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A todos, quiero darles la bienvenida a mi humilde blog, el cual está dedicado a mi vida, al animé, a los videojuegos, y especialmente, a EXA_PICO. Aquí podrán ver las traducciones de letras de canciones que he hecho, y en el dado caso que no tenga la traducción que buscan, por favor vayan al foro Ar tonelico: A Reyvateil's Melody, ya que allí están todas las traducciones que podrían necesitar, junto con una gran cantidad de información sobre el mundo de EXA_PICO y sus conlangs.

¡Espero que se la pasen bien leyendo este blog!

Everyone, welcome to my humble blog, dedicated to my life, anime, videogames, and especially, to EXA_PICO. Here you all can see the translations for song lyrics I have done thus far, and if I don't have the translations you're looking for, please go to the Ar tonelico: A Reyvateil's Melody forum, since in both of these there are all of the translations you may need, together with a great quantity of information about EXA_PICO's world and its conlangs.
I hope you all have a good time reading this blog!


sábado, 30 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 4

Capítulo 4:

De Vuelta a la Época Actual


{Opening: Grip!}

Al día siguiente de haber recuperado sus recuerdos, Kagome decidió regresar a su época acompañada por Inuyasha; pues todavía no tenía pensado que le iba a decir a su familia cuando la vieran con el aspecto de niña que tenía ahora.


Antes de partir, decidió despedirse y darle las gracias a Kaede por todo lo que había hecho por ella.

- "Bueno, Kagome, ¿estás lista para volver?" - le preguntó Kaede amablemente.

- "Sí, Kaede-obaasan. Te agradezco mucho que cuidaras de mí mientras no tenía mis recuerdos" - respondió Kagome mientras se inclinaba brevemente ante ella.

- "Ni lo menciones. La verdad fue una buena experiencia haber sido tu maestra durante este corto tiempo" - le dijo mientras le sonreía.

Al lado estaba Inuyasha hablando con Totosai, aunque la conversación que estaban teniendo no era ni la mitad de placentera comparado con la que tuvieron Kaede y Kagome.

- "Oye, viejo Totosai, ¿por qué no me quisiste enseñar el Bakuryuuhaa desde el principio?" - le preguntó Inuyasha enfadado.

- "Porque no podías ni siquiera transformar a Tessaiga en su verdadera forma, " - respondió Totosai como si fuera lo más obvio del mundo - "¿Cómo crees que te iba enseñar esa técnica así?" -

Inuyasha terminó propinándole un golpe en la cabeza a Totosai como de costumbre.

- "Deberías aprender a respetar a tus mayores…" - dijo Totosai mientras lloraba.

Luego, se dedicaron a conversar un rato con los niños de la Isla Hourai...

- "Queríamos agradecerles por dejarnos estar en el acto con ustedes" - les dijo Kagome sonriendo.

- "No hay problema. De hecho, creo que fue una de las pocas cosas que pudimos hacer para pagarles el gran favor que nos hicieron" - le dijo Asagi amablemente.

- "A pesar de que siguen siendo unos inútiles" - dijo Roku, haciendo que Kagome e Inuyasha lo miraran con enfado.

- "Estoy de acuerdo, hermano" - dijo Dai, terminando lo que su hermano comenzó: que Inuyasha le diera un buen golpe a cada uno.

- "Que no se les olvide con quien están tratando" - dijo Inuyasha con los brazos cruzados y con una mueca de enojo en la cara.

- "¿Y qué piensan hacer ahora?" - les preguntó Moegi con interés.

- "Primero iremos a mi casa; y luego buscaremos una forma de volver a la normalidad" - le respondió Kagome con una sonrisa.

- "¡Espero que la encuentren pronto!" - les dijo Ai alegremente.

- "¡Sí! ¡Les deseamos que tengan suerte en su búsqueda!" - les deseó Shion.

- "¡Sí, gracias!" - dijo Kagome.

Después, fueron hasta el claro donde se encontraba el pozo e hicieron los preparativos finales.

- "Inuyasha, ¿estamos listos para cruzar entonces?" - le preguntó Kagome.

- "Sí, cuando quieras" - respondió mientras empezaba a cargar la mochila de Kagome.

- "¿Están seguros de que no necesitan nada más de nosotros antes de irse?" - les preguntó Sango.

- "Sí, sólo les pedimos que encuentren una forma de regresarnos a la normalidad lo antes posible" - le respondió Kagome tranquilamente.

- "Sí, ya quiero regresar a la normalidad," - dijo Inuyasha haciendo un gesto de desagrado con la cara - "Nos vemos como tontos así" -

- "¿Ah, sí? ¡Pues yo creo que nos vemos adorables así!" - dijo Kagome.

- "¡Que no!" - respondió Inuyasha.

- "¡Que sí!" - respondió Kagome.

- "¡Que no!" -

- "¡ABAJO!" - dijo Kagome, poniéndole fin a la discusión, pues Inuyasha se cayó con fuerza contra el piso y se quedó tranquilo.

- "Ya tendrán sus recuerdos, pero aún actúan como niños" - le susurró Miroku a Sango.

Para su mala suerte, tanto Inuyasha como Kagome lo oyeron.

- "¿¡A quiénes llaman niños!?" -

- "¡Les recuerdo que ya tengo quince años!" - dijo Kagome haciendo pucheros y pisoteando el suelo
cubierto de hierba con rabia.

- "¡Sí, lo sabemos!" - le dijo Sango tratando de calmarla. Sin embargo, pensó para sus adentros que a pesar de que esa era su edad real, se veía y actuaba como una niña de ocho.

- "Kagome, se nos olvidó preguntarte algo..." - dijo Miroku recordando repentinamente - "¿No sentiste nada extraño en el templo en el que estuvimos ayer?" -

- "No, no había monstruos aparte de los que exterminamos, ni tampoco fragmentos de la Perla… Pero sí me pareció sentir una presencia extraña cuando nos íbamos..." - le dijo Kagome pensativamente.

- "Bueno, sólo era para asegurarnos…" - comenzó a decir Sango pero Inuyasha la interrumpió...

- "¡Ya vámonos!" - dijo impaciente.

- "¡Sí, está bien!" - dijo Kagome, luego fueron hasta el pozo y saltaron dentro.

El familiar túnel de luz apareció a su alrededor; y tan pronto como sintieron que estaban de pie sobre suelo sólido y las luces habían desaparecido, Inuyasha saltó del pozo con Kagome tomada de su mano derecha y sosteniendo la mochila de ella en su mano izquierda.

- "¡Deberías dejar de traer tantas cosas! ¡Así apenas puedo cargarlas!" - se quejó Inuyasha tan pronto como salieron del pozo.

- "¡Ya deja de quejarte tanto! ¡Todavía no sé lo que haré!" - dijo Kagome angustiada.

- "Haz como si llegaras normalmente" - sugirió Inuyasha.

- "¿Y cómo es eso de que ya no puedes cargar mi mochila sin esfuerzo, pero igual puedes sostener tu espada y pelear con monstruos igual que siempre?" - le preguntó Kagome con curiosidad.

- "No sé. Debe ser que Tessaiga ya está acostumbrada a mí y mi fuerza para pelear con los monstruos es distinta a la que uso para cargar cosas" - respondió Inuyasha encogiéndose de hombros.

Salieron de la caseta donde estaba el pozo y se dirigieron rápidamente a la casa de Kagome para que nadie que estuviera en las cercanías pudiera verlos. Luego entraron en la casa.

- "¡Mamá, abuelo, Souta! ¡Ya llegué!" - anunció Kagome. E primero en oírla fue Sota, el cual estaba en la sala de estar.

- "Onee-san, ¿eres tú? Tu voz se escucha diferente" - dijo yendo a recibirla, pero cuando llegó al recibidor, se quedó paralizado en la entrada al verlos - "¿Onee... san? ¿Inu... yasha? ¿¡Qué les pasó!?" -

- "Souta... déjanos explicarte" - le dijo Kagome haciendo gestos para tratar de tranquilizarlo, pero no sirvió de nada.

- "Aaahh! ¡Mamá! ¡Abuelo!" - gritó mientras salía corriendo de vuelta al interior de la casa.

- "¡Espera, Souta!" - dijo Kagome tratando de detenerlo en vano. Suspiró exasperada - "Qué bien, justo lo que nos faltaba, todo un escándalo…" -

- "No debiste haberlo llamado" - dijo Inuyasha cruzando los brazos.

- "¡No pensé que pasaría esto!" - dijo Kagome; y cuando parecía que se iban a poner a discutir, Souta reapareció acompañado de su madre y abuelo.

- "Kagome, ¿eres tú, hija?" - le preguntó su madre mirándola con los ojos abiertos al máximo - "¿Que te ocurrió?" -

- "Bueno..." - respondió Kagome mientras miraba al suelo avergonzada - "Es una larga historia…" -

La media hora siguiente, Kagome se sentó con su familia en el comedor mientras les explicaba sobre
que le había pasado a ella y a Inuyasha, incluyendo todo lo que había hecho en esos días que tuvo su memoria sellada. Sin embargo, se abstuvo de decirles acerca del momento romántico que hubo entre ella e Inuyasha, ya que no pensaba que fuese aún el momento de que su familia supiese de ello.

- "¡Entonces ahora los dos tenemos edades cercanas! ¡Qué bien!" - dijo Souta mostrando una gran sonrisa.

- "¡No tiene nada de bueno!" - le replicó Kagome avergonzada - "¿¡Qué haré ahora con la escuela y con mis amigas!?" -

- "Bueno, tienes suerte de que ya acabaron las clases" - le recordó su madre.

- "Pero iba a reunirme con mis amigas en unos días y..." - dijo Kagome desanimada, pero luego su madre la abrazó.

- "Hija, sé que es difícil… Pero estoy segura de que hallarás la forma de salir de este problema. Hasta que lo logres deberías disfrutar lo que estás pasando en vez de sufrir por ello" - le dijo su madre mientras le acariciaba el cabello.

- "Gracias... Mamá…" - le dijo Kagome mientras se ruborizaba. Se separó de su madre a los pocos momentos.

- "¡Yo la curaré con uno de mis pergaminos!" - gritó el abuelo de repente, haciendo que todos se le quedaran viendo.

- "¡Por favor, anciano! ¡Si sus pedazos de papel fueron inútiles para sellar el pozo, serán aún más inútiles para esto!" - replicó Inuyasha, lo cual hizo que el abuelo de Kagome se pusiera a gritar mientras lloraba.

- "Ignora al abuelo. A veces se aloca con sus talismanes y pergaminos" - le susurró Souta a Inuyasha.
Luego la madre de Kagome se levantó del kotatsu...

- "Bueno, iré a comprar unas cosas," - luego se volteó hacia su hija - "Kagome, ¿podrías quedarte en casa hasta que vuelva?" -

- "Huh, ¿por qué?" - le preguntó Kagome extrañada.

- "Tú misma dijiste que no querías que nadie te viera así, ¿verdad? Y atraerías mucha atención si salieras por ahí vistiendo ropas de hace 500 años" - le dijo su madre.

- "Oh... cierto. Está bien…" - respondió Kagome entristecida.

- "No te preocupes, te dejaré que des un paseo en cuanto regrese" - dijo su madre. Salió del comedor y el último sonido que se escuchó fue el de la puerta principal al cerrarse.

- "Inuyasha, ¿quieres hacer algo?" - le preguntó Souta.

- "¿Qué podemos hacer?" - le preguntó Inuyasha.

- "Bueno, podemos ver televisión o algo..." - dijo Souta.

- "¿Te refieres a la caja mágica que muestra imágenes?" - preguntó Inuyasha con interés.

- "Si, ¿eso es lo que quieres hacer?" - le preguntó Souta.

- "¡Sí!" - respondió Inuyasha.

- "Ustedes hagan lo que quieran, que yo me iré a mi habitación" – dijo Kagome mientras se ponía en pie. Dejó el comedor, subió las escaleras y entró a su habitación, para después dejarse caer en su cama. Se giró, se puso cómoda estirándose en su cama, la cual ahora le resultaba más grande, puso sus manos detrás de su cabeza y se quedó mirando hacia el techo mientras pensaba...

- 'Ahora ya sé cómo se siente ser una niña en la época antigua. Esto hace que mi habitación parezca más cómoda de lo que alguna vez pensé que sería...' -

- 'Pero… ¿por qué habré hecho eso cuando Shippou insultó a Inuyasha? ¿Cómo es que Inuyasha y yo nos llevábamos tan bien durante ese tiempo en que teníamos las memorias selladas? ¿Y que habrá significado todo eso que Inuyasha me dijo en ese tiempo?' -

Empezó a recordar con más claridad todo lo que se habían dicho esa noche, sobre la promesa y sobre el beso.

- 'Hasta que por fin pude ver su lado amable de nuevo: se molestó en cuidarme mientras estaba enferma y se comportó mejor de lo que lo había visto alguna vez, pero... ¿Me elegirá a mí sobre Kikyou ahora? ¿Después de habernos prometido eso y habernos dado ese beso? ¿¡O seguirá haciéndose el idiota de nuevo; no logrando decidirse entre Kikyou y yo!? O... ¿terminará dejándome por ella…?'

En ese momento cortó el flujo de sus pensamientos, pues el solo hecho de pensar en el eterno triángulo amoroso entre ella, Inuyasha y Kikyou hacía que el corazón le latiera dolorosamente. Luego se levantó de la cama y empezó a fijarse en sí misma, viendo que estaba algo sucia.

- "Creo que primero me lavaré un poco y luego dormiré una siesta" - se dijo a sí misma, mientras iba hacia su baño. Se lavó la cara, las manos y los pies, regresó a su cuarto, se acostó en su cama y se quedó dormida a los pocos minutos.

Mientras tanto abajo, en la sala de estar, Souta estaba enseñando a Inuyasha a jugar un videojuego de peleas...

- "¡No entiendo cómo se juega esto!" - se quejó Inuyasha apretando los botones del control a lo loco.

- "Deberías calmarte. Solo necesitas aprender para que sirve cada botón" - dijo Souta tratando de enseñarle. A pesar de la distracción, no tuvo muchos problemas ganando la pelea. Por otra parte, cuando Inuyasha lo intentó de nuevo, solo consiguió una derrota.

- "¡Aún no lo hago bien!" - dijo furioso.

- "Sólo necesitas seguir practicando. Y hablando de práctica, ¿cómo son esas habilidades especiales que tienes con tu espada?" - le preguntó Souta con interés.

- "¡Son muy impresionantes!" - le dijo Inuyasha lleno de orgullo, luego se levantó y tomó a Tessaiga, la cual estaba en el piso a su lado - "¿Quieres que te las enseñe?" -

- "Creo que mejor no..." - dijo Sota asustado mientras pensaba - 'Especialmente después de que casi destruyó un avión con esa onda de energía' -

- "Ah, bueno... Como quieras" - dijo Inuyasha decepcionado mientras dejaba su espada en el piso de nuevo y volvía a concentrarse en el juego.

Un rato después, Kagome despertó de su siesta y se levantó desperezándose.

- "Ah, ¡qué bien dormí!" – dijo con una voz alegre. Miró hacia la puerta de su habitación y recordó un poco preocupada que Inuyasha aún estaba en la casa - "¿Que estará haciendo Inuyasha ahora?" -

Pensando que podría estar causando alguna clase de desastre, bajó a mirar. Fue un gran alivio para ella el ver que Inuyasha estaba jugando videojuegos entusiasmadamente con Souta en la sala de estar.

- "¿Eh? ¿Todo este rato se la han pasado jugando videojuegos?" - les preguntó asombrada cuando los vio.

- "¡Así es, Onee-san! ¡Inuyasha aprende muy rápido!" - comentó Souta sonriendo.

- "¡Sí! ¡Nunca me había divertido tanto, excepto cuando destruyo a un monstruo realmente!" - dijo Inuyasha mientras se enfocaba en derrotar a otro oponente.

- "Y pensar que estuvieran haciendo esto mientras yo descansaba…" - dijo Kagome mientras suspiraba de alivio. Empezó a reírse suavemente cuando cayó en la cuenta de cuan bien le sentaba esto a Inuyasha.

- "¿De qué te ríes ahora, Kagome?" – dijo Inuyasha mientras pausaba el juego para mirarla.

- "No es nada. No me hagas caso" – dijo Kagome con una sonrisa traviesa. Antes de que pudieran hacer algo más, escucharon el sonido de la puerta principal abriéndose y cerrándose.

- "¡Ah, debe ser mamá!" – dijo Kagome. Y de hecho…

- "¡Kagome! ¿Puedes venir un momento, linda?" - la llamó su madre.

- "¡Ya voy!" - dijo Kagome mientras salía corriendo hacia el recibidor.

- "¿Has pasado un buen rato, dulzura?" – preguntó su madre mientras le acariciaba la cabeza a su hija cuando estuvieron frente a frente de nuevo.

- "¡Mamá! ¡No me trates como a una niña!" – dijo Kagome haciendo pucheros.

- "Lo siento, no pude evitarlo" – dijo su madre riendo un poco – "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi así, después de todo" –

- "Pero es tan embarazoso…" –dijo Kagome sonrojándose.

- "Vamos, no le des tanta importancia. Y bueno, te he traído algo de ropa nueva" – dijo mientras sacaba una bolsa de entre las muchas que estaba llevando y se la daba a Kagome – "Como dije antes, probablemente obtendrías algo de atención no deseada si fueras por ahí vistiendo ese kosode, por no decir que parece que le hace falta que lo limpien" -

Kagome tomó la bolsa y la abrió para ver sus nuevas ropas: era una blusa azul claro adornada con un broche de esmeralda, el cual sujetaba un chal amarillo claro, una falda blanca y dos pares de calzado: sandalias modernas y zouri similar a las que se usaban hace 500 años, los cuales también llevaban tabi.

- "Espero que te gusten" - le dijo su madre mientras le sonreía.

- "¡Me gustan y mucho! ¡Gracias, mamá!" – le dijo Kagome mientras la abrazaba.

- "Ni lo menciones, hija. ¿Y no deberías ir a darte un baño? Te arreglaré la ropa mientras tanto" - le sugirió su madre.

- "¡Sí!" - luego se fijó en el calzado - "Oh; ¿y para qué son las sandalias y las zouri?" -

- "Las sandalias son para que las uses aquí y las zouri son para que las uses cuando vuelvas a la época antigua. No tienes ninguna otra pieza de calzado que te quede en estos momentos, ¿verdad?" – dijo su madre sonriendo – "Me imaginé que así era por como estabas cuando tú e Inuyasha regresaron hoy" –

- "Er… Sí… ¡Pero igual muchas gracias! ¡Eso hará las cosas mucho más fáciles cuando regrese allá!" – dijo Kagome sonriendo. Ella entonces pellizcó una pequeña parte de la tela del kosode – "Oh, por cierto, mamá… ¿Podrías lavarme el kosode, por favor?" -

- "Te hará falta para cuando vuelvas a la época antigua, ¿verdad?" - le preguntó su madre.

- "Sí… Y quiero cuidarlo tanto como pueda… Ya que Kaede-obaasan me lo dio…" - dijo Kagome algo avergonzada.

- "Está bien, te lo lavaré mientras estás en el baño" - asintió su madre.

- "Muy bien. ¡Gracias!" - dijo mientras tomaba su nueva ropa y salía corriendo de vuelta hacia su cuarto.

Después de que terminó de bañarse, Kagome salió de su habitación llevando su ropa nueva. También se había dejado el cabello suelto, como antes.

- "Esa ropa se te ve muy bien, hija" - comentó su madre.

- "¡Gracias, mamá!" - respondió Kagome.

- "No te preocupes. Vas a salir a pasear, ¿verdad?" - le preguntó su madre.

- "Sí, necesito despejar mi mente de algunas cosas" - dijo Kagome mientras ponía sus manos detrás de su cabeza y miraba hacia el techo.

- "¿Y por qué no llevas a tu amigo?" - le sugirió su madre.

- "¿Te refieres a Inuyasha?" - preguntó Kagome para luego bajar su mirada hacia el piso, dubitativa - "No estoy segura de sí deba…"

- "Pero creo que el disfrutaría de un paseo también; y más aún si está contigo" - le dijo su madre.

- "Está bien, lo llevaré conmigo" - dijo Kagome después de un suspiro de resignación.

Después de un rato en el cual Kagome tuvo que batallar con Inuyasha para despegarlo del televisor, estaban en el recibidor listos para salir a pasear.

- "Souta... ¿estás seguro de que no quieres venir?" - le preguntó Kagome.

- "Lo siento, no puedo hoy. Tengo práctica de fútbol en la escuela" - le respondió Souta con amargura.

- "Ah, bueno... ¡Entonces nos vemos después!" - dijo mientras salía de la casa con Inuyasha tras ella.

- "¡Cuídense mucho!" - les dijo la madre de Kagome.

Antes de que empezaran a bajar las escaleras hacia la ciudad, Kagome le puso a Inuyasha una gorra para cubrir sus orejas, como ya era costumbre.

- "Inuyasha, sólo aclaremos que sí vemos a alguien que nos conozca, finjamos que somos otras personas, ¿de acuerdo?" – le dijo Kagome muy ansiosa mientras lo ayudaba a ponerse la gorra.

- "Si, pero, ¿por qué?" - preguntó Inuyasha extrañado.

- "Porque si alguien se entera de que somos nosotros, ¡se armará un gran alboroto!" - exclamó Kagome.

- "Sí, está bien. No entiendo porque te preocupas tanto" - le dijo Inuyasha molesto.

Caminaron por la ciudad por un buen rato mientras veían las vitrinas de las tiendas a cada rato, aunque Kagome tuvo que halar a Inuyasha para alejarlo de algunas de ellas porque se quedaba hipnotizado viendo las jugueterías y tiendas de electrónica por todas las cosas brillantes exhibidas en ellas. Lo mismo pasaba con Kagome cuando pasaban en frente de librerías y tiendas de ropa.
Sin embargo, llegó un punto en que vieron a las amigas de Kagome a lo lejos durante su pequeña caminata.

- "¡Ay, no!" - dijo Kagome en cuanto las vio acercarse - "¡Si se enteran de que soy yo, no quiero imaginarme de que podría ocurrir!" -

- "¡Pues piensa en algo!" - le dijo Inuyasha.

- "¿¡Y que crees que trato de hacer!?" - le replicó dividida entre el enojo y el pánico.

- "¡Hola!" - dijo la voz de Ayumi detrás de ellos.

Kagome se volteó lentamente; muy asustada.

- "Ho... hola…" -

Las caras de las tres chicas la miraron algo sorprendidas; y se pusieron a examinarle el rostro meticulosamente con la mirada. Kagome soportó todo el escrutinio llena de miedo por lo que podría ocurrir si se enteraban de quien era.

- "Huh? Que extraño… Eres idéntica a nuestra amiga Kagome, pero más pequeña…" - dijo Yuka mientras la miraba.

- "Y ese niño de allí es idéntico a su novio, incluyendo el cabello y la ropa" - señaló Eri mientras miraba a Inuyasha, el cual estaba cruzado de brazos y mirando hacia otra parte.

- 'Cielos, ¿que se supone que haga?' - pensó Kagome, pero luego le vino una idea a la mente - "Es... que... bueno... yo... soy una prima lejana de Kagome-nee" -

- "¿De verdad?" - le preguntó Yuka mirándola con curiosidad.

- "Sí, mi nombre es... - dijo tratando de recordar cual era el nombre por el que le llamaban cuando tenía su memoria sellada - "Miko. Y él es Shintaro, creo que es pariente del novio de mi prima" -

- "¿Qué crees que..." - empezó Inuyasha, pero se calló cuando Kagome le echó una mirada rabiosa que le decía que se mantuviera callado y que le siguiera la corriente.

- "Ah, ya veo. ¿Y vas a estar aquí mucho tiempo, Miko-chan?" - le preguntó Eri.

- "Nah, sólo ayer a visitar a mi prima. Me iré mañana a casa mañana" - le respondió Kagome.

- "¿Y de dónde provienen?" - le preguntó Ayumi

- "Eh... venimos de Kyoto" - le respondió Kagome, ya cansada del interrogatorio.

- "Así que Kyoto. Sí que fue un viaje largo, ¿verdad?" - le preguntó Yuka.

- "Sí, mucho" - afirmó Kagome.

- "¿Y dónde está tu prima? No recuerdo haberla visto desde hace ya cinco días" - le preguntó Yuka algo intrigada.

- "No sé. Dijo que saldría para alguna parte esta mañana, pero que volvería en tres días" - dijo Kagome, pensando que esta situación no podía volverse más rara.

- "Eso esperamos. Íbamos a reunirnos en tres días" - dijo Eri.

- "Bueno, tenemos algunas tareas que hacer, así que nos iremos ahora. Cuídense mucho los dos; ¡y denle mis saludos a Kagome!" – dijo Ayumi mientras ella y las otras dos chicas se despedían de ellos.

- "¡Está bien, lo haré!" – dijo Kagome diciéndoles adiós con la mano, fingiendo alegría. Las chicas continuaron caminando y Kagome e Inuyasha las siguieron con la vista hasta que desaparecieron de su rango de visión. Kagome cayó al piso de rodillas mientras suspiraba.

- "Eso estuvo cerca…" - exclamó Kagome aliviada.

- "¿Por qué tuviste que ponerme un nombre tan ridículo?" - se quejó Inuyasha.

- "¡Porque no tuve tiempo de inventarme ningún otro!" - dijo Kagome enfadada. Puso la cara más amenazante que pudo - "¡Otra queja y ya sabes lo que te espera!" -

- "¡NO!" - gritó Inuyasha ante la sola idea de que le dijeran 'abajo'. Por suerte, Kagome terminó calmándose a los pocos momentos. Le sonrió y le preguntó:

- "¿Quieres que vayamos a comer algo?" -

- "Sí, mientras no sea esa comida que me quema la lengua" - dijo Inuyasha más animado.

- "Como quieras" - dijo Kagome encogiéndose de hombros.

Así que fueron hasta Wacdnalds y compraron una hamburguesa para cada uno. Por desgracia, la falta de modales de Inuyasha estaba resultando muy sospechosa...

- "¡Esto está delicioso!" - dijo mientras se atragantaba con la hamburguesa.

- "¡No comas tan desastrosamente!" - lo reprimió Kagome - "¿No te das cuenta de que nos están observando?" -

Inuyasha apartó la cara de la hamburguesa y fue en ese momento que se dio cuenta de que todos los estaban viendo con asombro. Kagome se sonrojó avergonzada y decidió que era hora de irse.

- "Ven Inuyasha. Vámonos" – dijo mientras se levantaba de la mesa y empezaba a caminar hacia la puerta. Sin embargo, se estrelló con alguien cuando estaba alargando el brazo para abrirla porque volteó la cara por un momento para ver que Inuyasha aún estaba tomándose su tiempo en terminarse los restos de la comida.

- "Oh, perdóname pequeña" - dijo el extraño.

- "No hay problema" - dijo Kagome. Sin embargo, cuando levantó la mirada vio de quien se trataba: era Hojo. Hojo tuvo la misma reacción que sus amigas y se quedó mirándole la cara.

- "¿Huh? ¿Eres tú, Higurashi?" - preguntó él.

Kagome estaba tan asustada que palideció de inmediato: sus amigas eran una cosa, pero Hojo ya era otra.

- "¿A... quién... se refiere usted... joven?" - preguntó deseando que no se diera cuenta de nada.

- "Ah, perdóname. Creo que te confundí con una amiga mía porque te le pareces mucho. Ella se llama Kagome" - dijo Hojo poniendo una mano detrás de su cabeza con una expresión de incomodidad en el rostro.

- "Eh, bueno... yo soy su prima" - dijo Kagome, deseando volver a la normalidad más que nunca.

- "¿Puedes decirme tu nombre?" - le preguntó Hojo.

- "Eh... sí. Me llamo Miko" - le respondió Kagome.

- "Bueno nos vemos después, Miko-chan. ¡Y mándale mis saludos a tu prima!" - le dijo mientras se alejaba e iba hacia la fila para ordenar.

- "¡Sí!" - dijo mientras veía a Hojo alejarse y suspiraba de alivio.

- "¿Ocurre algo, Kagome?" - le preguntó Inuyasha cuando finalmente llegó junto a ella.

- "No, no ocurre nada" - le dijo Kagome sonriendo.

Se pasaron el resto de la tarde continuando con su paseo. Se detuvieron brevemente en el parque; y aunque Inuyasha sugirió que se pusieran a jugar allí por un rato, Kagome pensó que se sentiría incómodo y por eso se rehusó a hacerlo, dejando a Inuyasha suspirando decepcionado. Cuando empezó a atardecer, decidieron volver a casa

- "¡Volvimos!" - anunció Kagome cuando entraron en la casa.

- "Hola, hija. ¿Se divirtieron mucho?" - le preguntó su madre.

- "Sí. Pasaron algunas cosas allá afuera, pero no es nada de qué preocuparse. Así que, ¿qué cenaremos?" - preguntó Kagome.

- "Ya verás" – dijo su madre con una voz juguetona mientras les hacía señas para que vinieran al comedor.

Cuando entraron, se quedaron con la boca abierta, porque la mesa estaba llena de toda clase de comida.

- "¡Vaya, se ve delicioso!" - dijo Kagome con los ojos brillantes. Por su parte, Inuyasha ya tenía la boca hecha agua al ver el festín y olfatear todos los aromas que despedía.

- "¿Les gusta?" - les preguntó la madre de Kagome mientras reía un poco al ver sus caras.

- "Sí; ¡y comenzaré a comer ya!" – dijo Inuyasha mientras se sentaba y se servía un poco de todo. Kagome lo siguió sentándose en el kotatsu y sirviéndose un poco de la comida.

La cena estuvo muy agradable, en especial para Inuyasha, que pocas veces había probado comida tan deliciosa como esa. Después de cenar, todos estaban tan llenos que sólo querían irse a dormir.

- "Me iré a dormir…" - dijo Kagome después de un gran bostezo.

- "Yo igual" - dijo Inuyasha con una cara de sueño enorme mientras se frotaba los ojos - "Estoy agotado" -

- "Está bien. ¿Ya tienen todo preparado para irse mañana?" - inquirió la madre de Kagome.

- "Sí. Quisiera quedarme más, pero debemos buscar una forma de volver a la normalidad" - dijo Kagome.

- "Bueno, aquí tienes" - dijo su madre mientras le entregaba el kosode. Estaba plegado, se veía como nuevo y emitía un agradable aroma - "Lo lavé y planché lo mejor que pude, que creo que lo seguirás usando allá hasta que vuelvas a la normalidad, ¿cierto?" -

- "Sí, mamá" - respondió Kagome mientras tomaba el kosode y lo olía.

- "Que pases buenas noches, linda" - dijo su madre mientras se volteaba para irse a dormir, pero luego se volteó para mirar a Kagome - "Ah, casi lo olvido. También te dejé una pijama sobre tu cama" -

- "¡Gracias mamá! ¡Que tengas buenas noches!" - dijo Kagome sonriendo. Luego se fue a su habitación.

Una vez arriba, Kagome se encerró en su cuarto mientras se cambiaba de ropa; y una vez que terminó, dejó entrar a Inuyasha. La pijama que su madre le había dejado era de color rosa y estaba adornada con estrellas amarillas.

- "Bueno, mañana nos vamos de nuevo" - dijo Kagome después de que ya había apagado las luces y cuando ya estaba metida en su cama.

- "Sí. Con algo de suerte, los demás habrán encontrado una forma de revertir los efectos de esa agua" - dijo Inuyasha mientras se acomodaba al lado de la cama.

- "Eso espero. Dulces sueños, Inuyasha" - le deseó Kagome sonriendo mientras cerraba los ojos.

- "Para ti igual" - dijo Inuyasha; y ambos se quedaron en silencio hasta que se durmieron.

A la mañana siguiente, se pusieron a hacer preparativos para el regreso, incluido el desayuno; y por eso no pudieron partir hasta la tarde. Después de que todo estaba listo, finalmente fueron hasta la caseta del pozo para irse de vuelta a la época antigua.

- "Bueno, ¡ya es hora de irnos!" - dijo Kagome, que ya se había puesto otra vez el kosode y se había peinado otra vez del mismo modo que Sango lo hizo para ella después de que bebió el agua, exceptuando que ahora lo llevaba atado con un moño blanco. Además, ahora cargaba las zouri que su madre le había comprado el día anterior, lo cual representaba una gran mejora comparada con cómo había pasado los días anteriores. Sin embargo, decidió que sería mejor no ponerse también los tabi de momento.

- "¡Entonces no perdamos más el tiempo! ¡Vámonos!" - dijo Inuyasha, ya impaciente por ver que habían averiguado los demás.

- "¿Estarán bien?" - preguntó Souta.

- "No te preocupes, Souta. ¡Ya seremos normales la próxima vez que volvamos!" - le aseguró Kagome para darle ánimos.

- 'Eso es lo que me preocupa. Ya me estaba acostumbrando a la idea de ser el mayor…' - pensó Souta con amargura.

- "Hija, cuídate mucho" - le dijo su madre.

- "Está bien, mamá. No te preocupes" - dijo Kagome mientras se volteaba y entraba al pozo con Inuyasha a su lado cargando su mochila.

- 'Puede que no encontremos una forma de volver a la normalidad. Aun así, haremos lo posible por hallarla' – pensó Kagome animada mientras cruzaban el portal del pozo a través de un gran destello de luz blanca.

{Fin del Capítulo}

{Ending: Every Heart}

viernes, 29 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 3

Capítulo 3:

Los Medallones de la Memoria


{Opening: Owaranai Yume}

El grupo partió temprano en la mañana; y ya era cerca del mediodía cuando estaban caminando por una explanada rocosa mientras hablaban animadamente de los eventos del día anterior.

- "¡Hicieron un buen trabajo ayer!" - les dijo Miroku con una amplia sonrisa.

- "Sí, nunca los habíamos oído cantar; y la verdad lo hacen muy bien" - les comentó Sango, haciendo que Miko e Inuyasha se sonrojaran.

- "Ehh... Gracias. Nunca pensé que lo haría bien." - dijo Miko sonriendo.

- "¡Y no tienen idea de lo asustado que estaba por ello!" - dijo Inuyasha riéndose.

- "O sea que te dio miedo..." - comenzó Shippou a modo de burla, pero se calló en respuesta a una mirada furiosa de Miko. Obviamente aún estaba molesta por lo que hizo a Inuyasha.

- "Shippou... Creo que le debes una disculpa a Inuyasha" - le dijo Miko en tono de reproche. Inicialmente se iba rehusar a hacerlo, pero al ver como lo estaba viendo Miko, Shippou decidió tragarse el orgullo y disculparse.

- "Está bien" - dijo rabioso y se volteó hacia Inuyasha - "Disculpameporloquetedijeayer"

Inuyasha no entendió nada de lo que le dijo.

- "¿Qué fue todo eso?" - le preguntó con una cara de confusión.

- "Urgh... ¡Quise decir que me perdones por lo que dije ayer!" - dijo Shippou molesto.

Al principio pareció que le iba a pegar, pero Inuyasha simplemente le puso una mano en la cabeza suavemente; y le dijo:

- "Muy bien, te perdono" -

- '¡Uf! Estuvo cerca...' - pensó Shippou con alivio.

- "Bueno, ya dejen de jugar, que tenemos que concentrarnos en encontrar esos medallones" - los reprimió Sango al ver como se estaban quedando atrás.

Después de otro rato de caminata, durante el cual los niños habían estado hablando entre sí animadamente…

- "¡Miren, hay una aldea allá enfrente!" - dijo Shippou, poniendo fin a la conversación sobre juegos que habían estado teniendo.

- "¡Es verdad!" - dijo Miko emocionada, que no recordaba haber visto jamás otra aldea aparte de la de Kaede.

- "¿Creen que deberíamos parar a descansar?" - les preguntó Miroku mientras evaluaba sus condiciones actuales. Miko, Shippou e Inuyasha se veían un poco cansados, pero aun así estaban emocionados de continuar viajando. Sin embargo, se escuchó el sonido de varios estómagos rugiendo en ese instante.

- "Sí, no creo que debamos continuar sin recuperar fuerzas" - respondió Sango mientras reía al haber escuchado eso.

Y así continuaron su caminata.

Cuando por fin llegaron a la aldea, la bienvenida que les dieron fue de todo menos calurosa...

- "Miren ese grupo de viajeros allá. Es muy extraño" -

- "Sí… Van un monje, una mujer, una niña, una especie de zorro y un niño monstruo" -

Aunque continuaron caminando sin prestarle mucha atención a lo que decían sobre ellos, este último comentario hizo que Inuyasha se enfureciera:

- "¿¡A quién llaman monstruo!?" – gritó enfurecido. Como se había acostumbrado a que sus amigos y los habitantes de la aldea de Kaede lo tratasen como parte de ellos, esto terminó volviéndose un desagradable recordatorio de la vida que tenía antes de despertar en la cabaña, o mejor dicho, de los horrores por los que pasó durante su verdadera infancia.

- "Ya cálmate, Inuyasha, no querrás que nos echen de la aldea cuando apenas hemos llegado" - le dijo Miroku severamente.

- "Sí, lo siento, Houshi-sama" - le contestó Inuyasha mientras miraba al suelo con arrepentimiento.

- 'Extrañaré mucho este tipo de trato' – pensó Miroku con tristeza. Se detuvo por un momento y les señaló a los demás una cabaña con una ventana que parecía más bien una mesa plegable, sobre la cual una joven estaba sirviendo varios tipos de comida: onigiri, manju, pescado y otros - "Bueno, allí hay un lugar donde podemos detenernos a comer" -

Como tenían hambre, decidieron parar para comer. Miroku usó el dinero que había ganado con sus falsos exorcismos para pagar la comida para todos; y así todos comenzaron a comer a su propio ritmo, lo cual hizo felices a los niños, lo cual a cambio hizo sonreír a Sango. Pero mientras todos estaban almorzando, un grupo de niños se acercó a verlos, todos los cuales vestían kosode y algunos llevaban además hakama, los cuales eran de colores apagados y algunos incluso estaban remendados y parchados...

- "Hola, ¡no sabía que niñas tan bonitas como tú se aventuraban por estos parajes tan peligrosos!" - le dijo uno de los niños a Miko en tono de burla.

- 'Que desagradable...' - pensó Miko irritada. Le arrojó una mirada de repugnancia para luego voltearse y seguir comiendo su onigiri con calma. Inuyasha sintió que algo no estaba bien y decidió hacer algo al respecto:

- "¡Oye, No molestes a Miko!" - le dijo Inuyasha al niño con rabio. El niño no hizo más que reírse un su cara.

- "¡Uy, qué miedo! ¡Un monstruo! ¿Qué harás? ¿Matarnos del miedo?" - dijo otro niño provocando a Inuyasha.

- "Desgra..." - empezó Inuyasha pero Sango lo interrumpió para evitar que las cosas se pusieran feas.

- "No les hagas caso, sólo son unos tontos" - le dijo en susurros mientras le tomaba de los hombros con una mirada muy seria.

- "Sí, Sango-nee" - dijo Inuyasha algo avergonzado.

- "Es cierto, Inuyasha," - dijo Miko cerrando los ojos en una expresión calmada mientras continuaba almorzando. Ya había terminado su onigiri y ahora estaba tomando algo del pescado que tenía enfrente con los ohashi - "No tenemos por qué escuchar a un grupo de idiotas como ellos" -

- "¿¡Cómo te atreves a llamarnos idiotas!?" - dijeron los dos niños a la vez al escuchar lo que Miko pensaba de ellos - "¡Ya verás!" -

- "¡Esperen!" - dijo Sango poniéndose entre Inuyasha, Miko y los dos niños - "¡Sí quieren pelear con ellos, tendrán que pelear conmigo primero!" -

- "¿Una mujer?" - dijo el primer niño en un tono incrédulo, haciendo que Sango se enfureciera.

- "¿Ah, sí? Ya veremos eso..." - dijo mientras se tronaba los nudillos. Los golpeó a ambos en la cabeza.

- "¿Quieren más?" - les preguntó mientras se preparaba para repetirles el trato, pero los dos niños simplemente se asustaron y salieron corriendo mientras gritaban.

- "Gracias, Sango-nee," – dijo Inuyasha sonriendo, pero su cara cambió a una expresión sorprendida porque la conducta de Sango le resultaba algo rara – "Pero... ¿Por qué nos protegiste de esa forma?" -

- "Es que tengo un hermano menor llamado Kohaku," – ella explicó mientras sentaba a su lado de nuevo y sonreía de modo meláncolico. Miroku estaba sentado un poco más allá y estaba hablando con la dueña de la cabaña sobre algo, mientras que Shippou se había levantado para ir a ver la aldead – "Él es un poco mayor que ustedes dos; y casi siempre tuve que protegerlo para que no le pasara nada" -

- "¿Y dónde está el ahora?" - le preguntó Miko llena de curiosidad – "Si lo cuidabas tanto, ¿por qué no está contigo?" –

- "Se los diré a su tiempo, ¿de acuerdo?" - les dijo Sango en tono cortante, lo cual hizo que su sonrisa cambiase brevemente a una mirada seria. Miko se dio cuenta de que era un tema delicado y decidió no insistir.

- "De acuerdo" – asintió ella. Luego se volteó: allí vio lo que Shippou estaba haciendo, lo cual la hizo reír - "¡Vaya, parece que Shippou se está divirtiendo mucho!" -

Lo dijo porque Shippou estaba rodeado por un grupo de niñas, todas vestidas en kosode de colores claros y adornados con toda clase de patrones, las cuales decían que él era la cosa más linda del mundo y querían acariciarlo y tocarlo como si fuese algún tipo de peluche. Él lo estaba disfrutando mucho.

- "Aahh... No me quiero ir de aquí..." - musitó mientras suspiraba de felicidad.

De repente, Miroku se levantó de su asiento, lo cual sorprendió a todos.

- "Sí, gracias" - se inclinó ante la dueña de la cabaña para luego girarse hacia el resto del grupo - "Bueno, ya es hora de irnos" -

- "¿No podemos quedarnos un rato más?" - dijo Shippou un tanto decepcionado.

- "No" - dijo Miroku de forma cortante. Luego procedió a explicarles a los demás lo que había escuchado de la dueña de la cabaña - "Bueno, según la información que pude obtener, la cueva se encuentra en una montaña cercana, pero está custodiada por un monstruo" -

- "¡No importa! ¡Lo haré trizas con mi espada!" - exclamó Inuyasha emocionado, haciendo que todos lo miraran.

- 'Cada vez se parece más a sí mismo' - pensó Miroku con una sonrisa irónica.

Dejaron la cabaña y prosiguieron su camino. Primero se detuvieron brevemente para que Sango pudiera cambiarse de ropa y se pusiera su traje de batalla; y en cuanto estuvieron listos, empezaron a transitar el camino que los llevaría a la montaña afuera de la aldea. Pero tan pronto como llegaron, Inuyasha se quedó inmóvil y empezó a olfatear los alrededores.

- "¿Huh? ¿Te ocurre algo, Inuyasha?" - le preguntó Miko extrañada acerca de lo que hacía.

- "Huelo a un monstruo; ¡y está muy cerca de aquí!" - exclamó Inuyasha, haciendo que todos se pusieran en alerta.

- "Es cierto, ¡yo también percibo su aura demoníaca!" - dijo Miroku, que ya estaba mirando en todas direcciones en busca de signos de la criatura.

- "¡Entonces será mejor que nos preparemos para pelear!" - dijo Sango mientras ponía una mano sobre su Hiraikotsu.

Un momento después, salió de la montaña salió un enorme monstruo con aspecto de una mantis gigante con una máscara en la frente.

- "¡Por lo visto ahora si tendré una deliciosa cena!" - exclamó la horrenda criatura cuando vio al grupo.

- "¡En tus sueños, feo! ¡Kaze no Kizu!" - dijo mientras le arrojaba una onda de energía, pero a pesar de que le hizo un gran daño, el monstruo se regeneró casi de inmediato.

- "¡No puedo creer que un niño iluso como tú piense que va derrotarme!" - exclamó el monstruo burlándose de él.

Miko estaba asustada cuando vio al monstruo, pero estaba determinada a servirle de ayuda a los demás durante la batalla; y no iba a empezar por rendirse ante el miedo.

- "¡Si no lo hace él, lo haré yo!" - le gritó al monstruo decidida mientras le arrojaba una Flecha Purificadora, pero el monstruo se regeneró de nuevo.

- "Tontos, ¿no se dan cuenta de que soy inmortal? ¡No hay youkai o miko que pueda siquiera hacerme un rasguño; y menos aún si son niñatos como ustedes!" - gritó el monstruo burlándose ante los intentos de Miko e Inuyasha de hacerle daño.

- "¡Ya veremos eso! ¡Hiraikotsu!" - gritó Sango y le arrojó su bumerang, cortándole una de sus tenazas, pero el monstruo la regeneró. Luego trató de abalanzarse sobre ellos, de modo que Sango tuvo que ponerse delante de Miko e Inuyasha para protegerlos y repeler el ataque con su Hiraikotsu. Miko e Inuyasha trataron de atacarlo usando sus flechas y a Tessaiga, pero no significó mucho debido a que el monstruo deshacía todo el daño que le causaban.

- "¡Muy bien, ya fue suficiente de juegos! ¡Acabaré esto ahora!" - dijo Miroku ya harto. Espero a que los demás se hubiesen apartado del monstruo; y en cuanto lo hicieron, removió el rosario que llevaba en su mano derecha y la abrió por completo - "¡Kazaana!" -

- "¿¡Qué demonios está haciendo éste monje!? ¡Aaaaahhh!"- gritó el monstruo mientras era absorbido por el agujero; y Miroku lo cerró inmediatamente después al cerrar su mano y enrollar el rosario alrededor de ella de nuevo.

- "Bueno, no fue muy difícil" - dijo Miroku poniendo una sonrisa tonta.

- "¿¡Que no fue difícil!?" - le gritaron los demás enojados. No habían resultado heridos gracias al bloqueo de Sango, pero aun así habían quedado exhaustos debido a todos los ataques que habían tenido que esquivar.

- "Perdonen chicos, pero si me hubieran dejado usar el agujero desde el comienzo, no tendrían que haber pasado por todos esos problemas" - dijo agitando la mano como si estuviera espantando a los mosquitos; y los demás sólo suspiraron exasperados en respuesta a eso.

Luego siguieron su camino por la montaña; y durante ese tiempo no ocurrió nada digno de mención, hasta que...

- "Ustedes son viajeros, ¿verdad?" - les preguntó un anciano que llevaba un kosode y hakama grises. El kosode estaba decorado con cuadros verdes y el anciano tenía solo manojo de cabello gris atado hacia arriba. Se acercó a ellos en cuanto los vio.

- "Sí, así es señor" - le respondió Miroku – "Nuestro negocio es la cacería de youkai y la purificación de presencias malignas" –

- "¿De qué habla Houshi-sama?" – preguntó Miko a Sango confundida.

- "Sí, no hacemos nada de eso" – dijo Inuyasha cruzando los brazos mientras su cara adoptaba una expresión neutra – "Se supone que estamos buscando como devolverle la memoria a Miko, ¿verdad?" –

- "No le den importancia" – susurró Sango – "Solo síganle la corriente" -

- "En ese caso, necesito un favor de ustedes. ¿Saben sobre la cueva que se encuentra en las cercanías?" - les preguntó el anciano en un tono lastimero.

- "Sí, de hecho, nos dirigimos hacia ese lugar en este momento" - le respondió Sango mientras intuía de qué se trataba el favor.

- "Bueno al lado de ese lugar se encontraba un templo, pero unos monstruos lo han contaminado" - dijo el anciano con una angustia que se hacía evidente en su voz. Esto confirmó las sospechas de Sango.

- "Y usted necesita que los eliminemos, ¿cierto?" - le preguntó Miroku amablemente.

- "Sí, pues allí se encuentra una reliquia muy importante para nuestra aldea, un cristal que atrae la suerte; y cada año lo dejamos purificando allí" - explicó el anciano.

Sango, Mirok y Shippou se apiñaron y empezaron a susurrar acerca de cuán sospechosa sonaba esta situación. Miko e Inuyasha también escuchaban lo que decían, sin entender realmente a que se referían.

- "No sé ustedes, pero eso suena como un fragmento de la Perla de Shikon" - les susurró Sango a los demás.

- "Sí, pero eso es imposible: Kouga tiene dos fragmentos, Kohaku tiene uno, nosotros tenemos otro y Naraku tiene el resto de la Perla" - le recordó Miroku.

- "¿Me harían ese favor?" - les preguntó el anciano, lo cual puso final a su cháchara.

- "Ehh... Sí, claro señor" - le dijo Miroku riendo nerviosamente.

- "Se los agradezco mucho" - dijo el anciano. Se inclinó ante ellos y prosiguió su camino de vuelta a la aldea.

- 'Esos nombres me suenan familiares... ¿Los habré escuchado antes?' - pensó Miko confundida mientras continuaban su camino.

Poco tiempo después, llegaron a la entrada de una cueva; y justo al lado se encontraba un templo, el cual estaba construido en piedra, exceptuando por el techo, el cual estaba hecho de tejas verdes de acuerdo al estilo empleado en esos tiempos. A pesar de que estaba muy deteriorado, todavía conservaba vestigios de que había pasado por mejores épocas. Sin embargo, se podía sentir una terrible presencia desde el interior...

- "Hmm, sí que tiene una presencia maligna muy fuerte" – dijo Miroku mientras blandía su shakujou con ambas manos – "Debe haber una gran cantidad de monstruos adentro" -

- "Sí, pero nos demoraremos una eternidad si nos ponemos a eliminarlos a todos uno por uno" - dijo Sango pensativamente mientras se hacía una idea de lo que les esperaba adentro.

- "Bueno, déjenmelos a mí. ¡Con el Kaze no Kizu podré destruirlos a todos en un instante!" - exclamó Inuyasha emocionado mientras sacaba su espada.

- "¡O a mí! ¡Con mis flechas podemos eliminarlos fácilmente!" - dijo Miko tan emocionada como él.

- "¡Yo también puedo! ¡Mis técnicas podrían acabar con esos monstruos débiles!" - dijo Shippou mostrando una expresión determinación muy similar a la de Inuyasha.

Sango se paró a pensar por un par de minutos; y al final se le ocurrió una idea:

- "Hmmm... ¡Ya sé!" – dijo mientras daba una palmada y le sonreía a los niños- "¿Por qué no mejor lo hacemos entre todos? ¡Así será más rápido!" -

- "Aunque si uso mi Kazaana..." - empezó a decir Miroku, pero Miko lo interrumpió.

- "¡No es justo, Houshi-sama! ¡Ya usted eliminó a un gran monstruo haciendo eso!" – dijo ella molesta.

- "En parte tiene razón. Además, es probable que haya monstruos venenosos allí dentro" - dijo Sango con una voz calmada. Luego se le ocurrió otra idea - "Sería mejor que revisase la cueva buscase los medallones" -

- "De acuerdo" – dijo Miroku mientras suspiraba resignado.

Así que terminaron dividiéndose: Sango, Miko, Inuyasha y Shippou entraron al templo mientras que Miroku entraba a la cueva.

- "Muy bien, escuchen: esto no es un juego ni un entrenamiento," - les dijo Sango severamente después de que entraron al templo - "Deben luchar con todas sus fuerzas si quieren seguir vivos" -

- "Ya entendimos," - dijo Inuyasha; y luego se giró para encarar a los incontables monstruos que estaban en el templo. Sacó su espada y la transformó mientras los demás se alistaban para la batalla - "¡Bueno monstruos, llegó la hora de desaparecer! ¡Kaze no Kizu!" -

Tan pronto como gritó el nombre de su ataque, lanzó las ondas de energía y desintegró a varios monstruos de una vez, mientras que Miko disparaba una flecha contra varios monstruos que estaban reunidos en un solo punto.

- "¡Allá va!" - tan pronto como la soltó, la flecha se cubrió de un aura azul y desapareció a los monstruos a los que estaba apuntando.

- "¡Hiraikotsu!" - gritó Sango mientras lanzaba su bumerang, el cual cortó a todos los monstruos que se atravesaban en su camino.

- "¡Kitsune-bi!" - dijo Shippou mientras saltaba lanzando flamas azules a su alrededor, quemando a los monstruos que lo rodeaban.

- "¡Aquí va otra flecha!" - dijo Miko, pero esta vez la flecha se cubrió de un aura púrpura y salió disparada con más fuerza, eliminando a más monstruos de los que había eliminado antes.

- "Vaya, ¿que fue eso?" - preguntó Miko impresionada.

- "¡Parece que lograste hacer una Flecha Sagrada! ¡Es una forma más fuerte de las que habías disparado antes!" - le dijo Sango mientras peleaba con un monstruo usando su bumerang.

- "¡Increíble!" - exclamó Miko con alegría.

- "¡Este no es el momento para impresionarse!" - dijo Inuyasha de mal humor; y tenía razón, porque entre más monstruos mataban, más parecían salir.

- "¡Sí, está bien!" - dijo Miko mientras disparaba otra flecha.

Después de un rato comenzaron a cansarse. Inuyasha todavía tenía energía de sobra, pero al ver el estado en que estaban sus amigos...

- 'Rayos, ¿no hay otro ataque mejor que yo pueda hacer?' - pensó furioso consigo mismo, pero entonces, como si respondiera a sus pensamientos, Tessaiga se cubrió de cristal. La miró con miedo - "¿Qu… Qué le ocurre a mi espada…?" -

Sango se quedó con los ojos abiertos cuando vio lo que ocurría con Tessaiga...

- "¡Está activándose la técnica Kongousouha!" - le explicó a Inuyasha - "¡Agita tu espada para usarla!" -

- "¡Bien! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha mientras agitaba su espada, haciendo que una lluvia de diamantes saliera de ella y atravesara a los monstruos. Él estaba feliz al ver su "nuevo" ataque; y encaró a los monstruos que tenía delante.

- "¡Esto es genial! ¡Kongousouha!" - gritó Inuyasha de nuevo, lanzando otro aluvión de diamantes y haciendo trizas a los monstruos que se encontraban en el camino de las lanzas.

Esto renovó los ánimos de los demás, haciendo que recuperaran el empeño en su tarea de exterminar a los monstruos; y Shippou decidió no quedarse detrás de Inuyasha en cuestión de ataques:

- "¡Trompo Gigante!" - dijo mientras enrollaba y lanzaba un pequeño trompo, el cual se agigantó y arrolló a todos los monstruos que estaban enfrente de él.

Así siguieron por un buen rato, con Inuyasha alternando entre el Kongousouha y el Kaze no Kizu; Shippou alternando entre su Kitsune-bi y su Trompo Gigante; Miko disparando ambos tipos de flechas; y Sango peleando usando su Hiraikotsu y su wakizashi, hasta que...

- "¡Parece que ya estamos terminando!" - dijo Inuyasha después de otro Kaze no Kizu. Ya no quedaban muchos monstruos.

- "¡No se confíen! ¡Al parecer hay un monstruo más grande en este lugar!" - les dijo Sango teniendo un mal presentimiento, el cual terminó por cumplirse: un monstruo de aspecto humanoide, pero con la piel verde y escamosa; y el cabello de un verde más oscuro que el de su piel apareció de la nada.

- "¡Humanos, un kitsune y un niño hanyou! ¿Acaso piensan que pueden eliminarme en mi territorio? ¿A mí, Rizaryu-sama?" - rugió el monstruo en cuanto los vio.

- "Que nombre tan raro…" – dijo Shippou mientras lo miraba con desagrado.

- "¡Este lugar no te pertenece!" - le gritó Sango - "¡Ahora sal de aquí!" -

- "Creo que no. Y no podrán derrotarme" - dijo Rizaryu burlándose - "¡Me divertiré con ustedes; y además serán una buena cena!" -

- "¡No lo creo! ¡Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras le lanzaba una onda de energía, pero el ataque fue repelido por una barrera negra transparente que rodeaba al monstruo.

- "¿¡Que rayos!?" - dijo Inuyasha ante la desagradable sorpresa.

- "¡Tiene una barrera!" - exclamó Sango al ver esto - "¡Así no podremos vencerlo!" -

- "¿Entonces qué haremos?" - preguntó Miko desesperada.

- "Ríndanse y terminaré con ustedes rápidamente…" - siseó el monstruo como si quisiera comer de una vez.

- "¡Eso nunca!" - le gritó Sango al monstruo; y luego se volteó hacia Inuyasha - "Inuyasha, tu puedes vencerlo, pero necesitas usar otra técnica con tu espada" -

- "¿Pero cómo?" - le preguntó Inuyasha angustiado - "¡El maestro Totosai no me enseñó más ataques!" -

- "¡Ten más confianza en ti mismo! ¡Tessaiga tiene otros poderes, sólo necesitas despertarlos!" - le dijo Sango para animarlo.

Inuyasha decidió confiar en Sango y se concentró en Tessaiga:

- "Muy bien… Tessaiga, por favor, muéstrame que otras habilidades puedo usar con tu ayuda..." - gracias a la concentración de Inuyasha, Tessaiga cambió a su forma enrojecida, dejándolo estupefacto - "¡Vaya! ¿Y esto para qué sirve?" -

- "¡Te permite arrojar un rayo que rompe las barreras!," - le explicó Sango apresuradamente - "¡Ahora úsalo!" -

- "Bien... ¡Allá va!" - dijo Inuyasha mientras agitaba su espada.

- "¿¡Que hacen!?" - preguntó Rizaryu cuando vio lo que hacía Inuyasha.

Enseguida, Tessaiga arrojó un rayo azul y amarillo, el cual rompió la barrera del mismo modo que un cristal golpeado por una piedra cuando hizo contacto.

- "¡No puede ser! ¡Mi barrera de energía fue destruida! ¡Me las pagarán!" - gritó Rizaryu furioso.

- "¿Y qué harás, engendro del infierno feo?" - le preguntó Inuyasha, burlándose de él.

- "¡Esto!" - dijo mientras lanzaba un rayo de energía púrpura desde su boca. Como el ataque fue tan repentino, no tuvieron tiempo de esquivarlo, así que el rayo los alcanzó e hirió hasta el punto de dejarlos inconscientes. El único que pudo escapársele fue Inuyasha, ya que al ver lo que hacía, saltó encima del monstruo y terminó detrás de él.

- "¡Sango-nee! ¡Shippou! ¡MIKO!" - gritó Inuyasha corriendo hacia sus amigos y tratando de reanimarlos. Al ver que no le respondían, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, luego se volteó hacia el monstruo - "Maldito... ¡PAGARÁS POR ESTO!" -

- "Oh, ¿acaso el bebé se puso a llorar?" - se burló Rizaryu; y después lo miró con una sonrisa malévola - "¡No te preocupes, pronto te unirás a ellos!" -

Dicho esto se puso a cargar energía y disparó un rayo aún más fuerte que el anterior.

- "Maldición, ¿qué haré ahora?" - se preguntó Inuyasha con furia pero luego... - 'Espera un momento...'

En ese instante, las memorias de los sesiones de entrenamiento que tuvo con Totosai dos días antes empezaron a volver a él…

- "Recuerda esto, el Kaze no Kizu no sólo sirve para atacar. También sirve para hacer otra técnica más poderosa, llamada Bakuryuuha. Para ello debes esperar a que el enemigo te lance un ataque de energía y golpear la zona que te parezca más extraña de esa energía con el Kaze no Kizu, lo cual te permitirá vencerlos con su propio poder" - le explicó Totosai con una mirada severa.

- "¡Bien, así lo haré!" - le dijo Inuyasha mientras le sonreía.

- "Eso espero. Ese ataque puede llegar a salvarte la vida" - le dijo Totosai.

Volvió de golpe al presente; y al enfocar su mirada en el rayo, notó algo extraño, tal y como Totosai se lo había dicho:

- '¡Eso es! ¡Veo una parte de ese rayo más oscura que las demás! ¡Ya sé lo que debo hacer!' - pensó Inuyasha mientras se ponía en postura de ataque.

- "¡Este es tu fin, basura! Kaze no Kizu!" - gritó Inuyasha mientras lanzaba una onda de energía. Eso hizo que el Kaze no Kizu se mezclara con la energía del rayo de Rizaryu, formando un gran remolino.

- "¿¡Que le has hecho a mi energía maligna!?" - se horrorizó el monstruo.

- "¡Ahora es uno de mis ataques; y se llama Bakuryuuhaa!" - le gritó Inuyasha con furia.

- "¡Nooo!" - gritó el monstruo mientras fue despedazado por el remolino. Sus restos fueron esparcidos por la estancia y se hicieron polvo a los pocos instantes.

- "¡Lo logré! Pero... los demás..." - musitó Inuyasha mientras caía de rodillas y las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos – "Fue igual que con mamá… No pude hacer nada para salvarlos o protegerlos…" -

Sin embargo, escuchó que aún estaban respirando; y deseando que aún estuvieran vivos, fue a su lado. Cuando se acercó a ellos, comenzaron a moverse y recuperar el conocimiento.

- "¿Están… bien…?" - les preguntó Inuyasha preocupado.

- "¡Sí! ¡Solo estamos un poco lastimados, pero no es nada serio!" - le sonrió Miko. Tenía algunos rasguños y moretones en su cara, brazos y pies, pero no tenía siquiera heridas leves; y aunque su kosode se había ensuciado un poco, no tenía partes rotas ni rasgadas. Lo mismo podía decirse de Sango y Shippou: tenía varios rasguños y moretones; y sus ropas habían sufrido algunos daños, pero del resto estaban ilesos.

- "No sabes lo mucho que me preocuparon… Pensé que habían muerto… Por mi culpa..." - le dijo a Miko mientras la abrazaba y lloraba en su hombro.

- "No te preocupes. Ahora todo estará bien…" - le dijo Miko gentilmente mientras le acariciaba la espalda. Cuando Inuyasha finalmente se calmó, se separaron y él se levantó mientras la miraba con una sonrisa de alegría y alivio.

- "¿Y el monstruo?" - preguntó Sango mirando alrededor.

- "¡Lo derroté usando el Bakuryuuha!" - dijo Inuyasha henchido de orgullo.

- "¿¡Usaste el Bakuryuuha!?" - Sango no creía lo que acababa de oír - "¡Es impresionante que pudieras realizar ese ataque!" -

- "¡Gracias!" - le dijo a Sango. Pero en ese momento, vio a un insecto… un Saimyoshou para ser más precisos - "Sango-nee, ¿qué es ese insecto?" -

- "¿¡Qué insecto!?" - preguntó Sango alarmada volteándose a ver, esperando que no fuese lo que ella pensaba. Pero cuando notó que sus sospechas estaban en lo cierto, el color de su rostro se desvaneció - "¡No!"

Trató de matarlo arrojándole su bumerang, pero el insecto se escapó antes de que el boomerang hubiese podido alcanzarlo. Atrapó el Hiraikotsu en su camino de vuelta.

- "¡Maldición, se escapó!" - dijo furiosa mientras caía de rodillas al piso del templo y lo golpeaba con un puño.

- "¿Qué era eso, Sango-nee?" - preguntó Miko muy alarmada al ver la reacción de Sango.

- "No le den importancia ahora" - les dijo Sango en tono cortante. Sin embargo, estaba aterrorizada - 'Mierda, ahora Naraku sabe sobre esto. Tendremos que tener más cuidado desde ahora…' -

En eso, Miroku entró corriendo al templo llevando algo brillante en su mano derecha.

- "¡Los tengo! ¡Tengo los medallones!" - dijo con alegría mientras les enseñaba un medallón plateado y uno dorado, ambos adornados con varios glifos y sostenidos por un trozo de hilo del mismo color de su medallón respectivo. El medallón dorado llevaba un rubí incrustado en su centro, mientras que el medallón plateado llevaba un zafiro en su lugar.

- "Gracias, Houshi-sama…" - le dijo Sango con una notable falta de entusiasmo; y antes de que Miroku tuviese oportunidad de preguntarle que le pasaba, ella le explicó entre susurros - "Ya Naraku sabe sobre lo que le pasó a Inuyasha y a Kagome. Tenemos que protegerlos más ahora" –

- "¿¡Qué!?" – preguntó Miroku muy alterado – "¿¡Pero cómo!?" –

- "Uno de sus Saimyoushou apareció aquí hace un momento y escapó antes de que hubiese podido matarlo…" – admitió Sango muy enojada consigo misma.

- "Ya veo… Pero no seas tan dura contigo misma… Esto iba a pasar en algún momento" – le dijo Miroku para subirle los ánimos. Sango no parecía muy convencida por esto, pero igual le sonrió en agradecimiento.

- "¡Ah!" – exclamaron Miko e Inuyasha al ver lo que Miroku tenía en la mano.

- "¿Esos son los medallones que estábamos buscando?" – preguntó Miko con emoción.

- "Sí, así es" – dijo Miroku mientras le sonreía amablemente, pero luego se volteó en dirección a Sango con una expresión misteriosa – "Sin embargo, hay algo extraño acerca de esto: no había nadie protegiendo la cueva" -

- "¿Será que el monstruo que acabamos de vencer era el guardián de esa cueva?" - preguntó Sango.

- "Puede ser. Y eso no es todo: noté que había símbolos grabados cerca de donde encontré los medallones; y eran muy similares a los que estaban tallados en las rocas de la cueva de los manantiales. Es posible que estén relacionados de algún modo o…" - Miroku dijo algo, pero nadie pudo oírlo porque en ese momento Shippou gritó: un extraño trozo de vidrio que parecía sacado de un espejo había caído frente a Miko e Inuyasha; y estaba reflejando sus verdaderas figuras.

- "¿Quién… es esa joven?" – preguntó Miko extrañada mientras miraba su reflejo: una muchacha mayor con su misma cara, color de ojos y de pelo, pero llevaba el cabello suelto y vestía un atuendo extraño que ella no recordaba haber visto antes.

- "¿Ese… soy yo?" – preguntó Inuyasha con el mismo tono de voz que Miko al ver su reflejo: él mismo pero con un aspecto más maduro. Al momento siguiente, el trozo de espejo se resquebrajó por sí solo; y Miko e Inuyasha empezaron a temblar incontrolablemente.

- "Qué... ¿Qué me pasa?" - se preguntó Miko mientras caía de rodillas y empezaba a sujetarse la cabeza, como si estuviera sufriendo de una fuerte jaqueca.

- "Ahahahahaha…" - dijo Inuyasha mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y empezaba a reír incontrolablemente.

Sango y Miroku ya estaban al borde del colapso nervioso cuando vieron el estado en que estaban sus amigos; sin poder comprender que les ocurría, hasta que al fin, Miroku cayó en la cuenta de que era...

- "¡No! ¡Como vieron sus verdaderas formas, empezaron a enloquecer!" – gritó alarmado mientras se volteaba en dirección a Sango. Sango inmediatamente tomó el medallón plateado de las manos de Miroku y corrió hacia Miko, mientras Shippou había quedado paralizado por el miedo.

- "¡Rápido! ¡Póngale el medallón a Inuyasha en el cuello! ¡Yo me encargaré de Kagome!" - dijo ella con voz autoritativa mientras hacía todo lo que podía para poner el medallón alrededor del cuello de su amiga.

Con cierta dificultad, se las arreglaron para ponerle los medallones a ambos niños; y cuando ya los tuvieron puestos, ellos dos dejaron de sostenerse la cabeza, dejando sus brazos a la merced de la gravedad, el brillo en los ojos se les desvaneció y se quedaron mirando el espacio por unos instantes, hasta que...

- "Sa... San... Sango..." - musitó Miko con una voz vacía y distante.

- "Miko, ¿te encuentras bien?" - le preguntó Sango angustiada.

El brillo en los ojos de Inuyasha y Miko regresó, ambos dejaron de temblar; y unos segundos después se levantaron para después mirar a su alrededor extrañados.

- "Sango-chan, ¿por qué me dices así?" - le preguntó extrañada- "¡Ya tú sabes que mi nombre es Kagome!" -

- "¡Has recuperado tu memoria!" - dijo Sango llena de felicidad mientras la abrazaba.

- "Un momento..." - dijo Kagome cuando notó que algo raro estaba pasando; y se soltó del agarre de Sango - "¿Que ocurre con mi voz? ¿Por qué me siento distinta? ¿Por qué eres más alta? ¿Y dónde estamos?" -

- "Que raro, me siento como si hubiera dormido por mucho tiempo..." - dijo Inuyasha mirando alrededor con extrañeza - "Esperen… ¿Qué sucede con mi voz? ¿Y por qué me siento tan diferente?" -

Luego miró a Kagome de arriba hacia abajo y se ruborizó de golpe.

- '¿Kagome con ropas de esta era? Se ve linda así, pero parece una niña ahora... Será mejor que haga de cuenta que no me importa' – pensó apresuradamente, pero debido a los nervios, metió la pata muy gravemente - "¿Kagome, que te ocurrió? ¿Por qué te ves tan tonta?" -

Kagome se volteó hacia Inuyasha con una cara de enojo en cuanto escuchó esas palabras…

- "¡Mira quién habla, parece que te hubieras encogido o algo! ¿Y por qué dices que me veo tonta?" – preguntó muy enfadada. Para ver de qué hablaba Inuyasha, fue hasta Sango, sacó un pequeño espejo de la mochila que ella estaba cargando y se miró en él. Sango no pudo hacer mucho para detenerla por lo enfadada que estaba Kagome.

- "¡Aaaah! ¿¡Qué me ocurrió!? ¿¡…Y por qué estoy vestida así?" - gritó Kagome tan pronto como pudo hablar después de la impresión que recibió por su 'pequeño' cambio de apariencia. Inuyasha miró su reflejo.

- "¿¡Qué!? ¡No puede ser, me veo igual que cuando era niño!" - gritó Inuyasha, dejando a Miroku y Sango desconcertados: parecía que no recordaban nada de lo que había pasado desde que bebieron el agua del manantial.

- "¿No recuerdan nada de lo que han hecho los últimos cinco días?" - les preguntó Miroku para averiguar que sucedía.

- "¿Qué quiere decir, Miroku-sama? ¡Lo último que recuerdo antes de esto es que entramos a esa cueva y vi un extraño resplandor rosa! ¡Nada…! ¿Huh?" – respondió Kagome enfurecida, pero se quedó en silencio cuando empezaron a regresarle los recuerdos de esos cinco días: ella e Inuyasha jugando felizmente, sus lecciones con Kaede, cuando estuvo enferma, el festival y la pequeña escena romántica entre ambos - "Esperen... creo recordar algo, pero parece más un sueño que cualquier otra cosa... Me veo practicando varias cosas con Kaede-obaasan, estando enferma, y cantando en un festival y... ¡no puedo decirlo!" -

Dijo eso último porque estuvo a punto de decir sobre que ella e Inuyasha se habían besado; y no soportaba la vergüenza de decirlo en voz alta.

- "Yo igual, pero me veo haciendo otras cosas, como entrenando con el viejo Totosai, buscando ingredientes para una medicina; y..." - se calló por la misma razón que Kagome - "Otras cosas..." -

Sango se acercó a Inuyasha: ya era hora de saber si había logrado decidirse sobre "eso" después de los eventos recientes.

- "Inuyasha, necesito preguntarte algo" – le dijo con gentileza. Dado el tiempo que tenía tratándolos como niños, no podía simplemente dejar esa conducta de lado.

- "¿Qué cosa?" - le preguntó Inuyasha mirándola.

- "¿Quién es la persona más importante para ti ahora?" - le preguntó Sango con el mismo tono de voz amable.

- "¿Por qué preguntas eso, Sango?" - le dijo mientras la cara se le ponía roja lentamente.

- "Es solo que tengo curiosidad por saberlo..." - le respondió Sango mientras reía por lo avergonzado que él estaba.

Inuyasha sólo se limitó a mirar el piso...

- "No sé... No puedo decirlo" - fue todo lo que salió de sus labios, pero lo único que logró fue enfurecer a Kagome con esa respuesta.

- "¿¡Dices eso porque te importa Kikyou más que yo!? ¿¡A pesar de la promesa que nos hicimos bajo las estrellas!?" – gritó ella, que ya del enojo estaba perdiendo el control de sí misma.

- "¡No es eso! ¡Es solo que quiero…! ¿¡Por qué siempre tienes que malinterpretar las cosas!?" - le dijo Inuyasha, que también se estaba enfadando por la inesperada reacción de Kagome.

- "¡No estoy malinterpretando nada!" - le respondió Kagome; y antes de que Inuyasha pudiera replicar - "¡Y cállate! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡ABAJO!" -

Inuyasha quedó enterrado dentro de un gran agujero después de la tanda de "Abajos" que le dijo Kagome.

- "Creo que fue mala idea que le preguntaras eso" - le susurró Miroku a Sango después de un breve suspiro.

- "No pude evitarlo. Quería preguntarle eso en cuanto recuperara su memoria" - le respondió también en susurros con vergüenza.

Después de un rato jadeando de enfado, Kagome se había calmado un poco, pero esa sensación fue reemplazada rápidamente por otra peor: el pánico. Tenía la reunión con sus amigas dentro de unos días; y si la veían en su estado actual, sólo imaginaba una catástrofe como consecuencia.

- "¿¡Y ahora qué hago!?" - preguntó asustada mirando a Sango - "¡No puedo volver a mi época viéndome así!" -

- "Pero deberías ir a ver a tu familia" - le dijo Sango gentilmente para intentar calmarla - "Deben estar muy preocupados por ti…" -

- "Tal vez, ¡Pero mi madre se desmayará si me ve así, en especial si ve como tengo los pies!" - dijo Kagome asustada mientras se los señalaba: los tenía manchados de tierra y lodo.

- "Aún con ese aspecto tan inocente sigues siendo tan cruel como siempre, Kagome" - le dijo Inuyasha desde el agujero. Salió de un salto y aterrizó en frente de Kagome, mirándole con irritación - "Pensaba acompañarte a tu época para que no pasaras por esto sola, pero ¡creo que será mejor olvidarme de eso! ¡Ya no quiero ayudarte por lo que me acabas de hacer!" -

Eso realmente afectó a Kagome: ahora más que nunca necesitaba que Inuyasha estuviera a su lado. Se arrodilló ante él y empezó a disculparse apresuradamente…

- "¡Por favor, discúlpame! Fui una tonta por haber hecho eso, sobre todo después de que te defendí de Shippou cuando perdimos la memoria... ¡Por favor, perdóname!" – esto hizo que todos se le quedaron viendo, porque se estaba comportando exactamente como cuando no tenía sus recuerdos: cuando aún era "Miko". Aun así, esto pareció haber calmado a Inuyasha, ya que sonrió y dijo:

- "Muy bien, está decidido. ¡Te acompañaré!" -

- "¡Gracias, Inuyasha!" - dijo mientras se levantaba y corría para abrazarlo. Sin embargo, ambos se apartaron casi inmediatamente después mientras se sonrojaban.

- "Y así, si ya no tenemos asuntos pendientes en este sitio, deberíamos regresar a la aldea para que puedan llegar hasta el pozo" - dijo Miroku mientras empezaban a caminar hacia la salida del templo.

- "¡Y ustedes dos ni siquiera piensen en quitarse los medallones!" - les dijo Sango severamente a Kagome e Inuyasha - "¡Si se los quitan o los pierden, perderán la memoria de nuevo!" -

- "Bien, bien, de acuerdo" - dijo Kagome molesta. No le gustaba la idea de que la trataran como a una niña solo por su apariencia actual. Y respecto a Inuyasha, solo puso una cara de molestia extrema después de que le dijeron eso.

Se pasaron el resto de la tarde bajando de la montaña y saliendo de la aldea al pie de la misma; y cuando estaban llegando a la aldea de Kaede, ya estaba atardeciendo.

- "Kagome, puede que esto suene estúpido, pero… Tengo la sensación de que nos conocimos antes de que nos encontráramos en el Goshinboku..." - le dijo Inuyasha pensativamente.

- "Inuyasha, yo también siento lo mismo. Pero tal vez sea nada más un efecto de lo que nos acaba de pasar" – dijo Kagome, pensando que esa sensación era sólo otro efecto del agua rejuvenecedora.

- "Bueno, próxima parada, la aldea" - anunció Miroku alegremente, lo cual los sacó a ambos de su ensimismamiento.

- "Sólo espero que usted no regrese a sus viejos hábitos, Houshi-sama" - le dijo Sango mientras le dedicaba una cara de enfado.

- "Ehhh... Sí, Sango..." - dijo Miroku mientras ponía una cara de sinvergüenza.

- "Ya lo veremos…" - musitó Shippou mientras lo miraba con desagrado.

{Fin del Capítulo}


{Ending: Dearest}

jueves, 28 de mayo de 2020

Los Manantiales Misteriosos - Capítulo 2

Capítulo 2:
El Renacimiento de un Amor


(Opening: I Am)

A la mañana siguiente, a Miko e Inuyasha les tocó un día muy atareado. Miko se pasó el día aprendiendo a reconocer y mezclar hierbas medicinales, meditando (y quedándose dormida) y practicando con el arco, mientras que a Inuyasha le dieron varias clases de ejercicios y lecciones de esgrima, a pesar de que aún no podía transformar a Tessaiga a su verdadera forma. Por la noche, sólo pudieron irse a dormir hasta el día siguiente, que continuarían con su entrenamiento.

A la mañana siguiente, ambos estaban practicando con sus armas de nuevo...

- "¡Allá va!" - gritó Miko mientras disparaba una flecha, pero se la flecha se cayó en frente del blanco que estaba usando para practicar. Ella y Kaede estaban en un pequeño prado afuera de la aldea y cerca de un bosque.

- "¡No de nuevo!" – dijo ella muy decepcionada.

- "Debes aprender a sostener y apuntar mejor tus flechas" – suspiró Kaede al ver cuanto le estaba costando entender los fundamentos básicos de la arquería – "La verdad no me importaría tanto si al menos pudieras sacar una Flecha Purificadora..." -

- "Está bien. Lo intentaré otra vez" - dijo mientras se preparaba para lanzar otra flecha. En cuanto la soltó, la flecha se cubrió de un aura azul brillante; haciendo que Miko se cayera al suelo por la impresión, fallando de nuevo.

- "Kaede-obaasan, ¿viste lo que hice?" - preguntó Miko entusiasmada.

- "Si, veo que estás mejorando rápidamente." - la felicitó Kaede mientras la ayudaba a levantarse de nuevo - "Sigue así y te aseguro que lo dominarás en poco tiempo." -

- "¡Sí, gracias!" - lo dijo inclinándose ante ella, luego se preparó para lanzar otra flecha - "Lo intentaré una última vez." -

Disparó otra flecha; y para su sorpresa, ésta vez no sólo se cubrió de un aura azul, sino que también se clavó en el centro del blanco.

- "¡Sí! ¡Al fin lo logré!" - dijo Miko mientras saltaba de felicidad.

- "¡Muy bien, pequeña! ¡Espléndido!" - le dijo Kaede sonriendo mientras le ponía una mano en el hombro - "Ahora puedes ir a jugar, que ya terminamos por hoy." -

- "¡Sí, muchas gracias!" – Miko se inclinó ante ella y se fue corriendo.

Mientras tanto, Inuyasha estaba entrenando con Totosai en un bosque cercano.

- "Recuerda, Tessaiga sólo se transforma si siente que la quieres usar para proteger a alguien" - le decía Totosai a Inuyasha mientras el pequeño hanyou agitaba la espada con fuerza, pero sin obtener resultados.

- "¡Trato de concentrarme en esa idea, pero no lo consigo!" - le replicó frustrado.

- "Muchacho tonto, sólo agita la espada una vez más y veamos lo que haces" - le dijo Totosai con voz cansina.

- "Bien, aquí voy" - y luego agitó la espada, la cual cambió a su verdadera forma.

- "¡Al fin lo logré!" - dijo Inuyasha lleno de felicidad, pero la espada se destransformó de inmediato.

- "¡Argh!" – rugió mientras agitaba la espada con furia. En esta ocasión si se transformó y se quedó en su verdadera forma.

- "¡Por fin lo conseguí!" - dijo Inuyasha, luego empezó a saltar de felicidad, para luego quedarse viendo la magnífica espada que tenía en su mano.

- "¡Vaya, no me esperaba que fuera tan grande, y además, tan ligera!" - mientras la sostenía en alto para examinarla con cuidado.

- 'Vaya que es fuerte, aún como un niño puede cargar la espada en su verdadera forma' - pensó Totosai asustado. Luego, se dirigió a Inuyasha con una sonrisa en el rostro:

- "Je, te felicito, pero no creas que ya has terminado. Ahora practicaremos el Kaze no Kizu" -

- "¿Y cómo lo hago?" - le preguntó Inuyasha extrañado.

- "¿Ves las ondas azules que rodean a la espada?" - le preguntó Totosai para que se fijara en ellas - "Sólo concentra tu energía en la espada mientras te concentras en ellas y agítala" -

- "De acuerdo..." - dijo Inuyasha mientras cerraba los ojos y se concentraba en su espada.

- "¡Kaze no Kizu!" - gritó mientras agitaba la espada con fuerza contra el suelo. Del punto donde hizo contacto se generaron tres ondas de energía, las cuales se dispersaron y destruyeron los árboles con los que estaban practicando.

- "¡No puedo creerlo, lo logré!" - exclamó Inuyasha sorprendido.

- "¡Excelente! ¡Veo que tienes un talento natural para esto! Ahora ve a descansar, que continuaremos mañana" - le dijo Totosai.

- "¡Sí!" - dijo Inuyasha mientras se inclinaba ante él para luego irse corriendo a la aldea.

Inuyasha y a Miko acordaron que se encontrarían frente al río de la aldea y debajo de un árbol en cuanto sus entrenamientos hubiesen terminado. Ya para entonces se habían convertido de nuevo en grandes amigos; y de hecho, podría decirse que incluso se llevaban mejor que antes.

- "¿Cómo te fue practicando con la espada?" - le preguntó Miko después de que se encontraron y se sentaron. Algunos aldeanos pasaron cerca de ellos mientras regresaban de sus labores en los campo y saludaron a ambos niños con una sonrisa, lo cual ellos devolvieron antes de volver a su conversación.

- "¡Me fue muy bien, por fin logré hacer el Kaze no Kizu y transformar a Tessaiga a su verdadera forma!" - le contó Inuyasha emocionado.

- "¡Wow! ¡Felicidades! ¡Has logrado mucho en estos dos días que llevamos entrenando!" – le dijo Miko.

- "¡Sí, gracias!" – dijo Inuyasha radiante de felicidad – "¿Y cómo te fue con Kaede-obaasan?" -

- "Me tocó practicar con el arco; y además de que logré golpear un blanco con una flecha... ¡También logré hacer una Flecha Purificadora!"- le dijo Miko muy feliz, pero luego empezó a toser.

- "¡Bien hecho!" - le dijo Inuyasha sonriendo, pero luego su sonrisa se desvaneció para dar paso a una cara de preocupación cuando vio a Miko tosiendo – "Por cierto, ¿te sientes bien? Estás algo pálida" -

- "Si estoy bien, sólo estoy un poco cansada. - le dijo Miko sonriendo, pero luego volvió a toser.

- "Deberías ir a dormir un poco entonces" - sugirió Inuyasha algo preocupado - "Además, esa tos no parece una buena señal" -

- "Sí, gracias. No te preocupes" - le dijo Miko mientras se ponía en pie y se iba caminando a la cabaña de Kaede. Inuyasha la siguió con la mirada.

Mientras tanto, Miroku y Sango estaban observando la escena desde detrás de un arbusto cercano.

- "Vaya, perdieron sus recuerdos, pero aún no han olvidado lo que sienten el uno por el otro" - dijo Miroku asombrado.

- "Es increíble como el corazón puede guardar los sentimientos más importantes de una persona de esa forma" - dijo Sango impresionada.

- "Sí, Sango..." - dijo Miroku en un tono profundo, aunque lo hizo solo en un intento fallido de ocultar que estaba metiendo la mano donde no debía adrede.

- "¡Aah! ¿¡Cómo se atreve!?" – gritó Sango mientras le propinaba una buena bofetada a Miroku en la cara.

- "Lo siento, Sango" - dijo seriamente. Sin embargo, luego añadió pensativamente - "¿Miko no se veía un poco extraña?" -

Eso pareció calmar a Sango, porque empezó a preocuparse por si Miko se encontraba bien.

- "Ahora que lo dice, Houshi-sama, tiene razón. Inuyasha notó algo raro en ella también" – dijo mientras miraba hacia el suelo por un momento. Luego encaró a Miroku de nuevo – "¿No deberíamos ir a verla?" -

- "Sí, será mejor que la revisemos" - respondió mientras se ponían en camino hacía donde estaba ella.

Pero cuando fueron a ver a Miko la encontraron recostada en su futon, jadeando para respirar; y además...

- "¡Tienes una fiebre muy alta!" - dijo Sango después de que le puso una mano en la frente. Le
colocó un trapo empapado en agua fría en la frente - "¿Por qué no le avisaste a nadie?" -

- "Lo siento, no quería preocuparlos; Houshi-sama, Sango-nee" - se disculpó Miko con una voz muy triste mientras los ojos empezaban a llenársele de lágrimas. Tanto ella como Inuyasha habían tomado la costumbre de llamarla así por como los cuidaba, aún si no estaban emparentados.

- "No importa… Pero asegúrate de decirnos cuando no te sientas bien, ¿de acuerdo?" – dijo Sango para que Miko no se preocupara y suavemente le acarició la cara, lo cual la hizo sonreír aliviada a pesar de que se sentía tan mal. Sango le limpió las lágrimas para luego ir hasta donde Kaede guardaba sus hierbas y empezaba a revolver entre ellas para intentar hallar un modo de ayudarla. Sin embargo, terminó solo suspirando decepcionada – "Parece que no tenemos hierbas medicinales que nos vayan a servir de mucho en este momento…" -

- "Lástima que no podamos... Ya sabes, Sango" - dijo Miroku misteriosamente.

- "¿De qué hablan?" - preguntó Miko extrañada; y luego empezó a toser.

Sango comprendió que se refería a mandar a Miko de vuelta a su época.

- "Sobre nada en especial..." – sentenció Sango molesta para luego clavarle una mirada de rabia a Miroku. Se volteó de nuevo hacia Miko, suspiró y empezó a revisar las medicinas que estaban en la mochila, pero tuvo los mismos resultados que cuando revisó las hierbas - "Bueno, no creo que ninguna de estas medicinas vayan a servirnos para esto. No hay ninguna para el resfriado" -

Y mientras decía esas palabras, llegó Inuyasha corriendo y visiblemente alarmado.

- "¡Inuyasha!" - dijeron Miroku y Sango sorprendidos.

- "¿Dónde... Dónde está Miko?" - preguntó jadeando.

- "Está aquí, parece que tiene un resfriado" - le dijo Miroku en tono grave.

- "Tonta, ¿por qué no me dijiste nada?" - dijo Inuyasha enfurecido cuando vio el estado en el que se encontraba Miko.

- "Perdóname… es que te veías tan feliz… que no quise estropearlo" - dijo entristecida; y empezó a toser de nuevo.

Inuyasha sólo se limitó a suspirar. Trató de calmarse un poco para no alterar más a Miko y dijo entristecido:

- "No importa, sé cómo hacer una medicina para eso gracias a mi madre, pero no creo que pueda conseguir los ingredientes. No podría con los monstruos que habitan en esos lugares yo solo" -

- "Sango debería ir contigo. Como es exterminadora podría ayudarte" - dijo Miroku mientras ponía una cara de sabihondo.

- "Tal vez, Houshi-sama; pero sería mejor que usted vaya con Inuyasha" - le gruñó Sango mientras le dedicaba una cara horrible.

- "¡Dense prisa! ¡Necesito ir a buscarlos rápido o Miko podría ponerse peor!" - dijo Inuyasha ya desesperado mientras veía a Miko postrada en el futon.

- "¡Bien, yo iré contigo!" - dijo Miroku decepcionado - "¡Sango, por favor cuida bien de Miko y de Shippou!" -

- "¡Está bien!" - dijo Sango mientras los observaba salir corriendo de la cabaña.

- "Inuyasha…" – dijo Miko asombrada, pero luego mostró una pequeña sonrisa al ver cuanto se preocupaban por ella. Tosió de nuevo un poco; y luego se recostó de lado para intentar dormir un rato. Sango se quedó vigilándola y preparada para cambiarle el trapo cuando el agua se hubiese calentado.

Por otra parte, Shippou se había quedado escondido detrás de una ventana y estuvo observando todo lo que había pasado adentro.

- '¡Perfecto! ¡Ahora que esos dos no están, es mi oportunidad de ganarme el corazón de Kagome!' - pensó mientras se bajaba de la ventana.

Mientras tanto...

Inuyasha y Miroku estaban batallando contra toda clase de monstruos en muchos lugares mientras buscaban los ingredientes que necesitaban para prepararle la medicina a Miko. Tuvieron que pasar por una playa, un lago en lo profundo de las montañas; entre otros lugares; y fueron montados en Kirara para que les tomase el menor tiempo posible. Inuyasha estaba impresionado por como peleaba Miroku, aunque el también intentó hacerse útil con su Sankontessou y la Tessaiga; aún si no podía recordar bien como pelear. Decidió no utilizar el Kaze no Kizu porque esto habría destruido las vísceras de los monstruos que él necesitaba.

Y en la aldea...

Shippou se había pasado la tarde recogiendo flores de los prados y bosques cercanos para hacerle una corona de flores a Miko, la cual iba de camino a entregársela en ese momento.

- "Espero que a ella le guste este regalo" - se dijo Shippou mientras sacaba una corona de flores blancas y rosadas del bolsillo interior de su kosode y entraba a la cabaña de Kaede.

- "¿Cómo sigue Miko?" – preguntó él alegremente, aunque tratando de aparentar preocupación por ella.

- "Está descansando ahora; y ya la fiebre le bajó un poco, pero no la despiertes hasta que Inuyasha y Houshi-sama regresen, ¿de acuerdo?" - le dijo Sango amablemente mientras le mostraba como Miko estaba durmiendo a pesar del trabajo que le estaba costando para respirar, pero luego su cara de preocupación fue remplazada por una cara de suspicacia cuando vio la corona de flores que Shippou llevaba en sus manos - "¿Y que traes ahí?"

- "¿Qué?" - se percató de lo que Sango estaba viendo y escondió la corona tras la espalda - "¡Uh! ¡Nada! ¡Nada!" -

- "Hmmm... Bueno entonces ve a jugar. Miko necesita descansar para recuperarse" - le dijo Sango repentinamente severa.

- "S-s-sí, S-Sango" - le dijo asustado. Se volteó como para salir de la cabaña, pero en realidad no pudo hacer más que cerrar sus manos en puños y apretar los dientes para luego pensar irritado - '¡Rayos, no pude hacer nada!' -

Y en ese momento, Inuyasha y Miroku entraron corriendo y lo arrollaron. Shippou quedó mareado al lado de uno de los muros de la cabaña.

- "¡Volvimos! ¡Necesito que pongamos a hervir estas cosas!" - dijo Inuyasha mientras le mostraba a Sango los ingredientes de la medicina: había regresado cargando toda clase de vísceras de monstruos en sacos; y algunos cangrejos y peces.

- "¡Sí, está bien! ¡Cálmense!" - dijo Sango sorprendida.

Se dedicaron a la tarea de cortar cada uno de los ingredientes de la medicina en pedazos y los pusieron a hervir durante un rato. Al final, pusieron la infusión resultante en un plato hondo. Así que cuando estuvo lista, Sango miró a Inuyasha con una sonrisa y le pasó el plato con la medicina:

- "Bueno, ve ahora y despiértala para que la beba" –

- "E-esta… bien…" – dijo Inuyasha ruborizándose. Miko parecía haber sentido esto, porque empezó a moverse y abrió levemente los ojos en cuanto él se acercó.

- "Miko, ¿estás despierta?" - le preguntó Inuyasha gentilmente al ver esto.

- "Sí..." - le respondió con una voz que delataba lo mal que se sentía.

- "Que bien. Bueno, ten, bebe esto" - le dijo Inuyasha mientras le pasaba el plato con la mezcla. Miko lo recibió y se sentó en el futon para poder beberlo.

- "¿Qué es?" - le preguntó a Inuyasha extrañada; y luego lo olió - "¡Ugh, huele horrible!" -

- "¡Entre peor huele y sabe, más efectivo es! ¡Sólo bébelo todo y para mañana estarás como nueva!" - le aseguró Inuyasha sonriente.

- "Está bien, si es tan efectivo como dices, trataré de aguantar el mal sabor" - dijo mientras le sonreía a Inuyasha; y se bebió toda la mezcla con la nariz tapada con los dedos. En cuanto terminó, puso inmediatamente una cara de repugnancia

- "¡Puag! ¡Sabe asqueroso!" –

Inuyasha sólo sonrió al ver su cara; y le puso una mano en uno de sus hombros mientras con la otra tomaba el plato y lo ponía en el piso.

- "Bueno, mejor regresa a dormir, que con eso será suficiente para que te cures" - le dijo Inuyasha para darle apoyo y luego se volteó hacia Sango - "Sango-nee, ¿vas a cuidar a Miko esta noche?" -

Sango tuvo una idea en ese momento y le sonrió amablemente a Inuyasha:

- "Inuyasha, ¿por qué no intentas cuidarla tú en está ocasión?" -

Inuyasha se ruborizó y se puso a pensarlo por un rato. Luego, le dijo a Sango con la cara viendo hacia el suelo con algo de pena…

- "Bueno... Creo que no sería mala idea" -

- "Muy bien, entonces te dejaremos a cargo del cuidado de Miko, ¿de acuerdo?" - le dijo Sango.

- "Está bien" - respondió Inuyasha.

Después de que cenaron y se fueron a dormir, Inuyasha se pasó la noche despertándose a cada rato para revisar que Miko estuviera bien. En una de esas veces...

- "Inuyasha, ¿estás despierto?" - le preguntó Miko con cautela mientras se sentaba en el futon.

- "Sí, no podía dormir," - le respondió Inuyasha tratando de asegurarle que no pasaba nada - "¿por qué preguntas?" -

- "Es que..." – Miko se sonrojó y juntó sus manos sobre sus rodillas – "Quería agradecerte que quisieras cuidarme" -

- "¡No te preocupes por eso! ¡Sólo quédate tranquila para que puedas curarte!" - le dijo Inuyasha mientras también se sonrojaba.

- "Sí. Quiero ir afuera y que juguemos juntos mañana de nuevo" - dijo Miko; y ambos volvieron a dormirse.

 A la mañana siguiente, Inuyasha fue el primero en levantarse. Notó que los demás ya habían salido y se quedó vigilando a Miko con preocupación, a pesar de que ahora ella estaba respirando normalmente y tenía una sonrisa en el rostro: parecía estar teniendo un sueño muy agradable. Luego de un rato, ella también despertó...

- "¡Ah, me siento muy bien!" - dijo mientras se levantaba y se estiraba - "¡Gracias, Inuyasha! ¡Tu medicina sí que es muy efectiva!" -

- "Así es, mi madre me enseñó cómo prepararla" - respondió Inuyasha mientras le sonreía.

- "Debe ser una gran persona" - comentó Miko sentándose a su lado. Sin embargo, esto hizo que el rostro de Inuyasha se ensombreciera…

- "Lo era..." -

- "¿Qué… quieres decir?" - le preguntó Miko un tanto desconcertada, pero ya intuyendo de que se trataba.

- "Murió hace varios años..." - le respondió Inuyasha mientras su cara mostraba que quería llorar, pero se estaba conteniendo.

- "¿Huh?" – Miko se espantó, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y de inmediato se arrodilló ante él a modo de disculpa. Esto era lo último que ella hubiese querido ocasionar – "¡Por favor, perdóname! ¡No tenía intenciones de hacerte sentir así!" -

- "No te preocupes... Eso fue hace mucho tiempo..." - dijo Inuyasha con una voz muy leve mientras miraba hacia el piso.

Miko se quedó en silencio junto a él por un rato, tratando de pensar que haría; y a la final le preguntó:

- "Eh... bueno... ¿No quieres que salgamos a jugar?" -

- "¡Claro que sí!" - le respondió Inuyasha alegre de nuevo; y ambos salieron corriendo.

Una vez afuera, se encontraron con Shippou bajo el mismo árbol debajo del cual ellos dos se habían sentado el día anterior.

- "¡Hola, Shippou!" - lo saludó Miko alegremente.

- "Miko... Quisiera entregarte esto..." - le dijo Shippou tímidamente y luego le entregó la corona de flores.

El rostro de Miko se iluminó en cuanto vio la corona, la cual tomó de las manos de Shippou con los dedos temblorosos.

- "¡Es hermosa! ¡Gracias, Shippou!" - le dijo para luego ponerse la corona en la cabeza.

- "¡Se te ve muy bien!" - le dijo Shippou.

- "¡Gracias!" - le dijo Miko con una gran sonrisa. Sin embargo, esto hizo que los celos de Inuyasha explotaran...

- "¡Oye, zorro, no te atrevas a intentar nada con Miko!" - le gritó a Shippou furioso.

Y para empeorar las cosas, esto a cambio hizo que a Shippou se le saliera todo el odio que le tenía a Inuyasha por los golpes que le daba antes...

- "¡Tú no eres nadie para hablarle de esa forma a un youkai de verdad, hanyou insignificante y estúpido!" - le gritó Shippou.

Esto dejó a Miko y a Inuyasha en shock. Sin embargo, fue indudablemente un golpe bajo para Inuyasha, el cual puso una cara extraña, como entre tristeza y furia; y se fue corriendo. Shippou contempló satisfecho lo que había hecho, pero eso le terminó saliendo caro...

- "¡Inuyasha!" - gritó Miko tratando de detenerlo en vano; y luego se volteó furiosa hacia Shippou - "¿¡Cómo pudiste decirle algo como eso!?" -

- "Yo... Este... yo..." - balbuceó Shippou, pues no podía ni hablar de lo asustado que estaba.

Miko estaba tan furiosa que si hubiera sido por culpa de Inuyasha y estuvieran en su condición normal, seguramente le habría dicho 'Abajo' hasta el cansancio.

- "¡Cállate! ¡No escucharé tus excusas; y no quiero verte más en toda mi vida!" - le gritó a Shippou mientras se quitaba la corona de flores y se la arrojaba - "¡Inuyasha, espera!" -

Y se fue corriendo tras Inuyasha, dejando a Shippou impresionado y entristecido.

- "¡Qué... Qué... Aaah!" - empezó a llorar - "¡Arruine otro amor! ¡Primero Mizuki; y ahora Kagome!" -

Luego empezó a golpearse en la cabeza con las dos manos mientras gritaba: - "¡Soy un tonto!"-

Luego salieron de un matorral cercano las manos de Miroku y Sango; atraparon a Shippou y lo halaron para adentro. Cuando Shippou se dio cuenta de lo que estaba pasando, vio que Miroku y Sango lo estaban mirando de forma aterradora.

- "¿Q-q-qué están haciendo?" - les preguntó Shippou asustado.

- "Lo sentimos, Shippou, pero no podemos permitir que interfieras en nuestros planes" - le dijo Sango.

- "Así es, mantente alejado de Kagome y de Inuyasha ó... ya verás" - dijo Miroku mientras le ponía una mueca misteriosa.

- "¿Y que planean hacer?" - les preguntó aterrado.

- "Lo averiguarás esta noche" - le respondió Sango con el mismo tono misterioso de Miroku.
Mientras tanto, Miko seguía corriendo tras Inuyasha, tratando de detenerlo para tranquilizarlo y hablar con él.

- "¡Inuyasha, espérame!" - le gritó Miko desesperada.

- "Por favor... Déjame estar solo..." - le dijo Inuyasha con la voz quebrada.

- "¡No puedo!" - le respondió Miko, que también estaba al borde de las lágrimas - "¡Puede que Shippou sea un tonto, pero nosotros no pensamos así de ti!" -

Y entonces, Inuyasha chocó de frente contra alguien, haciendo que él se cayera para atrás por lo rápido que iba; y lo primero que hizo fue preguntar:

- "¿Quién me golpeó?" -

- "¿Te encuentras bien?" - le preguntó Miko preocupada mientras se detenía a su lado.

- "Así que ustedes son los nuevos, ¿verdad?" - les preguntó la persona con quién Inuyasha había chocado: era una niña un poco más alta que ellos dos, llevaba un kosode amarillo y su cabello era azul oscuro; y lo tenía peinado en forma de una cola. Lo más notorio era que tenía orejas puntiagudas.

- "Hmm... ¿Tú eres?" - le preguntó Miko dubitativa.

- "Soy Asagi, una de los niños que provenimos de la Isla Hourai" - se presentó la niña poniendo su mano sobre su pecho.

- "¡Ah, sí! ¡Kaede-sama nos habló de ustedes!" - exclamó Miko, recordando que Kaede les había comentado sobre ellos durante el entrenamiento de hace dos días: un grupo de niños hanyou que había venido a vivir aquí desde una tierra lejana y que ellos probablemente conocerían pronto.
Por su parte, Inuyasha estaba viendo a Asagi fijamente; y se fijó en sus orejas:

- "¿Y tú también eres... una... una..." - le intentó preguntar porque la voz no le salía.

- "Sí, soy una hanyou. Todos los niños de ese lugar lo somos. Y no pensé que hubiera gente que nos aceptara fuera de la isla" - respondió Asagi alegremente.

- "Había oído hablar antes de ese lugar, ¿no es donde los youkai, humanos y hanyou podían vivir juntos y en paz?" – le preguntó Inuyasha pensativamente.

- "Así era, hasta el día en que unos youkai que se hacían llamar los Shitoushin aparecieron y mataron a todos los que vivían allí, dejando vivos únicamente a los hanyou para usarlos como sacrificio y extraer sus energías. Pronto iba a ser mi turno, pero en el último momento, unos viajeros vinieron, derrotaron a los Shitoushin y nos salvaron. Hemos estado viviendo desde aquí desde entonces" - relató Asagi con orgullo.

- "Ese relato me suena familiar, pero no sé porque razón... si nunca lo había escuchado antes…" - dijo Miko pensativamente, como si fuera que hubiese olvidado algo muy importante.

- "¿Me podrían decir sus nombres, por favor?" - les preguntó Asagi amablemente.

- "Eh, sí disculpa... Mi nombre es Miko" - respondió Miko un poco avergonzada mientras hacía la inclinación.

- "Yo soy Inuyasha" – dijo él inclinándose también.

En cuanto escuchó sus nombres, Asagi comprobó que lo que le dijo Kaede sobre lo que les había pasado a Kagome e Inuyasha era cierto. Ya ella había empezado a tener sospechas cuando vio a Inuyasha por primera vez en su condición actual.

- 'Lo que me dijo Kaede-sama es cierto... Será mejor que piense con cuidado lo que digo' - pensó Asagi; y luego decidió proseguir con lo que iba a decirles, que era la razón por la que los había ido a buscar en primer lugar - "Bueno, ésta noche habrá un festival; y nosotros vamos a cantar una canción tradicional de nuestra isla y bueno... me preguntaba si les gustaría cantar con nosotros" -

Tanto Miko como Inuyasha se quedaron impresionados de que les ofreciera algo así, tanto que no podían creerlo:

- "¿Qué?" -

- "¿Hablas en serio?" -

- "¡Sí! Entonces que me dicen, ¿aceptan?" - les preguntó Asagi de nuevo.

- "¡Pues claro!" - le respondieron ambos con una gran sonrisa.

- "Por cierto, ¿dónde están los demás niños?" - preguntó Miko al notar que Asagi estaba sola.

- "Ellos vienen para acá en este momento" – dijo ella alegremente; y cuando los vio acercarse - "Ah, ¡allá están!" -

Llegaron los otros cinco niños de la isla: Ai, Moegi, Roku, Dai y Shion.

- "¡Onee-chan!" - gritó Ai cuando estuvo cerca de Asagi.

- "Hola, chicos," - los saludó Asagi - "¿ya está todo listo para esta noche?" -

- "Sí, nee-chan" - le respondió Roku; y luego se percató de la presencia de Inuyasha y de Miko - "Ellos dos son..." -

- "Sí, ellos son los nuevos: Inuyasha y Miko. Ellos se van unir a nuestra canción" - le respondió Asagi mientras ellos dos se inclinaban con una sonrisa para presentarse.

- "Es un gusto conocerlos" – dijeron ambos a coro.

- "Jiji, para nosotros también… Inuyasha-oniichan y Ka…" – empezó Ai riéndose, pero al ver como Asagi se asustó detrás de Miko cuando comenzó a decir el nombre, se corrigió a ultimo segundo nerviosamente – "…Umm, Miko-oneechan" –

- "Hmm, ¿qué sucede, Ai-chan?" – le preguntó Miko preocupada al ver esto. Asagi solo suspiró aliviada a sus espaldas.

- "No es nada, es solo que me recuerdas a otra persona" – dijo Ai sonrojándose mientras les sonreía.

- "Es la más pequeña de nosotros, así que hay veces que se confunde un poco" – explicó Moegi mientras sonreía tímidamente.

- "Bueno, no es ningún problema" – dijo Inuyasha mientras le acariciaba la cabeza a Ai. Ella solo sonrió complacida a cambio.

- 'Bueno, al menos ese perrucho necio no podrá seguir golpeándonos' - pensó Dai al ver como se estaban comportando, luego dijo en voz alta - "Bueno, ¿no deberíamos ir a ensayar?" -

- "Sí, sobre todo porque ellos dos deben aprender la letra de la canción" - dijo Moegi refiriéndose a Inuyasha y Miko.

- "¿Creen que lo haremos bien?" - preguntó Shion algo asustado.

- "Vamos, Shion, no seas tan pesimista" - lo animó Asagi poniéndole una mano en el hombro.

- "¡Seguro que lo haremos bien!" - dijo Ai alegremente.

- "¡Entonces, adelante!" - dijo Miko con entusiasmo; y todos empezaron a ponerse en marcha, excepto Inuyasha y por eso ella fue a verlo.

- "¿Te sucede algo?" - le preguntó.

- "Es que es la primera vez que voy a cantar en frente de alguien; y..." - respondió Inuyasha mientras miraba hacia el suelo temblando - "me da un poco de miedo" -

- "No te preocupes, si has podido exterminar monstruos grandes, también podrás cantar una canción" - le dijo Miko mientras lo tomaba de una mano.

Se pusieron en camino; y después de un rato de caminar en silencio, llegaron a donde tendría lugar el acto principal del festival, una tarima de piedra frente a un lago que se encontraba detrás de la aldea.

Miko estaba impresionada porque nunca había visto un lago tan grande en su vida.

- "¡Vaya, que gran lago hay allá abajo!" -

Debido a eso, el collar de Inuyasha brilló y él se cayó con fuerza contra el piso.

- "Ugh, ¿¡que rayos fue eso!?" - dijo Inuyasha enfadado cuando se logró poner en pie.

- "¿Te encuentras bien?" - le preguntó Miko preocupada, mientras ponía sus manos frente a su boca en señal de espanto.

- "Sí, pero sentí que algo en este collar me jaló con fuerza contra el piso cuando dijiste esa palabra" - le respondió desconcertado.

Miko sólo se limitó a devolverle la mirada de desconcierto.

- "¿Que palabra? ¿Quieres decir…Abajo?" – dijo, lo cual hizo que Inuyasha se volviese a caer con fuerza contra el piso.

Miko se aterró por eso.

- "¡Uy! ¡Perdóname, no sabía que el que yo dijera eso te haría daño!" – dijo Miko mientras corría hacia él para ayudarlo a levantarse y le daba un abrazo, ya que se sentía muy culpable.

- "Está bien, no te preocupes. Sólo procura no volver a decirla en frente de mí" - le respondió Inuyasha mientras le devolvía el abrazo.

- "¿Ya dejaron de jugar ustedes dos?" - les preguntó Asagi algo molesta. Ellos dos solo se disculparon por esto avergonzados.

Luego empezaron a ensayar; Asagi, Inuyasha, Miko y Ai eran los cantantes, mientras los demás tocaban instrumentos: Dai tocaba la flauta, Moegi tocaba el arpa y Roku y Shion tocaban cítaras.

Al final del ensayo...

- "Lo estamos haciendo bastante bien, pero... Miko, debes terminar de aprenderte la letra; y tú, Inuyasha, debes subir un poco más la voz para que te escuchemos bien" - les dijo Asagi con severidad.

- "Si, está bien" - respondió Inuyasha, quién todavía tenía un pequeño caso de pánico escénico.

- "Haré lo que pueda" - dijo Miko tratando de memorizarse bien la letra.

Empezaron a ensayar de nuevo; y esta vez lo hicieron mucho mejor, por lo cual, Asagi estaba más que satisfecha.

- "¡Bueno, creo que esta vez sí lo hemos hecho bien! ¡Si lo volvemos a hacer esta noche así, seguro que será todo perfecto!" – dijo alegremente.

- "¡Qué bien!" - dijo Miko aplaudiendo con felicidad.

- "¡Excelente!" - dijo Inuyasha cerrando un puño.

- "Onee-chan, ¿ya terminamos?" - le preguntó Ai a Asagi con una sonrisa.

- "Sí, podemos descansar hasta que sea la hora del gran momento" - le respondió su hermana mientras iba hacia ella y le acariciaba la cabeza.

- "¡Qué bien!" - dijo Miko alegremente. Sin embargo, luego la acometió un pensamiento repentino y se acercó a Asagi - "Oye, Asagi-chan... Quiero preguntarte algo" -

- "¿Qué cosa, Miko-chan?" - inquirió Asagi amablemente.

- "¿Que significa esta canción para ustedes? Es muy hermosa, pero también se oye muy triste, en especial por lo que dice la letra…" - le dijo Miko con preocupación.

Asagi sólo se limitó a quedarse viendo el cielo con una triste sonrisa antes de responderle - "Ésta canción es un rezo; y la letra es un poema muy antiguo de nuestra isla. Significa que nuestros padres se sacrificaban para convertirse en una luz de protección para nosotros" -

- "Ya veo. Lamento mucho si te hice sentir mal con mi pregunta" - dijo Miko mientras se entristecía su rostro.

- "Descuida" – le sonrió Asagi amablemente para mostrarle que no había problema – "De todas maneras nuestra isla ya no existe; y nuestros padres nos seguirán protegiendo sin importar donde estemos" -

Inuyasha había estado escuchando toda la conversación; y decidió hacer algo para animarlos:

- "¿Les parece si vamos a jugar? Tenemos una pelota en casa de Kaede-obaasan" –

Todos los demás respondieron "¡Sí!"; así que fueron a buscar la pelota y se pasaron la tarde jugando, aunque Miko notó que Inuyasha parecía intranquilo por algún motivo. Pero no lo averiguaron sino hasta que cayó la noche...

- "¡Rayos! ¡No quiero salir así!" - dijo Inuyasha después de que anocheció, pues era noche de luna nueva y él ya tenía su apariencia humana.

- "¿Que le ocurrió a tus orejas y a tu cabello?" - le preguntó Miko impresionada. Ésta era la primera vez que veía a Inuyasha en su forma humana y así él parecía una persona completamente diferente. De hecho, no habría sabido que era él si no hubiese visto la transformación con sus propios ojos.

- "Es por la condición de hanyou. Cada cierto tiempo los hanyou perdemos nuestros poderes y nos volvemos humanos normales por un rato" - explicó Asagi con seriedad.

- "¿Y que lo causa en ti, Inuyasha?" - le preguntó Miko con interés.

Inuyasha no quería decirlo, porque no creía que fuera prudente que se supiera su secreto, pero al final decidió decírselos para mostrarle a Miko que confiaba en ella.

- "Las... noches de luna nueva…" -

- "¿¡Y por qué no nos dijiste eso antes!? ¡Podríamos haber buscado una forma de dejar el festival para mañana!" - le dijo Miko enojada porque esto podría echar por tierra todo lo que habían hecho durante la tarde.

- "No quise arruinar todo lo que ustedes habían hecho" - dijo Inuyasha a modo de disculpa.

- "¡No importa eso ahora! ¡Perderemos nuestra oportunidad de cantar si no salimos ya!" - exclamó Asagi alarmada.

- "Ni modo… Tendré que salir así..." - dijo Inuyasha poniéndose en pie avergonzado y molesto.

Mientras tanto, Miroku y Sango estaban conversando en el festival que estaban teniendo en la aldea.

- "¿Cómo cree usted que estarán?" - le preguntó Sango dubitativa.

- "Bueno, estuve escuchándolos ensayar y suenan muy bien" - dijo Miroku mientras le sonreía.

- "¿Quiere decir que es probable que nuestro plan tenga éxito?" - le preguntó Sango emocionada.

- "Sí, primero vayamos a escucharlos y luego veamos lo que ocurre" - dijo Miroku; y ambos se pusieron en camino hasta el punto en donde estaba la tarima. Toda la aldea ya se encontraba reunida en este lugar; y allí se reunieron con Shippou.

- "Ah, ¡me estaba cansando de esperarlos! ¡No podemos disfrutar de esto los tres si no estamos todos!" - les dijo alegremente el kitsune.

- "¿Cómo crees que nos perderíamos el acto estelar de Kagome e Inuyasha?" - le preguntó Miroku mientras se reía.

- "¿Eso significa que esto era su gran plan?" - les preguntó Shippou suspicazmente.

- "Nada de eso, sólo es una parte de nuestro plan" - le dijo Sango misteriosamente.

- "¿¡Qué!? ¿¡Quieren decir que hay más!?" - dijo Shippou asustado.

- "Sí, sólo espera y verás" - le dijo Miroku con un tono de voz que daba a imaginar que lo sabría muy pronto.

- "¡Silencio, que ya comienzan!" – dijo Sango, pero sus ojos se dilataron de la impresión al ver a Inuyasha – "¡Y miren, Inuyasha está en su forma humana!" -

- "¡Es verdad!" - exclamó Shippou con los ojos y la boca abiertos al máximo.

- "Es por la luna nueva de esta noche" - dijo Miroku mientras miraba hacia el cielo - "Me sorprende que haya querido salir en público así" -

- "¡Silencio!" - le dijeron Shippou y Sango, porque ya estaban empezando a sonar los instrumentos; y luego Inuyasha, Miko, Asagi y Ai empezaron a cantar.



(Canción: Tamaokuri no Uta – Fumiko Orikasa)

Mi padre decía que la mano de un demonio existía para protegerme;
Mi madre decía que la mano de un humano existía para criarme;
Al juntar las manos, abrimos la puerta y nos entregamos a las flamas;
Y así nos convertiremos en una luz, para que por favor los protejan...

Cuando terminaron de cantar y los instrumentos dejaron de oírse, toda la multitud les dedicó un gran aplauso.

- "¡Gracias!" - les dijo Asagi a la multitud mientras hacía una inclinación. Luego se volteó hacia Miko e Inuyasha - "Bueno, repetiremos la canción, pero… ¿les importaría ir a esa orilla del lago y quedarse escuchando?" –

Dijo esto último mientras señalaba hacia una orilla ubicada a la izquierda de la tarima.

- "No, pero... ¿Por qué?" - le preguntó Miko extrañada.

- "Ya fue suficiente para ustedes. Prefiero que solamente nos escuchen ahora, ¿de acuerdo?" - les dijo Asagi con una sonrisa.

- "Está bien" - respondió Inuyasha encogiéndose de hombros, mientras Miko solo asentía.

Ambos bajaron de la tarima y fueron a sentarse en el sitio que Asagi les había indicado.

- "¡Sango, ahora!" - le dijo Miroku cuando vio a Miko e Inuyasha yendo hacia la orilla del lago.

- "¡Sí!" - dijo Sango mientras sacaban los binoculares y la antena que les trajo Miko, luego se escondieron en un lugar donde no podían verlos y se quedaron observando y escuchando a Miko e Inuyasha. Shippou se encaramó en el hombro de Sango para saber que estaba pasando.

- "¿Qué te parece? ¿No es un bella canción?" - le preguntó Miko con gentileza.

- "Sí... Y me recuerda mucho a mi madre" - le respondió Inuyasha con melancolía.

- "¿Es por lo de que esos niños son como tú y por lo que decía la letra?" - le preguntó Miko con interés.

- "Sí... Lo que decía sobre qué "Y así nos convertiremos en una luz, para que por favor los protejan"..." - dijo Inuyasha viendo hacia el cielo.

- "Ya veo..." - dijo Miko mirando hacia el suelo. En ese mismo instante los demás dejaron de cantar y tocar, dando a entender que su parte en el festival - "Es una lástima que no durara más" -

- "Sí..." - dijo Inuyasha. Luego Miko miró hacia arriba; y se alegró mucho…

- "¡Mira, el cielo de esta noche está muy hermoso!" – se levantó y señaló hacia el cielo – "¡Está todo lleno de estrellas! ¿Quieres verlas conmigo?" –

Inuyasha no tuvo problemas con esto, así que ambos se recostaron el uno al lado del otro y se pusieron a mirarlas. El cielo estaba repleto de estrellas y se podía ver perfectamente la sombra de la Vía Láctea detrás de ellas.

- "Es muy hermoso... Hace tiempo que no me sentía tan bien" - dijo Inuyasha placenteramente.

- "¿Quieres decir que te sientes bien al hacer esto en mi compañía? Me hace muy... feliz el saberlo…" - dijo Miko mientras se ruborizaba.

- "Me alegra saberlo a mí también…" - dijo Inuyasha mirando al suelo. Miko se recostó sobre su hombro, haciendo que él se sonrojara.

- "¿Quieres que hagamos una promesa?" - le preguntó Miko suavemente.

- "¿Qué clase de promesa?" - le preguntó Inuyasha un tanto impresionado.

- "Que sin importar lo que pase… Sin importar si recupero mi memoria… Quiero que nunca nos separaremos mientras vivamos..." - le explicó Miko mientras miraba al suelo con una sonrisa - "Entonces… ¿Lo prometes?" -

Inuyasha ya estaba tan rojo que parecía un tomate con insolación; y cuando vio la cara de Miko, vio que le sería imposible decirle que no. Además, él también estaba pensando en decirle algo similar: en protegerla por el resto de sus días, sin importar lo que pasase desde ese momento en adelante.

- "Bueno... Sí... Lo prometo. Y también prometo… que te protegeré siempre…" – dijo él mientras la miraba a los ojos.

- "Gracias" - le dijo Miko con una gran sonrisa mientras se ruborizaba y cerraba los ojos. Los dos se separaron un poco y se quedaron acostados sobre la hierba, uno al lado del otro, observando las estrellas, aunque se tomaron de las manos desde ese momento.

Mientras, Sango y Miroku estaban celebrando desde donde estaban ocultos.

- "¡Lo logramos! ¡Se hicieron una promesa!" - exclamó Sango dando un salto de alegría.

- "¡Nuestro plan tuvo éxito! ¡Ahora estamos a mano con ellos!" - dijo Miroku alzando el puño en señal de victoria, como si hubiese ganado una pelea o algo así.

- "¿Así que ese era su brillante plan? ¿Juntarlos de nuevo?" - dijo Shippou con los brazos cruzados, con una actitud de molestia que recordaba más bien a la de Inuyasha a su edad normal.

- "Sí, así es Shippou" - dijo Miroku tranquilamente.

- 'Son unos tontos' - pensó Shippou; y luego se percató de algo que Miroku y Sango no habían notado aún - "¿¡Huh!? ¡Miren! ¡Están perdiéndose de algo!" -

En ese momento se dieron cuenta de que Miko e Inuyasha se habían levantado y se estaban acercando cada vez más. Como solo había un par de binoculares, Sango y Miroku empezaron a pelearse por ver quien vería la escena resultante, así Shippou uso su truco de convertirse en objetos para volverse en un segundo par de binoculares que Sango tomó y uso. Luego, todos contuvieron la respiración cuando vieron lo que pasó a continuación: desde la imagen reflejada en clara superficie del lago, se vio que Inuyasha y Miko se besaron, cubiertos por las mangas del haori de Inuyasha, del mismo modo que Inuyasha y Kikyou lo hicieron hace mucho tiempo...

No es exactamente igual a como sale en la historia, pero se entiende. Creditos a Edy Scotti por esta hermosa ilustracion.


A la mañana siguiente, les tocó un despertar muy agitado, pero con una sorpresa muy agradable...

- "¡Vamos, despierten!" - les dijo Miroku enérgicamente.

- "Uh... ¿Qué ocurre?" - preguntó Miko con cara de sueño.

- "Tengo sueño…" – dijo Inuyasha mientras perezosamente se frotaba los ojos.

- "¡Descubrimos una manera de restaurar sus memorias!" - exclamó Sango alegremente.

Al oír eso, Miko se despertó por completo y se alegró mucho:

- "¿¡En serio!?" – dijo mientras se levantaba de su futon.

- "¡Sí! ¡Un viajero nos contó un rumor sobre una cueva en las montañas al este de la aldea; y sobre que allí se encuentran dos medallones que tienen el poder de regresarle la memoria a quienes la han perdido! ¿Quieren venir a buscarlos con nosotros?" - les preguntó Sango con entusiasmo.

- "¡Sí! ¡Vamos!" - respondieron ambos.

Y empezaron a hacer los preparativos. Inuyasha cargaba a Tessaiga en su funda y atada a su cintura, mientras que Miko cargaba un arco pequeño y un carcaj lleno de flechas en la espalda. Al ver que con su pequeño cuerpo no podría llevar ese peso, Sango decidió cargar la mochila de Miko en su lugar. Antes de partir, fueron a despedirse de Totosai y de Kaede.

- "Bueno, lamento no poderte entrenar más, Miko, pero con las habilidades que tienes ya debería ser suficiente para que puedas defenderte" - le dijo Kaede mientras sonreía para tratar de darle ánimos.

- "Y tú también Inuyasha, con que sólo manejes el Kaze no Kizu ningún monstruo podrá interponerse en tu camino" – le dijo Totosai con seriedad.

- "Ahora, vayan y tengan mucha suerte. Espero que cuando nos volvamos a ver ya hayas recuperado tus recuerdos" - le dijo Kaede a Miko.

- "¡Si, gracias, Kaede-obaasan!" - le dijo Miko alegremente mientras se inclinaba ante ella.

- "Yo también le doy las gracias, Totosai-sensei" - le agradeció Inuyasha mientras se inclinaba ante él.

- "Sí, sí, ahora ve con cuidado" - le dijo Totosai; aunque luego pensó lleno de pesar - 'Lástima que este trato que me da desaparecerá en cuanto vuelva su memoria" -

- "¡Vuelvan pronto!" - les dijo Ai alegremente.

- "¡Cuídense!" - les dijo Asagi para darles.

- "¡Espero que ningún monstruo se los coma!" - les dijo Dai a modo de burla.

- "¡Sí! - se despidió Roku del mismo modo que su hermano.

- "¡Espero que consigan su objetivo!" - les deseó Moegi con una sonrisa.

- "¡Hagan su mejor esfuerzo!" - se despidió Shion animadamente.

- "¡Gracias! ¡Nos vemos después!" - se despidió Miko sonriendo, muy agradecida de que les estuviesen dando tanto apoyo.

- "¡Bueno, entonces, sin importar los peligros y los obstáculos en el camino, vayamos a buscar esos medallones!" – dijo Miroku animadamente cuando se pusieron en camino.

- 'Aunque a mí no me gusta la idea, porque ya Kagome no va querer jugar conmigo e Inuyasha me va a dar de golpes de nuevo' - pensó Shippou con desagrado.

Y partieron en un nuevo viaje en busca de un modo de devolverle la memoria a Miko y a Inuyasha.
{Fin del Episodio}



{Ending: Fukai Mori}