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A todos, quiero darles la bienvenida a mi humilde blog, el cual está dedicado a mi vida, al animé, a los videojuegos, y especialmente, a EXA_PICO. Aquí podrán ver las traducciones de letras de canciones que he hecho, y en el dado caso que no tenga la traducción que buscan, por favor vayan al foro Ar tonelico: A Reyvateil's Melody, ya que allí están todas las traducciones que podrían necesitar, junto con una gran cantidad de información sobre el mundo de EXA_PICO y sus conlangs.

¡Espero que se la pasen bien leyendo este blog!

Everyone, welcome to my humble blog, dedicated to my life, anime, videogames, and especially, to EXA_PICO. Here you all can see the translations for song lyrics I have done thus far, and if I don't have the translations you're looking for, please go to the Ar tonelico: A Reyvateil's Melody forum, since in both of these there are all of the translations you may need, together with a great quantity of information about EXA_PICO's world and its conlangs.
I hope you all have a good time reading this blog!


miércoles, 17 de junio de 2020

Entrelazado de Destinos ~ Dragonia: Capítulo 10

Capítulo 10:

La Lluvia Maldita

(Opening: Tomodachi no Uta)

- "Una pregunta... ¿Quiénes son ustedes y como me conocen?" - dijo Kagome cuando estaban a mitad de camino al pozo. Ella iba sobre la espalda de Inuyasha mientras Gerardo y Gabriela estaban volando a pocos centímetros de ellos.

- "Somos tus amigos. En cuanto a nuestros nombres: yo soy Gerardo, la niña a mi lado es mi hermana menor Gabriela y el niño que te está cargando es Inuyasha" - respondió Gerardo mientras volaba más cerca de ellos para hablar con ella.

- "¿Y qué hay de las demás personas?" - preguntó Kagome un poco aturullada.

- "Te los presentaremos cuando volvamos a verlos" - dijo Inuyasha mientras le dedicaba una sonrisa.

- "¿Y qué hacen ustedes viajando tan lejos de su casa?" - preguntó Kagome.

- "Estamos buscando los trozos de dos joyas muy poderosas y tratando de derrotar a un par de personas malvadas" - le respondió Gabriela.

- "Ah, ¡son héroes!" – dijo Kagome sonriendo – "Pero aún quiero saber como es que me conocen; y como llegué tan lejos de mi casa…" –

- "Es algo complicado de explicar," – dijo Gabriela – "Aunque podríamos decir que hay mucha magia de por medio…" –

- "¿Magia?" – preguntó Kagome mientras sus ojos comenzaban a brillar.

- "Sí, eso nos permite viajar por el tiempo entre tu casa y donde estamos ahora usando un lugar especial, pero también hay ciertos hechizos que han estado haciendo cosas malas con tus recuerdos" – explicó Gerardo mientras sus labios se curvaban hacia arriba.

- "¿Mis recuerdos?" – preguntó Kagome extrañada – "Aunque no creo haberme olvidado de nada…" –

- "Bueno, no le des mucha importancia por ahora" – dijo Inuyasha mientras le sonreía – "Solo confía en nosotros y todo saldrá bien de un modo u otro" –

- "Está bien" – le sonrió Kagome.

Por fortuna no tuvieron más preguntas durante el resto del trayecto y pudieron llegar sin más complicaciones hasta el pozo.

- "¿Este es el lugar especial? Entonces, ¿si entramos aquí, podremos llegar hasta mi casa?" - preguntó Kagome mientras miraba hacia el oscuro interior del pozo con aprensión.

- "Sí, ese pozo está conectado con el que está en tu casa" - asintió Gerardo.

- "Uh, pero en mi casa no hay ningún pozo... es en la casa del abuelo donde hay uno, pero... ¡Él me dijo que está prohibido entrar allí!" - dijo Kagome poniendo sus manos delante de su boca.

- "Ah, entonces iremos a casa de tu abuelo. Tu madre nos espera allí; y no te preocupes. Tu abuelo no nos dirá nada por eso" - dijo Inuyasha saltando dentro con Kagome sobre su espalda.

- "¡Oye, espéranos!" - gritó Gabriela mientras ella y Gerardo saltaban simultáneamente dentro cuando la luz del portal empezó a brillar.

- "¡Está muy oscuro aquí y muy apretado!" - gritó Kagome cuando reaparecieron en el presente.

- "¿Qué esperabas? ¿Un gran jardín lleno de flores y luz?" - preguntó Inuyasha con una voz sarcástica.

- "¡Eres... muy malo!" - gritó Kagome mientras empezaba a llorar y soltaba una rabieta desde su espalda.

- "K-k-kagome... Por favor no llores... basta por favor..." - decía Inuyasha tratando de calmarla en vano. Ella siguió golpeándole con sus manos y pies.

- "¡Bien hecho, estúpido! ¡La hiciste llorar!" - dijo Gabriela enfadada.

- "¡Ya basta todos! ¡Continuaremos con esto luego de que salgamos de aquí!" - gritó Gerardo para hacerse oír sobre el estruendo. Luego salió volando del pozo y canceló su transformación una vez fuera, lo cual Gabriela también hizo. Inuyasha saltó del pozo con Kagome en cuanto logró que se calmase un poco, y una vez estuvieron todos listos, salieron de la caseta y se dirigieron hacia la casa de Kagome.

- "¡Higurashi-san! ¡Estamos aquí!" - gritó Inuyasha desde afuera. Kagome estaba soltando risitas mientras jugaba con su cabello plateado.

- "¡Ya voy!" - contestó la voz de la madre de Kagome desde adentro.

- "Así que, ¿tienes alguna idea sobre como le explicaremos esto?" - le preguntó Gerardo a Inuyasha.

- "¡Es obvio! ¡Le tenemos que decir la verdad!" - contestó Inuyasha irritado por la pregunta para luego girarse a mirar a Kagome - ¡Y deja de halarme el pelo, Kagome!" -

- "Lo siento..." - dijo Kagome mientras dejaba de halarle el cabello con una cara de tristeza.

- "Está bien, pero ya veremos qué tan fácil te resulta decirle sobre esto" - dijo Gerardo entrecerrando los ojos.

- "¿Decirme sobre qué?" - preguntó la madre de Kagome amablemente. Todos los demás se irguieron por completo con los ojos abiertos al máximo y las quijadas caídas cuando la vieron en la peurta de la casa, ya que no sabían cómo le explicarían la situación.

- "¡Ah, Inuyasha! ¡Veo que otra vez eres un niño! ¿Era esto sobre lo que querían hablarme?" - preguntó la madre de Kagome con una sonrisa gentil.

- "No... Este... señora... Higurashi... es que..." - dijo Gerardo mirando hacia el suelo mientras jugueteaba con sus dedos índices, pero no alcanzó a decir la frase entera debido a que Kagome bajó de la espalda de Inuyasha de un salto, corrió desde detrás de él, saltó hacia su madre y la abrazó.

- "¡Mami!" -

- "¿Kagome? ¿Eres tú, hija?" - preguntó la señora Higurashi espantada mientras miraba a su hija.

- "¡Mami, te extrañé mucho!" - dijo Kagome abrazando a su madre con fuerza.

- "Será mejor que entremos. Me gustaría que me expliquen qué ha sucedido" - dijo la señora Higurashi mientras cargaba a Kagome y se giraba para entrar a la casa.

- "¿Y ahora qué?" - preguntó Gabriela mirando alternadamente a su hermano y a Inuyasha mientras ladeaba ligeramente la cabeza.

- "Será mejor que terminemos con esto de una vez..." - le respondió su hermano después de un gran suspiro, así que entraron a la casa. Inuyasha caminó sin apartar la vista del suelo y no dijo queja alguna dado que también era su deber dar las explicaciones: se estaba echando la culpa de la condición actual de Kagome.

Entraron al comedor, se sentaron a la mesa y comenzaron a contarle a la Sra. Higurashi todo cuanto había ocurrido. Luego de las explicaciones, Inuyasha, Gabriela y Gerardo estaban mirando al piso, sintiéndose culpables por lo que le había pasado a Kagome. Sin embargo, la señora Higurashi solamente les sonrió.

- "No se preocupen, no tenían forma de saber que algo así sucedería. Puede que Kagome sea otra vez una niña pequeña, pero al menos está salvo" - dijo mientras le acariciaba la cabeza a su hija.

- "Pero debimos acompañarla en ese momento..." - dijo Gabriela poniendo sus manos sobre sus piernas.

- "Al menos tú y Sango, ya que habríamos recibido una buena bofetada si lo hubiésemos intentado..." - dijo Gerardo con una cara de vergüenza mientras la cortaba. Gabriela sólo se rió al imaginarse eso.

- "Bueno, pero... ¿Tienen alguna idea de cómo regresarla a su edad real y con todos sus recuerdos?" - les preguntó la señora Higurashi mientras su sonrisa se desvanecía y los miraba inquisitivamente.

- "Aún no. Es por eso que planeamos ir tan pronto como podamos a ver a Kaede para ver si nos puede ayudar con este problema" - dijo Gerardo poniendo sus manos sobre la mesa.

- "Mami, ¿qué problema es ese?" - preguntó Kagome bostezando. No le estaba poniendo nada de atención a la conversación porque le resultaba muy aburridora.

- "No es ninguno, querida..." - le respondió su madre con una pequeña sonrisa.

- "¡Ya llegué!" - dijo la voz de Souta desde afuera.

- "¿¡Y ahora qué haremos!?" - dijo Inuyasha espantado.

- "¡No me preguntes!" - dijo Gerardo mientras se giraba instántaneamente a mirarlo.

- "¿Quién llegó, mami?" - preguntó Kagome ladeando la cabeza.

- "Es tu hermano" - respondió su madre con una sonrisa.

A todos se les puso la cara azul y quedaron con una expresión de incredulidad cuando oyeron eso, porque eso era precisamente lo que no le querían decir.

- "¿Mi hermano?" - preguntó Kagome mientras ponía un dedo frente a su boca.

- "Ya lo verás" - respondió su madre con una voz dulce.

- "¡Hola a todos!" - dijo Souta desde la puerta del comedor - "¡Es bueno volverlos a ver a todos de nuevo: Inuyasha-nii, Gerar-nii, y Gabu-chan! ¿Pero dónde está nee-chan? ¿No volvió con ustedes?" -

- "Mira por ti mismo..." - dijo Inuyasha señalando a la pequeña Kagome.

- "Qué raro... ¿Ella no podía regresar a la normalidad cuando quisiera? ¿Y por qué está más pequeña que la última vez que hizo esto?" - preguntó Souta mientras miraba a Kagome desde todo ángulo posible.

- "¿Quién es ese niño? ¿Él es mi hermano, mami?" - preguntó Kagome mientras miraba a Souta.

- "¿No me recuerda? ¿Y por qué está actuando como una niña pequeña?" - preguntó Souta mientras se giraba a mirar a Inuyasha y a Gerardo.

En un par de minutos le explicaron todo lo que había ocurrido con Kagome. Sota simplemente estaba deleitado por ello.

- "¡Vaya qué bien! ¡Ahora yo soy el hermano mayor!" - dijo dando saltos de alegría antes de finalmente abrazar a Kagome. La niña sólo soltó algunas risitas en respuesta a ello.

- "Si llegas a festejar así si me pasa alguna vez lo mismo que a Kagome, te aseguró que no vivirás para contarlo..." - le susurró Gerardo a su hermana menor.

- "¿Por qué? ¿Por qué terminaré abajo de ti?" - le preguntó mordazmente, lo cual hizo que tanto Gerardo como Inuyasha terminasen con la cara en el piso de madera de la casa.

- "¿Acaso planeas reemplazar a Kagome?" - le preguntó Inuyasha malhumoradamente. Su voz salió parcialmente amortiguada debido a que salía del piso.

- "Podría decirse que sí" - dijo Gabriela cerrando los ojos, sonriendo y poniendo sus manos en sus caderas.

- 'Y yo que pensaba que no podía volverse más presuntuosa...' - pensó Gerardo apretando los dientes.

- "Kagome, es hora de que te cambies de ropa: ese kimono que llevas no es apropiado para estos momentos" - le dijo la señora Higurashi mientras su ceño se fruncía ligeramente.

- "¡Sí! No me gusta... es tan feo y oscuro... ¡Y quiero ponerme la yukata que me hiciste para el festival!" - dijo Kagome dando saltitos alrededor de ella.

Mientras tanto, en la era Sengoku, Miroku, Sango y Shippou se estaban dirigiendo de vuelta la aldea de Kaede para buscar pistas de como devolverle a Kagome sus recuerdos. Rin y Jaken estaban con ellos, mientras que Sesshomaru se marchó a algún lugar desconocido para encargarse de otros asuntos.

- "Houshi-sama, esas nubes se ven muy extrañas..." - dijo Sango señalando hacia el cielo: las nubes eran de un color rojizo bastante inusual a pesar de que aún era media tarde.

- "Me están dando un mal presagio. Creo que Naraku y Tenebross están tramando algo..." - dijo Miroku mirando también las nubes con el entrecejo fruncido.

- "Se preocupan demasiado" - dijo Shippou encogiéndose de hombros y negando de la cabeza mientras hacía aparecer una sonrisa irónica en su rostro.

- "Shippou, ¿eres tonto o te haces?" - le preguntó Miroku cerrando los ojos con molestia.

Mientras tanto, la señora Higurashi por fin había encontrado la yukata que estaba buscando en el presente después de un largo rato de búsqueda; y Kagome la llevaba puesta en ese momento. Era de color rosa, adornada con pájaros y llevaba un obi verde. En cuanto a Kagome, ella estaba jugando con una muñeca que su madre había encontrado en su habitación.

En ese momento, llamaron a la puerta.

- "¡Correo!" -

- "Vaya, que extraño. No hemos ordenado nada, nadie nos escribe y aún es muy pronto para recibir las facturas..." - dijo la señora Higurashi yendo a recibir el correo.

- "Me pregunto que habrán recibido..." - dijo Gerardo intrigado.

- "¿Qué es el correo?" - preguntó Inuyasha ladeando la cabeza.

- "Son como los mensajeros de los daimyos de tu época, sólo que en esta época le sirven a todo el mundo" - explicó Gerardo mientras bostezaba y agitaba la mano como si estuviese espantando insectos.

- "Bueno, sólo hay una carta..." - dijo la señora Higurashi regresando del recibidor con la carta en sus manos. Ya la había abierto y estaba a la mitad de leer lo que ponía - "Tal parece que proviene de la escuela secundaria de Kagome..." -

- "¿Escuela secundaria?" - dijo Kagome mientras dejaba de jugar y miraba su madre - "Pero mami, aún estoy en el jardín de niños..." -

- "Hehe, no le des importancia, Kagome" - dijo Gabriela riendo nerviosamente - "¿Quieres jugar conmigo?" -

- "¡Yay! ¡Sí!" - dijo mientras le mostraba una amplia sonrisa a Gabriela y saltaba a su alrededor. Gabriela sacó una casa de muñecas de su Dragtemn y le pidió a Kagome que la ayudase a armarla.

- "Hablando de equipaje inútil... Le dije que sólo una muñeca y un peluche ya eran excesivos..." - dijo Gerardo con una gota de sudor sobre su cabeza.

- "No es que pudieras hacer mucho para detenerla, ¿eh?" - dijo Inyasha también con una gota de sudor encima.

- "En todo caso, ¿le damos una leída a la carta?" - preguntó la señora Higurashi con una sonrisa mientras ambas niñas seguían jugando. Ambos chicos asintieron por respuesta, así que abrió la carta y leyó:

"Estimada Higurashi-san:

Hemos recibido noticias de que un estudiante extranjero bajo el nombre de Gerardo Gallucci desea estudiar en nuestra institución a partir del mes de septiembre del presente año. Recibimos excelentes referencias de parte de su hija Higurashi Kagome; sobre que es un joven muy aplicado e inteligente. En consecuencia, hemos decido llamar a dicho joven a la institución para una entrevista, la cual se llevará a cabo en cinco días. Usted y su hija deben estar presentes a la hora de la entrevista, mientras que Gallucci-kun puede llevar a la entrevista a sus padres y otros miembros cercanos de su familia que el escoja.

Sin más a que hacer referencia..."

Seguían la firma y sello del director, el sello de la escuela y las firmas de los miembros del profesorado.

- "Oh, cielos... Esto no es bueno..." - dijo Gerardo, cuyo rostro se puso pálido de inmediato.

- "¿Por qué? El que hayamos recibido esta carta significa que tienes buenas posibilidades de entrar a estudiar aquí; y creo que eso es lo que deseas, ¿o no?" - le dijo la señora Higurashi sonriéndole.

- "Realmente quiero eso, pero... ¡No podemos llevar a Kagome así! ¡Eso le arruinaría su historial académico, por no mencionar que destaparía todo acerca de sus viajes a la Era Sengoku!" - dijo Gerardo mientras se llevaba las manos a la cabeza.

- "Sí... Realmente quiero apoyar a Gerar con esto, pero... No si termina haciéndole daño a Kagome..." - dijo Gabriela mientras miraba a Kagome con tristeza, la cual estaba jugando con su muñeca en la casita.

- "¡Será mejor que averigüen como regresarla a la normalidad lo antes posible entonces!" - les dijo Souta tragando saliva.

- "¡Mami! ¿Y dónde está papi?" - preguntó Kagome en ese momento con una sonrisa mientras apartaba la mirada de su muñeca. Tanto la señora Higurashi como Souta pusieron una cara de gravedad, pero intentaron disimularlo.

- "Ehh, Kagome... Papá está trabajando muy lejos y no volverá en muchos días, ¿entendido?" - le dijo su madre con una sonrisa, aunque sus labios estaban temblorosos.

- "Oh, muy bien" - dijo Kagome para luego soltar un gran bostezo - "Tengo sueño... Creo que iré a tomar mi siesta..." -

Luego, subió hasta su habitación sin prestarle atención a cuanto difería la decoración de lo que ella conocía: simplemente se metió en su cama y se durmió. Cuando todos abajo escucharon el sonido de la puerta al cerrarse, Souta y su madre soltaron un suspiro de alivio.

- "Sé muy bien lo que ocurrió..." - dijo Gerardo mostrando una cara de luto.

- "¿Cómo...?" - empezó Souta con sus ojos ensanchados, pero Gerardo levantó una mano para pedirle que lo dejara continuar.

- "Antes de responderte, sería bueno que Inuyasha también lo supiera..." - dijo Gerardo.

- "¿Sobre qué?" - Inuyasha notó que la atmósfera de la habitación se había vuelto muy tensa a pesar de no saber exactamente qué había sucedido. Gerardo tomó aire y suspiró largamente: no quería decirlo en voz alta, porque ya había sentido lo doloroso que era para Souta y la señora Higurashi el pensar en ese asunto, pero no le quedaba más remedio.

- "Sobre que... Kagome y Souta no tienen un padre... Por eso es que ellos viven ahora en este templo... Porque su padre murió en un accidente" - luego se cubrió la cara con las manos: pensar en asuntos relacionados con la muerte le resultaba muy doloroso.

- "No... no sabía eso..." - dijo Inuyasha mirando hacia el suelo.

- "No me extraña, Kagome jamás había querido hablar de eso con nadie. Esa pérdida fue muy dolorosa para ella... Su padre la amaba mucho…" - dijo la señora Higurashi cerrando los ojos.

- "Ni siquiera puedo recordarlo..." - dijo Souta, cuyos ojos estaban llenos de lágrimas.

- "Lamento mucho haber sacado este tema a la luz... pero pensé que sería importante que Inuyasha lo supiera..." - dijo Gerardo mirando el suelo con una gran tristeza mientras Gabriela lo abrazba.

- "Esta bien, él necesitaba saberlo..." - le dijo la Sra. Higurashi mientras le daba una palmada en el hombro - "No te sientas mal, no es tu culpa el que haya pasado esto..." -

Nadie dijo nada más, así que se dió por terminada la discusión. Cuando comenzó a atardecer, decidieron regresar a la Era Sengoku.

- "Kagome se quedará aquí..." - dijo Inuyasha en un tono duro cuando estaban por entrar a la caseta del pozo.

- "¿Perdiste la cabeza? ¡Kaede aún no la ha visto; y así no sabremos como regresarla a la normalidad!" - dijo Gerardo enfadado.

- "¡Pero va a extrañar a su madre y se pondrá toda triste por estar lejos de casa, y la pondríamos en peligro si la llevamos con nosotros! ¡Además, se convertiría en una carga mientras estuviéramos peleando!" - dijo Inuyasha aún más molesto que Gerardo mientras se paraba de puntillas para intentar igualar a Gerardo en altura, cosa en la que estaba fallando espectacularmente.

- "Ambos tienen algo de razón. Sin embargo, estoy segura que Kagome estará mejor con ustedes: a pesar de que esto haya pasado, ustedes pueden protegerla y además es necesario que vaya para que regrese a la normalidad" - les dijo la señora Higurashi llevando a Kagome en sus brazos: la niña además de la yukata llevaba puestos ahora tabi y zori en sus pies.

- "¿Regresar a la normalidad? ¿Mami... te volveré a ver?" - preguntó la pequeña Kagome mientras sus ojos se ponían acuosos.

- "Sí, querida. Dentro de poco nos veremos de nuevo" - le respondió su madre poniéndola en el suelo para que se sostuviera por sí misma. Se abrazaron la una a la otra y entonces Inuyasha le dejó que montase en su espalda - "Oh, por cierto... ¿Gerardo-kun?" -

- "¿Sí, Higurashi-san?" - preguntó Gerardo tragando saliva.

- "Quisiera preguntarte en otro momento sobre como supiste lo que le ocurrió a mi esposo" - dijo la señora Higurashi con una cara seria.

- "De acuerdo, Higurashi-san. Le explicaré todo en otra oportunidad" - asintió Gerardo con expresión neutra.

- "Muy bien. Esperaré escuchar esa explicación" - dijo la señora Higurashi con una sonrisa - "Todos, cuídense mucho" -

- "De acuerdo. ¡Bueno, vámonos!" - dijo Gerardo sonriendo mientras saltaba dentro del pozo antes que los demás.

- "¡Esa es mi línea!" - gritó Inuyasha saltando con Kagome en su espalda, mientras que Gabriela los siguió poco después entre risitas.

Cuando llegaron a la Era Sengoku, notaron que Miroku y Sango habían acampado cerca del pozo y habían dejado a Rin, Shippou y Jaken esperándolos.

- "¡Hola, chicos! ¡Bienvenidos de vuelta!" - dijo Shippou sonriendo mientras caminaba hacia ellos.

- "¡Hola de nuevo! ¿Cómo han estado las cosas aquí?" - preguntó Gerardo mientras les saludaba con la mano.

- "Bueno, solo hemos tenido un clima raro, pero no hay nada más aparte de eso" - dijo Shippou mientras su sonrisa se desvanecía y señalaba hacia las nubes rojizas que estaban en el cielo.

- "Sí, son muy extrañas... ¡Ya casi es de noche y todavía están rojas!" - dijo Gabriela mientras alzaba una ceja.

- "A lo mejor Naraku hizo esto..." - dijo Inuyasha gruñéndole a las nubes, pero luego escuchó unos ronquidos: Kagome se había quedado dormida en su espalda.

- "Vaya, debió cansarse de tanto jugar" - dijo Gerardo sonriendo mientras miraba a la pequeña.

- "¡Chicos, por aquí!" - gritaron las voces de Miroku y Sango mientras corrían hacia ellos.

- "¡Miroku! ¡Sango! ¡Ya volvimos!" - gritó Gabriela mientras les saludaba con la mano.

Cuando llegaron hasta ellos, se saludaron; y después de haber acomodado a Kagome en una bolsa para dormir, empezaron a preparar la cena.

- "¿Y qué hacían ustedes?" - preguntó Inuyasha suspicazmente.

- "Fuimos a la aldea a ver si había algo mal, pero afortunadamente todo estaba como siempre" - respondió Sango en el acto.

- "¿También tuvieron un mal presentimiento respecto a esas nubes?" - preguntó Gerardo con interés.

- "Lo tuvieron, al igual que yo..." - respondió Sesshomaru desde detrás de ellos.

- "Vaya, veo que decidiste regresar también, Sesshomaru" - dijo Inuyasha burlonamente.

- "¿Acaso crees que soy un cobarde, mocoso hanyou?" - dijo Sesshomaru con una sonrisa burlona.

- "¡No-te-atrevas-a-llamarme-así-Sesshomaru!" - gritó Inuyasha de un solo tirón por la ira.

- "¡Abajo!" - gritó Gabriela, lo cual hizo a Gerardo e Inuyasha caer al suelo.

- "¿Por qué fue eso...?" - preguntaron los dos desde el suelo.

- "Lo siento, Gerar, pero necesitaba detener a Inu" - dijo Gabriela entre risitas.

- "¡No me llames perro!" - dijo Inuyasha furioso mientras se ponía en pie al instante.

- "Así es como ella tiende a llamarte cuando le fastidia pronunciar tu nombre completo..." - dijo Gerardo girando los ojos con molestia luego de que se hubo puesto en pie - "Bueno, como sea. El plan para mañana es ir a ver a Kaede para ver como regresaremos a Kagome a la normalidad, ¿cierto?" -

- "Sí, fuimos a hablar con ella hoy y nos dijo que podríamos averiguar cómo regresarla a su edad normal si la llevamos a verla..." - respondió Sango.

- "Entonces iremos mañana a primera hora a ver a la vieja bruja, que esas nubes me dan un mal presentimiento" - dijo Inuyasha mirando hacia el cielo.

- "Concuerdo. Además, no creo que sea buena idea que nos desplacemos cuando ya ha anochecido, o que movamos a Kagome mientras está dormida" – dijo Miroku muy seriamente.

Un poco más tarde, todos estaban durmiendo, excepto por Inuyasha, el cual estaba mirando hacia el cielo desde la rama de árbol en la que estaba acostado. Kagome y Shippou estaban acurrucados en la misma bolsa de dormir, la cual estaba puesta a los pies de ese árbol.

(BGM: Bojou – Kaoru Wada)

- 'Kagome... ¿Volverás pronto con nosotros?' - pensó Inuyasha mientras miraba las estrellas.

- "Inuyasha, ¿te encuentras bien?" - le preguntó Gerardo: él se había levantado y había ido a verlo.

- "Sí, ¿por qué te interesa saberlo?" - preguntó Inuyasha con sospecha.

- "No puedes dormir, ¿verdad? Y es porque estás preocupado por Kagome..." - dijo Gerardo mientras lo miraba para luego dirigir su mirada al cielo lleno de estrellas.

- "¡No es asunto tuyo!" - preguntó Inuyasha desagradablemente mientras se ruborizaba, teniendo la sensación de que le había leído la mente.

- "Bueno, sólo quería charlar un poco, ya que tampoco podía dormir... ya que ella también me importa mucho... Ella también es muy especial para mí..." - dijo Gerardo ruborizándose y mirando al suelo.

- "¿¡Que tratas de decirme!?" - preguntó Inuyasha enfureciéndose, empezando a intuir que estaba tratando de decirle.

- "Te he dado suficientes pistas, así que dejaré que lo descubras tu mismo. Ahora será mejor que nos vayamos a dormir, ya que no podamos estar todos somnolientos si los monstruos nos atacan, ¿no?" - dijo Gerardo mientras giraba y regresaba a su bolsa de dormir.

- "Keh... Qué sujeto tan extraño, ¿pero por qué me habrá dicho eso? ¿Qué intenciones tendrá entre manos?" - se dijo Inuyasha a sí mismo; y luego se quedó viendo al cielo hasta que se durmió.

A la mañana siguiente, se pusieron en camino para la aldea inmediatamente después de desayunar.

- "Que pérdida de tiempo... Devolverle la memoria a esa mocosa humana..." - dijo Jaken cuando cruzaban el Bosque de Inuyasha para llegar a la aldea.

- "Jaken-sama, no sea tan malo con la pobre Kagome-chan..." - dijo Rin con una mirada de tristeza. Sin embargo, Inuyasha no pudo contenerse y le dio un puñetazo en la cabeza.

- "¡Y ya verás lo que te espera si vuelves a insultar a Kagome!" - dijo Inuyasha.

- "¿No te importa que golpeen a tu amigo?" - le preguntó Kagome a Sesshomaru inocentemente, pero Sesshomaru no respondió - "Supongo que no..." -

Cuando estaban llegando a la aldea, Gerardo se detuvo y miró hacia el cielo con una mano extendida hacia arriba y abierta.

- "Todos, va a llover..." - dijo Gerardo él. El ya tenía la habilidad de sentir cuando comenzaría a llover desde antes de que todo empezase, pero ahora que había recibido el poder sobre el agua, esto había amplificado esa habilidad hasta el punto en que cuando él decía que comenzaría a llover, eso es lo que pasaría al poco tiempo.

- "Lo sabemos, pero si llueve, podemos estar seguros de que no será lluvia normal..." - dijo Miroku también observando el cielo.

- "Keh, como lo pensamos. Naraku debe estar detrás de esto" - dijo Inuyasha arrogantemente.

- "Pero... ¿Con que propósito estará haciendo esto?" - preguntó Sango mientras se detenía y ponía una mano sobre su boca.

- "Sango, no te imaginas nada de lo que está por ocurrir allí... ¡Mwahahaha!" - dijo Naraku mientras los observaba desde su escondite - "Kagura... Haz que caiga la lluvia maldita..." -

- "De acuerdo..." - dijo Kagura desagradablemente mientras agitaba su abanico en círculos. Esto hizo que la lluvia empezase a caer sobre la aldea.

- "¿¡Que está pasando aquí!? ¡Está empezando a llover; y la lluvia es rosa oscuro!" - dijo Shippou asustado desde el hombro de Sango, mientras las chicas exceptuando Sango gritaban y ella y los chicos se preparaban para luchar.

De inmediato los Cristales Seirei de Gerardo y Gabriela empezaron a brillar y formaron una barrera a su alrededor, cubriendo también a Inuyasha, Kagome, Miroku, Shippou, Sango, Kirara, Rin, Jaken y Sesshomaru. Sin embargo, no permitía que vieran o escucharan lo que sucedía afuera.

- "¿Que pasará afuera? ¿Y por qué nuestros cristales hicieron esto?" - preguntó Gabriela asustada.

- "No lo sé, pero debe haber una muy buena razón para ello..." - respondió Gerardo con una cara seria mientras llevaba una mano al pomo de Ryuuga, lo cual hizo que todos menos Sesshomaru lo mirasen preocupados.

Mientras tanto afuera de la barrera...

- "¡Kaede-sama, tenemos problemas!" - dijo uno de los aldeanos.

- "¿Qué ocurre?" - preguntó Kaede de inmediato.

- "¡Hay una extraña lluvia afuera!" - dijo el aldeano.

Pero Kaede no tuvo ni tiempo de levantarse del piso de madera, ya que la lluvia tenía la propiedad de atravesar la materia sólida y los empapó al poco tiempo.

- "Tal parece que la lluvia está cediendo..." - dijo Sango al notar que las gotas de lluvia ya no repiqueteaban con tanta frecuencia en la barrera.

- "¡Genial! ¡Ya estaba aburriéndome de estar aquí encerrada!" - dijo Kagome mientras bostezaba.

- "Y ya estaba cansado de tener humanos a mi alrededor..." - dijo Jaken, pero sólo terminó recibiendo una buena golpiza de parte de todos exceptuando Inuyasha, Kagome, Shippou, Rin y Sesshomaru.

Al poco rato la barrera se disipó por sí sola y cuando vieron lo que estaba pasando con la aldea, no podían creerlo: por todas partes estaban niños llorando y llamando a sus padres, la mayoría de los cuales llevaban ropas mucho más grandes de su talla. Los pocos niños que llevaban ropas de la talla correcta estaban tratando de calmar a los que lloraban.

- "¿¡Que rayos pasó aquí!?" - se preguntó Inuyasha mirando de un lado a otro, mientras los demás se quedaron congelados con las bocas abiertas. Sesshomaru ni se inmutó ante esto.

- "¡Miren! ¡Son extraños; y están acompañados por tres youkais y un hanyou!" - dijo uno de los niños; y de inmediato todos salieron corriendo hacia el interior de las cabañas para esconderse. Los únicos que no hicieron esto fueron los que habían estado intentando calmar a los demás, los cuales se quedaron mirando de forma suplicante a los recién llegados.

- "Tal parece que le tienen aversión a los hanyous y a los youkais ahora..." - dijo Miroku frotándose la cabeza.

- "Excepto ellos..." - dijo Gabriela señalándolos con la mano cerrada.

- "Ehm... ¿pueden decirnos que pasó aquí?" - preguntó Gerardo mientras se acercaban a los niños.

- "Um, de repente comenzó a caer una extraña lluvia de color rosa oscuro sobre la aldea..." - respondió una niña que vestía un kosode azul oscuro.

- "Sí; y esa lluvia atravesaba los techos de las cabañas; y aunque a nosotros no nos hizo nada, a nuestros padres, abuelos y a todos los adultos de la aldea les pasó eso..." - dijo otro de los niños, el cual vestía un kosode verde.

- "Todos se volvieron niños y no recordaban nada de nosotros... pensaban que éramos de otra aldea o algo así..." - dijo otra niña, la cual vestía un kosode rojo y parecía estar al borde de las lágrimas.

- "Hmm, está bien... gracias" - dijo Gabriela inclinándose ante ellos.

- "¿Pero que vamos a hacer ahora?" - preguntó un niño que vestía un kosode marrón.

- "Entendemos la situación más o menos ahora, pero necesitamos un momento para que se nos ocurran ideas" - dijo Sango para calmarlos por un momento para luego regresar con los demás.

- "Por lo que veo el agua rejuvenecedora no afecta a los niños para nada" - le dijo Miroku a Sango con los ojos cerrados.

- "Sí, ni siquiera les borra sus recuerdos de nada... Que extraño..." - dijo Sango colocándose una mano sobre la barbilla.

- "¿Eh? ¿De qué están hablando ustedes dos?" - preguntó Kagome mientras ladeaba su cabeza.

- "¡De nada!" - respondieron ambos nerviosamente.

- "Sin embargo, esto es realmente un predicamento... No podemos sólo dejar la aldea con como están las cosas ahora..." - dijo Miroku mientras miraba a su alrededor. Pero entonces comenzaron a escuchar unos gritos que provenían de enfrente de ellos.

- "¡Kikyou-onee-sama! ¡Kikyou-onee-sama!" - gritaba una niña que llevaba un traje de miko varias tallas por encima de la suya. Tenía el cabello negro, los ojos marrones y se parecía bastante a Kagome y Rin. Tenía un parche colgando de lado derecho de su cabeza, aunque parecía tener ambos ojos intactos.

- "¿Eh? ¿Quién es esa niña y por qué estará llamando a Kikyou?" - preguntó Sango extrañada.

- "¡Hey, nunca llames a mi hermana de esa forma tan irrespetuosa!" - gritó la niña enfurecida mientras corría hacia ellos, pero se tropezó con el borde de su hakama sobredimensionada y cayó al suelo de bruces. El parche que llevaba en la cabeza cayó también al suelo - "¡Ah!" -

- "Oye, ¿te encuentras bien, niña?" - preguntó Inuyasha mientras caminaba y se arrodillaba a su lado.

- "Sí, creo que sí..." - dijo la niña con los ojos cerrados, pero cuando los abrió de nuevo, se ensancharon mientras los fijaba en Inuyasha - "¿Eres tú, Inuyasha?" -

- "¿¡Como sabes mi nombre!?" - preguntó Inuyasha espantado.

- "¿Pero cómo puedes serlo, si él es tan alto? ¿Y cómo conseguiste el rosario que mi hermana hizo?" - preguntó la niña sentándose a su lado cuando lo vió y notó el rosario.

- "¿Cómo conoces a Kikyou?" - preguntó Inuyasha, pero al mirar el rostro de la niña con más detenimiento, se golpeó a si mismo en la frente - '¿Puedo ser más estúpido? ¡Ya yo he visto a esta niña antes, aunque eso fue hace 50 años!' -

- "¿Eres Kaede, verdad?" - dijo Gerardo mientras la miraba con los ojos del tamaño de platos soperos.

- "¿Eh? ¿Cómo me conoces? ¿Y quién eres?" - preguntó Kaede ladeando la cabeza.

- "¡Somos amigos de Inuyasha!" - respondió Gabriela con una sonrisa.

- "Realmente eres Inuyasha, e incluso tienes amigos ahora... pero... ¿Cómo te volviste así de pequeño?" - preguntó Kaede extrañada.

- "Es una larga historia..." - dijo Inuyasha suspirando.

- "¿Y no has visto a mi hermana?" - preguntó Kaede mientras miraba a su alrededor en busca de señales de ella.

- "Sí, nos encontramos con ella hace unos días..." - dijo Inuyasha ruborizado. Kagome sintió una punzada de irritación al ver esto por algún motivo, aunque ella no supo exactamente a que se debía.

- "Espero que no hayas tratado de robarle la Perla..." - dijo Kaede con una voz acusadora.

- "¿Te refieres a esta cosita?" - preguntó Shippou mientras saltaba para quitar del cuello de Kagome el frasco que contenía el único fragmento de Shikon que llevaban y lo mostraba a Kaede.

- "¿Ese es un fragmento de la Perla? Entonces la Perla está..." - dijo Kaede ensanchando aún más sus ojos, pero luego su mirada cayó hasta el suelo - "¿Pero cómo...? Si mi hermana estaba protegiéndola... ¿Cómo pudo haberse roto?" -

- "Esa es una historia aún más larga..." - dijo Inuyasha exasperado - 'Y una que no estoy de humor para contar en este momento... Además, no quiero imaginarme como reaccionaría si supiera todo lo que le pasó a Kikyou...' -

Inuyasha no tenía muchas esperanzas en que esto funcionase debido a que las memorias de Kaede fueron borradas, pero aún así decidió probar suerte.

- "Por cierto... ¿Conoces algún método para regresarle la memoria a alguien?" - preguntó él cruzándose de brazos.

- "¿Por qué preguntas eso?" - le preguntó Kaede alzando una ceja.

- "Porque esta niña, Kagome, ha perdido su memoria y estamos tratando de hacer que la recupere. Por eso vinimos aquí, para ver si tú...err... si Kikyou sabía algo al respecto..." - respondió Inuyasha algo nervioso mientras llevaba a Kagome ante ella y sacudía la cabeza mientras se corregía a sí mismo. Afortunadamente no pareció notar el pequeño cambio que hizo a mitad de frase y en su lugar miró a Kagome para luego examinar el medallón que llevaba al cuello. Aparentemente, comprendió todo cuando hizo eso.

- 'Esta niña no se ve mucho mayor que yo... pero parece muy sabia, como mi abuelo... ¿Por qué será?' - pensó Kagome con la boca abierta de par en par mientras la examinaba Kaede. Kaede sólo asintió y se giró para mirar a Inuyasha.

- "Hmm, parece que alguien le puso alguna clase de maldición para borrarle la memoria y para anular los efectos restauradores del medallón. Esto es también lo que causó que la joya de memorias que el medallón llevaba se destruyese..." - explicó Kaede con el entrecejo fruncido.

- "¿Cómo sabes todo eso?" - preguntó Miroku parpadeando varias veces.

- "Mi hermana me ha explicado muchas cosas, Houshi-sama..." - dijo Kaede misteriosamente mientras sonreía con los ojos cerrados.

- "¿Y sabes si es posible conseguir otra joya para el medallón?" - le preguntó Sango.

- "Es posible, pero tendrían que viajar hasta la Aldea Ryuusei; la cual está muy apartada de aquí..." - dijo Kaede suspirando de modo solitario.

- "¡Bueno, eso no es problema! ¡Podemos ir hasta allá ahora mismo!" - dijo Gerardo cerrando una mano en un puño y sonriendo.

- "¡Entonces quiero ir con ustedes! ¡Quiero ir a esa aldea y conocerla!" - dijo Kaede mientras su cara se iluminaba con una sonrisa y sus ojos comenzaban a brillar.

- "¿Pero no habías estado allí antes?" - preguntó Sango retrocediendo ante su reacción.

- "No, sólo he oído rumores, pero... ¡He oído que además de todo esa es la mejor aldea de todas; y quiero verla!" - dijo Kaede cerrando sus manos en puños para luego ponerlas delante de sí. Sin embargo, luego se fijó en Sango - "Uh, ¿onee-san? ¿Es usted parte del clan de exterminadores?" -

- "Este... S-sí lo soy... ¿Lo adivinaste por mi Hiraikotsu?" - preguntó Sango mientras se giraba un poco para que su búmerang fuese más visible para Kaede.

- "Sí, pero es muy extraño... Yo vi a todos los miembros del clan de exterminadores cuando le entregaron la Perla de Shikon a mi hermana, pero no la vi a usted..." - dijo Kaede mientras miraba a Sango extrañada.

- "Er... Estoy segura de que es porque en ese momento yo estaba cumpliendo con algún trabajo en otro lugar..." - dijo Sango sonriendo nerviosamente, recordando como su padre le había dicho en una ocasión que su abuelo fue el jefe del clan hace 50 años y que él había sido quien le entregó la Perla a Kikyou. Kirara entonces maulló desde su hombro.

- "Ah, ya veo... Bueno, ¿nos ponemos en camino?" - preguntó Kaede con una sonrisa.

- "Um... odio preguntar esto, pero... ¿vas a ir vestida así?" - preguntó Gerardo para hacer notar lo obvio. Kaede se miró a sí misma y cuando notó que la ropas que llevaba eran muy grandes para ella, gritó de vergüenza y corrió de vuelta a su cabaña, levantándose el borde de la hakama para no volver a tropezarse y dejando las zori y tabi que había llevado hasta ese momento tirados en el suelo...

- "Bueno, creo que lo que pasó aquí es bastante obvio" - dijo Gerardo mirando alrededor.

- "Sí. Aparentemente esa lluvia estaba hecha de agua rejuvenecedora y alguien trató de impedir que nos encontrásemos con Kaede..." - dijo Miroku mirando al cielo con el entrecejo fruncido.

- "Keh, pero les falló: aún así obtuvimos información sobre como volver a Kagome a la normalidad, así que solo tenemos que ir a esa aldea Ryuusai..." - dijo Inuyasha.

- "Es Ryuusei..." - dijo Gabriela suspirando.

- "¡Keh! ¡Como sea!" - dijo Inuyasha girándose y cruzando los brazos. Al instante siguiente, Kaede salió de su cabaña llevando puesto un kosode naranja con marcas negras y un obi verde: se veía exactamente igual a como se veía hace 50 años, cuando Kikyou aún estaba viva. También cargaba un pequeño arco, un carcaj lleno de flechas, y llevaba zori en los pies.

- "¿Ahora si podemos partir?" - preguntó Kaede con una sonrisa.

- "Eh... ¿Pero qué harás respecto a Kikyou?" - preguntó Gerardo cruzando los brazos y frunciendo el entrecejo.

- "Le escribí una carta explicándole que estaré fuera por unos días" - respondió Kaede con una sonrisa, sin darle mucha importancia al asunto.

- "Umm, ¿y de dónde sacaste esas zori?" - preguntó Gabriela ladeando la cabeza.

- "Um, había un par nuevo justo al lado de donde saqué este kosode" - dijo Kaede bajando la mirada hacia sus pies - "Es también bastante raro, ya que han pasado meses desde la última vez que onee-sama compró un par para mí..." -

- "¿Tal vez las compró para ti en caso de que las necesitases?" - le susurró Gerardo a su hermana.

- "Sí... Pero ya es algo tarde para eso, ¿no crees?" - dijo Gabriela mientras le mostraba una triste sonrisa.

- "Pero aún tenemos un problema... ¿Quién va a cuidar a los niños aquí? No hay adultos en la zona..." - dijo Sango mientras miraba al grupo de niños que los miraban a todos ellos.

- "Es cierto... Y es tan extraño..." - dijo Kaede al notar que la situación en la aldea era todo menos normal.

- "¡Kaede-sama!" - oyeron una voz detrás de ellos: era un grupo de seis niños que fue hasta ellos.

- "¿Huh? ¿Quiénes son ustedes?" - preguntó Kaede al verlos, aunque retrocedió un poco al notar que todos ellos eran hanyou.

- "Kaede-sama, vinimos de la Isla Hourai y nos establecimos en la aldea hace poco. ¡Esperamos poder serle de utilidad!" - dijo la mayor de las niñas, Asagi con una sonrisa.

- "Y todos ustedes son hanyou?" - dijo Kaede algo sorprendida, pero al ver como la sonrisa de Asagi se había vuelto ligeramente amarga mientras asentía por respuesta, ella sonrió - "Ah, pero Inuyasha también es uno ¡y no es tan malo!" -

Luego empezó a acariciarle la cabeza a Inuyasha entre risitas, lo cual lo irritó.

- "¿¡Por qué rayos me tratas como si fuera tu mascota!?" - preguntó Inuyasha furioso mientras se separaba un poco de ella.

- "Hehe, perdona, no pude evitarlo..." - dijo Kaede con una sonrisa, pero luego se giró hacia Asagi con una expresión de desconcierto - "¿Y por qué me dices Kaede-sama? Si tenemos más o menos la misma edad..." -

- "Err... Es porque te respetamos mucho, ya que eres la hermana menor de Kikyou-sama..." - respondió Moegi cerrando los ojos y sonriendo, ya que a Asagi no se le ocurrió una respuesta lo suficientemente rápido.

- "Por cierto, permítannos presentarnos..." - dijo Gerardo mientras él y Gabriela se presentaban. Rin también hizo lo mismo, al igual que Kagome, a pesar de que todos la conocían ya.

- "Qué bien, Dai... Inuyasha tiene dos debiluchos más en su grupo..." - dijo Roku burlándose de ellos.

- "Si, parecen aún más débiles que él..." - dijo Dai, pero ambos recibieron un golpe en la cabeza de parte de Gerardo y Gabriela por su falta de respeto.

- "¡Más les vale que aprendan modales!" - dijo Gerardo jadeando de cansancio mientras Gabriela les sacaba la lengua.

- "Bueno, ¿puedo confiar en ustedes para esto? ¿Podrán cuidar a todos mientras estamos fuera?" - preguntó Kaede para regresar la conversación a su punto original.

- "¡Sí! ¡Estamos felices de ayudarte!" - respondió Ai sonriendo.

- "Umm... ¿puedo quedarme? Quiero jugar con ellos..." - dijo Kagome haciendo pucheros.

- "Lo siento, Kagome, pero es importante que vengas con nosotros" - dijo Sango mientras la miraba de modo apologético.

- "Sí. Podrás jugar con ellos tanto como quieras cuando volvamos" - dijo Miroku dandóle una palmada en el hombro.

- "Y jugaré contigo tanto como quieras, ¡Kagome-chan!" - dijo Rin sonriendo.

Con todo arreglado y decidido, todos partieron hacia la Aldea Ryuusei.

- "¡Inuyasha-onii-chan, vuelve a visitarnos pronto!" - le gritó Ai cuando estaban dejando la aldea

- "¡Lo haré!" - dijo Inuyasha despidiéndose con la mano.

- "¡Cuídense mucho!" - gritaron Shion y Asagi, mientras que Moegi sólo se despidió con la mano mientras les ponía vendas en la cabeza a los gemelos, los cuales seguían llorando por el dolor.

- "¡No se preocupen por nosotros! ¡Y cuídenlos bien!" - gritó Gerardo.

- "¡Nos vemos!" - dijo Gabriela.

- "¡Adiós!" - dijeron Rin y Kagome.

Y así comenzó su viaje para encontrar la aldea y regresar a Kagome a su estado normal.

(Fin del Capítulo)


(Ending: Every Heart)

martes, 16 de junio de 2020

Entrelazado de Destinos ~ Dragonia - Capítulo 9

Capítulo 9:

La Nueva Trampa de Naraku


(Opening: Owaranai Yume)

Naraku tenía a Kagome prisionera con sus tentáculos de forma tal que ella no podía moverse ni escapar.

- "¡Naraku! ¿¡Qué planeas hacer conmigo!?" - preguntó Kagome furiosa.

- "Simplemente ya he aguantado suficientes de tus intromisiones, tus poderes de purificación ya me han resultado una piedra en el zapato por mucho tiempo, así que es hora de deshacerme de ti..." - dijo Naraku en una voz baja pero deleitada, la cual acompañaba con una sonrisa psicópatica.

- "¿¡Y crees que dejaré que me mates tan fácilmente!? ¡Estás loco!" - gritó Kagome mientras enfocaba su energía y soltaba un destello de luz azul desde su cuerpo. Sin embargo, esto no pareció afectar a Naraku en lo más mínimo.

- "Tu poder espiritual es inútil ante mí... Y ahora, muere..." - dijo Naraku mientras volvía dos de sus tentáculos en agujas y se los clavaba en la espalda y en su brazo derecho. Kagome empezó a sentir algo entraba a su cuerpo y notó que se trataba de un líquido rosado oscuro cuando lo vió goteando por su brazo. Pero luego su vista se nubló y todo a su alrededor se desvaneció en un remolino de colores apagados.

- "No... puede ser... Inuyasha... todos.. quién sea... por favor... ayúdenme..." - fue lo último en lo que Kagome pudo pensar antes de que su consciencia se desvaneciese. Sin embargo, también tuvo unos vagos deseos de querer tener flores bonitas en sus manos.

Mientras tanto, los grupos de Inuyasha y Sesshomaru estaban buscando por todo el bosque algún rastro de Naraku y Kagome, pero hasta ahora no habían podido sentir su energía demoníaca e Inuyasha no pudo hallar el olor de ninguno de los dos. El único rastro que hallaron de ella fue su medallón de memoria tirado en la hierba cerca del lugar donde Naraku la raptó.

- "¡Maldito fuyouheki!" - dijo Inuyasha furioso después de dos horas de búsqueda inútil.

- "Ahora que no podemos sentir su energía demoníaca, será mucho más difícil encontrarlo..." - dijo Miroku, sabiendo que el fuyouheki: la piedra mágica que tenía el poder de ocultar el poder demoníaco de los youkai, era la causa de su actual predicamento.

- "¡Y tampoco podemos localizarla con los Dragtenms porque algo esta interfiriendo con las señales del de Kagome!" - dijo Gerardo irritado al ver como únicamente el Dragtemn de Kagome estaba ausente del radar del mapa holográfico de su Dragtemn.

- "Ehh... ¿No deberíamos descansar un poco?" - preguntó Shippou mientras jadeaba de cansancio.

- "¿¡Qué acaso estás loco!? ¡Kagome podría terminar muerta si nos demoramos más en encontrarla!" - gritó Inuyasha mientras seguia buscando, hasta que se dio de frente con una barrera.

- "Bueno, a esto si se le puede llamar suerte" - dijo Gerardo ajustándose las gafas mientras observaba la barrera, la cual era del clásico color morado oscuro de Naraku.

- "¡Keh! ¡Me desharé de ella ahora!" - dijo Inuyasha mientras sacaba a Tessaiga y la transformaba en su forma enrojecida - "¡Rómpete, maldita barrera!" -

De inmediato, agitó la espada al frente y soltó un rayo que se estrelló contra la barrera, la cual se hizo pedazos como si fuera un vidrio al que se le arroja una piedra cuando hizo contacto. Pero a todos se les cayó el alma a los pies cuando vieron que detrás estaba otra barrera del mismo color.

- "¡Esto ya es patético! ¿Naraku no sabe hacer otra cosa? ¡Estoy harta que siempre salga con los mismos trucos sucios!" - preguntó Gabriela rabiosa, y por sus caras de molestia, era obvio que Gerardo e Inuyasha compartían el sentimiento.

Inuyasha solo resopló y transformó a Tessaiga en su forma cristalina.

- "¡Kongosouha!" -

Agitó la espada y lanzó un aluvión de diamantes que perforaron y destruyeron la segunda barrera. Sin embargo, detrás estaba otra barrera más, pero ésta era de un gris muy oscuro: lo suficiente para parecer negro...

- "¿De dónde rayos Naraku sacó ese color?" - preguntó Sango preocupada.

- "No lo sé, pero esta vez yo seré quien la destruya" - dijo Gerardo mientras desenfundaba a Ryuuga y le ponía una mano encima.

- "Alt tok nulast tast maha ika" - recitó él, y tan pronto como terminó, la hoja de la espada comenzó a brillar suavemente de azul.

- "¿Tú espada también puede destruir barreras?" - preguntó Miroku intrigado mientras todos lo miraban asombrados.

- "Sí, pero sería mejor decir que sirve más para remover cualquier clase de hechizos de refuerzo que para solo remover barreras. Diría que la Tessaiga de Inuyasha hace un mejor trabajo en esa parte" - dijo Gerardo mientras miraba a Miroku para luego girarse hacia la barrera - "¡Dragon Dispel!" -

Agitó a Ryuuga con fuerza, haciéndola disparar un rayo azul que golpeó la barrera y la destruyó. Sin embargo, detrás se reveló una barrera más; y esta dejó en shock a todos: era azul y rosa.

- "¿Qué rayos? ¿Acaso Naraku está manipulando a Kagome o algo para sus barreras?" - preguntó Inuyasha mientras hacia todo lo que podía para no explotar de rabia.

- "Tal parece que sí..." - dijo Miroku mientras la miraba con preocupación - "De otro modo, ¿qué razón habría para que la barrera tuviese los mismos colores que las auras de Kagome-sama?" -

- "¡Bueno, solo tendremos que destruirla entonces!" - dijo Gerardo mientras ejecutaba de nuevo su magia Dragon Dispel, pero no tuvo efecto alguno en la barrera. Lo mismo ocurrió cuando Inuyasha probó la Tessaiga Roja y el Kongosouha: la barrera parecía ser impenetrable.

Mientras tanto, detrás de la barrera y en el escondite de Naraku...

- "Niña... niña... despierta, tenemos muchas cosas que hacer" - dijo la voz de Naraku.

La niña abrió los ojos, bastante asustada porque estaba en un lugar muy extraño y con gente muy rara para ella. Eran Naraku, Kagura, Hakudoushi y Kanna.

- "¿Nos dirías tu nombre, por favor?" - le preguntó Naraku amablemente el cual había ocultado sus tentáculos y cerrado el ojo en su armadura de hueso - "¿O de dónde provienes?" -

- "Mi nombre es... Kagome" - contestó la niña poniéndose de pie y fijándose en sí misma: llevaba puesto un largo kimono negro, el cual no tenía decoraciones de ningún tipo, llevaba un aparato parecido a un reloj en su muñeca y andaba descalza - "Pero no puedo recordar nada más..." -

- 'Perfecto... mi plan está saliendo como lo esperaba... Esto será tan fácil...' - pensó Naraku malévolamente.

- "¿Cómo... cómo llegué aquí?" - preguntó Kagome mientras ponía sus manos delante de sí asustada.

- "Mis hijos y yo te encontramos tirada en el camino y te recogimos" - respondió Naraku de nuevo con su falsa voz dulce - "No te preocupes, no te haremos daño..." -

- "¡Vaya, muchas gracias a todos!" - dijo Kagome alegremente, pero igual aquella gente le continuaba pareciendo muy extraña, en especial por la extraña armadura de hueso que llevaba Naraku y la mirada vacía de Kanna.

- "¡Oh, que descortés soy! Yo soy Naraku, y mis hijos son Kagura, Hakudoushi y Kanna..." - dijo mientras los mostraba a todos.

- '¡Maldito Naraku! ¡No solo me hace parte de otro de sus sucios planes, sino que también tiene el atrevimiento de decir que soy hija suya!' - pensó Kagura enfadada.

- "¡Es un placer conocerlos!" dijo Kagome tratando de inclinarse ante ellos, pero se resbaló y cayó al piso de madera - "¡Ugh, este piso está muy duro!" -

- "No te preocupes..." - dijo Naraku cambiando el suelo de madera del recinto por un montón de flores - "Ahora el suelo no estará duro nunca más..." -

- "¡Gracias! Y Kagura-nee, ¿me podrías prestar tu abanico? ¡Es muy bonito!" - dijo Kagome entre risas.

- "¿Qué?" - dijo Kagura espantada y sintiéndose insultada, pero se calló en respuesta a la mirada de Naraku. Le decía con ella: - "Haz lo que la mocosa quiera o morirás" -

- "Como quieras..." - dijo Kagura con irritación mientras se lo entregaba a Kagome. Kagome jugó un poco con él, tratando de imitar a una maiko, pero al final se aburrió y se lo devolvió a Kagura.

- "¿Kanna, Hakudoushi... quieren jugar?" - preguntó Kagome.

- "Sí, claro. Vamos a jugar a Preparativos para el Ritual de las Sombras'" - dijo Hakudoushi con una sonrisa malévola.

- "¿Y cómo se juega? Yo nunca había oído de ese juego..." - dijo Kagome preocupada, pero también sintió algo que le decía que no era buena idea hacer eso.

- "Lo verás muy pronto. Pero solo seremos tú y yo, ya que Kanna debe ayudar a mi padre..." - dijo Hakudoushi mientras la llevaba a rastras a otra sala.

- "Kanna... Muéstrame que están haciendo Inuyasha y su grupo de tontos..." - dijo Naraku tan pronto como Kagome había salido del cuarto. Kanna obedientemente se acercó y proyectó en su espejo lo que estaba ocurriendo afuera: estaban haciendo lo que podían para destruir la barrera, pero sin resultados - "Mwahahaha... Esos tarados no podrán destruir jamás esa barrera: está creada con mis poderes, los poderes de sombras de Tenebross y los poderes que le extraje a Kagome..." -

Mientras tanto, afuera...

- "Hey, ¿y por qué no combinamos nuestras técnicas de nuevo?" - sugirió Inuyasha con emoción - "¡Así sí podremos destruirla de seguro!" -

- "¡Adelante, entonces!" - dijo Gerardo. Ambos ejecutaron sus técnicas a la vez...

- "¡Dispelling Blast!" - gritaron ambos mientras un remolino púrpura emergía de sus espadas y se estrellaba contra la barrera. Sin embargo, en vez de destruirla, meramente la hizo desaparecer, abriéndoles camino a un viejo y dilapidado templo abandonado.

- "¡Listo! ¡Vayamos a rescatar a Kagome!" - dijo Inuyasha. Corrieron para adentrarse en la zona que estaba protegida por la barrera y entraron al templo.

- 'Maldición, esos tontos destruyeron la barrera... y aún necesitamos más tiempo para llevar a cabo el ritual...' - pensó Naraku cuando vio lo que ocurría a través del espejo.

- "¿Hakudoushi, que ocurre afuera?" - preguntó Kagome asustada cuando escucharon el estruendo del Dispelling Blast chocando contra la barrera.

- "Solamente debe ser una tormenta..." - dijo Hakudoushi tranquilamente, como si tratara de apartar los pensamientos de Kagome de lo que ocurría afuera.

- "¡NARAKU!" - gritó Inuyasha tan pronto como entraron al recinto - "He venido por Kagome... ¡Y POR TU CABEZA!" -

- "Lo siento, Inuyasha, pero me temo que ahora no tengo tiempo para ti y tus torpes amigos... En especial para tu forma de mocoso insignificante" - dijo Naraku calmada y burlonamente.

- '¿Que querrán esas personas conmigo? ¿Acaso querrán hacerme daño?' - pensó Kagome asustada mientras observaba a los recién llegados luego de que escuchó a Inuyasha gritar su nombre.

- "¡Habla de una vez! ¿¡Que planeas hacer con Kagome!" - dijo Gerardo enfadado mientras le apuntaba con su espada.

- "Huhuhu... ¿así que tú eres el elegido por los dragones?" - dijo Naraku burlándose.

- "¡Sí, lo soy! ¡Y deberías practicar esa risa malévola, hombre-mono! ¡Es la más patética que oído en mi vida!" - dijo Gerardo para burlarse de él mientras mostraba una mueca presumida en su cara.

- "¿Oh? ¿Te importaría mostrarme como se hace entonces?" - preguntó Naraku irritado.

- "¡Con gusto! ¡Gaby, dame la linterna!" - dijo Gerardo, pero Gabriela le pasó una vara de madera entre risitas - "¡Dije linterna, no vara!" -

Luego encendió la linterna y se iluminó la cara, para después empezar a reírse como un demente. Cuando terminó, todos se le quedaron viendo como si vieran a un psicópata.

- "Bueno, bueno, dejmos los juegos de lado. ¿¡Qué vas hacerle a Kagome!? ¿¡Acaso vas a...!?" - dijo Gerardo, pero se cortó a media frase.

- "¿Oh, te diste cuenta? Tienes razón: voy a corromper sus poderes para manchar la Perla de Shikon y el Cristal de Sombras con la maldad más pura que puedan imaginarse..." - dijo Naraku entre brotes de risa enfermiza.

- "¡Ni creas que te permitiremos eso!" - gritó Gabriela mientras preparaba una flecha en su arco - "Ikuyu poak, lay lusya wiras sos couyuu, yst sosse royawfle hakaisa tast ika. Light Arrow!" -

Disparó una flecha envuelta en luz blanca; pero Naraku la esquivó en el último segundo.

- "Así que ese es el poder de la Luz... kukuku, más bien parece una mala copia del poder de Kikyou..." - dijo burlándose de ella.

- "¿¡Cómo te atreves!?" - dijo Gerardo furioso.

- "¡No soy una mala copia de nadie! Ikuyu poak, lay lusya iarae sos, yst pitzneal kyus ika! ~ Brilliant Ray!" - dijo Gabriela furiosa mientras le disparaba un rayo de luz blanca desde sus manos. Este si le impactó a Naraku, destrozándole su brazo izquierdo.

- "Hmm, muy poderosa para alguien tan joven..." - dijo Naraku pensativamente.

- "¿Así que eso no te hizo nada? ¡Hiraikotsu!" - gritó Sango mientras le lanzaba su bumerang, pero esta vez el ataque no funcionó porque Naraku se encerró en su barrera.

- "¡Mierda! ¿¡Por qué ese bastardo tuvo que acordarse de su estúpida barrera ahora!?" - gritó Inuyasha furioso mientras cristalizaba a Tessaiga.

- '¿Naraku-sama quiere hacerme algo malo? ¿Y estas personas vinieron a salvarme?' - pensó Kagome asustada y confundida desde el sitio en el que observaba la batalla.

- "Es hora de llevar a cabo el ritual..." - dijo Hakudoushi mientras tomaba a Kagome del brazo y la jalaba para que se pusiera sobre un círculo mágico que estaba dibujado en el piso.

- "¡No quiero! ¡No! ¡Suéltame!" - gritó Kagome mientras trataba de resistirse a los jalones.

- "¡Kagome! ¡Voy por ti!" - gritó Inuyasha en cuanto escuchó la voz de Kagome, así que se olvidó de Naraku por un momento y fue corriendo al lugar de donde procedía su voz.

- "¡Vuelve aquí, hanyou del demonio!" - gritó Naraku con furia al darse cuenta de que su plan estaba en peligro. Trató de detener a Inuyasha, pero Miroku, Sango, Gabriela y Gerardo le cortaron o incapacitaron sus tentáculos antes de que hiciese nada.

- "¡Mira quién habla! ¡No te permitiremos que lo detengas!" - dijo Miroku mientras le cortaba otro de sus tentáculos con su shakujou.

- "Es cierto; y ahora te enseñaremos que no puedes subestimar a ninguno de nosotros. ¡Y te mostraremos que nosotros usuarios de la magia Seirei no somos copias de nadie!" - dijo Gerardo mientras hacía los preparativos para transformarse - "Ist Wasriats, Oschmere Iadlast Kiabze Pawatz Zosph, Phaph Myya Zosph Phiaphz Ical! Iadlast Pawatz! ¡Dragoon!" -

Hubo un destello de luz blanca; y cuando se apagó, allí estaba Gerardo portando de nuevo su armadura de dragón azul.

- "¿Ese es el Poder del Dragón?" - musitó Naraku espantado, pero recibió un buen corte por detrás debido a que bajó la guardia.

- "Así es, Naraku, ese el poder que incluso yo, Sesshomaru, no puedo permitirme subestimar..." - dijo Sesshomaru mientras salía de las sombras detrás de Naraku, con Tokijin desenfundada. Luego caminó delante de él y se giró para encararlo.

- "Buen ataque sorpresa, pero ¿qué hay de Rin y Jaken?" - le preguntó Gerardo, preocupado.

- "Les ordené que nos esperaran afuera..." - dijo Sesshomaru con los ojos fijos en Naraku.

- "¡Estás acabado, Naraku, somos más que tú; y además tenemos habilidades mejores que las tuyas!" - dijo Shippou lleno de confianza: parecía que este iba a ser el final de su eterna batalla.

- "No lo creo..." - dijo una voz siniestra detrás de Naraku. Esta voz era tan fría, tan tenebrosa, que a todos les dio un buen escalofrío tan pronto como la oyeron.

- "¿¡Quién anda allí!?" - preguntó Miroku asustado.

Mientras tanto, Inuyasha estaba peleando con Hakudoushi para rescatar a Kagome.

- "¡Déjala en paz, infeliz!" - dijo Inuyasha mientras lo acuchillaba dos veces.

- "Lo siento, no puedo. Necesitamos sus poderes para acabar con ustedes..." - dijo Hakudoushi entre risas malévolas.

- "¿¡Y crees que permitiré que unas basuras como tú lo hagan!? ¡Sólo sobre mi cadáver! ¡Kongosouha!" - gritó Inuyasha mientras soltaba ráfagas de diamante que atravesaron el cuerpo de Hakudoushi y lo hirieron gravemente.

- "No puedo seguir peleando... Haré que pagues por esto la próxima vez..." - dijo mientras se encerraba en una barrera y se teletransportaba a otro sitio.

- "Bien, hemos terminado aquí... Kagome, ¿te...?" - Inuyasha no pudo terminar la frase, ya que cuando se giró para ver a Kagome, lo que vio fue a una niña aún más pequeña que Kagome en su forma de niña vestida con un kimono negro. Como había estado detrás de él todo ese tiempo y él había estado tan concentrado en la batalla, no la había notado.

- "¿Qué… qué… quieres de mí?" - preguntó ella asustada mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

- "¿Qué ocurre contigo? ¡Vine a salvarte de las garras de Naraku!" - dijo Inuyasha espantado al ver su reacción.

- "¿Y cómo sé que no me harás daño? ¡Ni siquiera eres humano: eres un monstruo, un niño monstruo!" - dijo Kagome encogiéndose de miedo en el rincón donde estaba de la sala. Inuyasha estaba espantado y herido por escuchar esas palabras de quién pensó jamás las diría. Pero entonces notó algo extraño...

- "Espera un momento... la Kagome que conozco jamás me diría esas cosas porque sabe cuanto odio oírlas... ¿No tienes tus recuerdos o algo así?" - preguntó Inuyasha mientras caminaba hacia ella cautelosamente.

- "No, sólo puedo recordar mi nombre..." - dijo Kagome mirando hacia el piso.

- "Será mejor que vengas conmigo entonces, seguro que podrás recordarlo todo en cuanto volvamos con nuestros amigos..." - dijo Inuyasha pensando que el medallón de memoria que ella había dejado en su mochila sería la solución.

- "Nuestros... ¿amigos...?" - dijo Kagome confundida. Pero Inuyasha la tomó de la mano, y después de hacerla ponerse en pie, empezó a guiarla hacia el exterior.

- 'Por alguna razón... Me siento a salvo cuando estoy con él... Creo que puedo confiar en él...' - pensó Kagome luego de que Inuyasha le tomó la mano. Ya no le tenía miedo.

Por otro lado, Miroku, Sango y los demás estaban temblando de miedo, ya que la voz que habían escuchado salió de un espejo con bordes negros que estaba colgado de una pared. Este espejo tenía un Fragmento de Sombras incrustado en su parte más alta y sólo reflejaba oscuridad inicialmente, pero entonces la silueta de un dragón negro apareció en él, la cual tenía dos ojos de un color rojo sangre brillando malignamente en su rostro.

- "¡N-n-no puede ser! ¡E-e-ese es T-t-t-tenebross!" - gritó Gerardo mientras temblaba y Gabriela se abrazaba a él. Nunca antes habían estado tan asustados en sus vidas.

- "Ah, veo que el nuevo elegido me conoce bien..." - dijo Tenebross disfrutando el ver a Gerardo tan aterrorizado.

- "El... D-d-dragón de S-s-sombras..." - dijo Gabriela tan asustada como su hermano.

- "¡Son patéticos, si se asustan tanto con mi sola presencia, no podrán jamás contra mí cuando recupere todo mi poder!" - dijo Tenebross riéndose como un lunático.

- "¡Pero no podrás recuperar tu fuerza con ese único Fragmento de Sombras que tienes allí!" - dijo Sango valientemente, lo cual le devolvió el valor a ambos hermanos y a los demás. Gabriela se transformó también en Dragoon; y todos se alistaron para la batalla.

- "¡No permitiremos que se salgan con la suya! ¡Rescataremos a Kagome y les patearemos el trasero a ambos!" - dijo Gerardo mientras los apuntaba con su espada.

- "Ya veremos que pueden hacer. Veo que hablan mucho, pero no veo que hagan nada..." - dijo Tenebross entre risas.

- "Ah, ¿sí?" - dijo Gabriela mientras le pasaba una mano encima a su arco - "Olpla siat, lay lusya, iarae sos... cezet ulkiarea ika, yst gaivz saraigal sos!" -

Al decir esto el arco empezó a brillar en blanco y tomó la forma de una espada de luz blanca.

- "¡Gaby, espera! ¡No seas imprudente!" - gritó Gerardo, pero era demasiado tarde: Gabriela voló hacia Naraku a todo velocidad para atacarlo con la espada, pero cuando estaba a punto de golpearlo, una fuerte ráfaga de viento salió de detrás de él y la hizo estrellarse contra la pared. Gritó de dolor mientras caía al piso inconsciente, anulándole la transformación. Del mismo modo, la espada de luz que llevaba en sus manos dejó de brillar y regresó a ser un arco.

- "¡Gaby!" - gritó Gerardo mientras corría a su lado y la examinaba - "Gracias al cielo... Quedó noqueada pero no tiene heridas serias..." -

Sin embargo, esto sólo los enfureció a todos.

- "¡Escoria!" - dijo Miroku agarrando su shakujou con fuerza.

- "¿¡Cómo te atreves a lastimar a una niña de ese modo!?" - gritó Sango furiosa mientras intentaba atacar a Naraku a quemarropa con su búmeran, pero él la esquivó.

- "Tratando de atacarme de nuevo, ¿eh? Aunque ni siquiera fui quien lanzó esa ráfaga..." - dijo Naraku mientras se apartaba, revelando que Kagura estaba detrás de él. Obviamente ella era quien había lanzado ese viento, pero su rostro mostraba una gran amargura y se estaba mordiendo los labios, como si no hubiera querido hacer eso.

- "Por cierto, mi estimada Sango... ¿no extrañas a tu querido hermano?" - preguntó Naraku burlonamente.

- "¡Maldito...!" - dijo Sango furibunda.

- "¡No te atrevas a meter a Kohaku en esto, basura!" - dijo Gerardo furioso mientras se levantaba de al lado de Gabriela y se giraba para encarar a los villanos.

- "Gerardo-kun..." - dijo Sango sorprendida.

"¡Ya estoy harto! ¡Ya vi demasiado sobre como los has hecho sufrir a todos! A Inuyasha, Kikyou, Sango, Miroku, Kohaku, Kagome; y a tanta gente inocente... He sentido ese sufrimiento como si fuera mío... ¡Y nunca voy perdonarte por haber matado y torturado a tantos! Y además hiciste lo peor que podías haber hecho en mi presencia: ¡lastimar a mi hermana!" - todos se quedaron en shock después de que Gerardo terminó de pronunciar esas palabras, pero Naraku y Tenebross solo se limitaron a reírse de él, lo cual lo enfureció más aún - "¡Es hora de borrarlos de la faz de este mundo" -

- "¿Y qué planeas hacer, tonto presuntuoso?" - preguntó Tenebross mientras se reía.

- "¡ESTO! Ist Ipoulk, ah... Leiya Iadlast, Clyezet Pawatz Ical, Oli Halkeiza Myallade Ical!" - dio una palmada con las manos e hizo de nuevo los movimientos de cuando estaba entrenando con Inuyasha para crear una muralla de agua que luego lanzó a Naraku y Tenebross - "¡TSUNAMI!" -

No pudieron escapar debido al gran tamaño de la olas, así que recibieron una gran cantidad de daño.

- "Maldición... es fuerte... mejor nos retiramos por ahora..." - dijo Naraku mientras se encerraba a sí mismo, al espejo de Tenebross, a Kanna y a Kagura en una nueva barrera y hacia volar por los aires el techo del recinto para irse levitando.

- "¿Que sucede aquí?" - preguntó Inuyasha cuando notó que Naraku estaba huyendo. Esto le hizo soltar a Kagome, la cual simplemente se quedó mirando lo que ocurría.

- "Naraku se está escapando..." - dijo Miroku amargamente.

- "¡Ya sé! ¿¡Y que creen que están haciendo!? ¡Deténganlo!" - gritó Inuyasha mientras le arrojaba el Kongosouha de nuevo, pero las lanzas no lograron darle debido a la distancia.

- "Creo que ahora es mi turno..." - dijo Gerardo después de que curó a su hermana y la dejó recostada de la pared - "Lo haré sufrir horriblemente, para ver si también le gusta..." -

Luego despegó a toda velocidad para perseguir a Naraku.

- "¿¡Que rayos...!?" - dijo Naraku exasperado.

- "No te escaparás de mí, maldito... ¡Tsunami! ¡TSUNAMI!" - dijo Gerardo mientras le arrojaba dos grandes olas, pero falló y Naraku logró huir. - "¡Mierda...!" -

- "¡Nos volveremos a ver pronto, tonto!" - gritó Naraku mientras se reía - "¡Kagome, me aseguraré de robar y corromper tus poderes, así que más te vale alistarte para ello! ¡Mwahahaha!" -

Gerardo regresó al piso del templo cerca de los demás, pero tan pronto como sus pies tocaron tierra, se desmayó y se le anuló la transformación. Miroku lo atrapó para evitar que cayese al piso.

- "¡Maldición, se nos escapó de nuevo!" - gritó Inuyasha furioso mientras enfundaba a Tessaiga - "¡Con lo mucho que quería hacerle pagar por lo que le hizo a Kagome!" -

- "¿Cómo está Gerardo-kun, Houshi-sama?" - le preguntó Sango a Miroku después de que terminaron de examinarlo.

- "Se encuentra bien. Sólo perdió el conocimiento" - le respondió aliviado.

- "Y por cierto, Inuyasha, ¿qué ocurrió con Kagome?" - le preguntó Sango.

- "Ella está por allá, pero..." - respondió Inuyasha mientras señalaba hacia la esquina donde ella se había ocultado.

- "¿Kagome, estás bien?" - dijo Sango mientras corría a verla junto con Miroku y Shippou, pero se llevaron una gran disgusto cuando la vieron en su estado actual, por no decir que además estaba acurrucada en el suelo y temblando de miedo.

- "Kagome, ¿cómo no te hiciste mayor cuando tomaste el agua?" - le preguntó Shippou confundido.

- "No sé de qué me hablas... ¿Ustedes son amigos del niño con orejas de perro?" - preguntó Kagome entrecortadamente.

- "¿No nos recuerdas?" - le preguntó Miroku precupado.

Kagome simplemente negó con la cabeza.

- "No se molesten en hacer esto. Kagome no recuerda nada aparte de su nombre..." - dijo Inuyasha mientras se les acercaba con una cara de tristeza.

- "Así que esa mujer ahora te teme... Que interesante..." - dijo Sesshomaru con una sonrisa sádica: parecía estar disfrutando el sufrimiento que esto le causaba a su hermano menor.

- "Bueno, nosotros somos amigos de Inuyasha y..." - comenzó Shippou.

- "¿Y no me harán daño? Porque ese hombre dijo lo mismo y me enteré que quería hacerme cosas malas..." - lo interrumpió Kagome con los ojos llenos de lágrimas.

- "¡Claro que no! ¡Nosotros somos tus amigos; y jamás te haríamos daño!" - exclamó Shippou.

- "Bueno, será mejor que vayamos afuera, para que puedas recuperar tu memoria..." - dijo Miroku mientras se adelantaba hacia la salida - "Yo llevaré a la pequeña Gabriela y..." -

- "Houshi-sama, usted se encargará de Gerardo-kun. Yo llevaré a Gaby-chan" - dijo Sango mientras le lanzaba una mirada asesina.

- "¡Uh... gran idea, Sango!" - dijo Miroku riendo nerviosamente mientras levantaba a Gerardo y se lo llevaba en hombros hacia afuera. Luego lo siguió Sango cargando a Gabriela de caballito, después salió Shippou y por último, salió Inuyasha llevando a Kagome de la mano.

- "Um... ¿Adónde iremos?" - les preguntó Kagome después de un rato.

- "Lo sabrás cuando hayamos llegado..." - dijo Inuyasha misteriosamente.

Al poco rato, Gerardo y Gabriela empezaron a moverse y finalmente despertaron.

- "Nos podrían bajar, ¿por favor?" - preguntó Gerardo un poco molesto.

Tan pronto como los bajaron, ellos se pusieron en pie por sí mismos y se quedaron viendo la situación. Estaban en ese momento en el borde del bosque.

- "¿Y Kagome?" - preguntó Gerardo.

- "Está allí, al lado de Inuyasha..." - dijo Shippou señalándola con la cabeza.

- "Qué raro... se ven más pequeña que antes... ¿no se había tomado el agua envejecedora?" - preguntó Gabriela confundida después de que ambos se habían quedado parpadeando varias veces como reacción al ver la niña pequeña que ella era ahora.

- "Parece que no, pero averiguaremos que pasó en realidad si le restauramos su memoria" - dijo Miroku - "Gerardo-kun, ¿podrías?" -

- "No hace falta que lo pidas" - dijo Gerardo con una sonrisa mientras sacaba la mochila de Kagome de su Dragtemn. Sango luego miró dentro hasta que halló el medallón plateado y se lo dió a Inuyasha.

- "Kagome, ponte esto" - le dijo Inuyasha tratando de ponérselo, pero Kagome lo esquivó.

- "¿Para qué es eso?" - preguntó Kagome con sospecha.

- "Es para que recuperes tus recuerdos, ¿o es que no quieres saber quién eres en realidad?" - le dijo Inuyasha un poco triste. Kagome entonces se acercó y dejó que Inuyasha le pusiera el medallón. Enseguida, los ojos de Kagome empezaron a titilar, pero a diferencia de ocasiones anteriores, el medallón comenzó a soltar descargas eléctricas y chispas; mientras que Kagome se sujetaba la cabeza como si estuviese sufriendo de una migraña.

- "¿¡Debería pasar esto!?" - le preguntó Gerardo a Miroku con una mirada de preocupación, la cual todos compartían.

- "¡No, en ninguna de las ocasiones que le pusimos el medallón le ocurrió esto!" - dijo Miroku. Lluego se oyó una pequeña explosión, y después de mirar alrededor en busca de su fuente, notaron que el zafiro que el medallón de Kagome llevaba incrustado había desaparecido mientras que a sus pies ahora estaban varios trozos que parecían haber provenido de una joya azul.

- "Me pregunto... ¿Importará mucho que ese zafiro haya explotado...?" - preguntó Gerardo algo preocupado, pero la respuesta a su pregunta vino por sí sola: Kagome estaba mirando alrededor como una niña perdida en busca de sus padres.

- "¿Dónde estoy? ¿Dónde están mami y papi?" - preguntó al poco rato mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.

- "Oh, oh... Parece que no recuperó todos sus recuerdos..." - dijo Gabriela mordiéndose el labio.

- "Kagome..." - le dijo Inuyasha mientras se sentaba enfrente de ella - "¿Estás bien?" -

- "¿C-como sabes mi nombre?" - le preguntó Kagome asustada.

- "¡No me digas que no nos recuerdas de nuevo!" - le dijo Inuyasha molesto mientras le daba un puñetazo al suelo. Esto hizo que Kagome se acurrucase de miedo.

- "No sé... quienes son ustedes... solo recuerdo que estaba en mi casa, me fui a tomar una siesta y desperté aquí..." - dijo Kagome asustada.

- "Parece que tenemos otro problema entre manos..." - dijo Miroku cruzándose de brazos.

- "Kagome, ¿que edad tienes?" - le preguntó Shippou, lo cual hizo a los demás darse cuenta de que debieron preguntarle eso desde el comienzo. Kagome sólo levantó una mano cerrada por respuesta.

- "¿¡Tiene cinco años ahora!? ¿Pero cómo!? ¿¡No se supone que tenía ocho cuando Naraku la secuestró!?" - gritó Inuyasha enfadado.

- "Parece que Naraku hizo algo que la volvió aún más joven, y tal vez esa fue la causa de que el zafiro que llevaba su medallón se rompiera..." - dijo Sango pensativamente.

- "Y ese zafiro es lo que hace posible la restauración de sus memorias..." - dijo Gerardo conectando ideas - "Bueno, ¿creen que deberíamos usar el agua envejecedora y hacerla que regrese a su verdadera edad?" -

- "No... Creo que sólo empeoraríamos las cosas..." - dijo Inuyasha, ya más calmado y pensando en la situación con más detenimiento - "¿Que creen que pasaría si regresara a su edad normal pero teniendo todavía la mente de una niña de cinco años?" -

Eso hizo que todos descartaran esa alternativa de inmediato y empezasen a intentar pensar en otro plan. Sin embargo...

- "*sollozo*... *hipo*... ¡Quiero ir a casa!" - gritó Kagome mientras comenzaba a llorar.

- "Oh, ¡rayos! ¡Como si no hubiese sido suficiente el lidiar con Gaby cada vez que se ponía así!" - dijo Gerardo exasperado mientras Gabriela y Sango corrían hacia ella.

- "Ya, ya, Kagome. Calma. ¡Muy pronto verás a tu familia de nuevo!" - le dijo Sango mientras la cargaba e intentaba calmarla.

- "¿En... serio…?" - preguntó Kagome entre sollozos.

- "¡Sí! ¡Nunca te mentiríamos!" - dijo Gabriela con una sonrisa.

- "¡En serio! Gerardo-kun, ¿alguna idea sobre que podríamos hacer por ella?" - preguntó Sango mientras le acariciaba la cabeza.

- "Hmm, estoy pensando que lo mejor que podríamos hacer por ella es llevarla de vuelta a casa" - dijo él pensativamente.

- "Estoy de acuerdo. Este no es lugar para niñas tan pequeñas como ella" - dijo Inuyasha cruzado de brazos y preparándose para partir.

- "Oh, ¿Inuyasha? ¿Planeas huir como un cobarde?" - le preguntó Sesshomaru, quien acababa de llegar seguido por Jaken, Rin y Ah-Un.

- "¡Nada de eso! ¡Solamente voy a llevar a Kagome a casa!" - dijo Inuyasha mientras se la subía a su espalda.

- "¡Hehe, esto parece divertido!" - dijo Kagome riendo.

- "¿Kagome-sama está bien?" - preguntó Rin bajándose de Ah-Un.

- "Sí, pero no creo que le puedas seguir llamando 'sama'..." - le dijo Gabriela mientras caminaba a su lado para ir a verla. Rin se llevó una pequeña sorpresa al ver a Kagome aún más joven de lo que la había visto alguna vez.

- "¡Ah, entonces ahora es Kagome-chan!" dijo Rin alegremente.

- "¡Sí, soy Kagome!" - respondió ella con alegría - "¿Y tú eres...?" -

- "¡Soy Rin!" - diijo Rin con una sonrisa - "¡Es un placer conocerte!" -

- "¡De verdad quiero jugar contigo, Rin-nee!" - dijo Kagome emocionada.

- "Pero eso tendrá que esperar a otro momento" - dijo Gerardo con una voz algo severa.

- "Boo..." - dijo Kagome un poco triste.

- "Hehe, está bien. ¡Te esperaré aquí!" - dijo Rin con una sonrisa.

- "De acuerdo Gaby, ¿estamos listos para irnos con Inuyasha?" - preguntó Gerardo mientras se alistaban para partir.

- "¿Y para qué van a seguirme?" - preguntó Inuyasha suspicazmente.

- "Solo por si necesitas ayuda con Kagome: los niños pequeños pueden ser muy problemáticos, y recuerda que nosotros también podemos cruzar el portal del pozo" - dijo Gerardo.

- "¡Y yo quiero jugar con ella! ¡Solo espero que no termines 'abajo' de nosotros!" - dijo Gabriela entre risas, lo cual hizo que Gerardo e Inuyasha terminasen mordiendo el polvo de nuevo. Esto fue particularmente doloroso para Inuyasha debido a que aún llevaba a Kagome en su espalda. En cuanto se recuperaron, se despidieron de los demás, Gerardo y Gabriela se pusieron sus armaduras y comenzaron a andar el camino hacia el pozo.

(Fin del Capítulo)

(Ending: Dearest)

lunes, 15 de junio de 2020

Entrelazado de Destinos ~ Dragonia - Capítulo 8

Capítulo 8:

Un Día de Diversión

(Opening: I Am)

A la mañana siguiente, después de desayunar, todo el grupo fue a las tiendas de artículos de playa para comprar algunas cosas para su pequeño día de relax. Claro está, que Gerardo y Gabriela ya no seguían vistiendo los kimonos: ahora Gerardo vestía una camisa y un pantalón azul que había traído en su equipaje, mientras que Gabriela llevaba la blusa blanca con la falda rosa que había llevado puestas la noche que llegaron por primera vez a ese mundo. En cuanto a Inuyasha, tuvo que llevar una gorra de nuevo.

Sin embargo, Gerardo y Gabriela fueron un momento hasta el Árbol Sagrado para verlo antes de partir.

- "Whoa, así que este es el Árbol Sagrado..." - dijo Gerardo maravillado mientras lo miraba y tocaba su tronco.

- "Es mucho más bonito de verdad..." - dijo Gabriela imitando a su hermano.

- "El lugar dónde todo comenzó... Y que está tan lleno de memorias..." - dijo Gerardo recordando todos los eventos que habían tenido lugar a su lado: el comienzo de las aventuras, los engaños de Naraku, la forma en la que el árbol ayudó a Kagome e Inuyasha en la batalla con Menomaru; y el papel importante que tuvo cuando Inuyasha le dijo a Kagome que iba a irse con Kikyou...

- "¿Qué hacen ustedes dos?" - preguntó Inuyasha mirando a ambos.

- "Solamente estamos admirando el árbol que fue el comienzo de todo..." - dijo Gerardo sin apartar la vista del árbol.

- "¡Será mejor que se pongan en camino, que ya nos vamos!" - dijo Kagome pasando al lado de ellos.

- "¡Espéranos!" - le gritaron los dos.

Caminaron un rato por la ciudad hasta que llegaron al centro comercial, y al poco rato, ya estaban comprando.

- "¡Este día si que va a ser memorable!" - dijo Gerardo mientras agarraba una bolsa y metía allí unas cuantas botellas de protector solar.

- "Sí, pero... ¿Por qué compras tanto protector?" - preguntó Kagome.

- "Porque detesto quemarme cuando voy a la playa, así que siempre me pongo un montón" - dijo Gerardo mientras su rostro se volvía amargo por un de segundos, pero luego lo cambió a una sonrisa - "También estoy llevando para los demás" -

- "Ah, está bien. Por mi parte, me iré a probar los trajes de baño" - dijo Kagome alegremente.

- "¿No tienes ya uno?" - preguntó Gerardo confundido.

- "Sí, pero bueno... Sabrás porque cuando hayamos vuelto a la Era Sengoku" - dijo Kagome mientras sonreía de forma enigmática.

- 'De seguro todos los trajes de baño para las chicas van a ser enterizos, por culpa de cierto monje' - pensó Gerardo mientras negaba con la cabeza.

- "¡Keh! ¡No entiendo para que llevan tantas cosas sólo para bañarse en ese montón de agua salada!" - dijo Inuyasha resoplando.

- "Hehe, ¡es que necesitamos prepararnos para ir a la playa! ¡Cálmate y disfruta un poco!" - dijo Gabriela entre risitas. Inuyasha sólo suspiró por respuesta.

Después de un rato, salieron cargando varias cosas: unas cuantas sombrillas y unas sillas, y algunas bolsas que contenían toallas y trajes de baño, los cuales metieron en sus Dragtemn para no seguir cargándolos, aunque intentaron ser tan discretos como les fue posible para hacerlo. Sin embargo, a Gabriela y a Gerardo les pareció muy raro que Kagome hubiera comprado tres trajes de baño para niña y dos para niño, pues sobraba uno en ambos casos.

- "Por cierto, ¿está bien que tengamos un exceso de dos trajes de baño aquí?" - preguntó Gerardo mientras dejaban la tienda.

- "Sí, no te preocupes por ello. Es para algo que Inuyasha y yo tenemos planeado desde ayer" - dijo Kagome con una sonrisa.

- "Keh..." - dijo Inuyasha sin mucha energía. Ambos hermanos se miraron el uno al otro confundidos, pero decidieron no preguntar más al respecto. Entonces dejaron el centro comercial, aunque Gerardo tuvo que llevarse a Gabriela a rastras en varias ocasiones, ya que empezó a tener antojos de querer comprarse otras cosas y no tenían mucho dinero para estar gastándoselo en ello.

- "¿Podemos irnos de una vez?" - preguntó Inuyasha impaciente cuando hubieron vuelto a la casa de Kagome.

- "¡Sí, sólo déjame ir a buscar mi equipaje!" - dijo Kagome distraídamente.

- "¿Y no lo cargabas en tu Dragtenm?" - preguntó Gabriela extrañada.

- "¡Ups! ¡Sí, pero tengo que arreglarlo!" - dijo Kagome un tanto aturullada mientras cruzaba la sala corriendo y subía las escaleras para ir a su habitación.

- "Bueno, al menos eso nos da oportunidad de cambiarnos de ropa" - dijo Gerardo suspirando.

Cuando Kagome hubo terminado de arreglar su equipaje; y Gerardo y Gabriela se hubieron puesto los kimonos de nuevo, se despidieron de la familia de Kagome.

- "Trata de no ponerte mucho en peligro allá afuera, ¿de acuerdo?" - le dijo su madre.

- "¡Está bien, mamá! ¡No lo haré!" - dijo Kagome sonriendo.

- "¿Volverán?" - le preguntó Souta a Inuyasha y a los dos hermanos.

- "Claro. Cuando Kagome vuelva, nosotros vendremos también" - dijo Gerardo con una sonrisa.

- "Sí. Necesitamos tenerle un ojo puesto todo el tiempo" - dijo Inuyasha sonriendo.

- "¿No será más bien que no quieres dejarla sola?" - preguntó Gabriela en tono travieso.

- "¿¡Qué!?" - dijo Inuyasha espantado, lo que hizo reír a todos.

Luego fueron hasta el cobertizo del pozo y saltaron dentro.

- "Parece que tendré que llevarte en mi espalda de nuevo, Kagome" - dijo Inuyasha en cuanto salieron del pozo.

- "Y nosotros nos iremos por el aire de nuevo" - dijo Gerardo mientras él y Gabriela se ponían sus armaduras de dragón de nuevo. Después de que Kagome se hubo subido a la espalda de Inuyasha y ambos hermanos estuvieron listos, se pusieron en camino. Después de unos minutos, habían llegado al sitio donde habían montado el campamento el día anterior.

- "¡Qué bien, ya volvieron! ¡Kagome!" - dijo Shippou desbordándose de alegría mientras se acercaba a saludarlos y se subía al hombro de Kagome luego de que ella estuvo en el suelo de nuevo y ambos hermanos hubieron cancelado sus transformaciones.

- "¡Kagome-sama! ¡Gaby-chan! ¡Inuyasha! ¡Gerar-nii!" - los saludó Rin alegremente.

- "¡Hola Shippou!" - lo saludó Kagome para luego mirar a los demás, los cuales estaban intercambiando saludos entre sí - "¡Hola chicos! ¿No ha habido nada nuevo desde que nos fuimos ayer?" -

- "Para nada, Kagome. No hemos encontrado más youkai ni nada parecido desde ayer" - dijo Sango extrañada por eso.

- "¡Keh! ¡Esos monstruos son un montón de cobardes!" - dijo Inuyasha resoplando.

- "O será que algo más los está espantando..." - dijo Sesshomaru con su voz inexpresiva.

- "¡Ah, claro! ¡La presencia del poderoso youkai amo de las tierras del oeste!" - dijo Inuyasha en tono de sarcasmo.

- "O tal vez haya sido el olor de tu repugnante sangre humana..." - dijo Sesshomaru desenfundando a Tokijin, mientras Inuyasha desenfundaba a Tessaiga. Pero cuando parecía que iban a comenzar a pelear...

- "¡Basta los dos!" - gritó Gerardo poniéndose entre ambos - "¡Inuyasha, no deberías dejarte provocar tan fácilmente! Y tú, Sesshomaru, ¿ has olvidado las condiciones que puse para que pudieras viajar a nuestro lado?" -

Y dicho eso, ambos hermanos se quedaron en calma y envainaron sus espadas, aunque siguieron arrojándose miradas asesinas. Kagome se sorprendió de que Gerardo tuviera tanto valor como para interponerse entre ambos.

- "¿Y dónde está cara de rana?" - preguntó Gabriela al notar que Jaken no estaba con ellos.

- "Si con eso te refieres a Jaken, le ordené que fuera a buscar comida..." - le respondió Sesshomaru desagradablemente.

- "Bueno, ¿estamos listos para seguir nuestro camino?" - preguntó Miroku, el cual sorprendentemente había estado muy callado durante toda la conversación.

- "Creo que sí" - dijo Kagome mirando a Inuyasha y suspirando - "Sólo que antes hay una última cosa que debemos hacer, ya que la playa está tan cerca..."

Luego, Kagome sacó su mochila de su Dragtenm y de allí sacó una botella llena de un líquido rosa claro brillante.

- "Creo que es hora de que nuestros nuevos amigos conozcan a Miko e Inuyasha" - dijo Kagome sosteniendo la botella con fuerza en su mano y mirando a Gerardo y Gabriela.

- "¿Quiénes son ellos?" - preguntó Gabriela; ya que la frase les sonó un tanto extraño a ella y a Gerardo.

- "¿Y no conocimos ya a Inuyasha? Quiero decir, está aquí con nosotros" - dijo Gerardo confundido.

- "Verán muy pronto... ¿Inuyasha, vienes?" - preguntó Kagome, ante lo cual Inuyasha solo asintió - "Bueno, Miroku-sama, Sango-chan... ¿Pueden acompañarnos?" -

Sango y Miroku ya sabían que haría Kagome cuando vieron la botella, así que simplemente la siguieron a ella y a Inuyasha mientras se adentraban en el bosque.

- "Me pregunto qué van a hacer allí..." - dijo Gabriela confundida.

-" Ya verán en un momento..." - dijo Shippou misteriosamente; y poco después vieron un destello de luz blanca.

-" ¿¡Qué fue eso?" - preguntó Gerardo.

Sin embargo, no ocurrió nada de importancia y al poco rato, Sango regresó llevando en sus brazos a una niña bastante parecida a Rin, vestida con un kosode a cuadros anaranjados y rojos adornado con esferas blancas y que llevaba el pelo arreglado de modo parecido a Kikyou, sostenido por un lazo blanco. Miroku la siguió poco después cargando a un niño de pelo plateado con orejas de perro y vestido con un kimono rojo, llevando a Tessaiga con todo y su funda atada a su cintura. Ambos parecían estar inconscientes. Gerardo y Gabriela se quedaron boquiabiertos al verlos.

- "¿¡Esos niños son Kagome e Inuyasha!?" - dijo Gerardo sorprendido cuando Sango y Miroku se sentaron y les explicaron todo, dejando a Kagome y a Inuyasha durmiendo en la hierba.

- "Sí, pero en el caso de Kagome, ella es Miko ahora y deberán llamarla por ese nombre hasta que se ponga su medallón de memoria o vuelva a la normalidad..." - dijo Sango con una mirada seria en los ojos.

- "¿Qué pasará si no lo hacemos?" - preguntó Gabriela tercamente.

- "Si la llaman por su verdadero nombre, o dicen o les muestran algo que active sus memorias, se volverán locos. Ese es el efecto de sellado de memoria que el agua trae consigo" - explicó Miroku, el cual tenía la marca roja de la palma de una mano en la cara. Ambos hermanos suspiraron a sabiendas de lo que había intentado hacer, pero decidieron ignorarlo y escuchar la explicación.

- "¿Y la volvieron a beber? Vaya que son necios..." - dijo Gerardo miraba a ambos niños dormir.

- "Bueno, tuvieron una pequeña pelea por eso poco antes de que ustedes llegaran aquí por primera vez, sobre que les gustaría repetir esos días que pasaron así; y creo que este les pareció el mejor momento..." - dijo Sango con una sonrisa mientras miraba a Inuyasha y a Kagome: ambos estaban respirando suavemente y tenían una sonrisa en los labios, como si hubieran deseado eso desde hace tiempo.

- "Bueno, me llevaré aparte a Inuyasha, que necesitamos explicarle algunas cosas importantes" - dijo Miroku cuando ya daban señales de que iban a despertarse.

- "De acuerdo, pero... ¿Qué haremos con Kagome y su equipaje?" - preguntó Gerardo.

- "Pueden distraerla haciendo que juegue con tu hermana o con Rin. En cuanto a su mochila, podrías guardársela en tu artefacto" - sugirió Sango.

- "Está bien" - dijo Gerardo cuando ya Miroku y Sango se habían llevado a Inuyasha de vuelta al bosque. Gabriela fue a llamar a Rin para que les hiciera compañía mientras Gerardo metía en su Dragtenm la mochila de Kagome.

- "¿Así que Kagome-sama se convirtió en Miko-chan de nuevo?" - preguntó Rin en cuanto la vio durmiendo en la hierba.

- "Sí, así es" - dijo Gerardo.

- "¡Y ahora que no está Inuyasha, no habrá quien estropee nuestra diversión!" - dijo Shippou mientras daba saltos alegremente.

- "Bueno, no olvides que tiene un sustituto" - dijo Gabriela riendo mientras señalaba a su hermano, el cual ya había puesto una cara de repugnancia que parecía más bien propia de Inuyasha.

- "Uy, sí... Ya entendí..." - dijo Shippou temeroso.

Kagome, o mejor dicho, Miko despertó en ese momento y empezó a mirar a su alrededor. Estaba algo asustada y se fijó en las únicas personas que podía reconocer.

- "¡Rin! ¡Shippou! ¿Dónde estamos? ¿Y quiénes son esas personas?" - dijo alterada mientras miraba a Gerardo y Gabriela.

- "¡Miko, cálmate! Estamos en el medio de un nuevo viaje, ¡y esas personas son nuestros nuevos amigos!" - le explicó Shippou con una sonrisa.

Luego, Gerardo se adelantó.

- "¿Eres Miko?" - le preguntó con un tono duro que recordaba más bien al de Inuyasha, haciendo que ella le asintiera asustada. Pero luego Gerardo simplemente le dedicó una sonrisa tranquilizadora - "Es un placer conocerte. Mi nombre es Gerardo; y ella es mi hermana, Gaby" -

- "¡Hola!" - la saludó Gabriela con una sonrisa.

- "¡Hola, es un placer!" - dijo ella con una sonrisa - "Pero, ¿por qué sus nombres son tan raros?" -

- "Porque ellos son extranjeros" - explicó Shippou como si supiera todo sobre ellos.

- "¡Oh! ¿Y qué es esta cosa brillante que tengo en mi muñeca?" - preguntó Miko mirando el Dragtemn que llevaba en su muñeca y viendo su reflejo en su pantalla de cristal.

- "Es un regalo de parte nuestra. ¡Es un artefacto mágico que te permite hablar con las personas que están lejos de ti y guardar cosas dentro!" - dijo Gabriela alegremente mientras levantaba su muñeca - "Y mira, ¡nosotros también los tenemos!" -

- "¡Es un regalo muy útil entonces, y además es muy bonito!" - dijo Miko sonriendo mientras los notaba en las muñecas de ambos hermanos y en la de Shippou - "Y... ¡Whoa! ¿También llevo tabi puestos ahora? ¿De dónde salieron?" -

- "Hehe, ¡es un regalo de parte de todos nosotros!" - dijo Shippou sonriendo - "Como has sido tan buena niña y te has vuelto tan buena siendo una miko, ¡decidimos comprarlos para ti! Los necesitarás cuando empieces a usar el atuendo de miko, ¿no?" -

- "Hehe, ¡es verdad! ¡Gracias!" - dijo Miko entre risitas para luego cerrar sus ojos y poner sus manos detrás de sí. Gerardo y Gabriela aprovecharon la oportunidad para mirarse el uno al otro con cejas levantadas antes de que Miko volviese a abrir los ojos e inclinase su cabeza a un lado - "Y hablando de todos, ¿dónde están Inuyasha, Houshi-sama y Sango-nee?" -

- "Están más adentro en el bosque. Dijeron que necesitaban hablar de algo importante..." - dijo Shippou seriamente.

Mientras tanto, Miroku y Sango estaban explicándole a Inuyasha sobre Rin, Sesshomaru y sobre sus nuevos amigos. Cuando terminaron con la explicación, Inuyasha estaba un tanto confundido, pero también tenía una sensación de que ya sabía sobre eso. Luego, regresaron con los demás.

- "¡Volvimos!" - anunció Sango cuando ella, Miroku e Inuyasha habían vuelto. Gerardo estaba sentado en la hierba observando a Rin, Miko, Shippou y Gabriela jugando mientras mantenía una mano sobre el mango de su espada por si pasaba cualquier cosa.

- "¿Ellos son nuestros nuevos amigos?" - preguntó Inuyasha tímidamente.

- "Sí: el que lleva el kimono azul es Gerardo, la niña que lleva el kimono blanco es Gabriela, la hermana menor de Gerardo y la que se parece a Miko es Rin" - explicó Sango alegremente. Luego, Inuyasha se acercó a Gerardo para verlo mejor. No sabía porque, pero le daba una sensación extraña, como si se pareciera a alguien a quien él conocía pero que había olvidado.

- "Ehh... Disculpa..." - empezó Inuyasha.

- "¿Sí? Tú debes ser Inuyasha... Y por lo que puedo ver, eres un hanyou..." - dijo Gerardo en un tono que recordaba más bien al de Sesshomaru. Inuyasha mostró una cara de tristeza y temor cuando escuchó la palabra 'hanyou' de los labios de Gerardo, pensando que terminaría rechazándolo. Pero Gerardo simplemente le sonrió y le puso una mano sobre el hombro: le daba lástima ver al pequeño hanyou tan triste y con apariencia de haber estado solo durante mucho tiempo - "No te preocupes: no me importa si eres humano, hanyou o youkai, ¡para mi todos valen por igual! Al menos mientras no intenten aniquilarme" -

Esto alegró mucho a Inuyasha, ya que significaba que había hecho otro amigo.

- "¡Ah, Inuyasha! ¡Por aquí!" - dijo Miko para llamarlo mientras todos corrían hacia él.

- "¡Miko! ¡Juguemos juntos!" - dijo Inuyasha alegremente al verla.

- "Está bien, pero..." - Miko se giró para mirar a Gabriela y a Gerardo.

- "¿Hmm? ¿Qué pasa, Miko?" - preguntó Gabriela algo preocupada.

- "Es sólo que siento una presencia extraña viniendo de ustedes..." - dijo Miko al notar el aura azul que emanaba de Gerardo, al igual que el aura blanca y plateada que emanaba de Gabriela.

- "Y... ambos huelen como si su sangre fuera humana, pero a la vez no lo fuera..." - dijo Inuyasha olfateando en dirección a ellos.

- "Se los explicaremos después. ¿Por qué no van a jugar ahora?" - preguntó Gerardo con una sonrisa.

- "¡Sí! ¡Y quiero mostrarles algo que vi en el bosque más adentro en el bosque! ¡Sigánme!" - dijo Inuyasha mientras él y los demás corrían hacia el bosque.

- "¡Oigan! ¡Esperen!" - gritó Gerardo cuando ya se alejaban - "Oh bueno. Iré tras ellos para asegurarme de que no les pase nada" -

- "Pero Inuyasha puede defenderse a sí mismo, ¿así que por qué no los dejas tranquilos?" - preguntó Miroku despreocupadamente.

- "¡Houshi-sama, no podemos dejarlos solos! ¿Y si Naraku los ataca?" - lo regañó Sango.

- "La exterminadora está en lo cierto..." - dijo Sesshomaru acercándose a ellos, que hasta el momento solo se había limitado a observar desde lejos - "Si esa basura de pseudo-hanyou viene aquí, ninguno de ellos podrá defenderse..." -

- "Vaya, primera vez que veo a Sesshomaru preocupado por alguien más..." - dijo Gerardo sorprendido.

- "Sólo me interesa lo que le pase a Rin..." - dijo Sesshomaru.

- "Pero de acuerdo, iré a vigilarlos" - dijo Gerardo mientras se adentraba corría para adentrarse el bosque. Al poco rato, los escuchó riendo; y cuando entró al lugar de donde provenían las risas, se encontró en un amplio y hermoso claro. El lugar todavía estaba cubierto por unas pocas ramas de árboles a través de las cuales se filtraban los rayos del sol, alrededor estaban volando varias mariposas, se escuchaba el canto de los pájaros y el suelo de hierba del claro estaba recubierto de flores de todos los colores.

(BGM: Shikon no Tama wo Motomete (segunda mitad) – Kaoru Wada)

Gerardo simplemente se sentó en el borde del claro para observarlos mientras jugaban. Era una vista realmente adorable: los niños jugando en grupo, ya fuera las traes, al escondite o tomándose de las manos y formando un círculo, persiguiendo a las mariposas y riendo.

Al poco rato llegaron los demás, incluido Sesshomaru; y también decidieron sentarse a verlos por un rato. Entonces...

- "Deberíamos llamarlos para el almuerzo" - le sugirió Sango a Gerardo.

- "De acuerdo. ¡Todos, es hora de comer! ¡Iremos después a la playa!" - los llamó Gerardo.

Los niños giraron para encararlos y corrieron hacia ellos. En ese momento...

- "Uff... Sesshomaru... sama... le he traído la comida que me pidió..." - dijo Jaken mientras aparecía desde un lado del claro arrastrando a un enorme jabalí. Todos estaban impresionados de que hubiera podido con esa carga.

- "¡Wow, Jaken-sama! ¿De verdad pudo cargar ese enorme jabalí hasta aquí usted solo?" -preguntó Rin impresionada, pero no recibió respuesta: Jaken se había desmayado por el cansancio.

- "Dejemos que la rana descanse mientras comemos" - dijo Inuyasha mientras lo punzaba con su dedo.

Luego de que asaron al jabalí y sacaron algunos onigiri, comenzaron a comer. Cuando hubieron terminado, prosiguieron su camino hasta la playa, lo cual emocionó a todos los niños, ya que ninguno de ellos, excepto Gabriela, habían ido antes a una. Pero cuando iban a partir, Gerardo se quedó inmóvil mientras presionaba los botones de su Dragtenm y tocaba partes de su pantalla, lo cual hizo que todos lo mirasen.

- "¿Qué haces, Gerar-nii?" preguntó Inuyasha, haciendo que Gerardo se resbalase y cayese de espaldas de la impresión.

- "¿¡Q-Q-Q-Qué!? ¿¡Me acabas de llamar lo que creo que me llamaste!?" - preguntó Gerardo.

- "¡Sí, porque eres tan bueno conmigo como Sango-nee!" - dijo Inuyasha sonriendo, lo que los dejo a todos asombrados. Incluso Sesshomaru puso una cara de sorpresa que bajo circumstancias normales solo usaría si se reencontrase con su padre. Sin embargo, Miko no estaba entre ellos: en su lugar, ella también tenía una gran sonrisa en su rostro.

- "¡También eres así conmigo, así que te llamaré así también, Gerar-nii!" - dijo ella alegremente, lo cual enfureció a Gabriela.

- "Pero soy su única hermana, ¿¡entendido!?" - dijo ella irritada y avergonzada.

- "Hehe, está bien. Sabemos que realmente lo amas y no queremos quitártelo" - dijo Miko con una sonrisa, lo cual hizo que Gabriela se ruborizase y suspirase.

- "De cualquier modo... Sólo estaba configurando un puntero a este lugar, de modo que que podamos volver aquí cuando queramos" - dijo en cuanto se recuperó de la impresión. Su Dragtenm entonces brilló en azul y mientras una notificación de "¡Puntero Registrado!" aparecía en su pantalla - "Ya está listo. Cuando quieran volver aquí, solo díganmelo" -

- "¿Este aparato también puede llevarte de un lado a otro?" - preguntó Sango mientras miraba su propio Dragtemn.

- "Sí, puede transportarte instantáneamente a cualquier lugar al que ya hayas ido, siempre y cuando le hayas registrado un puntero primero" - dijo Gerardo orgullosamente.

- "Ah, me gustaría escuchar la explicación sobre como se hace" - dijo Miroku mirando su propio Dragtenm con interés. Sin embargo, comenzó a reírse nerviosamente al ver la mirada asesina que Sango le estaba lanzando.

Así que continuaron caminando hasta que dejaron el bosque atrás y llegaron a la playa. De inmediato los niños se alegraron en cuanto vieron la arena y el mar resplandeciendo bajo la luz del sol. Quisieron meterse al agua de inmediato, pero Gerardo los detuvo.

- "¡Esperen un momento! ¡No pueden meterse a bañar en el mar con la ropa puesta; y tampoco deberían hacerlo sin nada encima!" - dijo él espantado.

- "Y entonces, ¿qué hacemos?" - preguntó Miko un tanto confundida.

- "¡Tenemos que ponernos nuestros trajes de baño!" - dijo Gabriela emocionada - "Tenemos unos aquí, ¿no? ¿Gerar?" -

- "Sí, sólo denme un momento..." - dijo Gerardo mientras sacaba la mochila de Miko de su Dragtenm.

- "¡Esas son mis cosas!" - dijo Miko algo alterada.

- "Sí, pero Sango me pidió que te las guardara" - dijo Gerardo mientras revisaba sus bolsillos exteriores y extraía las botellas de protector solar y los trajes de baño - "Hmm, hay tres para las niñas, dos para los niños y hay tres para nosotros los mayores..." -

Luego comenzaron a repartirse los trajes de baño, de los cuales los de las chicas eran todos enterizos, tal y como Gerardo había vaticinado, los cuales tenían el siguiente aspecto: a Miko le tocó uno que tenía los mismos colores de su kosode pero como manchas en vez de un patrón a cuadros; a Gabriela le tocó uno verde decorado con peces rosados; a Rin, uno rojo y verde; y a Sango, uno blanco y rosado que tenía el mismo patrón de su kosode.

Por otra parte, los de los chicos eran tipo bóxer y tenían el siguiente aspecto: el de Inuyasha era completamente rojo, el de Miroku era verde y blanco, el de Shippou era amarillo y naranja; y el de Gerardo era completamente azul.

Luego se turnaron para cambiarse dentro del bosque del que habían salido; y aunque Miroku trató de ir espiar a las chicas, lo que consiguió fue un buen golpe en la cabeza con el pomo de la espada de Gerardo por ser un pervertido y por darle un mal ejemplo a Inuyasha y a Shippou.

Una vez que todos estuvieron listos, estuvieron un poco escépticos sobre el protector solar y su funcionamineto, pero al final Gerardo y Gabriela los convencieron para que se lo pusieran. Sacaron también las sillas, sombrillas y toallas de los Dragtenms de Miko, Gabriela y Gerardo para completar el paquete, lo cual también sorprendió a Miko, mientras que Gerardo guardó sus gafas en los bolsillos interiores de su kimono.

Luego comenzaron a disfrutar del sol y del mar mientras que Sesshomaru y Jaken sólo se recostaron contra la sombra de los árboles del borde del bosque.

- "A los humanos y hanyous les gusta tanto desperdiciar su tiempo..." - dijo Sesshomaru molesto.

Mientras tanto, los demás estaban chapoteando en la parte menos profunda del agua.

- "¡Gerar-nii, ten esto!" - dijo Inuyasha mientras le salpicaba agua a Gerardo.

- "Ah, con que esas tenemos~" - dijo Gerardo riendo mientras daba una palmada con sus manos y todos los demás jugaban con el agua. Mientras Inuyasha se reía, recibió un buen chorro de agua en la cara por el descuido. Después de que se quitó el agua de la cara con las manos, empezó a escupir en el mar la poca cantidad de agua que le había entrado a la boca.

- "¡Puag! ¡Está salada! Y creo que me tragué una buena parte..." - dijo el haciendo una mueca de desagrado.

- "¡No te preocupes! ¡Un poco de agua salada no mata a nadie!" - dijo Gerardo riéndose con los demás.

- "Gerar... ¡Creo que te pasaste un poco!" - dijo Gabriela alegremente mientras le arrojaba agua.

- "¿Ah, sí? ¡Pues ten esto!" - dijo Gerardo mientras sacaba una pequeña masa de agua del mar y se la dejaba caer sobre la cabeza de Gabriela mientras ambos reían.

Continuaron echándose agua por un buen rato, hasta que les dio hambre y decidieron descansar un poco bajo las sombrillas. Sacaron la comida que tenían preparada en la mochila de Miko y empezaron a comer.

- "Por cierto, ¿cómo es que puedes hacer eso con el agua, Gerar-nii?" preguntó Inuyasha, haciendo que Gerardo se avergonzara de nuevo y Gabriela se pusiera celosa.

- "Bueno... es que yo tengo el poder de manipular todos los tipos de agua que encuentre, así como la que yo puedo crear de la humedad en el aire..." - explicó Gerardo con una sonrisa.

- "¡Y yo puedo controlar la luz!" - dijo Gabriela soltando un destello de luz que cegó a todos.

- "¿¡Era necesario que presumieras de ese modo!?" - preguntó Gerardo furioso mientras se frotaban los ojos para intentar recuperar la vista. Aún veía todo borroso.

- "¡Perdón! Y por cierto... ¡ABAJO!" - dijo Gabriela enojada; y de inmediato Gerardo e Inuyasha terminaron comiendo arena.

- "Pero, ¿por qué les pasa eso cada vez que Gaby-nee o yo decimos esa palabra...?" - dijo Miko algo asustada cuando vio el efecto de los rosarios. Gabriela se ruborizó cuando escuchó como Miko le llamaba hermana mayor.

- "Es porque estos rosarios tienen un hechizo que reacciona siempre que tú o Gaby dicen 'Abajo'... Y nos hace hacer esto..." - dijo Gerardo molesto luego de que lograron ponerse en pie de nuevo y el se hubo sentado cruzado de piernas y brazos, similar a Inuyasha en su forma normal.

- "Ah, por eso fue que se cayó en esa ocasión..." - dijo Miko recordando de pronto lo que había pasado cuando se preparaban para cantar en el festival.

- "Pero... ¿por qué me llamaste Gaby-nee, Miko? Si tenemos la misma edad..." - dijo Gabriela algo avergonzada.

- "Hehe, es que me parecías una gentil hermana mayor" - dijo Miko sonriendo - "Y como eres la hermana menor de Gerar-nii, sólo sentí que debía" -

- "Ya veo..." - dijo Gabriela avergonzada, pero muy complacida por el hecho de que ahora tenía una hermana pequeña... en cierto modo.

- "¡Bueno, es hora de ir a nadar de nuevo!" - dijo Inuyasha interrumpiendo la conversación, pero Gerardo lo detuvo.

- "¡Hey, espera! ¡Debes esperar por lo menos media hora después de comer, o te puede dar un calambre!" - dijo mientras estiraba una mano frente a él.

- "¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Vaya!" - dijo Inuyasha mientras se sentaba de nuevo, luego se fijó en la espada de Gerardo, la cual estaba al lado de una de las sillas - "¿Esa espada tiene algo de especial, Gerar-nii? Puedo sentir un gran poder en ella..." -

- "Ah, ¿te refieres a mi Ryuuga? ¡Es mi espada, forjada con un tesoro personal mío, un colmillo, escamas y garras del Dios Dragón del Agua; y polvo de los cristales elementales!" - dijo Gerardo orgulloso mientras la tomaba y la sacaba de su funda.

- "¡Vaya, es impresionante! ¡Pero no es mejor que mi Tessaiga!" - dijo Inuyasha igualmente orgulloso de su espada.

- "¡Si, he oído que está hecha con un colmillo de tu padre, que absorbe las habilidades de los enemigos que aniquilas con ella y que además tiene grandes poderes!" - dijo Gerardo emocionado.

- "Y siempre la he querido tener en mis manos..." - dijo Sesshomaru, haciendo que todos lo miraran.

- "Puede que él sea mi hermano, pero es muy desagradable... No puedo darle jamás mi espada, es el único recuerdo que me queda de mi padre..." - dijo Inuyasha tristemente. Sesshomaru le arrojó una mirada asesina.

- "Y también el kimono de lana de ratas de fuego..." - le dijo Gerardo palmeándole el hombro.

- "¿No era un regalo de mi madre?" - preguntó Inuyasha.

- "Si, pero ella lo recibió de las manos de tu padre... err, es lo que me han contado" - dijo Gerardo nerviosamente.

- 'No puedo decirle a ellos dos como supe eso. No quiero arriesgarme a que se vuelvan locos...' - pensó él algo asustado; y luego se animó - "Hey, ¿qué les parece si vamos a jugar con la pelota o con la arena mientras esperamos a que podamos entrar al agua de nuevo?" -

- "¡Sí!" - dijeron todos.

- "¡Aaah! ¡Houshi-sama!" - gritó Sango, haciendo que todos menos Miko, Inuyasha y Rin suspiraran exasperados. Luego Sango empezó a abofetear a Miroku con todas sus fuerzas hasta que lo dejó noqueado en la arena.

- "¡Te lo mereces, monje libidinoso!" - dijo Gerardo mientras él, Shippo y Gabriela estallaban de risa.

- "¿Qué pasó ahora?" - preguntó Inuyasha confundido.

- "Parece que le tocó el trasero a Sango y además jaló la parte inferior de su traje de baño" - dijo Shippou mientras los miraba.

- "¿Y es eso malo?" - preguntó Inuyasha mientras Miko y Rin también lo miraban confundidas. Gabriela sólo suspiró con exasperación mientras Gerardo caminaba hasta él.

- "Inuyasha... Eso es algo que nunca debes hacerle a una dama" - dijo Gerardo en tono serio - "Claro está, a menos que quieras enfurecer a las chicas y terminar como Miroku, o peor" -

- "Ah, entiendo. Nunca haré eso" - dijo Inuyasha con una sonrisa.

- "En cuanto a nosotros, nunca debemos permitir que un chico nos haga eso" - dijo Gabriela a las otras dos niñas - "Tenemos que proteger nuestra dignidad, ¿cierto?" -

Tanto Miko como Rin sonrieron y asintieron.

- "¡Bien dicho!" - gritó Sango mientras se alejaba de Miroku tanto como podía. Pisoteaba la arena con cada paso que daba, dejando huellas profundas en ella.

- "Dejando de lado esa serie de eventos desafortunados, ¿podemos regresar a lo que íbamos a hacer?" - preguntó Gerardo con una sonrisa. Los niños estuvieron de acuerdo con la idea, así que regresó a la mochila de Miko y sacó los juguetes de playa que habían traído consigo. Se pasaron la siguiente media hora construyendo castillos de arena y viendo como las olas se los llevaban.

- "Esos castillos tienen una forma bastante rara..."- dijo Inuyasha al ver como Gerardo y Gabriela habían hecho un castillo estilo europeo bastante simple.

- "Si, pero tienen algo que los hace verse bastante bonitos" - dijo Miko con una sonrisa.

- "Bueno, recuerden que las princesas y similares solían vivir en castillos como este en el lado del mundo del que venimos hace mucho tiempo" - dijo Gerardo, básicamente igualando a América y Europa en la frase a pesar de que eso no era cierto.

- "De seguro se acostumbrarán a ellos si los ven con más frecuencia" - se rió Gabriela.

- "¡Yo también quiero aprender a hacerlos, Gaby-nee!" - dijo Rin.

Continuaron haciéndolos por un rato más y luego se pusieron a jugar voleibol de playa después de que Gabriela, Gerardo y Shippou les explicaron como se jugaba.

- "Hehe, ¿qué les parece? ¡También sé como se juega!" - dijo Shippou orgullosamente.

- "¡Eres tan listo, Shippou!" - dijo Rin.

- "Pero él también es bastante grosero, ¿sabías?" - dijo Miko. Aún no había olvidado lo que le hizo a Inuyasha.

- "¡Vamos, Miko! ¡Ya me disculpé por eso!" - dijo Shippou asustado.

- "Es verdad. Incluso la acepté y todo" - dijo Inuyasha encogiéndose de hombros.

- "Lo sé... Es solo que había algo raro sobre esa disculpa..." - dijo Miko pensativamente.

- 'Y que mal que no puedo comentar sobre el hecho de que le está quitando el crédito de aprender sobre el juego a Kagome' - pensó Gerardo algo irritado.

Para terminar la discusión antes de que empeorase, Gabriela y él los dividieron a todos en dos equipos: uno de chicos y otro de chicas. El juego terminó con las chicas derrotando a los chicos tres a dos, aunque esto fue porque al final Gabriela hizo algo de trampa soltando un destello de luz que cegó a los chicos, imposibilitando que pudieran devolverles el saque.

- "Hey, ¡no es justo! ¡No puedes usar tus poderes para esto!" - dijo Inuyasha enfadado.

- "¡Cierto! ¡Yo tampoco usé mis poderes sobre el agua, así que eso es una falta!" - dijo Gerardo irritado.

- "¡Como sea! ¡El hecho es que nosotras ganamos y ustedes perdieron!" - dijo Gabriela riéndose.

- "Gaby-nee, eso fue cruel..." - dijo Miko algo entristecida.

- "¡Tramposa!" - dijo Shippou.

- "¡Cuando volvamos a casa, voy a...!" - dijo Gerardo, pero fue interrumpido antes de que hubiese podido terminar su amenaza.

- "¡ABAJO!" - dijo Gabriela; y así Inuyasha y Gerardo terminaron comiendo arena de nuevo.

- "¡No tenías que hacer eso...!" - dijo Miko enfadada con ella.

- "Si; y tampoco fue justo que hicieras eso con la luz... Estoy tan decepcionada..." - dijo Rin.

- "Es verdad... está bien..." - dijo Gabriela suspirando mientras comenzaba a mirar entristecida al suelo: le dolió la forma en que Shippou, Miko y Rin la estaban mirando y decidió que estaba actuando mal. Luego los miró a los ojos - "No lo volveré a hacer... lo siento..." -

- "Al menos trata de no tirarnos al suelo de nuevo..." - dijo Inuyasha desde el lugar en el que estaba tirado en la arena.

- "Estoy de acuerdo..." - dijo Gerardo.

Después de esto, decidieron ponerse otra dosis de protector solar antes de regresar al agua. Continuaron nadando y chapoteando hasta que empezó a oscurecer, así que fueron a unas aguas termales que tenían cerca en el bosque para sacarse la sal y la arena del cuerpo.

- "¡Vaya, si a esto no se le puede llamar un día de diversión, no sé cómo lo diremos!" - dijo Gerardo animadamente cuando entraron a uno de los manantiales de agua termal junto con Inuyasha, Miroku y Shippou. Las chicas se estaban bañando en otro manantial que estaba oculto tras algunos árboles y arbustos.

- "Estoy completamente de acuerdo, Gerardo-kun" dijo Miroku mientras trataba de salirse del onsen cubierto únicamente por una toalla e iba hacia los arbustos que llevaba al manantial donde estaban las chicas.

- "Yo no haría eso si fuera tu, Miroku..." - dijo Shippou con una cara de poca impresión.

- "¿Por qué dices eso, Shippou?" - preguntó Inuyasha, pero de inmediato recibió su respuesta. Sango había oído a Shippou y a Miroku, y tan pronto como éste último hubo entrado en los arbustos, fue golpeado entre ceja y ceja por un gran tronco que ella había lanzado, haciendo que cayese de espaldas de nuevo en el agua antes de que hubiese podido ver nada.

- "¡Pervertido! ¡Pedófilo! ¡Vuelva a intentar eso y ya verá!" - gritó la voz furiosa de Sango desde el otro lado.

- "¡Te lo advertí, Miroku!" - dijo Shippou mientras él, Gerardo e Inuyasha se desternillaban de risa. También se escuchaba que todas las chicas, menos Sango, estaban riéndose.

- "¡Recibiste tu justo merecido! ¡Deberías cambiar esa conducta tuya!" - dijo Gerardo riéndose.

- "¡Estoy de acuerdo, Gerar-nii!" - dijo Inuyasha también riéndose.

- "¡A callar los tres!" - dijo Miroku molesto y avergonzado mientras se salía del manantial para secarse y vestirse. Todavía tenía una marca circular roja en la parte superior de su frente.

- "¡Y qué raro que no nos salió con su mala excusa de que es culpa de su mano maldita!" - dijo Shippou.

- "Sí, pero es porque tiene otro tipo de maldición: ¡su actitud!" - dijo Gerardo, y las risas aumentaron en fuerza.

Después de un rato, decidieron salirse. Luego de haberse secado y vestido, empezaron a preparar la cena, la cual consistió en estofado preparado por Sango.

- "¡Eso sí que le estuvo bien empleado, Sango!" - dijo Gerardo con una sonrisa.

- "¡No quiero seguir hablando de eso!" - le dijo Sango muy molesta.

- "De acuerdo, como gustes" - dijo Gerardo algo asustado. Fue obvio que seguir con el tema sería mala idea, así que decidieron dejarlo de lado y esperar a que la cena estuviese lista. Todos se sirvieron un poco y luego de que todos dejaron sus cuencos vacíos por lo deliciosa que había resultado, decidieron irse a dormir.

Pero no sospechaban que Naraku los estaba observando a través del espejo de Kanna y sus Saimyoushou desde su escondite, ubicado en un lugar desconocido.

- "Mañana será el día perfecto para llevar a cabo mi plan..." - dijo mientras se reía de forma enfermiza.

- "Espero que tu plan resulte, Naraku..." - dijo una voz siniestra detrás de Naraku.

- "Tenebross... deberías saber que es muy fácil atraer a las moscas a mi telaraña" - respondió Naraku de forma hipócrita.

- "Tal vez, pero esa chica es de gran importancia para nosotros... Si logramos corromper sus poderes sagrados, podríamos usarla para nuestro beneficio, empezando por oscurecer la Perla de Shikon y traer más corrupción al cristal donde está encerrada mi esencia. No podemos permitirnos fallar" - dijo Tenebross con una voz maligna.

- "Ten paciencia, muy pronto la tendremos aquí..." - dijo Naraku mientras ambos empezaban a reírse malevólamente.

- 'Algo de ese tal Tenebross no me gusta nada... Y no puedo ir a alertar al grupo de Inuyasha o a Sesshomaru sin que me descubran...' - pensó Kagura mientras los espiaba oculta desde atrás de una pared.

- "¿Que estás tramando, Kagura?" - preguntó Hakudoushi con una sonrisa malévola.

- "N-nada..." - dijo Kagura mientras hacía esfuerzos para tratar de mantener su mente en blanco, de modo que Hakudoushi no pudiera leerla.

- "Recuerda que si traicionas a Naraku... Perderás la vida..." - dijo Hakudoushi burlándose de ella.

- "Eso... lo sé... muy bien..." - dijo Kagura con amargura.

La mañana siguiente amaneció muy calmada, de modo que los únicos sonidos que podían oírse cuando despertaron era el canto de los pájaros. Los niños decidieron jugar al escondite mientras los demás preparaban el desayuno.

- "Tal parece que se están divirtiendo mucho" - dijo Sango mientras los miraba.

- "Sí; y así por lo menos tenemos tranquilidad para preparar el desayuno" - dijo Gerardo mientras sacaba lo que iban a comer de la mochila de Miko. Luego añadió con una sonrisa irónica - "Aunque a esto díficilmente se le pueda llamar preparar el desayuno" -

- "¿No han terminado aún con su pequeño día de diversión?" - los interrumpió Sesshomaru, el cual tenía una mirada bastante amarga en sus ojos.

- "Sí, nos pondremos en camino después de desayunar" - dijo Miroku.

El desayuno consistió en unos cuantos sándwiches que habían preparado el día anterior antes de venir a la Era Sengoku. Después, Sango sacó los medallones de memoria de Inuyasha y Miko y se los entregó a los niños.

- "Pónganselos. Tienen que llevarlos puestos para lo que vamos a hacer ahora..." - les dijo autoritariamente. Ambos tomaron sus medallones y se los pusieron. Los ojos de ambos titilaron por un momento; y después...

- "Ya saben lo que dicen... Todo lo bueno llega a su fin..." - dijo Miko tristemente pero con un tono que sonaba más maduro.

- "¿Kagome? ¿Eres tú?" - preguntó Gerardo extrañado. Aunque su apariencia no había cambiado mucho, algo sobre su mirada y expresiones le daban un aspecto más maduro comparado a las más infantiles que tenía mientras era Miko.

- "Sí, vuelvo a ser yo misma mientras llevo el medallón," - dijo Kagome con un pequeña sonrisa.

- "Lo misma va para mí" - dijo Inuyasha, cuya expresión se había vuelto más tensa y había perdido el aire relajado que tenía hasta hacía un momento.

- "De cualquier modo, debo regresar a mi forma normal ahora..." - dijo Kagome mientras iba hasta su mochila y sacaba un uniforme y la botella de agua azul - "No se preocupen, no tarderé mucho" -

- "Pero, ¿no debería ir alguien contigo? Quiero decir... como Sango, en caso de que el psicópata de Naraku pueda estar planeando algo..." - dijo Gerardo angustiado mientras añadía eso última para que no pensasen que tenía otras intenciones.

- "No te preocupes, estaré bien" - dijo Kagome sonriendo, y llevando consigo el uniforme y la botella, se adentró un poco más en el bosque.

- "Espero que de verdad no pase nada mientras ella está allí..." dijo Inuyasha preocupado. Todavía estaba en su forma de niño; y no quería regresar a la normalidad hasta que Kagome lo hubiera hecho. Sin embargo, sería mentira decir que los demás no estaban preocupados, ya que tenían sus rostros llenos de aprensión, pero decidieron respetar los deseos de Kagome y esperarla.

Unos momentos más tarde, Kagome ya había regresado a su forma normal y se había puesto su uniforme. Cuando se estaba terminando de preparar para volver con los demás, algo la agarró por la espalda y se la llevó.

- "¡AAAAHHH!" - gritó ella aterrada.

- "¡Kagome!" - gritó Inuyasha mientras se ponía de pie de inmediato.

- "¿¡Qué ocurre!?" - dijo Gerardo preocupado al ver la repentina reacción de Inuyasha mientras los demás se preparaban para lo que sea que estuviese pasando.

- "Acabo de escuchar a Kagome gritando... ¡Y puedo sentir el asqueroso olor de Naraku cerca!" - dijo Inuyasha mientras salía corriendo.

- "¡Espéranos!" - dijo Sango mientras lo seguían.

(Fin del Capítulo)


(Ending: Fukai Mori)