "El placer es nuestro" - dijo Gerardo mientras él y los demás se inclinaban.
- "Keh, ya basta de tantos formalismos estúpidos" - dijo Inuyasha cruzándose brazos y resoplando impacientemente - "¿Vinieron a ver los kimonos o nada más a presentarse?" -
- "Ah, supongo que esa es la razón de su visita. Pero, ¿puedo examinar sus ropas primero?" - dijo Orimi.
No hubo problemas con ello, así que Orimi se pasó el cuarto de hora siguiente revisando cuidadosamente las ropas que todos ellos llevaban, así como a sus portadores. Todos ellos sintieron como si los estuviera mirando por dentro, de una forma similar a la del Reigen de Takurou.
- "Bueno, he terminado. Pueden empezar a ver los kimonos que están exhibidos mientras les explico sobre como escojo uno para cada persona" - dijo Orimi al final.
Las niñas se deleitaron al máximo viendo cada uno de los kimonos que estaban colgados de las paredes, admirando los diseños, colores y decoraciones que tenían.
- "Puede que no sepa mucho sobre esto, pero me parece que usted es una verdadera maestra en este arte, Orimi-san" - dijo Gerardo viendo como cada kimono estaba cuidadosamente tejido, bordado y teñido.
- "Gracias, Seiryuu-kun" - dijo Orimi humildemente - "Y para que estén enterados, yo escojo los kimonos para cada quién dependiendo de sus personalidades y de la energía elemental que tienen" -
- "¿Energía elemental?" - preguntaron asombrados Gabriela, Gerardo e Inuyasha.
- "Sí. Hay mucho tipos para esa energía, y cada persona puede ser elegida por hasta dos tipos de ella al momento de su nacimiento" - explicó Orimi - "Y yo siempre tengo el cuidado de escoger el kimono para cada persona basándome en cual de ellos resuena mejor con la personalidad y energía de esa persona" -
- "Ya veo…" - dijo Gerardo pensativamente - "No sabía que la magia Seirei y los conceptos relacionados a ella fueran conocidos por aquí también..."
- "Oh, ¿ese es el nombre por el que la conocen?" En todo caso, Jousui y Akiko no necesitan kimonos nuevos en este momento, ya que he sido siempre quién los ha hecho para ellos" - dijo Orimi.
- "Y lo hace siempre que nuestras ropas empiezan a ser demasiado pequeños para nosotros" – añadió Jousui – "Como pueden ver, ella es la maestra en sastrería de la aldea" -
- "Y en cuanto a Seiryuu, Yumeko e Inuyasha" - dijo Orimi volteándose en dirección a ellos - "Sus ropas están confeccionadas de forma que se adaptan perfectamente a sus elementos y a sus personalidades... Sin embargo, la tela usada en ellas es algo que nunca había visto antes" -
- "¡La mía está hecha de lana de las Ratas de Fuego!" - dijo Inuyasha orgullosamente - "¡Y es un recuerdo de mi padre y mi madre!" -
- "Las nuestras están hecha de seda y algunas escamas de dragón hechas tela" - dijo Gerardo. Sin embargo, tuvo que inventarse una excusa de inmediato, ya que las escamas de dragón no eran exactamente fáciles de encontrar - "Err… son tesoros familiares…" -
- "Hmm, eso explica mucho. He leído sobre esos materiales en libros, más nunca los había visto antes en persona, dado lo díficiles que son hallar" - dijo Orimi sorprendida. Luego fijó sus ojos en Rin.
- "¿Sucede algo, Orimi-sama?" - preguntó Rin un poco preocupada.
- "No es nada. Es solo que aunque tu energía elemental no es muy fuerte, tu ropa va perfectamente con tu personalidad" - explicó Orimi mientras le sonreía.
- "¡Jeje, gracias! Sesshomaru-sama lo escogió para mí" - dijo Rin mientras le mostraba una sonrisa de oreja a oreja.
Por último, Orimi enfocó sus ojos en Kagome. Cuando terminó de examinarla, estaba con el semblante muy serio.
- "Esto es tan extraño... El kimono de esta pequeña está muy bien elaborado y la persona que lo hizo para ella le puso mucho amor en su confección, pero…" - Orimi suspiró con tristeza antes de continuar - "No resuena bien ni con su personalidad ni con su energía elemental. De hecho, su energía elemental y sus poderes espirituales se encuentran en un estado muy inestable actualmente, como si algo estuviese interfiriendo con sus fuentes" -
- "¿Y e-eso es malo?" - preguntó Kagome mientras se ponía tensa.
- "No es muy malo, pero no te permite utilizar los poderes que yacen en tu interior. De hecho, aunque es posible que los uses, eso te debilitaría mucho y podría incluso ponerte en peligro" - explicó Oriko.
- "Por eso se cansó tanto cuando disparó esa flecha..." - dijo Gabriela mientras ella y los demás la miraban con lástima y preocupación.
- "¿Y podemos hacer algo al respecto...?" - preguntó Inuyasha angustiado. Temía que Kagome ya no les pudiera ayudar en las batallas siguientes aunque la regresasen a la normalidad, ya que el sólo usar sus poderes de miko podría matarla.
- "Sí, hay algo que podemos hacer. Kagome, necesito que vengas conmigo" - dijo Orimi yendo hacia la parte trasera de la cabaña.
- "Está bien..." - dijo Kagome mientras seguía a Orimi a la habitación trasera.
- "¿Qué creen que harán allá atrás?" - preguntó Gabriela algo preocupada.
- "A lo mejor la hará probarse kimonos hasta que encuentren uno que la ayude con sus poderes" - dijo Jousui encogiéndose de hombros, a lo cual Oriko confirmó asintiendo con la cabeza.
De hecho, ambas regresaron al poco rato, con Kagome vistiendo ahora un kosode verde con un obi azul y que estaba adornado con flores blancas. La yukata que solía llevar estaba ahora doblada en sus brazos, la cual entregó a Gabriela para que la guardase en su Dragtemn.
- "Hemos terminado. He escogido este atuendo basada en como concuerda con sus energías y creo que le ayudará a estabilizarlas de vuelta a como solían ser" - dijo Orimi con una sonrisa.
- "¡Gracias!" - dijo Kagome radiante de felicidad cuando se inclinó ante Orimi, para luego empezar a dar vueltas delante de todos.
- "Por cierto, Oriko ¿todavía no asistes a tu madre en estas labores?" - preguntó Gerardo con una sonrisa.
- "Aún no, mamá me dice que aún debo mejorar mis habilidades en la confección de ropas así como aprender a distinguir mejor los tipos de aura" - respondió Oriko algo avergonzada.
- "Bueno, ya se está haciendo tarde y nos van a regañar si no estamos de vuelta a tiempo para la cena. ¡Nos vemos luego!" - dijo Jousui mientras salía de la cabaña con Oriko.
Los demás hicieron la reverencia, se despidieron y regresaron a la cabaña de Jousui para hacer los preparativos finales para entrar la expedición que llevarían a cabo en la cueva esa noche. Durante la cena todos estaban tan nerviosos por no saber que podrían esperar sobre lo que estaba adentro de la cueva, así que no comieron ni hablaron mucho. Cuando pensaron que la hora había llegado, todos se dirigieron al área detrás del palacio de Taishin. Se sorprendieron porque toda la aldea estaba reunida allí.
- "¿Hay algún ritual o algo parecido esta noche?" - preguntó Shippou intrigado.
- "No, es solo que vamos a vigilarlos mientras entran a la cueva, ya que hay algo de gran importancia adentro" - respondió Taishin amablemente. Su esposa e hijo también estaban presentes en ese pequeño evento.
- "¡No me importa mientras podamos entrar pronto!" - dijo Inuyasha dando golpecitos al suelo con un pie y resoplando con impaciencia.
Tan pronto como terminó de anochecer y las primeras estrellas empezaron a brillar, la parte oscura del muro de rocas se desvaneció, revelando la entrada a una cueva cuyos muros estaban hechos de un cristal azul.
- "Muy bien, a partir de aquí iré yo solo" - dijo Takurou a los otros sacerdotes y sacerdotisas reunidos en el lugar - "Nuestros huéspedes solo necesitan de uno de nosotros para que les sirva de guía" -
- "¡Entendido, Takurou-sama!" - dijeron los demás sacerdotes.
- "Ahora todos, síganme por favor" - dijo Takurou mientras entraba en la cueva seguido por el grupo, dejando únicamente a Shippou y Rin atrás.
(Fin del Capítulo)
(Ending: Every Heart)